La primera vez con Marta (4)

Sigue la aventura. A veces se bajaba a buscar mi boca y luego me susurraba al oido, “no te corras”, “no te corras”, “ya lo hago yo por los dos”. Aguanta todo lo que puedas, lo decía melosamente, de forma casi suplicante, vamos, como para negarte.

Continuación de: MI PRIMERA VEZ CON MARTA – PARTE 1ª. 2ª y 3ª.

Para poder entender y meterse en el relato antes se debe leer la primera, la segunda y la tercera parte del relato.

4ª. PARTE

Tras unas horas de sueño reparador y nada como la madrugada y tener al lado una hembra como Marta, aún dormida, completamente desnuda y, esperando a que vayas sobre ella, me desperté como a las seis de la mañana, completamente duro y dije para mi, esto hay que aprovecharlo, me fui sobre ella y comencé acariciando sus nalgas, sus pechos, besando su cara. Medio dormida me ofreció su boca al tiempo que se ponía boca arriba con las piernas abiertas, como pidiendo que entrara en ella.

No perdí ni el tiempo ni la ocasión me coloqué sobre ella y buscando abrir sus labios vaginales con la cabeza de mi polla, fui haciendo presión poco a poco, frotando la polla en su entrada hasta que noté la lubricación y el camino mojado y abierto esperando la entrada. Entrada triunfal que se produjo en un momento, nada más presionar con fuerza abrió el camino y casi de un solo empujón se coló hasta el fondo. Ella por su parte ayudo con un suave movimiento de caderas hacía arriba y adelante, en busca del tesoro. Tesoro que para ella en ese momento era mi polla, recién despierta, con deseos y cachonda a más no poder, que mayor tesoro que "una polla dura que llevarte al coño", son palabras suyas de las veces en que habíamos hablado por el msn y teléfono.

La comencé a bombear suavemente, con firmeza, pero sin mucha rapidez esperando que se acoplase al ritmo y no se acelerase demasiado, que a veces lo hace de una forma tan violenta que parece te la quiere partir y quedársela para ella. Por el momento iba bastante bien, me chupaba el pecho, las tetillas y apretaba mi nalgas, para sentirla toda dentro, pero de forma suave y lentamente, sin prisas. Yo con las manos sobre el colchón y mi cuerpo despegado del de ella sólo pegados en la parte del pubis, me encontraba como el que está haciendo flexiones, sube y baja, mete y saca, sin sacarla toda, que luego no encuentras la entrada y te pones a dar golpes de ciego a ver por donde la logras meter.

Cada vez se colocaba en mejor posición para recibir el placer que quería, abría las piernas, subía las caderas y venía al encuentro de mi pubis, para sentir como le entraba hasta el fondo rozando la parte del clítoris, en ocasiones daba unos golpes de caderas rápidos y luego se detenía, creo que eran pequeños orgasmos que no quería se convirtieran por el momento en verdaderos orgasmos, estaba despertando al placer y lo hacía lentamente, dócilmente, como una buena y sumisa chica que se estaba preparando para gozar de una sesión de sexo muy larga, larguísima.

Tras un rato de hacer flexiones me dejé caer sobre ella, y quedamos pegados, completamente pegados, mi boca en su boca, mi pecho sobre mi pecho, mi vientre en su vientre, los pubis frotándose suave y ligeramente, cada vez algo más rápido, más profundo, sus piernas pasaron sobre las mías y me atrapó en una especie de llave de la que no podría escapar fácilmente. Ahora la que dominaba la situación era ella, me tenía prisionero de sus piernas y sus manos acariciaban mi espalda, mis nalgas, el cuello, me tiraba del pelo, subían y bajaban cada vez con más velocidad, velocidad que estaba imprimiendo a sus caderas, aumentando la frotación de su pubis contra el tronco o la base de mi polla, la tenía toda dentro y pedía más y más. Más intenso y más fuerte, no tardó mucho en llegar a un verdadero e intenso orgasmo. Dejó mi boca y se fue a morder mi cuello, mi oreja, mientras jadeaba, gritaba, se contorsionaba, apretaba mis nalgas como si quisiera meterme entero dentro de ella, la quería toda, parecía como si quisiera fundir nuestros cuerpos uno al otro. Fundidos casi estábamos, no había sitio por donde pudiese pasar ni el aire.

Tras la intensa y primera corrida del la mañana, me volteó y poniéndose sobre de mi completamente tendida abrazados y enganchados con los pies, comenzamos de nuevo con las caricias, las frotaciones, los besos. Hasta que se fue animando la cosa y se levantó quedando sentada sobre de mi polla, sus nalgas en mis muslos, sus hermosos pechos al aire, los tenía redondos, grandes y nada caídos. No se si era la primera vez que me fijaba bien en ellos o por la posición que ocupaba, pero tenía unos pechos de ensueño, para soñar con ellos. Aunque mejor los tenía para acariciarlos, chuparlos, comérselos y era lo que yo intentaba hacer, a ratos me levantaba un poco y me iba a acariciar, chupar besar y comer sus pechos, otros me tendía completamente y mis manos buscaban acariciar sus nalgas, también su clítoris. Ella marcaba el ritmo se aceleraba unos minutos y luego casi se quedaba parada, ralentizando sus movimientos, "para sentirla mejor", al menos eso me susurraba de vez en cuando. Sus manos apretaban mi pecho, en ocasiones mis huevos, acariciaba mis huevos y les daba pequeños apretones, como si de pelotas se tratase, pelotas parecen, pero no lo son, prueba de ello es que, a la vez que sentía gusto y un pequeño dolor, supongo que el pequeño dolor impedía que me corriese y eso era lo que buscaba, quería tener la polla en su interior el mayor tiempo posible.

Al ritmo de sus caderas, casi no me dejaba ni mover, era ella la que tenía el control y la que llevaba y dirigía el polvo. Corrida tras corrida, ya iban varias y a mi no había forma de que me dejase correr, unas veces se paraba en seco cuando notaba que estaba a punto de irme, otras, la presión de sus manos en mis huevos me hacían desistir, desistir inconscientemente, pues el pequeño pero intenso dolor de esos momentos no me dejaba correr. A veces se bajaba a buscar mi boca y luego me susurraba al oido, "no te corras", "no te corras", "ya lo hago yo por los dos". Aguanta todo lo que puedas, lo decía melosamente, de forma casi suplicante, vamos, como para negarte. Yo intentaba cumplir con sus deseos, aguantar el palo de lo más duro y a veces si no se paraba ella, la paraba yo, que aún llevando todo el control, cuando le tocaba a ella alguna que otra vez se olvidaba de que, fácilmente me podía correr con ella. Y, es que cuando estás a punto de explotar, cuando ya tienes los huevos a tope de leche, cuando estás gozando como un loco de la follada que te están dando. En estos momentos me estaba follando ella a mi, pues, yo prácticamente ni me movía, un poco las caderas empujando para que le entrase más, cuando notaba que estaba explotando en una nueva y continuada corrida.

Funcionaba como una cadena, encadenaba los orgasmos uno tras otro y no se cansaba, iba de eslabón en eslabón, en las uniones la corrida, luego un largo y lento caminar, hasta llegar a la unión con el siguiente eslabón, corrida de nuevo y a seguir con el largo camino a la búsqueda del otro. El sol entraba por la ventana y nosotros seguíamos a lo nuestro, no se cuantas horas llevaríamos pero ya pasaban algunas desde que habíamos despertado. Completamente empapados de sudor y de jugos por las partes bajas, pues entre los jugos vaginales de ella y seguramente algún que otro chorro que yo había expulsado también, presemen o semen que, tras tanto tiempo aguantando la corrida, igual hasta se había escapado algún que otro chorro de semen, seguíamos dale que te pego sin animo de terminar, por lo menos por su parte, parecía que no se cansaba, que había estado en algún centro de alto rendimiento, pues sólo se relajaba un poco tras cada corrida, pero al momento estaba otra vez, cadera va y cadera viene, buscando el camino del siguiente, y del otro y, otro más,…,y …,.

Haciendo caso omiso al "no te corras, que ya lo hago yo por los dos", en uno de sus orgasmos aproveche sus pequeños segundos de descontrol para soltar toda la leche acumulada, comencé a soltar chorros y más chorros de leche en su interior, mientras la apretaba hacía abajo, para que meterle todo la más que podía mi polla, que la sintiese por última vez lo más adentro posible. Para ser la cuarta corrida en menos de 20 horas, creo que expulse mucha más leche de lo que suele ser normal en estos casos, debe ser por lo largo de la elaboración que dio tiempo a acumular bastante en mis maltrechos y maltratados huevos, los tenía hechos polvo, entre los apretones y la acumulación de leche, creo que los tenía dormidos o algo por el estilo. Como cuando se te duerme un pie o un brazo que solo sientes un hormigueo que va i viene, pues así se encontraban mis huevos.

Tras la mutua corrida, nos quedamos abrazados, ella sobre mi, besándonos suavemente, los labios, el cuello, el lóbulo de las orejas, todo lo que estaba por cerca. La relajación era total, a punto de quedarnos dormidos, pero no era posible, yo tenía una reunión y ya llegaba con algo de retraso; aunque sabía que tenía la mejor excusa, no me gusta llegar tarde a las reuniones. Y, ella creo que tenía que realizar unos trámites en no se que organismo o audiencia. No quedaba más remedio que ducharnos y ponernos en marcha.

En la ducha estuvimos jugando, acariciándonos, besándonos, entre el jabón, las caricias y los besos, se volvió a poner cachonda a tope y tendiéndose en la repisa del jakuzi me ofreció su coñito abierto para que se lo acariciase y lo comiese por última vez. Me arrodillé ante ella y comencé a chupar su coñito, lamer sus labios vaginales, su clítoris, a meter la lengua y los dedos en su coño, unas veces la lengua, otras los dedos. Sus manos en mi cabeza dirigían mi trabajo, unas veces me presionaba más, otras me dejaba respirar un poco, hasta que conseguí hacerla correr de nuevo, enroscando sus piernas tras de mi cuello, cuello y espalda, me dio un abrazo de esos que te dejan sin respiración. Seguí pasando la lengua suavemente, hasta que soltó la presión y me pude liberar de su abrazo. Quedó tendida sobre la repisa con las piernas abiertas, el coño completamente ofrecido y yo que ya la tenía medio dura de nuevo me fui sobre ella y se la metí hasta el fondo. Comencé a cabalgarla con ganas, con fuerza, furia, rabia, creo que iba todo acumulado. Por un lado el no disponer de tiempo para hacerlo con tranquilidad y por el otro, que no sabía cuando la volvería a ver. Entre abrazos, besos, jadeos y su caricias terminamos el polvo en unos pocos minutos, la verdad es que parece una incongruencia que los anteriores fuesen largos y el último el más cortito, cuando debería ser al revés, pero las circunstancias mandan y el no disponer de más tiempo nos obligó a echar un polvo salvaje, violento, creo que fue el más violento de todos, el de más rabia, como si el deseo y la pasión se hubiesen juntado de golpe. Tras unos pocos minutos terminamos casi estoy dispuesto a decir en la corrida de la impotencia. Yo ya no tenía leche que descargar, malamente un par de chorros pequeños y ella estaba a tope de corridas, no se cuantas había tenido, pero sólo en el polvo de la mañana yo le conté unas cuatro o cinco; algo normal en ella, lo anormal según ella me decía era correrse sólo una vez, si con alguien no pasaba de una corrida, no repetía nunca más. Por ese lado podía estar tranquilo, había superado con creces los mínimos.

Tras una nueva ducha, no habíamos abandonado la bañera, yo me afeité mientras ella se arreglaba para salir. En unos minutos abandonamos la habitación y nos dirigimos a la calle. Tomamos diferentes taxis, la dirección a donde nos dirigíamos era contraria, no podíamos ir juntos. La despedida breve, un besote con lengua y a ver cuando podíamos repetir.

Bueno aquí terminan la última parte del relato, espero que lo hayan disfrutado. Seguro que quien más lo disfrutó fui yo, bueno y Marta también, según sus palabras lo pasó genial y estamos deseando volver a repetir. Pero eso será otra historia.

Espero sus comentarios y demás en mi correo. A las mujeres que os apetezca agregarme al msn con el fin de charlar, comentar,…, …, en fin, pasarlo bien si surge la ocasión, os espero.

Quien quiera sentirse protagonista por un día, bienvenida, sólo se necesita buen cuerpo, ganas de gozar y vivir en Madrid o cercanías. También mujeres que no tengan problemas de desplazarse. Saludos a todas

admirador_40@hotmail.com