La primera vez con Marta (3)

Siguen las aventuras de esta pareja sexual. Sexo pasión y desenfreno en un explosivo encuentro de esta pareja. Una escritora de Relatos Eróticos y un Amante de las mujeres, un Admirador del buen sexo. Lean y opinen...

Continuación de: MI PRIMERA VEZ CON MARTA – PARTE 1ª. y 2ª.

Para poder entender y meterse en el relato antes se debe leer la primera y la segunda parte del relato.

3ª. PARTE

Tras los juegos del hidromasaje, o mejor, de las chupadas y lamidas de coño y polla. Nos duchamos y nos arreglamos y acicalamos un poco para salir a cenar con el fin de recuperar energía para el resto de la noche y la despedida de la mañana.

Una copiosa y abundante cena, luego un largo paseo (con el fin de digerir bien los alimentos) hasta llegar al hotel.

Metidos ya en la habitación comienza de nuevo la acción, nos desnudamos mutua y lentamente, mientras los besos, las caricias, las miradas cómplices que acompañaban cada movimiento, cada insinuación, cada sonrisa. A vista de cualquier desconocido formábamos una pareja enamorada, entregada y con unas ganas inmensas de vivir la vida, craso error, lo que formábamos era una pareja de vicio. Si como leen, vicio, vicio por el sexo, vicio por gozar y hacer gozar a la otra parte, vicio de sentir una piel sobre la del otro, vicio, por…, todo llevaba a un mismo fin, el gozo sexual, el disfrute de una tarde noche de sexo y pasión, con toda la complicidad, cariño que podía existir en el período que hacía que nos conocíamos, a través de lo que habíamos chateado y de las horas que llevábamos juntos. Realmente lo estábamos pasando genial, para ser la primera vez, la palabra adecuada sería increíble. Increíble pero cierto, había sucedido y sucedía una serie de actos cómplices para los que nos habíamos citado y que los estábamos llevando a cabo con toda la atención y dedicación que nos habíamos propuesto antes de programar el encuentro.

Siguiendo con la acción, ya completamente desnudos, abrazados, acariciando todo lo que encontrábamos, y besando ídem de ídem. El siguiente paso era probar que tal lo hacíamos en la cama, y ahí fuimos a terminar, me tocó perder o me dejé ganar, pero caí debajo de ella en la lucha de besos abrazos y caricias que habíamos mantenido antes de caer en la cama, me tocó caer debajo. No me preocupó para nada, me gusta ser objeto de deseo y muchas veces se goza más siendo objeto que tomando parte activamente. Como tal objeto, rol voluntario, no impuesto, me dejé hacer. Tendida sobre de mi comenzó a besar mi boca, mi cara, mi cuello, al tiempo que bajaba por mi pecho, las tetillas, los pectorales. Ahí me dedico unas cuantas mordidas, supongo que, para comprobar su dureza, bajaba hasta el ombligo, volvía a subir a mi boca. En medio, chupaba mis tetillas, mordía los pectorales, mientras frotaba sus muslos con los míos y muy ligeramente con su vientre mi polla que estaba dura, intentando levantar cabeza, era imposible que levantase la cabeza teniéndola a ella encima, mi potencia no llega a levantar eso.

Tras unos minutos de sube y baja, de la boca al ombligo y del ombligo a la boca, comenzó a bajar cada vez un poco más abajo, me pasaba la lengua por los alrededores de la polla, acariciaba mis huevos, besaba y pasaba la lengua por mis muslos, todo lo que pillaba cerca de mi polla, era besado, lamido, acariciado. Pero, de momento, a mi polla, tiesa y dura como un roble, le tocaba sufrir, ni la más mínima caricia, ni un besito de compasión, sólo sufrir, sufrir de gozo, pues las caricias y los besos, lamidas, me estaban poniendo como una moto. Que forma de sufrir gozar, lentamente fue subiendo en busca de mi pecho, ahora metió mi polla en medio de sus pechos y le dio unos apretujones con ellos, siguió subiendo y llegó a besar mi boca, a chupar mi lengua, a la vez que me entregaba la suya para que se la chupase también. Por mi parte sólo acariciaba su cara y un poco sus pechos, siguiendo con mi actitud de pasivo, de objeto, era ella la que tenía la posición activa del momento y era a la que tocaba seguir su rol, yo aceptaba el mío a plena satisfacción, que forma de recibir placer. Creo que no puede existir mejor forma de catar, de sentir y de saborear el placer, cuando sólo te dedicas a recibir, sin estar pendiente de dar, ya llegará tu momento, sólo piensas y sientes lo que recibes, todos los poros de tu piel están de forma activa buscando sensaciones, tu mente trabaja de forma relajada, pero sin perder detalle, procesando todas las sensaciones y señales que le llegan de todo lo que recibes, besos, caricias, roces

Vuelta a los bajos y ahora si, ¡al fin!, su lengua, su boca y sus manos se dedicaron a lengüetear, besar, chupar, acariciar, …, …,. La sensación, inmensa. El placer, indescriptible, ¡esto si es gozar! Fueron unos minutos, unas horas quizá, serían minutos, pero su goce vale por horas, en unos minutos recibes el goce como si fuesen horas. Me chupaba la punta del capullo, lengüeteaba la parte donde termina o se metía la polla en la boca, intentado abarcarla toda, en toda si extensión, alguna que otra vez creo llegué a sentir sus labios en mi vello púbico, lo que quería decir que había conseguido metérsela toda en la boca, se la comía enterita y vuelta a jugar con el capullo otro poco, otra vez toda para adentro. Así hasta que para evitar correrme no me quedó más remedio que pedirle un cambio de rol. O esto o me corría sin remedio, mejor lo del cambio y así retardaba el final y me dedicaba a pagarle el favor.

Mi intención era darle el mismo pago que había recibido y a eso me dediqué, tendido sobre de ella comencé por su boca, sus labios, su lengua, el cuello, los hombros, sus pechos, tenía unos pechos hermosos, redondos, duros, sin estar caídos. Sus pezones eran como puntas de bala, estaban duros como piedras, se los mordisqueé, chupé, acaricié, besé.

Mis manos mientras seguían el recorrido de mi boca, por donde pasaba la boca, las manos iban detrás acompañando los besos y lamidas con caricias. Según iba bajando, sus manos se apoderaron de mi cabeza, cada vez más abajo, más cerca de sus partes húmedas, y la presión de sus manos aumentaba, estaba completamente encendida y quería que llegase a comer el coño. Intenté pasar de largo, seguir por la parte interna de sus muslos, pero no me lo permitió. Sus manos, benditas manos, se dirigieron mi cabeza a donde ella quería, recogió las piernas y levantó un poco el culete, dejando su coño en mi boca, o poniendo mi boca en su coño, no se bien cual fue la acción, si poner su coño en mi boca o mi boca en su coño. Total da igual, el resultado era el mismo, quería gozar sin esperar más, estaba desesperada por correrse, ventajas que tienen las mujeres, más las que son multiorgásmicas y ella lo era.

Comencé a meter mi lengua en su coño, a pasarla por la vulva, a chupar el clítoris, mientras como podía con mis dedos le acariciaba los labios, se los metía dentro y alguno de ellos acariciaba la entrada de su ojete. No tardó mucho en explotar, le gustaba correrse y lo hacía con relativa facilidad con unas ligeras chupadas y lamidas, ayudadas de los dedos se corría en unos pocos minutos, algo que facilitaba un montón el trabajo, y mi trabajo era en ese momento muy satisfactorio, no sólo por lo que estaba gozando, sino por verla y sentirla gozar a ella. En todo momento, yo jugaba con ventaja y no tenía problemas de un gatillazo, que, ¡al mejor escribiente se le puede ir un borrón! Seguí con mis besos y caricias mientras ella se contorsionaba, gemía, aullaba, se corría como una posesa, sus manos me apretaban contra su coño, con la sana intención de recibir el mayor placer, más creo que era difícil, por lo que demostraba en cada corrida, las sentía como si fuese la primera, cada una era igual o mejor que la anterior. Tras unos minutos de relax fui subiendo poco a poco, buscando sus pechos, su cuello, su boca, estaba jadeando, con la boca entreabierta, totalmente en celo, sus manos fueron a la búsqueda de mi polla, la quería sentir dentro.

Nada más meterla se la volvía a sacar y comencé a jugar con ella en la puerta de su coñito, se la pasaba por toda la vulva, los labios, el clítoris, hasta el ojete, pero sin metérsela, comenzamos una pelea ella pugnaba por meterla y yo no la dejaba, sus caderas se adelantaban con la intención de apoderarse de mi polla, mientras sus manos presionaban sobre mi culo para que no pudiese escapar. La quería tener dentro y peleaba por ello, demostraba sus deseos sin ningún tipo de rubor, sabía gozar y quería hacerlo sin ningún corte. Mi intención sólo era ganar un par de minutos, que el deseo la ayudase a desear correrse otra vez, que los roces de la entrada, la pusiesen en el punto de ebullición, la dejasen en la boca del volcán, volcán dispuesto a expulsar toda la lava posible, en forma de jugos vaginales.

Cuando sus movimientos y contorsiones aumentaron, y con ellos su desesperación por tenerla dentro. Cuando era ya inminente la llegada de una nueva corrida, me dejé ir dentro de ella, me recibió como puede recibir un sediento unas gotas de agua, con una exclamación o un estertor de jubilo que sonó en toda la habitación, sus piernas se levantaron y se engancharon a mi espalda, para no permitirme que me saliese de nuevo y con unos pocos y rápidos movimientos, comenzó a correrse de nuevo, jadeaba, me apretaba por todos lados, mordía lo que encontraba a su alcance, parecía un animal, una animal que sólo pensaba en gozar, en disfrutar de cada una de las sensaciones que tenía, las cuales transmitía de una forma increíble, era capaz de sentir lo que ella estaba sintiendo, como una mutación de los sentidos, yo era capaz de percibir con relativa claridad y facilidad el placer que ella vivía, sus expresiones de jubilo, jadeos, estertores, como se quiera llamar junto al movimiento de su pelvis, de su culo y las contracciones de sus muslos y su coño, transmitían su goce. Ese goce o placer inmenso que estaba a punto de hacerme correr, pero mi intención iba más lejos y no me podía permitir una corrida momentánea que me dejase sin fuerzas para lo que vendría a continuación.

Tras unos minutos de relax, completamente abrazados, seguíamos en la misma posición, sin movernos para nada, sólo los besos y caricias en la cara. Besos y caricias que ayudan a relajar, pero yo seguía metido en ella hasta lo más hondo que podía y ella no había aflojado la presión de sus piernas ni por un segundo, no quería que me escapase de su interior. Al final poco a poco nos fuimos soltando del abrazo, me salí de ella me puse de pie a un lado de la cama y le pedí que se arrodillase en el borde de la cama, quedó de rodillas en la cama el culo a la altura de mi polla y su cabeza en el centro de la cama. De esta forma, sometida y sumisa, me ofreció una visión de sus caderas, su impresionante culo, su coñito todo abierto, mojado y goteante, a la vez que su ojete, inexplorado por mi, pero por poco rato.

Comencé a pasar la polla por la puerta de su coñito se la frotaba bien frotada cogiendo el máximo posible de jugos y los iba subiendo a su ojete, una y otra vez, cuando ya era visible e inminente que su ojete tenía bastante lubricación en la entrada, decidí atacar aquella cavidad, inexplorada por mi, que se me ofrecía de forma que no me podía resistir a ello. A ver quien es capaz de resistir una tentación semejante, yo al menos, no puedo, va en contra de mis valores, no se puede dejar de atender una tentación semejante.

El ariete en marcha, en marcha llevaba ya no se cuanto tiempo, comencé a presionar sobre su ojete, metí el capullo y me quedé unos segundo quieto, sin moverme, esperando la relajación de su esfínter, aunque creo que estaba más que relajado. Presioné otro poco metiendo parte de mi polla e intenté quedarme quieto, otro compás de espera. Ni espera ni nada, su culo vino hacía atrás y se la metió de una vez hasta el fondo, realmente estaba bien relajado, mis apreciaciones anteriores eran del todo correctas, aunque no me atreviese a entrar de golpe por miedo a hacerle daño o causar dolor. Tras el embate inicial donde ella se la metió toda comenzamos un mete y saca suave al principio y cada vez más acusado.

Mis manos acariciaban sus nalgas, buscaban sus pechos, apretujé sus pezones, el vaivén cada vez era más rápido, una de mis manos se fue a buscar su coñito, acariciar su clítoris, para ayudarla a correrse, pues yo no aguantaría mucho en esa posición. Su esfínter apretaba mi polla, tenía el culo estrechito, al igual que su coño, no era muy abierta, sus cavidades eran relativamente estrechas, creo que con las pollas grandes y gordas podría tener problemas de adaptación, aunque yo no soy nadie para decir eso.

La mía la recibía muy bien y me hacía gozar de una manera increíble, que era lo importante en ese momento. Al llegar a intentar acariciar su coñito se me había adelantado, tenía una mano allí y literalmente se la estaba machacando, se estaba haciendo un pajote en toda regla y creo que tenía algunos dedos metidos dentro, ante esto yo sólo me dediqué a acariciar su pechos, besar su espalda, hasta me erguí y comencé a darle con más fuerza, sólo me quedaban unos momentos, ya la corrida era inminente y quería que la sintiese con fuerza, le di lo rápido y duro que pude hasta que sin poder aguantar más comencé a soltar chorros de leche en su interior, no se cuantos fueron, supongo que muy pocos, ya era la tercera corrida en un día y no se puede decir que fuera muy abundante, aunque, el gozo, el placer y la sensación de vértigo sigue siendo la misma que en la primera, la cantidad de semen que expulsas es bastante menor. Estaba en ello, en llenar su culo con la poca leche que me quedaba en mis reservas cuando comenzó a jadear, a aullar, dar pequeños gritos, hasta que terminó corriéndose de nuevo con igual o mayor intensidad si cabe. Dentro de las mujeres multiorgásmicas las hay varias de clases, las multiorgásmicas intensas (el caso de Marta) que se corren un montón de veces y siempre parece que es la primera y las multiorgásmicas normales o bajas, que suben y bajan la intensidad del polvo y no sabes muy bien si se ha corrido o no, al final resulta que sin darte cuenta se ha corrido cuatro o cinco veces y tu esperando a ver si consigues que se corra al menos una.

Tras la apoteósica y última corrida, por el momento, caímos rendidos sobre de la cama, un rato de descanso y luego una ducha y un poco de hidromasaje, para terminar de relajar los músculos y poder dormir a pierna suelta, que todavía quedaba la despedida de la mañana. De momento todo iba bastante bien, por mi parte creo que mucho mejor que lo planeado, ella decía que también, aunque de las mujeres, cualquiera se fía y mucho menos de una multiorgásmica intensa que igual estaba pensando en otro par de corridas antes de dormir y yo estaba que me moría. Completamente agotado y sin reservas por el momento para nada más.

Unas horas de sueño reparador y nada como la madrugada y tener al lado una hembra como Marta, aún dormida, completamente desnuda y, esperando a que vayas sobre ella, me desperté como a las seis de la mañana, completamente duro y dije para mi, esto hay que aprovecharlo, me fui sobre ella y,…, …,

Pero esa será la cuarta entrega…..

Bueno espero que haga sido de su agrado la lectura de la segunda entrega y que estén deseando recibir la tercera, será en unos días, tiempo al tiempo, que para todo se necesita…, hasta para practicar lo más sabroso que existe, el sexo, se necesita tiempo

Espero sus comentarios y demás en mi correo. A las mujeres que os apetezca agregarme al msn con el fin de charlar, comentar,…, …, en fin, pasarlo bien si surge la ocasión, os espero.

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