La POPU (8)

Un recinto preparado, un ambiente propicio... y algún personaje, que a pedido del público reaparece.

POPU VIII

Invitando a un amigo

Las luces fueron encendiendo poco a poco sobre el escenario y Laura vio con horror rodeada de banderas de Boca, a su amiga Andrea atada a una replica del paraavalanchas que ella jamás podría olvidar. Andrea todavía dormida miraba hacia abajo con sus ojos entrecerrados. Aun vestida con su jogging azul y su remera blanca de gimnasia su indumentaria la hacia parecer aun mas joven y no por ello menos vulnerable a lo inevitable.

Un par de cámaras de pie, una montada en un brazo como el de los estudios de televisión y dos hombres con cámaras en sus hombros señalaban el nivel de producción que habían preparado para este encuentro. En la pantalla del fondo se podía observar la proyección de la angelical cara de Andrea mientras despertaba. Sus pequeños y delicados labios se abrían en una expresión de confusión y dolor mientras sus hermosos ojos verdes comenzaban a acomodarse a la brillante luz que la enfocaba. Andrea no recordaba ni comprendía lo que estaba sucediendo. Inmediatamente comenzó a tironear de sus brazos y piernas pero era inútil. Sus cuidadas manos no podían escapar a las fuertes ataduras y sus pies en sus zapatillas deportivas blancas tampoco podían mover sus piernas abiertas de par en par.

De repente recordó...

-¡¡Laura!! ¡¡Laura!!- gritó

La voz de Laura en la fatídica grabación se escuchaba fuerte en todo el salón. Un haz de luz enfocó entonces a Laura en la tercera fila de butacas, pero solo mostrando su torso y su rostro.

-¡¡Sácame de acá Laura!!-

-¡¡Perdóname Andrea!!-

Las luces se apagaron nuevamente y de atrás del escenario un hombre encapuchado se acercó a Andrea. Lentamente fue avanzando hacia ella y cuando su mano se posó en su hombro Andrea gritó como nunca. Sus gritos dieron paso al pánico mientras las manos se deslizaban por sus axilas envolviendo y apretando sus indefensos pechos. Sus dedos tomaron el cuello de su remera y de un tirón la abrieron al medio dejando a la vista su blanco sostén. Los ojos húmedos de Andrea seguían sin perder pisada sus manos que lentamente bajaban por su cintura hasta llegar al borde de su pantalón de jogging.

-¡¡Ayúdame Laura!!- gritó desesperada

Imperturbable, casi mecánicamente las manos fueron enrollando sus pantalones hacia abajo abriéndolos al medio con una navaja y dejándolos a la altura de sus tobillos en dos gruesos rollos sobre sus blancas medias deportivas. Andrea temblaba, sus rodillas flojas de solo pensar lo que le sucedería después. Solo cubierta por su aniñada ropa interior, las manos del hombre la recorrían saboreando su suave cuerpo, su piel joven y firme temblando y sacudiéndose a su paso. La respiración de Andrea era profunda y entrecortada. Asustada y tensa sintió las manos arrancar brutalmente su sostén saboreando sus pechos expuestos y disfrutando sus pezones retorciéndolos suavemente hasta lograr que involuntariamente se endurecieran en respuesta natural al estimulo.

En pantalla gigante un acercamiento de los pechos de Andrea mostraba con una calidad y un detalle excepcional sus pezones erectos bailoteando en las masculinas manos de su agresor. Luego Andrea vio una luz intensa encenderse debajo de ella y una cámara adicional que se movía debajo de su entrepierna.

Las manos fueron bajando lentamente hasta su ropa interior tirando fuertemente de ella hasta arrancarla. Completamente desnuda e indefensamente atada Andrea solo lloraba desconsolada. Los dedos del hombre jugaban hábilmente con sus pezones y ahora se divertían con sus labios vaginales. En primer plano la pantalla mostraba los rosados labios externos de su sexo acariciadas a lo largo primeramente y quitándole el vello del camino. Luego, abriendo sus labios, el juego se centró en su clítoris, estimulándolo y endureciéndolo contra su voluntad. Hábilmente el hombre lograba que el instinto pudiera mas que su voluntad y poco a poco la campanilla sensible de su sexo se inflamaba y su vulva se comenzaba a humedecer mostrando un rojo brillante en la pantalla. La mano que antes estimulaba sus pezones, ahora bajaba por detrás introduciéndose lentamente en su suave orificio. Con sus ojos abiertos de par en par Andrea recibió la sorpresiva intrusión en su entrepierna. Cerrándolos fuertemente la muchacha deseaba encontrarse muy lejos de allí. Pero no lo estaba... su cuerpo sentía una y otra vez como esos obscenos dedos la acariciaban desde dentro humedeciéndola mas todavía.

Por un momento Andrea sintió que los dedos la abandonaban, y sus ojos nuevamente volvieron a abrirse, pero solo para ver en pantalla que el muchacho abría sus túnicas y tomaba su miembro entre sus manos. Pronto Andrea sintió la inconfundible presión del miembro sobre su vagina mientras que gritaba y lloraba sintiendo la violación que la invadía. El duro miembro iba enterrándose mas y más dentro de su sexo que apenas lubricado dejaba un doloroso paso a la indeseada invasión. Pronto pudo sentir como el pene completo se resbalaba y se metía dentro de ella y una sensación de plenitud le impedía moverse. Un lento movimiento de mete-saca comenzó a torturarla suavemente algunos segundos después. Andrea se tensó completamente y sus ataduras marcaron su piel casi hasta sangrar. Sus mandíbulas crispadas y sus puños cerrados iban acompañando la creciente velocidad del ataque.

-Así es como se culearon a tu amiguita...- le dijo al oído

Sin poder apartar la vista del depravado espectáculo montado delante de ellas, Laura y Claudia sentían revivir dentro de sus cuerpos las sensaciones que jamás podrían olvidar de sus primeras violaciones. Sin embargo, Laura prestaba mas atención a lo que estaba sucediendo

-Esa voz la conozco...- dijo pensando en voz alta

Manguera, con el rostro descubierto se acercó a la escena y aprovechó para manosear un poco los pechos de Andrea que saltaban de un lado a otro con la violenta cogida que le estaban propinando. Acarició su cara y apartando el suave cabello negro de su ya transpirada cara, besó su mejilla y luego su boca diciéndole

-Bienvenida a tu peor pesadilla Andrea... -

-¡¡ La puta que te parió!! ¡¡ Suéltenme degenerados!!- respondió ella roja de rabia

-¿Te gusta el pedazo de carne que te preparamos putita?-

-¡¡ Soltame cornudo!!-

-¿Sabes quien es que te esta cogiendo putita?-

Un silencio reinó en el auditorio. Solo el ruido del rítmico mete-saca y los ruidos de las cuerdas en los brazos de Andrea se lograban escuchar. Una cámara se acercó e hizo un primer plano de la mascara del violador. De repente, Manguera tomó la mascara y se la quitó hacia arriba.

-¡¡¡¡¡Nooooooooooo!!!!!- gritaron al unísono Laura y Andrea

-¡¡Martín... pelotudo... !! ¿¿Que mierda estas haciendo?? - gritó Laura

Con sus ojos en una expresión de ausencia total. Como hipnotizado, la cara impasible de Martín seguía concentrada en la tarea de coger a Andrea. Luego, mirándola fijo a los ojos a Laura mordió sus labios y tomándose firmemente de los pechos de Andrea comenzó a convulsionar en su eyaculación mas intensa que jamás hubiera tenido. Andrea preferiría no haberlo sentido, pero su sexo sentía el palpitar del pene de Martín e inmediatamente después un río de semen la inundaba en sus zonas más intimas.

-¡¡ Noooo....!! lloraba Andrea

Desde la platea Laura pudo ver el brillante miembro salir de la vagina de su amiga seguido por dos viscosos hilos de semen que al separarse se pegaron a los muslos de Andrea. Un primer plano de la cámara mostraba el enrojecido sexo de la muchacha y un hilo de espeso líquido blanco que salía lentamente de su vagina chorreando sobre sus muslos.

-¡¡Martín... sos un hijo de puta !!! ¡¡Cómo pudiste hacerme esto!! - lloraba Laura

-Bueno Andrea... ¿Qué te pareció? ¿Te gusta ser nuestra esclava sexual?-

-¡¡Hijos de puta... déjenme iiiir...!!- forcejeaba Andrea

-Creo que no estas entendiendo... de acá no se va a ninguna parte salvo adonde nosotros te llevemos ... -

Con sus ojos abiertos de par en par Andrea trataba de comprender lo que sus oídos escuchaban. Toda su vida había sido una muchacha muy libre y el solo hecho de pensar en vivir como esclava la alteraba tremendamente.

-Creo que vamos a tener que recuperar algo del tiempo perdido... tu amiga y su mamá ya van entendiendo como funciona la cosa. Pero a vos vamos a tener que enseñarte un poco.-

La cara de Andrea crecía en pánico mientras observaba a Manguera y se daba cuenta que hablaba bien en serio. Su sexo estaba irritado de la penetración indeseada que había recibido, pero no podía ni quería imaginar lo que ese hombre tenía preparado para ella.

-¿Cuál es tu número?- pregunto Manguera

-¿Como...?- respondió desconcertada

-¿Que cuantos hombres podes aguantar en una noche?- preguntó sonriendo

Andrea sintió que la sangre se le helaba. No podía creer la pregunta que le habían hecho, y lo peor de todo no sabía que responder. Había quedado como shockeada.

-Bien... veo que sos una mujer de un hombre a la noche ... y con suerte. Pero no te preocupes, eso lo vamos a solucionar...-

-No... por favor... teneme piedad...-

-¡No seas desagradecida! Te estoy enseñando un oficio que vas a usar toda tu vida.-

Las puertas laterales del salón se abrieron y un enorme grupo de hombres comenzaron a entrar y sentarse en las butacas. Laura y Claudia fueron levantadas de la butaca y colocadas a ambos lados del paraavalancha. Cientos de hombres ingresaron en la sala, altos, bajos, gordos, flacos, negros, blancos, los había de todos los gustos.

-Te explico... la sala tiene una capacidad para 100 personas. O sea... 100 hombres. Como no creo que puedas llegar a todos, tus amigas te van a ayudar.-

-Perdóname Andrea... no pude evitarlo... me torturaron...- decía Laura aprovechando estar cerca

-¿Cómo te metiste en esto boluda...?- pregunto Andrea

  • ¡¡Basta de charla!! - ordenó Manguera

-Ahora me vas a decir un número de tres cifras para tu amiga Claudia.-

-No se me antoja.- respondió tratando de evitar lo que se imaginaba Andrea

-No estas cooperando. Vamos a la primera lección.-

Manguera se acercó a Andrea y sacando de su bolsillo un par de cables, colocó sus pinzas sobre ambos pezones de Andrea. Desesperada de dolor Andrea gritaba y se retorcía tratando de quitárselos.

-¡¡Nooo!! ¡¡Por favor.... sacamelos... sacamelos...!!-

-Un numero de tres cifras putita...-

-¡¡Degenerado!!-

Manguera tomó la punta de los cables y las enchufó en un aparatito que sacó de su otro bolsillo, luego oprimió el botón azul y Andrea comenzó a bailotear y gritar.

-¿Vas entendiendo putita? Acá el que da las ordenes es el que tiene el pene entre las piernas.

Tenés cinco segundos para decirme un numero o lo vas a sentir mas fuerte. Aparte todavía me queda un cable mas para tu clítoris si es necesario Andrea se sentía vencida. No quería dejarse llevar por las ordenes de Manguera, pero no le quedaba remedio

-¡Cinco!-

-¡Cuatro!-

-¡Tres!-

El dedo de Manguera ya estaba encima del botón amarillo. Andrea decidió que no valía la pena probarlo se dejo vencer.

-¡Ciento cincuenta y ocho!- gritó Andrea

-¡¡Yo!! - grito un hombre en la tribuna y se acercó rápidamente al escenario.

Era un hombre morocho y fuerte pero para nada atractivo. Una bata con el numero estampado era lo único que tenía encima.

-Claudia es toda tuya.-

Desatándola rápidamente el hombre le arrancó la blusa y la arrojó al suelo. Claudia viendo la cantidad de hombres en la platea imaginó que era inútil resistirse y casi como una muñeca de trapo se dejó quitar la pollera y arrancar su bombacha en dos segundos. Con la mirada perdida en Andrea sintió como el hombre se subía sobre ella y la penetraba sin piedad ni permiso.

-¡Perdoname Claudia...!- le dijo Andrea

-Ahora Claudia ... dame otro numero.- decía Manguera

-Sesenta y uno- respondió tranquilamente Claudia

-¡¡Acá!! Gritó un corpulento hombre de unos 90kgs de puro cuerpo muscular.

-Andrea tembló de solo pensar que ese hombre era para ella. Con una mirada alegre y libidinosa subió al escenario

-Laura es toda tuya.- dijo Manguera

Viendo el tamaño del hombre, en cuanto la soltaron Laura quiso huir, pero un tacle la tiró al suelo, y en menos de un minuto había perdido su ropa y luchaba inútilmente por cerrar las piernas -¡Uughh... despacio!- pedía Laura mientras sentía un miembro tieso y enorme que la invadía entre sus piernas

-Ahora te toca a vos Laura... otro numero.-

-¡Perdoname... ay... Andrea...-

-¡Doscientos... uhhh... mas despacio... treinta y seis... uhhhh!-

-¡Yo!- grito otro hombre mas musculoso que el de Laura corriendo hacia el escenario

Andrea sintió su corazón latir mas fuerte y una sensación de pánico la recorrió por la desnuda espalda.

-Ahora Andrea... es tu decisión y vamos a ver que tanto vas aprendiendo... te vamos a soltar. Si podes abrirte de piernas a este hermoso muchacho solita, quizás necesitas mas tratamiento.-

Diciendo esto Manguera la soltó y Andrea cayó de rodillas sobre el suelo. Algunos asistentes trajeron unas brillantemente coloridas colchonetas azul, verde y roja que rápidamente sujetaron con unos ganchos al suelo. Las colchonetas eran de una tela plástica brillante que destacaba las figuras de las tres mujeres. Andrea, de rodillas en el suelo se masajeaba su sexo irritado y sus muslos acalambrados mientras pensaba en que hacer. Cuando el hombre se acercó, la tomó de la mano y la acercó a la colchoneta central, la roja. Viendo que su futuro inmediato era bastante oscuro Andrea pegó un tirón de la mano zafando y trató de huir. Dos pasos mas allá varios hombres la encerraron y fue tomada de brazos y piernas por algunos asistentes que con gran fuerza la levantaron y la sostuvieron sobre la colchoneta.

-No me tengas miedo. Solo quiero meter mis 40 cm. de carne dentro tuyo.-

Dos hombres en cada esquina sostenían sus brazos y otros dos sostenían las piernas aun juntas.

-¿Te vas a abrir de piernas o la vas a hacer difícil?- preguntó el muchacho

-¡Váyanse al carajo! ¡¿Se creen que soy una puta cualquiera?!-

-Veo que la queres difícil. Mejor, me gustan así salvajes y cerraditas. Ábranle las piernas muchachos.-

Sin poder evitarlo Andrea sintió como sus piernas eran separadas pese a todo el esfuerzo que ella hacia por evitarlo. Las pesadas y gruesas manos de los hombres eran mucho mas fuertes de lo que en su vida hubiera imaginado. Pronto sus tobillos estaban a un metro y medio uno del otro en una obscena posición que ofrecía a la vista de todos los que la rodeaban los rosados labios internos de su sexo. Delante de ella, arrodillándose dentro de sus piernas el muchacho ya se acercaba notablemente excitado por el cuidado cuerpo de Andrea a la vista de la tremenda erección que portaba. Andrea sintió que el infierno subía hasta ella cuando la dura cabeza del pene se apoyó en su vagina. Con sus toscos apoyados a ambos lados de sus labios, el hombre abrió su vulva. Andrea pudo sentir como lentamente la cabeza del pene se deslizaba dentro de ella. Pero esta vez no era como con Martín, esta vez el tamaño del miembro era mucho mas ancho y comenzaba a expandir su sexo sintiendo abrirse sus entrañas mas que nunca. La muchacha comenzaba a preguntarse si su cuerpo podría estirarse tanto como para recibir todo lo que ese hombre pretendía meter dentro de ella, pero mas allá de eso sentía con odio una sensación de estar completamente llena entre sus piernas. El hombre entonces comenzó a meter y sacar el enorme pistón dentro de ella haciéndola sentir todas y cada una de sus venas y rugosidades en su contorno.

-¡¡Despacio... por favor..!! ¡¡Es demasiado grande!!- pedía Andrea

-Agradéceselo a tu amiga Laura. Ella lo eligió para vos. De todas formas te viene bien, tus amigas ya son bastante más flexibles, te lo puedo asegurar. Es solo una cuestión de ejercicio.-

-Me duele... despacio por favor...- lloraba Andrea

-Dentro de unos cien o doscientos mas te va resultar más fácil.-

-Está bien estrecha Manguera... tendrías que probarla.-

-Cada uno a su turno... yo también tengo mi numero. A propósito... les cuento otra regla más chicas. Cada vez que uno de los hombres acabe Uds. elegirán otro mas para la que este mas libre de las otras dos. De esa forma el trabajo será más parejo para todas y aquella que se retrase tendrá muchos compañeros para divertirse...-

Entendiendo la situación Andrea comenzó a pensar que probablemente sus amigas hubieran sufrido ya varias violaciones y lamentablemente tuvieran mas experiencia sexual en los últimos tiempos.

Tal como lo había supuesto Andrea, los hombres de Laura y Claudia eyacularon rápidamente dentro de ellas mientras ellas impasibles recibían a los siguientes sorteados. Sin pensarlo mucho, ellas eligieron los dos hombres mas que acompañarían a Andrea.

-Bueno. Andrea, ¿lista para la segunda lección de sexo? Te dejamos elegir otra vez. ¿Por donde lo querés?-

-Esperen... ya termino con este. ¡Dale pelotudo, acaba de una vez ...!.-

-No entendés putita. ¿Por la boca o por el culo?-

-No.. Jamás lo hice.. no me obliguen.-

-Tenes poco tiempo... o decidimos nosotros...-

Andrea había escuchado lo dolorosas que podían ser las penetraciones anales, también le causaba repulsión el poner un pene de ese tamaño en su boca. De las dos eligió la mas leve.

-Por el culo no por favor. Que sea en mi boca.- dijo llorando y sintiéndose mas y más humillada

Un hombre se arrodilló a ambos lados de su cabeza y mostrando un enrojecido pene lo apoyó sobre los labios pintados de rojo brillante de la muchacha.

-Abrí la boca... tenés trabajo que hacer.-

La muchacha tímidamente abrió su boca mostrando apenas sus blancos dientes y sin mucho lugar para el ingreso del muchacho.

-¡¡Mas, puta engreída!!.¡ O te crees demasiado mujer para tener una verga en la boca! !!Abrí y trágatelo todo!!.- dijo el hombre apretando su quijada con fuerza

Un intenso dolor en su mandíbula la obligó a abrir su boca lo suficiente como para que el hombre metiera su pene hasta su garganta. El horrible gusto de los jugos pre seminales del hombre invadió su boca. Era un sabor que ella jamás había sentido, entre salado y ácido. Andrea trató de relajarse y cerró sus labios sobre el trozo del hombre. No deseaba hacerlos enojar, temía cualquier represalia y comenzó a chupar el miembro tratando de hacer mas corta la pesadilla. Para su sorpresa el hombre comenzó a presionar sobre su campanilla insistentemente. Finalmente de un empujón logró pasarla y alojarse en su garganta. El hediondo olor de sus testículos se clavó en su nariz mientras su cuello y sus mandíbulas se expandían mas y más para recibir el grueso miembro.

Atragantada con la verga de su violador Andrea no podía hablar, pero sus ojos bien abiertos y los gemidos del hombre confirmaron que su segunda violación vaginal había terminado. Un hilo de brillante semen bajaba de su entrepierna y comenzaba a hacer un pequeño lago sobre la roja colchoneta mientras era filmado en primer plano de la cámara. Ella miraba el monitor con angustia. La penetración en su garganta comenzaba a dejarla sin aire. De repente el hombre quitó su pene y lo llevó hasta su lengua. Andrea inspiró fuertemente y comenzó a toser producto del esfuerzo. Medio minuto mas tarde, el hombre volvía su pene a su garganta y ella a tratar de retener su aire. Los minutos se hacían horas y el pene dilataba su garganta frotándose contra su carne y acariciando su esófago. Casi sin aire, sus ojos enrojecidos sintió como el pene retrocedía nuevamente. Un gutural sonido de inhalación mezclado con los fluidos que ya cubrían su lengua daba un aspecto obsceno a la escena. Esta vez la dejó descansar un rato mas mientras golpeaba su tieso miembro en sus mejillas. Dos minutos después la escena volvía a comenzar y la cara de Andrea mostraba la resignación de quien sabe que esto no acabaría rápidamente. Su cuerpo era el receptáculo de dos molestos pedazos de carne en ambos extremos mientras ella no podía hacer nada mas que yacer desnuda ante la agresión.

De repente un temblor en su garganta la sobresaltó. Inmediatamente el hombre sacó su pedazo hacia fuera y apoyándolo sobre su lengua apretó sus mejillas cerrándole los labios alrededor de su miembro. Una explosión de semen la sorprendió dentro de su boca. Trató de tragar, pero no pudo, era mas de lo que podía absorber y pronto un viscoso hilo de blanco semen descendió de sus narices acumulándose sobre su labio. Lentamente el miembro salió de su boca y Andrea cayó en la realidad que tenía litros de semen de un desconocido entre sus labios y una lagrima corrió por su mejilla. Se estaba prostituyendo. Aprovechando su momentánea libertad levantó la cabeza y pudo observar a sus amigas atendiendo dos y tres hombres a la vez con total tranquilidad, ellas ya estaban prostituidas y eran el camino que ella seguiría de ahora en más.

Sus pensamientos fueron repentinamente interrumpidos por dos hombres con sus penes expuestos delante de ella, la tarea recién comenzaba.

-¡Quiero tu culo!- dijo uno de ellos

-Pero.. yo... yo nunca...- lloriqueó Andrea

-¡No te preocupes, se aprende fácil. Solo te va doler un poco al principio!.-

-¡¡No. Por favor No!!- imploró la muchacha

Al costado de ella Laura, triplemente penetrada giró sus ojos hacia ella y sin poder emitir sonido por el miembro en su boca una lagrima cayó por su mejilla arrastrando y confundiéndose con las numerosas manchas de brillante semen que la cubrían.

Andrea fue dada vuelta sin consideración a sus ruegos y mientras que el hombre la tomaba de su pelvis levantando su culo, otros dos abrían sus nalgas rociándola con un espeso y frío chorro de vaselina liquida que pronto se deslizó por su entrepierna hasta sus rodillas. Andrea no podía parar de llorar, su cabeza recostada sobre la colchoneta esperando la perdida de su virginidad anal en manos de un total desconocido. Si bien Andrea había tenido relaciones con sus novios, ella jamás había pensado en entregarle esa parte del cuerpo a nadie, pero ahora su destino estaba marcado.

-¡No... por favor... por ahí no...!- suplicaba Andrea

La punta del pene presionó el cerrado anillo de su ano e instintivamente ella cerro fuertemente su esfínter como queriendo evitarlo. La presión creció y ella sintió como poco a poco su carne lastimada se hundía hacia dentro. Los hombres a sus costados literalmente tiraban de sus nalgas tratando de ayudar a la penetración.

-¡¡¡Aaayyyy!!!- ¡¡¡Duele !!!-

-Gritá nena, que esto no para hasta que pegue mis bolas a tu culo.-

-¡¡¡Paren...noooo .... duele mucho ..!!!- gritaba Andrea

El dolor era terrible. Ella sentía como su carne se abría al paso de la caliente carne que la invadía y se hundía en ella. La cabeza del miembro entró y con una fuerte presión el hombre metió diez centímetros mas dentro de ella. Poco a poco la fue metiendo mas y más sintiendo como el pasaje se abría y presionaba su miembro como una funda muy estrecha que lo llevaba al éxtasis.

-Hmmm... me encanta desvirgar culitos... tan estrecha nena... estas apretadita.-

Andrea solo lloraba y comenzaba a sentir como el miembro entraba y salía en su cuerpo. Sus paredes anales estaban ardidas y lastimadas, pero poco a poco Andrea se fue relajando de la primera impresión. Su ano le ardía, pero no sentía el punzante dolor que la había abierto en dos al principio. Con sus ojos llorosos que apenas le dejaban ver levantó la vista y miró en la pantalla como su ano alojaba ahora un miembro de unos tres a cuatro centímetros de diámetro entrando y saliendo. Cada tanto el hombre quitaba el miembro y el anillo de su ano quedaba abierto y expuesto al tamaño del pene. En unos segundos el hombre comenzó a eyacular dentro de ella y su vientre sintió que se inundaba de semen como si un enema caliente lo empujara hacia dentro.

Cuando el hombre terminó y se retiró de ella, Andrea quedó exhausta bajo él. Ya no era necesario sostenerle las piernas, no tenía fuerzas para moverse. Pocos segundos después otro hombre ocupaba su lugar. Esta vez solo sintió un leve dolor al penetrarla y después el mismo semen dentro de ella lubricó su fricción. Sin que ella se diera cuenta, los hombres la estaban volteando y pronto su violador anal la penetraba desde abajo tomándole los muslos y abriendo su vagina. Andrea miró había arriba y vio un enorme negro que se acercaba con una tremenda verga en sus manos.

-¡¡¡¡NOOOOO!!!!- gritó la muchacha

Más rápido de lo que ella hubiera deseado, los dos penes la invadían al mismo tiempo chocándose el uno con el otro en sus zonas mas intimas de su cuerpo, desgarrándola, llenándola como nunca ningún hombre lo había hecho. Andrea sentía como su cuerpo era un títere del movimiento de sus violadores, nada podía hacer para evitarlo, paso a paso se convertía mas y más en una prostituta. Lo que mas le preocupaba era que ya no recordaba cuantos hombres habían abusado de ella esa noche. ¿Se estaría volviendo una puta?-

Sus pensamientos pronto fueron cortados por otro pene entre sus labios, otra vez estaba sorbiendo el pene de alguien. Su cuerpo era un deposito de interminables acabadas que chorreaban por sus piernas y su cara, bañando su cuello, sus senos y todo su chato abdomen que ella siempre tanto había cuidado. A medida que los hombres acababan, su esperma se unía al de los otros y pronto inundaba toda la colchoneta haciendo un desagradable ruido cuando la penetraban.

Andrea ya no lloraba, solo yacía allí impasible mientras uno tras otro los hombres se relevaban por cientos y abusaban de ella a su antojo. Ya no tenía orgullo. Ya no tenía honor de mujer. Era solo una cosa para coger en el medio de un mar de semen que poco a poco se metía en su piel o en su estomago. Ya no tenía dudas. Se había convertido en prostituta. De ahora en mas ese sería su destino como mujer