La primera tutoria del tfg
A veces es complicado encontrar un tutor para el tfg, sin embargo hay que saber como ganárselos
Todo comenzó en aquella maldita clase. Mientras charlaba con mis compañeros, nos percatamos de que la profesora había llegado. Era una mujer delgada, pechos pequeños y culo esbelto. Normalita de cara… morena, con algunas canas, tendría unos cuarenta y pico años. Extrañamente esa mujer me provocaba una extraña sensación de deseo y excitación. Fantaseaba con poder tocarla y hacerle cosas mientras estábamos en clase. Mientras tanto Ángela, una de mis compañeras fantaseaba con otro profesor…
En clase era insoportable. Me la imaginaba desnuda en el baño, tocándose, mesando sus pechos, erizando sus pezones. Su vagina era perfecta, depilada, empapada. De ella salían y se metían dos dedos… su clítoris sobresalía, era una escena increíble. Sus gemidos llenaban mis oídos, llamándome, exigiendo que cumpliese ese gran deseo.
De repente, volvía a la realidad, seguía llevando sus blusas, y estaba frente a la pizarra, explicándonos de algún autor que he olvidado.
Pasaron unos meses, mis fantasías seguían acosándome en clase, finalmente se lo confesé a Ángela, quien me comprendió y me dio su apoyo.
Al acercarse al final del curso, debíamos ir recorriendo los despachos de los profesores con el único fin de que nos tutorasen el tfg. Ángela y yo tuvimos entonces una gran idea. Seducir y provocar sexualmente a nuestros profesores para que nos tutorasen. De este modo subimos a la novena planta. Nuestros despachos estaban enfrentados, así que decidimos contárnoslo todo según saliésemos de los mismos.
Llame a la puerta. Su voz me dio el permiso para entrar. Allí estaba. Llevaba el pelo como habitualmente con un poquito de flequillo… una blusa blanca en la que se transparentaba un sujetador negro y unos vaqueros ceñidos que remarcaban su culito.
Yo temeroso, comencé a preguntarle y comentarle sobre el trabajo… llegado el momento saque el tema de la sexualidad en el periodo que enseñaba ella. Se mostró interesada en ese campo. Comenzamos a ver juntos entonces unas viñetas con escenas sexuales, que me excitaron especialmente… mi pene se ponía duro. No podía controlarlo, y me acerque a ella apoyándolo en su espalda… ella se percató y seguimos viendo escenas…
Me acerque a su cuello… estuve respirando en el… se le erizaban los pelos. De repente se giró… me aparto… y me agarro por el cuello de la camisa. Me empujo contra la mesa…
-aquí empieza tu primera tutoría del tfg.
Me metió la lengua hasta el fondo de mi boca. Salivaba muchísimo. Nuestras lenguas jugaban en mi boca mientras acariciaba con mis manos su esbelto cuerpo. Me ponía a mil.
Se irguió sobre mí, quitándose la blusa y el sujetador, dejando ver esos pequeños pechos con unos pezones rosados y puntiagudos. No eran los pechos más bonitos que había visto, pero eran resultones y me gustaban. Me abalance para chuparlos. Eran sabrosos y jugosos. Los salive y los mordí, uno por uno repetidas veces… brillaban con mi saliva… ella gemía y gritaba… me desabrocho los pantalones. Vio el monstruo que había despertado rápidamente procedió a chuparlo… era increíble, dulce, sucio y muy eficaz. Su boca subía y bajaba, llenándome de placer… de repente se lasco de la boca, la escupió y comenzó a pajearme. Mientras lamia mis huevitos. Yo estaba a mil… no podía controlarme… un chorro blanco salió entonces de mi pene sobre su mano y brazo… me relaje sobre la mesa… ella salió para limpiarse…
Apenas pasaron unos minutos apareció totalmente desnuda, con un arnés, un plug anal y un bote de crema. Llegaba mi segunda tutoría. Apenas habían pasado 20 minutos desde el comienzo de la sesión. Se unto el dedo en crema y comenzó a rodear mi ano con el… la sensación era muy extraña… en el momento exacto penetro mi agujerito con un dedo y empezó a moverlo. Mi pene inmediatamente se puso duro de nuevo… con la otra mano empezó a pajearme… me sentía mejor incluso que antes, sin embargo no iba a correrme tan rápido.
Saco sus dedos de mí y cogió el plug. Era negro, con una joya en la punta. Lo chupo… brillaba con su saliva. Yo veía como entraba hasta lo más profundo de su boca y luego lo sacaba… cuando estaba suficientemente lubricado me lo metió. Aquello era más incómodo, pues tenía una continua sensación de querer cagar… monto entonces sobre mí, y me cabalgo cual amazona. Era una situación compleja para mí… su estrecho coño, el bote de sus tetitas, sus gemidos, el roce de nuestro vello púbico o el plug que tenía en mi culo me hacían pensar que estaba en el cielo. Así permanecimos unos minutos hasta que de su coño salió un líquido transparente. Se había corrido.
Me aparto y me puso contra la ventana. Me saco el plug y lo lamio, saboreando el interior de mi cuerpo. Mi ano estaba ahora bastante dilatado. Agarró entonces el arnés y se lo puso. Comenzó a follarme contra la ventana mientras me hacía una paja. Todo aquello era nuevo para mí y me estaba encantando. Notaba cada centímetro de su pene de goma entrar en mi orto. Yo hacía fuerza para sacarlo, lo que me daba mayor placer. Notaba sus pechos en mi espalda y sus mordidas en mi oreja. Las vistas además, eran espectaculares.
Me volvió a tumbar en la mesa y allí me siguió follando y pajeando… ver su cara de perra me puso a mil y cuando me grito para que me corriera yo lo hice. Toda la leche cayó en mi pubis y tripa. Ella, saco su pene de mi interior y lamio toda la zona bañada, avanzando para besarme y compartir nuestros fluidos. Al acabar, nos vestimos y oculto toda evidencia de dicho encuentro sexual. Firmó mi propuesta de tfg y salí del despacho. Justo cuando salía, Ángela cerraba la puerta del otro despacho… aun nos tendríamos que contar lo que había hecho el otro, pero eso, formara parte de otro relato totalmente distinto.