La po...y la olla

La selección de socia lleva a nuevos placeres

LA PO….Y LA OLLA.

Este relato es continuación de “La olla y la p....”

CELINA.

Volvíamos del laboratorio, estaba en la carretera a Rosario, Celina me había pedido por favor que le acompañara a verlo. Estaba agradecido por el polvo salvaje que le había metido a Liliana y por cómo me había dado la idea de contenerme con Silvia, que me había llamado tres veces. La tenía ansiosa.

El laboratorio era bueno, me enteré que Celina era la esposa del director técnico y nuera del dueño, un tipo gordo, divertido y que me propuso , sin aspavientos, que si salían elegidos hasta podíamos ver cómo cooperábamos más con productos propios, su hijo era un genio, tenían varios aprobados en el Mercosur pero podía venirles bien que mi compañía los desarrollara fuera de la zona. Almorzamos ligero y ella que me había llevado ,me devolvía a mi hotel.

Yo no hacía más que mirar como el cinturón de seguridad le marcaba sus tetas majestuosas, era un espectáculo. La camisa , con tres botones desabrochados , dejaba ver la carne de las peras y el principio de un canalillo de infarto. Llevaba unos vaqueros que se le ajustaban como un guante.

De pronto salió de la autopista, dirigiéndose a un edificio en la carretera que corría paralela a la vía principal. Entró, paró un momento en una garita, sacó dinero pagó , le dieron una tarjeta y se encaminó hacia un aparcamiento.

- Quiero hacer algo contigo. No me puedes decir que no.-

- Nena, no sé que querrás, pero en principio te digo que sí-

Había oído hablar de los telos argentinos, hoteles de alta rotatividad, es decir picaderos con todo tipo de confort, que se alquilan por horas para coger, según el dicho del lugar. Celina me había llevado a uno, así que la cosa iba de folleteo, y la verdad que ella estaba muy buena, y hacerlo después de conocer a su marido y a su suegro me excitaba aun más.

Era una habitación grande, con una cama enorme, con columnas, te reflejabas en múltiples espejos. Un jacuzzi y un baño completaban el ambiente. Celina sacó de un aparador pequeño, un cubo, dos copas, fue a la nevera, sacó un montón de hielo que puso en la cubitera y luego una botella de champagne. Se acercó ondulante hacia mí con las copas y la botella. Me miró a los ojos, sonrió , su lengua recorrió sus labios como una gata ante un ratón.

- ¿ Quieres abrir la botella vos o prefieres que lo haga yo?-

-

Nena, estoy en tus manos. Hazlo vos. Yo estoy entregado.-

Me quité la chaqueta, la mujer sabía abrir una botella de espumante. La movía con mimo pero con fuerza, como si manejara una polla dura, de pronto un Ploff y saltó el tapón, un poco de bebida se desbordó, dejó que le empapara la camisa, que al estar mojada, dejó ver las tetas apenas cubiertas por el sostén. Sirvió las copas, se pegó a mí, me miró devoradora y brindó.

-

Por nosotros, que nuestra relación sea satisfactoria a todos los niveles de la vida.-

Y me besó apenas tomé el primer sorbo. Su lengua fue un taladro en mis labios, que se abrieron dispuestos a la batalla. Un beso largo, apretado, entregándonos como dos bestias en celo. Se me puso dura como una piedra y ella, en el abrazo, se restregaba aumentando mi calentura.

Me llevó empujando hacia la cama. Se separó y con humor me susurró.

-

Deja que te quite los zapatos y los calcetines .-

Se arrodilló y me descalzó, cuando se levantó se separó de mí, y empezó a desabrocharse la camisa. Sus tetas acojonantes, con su canalillo infernal que el sujetador destacaba aun más, el vientre plano, la piel blanca, se notaba que llevaba tiempo sin tomar el sol. La blusa cayó al suelo, se soltó el sostén y aquellas peras maravillosas se quedaron al aire oscilantes. No eran enormes, eran grandes pero no como las de Liliana, se veían naturales, con unos pezones beige, erguidos como pequeñas fresas.

Me levanté yendo a por ella, la deseaba con locura, pero me paró, sin decirme nada, me fue desabrochando la camisa, lamiendo cada trozo de mi pecho que quedaba al aire. Me chupó los pezones y luego los mordisqueó mientras me soltaba el cinturón y me abría el pantalón que cayó al suelo. Se pegó a mi , era la hostia, el calor de su piel pegada a la mía. Me volvió a besar hambrienta, devorándome, yo respondí comiendo su boca salvajemente, fuera de mí. Fui yo el que soltó su cinturón, pero sus vaqueros ceñidos no caían. Me separó.

Volvió hacia la cama, de la mesilla sacó un perservativo, me lo dio, se giró dándome la espalda y se fue desenfundando del pantalón, una tanguita mínima se interponía entre su coño y mi polla que deseaba romperla.

Se puso a cuatro patas en la cama, separó el hilo que la cubría, su voz sonó ronca cuando me pidió:

-

Ponete el forro y dame por el orto. -

Joder, aquello no lo esperaba, quería que la diera por culo. Creí que me iba a correr mientras me ponía el condón. Tenía un esfínter precioso, de un marrón pálido, pequeño, apretado, en el valle de dos esferas de carne sonrosadas, duras, relucientes.

Lo embadurné de saliva, no me entretuve mucho, estaba deseando clavarla, así que apoyé mi cimborrio en la puerta de salida y empujé despacio hasta que mi polla fue entrando en aquella cueva deliciosa. La metí hasta dentro y me quedé quieto disfrutando del apriete maravilloso en mi arma, dura como una piedra.

- Movete, dame fuerte, rápido, quiero sentir como me rompes.-

Y lo hice, bombeé como un émbolo en un pistón, una maquina que se volvía loca pasada de revoluciones.

Celina chillaba

así...así ..ay qué bueno...así.

Yo no pude aguantar mucho y me corrí con una explosión en cadena. El placer hizo que me quedara apoyado en su espalda.

-

Gracias, lo necesitaba. -

Que me dijera eso, me dejó cortado. Saqué la polla enfundada, me quité el perservativo, y lo dejé sobe la mesilla en un cenicero que parecía ad hoc para recibir los efluvios de semen empaquetados. Nos tumbamos en la cama, ella se me acercó mimosa. No se había corrido, estaba ardiendo, yo sentía que era un volcán que iba a estallar.

Su lengua me recorrió el cuello, llegó a mi oreja, me mordió suave el lóbulo y me imploró muy bajito:

-

¿ Te importa comerme la concha?-

- Será un placer, princesa.-

Con dos movimientos , uno levantar el culo y tirar de la tanga , y otro levantar las piernas y sacar la prenda, dejó ante mis ojos un coño precioso.

Y me lancé a por él, como un nadador a una piscina, enterrando mi jeta entre sus muslos. Lamí su raja, estaba empapada, me llevé con la lengua toda aquella sabrosa fluidez. Y seguí jugando a arar con la punta aquel terreno de venus. Cuando mas le daba , más húmedo estaba. Ella gemía, yo en la gloría devorándola.

Decidí atacar el clítoris, lo tenía, como pequeña torre, esperando mi bombardero. ¡ Chup, chup¡ Dos buenas lamidas, estada duro, como un dedito de bebé . Cuatro lengüetazos y Celina había pasado de gemir a chillar. Me lo puse entre los labios y lo mamé como un lactante el pezón de la madre. Tiré de su monte de venus para poder libar mejor y le metí dos dedos en el coño, tanteé en la cueva mojada hasta que encontré mi objetivo, y ...chupetón al clítoris y masaje a la zona de placer salvaje de la vagina.

Se movía como una posesa , creí que se me iba a escapar mi presa, pero me agarró de los pelos para dejarme comiendo el dedito. Entró en una cadena de temblores descontrolados, cerró los muslos, yo casi no podía respirar, pero no solté mi presa.

- ¡ No puedo más!...¡aaayyyy!...¡me matas!.....¡aauuuuu!....YA.-

Comenzó a soltar líquido como si se mease, abandoné el clítoris para beber su placer más íntimo. Me di cuenta que estaba a punto de desmayarse, y de un sólo movimiento, abandoné sus bajos para besarla y compartir sus jugos.

Se pegó a mí como un sello a un sobre. Yo la acaricié con mimo, había sido un polvo raro, pero sabroso.

Su mano buscó mi polla, la tenía gorda, un poco morcillona, a medio recuperar del encule que había disfrutado. La comenzó a acariciar. La muy cabrona sabía alegrar una verga, tanto que poco a poco, ella no tenía prisa, yo tampoco, me gustaban sus toqueteos, se fue endureciendo. El ritmo de la paja se hizo más rápido. La pija se me puso petrea.

Y reptó hasta que su cara quedó a la altura de la espada. Me miró, sonrió, se pasó pícara la lengua por los labios, me lamió el cipote. Una corriente me saltó a la columna, me agarró la polla en la mano, y se la metió en la boca.

Sabía mamarla usando los labios, la lengua y ,muy poco, los dientes, moviendo la base con su puño.

-

Nena, sigue . ¡ Qué bien la chupas!. Así, así..”

Su mirada entregada no abandonaba mis ojos.

  • ¡

Dios, qué putita eres! Sigue hasta que saques toda la leche. ...Joder..qué cabrona...qué gusto...UAUU....no pares. -

Y no paré hasta que solté toda mi carga en su boca. Entonces de casi un salto me besó, pasándome parte de mi leche.

-

¿ Te apetece un descansito en el jacuzzi ? -

me propuso.

-

Lo del descansito me va avenir de puta madre, me has dejado seco.-

Nos levantamos y fuimos al jacuzzi, mientras ella lo llenaba y hacía funcionar , yo cogí el cubo con el champagne, las dos copas y en cuanto cubrió un poco me metí en el agua, ella me acompañó. Dos copas, un brindis, y un sentir los chorros de burbujas en el cuerpo. Estaba relajado.

-

¿ No te habrá importado no meterme la pija en la concha?. Ahí sólo la mete mi marido.-

- En absoluto, nena, sabes dar variedad a tu fidelidad.-

Contesté muy serio por fuera , pero descojonado de risa por dentro.

CRISTINA.

Me tocó reunirme con los laboratorios, todo tíos , excepto Celina, de todas las ofertas , sólo había una que podía competir con la de ella. Era buena a nivel económico, así que cité a director para una segunda ronda. Se le vía listo, tan listo que jodió su oportunidad al ofrecerme un extra para mí, si seleccionaba su propuesta. Una norma que es clara en los negocios, es que no conviene tener tratos con coimeadores, al final sale todo mal y no puedes exigir que cumplan su parte del trato profesional ya que te tienen agarrado por las perras que te dieron. Así que lo tenía claro, por un lado Celina y su laboratorio y por otro Silvia y su clínica.

La pobre Silvia estaba histérica, sabía que su oferta era muy buena, la mejor, había follado conmigo, pero...llevaba varios días sin verla ni hacerle caso. Celina estaba más tranquila, pero lo que quería: estar también como clínica , se daba cuenta que era complicado.

Llamé a mi presi, le conté la situación , le dije que nos convenía un mix, pero que era complicado, pues las dos partes tenían que ceder, la ventaja si no se llegaba al acuerdo es que la solución de dos contratos independientes no era mala. Lo dejó en mis manos, me dijo que él llamaba de nuevo a nuestros abogados para que prepararan los contratos y me deseo buena suerte. Esperé un rato y telefoneé a estudio de leyes que iba a llevar ese tema.

Me vinieron a buscar, fuimos a su oficina, estaba en un edificio de principios de siglo XX reacondicionado con las comodidades del XXI, la reunión transcurrió tranquila, tendrían un borrador de los contratos para la mañana siguiente con las dos alternativas.

Se ofrecieron a montarme un visita rápida a Buenos Aires, la verdad es que lo agradecí, no había tenido tiempo para conocer prácticamente nada, así que Facundo , el abogado jefe , se convirtió en mi guía. Fue un placer, un tipo culto que en cuatro horas me paseó por la ciudad haciendo que viera lo más típico para turistas y algún rincón escondido de conocedores.

Hizo dos llamadas y tras ellas me propuso:

-

Los contratos estarán para mañana a las doce, te los llevaremos al hotel. He llamado también a la escribana Cristina Bermúdez , que es donde se van a firmar los contratos para que la conozcas. Nos ha citado en el Tortoni, seguro que te gusta el sitio y la señora.-

Y me gustó el local y la señora. El primero un local antiguo cargado de historia y de esos detalles que tenían los lugares de lujo de antes y la señora un lujo de hembra.

Cercana a los cincuenta, morena con el pelo azabache en melena, los ojos color oliva, y unos morros oscuros, gruesos, bien delineados , que verlos y pensar que me encantaría que me la chupara, fue todo uno.

Se me debió notar por su sonrisa cómplice cuando se levantó para darme un beso en la mejilla. Con una blusa turquesa y una falda gris negro, con las patas enfundadas en unas medias casi negras traslúcidas , estaba buena de pan y moja.

Le estuvimos contando nuestros proyectos , opinaba con maldad inteligente , lo que la hacía más apetecible. Me preguntó qué había visto, cuando lo hizo llamó por teléfono diciendo a la persona con la que habló que si no tenía inconveniente , iba a usar su entrada para llevarme al teatro.

- Para conocer Buenos Aires tienes que ir a un teatro en Corrientes. En esta ciudad se representan más obras que en New York y Londres

.

Yo había quedado para ir ahora, pero he dicho que te iba a llevar a vos. Y luego Facundo, si quieres quedamos a cenar en el alemán con tu mujer. Por qué no pagas estos cafés y nos acerca tu chófer al teatro, para ir con tiempo. Anda, reserva en el restaurante y quedamos allá.-

Aquella maciza sabía mandar, pues Facundo se puso en marcha como un soldado disciplinado a las ordenes de su sargento.

Nos dejaron a la puerta, se cogió de mi brazo, haciendo que sintiera lo mullido de sus tetas pegadas a mí. La verdad es que me ponía cachondo. En el teatro y sin que me diera cuenta desabrochó algún botón más de la blusa, dejándome ver el canal de sus pechos rotundos. La obra estaba muy bien actuada , era divertida y lo pasé bien, aunque debo reconocer que mis ojos estaban entre el escenario y la pechuga de Cristina. Aplaudimos al final , se volvió a colgar de mi brazo y me llevó a dando un corto paseo hacia el restaurante. La calle bullía de gente que salía de los múltiples teatros, era un mundo vital, y yo con aquella hembra del brazo, porque era un pedazo de hembra, una real jaca como dirían en mi pueblo.

Facundo y su mujer, Silvana, una rubita delgada de tetas saltonas y pequeñas , cuyos pezones se marcaban con un vestido rosa, nos esperaban en la zona de atrás, más reservada, nos besamos y nos sentamos, yo tenía hambre , pero a Cristina daba gusto verla comer. Sin miramientos, bebiendo cerveza tranquila, nada remilgada, una mujer que le gustaba vivir y a mi me ponía caliente.

A dos mesas se sentaron la protagonista de de la obra con otras dos personas, Cristina se levantó, me pidió que la acompañara y se acercó a ellos. Saludó , felicitó a la actriz, ella lo agradeció, se levantó , le dio un beso , y entonces Cristina me presentó como un gallego encantado con su arte , la mujer me besó también. La conocía de haberla visto en el cine en España, era guapa, sensual, elegante, pero debo reconocer que la que se llevaba la palma era Cristina.

Volvimos a nuestra mesa y seguimos cenando como boas. Concluimos con una botella de champagne, el coche del abogado nos esperaba fuera. Él se sentó delante y yo entre las dos mujeres. Sus cuerpos se pegaban al mío y me excitaban, más cuando Cristina se reclina en mí, haciendo que notara su cuerpo mórbido incrustado en el mío.

Al llegar al hotel , se bajaron para despedirme. Cristina me cogió las manos , me miró a los ojos, y muy seria me largó:

- Mañana tienes las propuestas, plantéaselas al mediodía, dales la tarde para que lo decidan. Si aceptan lo que vos quieres, quedamos el sábado por la mañana a firmar y luego nos vamos de celebración. Si no aceptan, dales que pensar hasta el lunes, pero aceptarán.-

Y sin mas me dio un beso en la boca, explorando mi boca con su lengua y se volvió al auto, dejándome compuesto y sin novia y despidiéndome de Facundo y su mujer.

Me gustaba la tía, era una calienta pollas morbosa, que me había dejado con las ganas, pero me venía bien un poco de descanso sexual, y había bebido como un cosaco, así que en cuanto llegué a la habitación , meé parte del alcohol de la cena, me metí desnudo en la piltra y me quedé sobado.

EL ACUERDO.

Dormí de un tirón, lo necesitaba, me desperté, por primera vez desde que había llegado, para no abrir el turno de desayunos. A las nueve llamé a Silvia y a Celina, las cité para tomar el aperitivo y picar algo en un bar de la Recoleta a la una. Y me dediqué un rato a mí mismo. Estuve nadando un rato, después me metí una sauna, y cuando salí del baño para vestirme, me estaban avisando que me habían llegado los papeles. Llamé para confirmar la recepción a Facundo y a Cristina, me dijeron que les llamara antes de las siete para ver si cerrábamos el sábado. Con la escribana dejé abierta la posibilidad de vernos hubiera acuerdo o no. Me puse unos vaqueros, una camisa a cuadros, calcetines negros y mocasines, con el jersey al hombro y con los documentos en la mano, cogí un taxi y me acerqué hacia donde les había citado.

Llegué temprano, así que aproveché para dar un paseo por la zona, unos minutos antes de la hora , me senté en la terraza del bar elegido. Enseguida apareció Celina, estaba preciosa con un traje de chaqueta beige, con falda un poco por encima de la rodilla, que permitía ver sus patas enfundadas en unas medias oscuras. Me dio un beso en la boca y se sentó. Apareció el camarero, le dijimos que esperábamos a otra persona, apenas lo habíamos dicho, vimos a Silvia venir hacia nosotros. Guapísima , con pantalones grises, camisa azul y chaqueta negra. Tímida me saludó con un beso en la mejilla.

Llamé al camarero para ordenar los que íbamos a pedir: ellas, las dos café con leche con un tostado mixto, yo una cerveza y una picada.

Mientras tomábamos lo pedido, les comencé a explicar las dos opciones: una unión de las dos , donde a Silvia le bajaba un poco el dinero, ya que gran parte de los análisis y las estadísticas las llevaría el laboratorio de Celina , a cambio de no cobrar la parte correspondiente de las pruebas que haría su clínica. La otra opción, que me gustaba menos, era que cada una llevara un tema por separado. La primera opción se podía firmar al día siguiente si llegaban a un acuerdo antes de las siete de la tarde, en otro caso , les daría tiempo hasta el lunes, y si no llegaban a acordar pues empezaría a negociar por separado con cada una las condiciones a la baja de la propuesta.

Les dí el acuerdo , las dos estaban nerviosas, me dijeron que lo pensarían, que tenían que hablarlo, yo les dije que lo entendía, que estaría en el hotel a partir de las 18.30 y que esperaba su respuesta. Pagué, las dejé y me fui dando un paseo.

No sabía que iba a pasar pero sólo tenía una cosa segura , esa noche follaba como un toro, así que cuando vi una farmacia, entré y pedí una caja de cialis, apenas salí me tomé una pastilla para prepararme para la batalla nocturna.

Disfruté de Buenos Aires, ruidosa pero bella, fui caminando hasta llegar al hotel, subí a la habitación , me di una ducha , me puse un vaquero y una camisa, y me llamaron de recepción: dos señoras me avisaban que habían llegado. Era las 18.15, dije que subieran y que también viniera un camarero, para pedir algo.

Llegaron a la vez, apenas entraron, Celina le dijo al camarero:

- Traiga un botella bien fría de Barón B, tenemos que brindar por un acuerdo.-

- Lo hemos estudiado , y pensamos como vos, a las dos nos conviene trabajar juntas, y desde luego para vosotros es una mejor solución.-

- ¿ Estáis seguras? Para llamar y concretar la cita de mañana.-

- Sin problemas, estamos totalmente de acuerdo. -

Llamé a Facundo, le dije que preparara todo para la firma, me preguntó si quería salir a cenar, que Cristina le había propuesto que si quería invitaba ella. Estuve a punto de decir que sí, cuando mis ojos fueron hacia mis nuevas socias en el próximo futuro. El camarero había traído el champagne, una preparaba las copas, y la otra estaba esperando que acabara de hablar.

- No estoy seguro que pueda llegar. Mejor lo dejamos para mañana con almuerzo.-

Cuando colgué , Celina abrió la botella y vertió el espumante en las copas, los tres de pié , brindamos.

-

Por nuestro acuerdo, que como los mosqueteros, será de todas para uno y uno para todas.-

dijo la morena, con una sonrisa perversa.

Apenas nos bebimos la copa, las dos se me acercaron. Primero fue Celina la que me besó en el boca, pegándose a mí como una lapa a la roca, después tomó su lugar Silvia que se entregó en el beso. Y luego las dos me miraron, sonrieron y se besaron en la boca con un abrazo de fuego.

Fuego fue lo que me llegó a la polla, que se puso dura de golpe. Las tías me iban a montar un show.

- Vas a ver lo bien que nos llevamos.-

planteó Celina , volviendo a besar a Silvia mientras le quitaba la chaqueta, la rubia le devolvió el beso y la imitó dejándola en falda y blusa

- Vos ,sólo mira, que las socias se encargan de todo. Y Silvia , cariño, sólo debes hacer lo que hago yo, lo mismo, lo mismo, hasta que nuestro chico no aguante más.-

Y empezó , se fueron desnudando la una a la otra, muy despacio, casi me da algo cuando se quedaron el sujetador , bragas y medias. Estaban buenísimas, dos bombas, pero cuando siguieron, yo me empecé a desnudar, a la carrera. Me quedé en calzoncillos.

Celina sabía chupar las tetas, Silvia se notaba que no, pero se esforzaba y le gustaba. No hacía falta más que ver los pedazo de pezones que se les habían puesto a las dos. Ahí se entretuvieron un buen rato, besos, chupeteos, caricias, y todo eso haciendo poses para que yo me pusiera más y más burro.

Y se quitaron las bragas , primero Celina a Silvia, para acabar de hacerlo se arrodilló frente a ella, y le metió un beso en el coño, que la hizo temblar. Se levantó restregando su cuerpo contra el de su socia y la besó , comiéndole la boca. Silvia parecía poseída, la separó y de un golpe le bajó el tanga, y como un halcón cae sobre una paloma, se tiró sobre el conejo depilado de la morena. Parecía tener hambre, Celina apretó la cabeza entre sus muslos y me miró. Era una invitación, quería que yo entrara en acción.

- Silvia, cariño. ¿ querés seguir gozando con tu socia?-

- Si, por favor. -

- ¿ Querés volver loco al gallego?-

- Si, quiero que ….sepa que somos sus socias....en todo. -

-

Túmbate para que te coma bien comida y vos haces lo mismo conmigo.-

Silvia se tiró al suelo, Celina se abalanzó sobre su coño, montando un 69. con el culo en pompa. Yo no aguanté más viendo aquellas dos cacho hembras follandose entre ellas, ya estaba desnudo con la polla que parecía una piedra. Me di cuenta que la pedazo puta de Celina se había puesto para que yo se la clavara en el orto.

Me acerqué aquella masa de carnes acojonante, donde se mezclaban las tetas, los gemidos, el sonido de los chupeteos de coño, me arrodillé, escupí en el ano de la morena, apoyé mi verga, y sin ningún miramiento, con fuerza, fui empujando hasta que la tuve toda dentro. Y empecé a bombear. Mis huevos golpeaban la cabeza de Silvia. Me sentí una bestia , dueño de dos hembras viciosas.

El único que chillaba era yo, llamándolas putas, zorras, perras . Ellas sólo soltaban estertores al tener sus bocas ocupadas en el coño de la otra. Era la gloria. Agarré a Celina por las caderas para clavársela mejor, le di duro has ta que noté como soltaba la leche dentro de ella. Al sacarla, parte del semen se escurrió a la cabeza de Silvia.

Fui al baño, meé, y abrí el agua para limpiarme la polla, tenía restos de mierda.

- Vamos a la ducha, yo tengo que lavarme la cabeza y entre las dos te limpiamos la pija.-

Silvia me tomó de la mano , Celina , con gorro de baño, que le daba un aspecto cómico, ya había puesto el agua a una temperatura agradable, lo primero que hizo Silvia es meterse dentro del chorro, y pasar las manos por el pelo para sacar mi guasca. Después entre las dos me agarraron la polla, echaron para atrás el pellejo y empezaron a lavarme. Lo hacían a conciencia ,no quedó milímetro de mi anatomía genital que aquellas dos cachondas no dejaran como los chorros del oro. Luego empezamos a darnos jabón con las manos, tocar tanta piel que se ofrecía sin pudor, tetas, coños, culos, de una y de otra , volvió a tener su efecto, y mi arma, que seguía gorda, se fue endureciendo poco a poco.

-

El juguete vuelve a estar en forma. Silvia, vos, ¿cómo estás?-

-

Toquen y lo verán. -

- ¿ Has visto?. Mojadita como una gatita en celo.-

Era verdad, Celina me había cogido la mano para que metiera dos dedos en el coño de su socia. Estaba empapado, lleno de flujo de hembra ansiosa.

-

Tenés que apagar ese volcán. Tumbate en una toalla en el suelo, mientras le doy una chupada para darme un gusto y ponérsela aún más dura.

-

Silvia salió de la ducha, tiró un toallón en el suelo, y se tumbó, abierta de piernas, esperándome. Celina se arrodilló y se metió la polla en la boca, me la mamó un poco , la dejó como una viga de acero. Silvia se estaba masturbando viéndonos. Fui a por ella, me coloqué entre sus muslos y se la metí.

Uno no es mal amante y siempre me he esforzado en que las tías gocen cuando las follo, bueno pues eso me importaba un bledo, lo único que me apetecía era mi propio placer, disfrutar de un sexo sin problemas, donde las mujeres estaban para darme gusto a mí.

Celina restregaba las tetas por mi espalda , mientras yo me follaba bien follada a Silvia, que callada parecía concentrada en un camino de placer que la llevaba al más allá. De pronto noté que un dedo me invadía. Celina me estaba metiendo un dedo en en el culo. Quise protestar pero me dejé llevar. Nunca nadie me había hecho aquello y me gustaba. Cerré los ojos, me concentré en el placer, en el coño que follaba con mi polla salvaje y en la caricia más íntima que se iba extendiendo, como una corriente por mi columna.

Cuando estallé, fue una maravilla. La mezcla de sensaciones, desconocida hasta entonces para mí, me había llevado a un nirvana de lujuria.

Cuando abrí los ojos, y giré tumbándome en el suelo, las dos se volcaron sobre mí cubriéndome de besos.

Poco a poco fue volviendo la normalidad, brindamos por nuestro acuerdo, Celina dijo que nos tenía que dejar , le esperaba su marido en casa. Se vistió tranquila, como si no hubiera pasado nada. Nos dijo que nos veríamos en la escribanía al día siguiente.

Silvia y yo nos quedamos solos. Echó lo último del champagne en las copas, me miró , la noté cambiada, no era la mujer con la que había follado hacia pocos días.

-

Gracias, no sabía que podía disfrutar tanto. He estado con otros hombres, no tengo 15 años, pero siempre me tenían miedo. La chica rica, inteligente, brillante, dueña de una clínica, número uno de la clase. Vos me volviste loca cuando me usaste, parecía como si no te interesara. Me diste manija, me hiciste que yo sólo pensara en seducirte.....Y luego hoy... yo nunca había estado con otra mujer.... me dejé llevar por Celina porque quería volverte loco...que te fijaras en mí....que la mujer fría, poderosa, podía ser una putita para vos....que quería que me cogieras bien cogida...como vos quisieras.... No sé que te parece. Me gustaría no irme, cenar con vos, quedarme a dormir.... volver a hacer el amor.-

Sonreía, se la veía feliz, como si se hubiera quitado un peso de encima, como si todo lo que me había confesado , era algo que debía soltar, sacar de sí misma.

-

Silvia, eres preciosa, una joya de mujer. ….Claro que me apetece cenar contigo y que te quedes a dormir ..y hacer el amor contigo.-

Me dio un beso , como si fuera una niña a la que le dan el mayor regalo. Apretada a mí, pegada , mimosa , bajó los ojos chispeantes de picardía y me pidió:

-

Luego, por la noche ..o en la mañana, cuando vos quieras...me la podrás meter por detrás....romperme el orto..nunca lo he hecho.-

SILVIA.

- Cariño, ¿ crees que debía hacerme un retoque en las lolas?. Están menos duras . Celina se las hecho, no se nota, sólo que quedan como más jóvenes, más tiesas. No algo como lo de Liliana, esas se nota que son operadas....-

Silvia desnuda , mirándose al espejo, se está tocando las tetas.

- A mi encantan. Están buenísimas, se han puesto un poco más grandes y eso de que están menos tiesas, las hace más morbosas, están elásticas, se te mueven y me ponen más burro.-

- Pues si te ponen burro, la pija está bien levantada. ¿Echamos un polvito?.¿Me dejas montarte?. Te la chupo un poco para que se te ponga mas dura.-

Me tumbo en el suelo. Se acerca , agarra la polla, la menea un poco con la mano, probando su dureza, y se la mete en la boca. Usa los labios como una ventosa, acariciando el tallo de arriba abajo, la saca , está llena de su saliva, con la lengua juega con el glande.

  • Ahora está de cine. Me la voy a meter despacio para sentir como me rompe.....Así, ¡qué lindo!....Me gusta que me tenga clavada hasta dentro...No te muevas..deja que lo haga yo todo...Celina me ha enseñado ha usar los músculos vaginales....a qué te gusta....practico con las bolas chinas...fijate como te aprieto la pija...¿Te gusta ?...Es muy fuerte..tenerla toda dentro y darle este chup chup...Eso...tocame los pezones...¡que lindo!...así ...aprieta duro...uuuhh....Me gusta que me duela un poco....pero sólo un poco ...no soy como la puta de Liliana que le excita lo duro.....¡qué dura la tenés!......cómo me gusta sentirla dentro.......¡qué lindo!....me voy a tocar el botoncito....vos no pares con las lolas....¡fuuuuff!....¡uuuuyyy!..... Sigue así....movete despacio.....así ….rómpeme...dejá que me venga yo primero...sentí como me voy......¡aaaaaahhhh!...es.....delicioso.....uuuyyy... ayyy...ya acabé. ¿ Querés ponérmela detrás....vos no te has corrido....Deja , cariño, ...me pongo como una perrita y me la metes bien metida por el culo...ponete el forro....espera que agarre el vibrador....así me masturbo mientras me das.... Así , despacio, ...¡qué dolor más rico!... cómo me abres...seguí...así más adentro . Soy tuya, lo sabes, ¿ verdad?.....Así despacito....¡ que lindo!...Tenés que prometerme que este fin de semana...en Punta...no vas a cogerte a Cristina hasta que me coma la concha tres veces....sigue... ¡cómo me gusta!.....me rompes.... sigue....así....dame cachetadas..... ¡uuufff!.....dame.... así ...más....espera...nota como me voy.... dejala así dentro....¡aaaaahhhh !...así quieto....sacala...dejá que me tome mi lechecita

Saco la polla , estoy a punto de correrme, me quito el condón, Silvia se ha puesto de rodillas, me agarra la polla y se la mete en la boca, yo le follo moviendo adelante y atrás, me la tiene cogida para que no la rompa la garganta, me mira a los ojos , está entregada,con la lengua me lame, sigue chupando hasta que suelto toda mi carga, la mantiene en la boca mientras está dura, como si quisiera que no acabase nunca.

Dicen que donde tengas la polla , no pongas la olla. Pues a veces, como suele ocurrir, los dichos populares no tienen razón. Nunca he follado tanto, ni me han ido tan bien los negocios. Me jodo a Celina,Cristina y Liliana, y encima me he casado con Silvia, que está buena como un pan y tiene pasta por un tubo y con la que tengo un hijo.

He pasado de director de internacional de mi empresa a socio. Mi campo América Latina, tenemos acciones en el laboratorio de la familia de Celina, nos va de puta madre.....como pega, ya que la perfección no existe, viendo a Silvia levantarse para darme un beso y dándome cuenta que es un templo de tía, también debo aceptar que no para de cascar. La mujer reprimida que conocí , es una maquina de darme placer, pero...habla mucho.