La primera vez que vi una mujer casi desnuda
Un suceso inesperado marcó para siempre mi vida como voyeur.
Yo tenía alrededor de trece años. Mi madre le había prometido a nuestros vecinos cuidarles sus plantas durante el tiempo que ellos estuvieran ausentes por vacaciones.
Un día la acompañé cuando se dirigía al departamento de al lado a cumplir con esta tarea. Era uno de los días más calurosos del verano.
Cuando ingresamos en lo de nuestros vecinos escuchamos algunos ruidos y una voz proveniente de la cocina diciendo: "Mariana (el nombre de mi madre), ¿sos vos? Ella respondió: "Sí, soy yo".
Fue en ese momento cuando inesperadamente Patricia, la hija de nuestros vecinos, quien se había casado hacía dos meses, salió de la cocina luciendo solamente un diminuto y muy sexy conjunto de lencería de encaje negro. Todo sucedió tan rápido que, por unos segundos, nadie tuvo tiempo de reaccionar. No sé si estaba más sorprendida ella o nosotros. Creo que mi madre imaginó que Patricia estaba con alguien más en el departamento, por lo que no hizo ningún comentario sobre su escasa vestimenta. A primera vista, lo ajustado de su corpiño resaltaba un hermoso par de pechos redondos. Lo único que atinó a decir, mientras se colocaba una remera blanca que tenía en la mano fue: "¡No sabía que tu hijo estaba con vos!"
Patricia tenía en ese momento 28 años, cabello lacio, largo y castaño y una figura espectacular debido a su constante entrenamiento, ya que era una tenista casi profesional.
Al mismo tiempo que intentaba de explicarnos lo que estaba haciendo en la casa de sus padres (había venido sola a buscar algunas ropas suyas), trataba sin éxito de cubrir su llamativa ropa interior tirando de su remera hacia abajo (su remera era tan corta no alcanzaba a tapar ni su ombligo ni sus caderas y dejaba a la vista una pequeña y sugerente bombacha).
Después de dos o tres minutos de charla (que para ella deben haber parecido dos o tres horas), Patricia comenzó a sentirse incómoda y a ponerse algo colorada de vergüenza por el hecho de que yo la estaba mirando con demasiada atención (como para no perder ningún detalle). Fue entonces cuando dijo: "Será mejor que me vaya a vestir".
En ese instante mi madre me pidió que me retirara. Cuando estaba caminando hacia la puerta de salida me detuve unos segundos para mirar hacia atrás y vi a Patricia darse vuelta y caminar por el pasillo hacia los dormitorios regalándome también una hermosa vista trasera.