La primera fiesta de cuatro

Ernesto con un rugido se clavó hasta el fondo y quedándose quieto por un instante descargó dentro copiosos chorros de semen que pusieron en éxtasis a Pat y la hicieron correrse a los gritos. Se retiró despacio y al salir, quedó esa vagina abierta y pulsando una cantidad de leche que enseguida chorreó la entrepierna.

Ya expliqué en otro relato la circunstancia de cómo conocí a Pat y como funcionamos por primera vez en la cama. En realidad, lo bueno que tenia nuestra relación era el sabor de lo prohibido. Recordarán que éramos dos matrimonios sin hijos que a la fuerza de hacernos amigos terminamos durmiendo los fines de semana juntos.

Si bien mi relación en cuanto a sexo con mi esposa era muy fluida, a ambos nos gustaba mucho ser poco convencionales. En especial habíamos descubierto cuanto nos erotizaba escuchar y espiar cuando Pat y su esposo hacían el amor.

Esas circunstancias se repetían todos los fines de semanas. Nosotros sabíamos que ellos también nos prestaban atención y les dábamos su numerito con mucho agrado.

Esta situación nos potenciaba a los cuatro porque en realidad andábamos a toda hora calientes y deseosos. En lo que a mi respecta, inclusive alimentaba todo tipo de fantasías. Lo que no sabía era como plantearlas al grupo.

Después de haberme encamado con Pat por primera vez como ya lo conté, no sabía bien como continuar con el tema. Me excitaba profundamente la sensación de peligro, pero a su vez quería contarle a Ana lo sucedido sin que se enojara. Esto me habilitaría para seguir cogiendo con su amiga con mas tranquilidad.

Ellas ya eran muy compinches. Era notorio que el deseo sexual rondaba por todos lados. Cuando estábamos por la noche cerca de la hora de ir a dormir las chicas generalmente se ponían ropa de cama transparente sin vergüenza alguna delante de los dos varones.

Yo seguía con mi idea fija sin saber como encarar el tema. Finalmente una noche en que hacía mucho calor estábamos los cuatro en la sala mirando una película y sentados en el sillón mas grande. A cada lado del mismo los varones y en medio las dos mujeres. Ana, mi mujer con una camiseta larga que le cubría las generosas caderas y una tanga diminuta que utilizaba para dormir. Estaba descalza y sin corpiño. Patricia por su lado se encontraba vestida en forma similar pero con un camisón corto que le conocíamos por lo transparente exhibiendo su busto y pezones sin ningún perjuicio.

La conversación era insustancial, pero en cada movimiento se respiraba erotismo. Finalmente como distraído dije a Ana que se preparara porque estaba caliente y con ganas. Mientras que mi amigo se reía le dijo lo mismo a su esposa. Todos nos reímos, pero fue Ana quien le dijo a nuestro amigo Ernesto que tenía que aprovechar esas tetas y agarrando a Patricia del busto los sopesó riendo.

Las tuyas no están nada mal ¡ - contestó Pat mientras rozaba los pezones de Ana por encima de la camiseta.

Yo enseguida note que la caricia disparó una mirada muy sensual. Pero no fui el único puesto que Ana se puso seria y mantuvo sus manos en el busto de Pat por unos segundos.

Entonces aproveché la ocasión y dije.. –Pues si se piensan tocar un poco a mi no me disgusta- . Ernesto que había permanecido impasible prestó atención y dijo que a él tampoco le importaba.

Las chicas aceptaron el juego y empezaron a manosearse, primero ligeramente y luego cada vez en forma mas enfática. En este sentido las mujeres tienen mas sensibilidad que los hombres, digamos que son mas delicadas.

Luego de un buen rato de caricias ambas estaban rojas de calor y nosotros con una excitación padre. Había que dar el otro paso pero nadie se animaba. En ese momento ambas chicas se pararon del sillón y Pat dijo que no quería que nos mezcláramos, pero que no le importaba que nos miráramos.

Se dirigió al cuarto y lo llamó a Ernesto mientras este llegaba, dejó la puerta abierta. Ana y yo estábamos muy calientes así que nos empezamos a besar y ella se fue arrodillando mientras me bajaba las pijamas que tenía puestas y me comía la verga de un solo bocado. Yo mientras tanto le acariciaba la nuca por tan excelente trabajo.

Al poco rato comencé a sentir los gemidos de Pat al lado que se hacían audibles y incité a mi pareja a ir a la habitación.

Cuando ingresamos la escena no nos resultó extraña pero si nos produjo impacto. A mi se me cumplían mis sueños.

Pat estaba recostada desnuda sobre la cama con las dos piernas abiertas mientras Ernesto le comía deliciosamente el chocho a la vez que le sobaba las tetas con gran habilidad.

-Vengan- dijo entrecortadamente. Ana se acercó quitándose el resto de su ropa y se recostó a su lado mientras comenzaba a tocarse los pechos frenéticamente. Pat que seguía recibiendo las chupadas en su zona sensible estiró su mano y comenzó a acariciar el chocho de Ana que pegó un respingo cuando sintió el contacto.

Yo que no sabía que hacer, hice lo que mejor podía –mirar- mientras la verga me estallaba de deseo de ver a las dos mujeres gozar tanto. Ernesto se agarraba su propio miembro, mas gordo y largo que el mío propio.

Después de un rato de permanecer así, fue Ana la que se puso a cuatro patas y me pidió que la cogiera. Me acerque y viendo que estaba toda mojada me ubique detrás de ella. Pat se corrió, y mientras yo me ubicaba ella se dispuso a mirar bien de cerca la penetración, mientras a su vez se disponía a ser penetrada.

Ninguno de los varones estábamos dispuestos a seguir esperando así que como si nos hubiéramos coordinado, cada uno de nosotros entró de un empujón hasta el fondo de esas dos vaginas mientras que las dos chicas gemían de gusto.

Yo estaba tan pero tan caliente que a duras penas podía contenerme. Ana por su parte acababa con mucha facilidad así que no se preocupaba por ello. Entré y Salí unas pocas veces mientras el choco de Ana se contraía cada vez hasta que me gritó que acababa, que no daba mas, lo que impulsó en mí un orgasmo profundo que la llenó de leche. Pero Ernesto y Pat no estaban mucho mejor. Si bien ellos duraban mas, el hecho que los estuviéramos viendo y tan de cerca los ponía a mil. La enorme verga abría esa concha con gran facilidad. A mi me parecía imposible que se alojara toda pero así era. Luego de un rato la pareja no pudo mas y Ernesto con un rugido se clavó hasta el fondo y quedándose quieto por un instante descargó dentro copiosos chorros de semen que pusieron en éxtasis a Pat y la hicieron correrse a los gritos. Se retiró despacio y al salir, quedó esa vagina abierta y pulsando una cantidad de leche que enseguida chorreó la entrepierna.

Ana que ya estaba recuperada y activa de nuevo aprovechó y me tumbó mientras se subía encima mío. Yo no necesitaba mucho pues los minutos que habían transcurrido y el polvazo que había visto y olido me pusieron enseguida preparado. A Ana le costó muy poco insertarse mi renovada verga con tanto jugo que tenía.

Después de un rato indefinido de cabalgar por encima mientras Ernesto le tocaba los pechos y Pat se acariciaba a sí misma, Ana se acostó encima mío y se acercó a mi oído mientras me pedía permiso en voz baja.

Cuando accedí sabía que no había retorno. Lo tomó a Ernesto de la mano y lo invitó a subirse por atrás. Estaba enloquecida. Ernesto se acercó. Su verga estaba recuperada aunque no tan dura como antes. Abrió las nalgas de Ana que se mecia con mi verga en su concha. De repente se quedó quieta y su cara se transformó. Yo sentí como mi propia verga era presionada por el ingreso de Ernesto a través del culo de Ana que daba vuelta los ojos y gemía incesantemente.

Después de un rato Ernesto solamente pudo meter la mitad de su verga y nos empezamos a mover con delicadeza y despacio para que no se saliera. Ana lloraba pero de gusto. Decía de todo, sacudía la cabeza y cerraba los ojos.

Al rato se puso tiesa y con un grito acabo de una manera que daba miedo, mientras ambos nos vaciamos cada uno en distinto agujero. Pata mientras tanto había tenido mas de un orgasmo mientras se masturbaba se acercó a mi oído y me dijo que ya lo habíamos hecho. Que no había nada que reprocharse y que aunque ella no se había animado después lo iba a intentar.

Nos limpiamos y nos calmamos todos y nos quedamos profundamente dormidos hasta el otro día. Mas adelante les contaré los comentarios de la mañana siguiente.