La Primita del Pana
Yo fui sólo a estudiar con el pana, pero su primita quiería también estudiar conmigo, pero una materia más interesante...
La Primita del Pana
Como había leído varios relatos de este estilo, se me ocurrió contar el cachondeo que tuve con la prima de un pana cuando estaba en secundaria. Fue de mis primeras experiencias y volvería a repetirlo todas las veces posibles.
Había ido esa tarde a estudiar a casa de un pana que vivía en la zona alta de la ciudad, donde están las casas quintas más grandes y lujosas. Cuando llegué me recibió su prima, de quince años en ese entonces, muy bien repartidos por todo el cuerpo, que lo tenía como pa' exhibirlo en una vidriera en Amsterdam. Resulta que el muy bolsa del pana había ido a comprar unos víveres para pasar la tarde y regresaría en una hora más o menos.
La prima se estaba quedando en su casa a pasar unas semanas con sus tíos, pues estaba de vacaciones del colegio donde estudiaba, en una ciudad bien lejana de la nuestra. Como andaba en "su casa", pues no se había puesto mucha ropa que digamos, y le había bastado con un shortcito de tela bien ligera, que dejaba entrever la pantaletica tipo hilo, y una sudadera bien pegada al cuerpo, sin mangas, pues hacía un calorón de esos bien arrechos que pegan por acá.
Conversé un rato con ella, y que me pregunta de qué iba a estudiar, le respondo -geografía; me dijo que ella había salido excelente en esa materia y le digo que si quiere comienzo a revisar el tema con ella antes que llegue el bolsa de su primo. Yo tenía 16 años y estaba en un curso superior al de ella, pero al parecer estaban bien adelantados en donde ella estudiaba.
Nos sentamos en la mesa del patio, semi-aire-libre, pues era una terraza de techo muy alto, como para proteger de las lluvias, pero que dejaba el ambiente como al aire libre. Yo abro los libros, busco el tema y ella mientras se sienta sobre sus rodillas, a mi lado, bien pegada, poniendo casi la mitad del cuerpo sobre la mesa, apoyándose de los codos, con lo que su culazo quedó al lado de mis hombros, y de una vez me dí cuenta que si me volteaba en un descuido, capaz que acababa besándole las nalgas.
Ahora que la tenía cerca me daba cuenta que era hermosa esta gochita, de piel blanca ligeramente pecosa, cabellos largos de color miel, muy brillante, las tetas bien crecidad comparadas con otras de su edad, pero lo que sobresalía de todo el conjunto sin duda era el culazo que se gastaba, y que se me mostraba en todo su esplendor separado apenas por la tela del short, cortísimo, que prácticamente se transparentaba al lado de mis narices.
A duras penas le mostré el capítulo que iba a repasar y ella tomó el libro y se puso a leerlo, dejándome de un lado momentáneamente, mirándola leer y aprovechando para echarle una buceada de película. De las cosas que imaginaba poder hacer con ella, se me paró mi "compañero" de una vez, y entre seguir buceándola y pensando en que no llegara su primo, y no tener que pararme de la silla pa' no mostrar la carpa, se me pasaba el tiempo.
Sin querer, lo juro que sin querer, fui a mostrarle los párrafos más difíciles del texto, y apoyé la mano en una nalga de la primita. La mano me ardió, creo que del deseo, del peligro de que se volteara a meterme una cachetada, o que llegara el primo y me afilara el cuchillo parrillero en el lomo, o qué sé yo! Lo cierto es que entre esas que pensaba y pensaba y la mano nada que la quitaba, no me daba cuenta que había pasado un rato ya y la primita no se quejaba nada.
Pues ya sin pensar mucho esta mano mía pecaminosa se puso a sobarle todo lo que se llama culo en esa hembrita que no decía ni pío y que parecía full concentrada en el libro, y yo me dije -pos que esta primita como que le gusta la vaina- y pensando eso y metiendo la mano debajo de la tela del short fue una sola, y cuando me puse a sobarle el agujero, al poco rato ella no pudo más, al parecer, y soltó un suspiro de placer que me dejó loco. Inmediatamente, sin pensar si el pana llegaba, o algún otro familiar, o si nos estaban mirando desde el patio de alguna otra casa, me arrodillé tras ella, que seguía sin moverse, a excepción de la cabeza que había dejado caer sobre la mesa, como esperando seguir sintiendo esa experiencia por un rato largo. Le bajé el short y se presentó ante mí el culo más hermoso que he contemplado en esta vida, de piel lisa y tersa como la de un melocotón, pero que sin más contemplaciones comencé a lamer y a hacer de un lado la tira del hilo dental blanco que cargaba puesto, y entre las lamidas que le echaba le fui lubricando el culito, y bajando hasta la vulva que ya estaba algo húmeda, comencé a lamer, chupar y penetrar esos labios juveniles.
En esos momentos ella no dejaba de soltar suspiros y ayes y mmms. Yo seguía lamiendo y cuando ya pensaba que ella estaba a punto de caramelo, cuando en realidad yo estaba a punto de explotar dentro de mis bluyins, me levanté, me desabroché y medio bajé los pantalones, saqué mi verga y comencé a pasarla arriba y abajo por en medio de sus labios. Ella ya estaba acostada sobre la mesa, pero con el culo respingado para que yo siguiera con mi trabajo. Al poco rato la penetré, sin encontrar mucha resistencia, y comencé un vaivén que me estaba haciendo ver las estrellas, los planetas, cometas, y demás astros siderales. Ella soltó un bufido de placer que duró varios segundos y que interpreté como un orgasmo quinceañero de primera, y ahí mismo me saqué la verga a tiempo para terminar de meneármela encima de sus nalgas y evitar acabarle adentro, como bien me habían enseñado las pornos que tenía escondidas en mi cuarto, desde hace varios años.
Después de acabar me senté a su lado, apenas subiéndome un poco los pantalones, y me puse a acariciarle una teta, con algo de trabajo, pues las tenía contra la mesa, pero yo no quería desperdiciar el momento, pues de un momento a otro llegaría su primo y se acabaría todo por ese día. Ella tenía la cara volteada hacia mí con los otros entreabiertos mirándome de una forma extraña, entre pícara e inocente. Yo no aguanté mucho rato, la atraje hacia mí y ella se sent{o a horcajadas, quedando su chochita goteante sobre mi verga ya espichada de tan buen "trabajo". Uní mi boca con la suya y nos trancamos en un beso largo y exploratorio, dejando que las lenguas se unieran, se separaran, se chuparan y llenaran las bocas. Mientras mis manos, que habían comenzando sosteniendo sus nalgas y acariciándolas ampliamente, ahora habían terminado sobre sus tetas, sobándolas, apretando sus pezones, acariciándolas sin dejar ningún sitio por recorrer. Mi "muchacho" de repente entró en plan de guerra de nuevo, y como la posición lo permitía, rápidamente consiguió el camino y volvió a llenar esas carnes con carne de nuevo y a entrar y salir sin descanso, ella del placer echó la cabeza hacia atrás, rompiendo el beso que ya duraba minutos, y mis labios como no conseguían pareja se lanzaron sobre sus pezones, mientras mis manos volvían a su culo a ayudar el sube y baja de su cuerpo sobre mi instrumento.
Le comí las tetas como me dió la gana. Le metí un dedo en ese culito, lubricado por sus propios flujos y los míos, hasta que ella acabó en un grito largo, semiapagado, llena de sudor y felicidad, dejó caer su cabeza sobre mi hombro y yo saqué el miembro para no acabarle adentro y me chorreé en sus nalgas de nuevo. Ella, muy calladamente me dió las gracias, o al menos eso entendí del susurro que soltó cerca de mi oído. Después puso su frente sobre la mía y me daba pequeños besos en la boca y la nariz.
Me dijo ¿quieres ser mi novio? y yo sonriendo le contesté que sí, que iba a serlo toda la vida, o al menos mientras durara su estadía en nuestra ciudad. Nos enfrascamos en un último beso de lengua y sudores. Nos levantamos y cada uno fue a un baño dentro de la casa, ella para ducharse y yo para secarme el sudor y tratar de recomponerme pues su primo, mi alto pana, llegaría en cualquiero momento. Cosa que ocurrió mientras yo salía del baño.
Ella no salió en toda la tarde y el pana y yo estuvimos estudiando todo ese tiempo, aunque él se quejaba de que yo no estaba nada concentrado y me amenazó, jodiendo, que estudiaría con su primita que bastante buena era en geografía. Yo lo miré sonriendo, queriendo decirle que era muy buena en otras materias también, pero me contuve y le dije que tenía que irme temprano.
Pero no me fuí temprano, pues me dijo que viéramos una película en el VHS con su prima, que habían alquilado, y pues que me quedé a verla, y a ver a la prima primeramente, pero ya el cuento está muy largo, así que prefiero seguirlo otro día.