La primera vez que salí de chica
Desde pequeñita me gustaba vestir con ropitas de mis hermanas, pero siempre deseaba salir a la calle vestidita de señorita. Por fin, un día me animé, y fue maravilloso sentirme una nena...
Hola a todas, soy Carolina y me encanta hablar de mis primeras veces vestida en público y saber de vuestras experiencias, me encanta. Tengo 21 añitos y creo que llegó el momento. También tengo que decir que soy de cuerpo pequeñito pero bien proporcionado, delgada y con una bonitas piernas sin vello. En fin, siempre he sido un poco mariquita.
Por supuesto, antes de salir a la calle, me he vestido en casa con vestiditos de mis hermanas, pero siempre ha sido mi sueño salir vestida y maquillada a la calle. No me refiero a fiestas de carnaval o disfraces, ya que eso son fiestas en las que se sabe que vas disfrazada de nena. Lo que me encanta es salir de compras o a cenar y bailar como una señorita mas.
Por fin, un día no hace mucho me decidí, ya que había logrado una apariencia muy femenina y quería mostrarla en público. Tengo que decir que me gusta ir vestida clásica, un poco pija o niña bien.
Me preparé desde por la mañana: una duchita, cremas corporales para tener la piel suavecita y un buen rato para elegir el modelito y los zapatos. Como iba a ir de compras por la mañana con una amiga, elegí ir discreta y casual: después de la lencería, con braguitas y sujetador blanco, me puse una medias azul marino que me chiflan. Luego, una blusa rosa de encaje suave, con florecitas en tonos pastel y una faldita plisada (de tablas) azul, justo por encima de la rodilla (prefiero este largo a las minis, son demasiado llamativas para lo que quería).
Unos zapatitos de medio tacón también azul marino, con unos pequeños detalles dorados y me maquillé muy discreta, en tonos pastel, para hacer juego con la blusita: una base, maquillaje suave, en los párpados sombra azul con un poco de violeta justo debajo de las cejas y hacía fuera, lápiz perfilador alrededor de los ojos y un poco de rimmel. Para los labios me decidí por un rosa pálido muy jugoso (no me gustan los labios super rojos ni oscuros) y me apliqué un poquito de color en los pómulos y la nariz. Por supuesto no me olvido de los complementos: pendientes de una perla muy sencillos pero muy femeninos, unas pulseritas, una par de sortijas, una gargantilla y una diadema a juego con los pendientes en el pelo, que lo llevo un poquito rubio de media melena. Como final, un bolso de bandolera a juego con los zapatos.
Cuándo me puse delante del espejo, me convencí que podía salir sin miedos ni vergüenza (bueno, un poquito si). Me vi muy femenina y delicada, justo lo que quería, toda una señorita. Espero que dejéis comentarios y os prometo que el pronto escribirí como fue aquella maravillosa salida, me sentí fenomenal siendo una señorita ante todos.
Besitos