La prisión (9)

Alquilaron mi cuerpo

LA PRISION (9)

Pensaba cuanto había caído en mi vida. Miraba hacia atrás y me veía recibiéndome a mis 23 años de profesora y no podía creer lo que estaba viviendo.

Aparte de mi mente todo y pensé solo en mi presente. Del futuro mejor ni pensar, no existe para mí.

A como se vivía en prisión podía morir faqueada en cualquier momento.

Así que decidí aprovechar cada momento que se me presentara para vivir al máximo. En prisión descubrí cuando me gustaba el sexo, pero ahora era una maniática sexual. Me saco de mis pensamientos Matilde

MATILDE: Leticia, mira Ana y Griselda quiere pasar el rato con vos, corazón

LETICIA: eso lo decides vos, yo no tengo problemas Matilde.

MATILDE: bueno chicas ahí tienen ese bombón

Entre las dos me desnudaron y tiraron al suelo. Respondí cada beso y caricia que me daban. Primero empezó Griselda a darme besos de lengua que respondí. Paso a mis pezones que mordía y estiraba y luego bajo a mi concha. Besaba mi concha a lo largo y abría mis labios vaginales metiendo su lengua a fondo, que me hizo estremecer, mientras su mano apretaba mis tetas y pellizcaba el pezón. Me puso a mil. La aparte la hice acostar en el piso y me tire sobre su concha desesperadamente mientra ofrecía la mía a sus labios carnosos.

Fue apoteótico la forma que terminamos las dos.

Enseguida entro en escena Ana, metiendo su lengua en mi boca. Quise meter mi mano en su concha y tenia un juguete colgando de un arnés.

Leticia: que me quieres hacer puta, cojeme con ese pene. Hazlo

ANA: quiero tu culo no tú concha.

Me di vuelta, me puse en 4 patas ofreciéndoselo.

Paso su lengua, por mi agujero negro, jugando con el. Sentía estremecerme.

LETICIA: dale métemelo hasta el fondo por favor.

Me tomo de las caderas, abrí bien mi culo y enfilo el pene, hacia mi agujero

LETICIA: dale mándalo, no me hagas rogar mas (la provocaba yo)

Lo puso en la entrada, fue metiendo la cabeza dentro de mi culo. Un poco me dolía, pero yo la azuzaba

LETICIA: dale puta, lo espero ansiosa.

Me agarro bien de atrás, apretando con sus manos mis tetas y lo mando a fondo. Pegue un gritito y empecé a moverme al compás de ella. Una de sus manos bajo por delante hasta mi concha y metió sus dedos en ella. Empecé a gozar a lo loca, clavada de atrás y sintiendo sus dedos en mi concha.

Siiiiiiiiii, ahhhhhhhhhhhh, no pares Ana, por favor. Siiiiiiiiiiii me mueroooooooooo

Acabe y ella puso sus dedos en mi boca, para que me chupe mi propio flujo y así lo hice.

LETICIA: la verdad goce con las como loca, con la dos. Hacia mucho no tenía una pija dentro de mí.

vi. que una guardia se acerco a Matilde y le dio un papelito. Lo leyó, asintió con la cabeza y la guardia se fue.

MATILDE: bueno Leticia, hoy vas a pasar la noche a otra celda.

LETICIA: yo quiero dormir acá con vos.

MATILDE: vos vas a dormir donde yo te indique y con quien te diga. Tenemos una buena oferta por tu cuerpo. 5 cartones de cigarrillos. 30 porros y un kilo de yerba mate, que esta escasa acá.

ANA: ahora hay que colocar esa merca.

LETICIA: a quien tengo que visitar

MATILDE: a nuestra amiga OKI, la oriental.

LETICIA: me da miedo esa mina, me parece sádica. Es capaz de cualquier cosa.

MATILDE: debes aguantar lo que sea. Hoy después de cenar te vas con ella, toda la noche y mañana cuando abran las celdas te vienes para acá.

ANA: el pago lo hace después?

MATILDE: no, hoy después de almorzar, lo trae acá. Ahora vamos a bañarnos, desayunar y al patio.

Fuimos las cuatro al baño y estaba OKI

OKI: Matilde decile que es sexo libre

MATILDE: ya lo sabe esta bien entrenada.

OKI.(dirigiéndose a mi) te espero esta noche gatita

Sentí frío con sus palabras y miradas. Le tenia miedo a esa OKI

Nos vestimos y fuimos a desayunar y luego al patio. Caminamos siempre las 4 juntas. A mi Matilde me llevaba del hombro o la cintura. Sonó el timbre y volvimos a la celda.

MATILDE: Leticia ve a dormir porque vas a tener una noche agitada.

LETICIA: esperaba vinieras conmigo

MATILDE: no, no sabes lo que es oki

Pase la tarde durmiendo, realmente estaba cansada. A las ocho Ana me despertó, me vestí y Matilde me perfumo con un perfume francés que no se de donde lo saco, pero era rico.

Fuimos al comedor a cenar, yo trataba de hacer larga esa cena. Estamos charlando hasta que Matilde dándome un beso en los labios

MATILDE: ve con Oki y pórtate bien, así aumentara la clientela.

Me levante y fui al encuentro de OKI, mientras Matilde y las chicas iban a la celda. Oki me recibió con un beso en los labios y comenzamos a caminar a su celda, con tres mujeres más de su grupo. Cuando llegamos las tres fueron a sus camas sin abrir la boca. Quede parada en el medio de la celda con OKI.

OKI: no pude dormir desde que te vi. ayer.

LETICIA: no es para tanto, no soy una actriz o una belleza, solo una reclusa más.

OKI: si pero tienes algo especial, que llama a poseerte.

LETICIA: siempre fui una mina común

OKI: eso crees vos, para los ojos de las demás tienes algo especial. Además eres joven. Que edad tienes?

LETICIA: 34

Se acerco a mí la oriental y comenzó a desabrochar mi uniforme, hasta sacármelo. Quede sola con mi tanga delante de ella, no tenia sujetador. Empezó a tocar mis tetas diciendo lo hermosa que era y con pezones rosados. Me bajo la tanga quedando ante sus ojos, como vine al mundo.

Se desnudo y se acerco hasta abrazarme. Me toco mi concha y me hizo tocar la suya. Tenia tetas más chicas que yo. Metió su hosca mano en mi almeja, mientras su lengua jugaba en mi boca. Yo apretaba sus tetas con mis manos.

De pronto sentí un golpe en la nalga derecha. Desprevenida, me hizo erguir y gritar y tapo mi boca con la suya.

Sentí otro golpe que me hizo tratar de zafarme de ella.

OKI: acostúmbrate

LETICIA: no, no me gusta. Nunca me pegaron.

OKI: ya te va a gustar. Nunca te pegaron? Bien es hora de empezar.

Saco debajo de su cama un pene y sin miramientos lo puso con su mano en mi concha. Más grueso que el de Ana, era áspero, que cada vez que entraba y salía, provocaba en mí una sensación de gozo. Ella en tanto mordía mis pezones, provocando en mi, dolores.

Besaba mi boca y seguía nalgueándome lo que me producía dolor, pero al mismo tiempo al tener ese pene, me producía una sensación de gozo indescriptible.

Mi cuerpo entre el goce de concha y las palmada fuertes en mis nalgas empezó a convulsionarse de tal forma, que acabe como una perra gimiendo por más.

Ella se levando y sentó en borde del camastro abriendo sus piernas. Me tomo del cabello, produciéndome dolor, y condujo mi boca hasta su concha. Empecé a chuparla. Como me tenía agarrada ni siquiera podía sacar mi boca de ella. Seguí así hasta que acabo completamente en mi boca.

Me pego una cachetada que me dio vuelta la cara

OKI: acostúmbrate a no gritar. Ahora vamos a hablar tu yo.

De donde había sacado el pene, saco unas pinzas. Yo miraba incrédula por lo me estaba pasando. Puso una pinza en cada pezón hablándome al oído

OKI: dentro de poco vas a ser mi hembra definitiva.

LETICIA: ya tengo macho con Matilde.

OKI: esa es de segunda con dos taradas. Por las buenas o las malas vas a ser mía.

Te conviene ver, escuchar y callar. Ni comentar nada con esas. Solo a mi responderás. Hablare con Matilde, para que te venda. Si es inteligente te venderá, sino un día tendrá un accidente.

LETICIA: no quiero saber nada de muertes. Ya tuve una condena sin arte ni parte.

OKI: tú callas y obedeces (mientras tiro de mi pelo para atrás.)

LETICIA: esta bien, no me hagas daños, por favor.

OKI: todo lo que yo te haga, a larga te producirá gozo.

LETICIA: me duelen los muslos por tus golpes.

OKI: ya te acostumbraras. Si te portas bien no tendrás castigos, sino ya sabes, hoy te llevas una muestra. Ya abren las puertas, vete con Matilde y ya sabes silencio absoluto sobre lo que hablamos.

LETICIA: pero se va a dar cuenta que me pegaste en las nalgas.

OKI: eso díselo no interesa, ella sabe como me las gasto yo. Silencio en cuanto tu venta y demás.

Se abrieron las puertas y Salí rumbo a mi celda.

Pensaba que OKI iba a hacer cualquier cosa con tal de que sea su hembra y pensaba que diría Matilde de esto.

La verdad empecé a temer a OKI. Ya no me parecía, lo era, una mujer peligrosa y sin escrúpulos. Iba a hacer ceder a Matilde su posición y lo triste que el trofeo era yo. Temía, verme involucrada en más muertes.

Llegue a mi celda y me recibieron las tres.

MATILDE: como te fue corazón

LETICIA: bien

ANA: te pego?

LETICIA: si, nalgadas con su mano, pero fuerte, tengo la cola marcada y después me puso fuertes pinzas en los pezones.

MATILDE: entonces no te hizo nada

ANA: si, a como actúa ella, saliste bien librada.

Matilde y Ana infundieron más miedos a los que ya tenía.