La primera vez en un pub liberal .3
Fin de la historia
Eva nos pidió que nos fuéramos a otro sitio, se ve que no quería seguir allí.
Yo propuse unos apartamentos que se podían alquilar por horas cerca de Atocha y que nos darían toda la intimidad necesaria, pero Eva rechazo la idea. Se ve, que se cortaba delante de su marido y no quería hacer nada a la vista suya. Parecía que acababa aceptando un intercambio pero cada uno por su lado.
A mí se me ocurrió una solución para salvar la situación y que cada uno no se fuera a su casa, que era ir a un pub que yo conocía desde siempre. Allí podríamos seguir hablando más tranquilamente y tomar unas copas. Era un local donde habitualmente iban parejas en mi época joven, con varias habitaciones y reservados con muy poca luz y la música alta. Las parejitas aprovechaban para meterse mano a oscuras y sin que se les oyera. Los camareros servían desde una barra central donde también ponían bocatas y tapas y rara vez accedían a los reservados. A pesar del cambio de tendencias y de la perdida de la vergüenza para meterse mano de las nuevas generaciones, el pub había pasado de padre a hijo y este mantenía el mismo tipo de formato, eso sí, con la clientela ya más madurita.
En otra ocasión os contare alguna aventura asociada a ese bar, que seguro que os gusta. Pero esa noche, a Juan y Ana no les pareció mal ir allí, y a Eva tampoco con tal de dejar el pub liberal cuyo ambiente parecía que empezaba a incomodarla.
Como el acceso era algo complicado y difícil encontrar aparcamiento, propuse que Ana acompañara a Juan en el coche para indicarle el camino y Eva se viniera conmigo. A Juan le pareció bien enseguida y Eva no dijo nada, simplemente acepto acompañarme.
Yo le dije a Ana al ir a darle un beso:
¡No os deis prisa!
¡No te preocupes, lo llevare por el camino más largo!
En el trayecto trate de sondear a Eva a ver cuál era su estado. Le pedí disculpas si en algo la había molestado y una vez más le dije cuanto me gustaba y lo difícil que era contenerme con una chica que me atraía tanto. Para mi sorpresa, me contesto que no estaba enfadada conmigo en absoluto, sino con su marido. Habían quedado en ir despacio en este tema y consultándose el uno al otro, y a la primera oportunidad, él ponía la directa mientras ella se aguantaba las ganas.
¡Pues no te las aguantes, el tema está muy claro!
Si te apetece hazlo, Juan no va a dudar.
Eva me pregunto cómo lo llevábamos Ana y yo, y le conteste que muy bien, que una vez superadas las primeras dudas, no teníamos ningún problema ni había afectado a nuestra relación (en eso no mentía), que todo se basaba en la confianza y el respeto mutuo.
En esto llegamos al lugar. Yo sabía que una calle más atrás había un solar que la gente aprovechaba para aparcar. Estaba muy oscuro y al final en la parte con más baches donde solo entraban los 4x4 (era mi caso), solía haber sitio. Esto me había venido también muy bien para rematar alguna faena iniciada en el pub.
Una vez aparque decidí poner las cosas claras para saber a qué atenerme.
¡Oye Eva , me muero de ganas de continuar con lo que dejamos pendiente en la sala oscura! Si yo te gusto y lo deseas aprovechemos el momento. Aquí nadie nos va a ver.
¡No se Luis, no sé si es mejor dejarlo!
Mira, yo voy a acariciarte como antes y si hay algo que no te gusta o deseas parar me lo dices ¿vale?
No le di tiempo a hablar, la bese en los labios y empecé de nuevo a comerle el cuello.
Cuando me echó las manos al cuello y empecé a sentir su respiración acelerándose, supe que había vuelto a llevarla al punto anterior. Repetí todo el proceso, empezando por las tetas y echando para atrás los asientos, empecé a comerle los pechos mientras la acariciaba por encima de las bragas.
Cuando introduje los dedos entre estas y su coño, tocándoselo directamente, vi que estaba mojado, con flujo. Con la yema del dedo empecé a rotar alrededor de su clítoris poco a poco y cuando empezó mi dedo también a mojarse, lo introduje muy despacito en su vagina.
Note otra vez que empezaba a mover la pelvis y a agitarse su respiración. A pesar de la incomodidad, intente pasar mi lengua por su coño sin sacarle el dedo pero la postura era muy forzada, así que le pedí que se subiera lo más posible al respaldo del asiento y yo me acurruque como pude entre el salpicadero y ella, incomodo, pero con acceso total entre sus piernas.
Le saque las bragas sin que se opusiera y comencé a comerle su coñito mientras volvía a introducir mi dedo en él. De nuevo empecé primero a lamer y luego a chupar su clítoris apretando con los labios, sacando y metiendo mi dedo que ya se había empapado y corría por su vagina sin ningún problema.
Cuando comencé a sentir sus espasmos, viendo que se iba a correr, fui a por el premio que había estado esperando toda la noche.
Me saque el pene que me dolía de lo erecto que estaba y que ya goteaba de líquido preseminal. Subiéndome hacia ella, que ya estaba en posición con las piernas completamente abiertas, le acerque la polla, frotándole con mi punta y dejando que el resto se deslizara sobre su clítoris hasta llegar a mis huevos y vuelta a empezar.
Eva se agarró a mis nalgas y trataba de acelerarme el ritmo de frotamiento, se veía que estaba ya loca por correrse, así que en una de las embestidas, apunte hacia un poco más abajo y la punta de mi pene entro en su vagina. Jugué un momento a entrar y salir con ella y cuando mi pene estuvo lo suficientemente mojado apreté hasta el final.
Eva me clavo sus uñas en el culo y me apretó contra ella. Mi polla estaba que iba ya a reventar así que empecé a metérsela y sacársela. Ella se llevó una mano a su sexo y empezó a masturbarse mientras yo se la metía. Al poco comenzó a correrse con largos espasmos a la vez que con la mano libre me apretaba el culo contra ella para que no sacara ni moviera mi pene, se ve que quería tenerla metida hasta el fondo mientras se corría.
Yo ya no pude más y lance un chorro de semen que hasta a mí me pareció estar muy caliente.
Con dos o tres pulsaciones seguí soltándole mi leche hasta un último espasmo que me dejo ya listo y agotado.
Me derrumbe sobre ella y Eva saco la mano que había quedado aprisionada entre nuestros sexos. Todavía la sentía convulsionar un poco, por lo que creo que su orgasmo que empezó antes que el mío, también se estaba prolongando hasta después de haberla llenado de mi leche.
Como vi que le costaba respirar, reaccione y me pase a mi asiento, quedándome mirando al techo sin poder ni moverme del bajón. Así estuvimos unos cinco minutos, sin decir nada y recuperando el resuello. La primera en reaccionar fue Eva, que abrió la puerta del coche y salió fuera a vestirse.
En ese momento, se produjo una imagen que aún tengo grabada en mi mente y me pone muy burro cada vez que me acuerdo.
Al ponerse de pie junto a la puerta, iluminada por la luz interior que se encendió automáticamente al abrir, vi como se había salido de su coño un borbotón de mi semen, y lo tenía pegado en su muslo derecho, sobre su piel pecosa. Un fino hilito pegajoso llegaba desde ahí hasta la entrada de su vagina.
Se quedó un momento sin saber qué hacer, y yo mirando como hipnotizado. Después me pidió unos clínex y se lo limpio, subiéndose las bragas y terminando de recomponerse.
Luego nos encaminamos hacia el pub hablando por el camino. Me dijo que no hiciera ningún comentario y lo le dije que no, pero le pregunte si le había gustado. Ella contesto que sí, pero cuando le dije que esto se podría repetir más veces si ella quisiera, me corto diciendo que ya estaba bien por una noche.
Una vez en la puerta del bar, nos reunimos con Juan y Ana, que acababan de llegar.
Juan seguía lanzadísimo, intentando rematar la faena que empezó en el local anterior, pero Eva se le pego como una lapa y ya no le dejo opción.
En cuanto nos tomamos una última copa ella insistió en marcharse.
Nos intercambiamos correos, ya que a ellos no les pareció buena idea facilitar teléfonos y yo trate de volver a contactar un par de veces sin resultado.
Al final escribi un email pidiendo disculpas a Eva ( suponía que era ella la que no quería volver a quedar) por si la había molestado en algo.
Esta vez me contesto solo para decirme que no estaba en absoluto molesta conmigo, que el problema se había producido entre su pareja y ella y que habían decidido (especialmente ella supongo) no repetir por el momento una experiencia de ese tipo.
Una lástima porque ojala hubiese podido volver a verla sobre todo en una situación tan excitante como aquella primera noche.
Bueno ahora sí que acabo.
Gracias a todos por leerme, revivir esta experiencia es como volver a follar de nuevo, y si no es por el anonimato del foro y el interés común en estos temas, no son vivencias que se puedan contar al primero que pase.