La primera vez de Zack y Slater

Dedicado a todos los que nos hemos masturbado mil veces pensando en chuparsela a Mark-Paul Gosselar.

LA PRIMERA VEZ  DE  ZACK  Y  SLATER

Después de una ajetreada fiesta de Togas en el Instituto, todos emprendieron el camino a sus casas. El coche de Lisa no arrancaba, y mientras Screech llevaba a todas las chicas a sus casas con su viejo VolksWagen Escarabajo, Slater y Zack se quedaron a aintentar ponerlo en marcha.

Llevaban aún tragos. Slater pensaba en si podría hacer algo con Zack; hace tiempo que tenía ganas de probar su cuerpo. Un cuerpo que estaba harto de ver por el instituto y que, como no coincidían en la hora de gimnasia, aún no había visto desnudo. Esa noche podía ser la ideal, y además el curso estaba acabando, y cada uno se iría a estudiar al año que viene a una Universidad distinta.

Slater estaba trabajando en el capó del coche de Lisa cuando se dio cuenta de que Zack se estaba recreando mirándo su cuerpo. Se volvió y le devolvió la mirada con una sonrisa mientras miraba con auténtico deseo un rosado  pezón que la toga de Zack dejaba al descubierto. Sintió cómo su polla empezaba a endurecerse. Slater decidió hacerse el cansado, y le dijo a Zack que podrían mirar el coche mañana, después del partido de fútbol americano.

Los dos no comentaron nada más, y Zack le propuso a Slater ir a dormir a su casa, que estaba al lado del Instituto. Así no tendría que conducir hasta su casa en el estado en que se encontraba. Cerraron el coche de Lisa y se fueron a  casa del rubio. Entraron por la puerta del patio y subieron directamente a la habitación de Zack, que sólo tenía una cama pero ancha, de matrimonio. Slater pensó que podrían pasar muchas cosas esa noche.

Zack entro en el cuarto y empezó a quitarse la toga hecha con una sábana, dejando al descubierto un cuerpo definido y muscular, casi sin vello. Slater se lo comía con los ojos, fijándose sobre todo en sus pezones. Zack engañaba, y desnudo marcaba una musculatura fibrosa muy sugerente, sobre todo en el pecho y los abdominales. El rubio se  dio cuenta y le despertó de su hipnotizado instante preguntándole si él pensaba dormir con la sábana-toga puesta, o si quería un pijama. Slater dijo que dormiría en calzoncillos y empezó a quitarse la sábana.

Era el turno de Zack de recrearse. Slater estaba super fuerte, mucho más musculado que cualquier tío del instituto, no en vano era el campeón del equipo de lucha y uno de los mejores en el equipo de fútbol americano. Nadie le daría los 17 años que ambos tenían. Sus calzoncillos, blancos y ajustados, marcaban un paquete muy hermoso, subrayando muy bien la línea de su nabo morcillón ya en ese instante. Zack también se quedó en slips, unos muy pequeños de color gris que dejaban escapar por el elástico de la cintura rizos de su vello púbico, castaño muy claro. A Slater se le saltaban los ojos; el vello le ponía a mil, fuera en los sobacos, el pecho, las piernas o el rabo de cualquier compañero, pero con Zack ya era superior a sus fuerzas. Se moría por enterrar algún día su cara en el matojo de Zack.

El rubio se dio cuenta de las miradas que le desnudaban, y le dijo a Zack que ya podía ver que rubios del todo no eran: "Rubios rubios no son, ya lo puedes ver." Slater se río nerviosamente, pero su corazón se aceleraba y su polla se estaba endureciendo por momentos. Zack vio como el bulto del morenazo se inflamaba, pero no dijo nada. "Espero que no te importe compartir la cama, pero si quieres puedo sacarte un saco de dormir, Slater." Éste respondió enseguida que no había problema. Se dieron las buenas noches, y se tumbaron en la cama, en principio dándose la espalda. Los dos se sentían muy excitados por tener al lado a un tío tan deseable. Slater decidió intentar algo, y se volvió hacia arriba. Giró la cara y vio la espalda desnuda de Zack, pero no se atrevía ni a rozarla. Estaba a centímetros del cuerpo deseado, pero no se podía mover. Su polla estaba tan dura que le dolía, por lo que pensando que Zack estaba ya dormido empezó a cascársela intentando no hacer ruido. Cuando el presemen ya llegaba a su capullo, y los huevazos estaban apretadisimos en la base del tronco de su polla, Zack se volvío sonriendo, como un muñeco de resorte y le dijo "¿Puedo mirar?".

Slater soltó su nabo como si le quemara, mientras Zack le dijo que estaba muy caliente él también y que si le importaba que se pajearan a la vez. Slater sólo acertó a articular un gruñido que el rubio aceptó como un sí, ante lo que Zack se quitó los calzoncillos, destapando su deliciosa mata de vello y un durísimo pene de unos 15 centímetros completamente erecto, que saltó como un resorte al bajar el elástico del slip. Los dos empezaron a masturbarse muy despacio, pero el glande mojado de Slater hacía un ruido demasiado característico que estaba poniendo muy excitado al rubio.

Slater se acercaba más y más hasta pegar sus caderas a las de Zack. Pronto no pudo más y su mano saltó hacia el nabo de Zack. Los dos se rieron y pararon de hacerse la paja. Slater empezó a acariciar el pecho de Zack con sus dedos mojados de presemen, acariciando los pezones hasta ponerselos como canicas, y buscando sus sobacos. Zack levanto los brazos y Slater besó el hueco de la axila de Zack esnifando su sudor como si fuera una droga maravillosa.

Slater y Zack se miraron a los ojos y acercaron sus caras para empezar a besarse apasionadamente. La lengua de Zack exploraba los labios carnosos y la lengua del moreno mientras su mano se bajaba hacia el nabo de Slater. Éste hizo lo propio pasando su mano entre el nabo de Zack y sus muslos, pero decidió atacar al polla de su amigo, masturbándola lentamente arriba y abajo. Zack gemía como un gatito.

Slater aceleró el ritmo mientras seguía besando a su amigo. ¡Qué gozada! La mano de Slater sentía las pulsaciones aceleradas en el tronco de la polla de Zack, que tenía carga lista para ser disparada. Llevaba dos días sin masturbarse viendo las fotos porno que se bajaba de Internet, y eso para sus hábitos era un montón de tiempo. Un segundo después, Zack explotó entre gemidos derramando un río de lefa sobre el ombligo de Slater. Tan pronto como se recuperó, miró al moreno intensamente. Empezó a acariciar y lamer su torso, besandole los pezones, mordiéndoselos. Bajo hacia abajo y lamío su propio semen en el ombligo y los abundantes rizos morenos de Slater.  Lamió  la base de un nabo que superaba al suyo en casi 5 centímetros, y empezó a medirlo con la lengua hasta parar en un capullo tenso y repleto de energía, rojo oscuro como una cereza. Al llegar al glande, sus labios formaron un anillo elástico que empezó a masturbar el mástil de Slater. Éste había dejado caer hacia atrás su cabeza , desmadejado, ido en la sensación de la primera mamada que le hacía un chico. Los brazos del rubio acariciaban el pecho musculado de Slater, sus caderas, sus  glúteos , sus muslos, hasta provocar un placer que, a juzgar por cómo bombeaba la pelvis del morenazo presagiaba una corrida de impresión en su boca. La explosión casi le ahoga. Un chorro de crema salada y ardiente le cogió de improviso. Qué fuerte. Nunca se lo hubiera imaginado así de excitante.

Se levantó y besó a Slater mezclando semen en el beso. Slater le abrazó y se revolcaron por la cama hechos un solo cuerpo, hasta quedar Slater encima de él. Sintiendo como sus pollas se acariciaban entre ellas, Zack empezó a abrir las piernas de Slater, haciendo sitio para que su mano llegara al ano de Slater. El índice mojado en saliva de Zack empezó a jugar con el ano virgen del moreno campeón de lucha libre, que mugía como un novillo al notar el ataque.  Estuvo trabajando el ano velludo de Slater, mientras sus cuerpos abrazados frotaban sus nabos duros como rocas otra vez. Slater se apoyó sobre sus rodillas, se enderezó y pido a Zack que le follara.

Zack sacó los dos dedos que ya cabían en el ano del moreno y apretó su glande mostoso de sudor y lefa contra el agujero de Slater. Éste apartó sus glúteos con su manos para facilitar la jugada. Zack alineó su polla en el ano, y empezó a empujar muy suave, como había leído siempre en las historietas porno de Internet. Slater sintió el capullo morado y húmedo taladrarle el orificio, y se mordió los labios para disimular el dolor. Empezó a presionar a la par que Zack, para hacer penetrar su nabo hasta adentro.  Zack, que ya no podía más empujo demasiado, haciendo casi gritar a Slater. Menos mal que no había nadie más en casa. La polla ya estaba a dentro, y el dolor se iba disimulando, Slater cabalgaba a Zack mientras este acariciaba todo el torso y el nabo del luchador.

El rabo de Zack presionaba la próstata de Slater y la polla de éste se ponía cada vez más dura. Los dos gemían apasionadamente. El presemen de Zack sobraba para lubricar sus acometidas, pero el rubio no podía más. Explotó entre grititos llenando el ano de Slater de semen, que se rebosaba entre su polla y el esfínter relajado del moreno. Habia sido la corrida de su vida. Un segundo después, Slater explotaba con unos lefazos que salpicaron hasta el rostro del rubio. Cuando el orgasmo doble amainó, Zack sacó su rabo aún bastante duro del interior del culo de Slater, se dieron la vuelta y se abrazaron bañados en sudor y semen. Se besaron con una sensación de unión que nunca habían vivido en ningun otro momento de su ya larga amistad.

Slater rompió el beso para lamer los pezones húmedos por la lluvia de lefa de Zack; no habían hablado mucho durante el polvo, pero en esos momentos del después, no necesitaban más que sus ojos y sus manos para transmitirse algo superior. Se durmieron abrazados y húmedos, piel contra piel, sintiéndose los dos seres más felices del universo. Habían follado por primera vez, y lo habían hecho con  su ser deseado.