La primera Noche
De como una pareja decide consolar a su amigo por quedarse solo en una noche de rumba, primera vez que son 3 y ella descubre una verga nueva que decide volver a disfrutar con todo el permiso de su hombre...
La primera vez que mi novia y yo hicimos realidad el trío que ella tanto deseaba y me había pedido. Sucedió un sábado cualquiera de octubre en nuestra ciudad, todo empezó como una noche normal, ni siquiera habíamos planeado que esto sucedería
Terminamos en un sitio de rumba Bogotano muy famoso en compañía de un muy buen amigo mío quien llegó con nosotros en un taxi, nos había pedido que le acompañáramos a la despedida de la chica con la que había estado saliendo por unos días pero que finalmente no veía que algo más sucediera, simplemente era una cortesía asistir a la celebración que ella tenía planeada y no quería hacerlo solo.
La noche avanzó sin mayores sobresaltos, bailábamos, tomábamos tequila, bebida que nos encanta y en un momento de la noche, la pareja de mi amigo se marchó sin avisar junto con sus otras amistades, mi amigo quedó solo, sin pareja para bailar y yo estaba un agotado para seguir con el baile, cosa que mi mujer disfruta mucho y aprovecha para bailar sensual y coquetamente cuando su parejo llama su atención, sabe ella que es una de sus mejores y más fuertes armas de seducción y no duda un solo instante en utilizarle.
El trago ya había hecho su efecto en nosotros y por lo tanto estábamos más desinhibidos, yo aproveché para irme al baño y ellos aprovecharon para bailar un rato, en ese momento por mi cabeza empezó a rondar la idea que esta noche podía tener un final diferente al de todas las rumbas a las que habíamos ido juntos, cuando volví donde ellos estaban, mi novia parecía haberse conectado mentalmente con mi idea y bailaba solo con él y para él. Su vestido era muy sensual, no quedaba mucho a la imaginación sin mostrar nada descaradamente, solo sus curvas; la música y el baile provocaban a mi bella mujer a comportarse como disfrutaba, una mujer muy mujer, sensual y coqueta, mi amigo se cortaba un poco con mi presencia y el atrevido baile de ella cuando con su mirada me invitaba a unirme al baile y esto suavizaba las cargas, repartía una ronda más de trago y así avanzó la noche.
Nos burlábamos un poco de el porque lo habían dejado solo con el compromiso de tener que llevar a su amiga a las 6:30 de la mañana al aeropuerto, mi mujer le que ya era mejor que amaneciera porque no se despertaría a tiempo. La noche y la música seguían y en ocasiones, ella aprovechaba mis “descuidos” para bailar un poco más sensual y coqueta de lo normal, sé que él lo notaba y en su cara la pena que esto le causaba era evidente, no sabía cómo actuar en algunas ocasiones, trataba de apartarla un poco mientras bailaban pero ella se las arreglaba para seguir cerquita de él. Al salir del sitio ellos se quedaron hablando mientras yo pedía el Uber para volver a casa, habíamos acordado seguir tomando un poco más y seguir hablando, pues tenía un buen tiempo que no hablábamos.
Tomamos el Uber y nos fuimos hacia mi casa, lugar seleccionado para seguir con la velada, al llegar, mi hermosa mujer ya mostraba en su cuerpo en sus movimientos, en su hablar y en lo desinhibida que se comportaba que la botella de tequila de aquella noche había hecho de las suyas, al llegar, el piso estaba mojado y el cansancio de mi chica había hecho que se quitara los zapatos en el recorrido, esto hizo que mi amigo la alzara (algo a lo que ni pudo ni quiso negarse) mientras yo, abría la puerta para que entrara y compraba a dos puertas de casa unas buenas latas de cerveza para seguir la noche. Nos acomodamos en la sala, mientras yo me encargaba de buscar la música y adecuar el sonido para amenizar el rato mi novia se quitó las medias veladas que acompañaban su vestido aduciendo que se habían mojado al entrar, entendí yo por donde podría ir ella y eso, lo uso a su favor culpando al responsable de alzarla de no hacerlo bien y que ahora tendría frío en los pies, así se fue que se sentó junto a él en el sofá y me dejó un puesto de espectador único y de lujo. En ese momento notaba como buscaba estar cerca de él, había puesto sus pies descalzos bajo de sus piernas para “protegerse del frío”, pero realmente buscaba no perder el contacto físico con él, aprendí a conocerla y a saber que cuando un hombre le atrae le gusta hacérselo saber sutilmente, y hacérmelo saber a mí, ¿Cómo? Busca cualquier excusa para acercar su mano de la forma más natural y casual posible, sin premeditación alguna, demostrando compinchería y confianza para que quien ha llamado su intuya que ha despertado su interés.
Los temas de aquella noche eran banales, no los recuerdo, algo de trabajo, algo de deportes, algo de mujeres, y recuerdos de la noche, el trago hacía sus efectos y las cervezas se iban consumiendo, yo, me mantenía en mi posición de observador, esperaba que el trago ayudara a que mi novia tomara una decisión, todo estaba en sus manos pero tal vez tendría yo que darle un empujón para dar ese gran salto o desviar la atención si eso era lo que ella quería; En ese instante mi cabeza voló, voló, y recordé esas noches en que fantaseábamos compartir su cuerpo con alguien más, hacía tiempo atrás que yo sabía que ella gustaba de él, y que él había sido uno de esos invitados de honor a nuestras noches de fantasías donde nuestra mente viajaba fantaseando y deseando lo que pasara por nuestra cabeza; fue ese recuerdo el que me animó a darle ese empujón de ánimo que ella necesitaba para seguir.
Ya, mi amigo y yo habíamos ido al baño un par de veces y en esta ocasión fue ella quien tuvo ganas de ir, debí acompañarla, estaba un poco mareada y sabía yo que era el último momento de hablarle de mis intenciones y encenderle, decidí entonces al verla salir del baño quitarle el vestido sin mayores explicaciones y empezar a tocarla en el cuartico auxiliar que se encontraba a muy pocos metros de nuestro compañero de velada, ella se excitó con la idea pero me preguntaba si estaba seguro de lo que haríamos, le dije que tranquila que solo estaría así al lado de nosotros (en ropa interior) y que la luz estaba apagada, en la oscuridad de la madrugada no se vería mucho, mi mujer se excita muy rápido si sabes tocarla y estimularle sus puntos débiles, siempre ha sido muy caliente y ha sido con ella con quien he tenido de lejos y siempre el mejor sexo de mi vida, ella me dio su aprobación pero me dijo que lo haríamos a su manera.
Accedí a sus deseos y salimos caminando nuevamente hacia el sofá pero ya esta vez estábamos pegados, yo la abrazaba por detrás y no dejaba de besar su cuello, volvió a sentarse en su puesto junto a mi amigo, llevaba su vestido sobre su torso, cubriéndole, se sentó a su lado y yo me senté a sus pies besando sus piernas y tocando su torso, le pregunté por qué se cubría si entre las sombras no se vería nada, pero mi amigo reaccionó muy tímidamente, se cubrió la cara y lanzó la pregunta que activó todo, ¿Se la va a comer acá? Y su risa tímida me hizo entender que la situación era completamente nueva para él, al igual que para nosotros pero que estaba dispuesto a ver que podía suceder, para “taparle” lo que no quería ver, jugábamos a cubrirle su cara con el vestido de mi mujer, él no se lo quitaba de la cara pero si giraba su cara buscando no quedar tan cubierto, mientras ello sucedía yo seguía besando sus piernas y ya me estaba acercando a su coño, siempre depiladito y muy mojadito, mi amigo seguía sin dar crédito a lo que “no veía” mientras ello sucedía y tampoco se quitaba el vestido mi mujer se excitaba pero ella me decía jugando que de pronto estábamos incomodando a la visita que él no quería ver, aunque para ese momento, el vestido que cubría su cara ya no estaba allí y el de re ojo se mantenía al tanto de lo que sucedía y no paraba de mostrar su sorpresa con su sonrisita.
Cuando llegué a la vagina de mi mujer introduje mis deditos y estaba empapada, muy mojada, la situación era muy morbosa y ambos lo gozábamos al máximo, al llegar a este punto supe que debía ayudarle a dar el siguiente paso y le pregunté algo referente a nuestro acompañante, si creía que a él le gustaba lo que había empezado a ver, y me dijo que no sabía cómo comprobarlo, y me acercó su mano, fue esa la clave para saber que su mano podía, quería y debía dirigirse hacia el paquete de mi amigo, él se resistió un poco al principio y su risita nerviosa no lo abandonaba, entre risas “luchaba” por impedir que la mano de ella se posara sobre su ya erecto pene, yo estaba cerca de su paquete y podía notarlo, ella apretaba guiada por mi mano mientras buscaba guiar con su otra mano la mano de el a su torso, luego de unos minutos, sabía que yo debía seguir dando los “permisos” para ir avanzando y fue cuando le pregunte que si quería tocar más y sentir mejor a mi amigo, quien en señal de aprobación se relajó sobre el sofá y separó sus piernas, ella buscó acceder a su pene sin lograrlo, le ayudé con el broche de la correa, no recuerdo si se besaban, se tocaban o que más pasaba solo se que yo guiaba su mano hacia su pene, y el morbo me invadía de saber que en las manos de mi mujer estaba a nada de tener un pene muy duro, que ella deseaba, que ella había puesto así, y que yo quería ver para saber si merecía disfrutar ese coño delicioso o de sus mamadas inmejorables sin hablar de su forma de pajear.
Me encantó ver como se lo apretaba sobre el bóxer y como poco a poco iba avanzando en búsqueda de meter su mano, a sentirlo, cuando lo logró exhaló con fuerza y se mordió los labios, lo descubrió todo para dejarlo al aire y poder masturbarlo y que quedara a mi vista, era un pene blanco, firme, de buen tamaño, grueso
”estaba muy duro y se veía enorme, podía sentir con mis manos y la boca como se le mojaba la punta lo que me mojaba aún más. Lamí sus bolas enormes cargaditas de leche para mí y seguía mordiendo un poco la cabeza de su pene para seguir sintiendo lo rico que se mojaba entre mis labios. Me gustan los penes gruesos como este y sentía la diferencia con el de mi novio quien al tenerlo un poco más delgado podía saber quién era quién cuando me penetraban”
(así me describía mi novia la situación a la siguiente mañana)
Sí, así le encantan a mi mujer, lo apretaba y subía y bajaba su mano para hacerlo mojar, yo sabía que ella quería darle una mamada y aproveché para rápidamente acomodarla en cuatro y hacerla sentir nuestra humanidad completamente, mi verga en su cuquita y la de mi amigo llenando su boca, fue delicioso verla mamando una verga, verla llena y oírla gemir no sabía que gozaba más, mi verga en su coño o haber conseguido para ella esa verga que tanto había deseado antes.
Así nos mantuvimos un rato hasta que le pregunté que más quería hacer con ese pene rico y me dijo:
- Quiero sentirlo adentro-
Entonces fue cuando saque mi pene de su coño y la puse de pie para que se sentara de frente sobre él, sin dudarlo lo hizo y dejó escapar un gemido delicioso mientras ella cabalgaba su verga, era delicioso verla completamente desnuda para sus dos hombres y nosotros, solo teníamos el broche del pantalón abajo para usarla a nuestro antojo, darle toda la verga que pedía yo la masturbaba, sobaba su culo o simplemente miraba mientras mi amigo la penetraba, y estaba pendiente a sus lado para reconocer cada instante en que su cuerpo se invadía por el placer que la verga de mi amigo le daba, y chupábamos sus tetas y mordíamos sus deliciosos pezones lo que la volvían loca.
Luego de un rato, mis dedos empezaron a buscar su culo e hice que se arquera y se pegara más a mi amigo, era justo que el disfrutara de sus deliciosas tetas sin sacarlo y yo me dispusiera a entrar en su culo, no pude meterlo todo, era difícil coordinar los movimientos de los 3 para lograr una doble penetración perfecta, pero cuando esto sucedió, era delicioso la sensación que recorría mi cuerpo y mi mente y el placer de su coño empapándonos era increíble, ella apoyaba sus manos sobre el sofá o sobre las piernas de su nueva verga para metérsela más al fondo, le acomodaba el pantalón para que nada le estorbara en su sesión de placer, yo frotaba su clítoris para ir sintiendo como se mojaba y disfrutar de cada vez que se venía.
Era delicioso ver como alcanzaba uno y otro orgasmo montada en una verga diferente a la mía, una verga que la supo llenar y complacer y que no dudó en buscar en otras ocasiones que les contaré luego, me retiré y me masturbaba al verlos, disfrutaba de sus gemidos y de ver su espalda arqueada con cada embestida y cada orgasmo que recibía, meneaba sus caderas cada vez más intensamente, para seguir y seguir, luego, noté como los movimientos se hicieron más intensos y mi mujer disfrutaba de un cuarto orgasmo en la noche, dos con cada verga, al verla así, mi amigo no pudo aguantar más y aceleró su penetración y se derramó completamente dentro de ella, ufff que sorpresa me llevé al ver ese espectáculo, que sensación saberla llena de leche y luego esperándome para pasar a nuestro espacio solitos y poder llenarla, recordarle que le faltaba su hombre por complacer. luego de subir a nuestra cama y dejar a mi amigo, desocupado y agotado en el sofá, le recordaba al oído lo delicioso que había sido esta faena, dejé toda mi leche caliente dentro de su hinchada vaginita. Mi corrida fue larga, espesa y abundante, no tanta como la de su otra verga de la noche, pero sin duda, inolvidable!
Es nuestro primer intento de compartir nuestra historia con ustedes, déjennos sus comentarios y les contaremos los siguientes encuentro que tuvimos después de este.