La prisión 17ª parte

Hasta que muerte nos separe

LA PRISION

17ª PARTE

Pasaron seis meses y mi panza estaba en pleno crecimiento. Salvo el tema de parir y que me lo saquen, todo lo demás estaba bien. Con Oki desde mi explosión el día de mi noche bodas, todo marchaba sobre rieles sexualmente. Era más yo la que requería que ella la que buscaba, pero en cualquier caso cualquiera de las dos respondía. Una noche después de coger nos pusimos a hablar las dos, sin ninguna clase de tapujos.

OKI; de que querías hablarme

LETI: Oki, sabes como he llegado a quererte. Primero me costo entrar a la prisión y acostumbrarme a esta vida, en especial me costo ser lesbiana y dominada por vos. Luego lo fui asumiendo y ahora solo me importa vos nada más. Lo que yo te quería decir era sobre el embarazo

OKI: no vengas otra vez con eso que lo quieres para nosotras, es imposible, te lo dije.

LETI: esta bien te entendí. Lo que yo quería decirte que este es el cuarto hijo que voy a tener y sufrir el desapego. Ya no tengo una edad para embarazarme casa rato. Quería pedirte, por favor, que este sea el último que tenga por varios motivos.

El primero, te dije por la edad. El segundo, sufro mucho llevar un hijo en el vientre durante 9 meses y apenas nace me lo sacan de las manos, que ni siquiera se el color de ojos.

El tercero es que temo de tener hijos nos vaya separando a nosotras y eso no lo soportaría. Después de parir quiero vivir a pleno en tu compañía lo que se pueda, pero juntas. Si quieres seguir prostituyéndome para tener plata para nosotras, lo haré sabiendo que a mi regreso a la celda me estarás esperando

OKI: mira, ya determine que este será tu último hijo, para eso conseguí ya 3 nuevas y jóvenes para ello. Por eso no debes preocuparte. Si te haré prostituir, así conseguimos dinero fresco y podamos vivir juntas.

LETI: Oki no sabes lo feliz que me haces.

OKI: el otro día pensaba en esa mina de treinta y pico que llego a cumplir una condena. Asustada, sabiendo donde estabas parada. Cuando te compre no pensé íbamos a formar una pareja y menos casarme contigo. A propósito ayer estuve con las zorras orientales conversando.

LETI: para que charlas con ellas, esquívalas son diabólicas.

OKI: a veces hay que hacer relaciones hasta con tus enemigos

LETI: que querían?

OKI: siguen con lo mismo, quieren comprarte a ti. Vos tuviste algún problema con ellas.

LETI: ninguna, se acercan y me voy para el otro lado

OKI: no se quien ni cuantas del grupo están obsesionadas contigo y no se porque tanto interés.

LETI: que te dijeron?

OKI: Que querían comprarte con plata y canje de cosas

LETI: que cosas?

OKI: otras mujeres, cigarrillos, drogas etc.

LETI: supongo las habrás rechazado no?

OKI: si no son de mi simpatía, pero hay algo que me llamo la atención.

LETI: que?

OKI: que tarde o temprano ibas a ser de ellas. Comprándote o cuando yo te deje.

LETI: pero no va a ocurrir no Oki? Dime la verdad no lo hará no?

OKI: sabes que no

LETI: te amo Oki, no sabes como llegue a amarte.

OKI: a ver veni mimosa celosa

LETI: por que te quiero

Nos besamos con pasión, me puse en cuatro ofreciéndole mi concha. Era la única forma que tenia, dado ya el estado avanzado de mi panza. Empezó a saborear mis jugos lentamente, al tiempo que yo hacia lo mismo con ella. Ambas lenguas parecían serpientes buscando el placer una de la otra. Llegamos a un orgasmo hermoso y ella tuvo que sostener para no caer de costado.

Nuestra vida en prisión siguió su curso. Soportaba las humillaciones de mi esposo les, porque sabia le hacia feliz y hacerla feliz me encantaba. Ella era feliz y yo lo era. Así paso el tiempo. Llego el momento del parto, luego fuertes contracciones, naciendo una niña. Yo no quise mirarla y pedí se la llevaran para no verla como al último y después sufrí pensando en su carita. Esta no lo quise hacer y pido perdón por no hacerlo.

Durante el parto estuvo, en todo momento, conmigo Oki y con eso yo ya era feliz, solo con eso. Hasta donde había llegado mi locura con Oki y ella conmigo. Vino el médico para aplicarme la inyección para cortar mi leche, y que no la amamantaría y Oki le dijo que no, que ella se iba a encargar de descargarme.

Fueron uno meses re felices. Amamantaba a Oki todo el tiempo.

Un día estaba sola en la celda. Oki había ido a ver al director por una que estaba por parir y anunciarle que otra estaba preñada. Luego paso por las duchas.

Yo en celda esperaba su llegada ansiosa como siempre. No me gustaba andar yo o ella sola, por eso íbamos siempre de a dos.

Ese día me dijo, esta bien no pasa nada y se fue.

Escuche gritos adelante y pensé dos que se tomaron  de las mechas, cosa muy común en la prisión. Pelear dos mujeres por otra es una cosa diaria en la cárcel. Pero algo me llamo la atención. Corriendo por el largo pasillo hacia nuestra celda venia gritando algo que solo entendía Oki.

Mi cuerpo y mi mente se tensaron tratando de escuchar

PRISIONERA: (corriendo y gritando desaforadamente) en las duchas mataron a Oki

La pare y le dije que?

PRISIONERA: en las duchas mataron a Oki, esta todo lleno de sangre y ella tirada desnuda en el suelo.

No espere mas, no se de donde saque fuerzas para llevar la velocidad que iba, sin importarme si tenia abrochado el guardapolvo. Mi obsesión era ver a Oki, si era cierto la habían matado y no podía creer ni entender nada.

Llegue casi sin aliento al lugar y si estaba tirada en el suelo con el agua aun cayéndole por su cuerpo, rodeada de presas y ninguna guardia.

Me lance sobre ella, la recline en mis brazos y vi que ya no respiraba. Mojada y sucia de la sangre de Oki y el lugar le cerré los ojos, que los tenia abiertos desorbitados, como no queriendo creer lo que le habían echo. Me quede abrazándola tirada en el suelo, hasta que vinieron los guardia y me sacaron de su lado. Grite como loca, preguntando donde estaban cuando sucedió eso. Que hicieron para evitarlo y no recibí ninguna respuesta. La llevaron a la morguera y a mí a la enfermería donde me aplicaron un calmante que a los cinco minutos no sabía ni quien era.

A los  dos días me levante con el permiso médico para acompañarla al cementerio que había en detrás de la cárcel, sonde estaban las reclusas fallecidas. Con un ataúd de poco valor, el que asigna para nosotras, y dos flores en mis manos la acompañe hasta su último descanso. Una cruz desvencijada con la palabra Oki y su día de la muerte, solo Oki. Me quede de rodillas en la tierra que cubría sus restos hasta que me sacaron dos guardias para levarme adentro. Ese maldito día no pude llorar, no se si por el odio que tenia o porque mis ojos estaban secos. Me llevaron a la enfermería y como estaba muy débil me pusieron suero. De a poco me fui recuperando y ya comía. Me habían prometido al alta para el día siguiente. Solo quería eso para saber quien mato a mi amor.