La presentación laboral

Una presentación laboral desata un encuentro inesperado

Preparábamos una presentación de trabajo. Estábamos en unos de esos hoteles que están en la mitad de la nada y tienen todo. Igual no descasábamos nada. Éramos cuatro Francisco, Ricardo, Luciana y quien escribe: Veronica.

El último día terminamos con todo así que nos quedo tiempo para disfrutar de las instalaciones. Pileta, masajes, sauna, frigobar, comidas, éramos unos niños sueltos en el hotel.

Ricardo nos anunció que Sara, su novia lo pasaba a buscar porque cenaban en la casa de sus suegros. Los demás reventamos de risa al saber que su novia nos temía. Habíamos estado ya casi una semana juntos, nada iba a cambiar por una noche de ocio. Al irse Ricardo, quedamos los tres en la pileta tomando y riéndonos. Cenamos y fuimos a nuestra habitación. Luciana y Francisco a veces se veían fuera de la oficina y tenían sexo casual así que no me sorprendió cuando los vi besarse. Seguí con mi trago y reste importancia al tema. Cuando sentí que molestaba abrí la puerta pero ella me dijo que no me fuera. Supuse que era otro de sus juegos y que lo rajaría en tres minutos. Sin embargo no fue así se levantó con todos los pelos despeinados y se me acercó y empezó a besarme. No era mi primera vez con una mujer pero si mientras me veía un hombre. Así que le dije : “qué haces Lu?” . Ella respondió que jugábamos. Así que la bese. Sus besos eran hermosos como los de toda mujer, suaves, húmedos, cálidos. Nuestras lenguas estaban pasándose fluidos cuando se acercó Francisco y nos dijo que no dejásemos de hacerlo que se estaba excitándose de vernos. Así que decidí bajar mi mano a la camisa de Lu y empezar a desabotonarla. Pronto ella quedo en corpiño y yo le pasaba la lengua por sus pechos. La notaba exitada, me comí sus tetas con más ganas. Me gustaba esa sensación que me estuvieran viendo, me calentaba así que también me quede sin nada arriba y le pedí que me chupara las tetas. Lu se prendió a ellas dejándome hecha fuego de placer. Pasaba su lengua sin parar de una a otra con su mano me acariciaba la concha con el jean puesto y ambas ya comenzábamos a gemir de placer. Nos recorríamos con nuestras lenguas solamente las tetas , el cuello en la cama mientras Francisco se había desabrochado el pantalón y se estaba tocando en un sillón. Nos sacamos el pantalón  y empezamos a tocarnos sobre las tangas. La tire contra la cama y la empecé a comer sobre su tanga . Me gusta sentir el olor. Le pasaba la lengua y quería comerla toda, ella se tocaba las tetas. Cuando se la empecé a chupar y a meterle los dedos sentí a Francisco detrás mío que me decía al oído si podía también. No le respondí pero asentí mostrándole mi culo para que penetrara. Pero para mi sorpresa no me penetro. Mientras  le metía la lengua y los dedos de forma frenética a Lu, Francisco hizo lo mismo.

Entonces Lu se se sentó y empezó a chuparme las tetas. Los tres gritábamos de placer así que le pedí a Francisco que me la metiera porque ya la quería adentro. Empezó despacito hasta darme muy fuerte mientras nos besábamos los tres. Habiendo acabado una vez, empecé a chupársela a Francisco. Me la metía entera, lo escupía para mojarla más, lo pajeaba, me había cogido muy bien así que se la debia. Recorría mi lengua por su punta. Lu había desaparecido de momento. Seguro estaba en el baño. Y fue así. La vimos volver con un arnés. Lista de nuevo para la acción. Se entrezclo de forma tan natural… me beso, lo beso a él y comenzó a chupársela ella. Era hermoso verla. Se la tragaba entera. No pude resistirme y comencé a tocarme allí, en la cama. La situación era una sobredosis sexual. Me metía los dedos y me tocaba un pecho con la otra mano. Francisco me apoyaba su mano también. Iba a estallar de tanto placer y fue cuando Lu me empezó a tocar también y Francisco se alejó para empezar a cogersela a ella. Sentía como él entraba y salía por sus movimientos pero eso no detuvo a Lu para que me abriera de piernas y entrara con su arnés mientras me masajeaba el clitoris también y yo le exprimía las tetas de ella y las mías de  a momentos. Estuvimos los tres así alrededor de diez minutos más. Caímos los tres desnudos y dejamos la habitación al otro día. El lunes hicimos la presentación con mucha más complicidad que con Ricardo que no terminaba de entender.