La primera vez

Carta de un novio a su novia.

Querida A:

La primera vez que te vi follar con otro, fue en aquella discoteca que estaba tan de moda cuando aún éramos novios. Ese día había una actuación de aquel grupo musical que a ti te traía loca, y no paraste hasta que me llevaste allí.

Faltaban varias horas para la actuación pero ya estábamos dentro con el local casi lleno. Hablando con un amigo desapareciste y te estuve buscando durante un buen rato. Al final decidí subir a la galería desde donde se divisaba la mayor parte de la discoteca, me costo mi buen trabajo alcanzar un lugar en la barandilla, pero al fin te vi. Estabas bailando contoneándote al ritmo de la música, con tu top que apenas sujetaba tus tetas que se balanceaban de un lado al otro, y tu minifalda que dejaba ver tus bellas piernas, acentuadas por tus zapatitos de tacón.

Estaba extasiado contemplando tu hermosura y tus contoneos que no me di cuenta de que no bailabas sola. Había un tipo moreno, alto y atlético que te decía cosas y tu le contestabas. Al principio solo acercaba su cara a tu oído y viceversa, pero luego te dio de beber de su vaso y tú aceptaste. Eso no me gustó.

Intenté por todos los medios moverme de donde estaba y bajar pero me fue imposible lo único que conseguí fue desplazarme unos metros más allá de donde estaba y luego de un duro combate con no se cuentas personas logré volver a tener otro lugar en la barandilla.

Ahora las cosas entre tú y ese chico habían cambiado un poco, ya bailabais más juntos, rozándoos muchas veces y ninguno de los dos lo evitaba. Aquí en este punto me empezó como un ataque de celos, y aunque te grite unas cuantas cosas con el ruido de la música y de la gente no te diste cuenta de nada. Así que no me quedó más remedio que seguir mirando como poco a poco ese chico se pegaba más a ti, y tú no hacías nada para evitarlo, al contrario parecías más contenta y a veces te entregabas restregándote con él. La cosa fue a más hasta que ya quedasteis como pegados, y él magreaba tu precioso culo sin importarle la gente que teníais alrededor, a ti esto te debió gustar y le diste un morreo de campeonato, que a él le dio alas para meterte una mano por la entrepierna y otra que se coló por debajo del top sobándote una teta.

Aquí me empezó una lucha entre dos sentimientos para ver cual de los dos se sobreponía al otro, uno eran los celos que me daba el verte en los brazos de otro, y el otro el morbo que sentía al ver como otro hacía disfrutar a mi novia. La lucha no duró mucho, lo supe cuando mi pene se quedó totalmente erecto y también supe que no podría dejarte nunca y que estaba prendado de ti.

Lo dejasteis cuando la música paró y anunciaron la actuación del grupo musical, haciendo despejar la pista de baile. Pude ver como os dirigíais a los sofás del sitio más oscuro de la discoteca, parecía que a ti poco te importaba la actuación de ese grupo por el cual habías estado dándome la lata durante semanas. Y os perdí de vista.

Comencé a moverme por entre la multitud mientras comenzaba la actuación, intente como un loco llegar a donde estabais, pero solo logré llegar al rellano de una escalera, pero con la suficiente fortuna de que entre la penumbra os pude divisar, no teníais mucha gente alrededor y la mayoría ni os prestaba atención pues hacía lo mismo que vosotros, pegarse el lote.

Cuando mi vista se acostumbró a la semipenumbra te vi arrodillada delante de él, moviendo la cabeza rítmicamente, supongo que haciéndole una mamada, cosa que me decías que te daba asco. De tanto en cuanto tu cabeza dejaba de subir y bajar para quedarse quieta o moverse más despacio. Mientras que él te había sacado las tetas del top y tu falda se había convertido en un cinturón. Sus manos recorrían todo tu cuerpo pero por donde paraban más era por tu entrepierna, ya que se te veía la blanca tira trasera del tanga corrida a un lado sobre tu nalga derecha.

Después de un buen rato que duró casi tres canciones de la actuación él te levantó y tu colocaste sus piernas entre las tuyas y empezaste a bajar para sentarte sobre él, pero antes pasaste una mano por detrás de tus nalgas y agarraste algo, imagino que su pene, no lo vi con claridad, y te sentaste poco a poco sobre él. Te quedaste quieta durante unos segundos mientras os dabais un morreo y luego cuando separasteis las bocas, la suya fue a por tus tetas que empezó a chupar y morder, y tu espoleada por eso empezaste a botar.

Aunque estabais en una posición que imposibilitaba el disimulo de lo que estabais haciendo, casi nadie os miraba, la mayoría os daba la espalda solo de vez en cuando alguien se giraba pero ni se inmutaba por lo que veía, los que os tenían más cerca, si no hacían lo mismo que vosotros a punto estaban de hacerlo.

Después de varias canciones botando sobre él, te cansaste o se cansó él, y cambiaste de posición, te levantaste y le diste la espalda, volviendo a quedar a horcajadas de él. Volviste a largar una mano hacía su entrepierna, supongo que a agarrar su polla y te sentaste sobre ella. Creí que te la metiste por el culo, o eso me imaginé, pero luego, más tarde, descubrí que no. Volviste a saltar sobre él, mientras el sujetaba tus tetas. Estuvisteis así un buen rato, para luego quedaros parados y al final caer a un lado sobre el sofá.

Pasaron unos instantes en que no os movisteis, pero poco después el grupo musical acabó su actuación y entre aplausos, vítores y pitidos, se retiraron de la pista y la gente comenzó a moverse y os perdí de vista.

Creo que pasó más de una hora hasta que te volví a divisar, durante ese tiempo la gente había abandonado la discoteca dejando más huecos y yo había estado en la barra del bar tomándome una cuantos combinados. Al verte me dirigí hacía ti, tu te giraste sin darte cuenta de que yo me acercaba y continuaste bailando como antes, contoneando tu precioso trasero y moviendo rítmicamente tus maravillosas piernas. Te agarré por la cintura sobresaltándote y te giraste, al ver que era yo sonreíste y me dijiste.

  • ¿Dónde has estado?

  • Por ahí – te contesté.

Nos contoneamos un rato al ritmo de la música, agarrados, dándome la espalda. Me preguntaste.

  • ¿Has visto la actuación?

  • Si – te conteste.

  • ¿Y te ha gustado? – me preguntaste.

  • Si – te respondí. Y añadí. – También he visto la tuya.

Te quedaste parada, quieta durante un tiempo, mientras yo baja una mano hacía tu entrepierna y encontraba tus bragas empapadas, supongo que del semen de tu amante mezclado con tus jugos. Tú no perdiste la compostura y pasaste una mano por dentro mi pantalón y creo que encontraste lo que buscabas, porqué al instante giraste la cara y con una sonrisa que nunca olvidaré me dijiste.

  • Y por lo que noto, también te gustó.