La primera vez que disfruté
Un tipo con poca experiencia disfruta con dos tios activos con los que ha uedado por medio del chat.
La primera vez que disfrute
Hola, me llamo José y os voy a relatar la primera vez que disfrute con el sexo entre hombres. Yo sólo había tenido un par de experiencias homosexuales con las que realmente no disfrute gran cosa pero esta vez fue distinto.
Una tarde, por medio del chat quedé con dos tíos activos. Con el que hable en el chat, Juan, le había enseñado unas fotos que me hicieron en cierta ocasión, soy un tío muy normalito que me gusta cuidarme. Pero su compañero Víctor necesitaba darme el "visto bueno" por lo que quedamos en una calle cerca de su casa. Todos llegamos puntuales y mientras nos presentábamos Víctor empezó a mirarme de arriba a bajo. Me miraba como a un mero objeto que fuera a comprar y eso me excitó muchísimo. Me encanta sentirme como un juguete con el que los demás puedan disfrutar. Y más aún si los "demás" son dos tíos cachas que no se lo que quieren de mi.
Al llegar a su casa me senté en el sillón, Juan y Víctor se sentaron uno a cada lado. Yo estaba muy nervioso puesto que no tengo mucha experiencia y cuando Víctor empezó a acariciarme la rodilla me puse más nervioso aún. En ese momento Juan pasó su mano por mi cara y sujetándome la barbilla acercó su cara hacia la mía. Cerré los ojos y noté como sus labios húmedos se pegaban a los míos. Abrí la boca poco a poco y Juan fue metiendo su lengua en mi boca. Mientras esto ocurría, Víctor subía por la parte interior de mi muslo llegando a mi paquete que sobaba a su gusto, con suavidad al principio y después agarrándolo con fuerza. Juan tampoco se quedaba atrás, al mismo tiempo que me besaba ya había metido su mano por debajo de la camisa y me acariciaba los pezones que, a esas alturas, ya los tenía en su punto.
Me sentía como un verdadero juguete, notaba manos alrededor de todo mi cuerpo, unas me acariciaban, otras me pellizcaban y otras me desnudaban poco a poco. Yo ya no sabía quien me estaba desabrochando la camisa, el cual cuando terminó empezó a lamerme los pezones para después subir hasta el cuello, notaba como una lengua subía hasta llegar a la parte de atrás de mis orejas, eso me hizo estremecer de placer y dejarme llevar por la situación hasta donde ellos quisieran. Mientras esto ocurría el otro, creo que era Víctor, me desabrochó el cinturón y me bajó los pantalones, mi poya estaba ya a reventar y necesitaba que la liberaran de su prisión, pero antes de quitarme los bóxer, me acarició los genitales por encima para después bajarme los bóxer hasta las rodillas. Mi polla saltó como un muelle y mientras el me la cogía para masajearme, con la otra mano me acariciaba el culo y me iba preparando para lo que venía. Cada vez que recuerdo ese día me pongo a 100. Desnudo frente a dos tiarrones que no dejan de usar mi cuerpo como si lo hubieran adquirido en unos grandes almacenes.
Mientras todo esto ocurría yo no estaba de brazos cruzados. Mis manos no daban a basto para hacer y palpar todo lo que quería. Al principio puse una mano en la pierna de cada uno que fui subiendo poco a poco mientras se caldeaba el ambiente, hasta que llegué a sus genitales que ya los tenían a pleno rendimiento. Por encima de los pantalones ya se notaban buenos bultos lo cual me preocupó un poco porque, como ya he dicho, tengo poca experiencia y mi culo está poco acostumbrado. Juan parecía que la tenia más grande que Víctor pero por encima de los pantalones no lo notaba bien por lo que fui desabrochándoles por turnos los pantalones a ambos. Una vez que ya los tenían bajados les metí la mano a los dos por y agarre sus dos poyas con mis dos manos, ahora ya no tenía dudas, Juan la tenía más grande que Víctor, más larga y más gorda. Las notaba las dos calientes y duras entre mis manos mientras los pajeaba un poco y ellos seguían disfrutando con mi cuerpo.
Cuando quise darme cuenta, ya estábamos los tres desnudos y recorriendo los cuerpos que más nos apetecían con las manos o la lengua. En un momento determinado ambos estaban lamiéndome un pezón cada uno, mordisqueándolo de vez en cuando y subiendo poco a poco por mi cuello llegaron hasta la boca donde los tres sacamos las lenguas y las juntamos en un beso mientras yo tenia sus poyas en mi mano y ellos me acariciaban la cabeza despeinándome por completo.
En ese momento Víctor se levanto del sillón, me cogió de la polla y me hizo señas para que le siguiera. Juan venía detrás acariciándome el culo. Llegamos a su habitación y Víctor me tumbo en la cama boca arriba, yo me empecé a poner nervioso y Víctor me susurró al oído que me tranquilizara para después darme un beso profundo, me metió la lengua hasta el fondo de la garganta. Puso mis piernas sobre sus hombros y Juan me empezó a acariciar mi pecho y a besarme. Sentía algo frío en mi culo y poco después notaba como me estaba metiendo algo. Primero empezó con un dedo, lo que me excitó muchísimo, después lo hizo con dos y, al notar que estaba disfrutando de esa sensación, me miró a los ojos mientras colocaba su pene en la entrada de mi culo. Ya notaba como intentaba entrar su glande. El no me quitaba los ojos de encima yo dejaba de mirarlo. Cuando hacia fuerza sentía un pequeño dolor que se me reflejaba en la cara. Entonces Víctor se retiraba un poco para después meter un poco más. De esa manera consiguió meterme el glande entero lo que me dolió un poco. Se paro un momento hasta que mi culo se adaptó y después me la metió entera. A esas alturas ya estaba desecho del placer. A cada envestida suya yo gemía de placer mientras el me miraba directamente a los ojos.
Cuando sacó la poya de mi culo yo estaba extasiado pero sabía que aún quedaba más. Víctor me cogió de los hombros y giramos sobre nuestros cuerpos. Yo estaba encima de el, le besé como antes me había besado el a mi y fui bajando por su cuello, relamí sus pezones y los mordisqueé. En ese momento yo estaba con el culo en pompa y me había olvidado de Juan, el cual empezó a acariciar mi culo. Abrí un poco mis piernas para que le fuera más fácil acceder a el. A cuatro patas como estaba, volví a mirar a Víctor a los ojos mientras Juan me empezada a introducir el pene en mi culo. Yo pensaba que ya no me dolería pero no fue así. No me acordaba que la poya de Juan era más gorda que la de víctor así que, poco a poco, también me fue metiendo primero el glande y después el resto de su miembro de un golpe. No me podía imaginar que hubiera tanta diferencia, sentía ese poyón en mi culo, dentro de mi, que me estaba haciendo disfrutar más que el de Víctor. Notaba sus envestidas que hacían que me uniese al cuerpo de Víctor. Mientras yo tenia la poya de Juan dentro, besaba a Víctor o dejaba que me lamiera el cuello. Mi cuerpo se movía entero cuando Juan me la metía hasta el fondo y mi gozo no podía ser mayor.
Cuando Juan estaba a punto de eyacular, sacó la poya de mi culo y se tumbó en la cama. Yo me tumbé entre los dos. Tres cuerpos sudados, excitados pajeándose en una cama. Juan y Víctor se pusieron de rodillas cada uno a un lado mientras se pajeaban. No podía creer que esas dos poyas me estuvieran mirando. Juan se corrió primero y dejó caer mi semen sobre mi pecho, a continuación Víctor hizo lo mismo y los dos al mismo tiempo se pusieron a limpiarme el pecho con su lengua mientras yo me pajeaba.
Cuando terminaron, Vítor se sentó sobre mis piernas, Juan me apartó las manos y me las sujetó sobre mi cabeza. Yo no sabía lo que querían pero pronto lo adiviné. Víctor me empezó a pajear y Juan a besarme. Yo no podía moverme, los escalofríos empezaron a recorrer mi espalda y no podía retorcerme todo lo que yo quería. Eso me excitó aún más, ya aunque yo no quería correrme para prolongar ese momento, al final pasó lo inevitable y eyaculé mas leche de la que yo jamás había imaginado que tenía.