La primera vez

Esta fue mi primera experiencia sexual.

El siguiente relato es un hecho real , es decir, la primera vez que tuve una experiencia sexual. Nunca supe bien cómo y con quien lo haría, pero ocurrió que fue con otro chico, más maduro que yo. Pero primeramente os relataré el comienzo de toda primera vez.

Fue mediante Internet. Solía meterme en diferentes chats y con el tiempo entendí que en los chats gays se podía hablar y concretar encuentros con mayor facilidad que en otros. Tuve curiosidad por aquello y mediante páginas y charlas con gente que tenía mayor conocimiento en el tema, me fui interesando por aquello. Con el tiempo tuve cada vez más morbo y no duró mucho hasta que me decidí arriesgarlo.

Un hombre de unos 30 años, es decir 10 años más que yo, se empeñó en que lo intentara con él y al rato no dudé en acceder a la cita. Tenía que ser en su casa, ya que vivo con mis padres. Así que me preparé a la cita, depilándome por completo y dejándome guiar por mi morbo. Llegué pues a un recóndito edificio, dejé sonar el timbre y al instante me abrió la puerta un hombre vestido de negro, alto de unos 1’80 m y con pelo corto y oscuro. Con una leve sonrisa me invitó pasar y me indicó que siguiera hasta el salón. Algo nervioso me quedé en medio de la habitación. Él se me arrimó de frente, comenzó a desligar sus manos por mi cuerpo y husmeó mi rostro, dándome pequeños besos por el cuello. Yo me quedé petrificado, sin saber qué hacer. Se apartó entonces y me guió hasta su cuarto, entrando él primero y sentándose en su cama. "Desnúdate", me dijo a secas. Yo estaba algo aturdido pero obedecí sin más, dándome prisa y dejando toda mi ropa en el suelo. Mi polla estaba al rojo vivo y me quedé ahí, sin más. "Ven", me dijo una vez más a secas. Me acerqué tímidamente al borde de la cama donde él ya yacía sin calzoncillos, solamente con una negra camiseta puesta. El era bastante velludo y su polla se había emergido en posición recta. Me cogió suavemente de la mano, me hizo girarme, quedándome a su lado de pie y con la mirada hacia el televisor. Acostado deslizó su mano por mi respingoso culo y con suave tacto empezó a juguetear con su dedo en mi agujero. Noté un sentimiento muy reconfortante, teniendo que dar de mí un sigiloso gemido. Jamás había notado algo semejante y comprobé que me gustaba. Durante unos instantes me dejé llevar de ese consolante sentimiento y cuando ya deseaba más de él, le rogué hacer una pausa por un momento. "Espera", le dije, mientras imbuía mis dedos en mi boca y húmedos de saliva los lubriqué en mi propio agujerito. Al cabo de un rato me dijo que cogiera su polla que estaba esperando ser utilizada. Con mucho tacto cogí con mi mano derecha su palo y comencé levemente a hacer esos movimiento que solamente conocía de películas porno. Y en aquél instante pensé que no es posible lo que estoy haciendo : de pie, le estaba masturbando tímidamente a otro chico.

Al rato dejó de juguetear e hizo un gesto como señalando que me sentara encima suya. "Ven", me dijo. En ese instante me acordé del preservativo que me había traído, fui un momento a mis cosas y de cuclillas me puse a rebuscar el dichoso condón. Modestamente le dí el preservativo, lo miró un instante y lo puso encima de la mesa de noche. "No lo vamos a utilizar?", le pregunté algo perturbado. "Tienes miedo? Soy una persona muy limpia", me contestó. Entonces no supe qué hacer. Siempre me habían dicho que debería utilizar el preservativo y estaba a pocos instantes de perder mi virginidad, tener un momento crucial en mi vida sexual. Estaba muy caliente y no tenía ganas de tener que despedirme de él sin más. No reflexioné mucho más y me dejé llevar por el morbo y la idea de hacer una primera vez de manera algo guarra. Me excitaba. Con cuidado me senté sobre su barriga, estando él como al principio acostado en la cama. "Inclínate más hacia mi", me dijo. Atontado hice lo que me dijo y de repente noté cómo algo duro penetraba de lleno en mí. "Ahh!", fue mi corto y tímido grito. Mi mirada se nubló y duró unos breves segundos hasta que pude recapacitar lo que estaba pasando, mientras me follaba, estando yo encima de él tan inclinado que ambos pechos se tocaban. Me estaba follando un chico y lo más curioso es que me encantaba. Con cada movimiento que hacía dentro de mí pude percibir aspectos nuevos, que me hacían sentir como una chica. Con el paso del tiempo me atreví a llevar yo el ritmo, levanté algo la cabeza y el torso y comencé a cabalgar levemente encima de él. Sus manos que se habían posado sobre mi cadera comenzaron a subir por mi cuerpo, masajeándome finalmente los pechos. "Tienes tetitas", me dijo de repente, forzándome a inclinarme una vez más hacia el. Su follada permanecía inalterable, pero de pronto comenzó a chupar de mis penzones. - Aquí tengo que hacer un inciso y es que no soy nada gordo ni por el estilo, eh? –

"Te gusta?" –"Si", le contestaba yo obedientemente , dejando de mí cortos y silenciosos gemidos, que al mismo tiempo aumentaban el morbo. Al rato quise probar más cosas, y en mente me entró la idea de chuparle la polla. No lo había reflexionado ni siquiera , sino que le pregunté al mismo tiempo si es su deseo. "Te chupo la polla?", le dije yo de tal manera que yo mismo me asusté. "Claro", contestó y al instante me levanté, me ubiqué a los pies de la cama y volví a inclinarme sobre su polla reluciente. Con mi mano me ayudé a estacionarla frente a mi boca y con mi lengua comprobé su tacto. Era tiesa, pero a la vez blandita, húmeda y con mucha dulzura dejé que mis labios tocaran su capullo. Esto está genial, pensé para mí mismo y sin mucho que dudar, casi como de impulso, comenzé a absorber de manera feroz, intentando con mis labios que no sintiera mis dientes. Era lo máxime que había sentido hasta entonces y me sentí muy guarro pero a la vez placiente. Con el paso del tiempo fui haciendo diferentes juegos con su polla. A él no le parecía importar, mientras imbuía cada vez más a fondo su nabo en mi boca, hasta casi no sentir el aire. A veces ralentizaba la marcha , le daba cortos besos y chupetones o humedecía con algo de saliva su polla para seguir con el rito. No sé pero fue genial, más cuando dejaba de mí tímidos gemidos y ruidos de satisfacción : "Hmm".

Estaba pues de rodillas en la cama y mientras hacía esto, no dudé en poner mi culo en pompa , porque quería regalarle también una bonita vista a quien me ha quitado la virginidad. "Quieres que me corra en tu boca, eh puta?". "Si", le contesté sin duda alguna y sin haber recapacitado de que me había llamado puta. Estaba más salido aún cuando me dijo aquello y le pedí que me cogiera del pelo. Su mano empezó a deslizarse por mi castaño cabello, mientras yo seguía lamiendo y chupando.

Cuando agitó su polla en mi rostro, dándome cachetes con su polla sobre mis mofletes, no ví semen que corriera en mi cara, y buscaba como loco aquel liquido. Igual no se habría corrido, pensé. Cuando se levantó y se fue al baño, entendí que se había corrido pero que o bien se había pajeado antes de nuestro encuentro o bien era algo que no comprendía bien. Quedé recostado en la cama y cuando volvió , se quedó de pie frente a mí. Comprendí que quería más, al igual que yo que había entrado en una fase donde nada me impedía seguir jugando y conociendo nuevas cosas en la cama. Así que me acosté de espaldas y abrí mis piernas lo más ampliamente posible. "Follame", le dije yo. Pero no me hizo mucho caso, esperó y entonces fue cuando me dí la vuelta, me puse a cuatro patas en la cama y puse mi culo en pompa de tal manera, que toda mi parte superior delantera estaba sobre el colchón. "Fóllame", volví a repetirle y alcé mi miraba por encima de los hombros.

No noté reacción alguna y cuando quise cambiar una vez más de postura, noté de repente una mano sobre mi espalda y oí un "Espera". Uno, dos pasos y mis estiradas nalgas sintieron el leve tacto de su polla. Esperé el momento en el cual me penetrara, pero fue una eternidad. Entonces sus manos se asentaron sobre mi cadera y su capullo rozaba mi coño de vez en cuando, haciéndome que mi calentura aumentara. Sentí la tensión, a veces queriendo ver algo pero sin éxito y fue cuando de pronto sentí un brutal golpe, metiéndose su falo completamente en mi culo. Noté incluso como su tronco había chocado contra mis nalgas. El momento fue inexplicable y bajo tanto gozo suspiré : "Oh si, hmm". Comenzó pues a follarme a gran ritmo, haciendo pero a veces leves pausas , a veces incluso sacándola y metiéndola con mucha fuerza. "Si, follame más", decía yo sin parar. "Te gustaría vestirte de chica?", -"Si", -" y por qué no tienes tu ropita aquí?" – " Es que tengo miedo". "Miedo, eh? Pues follas de gusto zorra". Mientras decía esto y seguía cabalgándome sin parar , él me cogía del pelo, tirando fuertemente de él mientras. Fue un sentimiento genial, dejándome inclinar más hacia delante para sentir más profundamente su polla y cómo me tiraba de la cabeza. Sentí un gran placer por poner mi culo en esta postura y verme tan sumisamente pegado sobre el colchón. Todo mi cuerpo estaba en tensión, mi espalda notó un leve dolor y a veces creía perder el equilibrio.

Me sentía muy puta, como una perra en celos que no paraba ni quería dejar de ser follada. Al rato, y sin previo aviso, noté cómo su nabo, metido hasta el tronco en mí, hacía cortos temblores y algo líquido disparó de pronto en mi interior. Al sacarlo, noté mi agujero algo diferente y no dudé en palpar con mis dedos su estado, estando ahora más empapado y más amplio. Él me trajo un papel para que me limpiara un poco, descansé un instante y fui al baño a refrescarme un poco. Noté que algo había cambiado en mi y que cualquier movimiento que hacía con mi culo, lo notaba más intensamente. Volví y le ví recostado, fumando. Me senté a su lado, desnudo, y le dejé que siguiera tocándome y acariciándome, esperando otra orden de él. Pero no hubo más y tras pajearme un momento, me vestí y volví a mi vida normal.

Lo curioso es que intenté redimir esta experiencia, pero en mi cabeza siempre está presente. Fue genial sentirme tan pasivo y sumiso que a veces me gustaría repetirlo o volver a hacer algo similar. En mi mente pienso en cosas que podría haber hecho en aquél día. Quien sabe, igual en otro momento.