La primeta cita
Martha esta preparándose para su primera cita
Martha se levanto aquella mañana con una sensación que hacía mucho que no sentía, sus ojos, su sonrisa, su cara ya no eran las mismas que hacía... tan solo dos días.
Tenía muchos planes en su cabeza y se había propuesto llevarlos a cabo.
Se dirigió hacia el baño despojándose del pijama, y según entró, abrió el grifo de la bañera y puso el tapón para darse un buen baño relajante, las sales aromáticas que echo con sumo cuidado olían a jazmín, luego, poco a poco introdujo primero un pie, con mucho cuidado, para probar la temperatura, un pequeño escalofrío recorrió su cuerpo. Uff, estaba muy caliente, y sus poros se abrían según iba introduciendo el resto de su cuerpo, era una sensación placentera el notar como su piel se estremecía al contacto con el agua caliente, finalmente se sumergió entera, se estiro todo lo que pudo notando como su cuerpo desnudo se aclimataba a la temperatura del agua y cerro los ojos.
Cuando eligió la ropa lo hizo con mucho cuidado, quería parecer sexi, sentirse "Sexi".
Hacía mucho que no tenía una cita y aquella tarde quería sentirse guapa, después de todo, el muchacho que la había invitado a cenar era un encanto y después de tanto tiempo hasta que consiguió que ella aceptara esa cena no podía defraudarle; ¡¡¡Claro!!! Que a ella también la gusto un poquito cuando le vio por primera vez en la consulta, pero allí tenía que guardar la compostura y no mezclar trabajo con placer.
Mientras se vestía recordó como, aquel primer día, al salir ella a nombrar al siguiente paciente, le diviso frente a ella, recostado en la pared, moviendo levemente la cabeza, al son de la música que escuchaba a través de sus auriculares; era bastante más joven que ella y según la vio salir se los quito de la oreja y la miró fijamente, en ese momento y mientras ella repetía un par de nombres de la agenda y alzaba la mirada para ver quien respondía, sus miradas se cruzaron y a ella le pareció sentir que él sonreía.
Después de unas semanas ese muchacho volvió a aparecer en su vida, esta vez cortejándola, o eso le pareció a Martha, había perdido la costumbre… pero varias visitas a su consulta simulando males menores, la hizo pensar que ese muchacho quería algo más que una receta de ella.
Sus sospechas se vieron confirmadas cuando un día, Luis, que así era como se llamaba; la pidió una cita, ella al principio se resistió, ya que seguía pensando que no debía pasar de la relación que mantenían, Medico/paciente, sobretodo por la diferencia de edad que existía entre ellos; al menos 15 años.
Pero sus ojos eran tan profundos y su sonrisa tan cautivadora que se sorprendió articulando las palabras que no quería pronunciar
-Si, acepto.
Después de aquello se pasó una semana pensando en si habría echo bien en aceptar la cita, y pensó en anularla en varias ocasiones. Pero no lo hizo.
Y por fin llegó el día…
Siguió vistiéndose con esmero mientras vaticinaba como sería aquel encuentro.
El había escogido un restaurante modesto pero encantador, entraron y se dirigieron hacia la mesa que había reservado.
Una vez estuvieron sentados el uno frente al otro comenzaron a hablar de cosas banales, ella intentaba que la conversación no se cortara más de dos minutos para que no se notara que, en el fondo estaba muy nerviosa, ya que presentía como iba a acabar la noche y nunca había estado con un hombre con esa diferencia de edad, pero el manejaba la situación con soltura y simpatía, cosa que le hacía sentir bien a Martha.
Cuando llegaron a los postres, Luis, se sentó junto a ella y tomó su mano, Martha se estremeció al contacto con su piel, él se acercó a su rostro y la susurro al oído
- Sabes que me encantas, nunca me había sentido tan bien charlando con una mujer
Ella sintió un escalofrío y giro su cara mirándole fijamente a los ojos, y sin pensárselo dos veces deposito sus labios en los de Luis fundiéndose en un beso intenso y apasionado.
Cuando volvieron a la realidad Luis pronunció las palabras que Martha, muy en el fondo, deseaba escuchar…
¿Que te parece que hagamos ahora?
¿Nos tomamos una copa por ahí, o vamos a mi casa y allí nos la tomamos más tranquilos?
Martha no lo dudo ni un minuto
- Vamos a tú casa mejor.
Salieron del Restaurante y se encaminaron por las calles empinadas de unos de los cascos más antiguos de Madrid, según avanzaban por las callejuelas les sorprendió una ligera llovizna veraniega, él la tomo de la mano y aligeraron el paso, el silencio hacia que su corazón se acelerará más de lo habitual.
Cuando llegaron al portal ella se dio cuenta que la lluvia había empapado su blusa de tal manera que se transparentaba y vio que sus pezones estaban endurecidos, por un lado le dio un poco de reparo, pero por otro, este echo la excito aún más de lo que estaba.
El se dirigió hacia el ascensor y apretando el botón, este se abrió inmediatamente, cuando se adentraron en el, Luis se giro hacia ella y la escruto de arriba abajo y ella entonces se dio cuenta de que se paraba en su busto, en sus pezones, se acercó a él, le abrazo y le volvió a besar.
Entraron en casa de el mientras se abrazaban y besaban, y cuando se hubo cerrado la puerta detrás de ellos, comenzaron a despojarse de la ropa con la escusa de que estaban calados, mientras ella se despojaba de la ropa el puso música y un par de copas y se sentaron en el sillón, Luis se abalanzó sobre ella y comenzó a besarla por todo su cuerpo casi desnudo, ella comenzó a acariciarle y a besarle también, sus cuerpos se rozaban y Martha sentía como sus poros se abrían en un escalofrío muy agradable.
El se levanto, y tomándola de las manos la llevo hasta su habitación. Termino de desnudarla allí, suavemente sin dejar de admirar su cuerpo y Martha le quito despacio la camiseta, besando su torso, sus pezones, a la vez que le despojaba de la poca ropa que le quedaba puesta.
Se tumbaron en la cama y comenzaron a tocarse con suavidad, el recorrió cada centímetro de su piel con la yema de sus dedos, con la punta de su lengua llego a los pezones erguidos de Martha, y los relamió una y otra vez con pasión
Mientras ella alcanzo a tocar su falo y comenzó a masajearlo suavemente.
Ella se abrió de piernas invitándole a que la tomara, el se puso encima de ella pero apenas la rozaba con su polla erguida, quería que sintiera lo caliente que estaba antes de penetrarla,
Y entonces el, bajo por su cuello, besándola, por sus pechos, ombligo, monte de Venus hasta que llego a su pubis y comenzó a acariciar su clítoris con su lengua.
Marta dio un respingo de placer y abrió aun más sus piernas, quería sentir la lengua de Luis acariciar su sexo, le tomo por la cabeza y le apretó contra ella, siiii… uhmmmm… quiero sentirte dentro de mi…y siguió gimiendo, el placer era tan intenso que no puedo evitar correrse enseguida, una sonrisa de satisfacción se dibujo en su cara. Pufff había sido el mejor cunigulis que le habían practicado nunca!!
S echaron sobre la cama y entonces Marta se subió a cuatro patas sobre Luis, primero le ofreció sus pechos, le rozaba los labios jugando con los pezones dentro de la boca de Luis, luego fue bajando por el torso del lamiéndole los pezones también y mordisqueándoselos suavemente y siguió bajando hasta que alcanzo su falo hinchado por el placer y entonces comenzó a masajearlo de nuevo, pero esta vez arrimo sus labios al pene y comenzó a besarlo, a chupar el glande con la punta de su lengua y cuando adivino que Luis estaba en pleno gozó introdujo el pene en su boca, relamiéndolo, chupándolo, saboreándolo…. Uhmmmm
Hasta que consiguió que Luis se corriera en su boca, noto como Luis convulsionaba de placer entre sus manos y escucho sus gemidos de placer
Siiii, Aghhhh, muy bien princesa…
Descansaron sobre la cama tendidos el uno junto al otro, Luis en ese momento la abrazo y comenzó a besarla en la boca, Martha correspondió con besos intensos y profundos, y comenzaron a acariciarse de nuevo… y Martha le susurro al oído
- Fóllame, te deseo intensamente!!!!