La princesa putita – segunda parte

En esta parte la princesa se convierte en una auténtica zorra y empieza a cogerle el gusto a ser tratada como una perrita y ya no sabe vivir sin tragar semen a todas horas.

Como me habeis criticado en la primera parte (y os lo agradezco) intentaré hacerlo un poco mejor, pero os quiero explicar que yo soy solo una chica de 19 años y que no podéis pedirme lo mismo que a otros de los que aquí escriben y que seguro que ya llevan años haciéndolo. Espero ir aprendiendo con vuestra ayuda.

Empecemos:

Recordemos que estoy atada y desnuda en un poste en medio del poblado, mientras observo cómo, uno detrás de otro, los hombres se masturban y se corren encima del plato que han situado frente a mí.

Cada vez que se corren el olor a sexo es más fuerte y el plato se va llenando.

Al ver que está casi lleno el jefe dice:

-          Venga, apuraros y terminad ya y los que no puedan que se guarden su leche para el desayuno de la princesita.

Entonces se acerca al plato y con una cuchara de madera lo remueve diciendo:

-          Vaya, vaya, está un poco grumoso pero seguro que te alimentará. Espero que este calentito y al gusto de la princesita, ya puedes empezar a lamerlo como una gatita. Debes dejar el plato completamente limpio para tu desayuno.

Yo siento una mezcla de miedo y morbo que hace que me sienta cada vez con más ganas de sentirme una auténtica zorrita. Lo pienso un instante pero enseguida me inclino y empiezo a sorber con los labios la lefa caliente del plato. Algunos grumos me producen arcadas pero lo supero y sigo tragando.

-          Debes ir acostumbrándote a todo tipo de semen princesita, dice el jefe.

-          Ya te he dicho que este va a ser tu único alimento y, a partir de hoy, deberás suplicarlo para alimentarte, ya que de lo contrario morirás de sed y de hambre.

-          Tengo varias sorpresas para ti a partir de mañana o sea que procura dormir y descansar.

Me cuesta terminarme la gran cantidad de semen del plato pero termino rebañando los últimos restos con la lengua. Finalmente, rendida y cansada, me acurruco en el polvoriento suelo para dormir, notando un agrio sabor en la boca que no me abandona en toda la noche.

A la mañana siguiente me despiertan tirándome encima un cubo de agua fría.

-          Venga perrita que ya es la hora, fíjate que ya hay cola para servirte el desayuno.

Abro los ojos y veo a los más ancianos del poblado frente a mí, todos con las pollas ya preparadas aunque aun fláccidas y arrugadas.

-          Te hemos reservado a los más mayores, porqué muchos de ellos hace meses que no se corren y seguro que deben tener un semen especialmente gustoso para ti, dice el jefe riéndose.

-          El problema es que antes tendrás que chupárselas a todos, ya que los pobres no saben ya ni masturbarse solos. Venga empieza guarra!

Sentir que me llaman guarra me produce una especie de placer que nunca había sentido y, sin pensármelo, hago una señal al primero para que se acerque frente a mí.

Pienso que lo primero que debo hacer es ponérsela dura y para ello decido chupársela.

Cojo la polla y le bajo el glande y, con sorpresa, veo que dentro aun hay restos resecos de corridas de hace días.

-          Venga zorrita, me dice el viejo. Eso le dará más sabor a mi leche, chúpalo i límpiamela.

Sin pensármelo empiezo a lamer y tragar la polla mientras empiezo a sentir que me recorre un escalofrío de placer al sentirme ya como una auténtica zorrita.

Al ver mi reacción el jefe dice:

-          Uau, parece que ya te está gustando, eh? A ver si ahora has descubierto que tu auténtica vocación es ser una putita barata.

-          Dime si deseas hacer de putita, ¿te gustaría convertirte en la más guarra del reino de Nueva Escocia?

Al oírlo paro de chupar y lo miro a los ojos. Aún con restos aún de una corrida entre mis labios, le contesto:

-          Sí que me gustaría serlo. Creo que puedo llegar a ser la más guarra, aunque no se cómo llegar a ello, ¿me enseñarás tú a serlo?

-          Ja,ja,ja bien, bien, me gusta oír esto. Seguro que aprenderás rápido, aunque para ello nunca deberás negarte a nada, por asqueroso y guarro que pueda parecerte.

-          Además, deberás estar dispuesta siempre a sufrir castigos y situaciones humillantes, puesto que una zorra no tiene nunca derecho a protestar.

-          Y otro detalle, yo cobraré por tus servicios y tu lo único que recibirás a cambio es tu ración de semen, ¿aceptas?

Aun sin saber ni el cómo ni el porqué le contesto:

-          Sí acepto.

Mientras trago una nueva corrida de uno de los viejos, mientras otro que no puede aguantarse más se corre entre mi cabello y mi cara.

Una vez los viejos han terminado de correrse, el jefe me desata del poste y me obliga a seguirle, tirando de la cuerda me llevo en el cuello, hasta que llegamos al lado de su caballo.

-          Hoy vamos a dar un paseo guarra, sígueme.

Sin saber a dónde me lleva, ando detrás del caballo y observo que nos alejamos del poblado. Al cabo de una hora el jefe baja del caballo y, acercándose a mí, me pone en la cabeza una capucha con un  agujero situado justo en la altura de la boca.

-          Esto te servirá para respirar, a la vez que te impedirá ver nada.

Yo no lo sé, pero resulta que hemos llegado cerca de la guarnición del castillo del conde (el que tenía que ser mi prometido).  Sin poder ver nada el me lleva cerca de los muros del castillo y de pronto noto que habla con alguien que no reconozco (en realidad se trata del capitán de los soldados de la guarnición).

-          Bien zorrita, me dice el jefe, ya he negociado que te rompan el culo al menos 20 chicos fuertes y rudos.

-          Lo van a hacer sin contemplaciones y solo buscando su placer, o sea que no les importará el dolor que te puedan causar.

-          Al finalizar,  les deberás limpiar las pollas a todos ellos.

-          Se comprometerán a respetar tu virginidad, pero te aviso que te dejaran el culo completamente destrozado y como un bebedero de patos (lleno de semen).

-          Venga guarra, ponte ya a 4 patitas y con el culo en pompa.

(Fin de la segunda parte)