La primera infidelidad de Yolanda. La tentación.

Infidelidad. Dominación. Yolanda, una chica fiel y con pareja estable, se encuentra con una tentación a manos de un desconocido. No puede evitarlo, cae en ella, y acaba siendo follada sin piedad.

Yolanda.

Yolanda es una mujer del tipo que todos llamaríamos “normal”: 38 años, un hijo pequeño en la escuela de primaria, un hombre deportista como pareja desde hace más de media vida, un trabajo rutinario, una ciudad mediana... Todo normal. Como millones de mujeres. Un cuerpo bonito y con curvas, escondido detrás de una manera de vestir cómoda y discreta: vaqueros, leggins, botas, jerseys… pocos vestidos. Una chica más de ropa deportiva tipo decathlon, que ropa formal tipo el corte inglés. Muy morena, más bien alta, pelo corto, y formas rotundas sin dejar de ser proporcionadas.

También, como millones de mujeres, es cierto que por su cabeza bullen miles de ideas morbosas y fantasías. Y también, como millones de mujeres y hombres, deja volar su imaginación acariciando esas “ideas” cuando realiza el “ cada vez menos frecuente y más rutinario ” sexo con su pareja. Todo normal. En los últimos años es una de las “adictas” de este nuevo boom de literatura erótica: 50 sombras de Grey y demás. Eso, y los años que va cumpliendo, le hacen ser un poco más suelta y resuelta. Un poco más descarada en las conversaciones con sus compañeros con los que jamás llegaría a nada más que palabras, y un poco menos vergonzosa a la hora de mirar el culo de los hombres que se cruzan a su lado en la calle.

Y sí. Esto fue lo que desencadenó todo. Por pura casualidad. Era primavera. Esa tarde estaba tomando un café en una terraza del centro de la ciudad. Aprovechando que tenía cita en el médico a las 6 de la tarde en el centro, se había citado con su pareja allí a las 8 para hacer unas compras de vesturario de él. La primavera es época de comuniones y celebraciones. Últimamente su chico había descuidado un poquito su peso, y necesitaba ropa nueva. Extrañamente, el médico había concluído pronto con ella, y le sobraban casi dos horas hasta que su hombre saliese del trabajo.

Una vez pasada la consulta, Yolanda se sentía ya relajada. Tenía casi 2 horas libres y la tarde era primaveral y bonita. Una tarde de esas que anticipan el buen tiempo que llegará. Ella se sentía guapa, optimista. Iba algo más arreglada de lo normal y, había decidido sentarse en la terraza de una cafetería a tomar un café irlandés, con nata y un poquito de whisky. Desde esa mesa en el exterior, observaba distraída a la gente pasar. Veía como todos salían de sus trabajos, se desplazaban caminando a sus domicilios. Se dio cuenta de que estaba mirando despreocupada el tipo de los hombres que pasaban y se sonrió a sí misma.

- Jajaja estoy loca… pero ¿por qué no? –pensó-

Para ella era un juego. No estaba acostumbrada a tener tiempo libre en la ciudad, y sin buscarlo tenía una posición privilegiada desde la terraza del café donde estaba sentada. Divertida miraba a los hombres que salían de las oficinas. Primero la cara, y si se sentía atraída físicamente, luego el culo. Pensaba “ ¿de dónde vendrán? ¿a dónde irán? ¿qué vida tendrán? ” y, a partir de ahí, se divertía con pensamientos más traviesos: “¿engañarán a su mujer? ¿cómo la tendrán? ¿cómo harán el amor?” … Todo estaba dentro de su mente, pero jugaba a pensar que sólo con mirarlos podía intuír como son.

La siguiente persona que caminaba por la calle en dirección hacia ella era un hombre de mediana edad. Yolanda sonrió para sus adentros pensando que sería su siguiente objetivo. Caminaba armoniosamente hablando por el teléfono móvil. Según se acercaba, Yolanda apreció que tenía un buen aspecto físico. No era muy mayor, cuarenta o cuarenta y pocos años aunque, por ser canoso, en la distancia parecía mas. Llevaba el pelo corto, e iba vestido con traje y corbata. Al pasar a su lado, ella apreció que iba hablando en inglés, aunque lo cierto es que no parecía extranjero. Parecía más bien un directivo de alguna de las oficinas del centro.

A pesar de que era un poco descarado, no pudo evitar girar la cabeza para mirar al hombre por detrás. No quería que el gesto fuese muy ostentoso, pero no iba a dejar pasar a esta “víctima”. Sería sólo un segundo. Lo hizo y pasó lo que ella no preveía: Justo en ese momento, él giró su cabeza y por un segundo cruzaron las miradas. Yolanda volvió rápidamente la vista a su café. Joder, pensó, éste me ha pillado de pleno mirándole el culo jajajaja. Menos mal que aquí no me conoce nadie. “ Tendré que tener más cuidado ”, se dijo sonriendose a sí msma traviesa. Estaba contenta esa tarde. Se sonrió. Se sentía viva: la primavera, la cita con el médico ya pasada, este su pequeño atrevimiento…

Pasado el susto, Yolanda deja pasar unos segundos y vuelve a mirar hacia atrás, hacia el lugar por donde ese hombre debía estar alejándose y… joder… joder… el hombre se acerca y está a pocos metros. Camina hacia ella y la mira. Joder, el corazón le da un vuelco. Siente un pequeño escalofrío. Una sensación como la de un niño que ha sido sorprendido con la mano dentro del bote de caramelos. Baja rápidamente la vista hacia su teléfono móvil sobre el que simula mirar, par no puede evitar que las piernas le tiemblen imperceptiblemente. Lo que ocurre a continuación le deja aún más perpleja de lo que esperaba. El hombre, casi sin mirarla ni hacerla caso, sólo con una leve sonrisa hacia ella deposita una tarjeta de visita en su mesa, pasando de largo casi sin hacerle caso. Ella levanta la mirada y observa al hombre alejarse. “ Ufff al menos tiene buen culo, jijiji ” piensa relajándose porque ya se aleja.

Ya pasó ”, piensa. Ha sido un momento de susto. De subir el corazón a cien por hora. Yolanda, que hace 19 años que tiene al mismo hombre como pareja, se acaba de ver en un “episodio” mucho más emocionante de lo que está acostumbrada. Aún con los dedos temblando toma la tarjeta y lo que pone en ella le hace mantener el ritmo acelerado de su corazón: Hotel NH Centro, habitación223, alas 18:30. No faltes.

Por su mente pasan muchos pensamientos agolpados: “ Jodeeeeer ”, “ ni de coña ”… “ Ostras no sé ”, “ Sin conocer ” “ ni de coña ”. Pero un segundo después piensa “ joder nadie se va a enterar“¿lo hago?”…ahora no tengo nada que hacer, y es un hotel, es un sitio seguro ”… pero otro segundo después piensa “¿Y si es un loco?”…  “No puedo hacerlo ”… “ soy casada ”. Pero mira la hora en su teléfono móvil: 18:19. Joder, el hotel NH Centro está sólo a 100 metros de allí. “ joder pero no puedo ir… es una locura ”. Entonces le da la vuelta a la tarjeta y hay un teléfono...

Deja el importe de su café sobre la mesa y se levanta mucho más nerviosa que cuando había ido al médico un rato antes. Intentando controlar sus dedos, marca el número de teléfono que hay en la tarjeta:

- Sí, ¿dígame?

- Esta tarjeta… ¿que significa?

El hombre notó el tono nervioso en la voz de Yolanda. No podía ocultarlo.

- Jajajaj  no tengas miedo… si quieres venir a este hotel estaré encantado de dejarte ver en detalle eso que te gusta tanto observar desde el café

- Joder… joder… tengo que pensarlo

- Son las 6 y veinte... te quedan 10 minutos para pensarlo

- Y no puede ser mejor que bajes a tomar un….

- Piiiip piiiip piiiip

Joder, le habían colgado. Qué cabrón. De repente Yolanda siente que le tiembla todo el cuerpo. Nunca ha estado tan nerviosa. ¿¿voy?? o ¿¿no voy??. Desde hace 19 años está con el mismo chico y nunca le ha sido infiel. Hace ya muchos años que no para de pensar cómo sería hacerlo con otra persona distinta. Se muere de curiosidad. Nunca se ha atrevido. En este momento, cada 15 segundo cambia de idea: Voy…. No voy… voy… no voy… pero sus pasos se han encaminado hacia allí.

No sabe muy bien por qué, pero está en la puerta del hotel y el teléfono móvil marca las 18:28 minutos “Jodeeeer… jodeeeerrrrrrr ¿qué hago?” . De repente siente unas ganas terribles de hacer pis. Los nervios… joder… Entra en el hotel. En la recepción hay mucha animación a esa hora: gente que llega y gente que se va. Busca el aseo de recepción como si fuera una huesped más, y lo encuentra al fondo. Cierra la puerta. Joder. El corazón le late. Baja sus pantalones vaqueros y su bonito tanga sencillo, especialmente elegido para ir al médico. Joder, está nerviosísima. Y ni siquiera se acuerda muy bien del rostro de aquel hombre que la espera.

Sube la escalera. Así se relaja. Aún no ha decidido si entrar o no. El teléfono móvil marca las 18:38. Se acerca un poco más y ve que la puerta está semi abierta. En el suelo hay una bolsa y una nota... “ Jodeeer ”. Es evidente que ese desconocido ha captado perfectamente la psicología de Yolanda. Si hay algo que se puede decir de ella es que es muy curiosa. Y ya se dabe “ la curiosidad mata al gato ”. Yolanda duda en si abandonar el juego o dar un paso más y abrir la nota para  saber qué dice. Se muere por saber cuál es el juego. Mira una vez más a la habitación y, aparentemente no hay nadie. La persiana está semibajada y hay una cierta penumbra, sin ser oscuridad.

Con un poco de miedo y, dejando la puerta de la habitación abierta, Yolanda se acerca al paquete y toma la caja y el sobre en sus manos. No sabe qué abrir primero. La caja pesa poco. Piensa: “ quizá sea un conjuto de ropa interior erótica ”, y se decide por el sobre que es “menos arriesgado”. Lo abre con delicadeza y retrocede unos pasos hacia la puerta para que la luz del pasillo incida en el papel.

La nota dice: “ Si aceptas jugar a este juego, dentro de una hora saldrás por esa puerta exactamente igual que has entrado... perfecta... Si no aceptas, ahora puedes irte. Si te quedas, durante esta hora vas a ser mi puta, vas a obedecer lo que yo te mande, y la primera orden será abrir la caja. Si la abres, significa que has aceptado este juego ”.

Joder, me voy… ” piensa Yolanda, que vuelve a mirar alrededor de la habitación. No ve a nadie. La habitación está intacta. Ni siquiera una maleta. Su corazón late a 200 pulsaciones. Dios mío “¿qué hago?” Aunque siempre había fantaseado con mil juegos, jamás en su vida habría pensado verse envuelta en uno. Uffff y además con un extraño. Un hombre del que recordaba más la fragancia de su colonia que su rostro. Y esa fragancia perduraba levemente en el ambiente.

Pasan varios segundos, casi un minuto “ ¿me quedo?... ¿me voy?” , hasta que finalmente el ángel malo de su cerebro vence la partida. Piensa “¡Qué demonios… estoy jamás lo podría hacer pero justo hoy nadie se va a enterar!” y, con un más que perceptible temblor de manos, vuelve hacia la puerta y la cierra. La suerte está echada.

Vuelve hacia la caja y desenvuelve el paquete. No hay lencería erótica, como ella pensaba. Ahí encuentra un pañuelo negro largo de seda, del estilo de los que usan los magos. Lo acaricia. Es extremadamente suave. Mira la caja y hay otra tarjeta. La lee “ Ahora eres mi puta. Mi esclava. Enrolla el pañuelo de modo que quede como una venda, y átatela alrededor de la cabeza tapando tus ojos. Hazlo. ” Y firma “ tu amo ”.

Uffffffffffff Yolanda alucina. Da la vuelta a la nota y ve otro mensaje. “ Es un juego. Aún puedes irte. Pero cuando te pongas la venda... ya no ”.

Mi amo. Jamás habría pensado llamar a alguien así. La puede la curiosidad. Se ata cuidadosamente el pañuelo alrededor de su cabeza. Asegurándose de que no se le vaya a caer. Está temblando ostensiblemente y sí, no sabe de dónde ha salido, pero siente una presencia. No le puede ver, pero nota que se acerca y la madera del piso cruje. El hombre se sitúa detrás de ella. Yolanda le percibe. Percibe su respiración. Y le habla bajito, casi en susurros. Con cierta ternura. Como si le hablase a una niña.

- Qué curiosa es esta niña...

- Estoy un poco nerviosa –dice Yolanda con la voz entrecortada-

- No pasa nada... peque. ...- dice el desconocido rozando su hombro desde detrás con una mano suave

- Me llamo Yolanda – acierta a decir por decir algo-

El mero toque de piel con piel hace que Yolanda se estremezca en milésimas de segundo. Yolanda va vestida con vaqueros,y jersey de hombros asimétricos y manga mas abajo del codo, que deja ver la piel de su hombro y el tirante de su sujetador. Los vaqueros son de cintura baja y le hacen un bonito culo. Entre los vaqueros y su jersey queda descubierta y expuesta una franja de un centímetro exacto de la piel de su cintura y abdomen. Como siempre, lleva tanga. Hoy viene del médico y lleva uno especialmente bonito sin ser sexy de color lila. Mientras, las manos del hombre se deslizan bajando desde los hombros por la parte exterior de los brazos.

Sólo con eso Yolanda se estremece. El desconocido posa suavemente sus labios en la piel descubierta del hombro de Yolanda. Ella ya tiembla ostensiblemente. Toda su piel se ha vuelto “carne de gallina”, y sus pezones se clavan sobre el tejido del sujetador. Las manos de él bajan por sus brazos y se detienen cuando llegan al contacto piel con piel de los antebrazos. Su caricia es suave. Sus dedos buscan introducirse por las ajustadas mangas de la chica, y su ligero beso en el hombro de ella continúa. No despega los labios y los concentra sobre un punto de la piel del hombro de la chica sin moverse de él. Ahora no sólo usa los labios, sino también la lengua. Está detrás de ella y su boca no se mueve de ese punto. “ Ufffffffffff ” piensa ella que ni sospechaba que fuera tan tan sensible ahí “¿Cómo lo habrá encontrado? Un desconocido total…”.

Ella misma percibe su propia excitación. Su cabeza es un torbellino de sentimientos, pensamientos, sensaciones, excitación… incluso culpabilidad. Yolanda piensa “ jodeeeer ¿cómo puedo estar así si sólo me ha tocado los antebrazos…? ”. Entonces él separa los labios del hombro de ella y hace algo que a partes iguales la sorprende, la asusta y le crea excitación: Toma las muñecas de la chica y después de acariciarlas levemente, en un movimiento seguro las une y pasa una cinta suave de tejido quizá de algodón enlazándolas a la espalda de la chica. Uffffff ese hombre la ha atado. Susurra en su oído “ tranquila, linda… no va a pasar nada ”.

Las palabras de él son calmantes en cuanto al miedo, pero no en cuanto a la excitación. Y menos cuando posa una mano en su cintura y rodea el cuerpo de ella situándose frente a la chica. Ella se siente expuesta. En esa posicion su pecho destaca un poco más de lo que ya normalmente hace. Yolanda siente que sus pezones, de punta, deben estar visibles en el tejido de su jersey.

Él continúa frente a ella. Con la mano en su cintura. A pesar de su suavidad, el contacto es eléctrico en esa franja de piel no cubierta ni por el pantalón vaquero ni por el suéter. Se toma su tiempo y contempla la respiración de la chica. Sintiendo su perfume. Tresor. En ese momento, Yolanda se siente deseada, pero también vulnerable. Le pide:

- Por favor, bésame… -pero él  y hace caso omiso a las palabras de ella. Los tiempos los marca él-

- Así que te gusta mirar a los chicos en la calle el culo.... ¿y así que quieres jugar con un extraño?

- Sii –dice ella bajando instintiva la cabeza-

Él, frente a ella, mantiene una mano en la cintura de la chica, y comienza a deslizar muy levemente el dorso de la otra mano desde el cuello, la clavícula, recorriendo la curva de su pecho, pasando sin detenerse por la dureza de su pezón y descendiendo hacia su abdomen. La chica siente un escalofrío y gime. Abriendo los labios. En ese momento el hombre deposita los labios sobre los de ella. Suavemente. Comienza a besarla con seguridad pero sin invadir su boca. Ella se siente ya muy excitada. Trata de corresponder al beso. De hacerlo más intenso. Yolanda está nerviosa. Desea huír hacia delante. Desea que el desconocido la desnude, la acaricie, la toque, la tome… sabe que está a su merced.

Pero él, que sí ha intensificado el beso, se dedica a tocarla muy despacio. Extremadamente suave. Con una de sus manos en la cintura de la chica mantiene los cuerpos a la distancia justa de 10 centímetros, pese a que ella inconscientemente quiere pegarse a él. Busca hacer aún más intenso el beso, pero la otra mano de él sube despacio por el costado de la chica sobre el tejido suave del jersey. Envuelve el pecho de yolanda y lo acaricia cálidamente evitando rozar su duro pezón. Ella se mueve. Busca su mano, pero él lo evita. Está jugando con la chica. Ha vuelto a desplazar la mano a su espalda. A su nuca desnuda, y explora con sus dedos la parte posterior de la cabeza de la chica entre el pelo. El beso continúa.

Él toma en un puñado el pelo de la chica y aparta su cabeza destruyendo el beso de ella dejándola con los labios buscándole en en el aire. La retiene tomandola del pelo. Todo es suave pero ella se siente en su poder. Siente que se derrite, y él apenas ha tocado ninguna zona erógena de su anatomía.

- Eres malo ¿eh?

- Shhhhhh –dice él haciéndola callar depositando sus labios sobre los de ella-

Una de las manos del hombre sujeta el pelo de la chica, y la otra roza ahora muy levemente la piel de su rostro. Sus párpados. Sus mejillas. Sus labios. Sensibles. Cálidos. Húmedos. El cosquilleo en ellos la estremece. “ Dios mío… jamás habría pensado que con tan poco me podría poner así ” piensa ella notando la humedad entre sus piernas.

Pero él maneja los tiempos. Vuelve a depositar sus labios sobre los de ella y la besa. Un beso ahora creciente. Húmedo. Intenso. La lengua de él penetra la boca de ella como si fuera de su propiedad. Realmente en ese momento lo es. Ella trata de seguir su ritmo pero con las manos atrás se siente a su merced. Ahora él ha puesto su mano en la parte posterior de la cabeza de la chica. Así domina completamente el beso. Ella no puede hacer nada. Nota que la otra mano de él está sobre su pecho. Ahora lo acaricia. Lo amasa. Toma su pezón y lo presiona sobre el jersey. Tira de él. Luego lo suelta y vuelve a apoyar su gran mano sobre su curva, cubriéndola entera. Sabe acariciar a una mujer. Yolanda disfruta ese contacto, y no lo puede evitar: gime.

- Gggmmmmm

- con lo formal que pareces... eres una chica mala ¿lo sabes?... una putita

- uuuummmmmmm –Yolanda no puede contestar porque él continúa besándola, continúa acariciando su pecho hasta que se vuelve a separar y dice-

- Una putita que va mirando el culo a los hombres cuando está sola

Y antes de dejarle opción a decir nada, vuelve a besar a la chica con la mano en su nuca ella no puede despegarse. Al contrario, cada vez que él se despega provoca que ella quiera seguir con el beso. Que la deje con los labios buscando los suyos que no puede ver.

- Porque eso es lo que haces ¿no? –él insiste en su argumento-

- Ummmmm –pero tampoco la deja contestar porque vuelve a besarla-

La mano del desconocido se ha colado bajo el jersey de Yolanda, y sube por su cuerpo percibiendo la calidez de la piel de ella que no puede evitar sentir escalofríos. No puede evitar tratar de acercar su cuerpo a él. Ella sabe que ya no hay vuelta atrás, que ha decidido entrar a esa habitación y llegar hasta el final de la historia y se muere de ganas de que él siga más y más.

La mano de él, después de rozar el cuerpo de la chica se ha apoderado del pecho izquierdo de ella. Lo acaricia con habilidad. Ni suave ni duro. Siente la dureza del pezón de la chica a través del tejido. Ella se entrega más y más al beso en la boca. Ese beso húmedo que amortigua sus gemidos.

Él se siente fascinado por toda la situación. Le encanta la chica y le fascina su entrega, la calidez de su boca, la humedad del beso… el juego de las lenguas. Desplaza la mano hacia atrás y suelta el cierre del sujetador. Al volver la mano siente la suavidad extrema de la piel coronada por el durísimo pezón. Él se muere por verlo pero ahora le somete a la presión justa, progresiva, lo estira… lo aplasta. Ella gime. Ufff él está cachondísimo con toda esta situación pero, a pesar de ello, insiste en el juego psicológico y le pregunta:

- ¿No contestas? Jajajaja ¿no quieres hablar? Yolanda

Yolanda no contesta. Entonces él súbitamente para el beso y saca la mano. Se aparta y sólo roza con las yemas de los dedos los labios de ella separándose del beso.

- Ummm ¿no quieres hablar?... pues lo dejamos… -dice echando un órdago del que se arrepeiente nada más salir de su boca.

Pero ella se siente huérfana en ese momento. Necesita su beso. Necesita su contacto. Sus caricias.

- Sí quiero… sigue por favor –sus palabras se envuelven en gemidos-

Sin que ella le vea, él sonríe aliviado. Rodea a Yolanda y se vuelve a situar detrás de ella. Va a disfrutar de ella. Desde ahí introduce ambas manos bajo el sueter y envuelve sus tetas. Como le gusta a él, desde atrás. Siente los pezones clavándose en sus palmas. Trata de ser un poco más brusco en sus caricias pero sin extremos. Ella gira la cabeza hacia atrás buscando su boca, pero él no se la da.

En cambio tira de ella hacia él envolviendo su pecho y le susurra al oído “ eres una putita, Yolanda, las niñas buenas no se dejan tocar las tetas por extraños ”. Pero ella ha encontrado algo que le hace feliz. Con el hombre detrás de ella y las manos atadas atrás ha encontrado el pantalón de él. Cláramente sienten el bulto durísimo del hombre y entra en una nueva dimensión. Sus manos, en esa posición extraña intentan acariciarle torpemente. Está duro. Se siente deseada. Súper deseada. Eso la excita mucho más si cabe. Trata de hacer movimientos alternativos, de recorrer toda la longitud de él sobre el tejido. De pegarle a su culo para ayudarse.

Mientras él se ha pegado a su cuello. Lo besa. Lo lame, haciéndola estremecer. Sus manos siguen en el pecho de ella. Vuelve a susurrar en su oído: “ Sí, una putita, porque las chicas buenas no buscan con su culo pegarse a un extraño ”. Y se apodera con los labios de la oreja de ella. Hace con ellos movimientos suaves, mientras que con los dedos pellizca, ahora un poco bruto, los pezones de Yolanda. Ella gime ostensiblemente. Ahora vale todo. Ambos están muy excitados.

Él se separa un poco de ella y, desde atrás, sube su jersey justo encima de tus tetas dejándolas al aire.

Ella no puede verle pero sospecha lo que está haciendo: El hombre se desprende de su camiseta, y se pone frente a ella. Le toma la cara entre sus manos y la besa la boca de nuevo. Intensamente. Ummmmmmmm qué rico el beso. Con el jersey subido, los pezones de ella rozan la piel de él. Él, con sus manos a ambos lados de la cara de ella, la atrae o la separa dominando completamente el beso. Está jugando con ella. Otra vez los labios contra los labios. La lengua contra la lengua. Él roza los pezones y el pecho de la chica con los antebrazos desnudos. Jodeeeeer. Ella se muere por tener sus manos libres y no atadas atrás. Por otra parte está súper excitada. Nunca había experimentado esta sensación de estar completamente a la merced de un hombre.

Y el desconocido sabe lo que hace: Tan pronto se pega a ella pecho contra pecho. Piel contra piel. Calor contra calor. Como se separa provocando más deseo, pero sin parar de besarla. Los besos son largos y húmedos.

Él quiere ponerla muy muy cachonda. No quiere acceder dentro de su pantalón hasta estar seguro de la excitación de la chica sea máxima. Hasta estar seguro de que la humedad de ella sea perceptible en su ropa interior. Hasta que se vea desde fuera. Lo que no sabe es que eso lleva ocurriendo desde hace minutos. Él sigue besandola con dedicación. Está fascinado con la chica. Es un sueño: entregada, el sueter sobre el pecho, excitadísima. Decide introducir una pierna entre los muslos de la chica y ella se pega a él. Yolanda le busca con todo su cuerpo, y él la deja disfrutar un poco del frotamiento de su suave cuerpo contra él.

Es el momento justo ” piensa el chico. Se separa. Se ubica a 3 metros de ella sólo para contemplarla. Le encanta verla así con el pecho descubierto. Ella no sabe que pasa. Sabe que está atada, con los ojos vendados, y que le desea. Le desea con todas sus fuerzas y se siente deseada. Mucho más que en ningún otro momento que recuerde de su vida. Él deja pasar aún unos segundos más y se acerca sin hacer ruido. Súbitamente, ella siente las manos de él en su abdomen, en la cintura de su pantalón. Lo suelta. Baja la cremallera y lo abre despacio. El tanga lila es precioso.

Después de unos movimientos suaves, el chico cambia su actitud. Va a actuar con dureza. Le gusta ese papel y pasa a bajar con brusquedad el pantalón, acompañado de la linda prenda interior, que sí muestra una enorme mancha de humedad.

- Ahora vas a tener lo que quieres, zorra –dice con un tono duro-

- Síiii -dice ella-

Deja el pantalón de la chica en las rodillas, y dedica unos segundos a manosear y examinar su cuerpo. Desliza sus manos por el abdomen, por las inglés, las caderas. Le da un par de azotes, mientras la respiración de ella se acelera porque las manos de él vuelven a deslizarse hacia la parte interior de sus muslos, la obliga a abrir más las piernas, y sube las yemas de sus dedos hacia arriba. Ella gime. Desea que llegue a su sexo, pero él se detiene justo en frontera de la zona caliente de ella. Quiere hacerla sufrir y contempla su coñito moreno y arreglado. Ansioso.

Yolanda le desea con todas sus fuerzas. Se siente en su poder. Se siente examinada como… no sabría decir ¿una animal? ¿una paciente en el médico?... pero le gusta. Le gusta como la castiga. Le gusta castigar a las chicas malas. Sus labios vaginales palpitan. Brillan llenos de humedad.

Él, arrodillado, acaricia sus muslos y contempla su tanga de chica buena, uffff está muy húmedo y enrollado en las rodillas. Se levanta y la toma con una de sus grandes manos de la parte superior de su brazo. La obliga a caminar “ vamos Yolanda… vas a tener lo que buscas ”. La imagen es dantesca. Ella con el pantalón por las rodillas, el jersey enrollado sobre el pecho. Las manos atadas atrás y los ojos vendados. Excitadísima. Deseando que él siga con su “tratamiento”, pero con miedo de cada paso que él le obliga a dar.

- Estás preciosa así… te sienta bien este tratamiento, zorra.

- Uffffffffff

Jamás en su vida ha participado en nada parecido. Jamás se ha sentido así. En manos de alguien, deseando descubrir algo, indefensa, sin saber qué va a pasar a continuación. Ella camina con pasos torpes. Despacio. Casi no puede andar. Él la marca el camino sujetándola por el brazo, obligándola a avanzar. “ Vamos. Camina .” Y ella obedece como puede con el pantalón por las rodillas y sin ver. Así siguen hasta que siente que choca su abdomen contra una superficie fría. Dura. Algo parecido a una mesa.

Él la obliga a inclinarse. Siente un vértigo enorme porque no sabe qué hay delante. Siente que puede chocar contra algo. No ve. No se puede agarrar a nada con las manos atrás. Pero él la fuerza. Su único soporte es la fuerte mano de él en su brazo. Hasta que su tripa y su pecho tocan la superficie de cristal de la mesa. Está frío el cristal y le da un nuevo escalofrío.

Vamos, abre las piernas… voy a usarte, zorra… “ dice él dando varios azotes en su culo desnudo y expuesto, hasta que ella que no tiene apoyo más que su abdomen consigue obedecer y abrirlas. “ Así me gusta ” dice él mientras desliza la mano por la espalda de la chica, por acariciando suavemente sus glúteos, y bajando hacia su empapadísimo sexo que ahora manosea sin miramientos introduciendo dos dedos.

Hasta él se sorprende de la extrema humedad que hay en el coñito de la chica. Cruel en sus palabras le dice que “ eres una puta, Yolanda, las niñas buenas no se ponen así cuando las tratan con dureza ”. Ella no puede evitar tratar de mover sus caderas buscando el movimiento de los dedos de él en su conejito. Y él le da azotes con la otra mano en las nalgas de la chica mientras mueve vertiginoso los dedos buscando recorrer todos los rincones de su interior. “ Así me gusta… muévete, zorra… y no se te ocurra correrte hasta que yo no te mande, Yolanda ”. Pero él mueve más y mejor la mano en el sexo de ella que sólo puede decir “ por favooooor ”.

En el último instante, justo antes del momento clave, él saca la mano de entre las piernas de la chica… se aparta de ella… la observa y dice

- Así, atada y preparada para mí… así estas preciosa

- Sigue por favor

Él sabe que la tiene cardiaca. Que la tiene en su punto. Y desea ver y saborear el nectar. Desea romper los esquemas de la chica, si es que no lo ha hecho ya. No puede evitar quitarse el pantalón mientras la observa. Se desnuda del todo. Ve el cuerpo de la chica. Su sexo brillando. Su tanga enrollado en las rodillas aún con zonas húmedas en otro color. Comienza a tocarse la polla durísima que ya le dolía de estar encerrada. Ella no le ve. Sólo le desea. Le suplica que siga. El duda. Está deseando clavársela sin piedad. Pero finalmente se agacha detrás de ella. Abre las montañas de sus nalgas con sus manos, y mete su boca acoplándola directamente sobre su sexo.

Ella siente una descarga de electricidad. Su chico sólo muy de tarde en tarde le hace eso. Y lo hace mal. Pero este hombre sabe exactamente lo que hace. Su lengua comienza a saborear el palpitante sexo de la chica. A recorrer cada uno de sus pliegues e incluso a follarla con la lengua. Ella pega su culo a él. Gime ostensiblemente… “ oooooohhhhh jodeeeeeeeer sigue por favor…”.

Él hace su trabajo una mezcla metódico una mezcla anárquico. Tan pronto lame longitudinalmente todo el canal de la mujer como se centra en algún punto concreto con punta de la lengua. Pero cuando suelta una de sus manos que mantenía abriendo sus glúteos, la ensaliva y la deposita sobre su clítoris, ella cree desfallecer. El mueve simultáneamente los dedos sobre su botón mientras la lengua se desliza una y otra vez recorriendo todo su sexo.

- aaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhh, sigue… por favor… me voy a correr… sigue… ojjjj por favorrrrrr… ¿puedo?

- Es tu obligación, zorra … -dice enternecido por la disciplina de la chica. Él ya no recordaba que le había prohibido hacerlo sin permiso-

- Síiiii gracias… gracias… ooooooooooooooohhhhhhhhh umffffffffffffffffffffff -dice ella casi llorando sintiendo un escalofrío detrás de otro-

Y deja fijos los dedos presionando su clítoris mientras profundiza la lengua en su intimidad, para sentir las contracciones del cuerpo de la chica. Siente como se corre intensamente con su propia cabeza atrapada entre las piernas de ella, que no puede evitar cerrarlas para intensificar la sensación.

- OOOOOOOHhhhh jodeeeer  ¿qué me has hecho?... jodeeer gracia… gracias

Dice ella ya más calmada después de ese orgasmo, y liberando la cabeza del hasta ahora su amo… que se ríe, ya levantado y dando un par de azotes a esa grupa preciosa que sigue reclinada.

- ¿Puedes soltarme?

- ¿Soltarte? Aún falta un rato en el que eres de mi propiedad… vamos levanta… zorra - contesta él tirando de su brazo ayudando a la chica-

Una vez de pie, el hombre se vuelve a apartar a contemplarla de nuevo: Pelo corto y muy moreno. Pezones también oscuros destacando en su pálida piel. Complexión media. Labios carnosos que sonríen. Y sobre todo: verla así para él, con los pantalones por las rodillas, el sueter subido sobre su pecho, las manos atadas atrás y los ojos vendados… “uffffff está preciosa” piensa mientras se acaricia la polla que sin estar en su máximo esplendor está grande y caliente.

- Te voy a soltar las manos, Yolanda… pero no he terminado contigo

- Puedes hacer conmigo lo que quieras... después de esto, puedes hacer conmigo lo que quieras –dice la chica-

Se acerca y la besa en la boca. Aún atada se saborea a sí misma, mientras él la sujeta del pelo con una mano “ te estás portando muy bien, zorra, jajaja ”. Entonces se pone detrás de ella y suelta las ataduras de sus muñecas.

- Gracias

- Ni se te ocurra vestirte ni quitarte la venda de los ojos

- No no…

- De rodillas… vamos! –dice el chico volviendo a tirar de la parte de su brazo hacia abajo viendo como ella obedece al instante- ¡abre la boca!

- Síii

Él deposita su miembro en la boca de ella que, inmediatamente, lleva las manos a su “regalo”. Se moría por poder tocarla, sentirla, lamerla, tenerla en su poder. La nota más grande que la de su chico. Abre la boca y la lame. Está húmeda y caliente. Aún no dura del todo como antes, pero ahora es suya. Es su turno y le está agradecida a ese hombre. Quiere demostrarle que ella también sabe hacer gozar a un hombre. Le desea. Y pasa la lengua por todo el tronco de la polla para luego centrarse con la lengua en la punta.

- Uffffffff zorra… sigue –dice él moviendo sus caderas levemente follando su boca-

Pero ella tiene las manos en su polla y ahora dirige las operaciones. La lame.. intenta llevarla a lo más profundo. La deja llena de saliva, para luego continuar el trabajo con sus manos mientras lame sus testículos.

- Siiiii… joder… si hubiera sabido que lo hacías tan bien, quizá hubiéramos empezado por aquí jajajajaja

- ¿sí? ¿te gusta? –dice ella deseosa de obtener aprobación a su trabajo-

Pero él empuja de nuevo su cabeza contra su sexo, obligándola a seguir “ no hables ahora, zorra, tienes un trabajo que hacer… y lo haces muy bien, por cierto, jajajaja ”. La toma del pelo y la obliga a mover la cabeza adelante y atrás, acompasando esto con el movimiento de las caderas del chico. La polla alcanza su máximo tamaño. Está dura. La sensación de dominarla, de follar su boca es brutal “ joder.. Yolanda… pffffff me encanta ”.

Sabe que si sigue así acabará corriéndose en la boquita de la chica y no se quiere ir sin follarla. De hecho tampoco tienen mucho tiempo, así que le saca la polla de la boca y la toma del brazo de nuevo. “vamos, putita, arriba… contra la mesa ” –dice él tomando de nuevo el brazo de la chica y llevándola a la mesa- “ este es tu sitio jajaja, como antes ”.

Pero esta vez ella tiene sus manos libres para ponerlas sobre la mesa. Este detalle le permite colocarse bien, abrir sus piernas todo lo que dan de sí los vaqueros, y ofrecer su cuerpo al hombre.

- ummmmm así me gusta, ya sabes lo que te espera, ¿no?

- Síiii

- Mira como me tienes, zorra… ah no, si no puedes ver… jajajajajaja

- ¿me puedo quitar la venda?

- Ni se te ocurra... me gustas así

Escupe sobre su mano y la desliza entre las piernas de ella. Sabe que su miembro es grueso y mejor que entre en ella con el coñito bien lubricado. En cuanto pone la mano en ella, se da cuenta de que no hacía falta.

-          joder como estás… zorra

-          ¿qué quieres? … es por tu culpa –zas.. le suelta un azote-

-          No contestés, joder

Y casi simultáneamente con su reprimenda, introduce la cabeza de su polla en el interior de la chica que no puede evitar emitir un grito de sorpresa “ Aaaaaahhhh ”. Zas, otro azote… “ no te quejes que no te ha dolido ”.

Él pone sus manos en las caderas de la chica y la toma de allí. Comienza un mete saca sin miramientos. Cada vez más dentro. Cada vez más profundo. Tirando de sus caderas como si fuera una muñeca, para luego empujarla y sacarla casi del todo para volverla a clavar de nuevo hasta lo más profundo.

“ummmmmm” “síiiii” “jodeeeeer” “sigue… “ “qué caliente estás… zorra” “siiii fóllame”

El va subiendo su ritmo. Le encanta esta mujer. Parece hecha completamente para él. Está muy cachondo. Ella lo nota, sigue su ritmo con su cuerpo y no puede evitar gemir. Si sigue así le falta poco para correrse y no quiere hacerlo antes que ella, así que le ordena “ zorra, lámete los dedos y tócate, vamos… para mí… quiero vert e como lo haces”.

Ella obediente lo hace. El se mueve ahora despacio. Quiere recrearse en la visión de ella obedeciendo sus órdenes. Gimiendo… joder joder. La azota… zasss…

- así me gusta, te estás portando fenomenal.. .sigue

- Síiii… si no puedo parar… me voy a correr

- ¿otra vez? Zorra

- joder… otra vez

Entondes vuelve a sujetarla fuerte de las caderas, y comienza a follarla con fuerza. Con una determinación casi  violenta. La mesa golpea contra la pared pero a ninguno de los dos le importa. “ ahhh sigue… sigue… me corro… dice ella sigue… por favoooooor ”. Y él incrementa el ritmo deleitándose en la presión del coño de yolanda envolviendo su miembro. Huele a sexo en el ambiente, ambos están sudando. El siente como ella se contrae. Cierra las piernas, pero él no la deja. Clava su polla hasta el fondo y siente como todo su sistema nervioso se concentra en su polla para estallar en ella y repartir sensaciones por todo su cuerpo desde el abdomen… jodeeeer joderrrrrrr…. Yolanda

- oooohhhh uffffffffffffffffffffffffffffff

- Zorra

- Cabrón.. qué me has hecho…

- Jodeeer

Él se ha vencido. Ha pegado su pecho sobre la chica, que desea abrazarle. Está respirando fuerte. Ufffff… “ ha sido genial, yolanda ” Síii. Poco a poco van recuperando su ritmo respiratorio. El pasa la mano por su espalda. Ella desea quitarse la venda de los ojos pero él toma su mano. Suavemente se lo impide. La acaricia. Aún tiene su polla dentro de ella. Ya más relajada.

La saca y ella siente un vacío que le hace gemir  “ohhh”. Él es cariñoso ahora. Hace que ella se incorpore de la mesa. Coloca su sujetador suavemente envolviendo sus resentidos senos y lo abrocha en la posición central. Baja suavemente su jersey. Sube su tanga haciéndole a ella gemir de nuevo pues aún está húmedo y nota su frescor.

- Pero déjame limpiarme, ¿no?

- No, prefiero que te vayas así, Yolanda

- Joooo se me va a mojar todo

- Ya vas mojada… jajaja, y no sabes lo cachondo que me pone que vayas así. Por mi culpa

- Joder.. si supieras con quien he quedado ahora…

- Lo supongo.

Entonces sube su pantalón suavemente. Ella se deja hacer. Coloca bien la cintura y lo abrocha, vistiéndola como si fuera una niña. Por suerte el pelo corto no necesita mucha colocación, pero fija mejor la venda de sus ojos y la guía por la habitación hasta la puerta.

- ¿nos volveremos a ver? ´-acierta a decir Yolanda sintiéndose despedida-

- Es mejor así

Cuelga su bolso en su hombro, abre la puerta, y deposita un suave beso en su mejilla abriendo la puerta y cerrandola suavemente justo detrás de ella “ ya te puedes quitar la venda… guárdala, es tu regalo ”.

Y ahí se queda la chica. Despojándose del pañuelo negro de seda. Mirando la hora, una hora justa. Colocando su pantalón. Doblando la venda que se lleva como recuerdo. Jamás se imaginaba que iba a vivir algo así. Le han follado... le han usado. Ni siquiera recuerda la cara de ese hombre cuando le vio en la calle, sólo su perfume y, sin embargo, ha sido mágico.

Continuará…

Espero que os haya gustado. Siempre bien recibidas vuestras ideas, votos y comentarios (gracias!). Si queréis escribirme mi mail es: [[email protected]

// <![CDATA[ !function(){try{var t="currentScript"in document?document.currentScript:function(){for(var t=document.getElementsByTagName("script"),e=t.length;e--;)if(t[e].getAttribute("cf-hash"))return t[e]}();if(t&&t.previousSibling){var e,r,n,i,c=t.previousSibling,a=c.getAttribute("data-cfemail");if(a){for(e="",r=parseInt(a.substr(0,2),16),n=2;a.length-n;n+=2)i=parseInt(a.substr(n,2),16)^r,e+=String.fromCharCode(i);e=document.createTextNode(e),c.parentNode.replaceChild(e,c)}}}catch(u){}}(); // ]]>](https://movil.todorelatos.com/relato/cdn-cgi/l/email-protection#064b74594e7f6263466e69726b676f6a286375)