La primera deliciosa vez que me penetraron

Hola a todos los guapos, aquí les mando una fantasía.. aun no he estado con un hombre y esta es una manera de descargar la excitación que me provaca el pensar estar con uno.

La primera deliciosa vez que me penetraron.

Estaba en un lindo parque de mi ciudad, el Parque los Reyes, y había andado ya mucho rato en mi bicicleta nueva, así que decidí sentarme a descansar.

Me encontraba sentado en el pastito, disfrutando de lo agradable del clima, cuando de súbito un hombre me pide un poco del agua que tenía, al verlo, pude notar que era mayor, alto (mas de un metro ochenta) y con un cuerpo bastante marcado por el ejercicio (llevaba una camisa sin mangas, que dejaba ver mucho). Me agradeció y comenzó a conversarme, era un tipo de verdad muy agradable. Me preguntó sí podía sentarme a mi lado a lo cual asentí. Me contó que se llamaba José y que tenia 43 años. Yo le dije mi edad, 23, y le conté que me quedaba muy poco para salir de la universidad. Luego de un rato, me invito amablemente a su departamento, ya que vivía al frente, mientras acariciaba sutilmente mi espalda. En ese momento me di cuenta que sus intenciones podían ir mucho mas allá de una simple charla. Hasta ese momento nunca había estado con un hombre, sin embargo, más de alguna vez la fantasía cruzó por mi mente... intentando negar lo que pensaba podría ocurrir, acepte.

Una vez en su departamento, dejé mi bici en su balcón y nos sentamos en su sofá. Él reanudó rápidamente las caricias, y así como que no quiere la cosa, comenzó a tocarme las rodillas (llevaba pantalones cortos), al principio me estremecí, pero de inmediato comencé a sentir una leve excitación. Nervioso me pare a mirar unos libros (me gusta mucho leer) que habían en una repisa enfrente nosotros. De inmediato, él se acercó por detrás, y me tomo por la cintura.

  • ¿Te gusta leer?- Me preguntó en un tomo muy sensual.

Sí - respondí, mientras sus firmes manos acariciaban mi cintura.

¿Y que te gusta leer, que autores?- Dijo ahora, acercando su boca a mi oreja, pudiendo así sentir su aliento en mi cuello, lo cual me excito aun más.

De todo... – Respondí yo, con la respiración entrecortada, y sin saber que decir.

En ese momento acerco mi cuerpo al suyo y pude sentir su dura verga presionando contra mi virgen culito. Ya sin saber muy bien que hacía lleve mi mano hacia su verga, y tocándola por sobre el pantalón, pude notar claramente su contorno, era gruesa, larga, y muy dura... Emití un suspiro de placer...

¿Te gusta cierto putito?- Me preguntó.

Si- Respondí yo – mucho – agregué.

Entonces ven.

Entró por el pasillo dirigiéndose a su habitación. Al entrar estaba sentado a la orilla de la cama. Sin necesidad de que me dijera nada, me arrodille enfrente suyo y como si el mundo se fuera acabar en ese instante, libere apresuradamente su pene de todo lo que lo aprisionaba. Una vez con esa deliciosa herramienta en mis manos, me dedique a agasajarla con mi lengua. No entendía muy bien lo que me pasaba, a pesar de haber tenido fantasías, nunca me había sentido capaz de realizarlas ni nunca sentí el impulso de hacerlo tampoco, sin embargo, en ese momento estaba cegado de excitación y lo único que quería era sentir ese pico tan rico primero en mi garganta y después en mi culito. Así que mi lengua comenzó a recorrer ese miembro en toda su extensión, de arriba abajo y de abajo hacia arriba, deteniéndome con rápidos movimientos de lengua en esa puntita tan rica... el me acariciaba la nuca y me decía "wuarerias" (como dicen los espoñoles): Eso mi putito, ahh perra, sigue así... y cosas del estilo que me excitaban aun más. Luego me la metí entera hasta el fondo, hasta atragantarme y presionando bien con mis labios. Comencé a meterla y sacarla cada vez más rápido de mi boca, sus palabras pasaron a gemidos e hizo que me subiera a la cama para tener mi culo a su alcance. Estaba yo en cuatro en la cama, con mi short a medio sacar y sus manos recorriendo mi tierno trasero, cuando el se contrajo en un espasmo y comencé a sentir su deliciosa leche en mi boca, el chorro fue tan grande que instintivamente retire su pene de mi boca para no ahogarme, entonces recibí un rico baño de esperma en mi rostro...

  • ¿Te gusto papito?- Le pregunté, mirándole con un rostro lascivo y lujurioso.

Si putito rico.. fue increíble-... Respondió recostándose en la cama.

¿Y quieres más?... por que yo si – Le dije mientras atacaba con mis manos la exquisitez que él tenía entre las piernas.

Se irguió para verme, mientras mis manos intentaban levantar su miembro, yo volví a mirarlo lujuriosamente, y la visión de mi rostro con semen lo excitó tanto que su verga comenzó a endurecerse nuevamente.

En ese momento, empezó a jugar nuevamente con mi culo, acariciándolo, e introduciendo un dedo en el. Yo respondí con un gemido, mientras movía seximente mi trasero de atrás hacia delante y aceleraba la paja que le hacia.

Mmmmm, eres muy rico papi, ahhh quiero ser todo tuyo- Le decía.

Si perrita, vas a hacer entera mía y te voy a hacer gritar de placer.

Animado por estas palabras, le di unas lamidas a su pene para que terminara de endurecerse. Luego le dije:

-Ahora soy tuya, hazme lo que quieras-

Ante esto, el me desnudó y comenzó a acariciar y luego chupar los deditos de mis pies, mientras me chupaba los de la izquierda, con la derecha yo atacaba su miembro, frotándolo con mis dedos. Luego de esto se recostó sobre mí, besándome en la boca apasionadamente, luego bajo por mi cuello, mientras con una de su manos apretaba mis nalgas y con la otra me introducía dos dedos por mi inmaculado ano. Yo estaba en la gloria y gemía de placer. A continuación hizo ponerme de cuatro patas y me tomo fuertemente por la cintura.

-Ahora viene lo mejor mi zorrita- Me dijo. Y así fue. Sentí la cabeza de su pene presionando a la entrada de mi ano, al principio y como lo había dilatado un poco no dolió mucho, más cuando yo ya estaba gimiendo y moviéndome como una puta, vino la estocada final, y toda su rica carne entró de una vez hasta el fondo. Creí que sería partido en dos.

-¡Ahhhhh!!!!! – Grité mientras el se movía frenéticamente en mi interior – Para por favor.

¿Estas seguro?- Me preguntó el, mientras acariciaba dulcemente mi espalda y su verga se movía en mi interior. En ese momento sentí una oleada de placer y lancé un gemido que lo deben haber escuchado en el departamento de al lado.

Así seguimos otros momentos, hasta que noté como su rica leche llenaba mis entrañas. En ese mismo instante, me llegó el orgasmo a mi también y nuestros gemido se fundieron en uno solo. El retiro su verga y yo me di vuelta para recibir mi segunda ducha de semen.

Luego se recostó y acariciándome m dijo:

Eres toda un putito-

Si -respondí yo, y acaba de descubrirlo.