La prisión (11)

Me empezo a prostiuir para benefico de ella.

LA PRISION (11)

Luego de la masturbación que me ordeno hacerme, me dejo tirada en el piso, mientras ella se dispuso a dormir. Yo quede tirada en el suelo como una perra. Había tres camastros libres y me hacia dormir en el suelo. Estaba tan dormida, que ni me di cuenta que ella se levantaba, pero me lo hizo saber enseguida con una tremenda patada entre mi culo y mi concha

OKI: vamos holgazana que tienes que trabajar.

YO: adonde trabaj

No pude terminar la frase por la violenta cachetada que me dio. Me agarro de los pelos y me llevo contra el parante de los camastros. Ahí me dio una seguidilla de cachetazos que mi cabeza bailoteaba de un lado a otro. Tenía la cara enrojecida y me dolían una barbaridad mis mejillas. Caían lágrimas de mis ojos.

OKI: sin preguntas carajo.

Abrió la valija donde tenia las cosas. Yo temblé pensando que hará ahora. Saco un collar rosado y me llamo.

OKI: ven aquí perra.

Mire lo que era y sabia era una humillación mas para mi

OKI: este collar lo debes usar siempre, con frío o calor, lluvia o no. Las 24 horas del día No puedes sacártelo, solo yo puedo hacerlo

YO: si OKI

OKI: cuando salgamos de la celda, siempre esperas con esto en tu boca (era una correa o traílla para pasear perros.)

Se abrieron las puerta y ella miro que hacia donde estaba yo, a ver que hacia. Doble la correa y me la puse en la boca, esperando. Engancho la correa a mi collar para salir a pasear. No he visto a ninguna reclusa usar collar y correa o cadena de perro dentro de ninguno de los dos penales en que estuve Era humillante.

Se asomo a la celda y llamo a Nácar, que acudió rápidamente.

NACAR: si OKI

OKI: enséñale a la perra, tus tatuajes.

Se desnudo y tenía en su espalda, abarcándola toda, un tatuaje con la figura de OKI y su nombre abajo. En sus muslos pequeños tatuaje con el mismo nombre.

Yo miraba aterrada pensando como quedaría mi cuerpo después del tatuaje

Se fue Nácar y apareció una reclusa que no conocía.

RECLUSA: me llamaste OKI

OKI: si, quiero que mañana después del almuerzo, vengas conmigo acá para tatuar a esta perra OK?

RECLUSA: si como no OKI

OKI: luego te dejare usarla

RECLUSA: fenómeno OKI, mañana vengo

Era una reclusa que pesaría más o menos140 kilos. Tenía unas enormes manos.

Vinieron las demás reclusas del clan a la celda de OKI, y se reían y hablaban en voz baja refiriéndose a mí. Todas observaban mi cuerpo desnudo y a mi con la correa y collar puesto.

Saco de la valija un especie de aspiradora pequeña y la puso presionada en mi pezón derecho. Era a control remoto. Me puso mis manos a mi espalda y me esposo. Ella, delante de todas, acciono el control. Sentí chupaba mi pezón hacia fuera y ella apagaba y volvía mi pezón a forma original.

Conecto nuevamente y a máxima velocidad y mi pezón seguido de mi teta tiraban hacia fueran como si quisiera arrancarlos de mi pecho. Lo hizo muchas veces eso de soltar y absorber. Yo estaba, aparte de los dolores, a un paso del desmayo.

Me saco todo y trajo un consolador pequeño a control remoto.

OKI: abre tus putas piernas y nalgas y déjame ver tu puto culo. (Sin ninguna delicadeza instalo el consolador en el culo.)

Me hizo sentar en el suelo.

OKI: bueno vamos a probarlo.

Lo puso marcha y yo empecé a sentir, primero, unas cosquillas como si tuviera hormigas en el culo. Luego mas fuerte y yo me mordía los labios, mientras me movía.

OKI: esta bien, vístete y cuida no se vaya a caer en algún lado, porque ligas la paliza de tu vida.

Yo apretaba los muslos no dejando salir al consolador. Me vestí y salimos todas juntas a la cena. Todas las reclusas miraban que me llevaba con correa y que tenía collar, marchando a su lado. Algunas reían y otras lanzaban carcajadas. Yo estaba envuelta en un fuego por la vergüenza pública a que me sometía OKI.

Llegamos al comedor y todas se fueron a buscar, menos ella y yo, la bandeja con la comida. Una de ellas le trajo la bandeja a ella y fue a buscar la suya. En la bandeja de OKI, había dos raciones de comida, la de ella y la mía. Ella se había ubicado, como siempre, en la punta de banco y a mí en el suelo a su lado.

Mientras comía los ravioles tiraba al suelo, algunos para que los comiera sin usar las manos y otros me los daba en la boca y mas de uno cayeron sobre mis tetas. Todo el comedor estaba pendiente de mí y de ella, que seguía accionando el control y yo era un títere en sus manos.

Luego de comer caminamos rumbo a las celdas. Al llegar siguió jugando con mi cuerpo a total placer y voluntad de ella. Me hizo parar empezó a ponerme de nuevo esos aros en mis tetas doloridas. Luego en cada pezón me puso broches fuertemente fijos. Tomo de la valija unas pesas de distinto tamaño y las fijo en los broches de mis pezones.

Puso en mis orejas unos pesados aros colgantes. Luego bajo a mi concha y puso también broches con pesas. Al mantenerme parada, las pesas tiraban hacia abajo. Me dolía todo.

OKI: así vas a estar toda la noche, por cada gramo que pesen, te ayudara a no hablar sin permiso y menos preguntar u opinar. En tu mundo anterior habrás sido una gran profesora, pero debes acostúmbrate que acá eres la ultima mierda del penal. Si hubiera tenido un hijo y vos lo hubieras seducido y cogido, te hubiera cortado de plano las tetas

Eran las diez de la noche y ya estaba desesperada. Con las puertas cerradas y sin la luz a cada momento me enfocaba con una linterna, para saber la posición y ver los colgantes.

Vino una carcelera y hablo en voz baja con ella.

OKI: te salvo el gond. Tienes trabajo esta noche, vamos a que te, bañes.

Abrieron la puerta individualmente y salimos rumbo al baño, después de sacarme todos los colgantes. Me hizo bañar y me dio la toalla para secarme. Me dio, para ponerme, un uniforme nuevo.

OKI: vas a ir a una habitación, que usan las presas, cuando reciben al marido, para tener relaciones sexuales. Tendrás sexo y lo que quiera el. Cuando te acompañe la carcelera hasta el comienzo del pasillo. Sigues caminando hasta la habitación nueve. Entras y si el no esta, te desnudas y esperas. Entendido?

Yo: si OKI

OKI: pórtate bien, es el jefe de la guardia del penal. Debes aguantarlo. No quiero que por un mal comportamiento de una mierda como vos, se tome revancha con el resto de las reclusas.

No quise preguntar del porque aguantarlo. Fuimos a la celda, me perfumo y pinto los labios y ahora esperar que me lleven.

Vino la carcelera e indico que la siguiera. Marchamos por esos largos pasillos.

CARCELERA: bien te dejo, sigue por este pasillo hasta el cuarto Nª 9. Ya te habrá explicado OKI.

Me dejo y seguí hasta el 9 y entre. No había nadie, me desnude y espere su llegada, mientras miraba el moblaje.

Se abrió la puerta y entro tipo de unos 50 años.

JEFE: veo que te pusiste cómoda. Desnúdame a mí

Quede sorprendida, nunca lo había hecho, pero reaccione y me puse a desnudarlo.

Le abrí la camisa y se la saque. Se sentó en cama y estiro su pie derecho, le saque el zapato y luego la media. Cuando iba al otro pie el izquierdo, antes interpuso el pie descalzo, acercándolo a mi boca para que lo besase. Lo hice hasta que me aparto y extendió el izquierdo, con el que tuve que hacer lo mismo.

Me sentía rebajada, humillada y tenía asco de mi misma. Sentía que había llegado a mi degradación total, pero eso recién comenzaba, ni siquiera sabia aun como era esa degradación. Se puso de pie, pellizco mis pezones al tiempo que me indicaba con una seña que le sacara los pantalones. Desabroche el grueso cinturón y comencé a bajarte la cremallera. Cuando pensé que lo deslizaría al suelo, se sentó otra vez en la cama y hube de sacárselo y ponerlo en la silla.

Era un tipo de hombre, al que las mujeres, cuando conversamos entre nosotras, catalogamos de simio o mono, por la cantidad de pelos que tenia no solo en su pecho y espalda, sino también en los brazos y piernas. Para colmo con el calor, al traspirar los mantenía húmedos. Se volvió a levantar y termine de sacarle la última prenda que le quedaba, su calzoncillo. Hizo lo mismo que con el pantalón. Ante mi vista quedo un pene considerable y una mata de pelos grande.

Sentado nuevamente con señas me indico que lo chupase. Me puse de rodillas y lo tome en mis manos. Lo saco de mis manos lo tiro hacia arriba y volviendo a hablar

JEFE: primero las bolas hasta que yo te indique.

Sin más remedio tuve que meter mi cara en medio de sus pelos y comenzar a chupar sus testículos. Cada momento sacaba mi boca para poder sacarme algún pelo que quedaba en mi garganta.

JEFE: ahora el tronco hasta acabar dentro de ese buzón que tienes de boca.

Lamí entre medio de sus pelos su pija y antes de meterlo en mi boca, volví a sacarme pelos de mi boca. Metí su cabeza en mi garganta y chupe con desesperación. Sabia y me daba bronca tener que tragar su semen, por los pelos.

Seguí a lo loca para poder sacármelo de encima. Mientras lo hacia, miraba su cara y sus ojos que me dijeran que llegaba a eyacular. Así lo hico todo dentro de mi boca. Lo trague todo y luego me saque algunos pelos que quedaron en mi garganta. Me quede esperando sus nuevas órdenes.

JEFE: tráeme un vaso de agua y una pastilla de viagra que esta en el bolsillo de la camisa.

Fui a cumplir su pedido, pensando encima este mono toma viagra. Hasta cuando se va quedar.

Le di la pastilla y el vaso de agua. Lo tomo rápidamente y se levando indicando que me acostara yo. Me vino bien esos minutos de descanso. Fue a buscar un portafolio que había dejado en la mesa trajo a la cama. Lo abrí y al mirar, me quería morir, estaba lleno de elementos de tortura.

Saco un manojo de broches metálicos y me puso uno grande en cada pezón. Apretaban más que los de OKI. Luego broches más chicos los fue poniendo todos en mis tetas. Me dolía una barbaridad.

JEFE: ahora me montaras tú a mí, ten cuidado no caer con tus tetas en mi pecho, porque vas a aullar de dolor.

Yo estaba espantada. Si me llegaba a abrazar iba a hacer insoportable el dolor de mis tetas. Tuve que a ayudar a erguir su pija y luego montarlo. Todo trataba de hacerlo con cuidado por temor por de mis tetas. Comencé a moverme con su pija puesta en el estuche de mi concha. Trataba de no rozar nada con mis tetas. Acelere el movimiento de subir y bajar. Cuando estaba llegando a acabar en mi concha, se sentó y me abrazo a propósito. Me hizo lanzar un aullido de dolor que se debe haber escuchado en todo el penal. Mientra seguía moviéndome insertada en su pija, lloraba a mares. Una vez que acabo, me levante, toda llena de semen.

Rogaba me sacara los broches de mis tetas

JEFE: ven acuéstate acá. A hacer otra cosa.

YO: me sacara los broches, por favor, duelen mucho.

JEFE: no te los sacare, al contrario te pondré más

YO: más no por favor.

JEFE: cállate! O sembrare de broches todo tu cuerpo..

Saco del maletín otra tanda de broches y empezó a ponerlos en mis labios vaginales uno al lado del otro. Dolían a más no poder. Que querrá hacer ahora, cojerme otra vez con los broches puestos. De solo pensarlo me estremecía.

Saco dos tapones y los puso en los orificios de la nariz. Luego me puso un broche grande apretando mi nariz. Tenia que respirar por la boca.

Yo: me cuesta respirar, solo puedo por la boca.

JEFE: esa es la idea.

Se sentó en el borde de la cama

JEFE: ven gateando hasta acá.

Tuve que dar vuelta a toda la cama con la batería de broches que tenía puestos. Cuando estuve frente a el, me ordeno otra vez saborear, según dijo, su pija.

Empecé como la vez anterior y salía a tomar aire.

De pronto me agarro de los pelos y me metió su pija en toda mi garganta. Empezó a cogerme por la boca. Si cogerme bien dije. Un momento sacaba mi cabeza para que respirara. Era horrible, abría mi boca buscando aire, como en una pileta o el mar que te estas ahogando y sacas la cabeza afuera y desesperas por aire. Acá peor porque mi nariz estaba tapada y solo boqueaba.

Seguí así, hasta que estallo de semen mi garganta. Trague lo mas que pude, lo demás cayo sobre mis tetas.

Me aparto y yo seguía agitada boqueando.

JEFE: bien vístete que llamo a la carcelera para que te lleve.

YO: señor, me tiene que sacar los broches.

JEFE: (dándome una cachetada tremenda) que insolente. Como te atreves a pedir, te dicho te vistas como puedas. Iras a lo de tu ama y le dirás que los adornos se los regalo.

YO: si señor. Pero de mi comportamiento, me va preguntar, que le digo.

JEFE: yo hablare con ella al mediodía.

Golpearon la puerta y era la carcelera. Me había puesto el pantalón y camine como pude, notando el roce con los broches, y me hacían ver las estrellas. El saco, no pude ponérmelo, me lo tire sobre los hombros, tomando con mis manos la parte delantera, tratando de que no se vea nada.

Abrió la puerta de la celda y me empujo adentro. Casi todas las reclusas estaban levantadas.

OKI: hola mi perra llegaste. Que tienes en la nariz. Jalaj, broche y tapones.

YO: si me mando así como de regalo para mi Ama, según dijo el.

OKI: tienes mas? Muéstrame

Me saque el saco y aparecieron mis tetas llenas de broches. OKI solo miraba.

Como pude me saque el pantalón y vio mis labios vaginales lleno de broches.

OKI: jajaja, que bien adornada estas perra. Me regalo todos los broches a mi?

YO si OKI

OKI: tenemos para entretenernos las dos por largos ratos.

YO: por favor OKI, antes de ir a bañarnos y desayunar sácamelos.

OKI: cállate, quiero te vean todas desnuda y adornada.

Agache la cabeza y no hable más. Estaba derrotada,