La primera corrida en mi boca
Un relato real en el que os cuento la primera vez que un chico se corrió en mi boca...
Ante todo quiero presentarme. Me llamo María Luisa y tengo 22 años. Vivo en una ciudad del norte de España. Físicamente me considero atractiva, soy morena, tengo los ojos marrones, mido 1.68 metros y peso 59 kg.
Quiero contarles la primera vez que hice una mamada. Es un relato real. De esto hace unos años, yo estaba saliendo con un chico que para mí era mi primer novio, aunque él era tres años mayor que yo y sí que había estado con alguna otra chica. Llevábamos unos meses saliendo y aún no habíamos pasado de enrollarnos y meternos mano.
El día de su cumpleaños, estábamos en su casa. Era verano y sus padres se habían ido de vacaciones dejándolo solo en casa. Hacía calor, por lo que nos habíamos quitado algo de ropa. Él llevaba unos bóxer negros apretados nada más y yo llevaba una camiseta de tirantes y unas braguitas. Nos besábamos y acariciábamos tumbados en la cama, yo podía notas como estaba totalmente empalmado y le oí susurrarme "chúpamela"
Nunca habíamos llegado hasta ese punto, y tras pensarlo un segundo, decidí darle el regalo de cumpleaños que me había pedido. Empecé a lamerle el pecho, pasando mi lengua por su abdomen, por cada uno de sus marcados abdominales hasta seguir bajando y posar mi boca sobre el bulto que se marcaba dentro de su bóxer.
Se los quité, dejando su polla tiesa apuntando hacia el techo y acerqué mi boca hacia ella, pero sin comenzar a mamarla. Saqué mi lengua y posé la puntita sobre su capullo, notando su sabor en ella. Acto seguido, comencé a deslizar mi lengua hacia abajo, poco a poco hasta llegar a s base y empezar el camino inverso, subiendo poco a poco hasta llegar a la punta. Realicé este mismo camino varias veces, notando como mi saliva iba cubriendo toda su polla y escuchando sus gemidos mientras se la lamía. Él estaba disfrutando de la mamada que le estaba haciendo, y hay que reconocer que yo también estaba disfrutando de ello.
Tras unos diez minutos de lamerla, decidí dar un paso más y abrí mi boca completamente hasta meterme su capullo en la boca. Podía notarlo entre mis labios y comencé a bajar mi cabeza poco a poco, notando como su polla entraba centímetro a centímetro dentro de mi boca. No fui capaz de metérmela entera en la boca, porque notaba que me faltaba el aire, por lo que comencé a sacármela poco a poco.
Continúe mamándosela así, metiéndomela en la boca todo lo que podía y comencé a ir cada vez más rápido, moviendo mi boca arriba y abajo por su polla. Su respiración era cada vez más acelerada señal de lo que estábamos disfrutando.
De pronto, noté su mano apoyándose sobre mi nuca. Me sobresalté, pero al momento continué con lo que estaba haciendo sin preocuparme en absoluto por su mano, hasta que comenzó a empujar mi cabeza hacia abajo. Ese movimiento hizo que su polla entrase entera en mi boca, más profundo de lo que yo había sido capaz de meterme antes y de súbito, un líquido caliente empezó a desparramarse en mi boca. No podía respirar a causa de su corrida e intenté sacarme su polla de la boca para poder respirar pero él seguía empujando mi cabeza contra su polla por lo que me fue totalmente imposible sacármela de la boca, no quedándome otro remedio que tragarme todo su semen, su leche.
Unos segundos después, la presión de su mano sobre mi nuca se aflojó, por lo que pude sacármela de la boca. Su corrida prácticamente había terminado aunque tras sacarla, los últimos goterones fueron a parar a mi frente y a mi pelo.
Yo aún no había recuperado completamente el aire por lo que me quedé quieta a pesar de notar como las gotas de leche de mi frente se escurrían hacia abajo por el arco de mi nariz.
Justo antes de levantarme de la cama para ir a lavarme, le oí decir lo bien que me quedaba la leche por la cara