La primera vez con mi roomate

Llevábamos ya varias semanas en la cuarentena, vivíamos juntos e íbamos pasando el momento difícil. Siempre me pregunte si mi roomate era bisexual, en varias ocasiones cuando estábamos en reuniones me quedaba viendo fijamente de manera que registraba como erótica para mi, en otra ocasión se sentó a

Llevabamos ya varias semanas en la cuarentena, vivíamos juntos e ibamos pasando el momento difícil. Siempre me pregunte si mi roomate era bisexual, en varias ocasiones cuando estabamos en reuniones me quedaba viendo fijamente de manera que registraba como erótica para mi, en otra ocasión se sentó a mi lado y para hacer espacio corrió su mano por toda mi espalda. Pero siempre me dije que era la marihuana y el alcohol que lo hacían más cariñoso.

Cuando empezó la cuarentena fuimos agarrando confianza. En una madrugada, pensando que estaba dormido, me aventuré en calzoncillo a la cocina a buscar algo de comer pero él estaba en la oficina, me llamó y como si nada pasara me invitó para ver juntos una tabla de algún plan que estaba armando. Él vestido en ropa de dormir y yo en ropa interior, en una misma silla, quería montarlo ahí. No pasó nada, pero luego de eso, ya tarde en la noche salía en su ropa interior a la cocina o a buscar algo, y yo lo hacía también. Era más alto que yo, velludo, tenía un pecho bien formado el cual yo quería tocaro apretar, sus pezones eran pequeños, su cabello era rizado y luego de varias semanas sin cortarlo se movía solo, quería acariciarlo. Su paquete era grande y siempre su ropa interior luchaba por contenerlo.

En la noche del suceso, yo había salido al balcón a fumarme un porro, era de madrugada y había habido un corte de electricidad, estaba chorreando sudor y quería el aire fresco, era un balcón privado así que me podía dar el lujo de recibir el aire fresco de la noche en mi ropa interior. De repente lo escuché detrás de mi, "¿no puedes dormir?", "No, el calor no me deja, quizá fumando un poco me da sueño", "a veces yo me duermo acá, es fresco". Se puso a mi lado y yo le ofrecí el porro para aspirar, pero no lo tomó, me puso una mano en la espalda para sostenerme y otra en mi antebrazo para que no me moviera y le dio un jalón sin quitarlo de mi mano, no me dejó ir mientras exhalaba y luego le dió otro, me soltó.

Seguimos platicando y fumando, cada jalón que le ofrecía me envolvía más, se ponía más cerca, podía sentir su cuerpo contra el mío. No quería que se acabara el pitillo. Para cuando nos lo terminamos tenía un brazo alrededor mio, y su sudor empezaba a chorrear sobre mi. "¿Encendemos otro?" le pregunté, "claro que si" me respondió. Mientras iba a mi cuarto me di cuenta de que no solo estaba erecto sino que había empezado a lubricar, pero no me importaba, la oscuridad de la noche iba a esconder mi pene.

Arme otro porro y regresé, él se había sentado en el suelo, "acá está más fresco" me explicó. Me senté en un sofá enfrente de él, se acercó para poder fumar, encendí el porro, se lo ofrecí pero una vez más iba a querer que se lo sostuviera, se metió entre mis piernas, me sostuvo e inhaló. Luego era mi turno. Se recostó en contra de una de mis piernas y sentí su sudor, eso me exhitó más. Lo apreté un poco. Yo ya me sentía más relajado y lo comencé a abrazar con mis piernas, no dijo nada ni reaccionó, más bien comenzó a acomodarse. En uno de sus turnos noté que me había empezado a sostener con una sola mano y de reojo vi como con la otra se estaba acariciando el paquete discretamente, mis ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad.

Ya no me importaba y me atreví, "me voy a pasar al suelo, quizá si está más fresco", me empujé en el espacio entre el sofá y él, no se movió, entonces según me deslizaba mi erección acarició todo su cuerpo. Como no se movió, además, había quedado enredado encima de él. Mis piernas alrededor de su cuerpo y el debajo de ellas. Eramos un nudo de sudor, todavía quedaban algunos turnos del porro, me tocó a mi, cuando le tocó a él pasó un brazo por mi espalda y con otro me sostuvo. Mi pene iba a explotar, atrapado entre él y yo, lubricado y empapado en sudor. Pasé una mano por mi espalda y comencé a acariciar su cuello, su pelo, era más suave de lo que imaginé.

"Ya me toca cortármelo", me dijo, "te queda bien así, le respondí". Se acabó el cigarro. Pero no nos movimos, estaba tan high que no sabía que tanto tiempo estaba pasando. Seguí jugando con su pelo con una mano cuando empecé a acariciar su pecho con la otra. No dijo nada, pero dio un suspiro que me indicó que le gustaba cuando acariciaba sus pezones, seguí, con mi dedo a su alrededor y luego dando peñizcos suaves para que supiera lo que yo quería. Sentí que su mano estaba acariciando de nuevo su paquete, la mano que estaba en su pecho se movió a ayudarle, estaba empapadado, de sudor pero también de algo más viscoso. Seguí y no se quejó. Estaba erecto, se sentía grande, quería sacarla de un solo y chuparla hasta que se viniera. Todo se detuvo cuando me preguntó si quería agua, el iba a ir por un poco.

No sabía que había pasado, se levantó y me dejó en el suelo sentado, confundido. Escuché sus pasos, como abría la puerta de la cocina, segundos después como se cerraba, había ido a su cuarto y ahora venía para acá. Para mi sorpresa cuando pasó la puerta estaba completamente desnudo, su pene duro y libre, su cuerpo sudado, no podía ver en detalle por la oscuridad pero era grande, tan grande como yo quería, me ofreció un vaso con agua mientras el se sentaba frente a mi con otro. Lo terminó, se recostó contra la pared, piernas abiertas, su pene erecto en mi dirección, no dijo nada pero yo me acercqué a gatas, empecé con las bolas, sudadas, deliciosas, colapsé sobre el suelo frío mientras le chupaba el pene, respiraba fuerte mientras acariciba el tronco y jugaba con mis dedos con la punta, cuando la metí en mi boca empezó a gemir, fuerte, le gustaba, estaba deliciosa, sabía a sudor y precum, acaricié sus bolas con mis dedos, luego pasé a su pecho, lo lamí todo, sus pezones mientras lo masturbaba. Sentí sus manos dudar en su camino a mi pene, entró en mi ropa interior y bruscamente lo acarició pero sentir su mano me hizo excitarme más.

No sabía hasta donde quería llegar, así que me fui por lo seguro, volví a bajar a su pene, me quité mi ropa interior para poder masturbarme mientras lo hacía, él estaba gimiendo fuerte mientras mi lengua jugaba con su glande, sus manos en mi cabeza, empezó a empujar para que me la comiera toda, lo hice, cuando llegó al fondo dejó salir un gemido más fuerte todavía, con una mano me masturaba yo, quería acabar al mismo tiempo que él, con la otra jugaba con sus bolas, las apretaba, las jalaba. Empezó a retorcerse y sentí como su pene se hinchaba y comenzaba a bombear su semen en mi boca, el sabor me gustó tanto que hizo que me viniera, todo mi semen en el suelo y todo su semen en mi boca. Me moví un poco hacía arriba y me recosté, sentí mi semen caliente embarrarse contra mi cuerpo, él puso sus brazos en mi espalda y me dijo que hace tiempo quería eso.