La primera infidelidad de Ame

La linda Ame nos narra a detalle los resultados de su primera infidelidad que le dió elementos para emitir su primera Ley.

La primera infidelidad de Ame

Yo le había dicho a mi padrino que jamás cogería con alguien más que no fuera él… claro, mi padrino más conocedor de estos asuntos no me creyó, antes dijo que llegaría el día en que lo cambiaría por alguien más joven. Cuando yo le hice esa promesa en verdad me sentía lo suficientemente segura de que ni siquiera intentaría coger con alguien más… pero dicen que cae más pronto un hablador que un cojo… y caí.

Estaba en el último grado de secundaria y en aquel entonces las pláticas típicas de las muchachitas eran sus experiencias sexuales, con novios, con amigos, con vecinos, con primos, etc., se escuchaba cada historia!, claro, todas adornadas y exageradas por la cuentista en turno, hablaban de penes de 30 centímetros de largo y gruesos como una mano, otras de eyaculaciones de casi medio litro o de más de 5 venidas en cada relación, en fin, todas querían contar la historia más sensacionalista… y yo, yo mordiéndome los labios por contar lo que estaba viviendo con mi padrino, pero no podía, sabía lo que estaba en riesgo, así que solo me limitaba a escuchar y a veces a hacerle alguna pregunta a la cuentista, que evidenciara su mentira, provocando la risa de mis compañeras.

Sin embargo, escuchar esas historias, había comenzado a despertar mi curiosidad, sobre todo cuando escuchaba que alguien cogía hoy con uno y mañana con otro y después con otro y otro, saboreando las distintas formas de coger que cada quien tiene; también había escuchado que cuanta más experiencia adquieres cogiendo con diferentes hombres, mejor hembra serás, así que poco a poco comencé a mirar a los hombres de mi alrededor. Los muchachitos seguían sin atraerme, sin despertar deseos carnales en mí; además, en la escuela ya me había creado fama de niña tranquila; la única posibilidad que tenía era en casa, pero bueno, el amor filial tampoco me latía… pero… tenía a mi profesor de piano.

El maestro Carlos llegaba a mi casa cada jueves por la tarde a enseñarme a tocar piano; era casi 20 centímetros más alto que mi padrino y era musculoso, también más joven, pero como le gustaba vestir de traje se veía maduro… así como a mi me gustan los hombres.

También olía bien, podía sentir su perfume cuando se me acercaba por detrás y pasaba sus grandes manos por mis costados para enseñarme la forma de colocar mis dedos en el teclado; varias veces su respiración en mi nuca me provocaba escalofríos, teniendo que disimular para que él no notara mi excitación, pues me ponía muy chinita.

Me di cuenta que él también se excitaba conmigo, pues a veces, mientras yo tocaba, él se quedaba absorto mirándome y cuando yo le hablaba, tenía que repetirle mis preguntas y me respondía tartamudeando y todo colorado; pero se recuperaba muy rápido, así que me dejaba dudando si realmente quería conmigo o sus prejuicios morales le hacían verme solo como su alumna.

Me convencí de que me quería coger cuando una tarde que llegó a darme la clase, lo recibí con una minifalda holgada y suelta, me senté en el banquillo para comenzar a tocar y de manera natural, mi falda quedó al aire, sentándome directamente sobre mis pantaletitas; pero alguien había dejado sobre el piano unos papeles, entonces levanté ligeramente las nalgas y me estiré para colocar los papeles fuera del teclado, al mismo tiempo que le decía al maestro Carlos, "esta es tarea de mi hermanito" y lo volteaba a ver, él ni me escuchó, pues estaba sentado atrás de mi con su mirada clavada en mi culo; entonces así como estaba me fijé en mi trasero y me di cuenta que al levantarme, mi falda había quedado ligeramente doblada, por lo que se veían mis carnosas nalgas cubiertas solo por mi calzoncito blanco metido en mi culito; así me quedé quieta por casi cinco minutos, mirándolo, hasta que se dio cuenta de mi mirada y todo turbado me dijo, "co-cooontinuemos Ame". Ya convencido que yo no me había enfadado por su mirada, durante la clase se me estuvo insinuando, repegándoseme por detrás más de lo debido, incluso llegó un momento en que casi se sentó en el banquillo detrás de mí, pude sentir la erección de su verga entre mi espalda y la parte superior de mis nalgas; por cualquier pretexto colocaba sus manos sobre las mías y casi me besaba la nuca. Su descaro fue total cuando en una de sus explicaciones dejó su mano sobre mi muslo y como yo no le dije nada, me comenzó a sobar muy suavemente y allá van mis piernas a abrirse para que él pudiera meter su mano hasta alcanzar mi vagina que ya se había humedecido; pero mi madre no paraba de cuidarme, afortunadamente se acercó hablando hacia nosotros lo que nos dio tiempo de guardar la compostura.

Así siguieron las clases y los avances de mi profesor y yo facilitándole las cosas, hasta que por fin una tarde antes de terminar la clase me dijo que quería verme fuera de casa; le di la dirección de una esquina en la ciudad y le pedí que allí me recogiera al día siguiente a las cuatro de la tarde.

Ese día le dije a mi amiga Clara que llamara a mi mamá y le dijera que haríamos tarea en su casa para que yo pudiera salir

Cuando el maestro Carlos llegó a la cita, quise subirme en la parte de atrás de su auto, pero él no le había quitado llave, pensando que me subiría en el lado del copiloto, así que le hice señas de que le quitara el seguro, demasiado nerviosa, pues hasta entonces yo solo me había fugado con mi padrino. Cuando por fin pude subirme y recostarme en el asiento, le dije "vamos a algún motel cercano"… ahí cambió todo; mi maestro seductor se convirtió en un ser agresivo, ofensivo y celoso, me dijo, "ajá putita!, así que ya sabes de estas cosas???, con cuantos mozalbetes ya habrás cogido!!!, y yo que pensé que te agarraría virgencita!, haz de estar más abierta que la puerta de Alcalá!"; yo quise protestar y aclararle, pero no me dejó hablar, continuó insultándome, "mira con la mosquita muerta, quien me lo iba a decir que ya era una puta consumada?!!"; ya mejor no dije nada, pues en verdad quería disfrutar el momento que me esperaba.

Entró al motel, esperó que el encargado cerrara la cortina cubriendo el auto, pagó y entró a la habitación sin esperarme. Cuando entré yo, él ya había comenzado a desnudarse, por lo que me quedé de pié esperando sus indicaciones; él me gritó terminando de sacarse su pantalón, "qué esperas pequeña gran puta?!, vamos, encuérate ya!!"; yo ya dándome cuenta que las cosas andaban mal, balbucee, "me daré una ducha"; él volvió a gritarme, acercándose a mi y jalándome de la mano para aventarme en la cama, "y crees que con una ducha quedarás limpia de las vergas que te has tragado?!, no mi putita eso no se te quita ni yéndote a bañar a Chalma!, tendré que cogerte aguantándome el asco!".

Yo ya estaba en verdad enfadada, pero también andaba caliente por el mismo morbo que representa el coger con alguien diferente a tu pareja y bueno, si a él no le importaba que hubiera olores raros durante el acto, pues allá él, mi padrino era otra cosa!

Así que rápidamente me desnudé, me recosté en la cama y le sonreí, invitándole a subir, pero él siguió con sus insultos, "te encanta la verga, verdad putita?!!, ya la quieres tener dentro, pero primero tienes que trabajarla", hasta entonces pude fijarme que su verga a medio despertar le colgaba a medio muslo; se subió a la cama, quedando hincado, por lo que yo me incorporé dispuesta a chupársela, pero el me detuvo de la cabeza con su mano y dijo, "así no putita, no quiero que me vayas a contagiar alguna enfermedad que seguramente ya has de tener con tanta verga que te habrás metido en esa boquita, ponme primero este condón!", extendiéndomelo. Yo haciendo un esfuerzo por conservar la calma y aprovechar al máximo mi "aventura", procedí a ponérselo, cuando terminé, él me jaló del pelo y me lo empujó en la boca; yo nunca le había mamado la verga a mi padrino con condón, el sabor del hule con espermaticida me sabía horrible, pero el maestro Carlos no me dejó protestar, ya me lo había empujado hasta la garganta, en un rápido metisaca que me estaba ahogando, sujetándome fuertemente de mi cabeza, mientras gemía de placer, "así pequeña gran puta!, se ve que la sabes tragar bien, te cabe completita".

Hasta ese momento me di cuenta del tamaño y grosor de su verga, era por lo menos 2 centímetros más larga que la de mi padrino y ligeramente más gruesa, por lo que pensé, tratando de distraerme de la mamada y su mal sabor, "al menos me hará gritar de placer cuando me la meta en la vagina". Como tampoco él se había duchado olía a sudor y orines, además del mal olor natural que despedía su ano, eso acentuó mi repugnancia a la mamada que estaba dando… pero me aguanté… quién me había mandado a serle infiel a mi padrino!

Después de casi diez minutos, repentinamente me sacó la verga de la boca y me empujó, quedándome totalmente acostada bocarriba; inmediatamente me levantó las piernas, colocándoselas en sus hombros y me la clavó en la vagina, que a pesar de todo estaba semihúmeda, así me estuvo bombeando salvajemente, provocándome solo dolor, sin placer, pues mi vagina estaba acostumbrada a que primero la mimaran con la lengua y, cuanto extrañaba las succiones que mi padrino le hacía con su gran boca… Ah! la boca, la dulce boca de mi padrino!

Como mi vagina estaba acostumbrada al tamaño de la verga de mi padrino, sentía que me lastimaba; pero además como no sentía los relieves naturales de su verga debido al grueso condón que le había puesto, parecía que solo me esta metiendo un pene de plástico, liso, resbaloso, sin sabor, pero que me provocaba un ligero ardor quemante… del disfrute, nada de nada!

Aunque él sí lo disfrutaba, pues me seguía diciendo, "Ah putita linda, eres una putita de lujo, que aún lo tienes apretadito, ah que rico se siente, seguramente solo te la han metido puros muchachitos inexpertos, qué te parece la cogida que te está dando todo un macho profesional como yo??... vamos, respóndeme putita!!, he?, sientes por fin una buena cogida??!!!"… Vaya con el imbécil engreído, a eso le llamaba "coger"???, ja! Si supiera que no le llegaba ni a los talones a mi querido padrino.

Después de bombearme por un rato con las piernas al hombro, me giró sin sacármela, dejándome de costado y continuó con la bombeada, acariciándome con una mano la nalga que había quedado arriba, haciendo llegar uno de sus gruesos dedos hasta mi ano, donde intentó meterlo así, en seco; yo solo tuve que fruncirlo para evitar la intrusión; mientras él me decía, "mira nada más qué precioso culito, típico de las putitas!, ya te lo reventaré mi putita de lujo, ya verás lo que sentirás cuando de lo ensarte con mi verga, aguanta un poco, ese no lo vayas a regalar antes de que yo te lo estrene"… Ja!, el imbécil creía que yo le daría la virginidad de mi culito, si supiera que mi padrino ya me lo había perforado varias veces!.

Me volvió a girar otros 90° para ponerme en cuatro patas, aún sin sacarme su verga de la vagina y continuó el bombeo, ahora estirando sus manos hasta alcanzar mis chichitas que apretó salvajemente, jalándomelas con brusquedad, haciendo daño a propósito, sin ninguna necesidad y lo peor, sin darme placer, o mejor dicho, sin preocuparse por brindarme el más mínimo placer, solo podía sentir sus babas que me dejaba caer en la espalda.

Por fin sentí que su verga se inflamaba más dentro del condón y sentí sus estremecimientos, indicándome que estaba terminando, mientras me decía, "ahora sí putita, podrás presumir que ya has cogido!, por fin has tenido una verdadera verga adentro… dime putita, cuantos orgasmos tuviste?!, te hice venir como cuatro veces, verdad??!!... porqué no respondes putita?, te da vergüenza decirlo?... vamos, dilo, verdad que te gustó?, verdad que ya no podrás vivir sin mi verga??!".

Después del último estertor de su venida, se salió de mí y se metió a la ducha… yo me quedé asimilando lo que había sucedido, un poco adolorida, ya sin calentura ni deseos de nada, solo con ganas de vomitar.

Cuando mi maestro Carlos salió del baño, me dijo, "aún no te has vestido putita?, qué!?, quieres que te lo vuelva a meter??, no mi pequeña ninfómana, te la meteré hasta otro día, y me vas preparando ese culito de ensueño, para destrozártelo con mi verga, ya verás que te gustará tanto como ahora… ahora ya vístete que nos vamos, no me vaya yo a comprometer por una putita como tú!".

Me levanté dirigiéndome al baño, pero cuando oyó la regadera de la ducha, se asomó y me dijo, "pero todavía te piensas bañar?!, solo límpiate con papel, si lo bueno es que tus orgasmos son sin mucho líquido, no como yo que por lo menos saqué 15 mililitros de leche después de la gran ordeñada que me diste con tu apretada vagina!, vamos, ya vístete!".

Como escuché que abría la puerta de la habitación, salí rápidamente sin ducharme, me vestí apresuradamente y lo alcancé ya dentro de su auto a punto de arrancar. Salimos del motel, me volví a recostar en el asiento de atrás mientras él seguía presumiendo la "formidable" cogida que me dio y de lo que yo me enviciaría con su "formidable" verga, me dejó en la misma esquina donde me había recogido y se fue.

Yo comencé a caminar por la calle, sintiéndome sucia física y moralmente, totalmente avergonzada de lo que había hecho, además de que no lo había disfrutado para nada. Para quitarme el sabor del condón en mi boca, por el camino compré unas pastillas de menta, tome un taxi, llegué a casa, apenas saludé a mi mamá, me metí al baño y tarde casi una hora, tallando mi cuerpo con jabón, sin lograr quitarme la suciedad que sentía.

Hasta el lunes siguiente me pude ver con mi padrino, llegué casi corriendo a la cita y tan pronto como ingresamos al motel, cuando aún me llevaba en sus brazos para recostarme en la cama, le dije, "Ay padrinito de mi alma cuánto te he extrañado"; él me dijo, "pero mi chiquita preciosa si apenas el lunes pasado nos vimos", yo le protesté, "sí padrino pero es que como tú no hay dos", y antes de que me preguntara porqué decía eso, me prendí de su boca, que golosa me recibió haciendo juguetear nuestras lenguas.

Luego que nos duchamos juntos (aún cuando él estaba recién bañado, pues era su costumbre cuidar el más mínimo detalle de un mal olor) hicimos un maravilloso 69 chupándonos golosos nuestros sexos; para compensar mi infidelidad (que por supuesto él ignoraba) le tragué su verga hasta el nacimiento de sus bolas, se la engullía con mucha hambre y tratando de darle el máximo placer, a ver si igualaba el que yo estaba recibiendo de su gran boca que me abarcaba desde el culo y toda la vagina en su succión. Curiosamente, mi padrino escogió esa tarde una posición similar a la del maestro Carlos a la hora de penetrarme por la vagina; la variante fue que se colocó mis piernas en un solo hombro y así me clavó su enhiesta verga, hincado como estaba frente a mí; de esa manera hacía que mi vagina le apretara mucho su verga, que se me hundía hasta el fondo, saboreando cada parte de su relieve en las fibras sensibles de mi vagina, Aaaaaaaaaaaah qué ricura!!; además en esa posición me sujetaba con una mano alrededor de mis piernas y con la otra me sujetaba de una nalga, quedando su pulgar justo en mi ano, que con la humedad que me había dejado su saliva y los jugos que escurrían de mi vagina, estaba bien lubricado, permitiéndole que lo introduciera levemente y como ya me tenía bien caliente y bien sujeta, me sentí dominada, aumentando el placer sexual que sentía. Luego hizo algo más, me estuvo bombeando variando el ángulo de empuje, una vez ligeramente a la derecha, luego ligeramente a la izquierda y luego ligeramente hacia arriba; con ello, en cada empujón me estimulaba totalmente una zona de mi vagina sin dejar de estimularme más levemente las demás zonas, Aaaaaaaaaaaaah, le anuncié que ya iba a terminar, entonces él suavemente me sacó su verga y mientras sacaba un condón me decía, "Bebé, estás en periodo fértil, tendremos que usar gorrito"; rápidamente se lo puse y le pedí que continuara con sus bombeos igual… y él gratamente me complació; ahí pude darme cuenta que sus condones eran mucho más delgados que el usado por el profesor Carlos, pues aunque con menos intensidad, podía sentir los relieves de su verga, estimulándome placenteramente; pero aún faltaba algo nuevo; se acomodó mejor, hincado como estaba, me sujeto una pierna en cada mano y se movió de manera oscilatoria pero muy rápidamente, como si él mismo fuera un vibrador viviente, Aaaaaaaaaaaah, qué maravillosa cogida me estaba propinando; entonces, recordando como me gustaba jugar de niña cuando alguien me sacudía de esa manera, comencé a hablar tartamudeando e hilvanando las palabras que salían de mi boca, "a-ay-pa-a-a-adri-i-i-no-o-o-ya-a-a-e-es-to-o-oy - lle-e-ga-a-an-do-o-o-a-al-ci-i-e-e-lo-o-o, ya-a-a-me-e-e-ve-ven-go-o-o, ya-a-a-a-a-a-Aaaaaaaaaaaaaaah!!"; en este largo gemido él también me anunció su venida, "acaba mi pequeña Ame, yo también estoy acabando"; y al momento sentí sus potentes chorros de leche, llenando el condón que traía puesto.

En su último estertor, mi padrino se recostó encima de mí, así como me tenía, bien ensartada y con las piernas juntas al aire, por lo que hizo que mis pies casi me tocaran mi frente y él encima mío; así poco a poco fui recobrando el ritmo de mi respiración normal y al fin pude sentir mi cuerpo liberado de la huella de mi maestro Carlos y nuevamente le prometí coger solo con él, aunque sin decirle que ya le había sido infiel; él, sonriéndome solo movió negativamente la cabeza y me besó dulcemente, como sólo él sabe hacerlo.

Con esto mi querido Padrix espero que estés muy consciente del reto que tienes por delante si quieres ser mi nuevo padrino, por lo menos hay que igualar estas cogidas, ya te he dado varios tips, espero que no me decepciones y me lances con mayor ímpetu a los brazos (y a la verga) de mi padrino. Aprovecho también para emitir mi primera Ley, "la primera ley de Ame": El placer que te provoca una verga es directamente proporcional al buen uso que se le dé e inversamente proporcional a su tamaño.

El jueves siguiente, antes de comenzar la clase de piano, le pedí a mi mamá que estuviera llegando continuamente para que viera todo lo que había aprendido en mis clases, por lo que me mantuve vigilada casi todo el tiempo, ante la mirada molesta de mi maestro Carlos que no entendía porqué mi mamá no nos dejaba solos… afortunadamente ya solo me faltaban dos jueves para librarme de su presencia.

En el último jueves de clase de piano, mi mamá como despedida le ofreció un café a mi maestro Carlos y mientras se iba a la cocina a prepararlo, el maestro se me abalanzó, abrazándome y queriéndome besar el cuello (no intentaba besarme la boca por el asco que le provocaba pensar que yo ya había mamado otras vergas), pero yo le dije, "puede venir mi mamá!"; entonces él soltándome me dijo bajando la voz, "te extraño mucho mi putita linda, veámonos mañana, dime que tú también me extrañas, dime que ya quieres sentir otra vez mi verga adentro de tu vagina, dime que quieres que te rompa con ella ese culito maravilloso que tienes!"; entonces por fin pude decirle lo que me inspiraba… "sabe profesor?, entes de invitar a otra muchacha a coger, primero aprenda a hacerlo, quítese de la cabeza esa falsa concepción de que lo hace maravillosamente, no se confíe solo del tamaño de su verga, aprenda a usarla, porque sabe?, aquella vez no me provocó ningún orgasmo… no me hizo sentir nada… bueno sí, me hizo sentir algo… un gran asco de usted, por eso no lo quiero volver a ver en mi vida!, y además le aclaro, no soy ninguna puta, yo solo he cogido con un hombre, con un verdadero hombre, que sabe usar muy bien las herramientas que la vida le dió" dije esto último mientras extendía los dedos de mis manos, me señalaba la boca y la vagina, dándole a entender que ese hombre sabía usar muy bien sus manos, su boca y su verga; él, colorado del coraje y la vergüenza que le provocaba oir esa verdad, solo alcanzó a decir, "qué dices putita?, cómo te atreves a decirme eso??... yo soy…"

Se interrumpió al oir a mi madre diciendo, "aquí está su café maestro", y mientras se lo daba, ella continuó diciendo, "en verdad le agradezco mucho lo que le ha enseñado a mi hija, si al paso de los días ella tiene dudas, le llamaremos, esperamos que no se moleste por ello". El cortésmente le respondió, "estoy seguro que su hija tendrá muchas dudas, pero aquí estaré cada vez que me llame".

Apenas le dio un sorbo al café y se dispuso a marcharse, despidiéndose de beso de mi madre y cuando quiso hacer lo mismo conmigo, solo le extendí la mano y le dije, "esté tranquilo profesor, creo que con usted aprendí todo lo que podía enseñarme, si requiero de aprender más, buscaremos un profesor más avanzado".

Mientras el maestro Carlos se volvía a poner como jitomate, mi madre dijo, "estas muchachitas de hoy, no saben guardar el debido respeto, usted ha de perdonarla maestro, seguramente lo dice porque ya terminaron las clases y lo va a extrañar".

Por fin se fue el maestro Carlos y con él la tentación de volver a serle infiel a mi padrino, que en los meses subsiguientes me siguió brindando unas cogidas de ensueño; claro, que el maestro Carlos no se quería dar por vencido, llamó por teléfono unas tres veces en las siguientes semanas, pero me negué a contestarle, en la última de ellas le dejó el número de su celular a mi madre para que yo lo llamara, pero tan pronto mi mamá me dio la espalda, tiré el papel a la basura, a donde arrojé el nefasto recuerdo de mi "aventura" vivida con ese maestro… pero… volví a caer en otra experiencia tampoco grata… pero eso… eso será otra historia.

Un beso de Ame.

ame02007@yahoo.com.mx