La primera vez con mi hermanito
Cómo un inocente juego deriva en un doloroso accidente y en una situación muy morbosa
Esto sucedió hace años ya, mi hermano y yo ibamos en el instituto, y estábamos en esa época en la que un día le odias y al siguiente le cubres en casa, cosas de la edad.
Él es dos años mayor que yo, pero las chicas solemos madurar antes, a él con 18 años le encantaba hacerme rabiar, o directamente molestarme cada vez que estaba aburrido.
Un viernes noche estábamos solos en casa porque nuestros padres habían salido de cena, y para variar, se dedicó a incordiar mientras preparaba la cena. Yo estaba con un pantalon de pijama anchito y un top, la cuestión es que me vino por detrás y me tiró del tanga hacia arriba, debía de verse desde atrás, y a él no se le ocurrió mejor idea...
Le grité y el estaba enfrente riéndose de mi, a carcajada limpia, traté de acercarme para tirarle del calzoncillo, pero obviamente es más alto y fuerte que yo, no me dejaba acercarme.
Por aquel entonces pesaba 49kg, mido 1,67, y estaba ya desarrollada, tenía mis hermosos pechos y un culito que no creo que vuelva a tener tan bien puesto.
Mientras trataba de devolvérsela, y estando con ambos brazos agarrados, instintivamente lancé una patada que le acertó de pleno, no en plan bruta, pero si lo suficiente para hacer que cayera al suelo instantáneamente entre gemidos...
La verdad es que me asusté, no pude ni reirme, el pobre se quedo retorcido en el suelo y me acerqué para ver si estaba bien. El no paraba de agarrarse con las piernas abiertas, le dije que me dejara ver, quitándole la mano, y entonces es cuando vi que la tenía empalmada, creo que por eso le dolió tanto. El se puso más rojo de lo que estaba por el golpe, mientras algo en mi hizo que se la acariciara... siempre me ha parecido lo más sexy del mundo una polla erecta.
Le dije, ¿quieres un masaje a ver si se te pasa el hinchazón hermanito? y él no dijo ni palabra, tenía la polla en mi mano, que había introducido en su pijama, y el gemía de nuevo pero esta vez placenteramente...
Le baje el pijama y calzoncillo, tenía una polla no super larga, pero si gruesa y dura, me dispuse a chupársela, y cuando sólo llevaba un minuto empezó a gemir y convulsionar, corriéndose en mi boca sin avisar...
Había hecho mamadas antes pero nunca se me habían corrido en la boca, el niñato de él me dejó con ganas y con una abundante corrida que no pude evitar tragar parcialmente...