La prisión (8)

vuelvo a ser hembra de otra en una carcel pesada

LA PRISION (8)

Los días de mi embarazo, como todo lo bueno o lindo, pasó volando. Cuando me quise acordar ya estaba pujando para la salida de mi tercer hijo.

Era una niña, yo la llame Julieta. No la anotaron a mi nombre, sino a nombre de un matrimonio, como si fuera que la mujer, la hubiera parido. Por lo menos respetaron el nombre que yo le di. Por supuesto que ni sabia, el apellido de esos padres.

La tuve conmigo poco mas de dos meses amamantándola. Un día vino la directora de la casa.

Directora: mañana será entregada al matrimonio adoptante.

LETICIA: Sra., necesita más tiempo para destetarla.

DIRECTORA: el medico ya dio el OK, para que la retiren. Disfrútala esta noche, mañana a mediodía se la llevan.

LETICIA: por favor déjela unos meses más.

DIRECTORA: escucha ya todo organizado para mañana. Te advierto no quiero que hagas quilombo. Pobre de ti haces quilombo.

Se marcho y quede sola, abrazando fuertemente a mi hija que succionaba mis pezones buscando sacarme la mayor cantidad de leche. Una vez que termino, eructo satisfecha.

Le cambie los pañales y la tome en mis brazos. La besaba, acariciaba y le hablaba. Me miraba fijamente hasta que quedo dormida.

A las 10 de la mañana le di la última teta. Vino la directora con una enfermera para llevarla.

DIRECTORA: bien, despídete de ella, que la tenemos que llevar.

Llorando a mares me despedí de Julieta, rogando que sea más feliz que yo. La enfermera la tomo en sus brazos y con la directora, se la llevaron por ese largo pasillo. La seguí con mi vista hasta donde pude, no pudiendo controlar mis lágrimas.

Dos horas después me llevaron al consultorio medico. Me revisaron totalmente y el doctor firmo mi alta médica.

MEDICO: bien todo OK. Te daré una inyección para cortar la leche

Me llevaron de nuevo a mi celda.

Esa noche llego la orden de mi traslado. Por la mañana, vino el micro policial y me subieron a el. Con mi ropa de presa, encadenada de pies y mano al asiento, partimos.

Entramos en Tribunales al garaje. Me dejaron sentada en el micro, con vigilancia y esperamos varias horas. Tenia ganas de orinar y se lo informe al guardia.

Entre el y otro que estaba afuera me hicieron bajar y me llevaron al baño. Pasamos por lugares donde había mucha gente hasta llegar al baño. Entramos y delante de los dos guardias, con la puerta abierta, tuve que orinar, aguantando los comentarios soases de ellos. Volvimos a pasar por el pasillo ese y todas las miradas eran para mí.

Me ubicaron otra vez en el micro y tuve que aguantar el manoseo de los guardias, mientras me esposaban en el asiento.

A la dos o tres horas trajeron dos presas más e iniciamos el camino al penal. Yo no sabia, ni adonde era.

Una de la reclusas no hablaba y no miraba a nadie, la otra tendría unos 50 años y se llamaba Vera.

VERA: parece vamos tener un largo viaje las dos.

LETICIA: como las dos? Y esta?

VERA: a esta la dejamos enseguida en el loquero. Que edad tenes linda?

LETICIA: 34 y vos.

VERA: 49, como te llamas?

LETICIA. Leticia, vos Vera no? Se lo escuche a uno de los guardias.

VERA: cuanto te dieron?

LETICIA: 40

VERA: epa, cuantos años. Porque tantos?

LETICIA: primero tenía una de 8 años por estupro. Después lo llevaron a 40 años, incluyendo la muerte de un guardia.

VERA: ah si, cuando matan una reclusa, dicen listo, entiérrenla, pero cuando es un guardia, te dan con todo. Yo tengo perpetua por asalto a mano armada y muerte.

LETICIA: si, pero yo no mate a nadie. Estaba en el lugar y momento equivocado. Para colmo un mes antes ese guardia y 4 más, me violaron toda una noche.

VERA: que hijos de puta. Vos los denunciastes?

LETICIA: si los denuncie, pero no paso nada y encima quede preñada.

VERA: tuviste al crío?

LETICIA: si, ayer se lo llevo en adopción un matrimonio.

En esos momentos, llegamos a un lugar y bajaron a la loca. Luego de media hora, seguimos viaje.

VERA: cuando nació

LETICIA: hace 2 meses y medio. Vos estas en la prisión adonde vamos?

VERA: si, hace un año.

LETICIA: que tal se esta ahí.

VERA: es jodida desde la directora hasta las reclusas, pasando por las guardias. La directora y las guardias buscan siempre algo para cagarte. Y las reclusas son jodidas, hay clanes, como todas las cárceles. Te mandan a una a pelearte sino no tenes jefa y tratan de tomarte para su clan. Vos sos hetero

LETICIA: era, convivi con una reclusa, ahora me considero bi-sexual o lesbiana como te apetezca.

Llegamos a la prision, justo cuando empezo a diluviar. No hicieron correr. Correr es una forma de decir. Al estar encadenadas nuestras corridas eran muy lentas

No metieron en un salon, luego vino una carcelera y nos saco las cadenas de pies y manos.

No hicieron bañar y nos revisaron al tacto atrás y adelante. Luego nos dieron uniformes nuevos, un par de sabanas, una cobija y una almohada y nos llevaron a nuestras celdas.

Primero dejaron a Vera y dos o tres celdas después, a mi.

Entre a la celda y tras mío se cerro herméticamente la puerta. Me quede parada delante de la puerta y vi. que tenia solo tres compañeras. Era celdas de cuatro, no como las otras, que eran jaulones de 40 o 50.

Oye soy Griselda, dijo una, y estas son Ana y Matilde.

GRISELDA: (parecía llevar la voz cantante) quien eres?

Yo soy Leticia., cual es mi cama

GRISELDA: la de arriba o la princesa quería elegir?

LETICIA: (ignorándola y tirando mis cosas en la cama de arriba) solo pregunte.

Me pareció que Griselda era solo una segundona en esa celda. Ana me pareció mas fría y calculadora y Matilde, daba un poco de miedo. Subí a mi cama.

Vi que Matilde le hacia una seña a Griselda

GRISELDA; quien te autorizo a subir, baja ya.

La mire, primero a ella y luego a las otras y opte por bajar.

GRISELDA: acá hay que obedecer a la jefa de celda. Ella es Matilde, luego Ana y después yo. Tú eres la sierva ahora.

MATILDE: bien nena, desnúdate, queremos ver que mercadería nos dieron.

Me desnude toda

Dio vuelta alrededor mío, tocándome.

MATILDE: (acercando su cara a la mía) fuerte, la nena

Adelante mi cara y con mis labios mordí los suyos provocativamente.

MATILDE: vaya, parece que la nena sabe lo que le gusta y quiere. Dormirás conmigo abajo.

GRISELDA: y nosotras cuando Matilde?

MATILDE: cuando se me cante a mí. A ver vos(a mi) cuantos hijos tuviste

LETICIA: tres, es necesario este interrogatorio. Ya viste lo que quiero.

MATILDE: (apretando fuertemente mi pezón) yo soy la que considera lo que es necesario o no. Vos limítate a cumplir en lo que te diga yo. Entendiste?

LETICIA: (dolorida) si. Tuve 3 hijos.

MATILDE: todas con el mismo macho.

LETICIA; no, uno con mi marido legal, otro con mi amante y la tercera en una violación de los guardias.

MATILDE: menos mal te enjaularon sino ibas a desparramar hijos con todos los hombres que te acostas. Vos sos la que mato al guardia

LETICIA: dicen que si, pero yo no lo mate. Me lo enchufaron a mí

MATILDE: acá pórtate bien, estas marcada.

LETICIA: si lo se.

MATILDE: en la otra cárcel tuviste pareja?

LETICIA: si, fui la mujer de una.

MATILDE: bueno chicas a dormir, que va apagar las luces. En cuanto a vos, ahora vas a ser mi hembra.

Me acosté (siempre me tocaba la pared), de espaldas a la pared esperándola a ella. La verdad, no solo me entrego porque si, sino que también estoy caliente, hace rato no tengo sexo.

MATILDE: bueno cucaracha a ver que hay detrás de ese beso que me diste

Acerco su cara y nuevamente me adelante a darle un mordisco con mis labios. Respondió con todo, abrimos la boca ambas y nuestras lenguas enloquecidas se cruzaban. Parecía íbamos ahogarnos. Su mano, mientras tanto bajo a mi concha, primero recorriéndola y luego metiendo sus dedos.

MATILDE: como estas nena! Ya estas mojadita.

LETICIA: si me tenes caliente.

MATILDE: vaya, vaya, de que serias capaz, de hacer por mi, nena?

LETICIA: haré lo que vos quieras.

Esto lo decíamos entre beso y beso y su mano en mi concha. Mi mano apretaba sus tetas. Era impresionante el tamaño de sus pezones erguidos.

Siempre me tocan amantes morochas y atléticas. Apreté los músculos de sus brazos y pensé que peligrosa seria tenerla de enemiga.

Bajo a mis pechos y aparte de apretar uno con su mano, su boca succiono el pezón, mordiéndolo con sus labios.

MATILDE: guachita que caliente estas?

LETICIA: si muy caliente, desde que te vi. hace unas horas, quise ser tuya. Por favor no te detengas.

Seguimos en ese cuerpo a cuerpo y la calentura que tenia me hizo dar mi primer orgasmo.

Ella se levanto y puso posición 69. Bese su concha, mientras ella hacia lo mismo con la mía. Puse mi lengua abriendo sus labios vaginales y sentí como su lengua entraba en mi concha. Me retorcí de placer. Ahhhh, ayyyyyyyy siiiiiiiiiiii no apres por favor. Termine en su boca a más no poder. Estaba destruida, cansada pero seguí jugando con su concha, ya que no había acabado. Apretó mi cabeza entre sus piernas casi ahogándome, pero seguí adelante buscando su goce. Por fin se dio, parecía fuego en flujo que cayo sobre mi boca. Las dos quedamos boca arriba, yo recostada sobre su pecho, jadeando.

MATILDE: (aun agitada): bien nena.

LETICIA: gracias Matilde hace muchísimo no tenia algo así. Dime antes me dijiste de que seria capaz de hacer por ti y te vuelvo a repetir lo que quieras. Dime que quieres?

MATILDE: (besando mis labios): bueno sabes que a partir de ahora eres mi hembra.

LETICIA: si lo se y lo asumo. Tú eres mi macho.

MATILDE: bien, voy a necesitar que te prostituyas para mí

LETICIA: quieres que me encame con otras del penal por ti. Esta bien, estoy dispuesta si a vos te va bien.

MATILDE: no solo reclusas de otras bandas, pueden ser carceleras y guardias hombres.

LETICIA: con cualquier mujer si, para beneficio tuyo. Pero hombres no, porque cada vez que salgo de eso quedo preñada y no quiero volver a sufrir como con Julieta.

MATILDE: espera, ahora tomaras anti-conceptivos. Me ayudaría mucho que lo hagas, comercialmente.

LETICIA: comercialmente?

MATILDE: si, no solo por el dinero que me pagarían por ti, sino también, en especial por las mujeres carceleras y los guardias hombres, para que hagan la vista gorda en algunos asuntos.

LETICIA: que asuntos, ya me estas dando miedo.

MATILDE: no temas, yo te protejo.

LETICIA: antes también estaba protegida y me ampliaron la condena por algo que no hice.

MATILDE: para ingresar cartones de cigarrillos y algunas cosillas más.

LETICIA: por ejemplo drogas?

MATILDE: por ejemplo

LETICIA: no me gusta drogarme

MATILDE: a mi tampoco, pero hay un buen mercado acá.

LETICIA: pero seriamos cómplices de narcos.

MATILDE: jajaja, vos te crees que seriamos las únicas acá.?

LETICIA: no me agrada eso Matilde.

MATILDE: pues no te tiene que agradar, solo que debes cumplir tu parte en la celda.

LETICIA: quien la hacia antes?

MATILDE: nadie, operaba una nena como vos. Nadie mientras estés a mi lado te va a hacer algo y menos drogarte, eso para mi es un negocio. Si hubieras caído en otros clanes ya te estarían drogando. Ahora piénsalo bien, duerme y mañana me dices. OK

Se dio vuelta y se quedo dormida enseguida. Yo no pude conciliar el sueño por largo rato. Pensaba adonde había caído, en que debía ser fuerte, hasta ahora lo estaba logrando. Había provocado y hecho el amor con la jefa, y ella decía que yo era su hembra. Me había gustado hacerlo con ella pero lo otro, tenia mis dudas.

Me dormí tardísimo. Cuando desperté Matilde se había levantado y charlaba con Griselda y Ana.

MATILDE: por fin despertó mi hembrita. Buenos días amorcito

LETICIA: buenos días a todas. Me costo dormirme, después de la conversación.

MATILDE: tienes alguna respuesta?

Asentí con la cabeza

MATILDE: bien dime

LETICIA: delante de ellas?

MATILDE: si, son socias en este negocio, como vos.

LETICIA: bien, lo voy a hacer, total ya salgo a los 74, salir a lo 90 o morir acá es lo mismo.

MATILDE: así habla mi hembrita, vieron chicas. Bueno están por abrir las puertas para ir a bañarnos y luego al patio. Vamos todas juntas

Se abrieron las puertas y salimos. Matilde me llevaba del hombro mostrándome como su nuevo trofeo.

Nos bañamos las cuatro juntas, divirtiéndonos, mientras otras reclusas se bañaban a nuestro lado. Nos vestimos y salimos al patio, estaba casi todo el penal.

Cada clan tenía su lugar, note muchas miradas hacia nosotras.

LETICIA: (al oído de Matilde): nos miran mucho, no es de temer eso?

MATILDE: no amor, te están estudiando a vos.

Nos detuvimos y nos dimos varios besos delante de todas. Me todo estrechamente de la cintura y seguimos caminando.

MATILDE: esa que viene ahí es del un clan jodido. Seguro viene a conocerte, pégate a mí cariñosamente. Se llama Oki y es del clan del oriente medio.

OKI. Hola Matilde, tienes una nueva. Preséntamela.

Matilde: te presento a Leticia, mi nueva hembra

Yo estaba pegada a ella y buscaba su boca. Me daba besos furtivos, parecía estar alerta.

OKI: eres una linda hembra Leticia. Que suerte la de Matilde

LETICIA: encantada Oki, pero la suerte no es de Matilde, es mia por ser su hembra.

OKI: muy viva la hembra Matilde, bueno voy a seguir la recorrida. Ya hablaremos Matilde y a ti nena te felicito.

LETICIA: gracias Oki

MATILDE: cuando vos quieras OKI. (y a mi en vos baja) bien nena, así hay que ser acá.

Sonó el timbre de volver a las celdas y el camino Matilde le dijo a una guardia.

MATILDE: solicito ver a la Sra. Directora

GUARDIA: bien, ven conmigo, Uds. A su celda.

Se alejaron y las tres entramos en la celda, cerrándose la puerta detrás de nosotros. A las dos horas apareció Matilde.

MATILDE: bueno chicas, esta todo arreglado para nuestro negocio. Calculo que en dos o tres días empezamos.

ANA; bravo Matilde

GRISELDA: si, bravo.

LETICIA: tan pronto, no podré esta contigo mucho, entonces

MATILDE: vamos a tener mucho tiempo bebe.