La POPU (6)

Laura y la nueva protagonita de repente se ven envueltas en un servicio un tanto particular... en un lugar para nada propicio para dos mujeres.

Popu V

De visita a unos amigos

Luego de la violenta sesión. Claudia y Laura fueron llevadas a sus celdas. Arrastradas por largos y oscuros corredores llegaron a dos cubículos de 4 metros de lado cada uno. Dentro de sus celdas encontraron jabón, toalla, un conjunto nuevo de ropa interior blanca y un pantalón gris. Ambas fueron arrojadas sobre las camas y les cerraron las puertas con llave.

-¿Estas bien mama?- preguntó Laura

El silencio fue su única respuesta. Laura maldecía la hora en que había escrito la fatídica carta a su madre. Cada vez mas se daba cuenta que estaba en manos de una perversa organización y que hiciera lo que hiciera, ya nada la sacaría de allí.

-¿Estas bien ma ?- repitió

-Acá estoy Laura.- respondió apenas audible la madre

-Mama...¿estas bien?-

-Me duele todo Laura... y... creo ... creo que me embarazaron.-

-No te preocupes por eso ahora. Tenemos que seguir vivas y escapar de acá.- respondió Laura

-¿Que te hicieron a vos Laurita? ¿No te habrán tocado estos hijos de puta no?-

Un nuevo silencio respondió por si solo. Un par de lagrimas corrieron por los ojos de las dos mujeres.

-¿Como te metiste en esto hija? ¿Como te metiste con esta gente?-

-Fue un error mío ma. Algo que no voy a olvidar en toda mi vida. Fuimos a la cancha con Martín y sin pensarlo desafié a la barra brava de Boca. Me violaron en la cancha delante de todos y después aparecí acá.

-¡¡Ay Laurita!!... ¿y Martín?-

-El trató de defenderme pero lo golpearon y se lo llevaron. El quiso impedir todo desde el primer momento.- dijo Laura casi llorando

-¿Donde está?-

-No lo se... quizás ya lo mataron.- Dijo Laura entrecortado y el llanto inundó sus ojos

Otro silencio cubrió la madrugada. Encerradas y sin poder ver la luz del sol las mujeres no tenían idea de la hora del día.

-Es mejor que aprovechemos a bañarnos. Ayer ni siquiera me dieron agua.- cambió de tema Laura

-¿No comiste nada desde que saliste de casa?-

-No. Lo único que tengo en el estomago es semen de estos hijos de puta.-

-¡Degenerados!-

-Y mejor que lo aprovechemos si no queremos morir de hambre.-

-Ya nos van a dar de comer hija. No podes pensar así- respondió la madre

-Mejor vamos a bañarnos y descansemos. Si conozco a estos degenerados algo están preparando, y mejor que descansemos.-

No fue fácil conciliar el sueño para ninguna de las dos. Laura preocupada por su madre y por Martín y Claudia dolorida y sin poder borrar de su mente las imágenes de su reciente violación.

El ruidoso sistema de cerradura de las puertas las despertó al día siguiente. Vestidas con la ropa que habían encontrado las sacaron fuera de sus celdas. Inmediatamente les esposaron sus manos a sus espaldas y las cubrieron con capuchas.

-Ahora van a ir a entregar un mensaje. Lo van a leer cuando lleguen a destino y después vuelven.-

-¿Cual es la trampa?- preguntó Laura

-Vos debes ser medio pelotudita... ¿No entendiste lo que te dije?- dijo Manguera pellizcando su pezón

-Si entendí.- sollozó Laura

Con las capuchas puestas las llevaron por un largo camino hasta una van. Sin sacarles la capucha les pusieron unos sweater y les volvieron a esposar las manos.

-Mejor que se abriguen muchachas. Y no tomen frío.-

Al cabo de tres horas de largo viaje llegaron a destino. Un ruido extraño les hizo pensar que estaban cerca de algún colegio. La camioneta se detuvo y una pesada y ruidosa puerta se abrió. Un largo pasillo los llevo a donde el vehículo por fin se detuvo. Allí las hicieron bajar y caminaron por varios corredores hasta llegar a destino. Una mano desconocida les dio las llaves de las esposas y les colocó un papel en el bolsillo del pantalón. Luego de eso ... silencio...

Las dos mujeres se quedaron paradas sin saber que hacer durante diez minutos. Al fin Laura habló.

-Me parece que nos dejaron solas.-

-¿Si? ¿Estas segura?- respondió Claudia

-Dame tus manos.- pidió Laura

Guiándose por la voz Claudia se puso de espaldas a Laura y sin soltar las llaves en su mano Laura abrió las esposas de Claudia. Con las manos liberadas Claudia se quitó su capucha y la de su hija. La habitación donde estaban era un gran patio de deportes. Dibujado en el piso había marcas de una cancha de fútbol y varios asientos alrededor. Con rapidez ahora con sus manos libres Claudia le quitó las esposas a su hija.

-¿Donde estamos?- preguntó Claudia

-No se, pero no me gusta. Salgamos pronto de acá.- dijo Laura

-¡El papel!- dijo de repente Claudia -

-Es cierto. Damelo.- pidió Laura

De repente, y antes de abrir el papel, la cara de Laura se transfiguró de horror. Claudia no entendía y miraba para atrás tratando de encontrar lo que su hija con el papel aun cerrado en la mano habia visto.

-¡Ya se donde estamos!- dijo Laura

-¿Donde estamos?-

-Mira mi buzo.-

Los buzos eran grises haciendo juego con los pantalones, pero una franja adelante indicaba una serie de números sobre la cual decía "Servicio Penitenciario Federal". Claudia inmediatamente comprendió la gravedad de la situación.

-Y seguro que no es de mujeres.- agregó Laura

-Noo... por favor.. tenemos que escaparnos.- dijo casi llorando Claudia

-Vamos a leer el famoso papel primero.- sugirió Laura

Con sus manos temblando Laura abrió el papel donde decía.

Deberán encontrarse con El Morsa Flores. El las estará buscando media hora después que las dejemos en destino. Una vez que lo encuentren le dirán la frase "La deuda esta saldada". Cuando terminen saldrán sigilosamente por el camino que les indiqué en el plano. Habrá una camioneta azul esperándolas. Suban y cierren la puerta. A propósito... no intenten escapar, les puede ir muy mal a ustedes y Martín puede sufrir un accidente.

-¡¡¡Degenerados!!!- masculló Laura en voz baja

-¿Que pasa Laura? Vamos, hacemos eso y nos vamos.

-¿No te das cuenta ma...? ¿Porque tenemos que venir nosotras a una cárcel de hombres a decirle eso? Nosotras somos el pago de la deuda. Nos mando de prostitutas a una cárcel...- dijo Laura con bronca -Y mejor que no se enteren el resto de los presos o la vamos a pasar tan mal que ... no quiero ni imaginarlo....- agregó

-Apurémonos entonces.- dijo Claudia

Las dos mujeres caminaron hacia el costado del patio y sentadas sobre la pared esperaron. Al rato se abrió la puerta y un grupo de diez presos entró en la habitación. Laura se paró y pensó en huir.

-Preparate a correr ma.- le dijo en secreto

-Bueno-

Parándose las dos Laura tomó coraje y gritó

-¡¡¿El Morsa Flores?!!-

-¿Quien me busca?-

-Me manda a decir un amigo suyo que la deuda esta saldada.-

Rápidamente y a paso ligero Claudia y Laura se dirigieron a la puerta. Abrieron y corrieron por el pequeño pasillo que continuaba. Cuando fueron a abrir la otra puerta otros cuatro corpulentos hombres les cerraron el paso. Estaban atrapadas. Con sus cabezas bajas y cuatro hombres mas en el grupo las mujeres volvieron al patio.

-¿Se van a ir chicas..? ¿No se quedan a la fiesta?-

-¿Que fiesta? Nosotras ya nos íbamos ...- respondió tontamente la madre

-Por lo que veo no les avisaron nada ¿no?-

-No.- respondió secamente Laura

-¡¡Este Manguera!! ¡¡No cambia mas!!- dijo uno de los hombres

-¿Y Uds. de donde son chicas?- pregunto El Morsa

-Nosotras estamos secuestradas. Nos tiene atrapadas un grupo de degenerados.. Tienen que ayudarnos.-

-¿Si? ¿En serio? ¿No son prostitutas del Manguera?- preguntó El Morsa

-No. Y nos queremos ir.- reiteró Claudia

-Quiere decir que si nosotros quisiéramos algo con Uds. habría... digamos... un pequeño forcejeo... ¿no?-

-Si, eso se llama violación y en cuanto empiece a gritar y vengan los guardias ya van a ver….- amenazó la madre

-No creo que grites.- desafió El Morsa

-¿Porque no?-

-Porque si gritas primero te van a oír los otros 120 presos de este pabellón, pero los guardias no le dan importancia a los gritos.

-¿Sabes cuantos maricas que les rompen el culo gritan acá?-

Claudia la miraba a Laura y las dos pronto miraban al suelo. No resistían el pensar lo que estaba a punto de sucederles. Sus fuerzas las abandonaron junto con sus esperanzas y pronto desearon no estar ahí.

-Ahora chicas ... a sacarse ese uniforme y a mostrar las carnes.- decía El Morsa

Claudia se tomaba el rostro entre las manos llorando, mientras que Laura, ya resignada comenzaba a sacarse el buzo primero y el pantalón después.

-¿Y...? ¿Que esperas... ? ¿Sos sorda o sos medio boluda?- le preguntó uno a Claudia tomándole el brazo y sacándoselo de la cara

-Si no te apuras, tu amiga va a tener mucho trabajo.- dijo otro

-No es mi amiga, es mi hija.- respondió ofendida

Laura le echó una furibunda mirada. No podía entender que su madre fuera tan lenta para ciertas cosas.

-¿Ahhh.. si...?- se sorprendió El Morsa

-Veo que Manguera se porto con el regalito.- agregó

-¿Y tu hija es virgen?-

-No pelotudo, tu amigo ya se ocupó de eso.- respondió con odio Laura

-¡Tiene carácter la nena!.-

Un sonoro sopapo en la cara de Laura se escuchó en todo el estadio. Tomándola de los brazos con fuerza la hicieron arrodillarse delante de manguera

-Pedí perdón.- le indicaron

-Perdón.- dijo Laura sabiendo que estaba en desventaja

-Ya sabes como sigue.- le indicaron

Con sus dedos temblando Laura tomó el cierre del pantalón de Morsa y lo bajó lentamente. Luego metió su mano entre la ropa y buscó su pene. Con suavidad lo sacó del pantalón y comenzó a masturbarlo con la mano tratando que eso alcanzara.

-Así no. Vos sabes como.-

Laura miró a su madre aun vestida y abrió sus labios aguantando el fuerte olor a falta de higiene que emanaba del miembro dejándolo apoyado sobre su lengua.

-¡¡No Laura!! - exclamo la madre

Laura no se detuvo, sabía que si no quería mas castigos tenía que complacerlo. Sus comisuras arqueadas de asco aguantaban la sucia sensación y sus labios ya rodeaban la piel del flácido miembro. En cuanto lo metió en su boca sintió que la punta que se apoyaba en su lengua crecía hacia adentro de su boca. Poco a poco el miembro fue poniéndose mas y mas tieso y ya comenzaba a sentir el latir de su burbujeante sangre. Por un momento pensó en arrancarle el miembro con los dientes, pero la cantidad de hombres a su alrededor la advirtió que si lo hiciera quizás sería lo ultimo para ella y su madre antes de morir. Tomándola de sus cabellos el hombre movía su cabeza hacia atrás y adelante literalmente cogiendo su cara.

-Uhhh... es buena...- murmuraba

Claudia paralizada miraba como ese hombre disfrutaba de la boca de su hija. Lentamente el Morsa fue bajando hasta acostarse en el suelo. Sin dejar de mover la cabeza de Laura seguía su sádico sexo oral. Laura arrodillada en el piso tenía su cuerpo inclinado hacia adelante obligada por la posición. Sin que se diera cuenta, otro hombre se había puesto detrás de ella y con un simple corte de cuchillo se llevaba su bombacha. Inmediatamente Laura sintió la presión de otro pene en su vagina. Antes que pudiera reaccionar estaba penetrada por los dos lados.

Durante dos o tres minutos continuaron abusando de ella en esa posición. Luego intercambiaron lugares y Laura pudo sentir asqueada el gusto de su propio sexo en su boca. La sensación no duró mucho. Pocos segundos después el hombre acababa en su boca. Era evidente que hacia tiempo que estos hombres no tenían sexo. El torrente se semen en su boca era interminable. La primera eyaculación fue tan fuerte que la tomó por sorpresa saliendo por sus narices. Luego vinieron la segunda y la tercera. Laura intentaba tragar lo mas rápido que podía pero pronto sintió ahogarse y el caliente liquido bañó sus mejillas y su cuello.

-¡¡¡Nooo!!!- protestaba Claudia

La imagen de su hija sometida y chorreando semen la hizo volver a la realidad. Allí estaba, inmóvil viendo como su hija era objeto de la humillación en la que ella se suponía debía ayudarla.

-No voy a dejar que seas vos sola la victima. Entre las dos vamos a sufrir menos.-

Con lagrimas corriendo por sus mejillas Claudia se quitó la ropa y la dejó a un costado quedando solo en su ropa interior.

-¡Vamos, degenerados! ¡Acá tienen otro pedazo de carne!-

Cinco hombre enseguida la rodearon manoseándole sus pechos, sus nalgas y su pubis.

-Sacate la bombacha y esa porquería que tenés en los pechos puta.-

Claudia obedeció y arrojó nuevamente la ropa en el montón. Los hombres rápidamente se quitaron también sus ropas y Claudia pudo ver enormes penes aun flácidos esperándola. Uno de los hombres se acostó al Lado de Laura y palmeándole el culo a su hija la miró a ella

-Vos sola vas a venir ahora y te vas a sentar arriba mío.-

Claudia se acercó y se sentó sobre el hombre pero como estaba aun flácido solo resbaló en su sexo y quedó afuera

-Así no. Primero tenés que hacer que se pare, con tu boca puta-

Tratando de disimular el asco Claudia tomó el miembro con las manos y lo engullo sorbiéndolo lentamente. Un par de minutos después el pene estaba duro como piedra y era enorme casi como su brazo.

-Ahora si, sentate encima mío, pero con la carne adentro.-

Claudia lo miró con odio. Ella misma se iba a empalar, pero no tenía otra salida. Parándose con una pierna a cada lado del abdomen del hombre comenzó a bajar lentamente su cuerpo hasta que sintió el tieso y tremendo miembro en la puerta de su vagina. De repente sintió que su cuerpo se abría en dos. Cuanto mas bajaba mas ancho era el pene y mas se esforzaba su vagina en rechazarlo, el dolor era penetrante. El hombre debajo de ella gemía de placer y tomaba sus pezones pellizcándolos dolorosamente.

-Aughhh.- gemía Claudia tratando de no gritar

Moviéndose hacia arriba y hacia abajo Claudia recorría solo los primeros cinco centímetros del miembro sin poder ir mas allá de eso por el dolor que la frenaba. Traicioneramente un hombre detrás de ella se apoyó en sus hombros obligándola a descender hasta el fondo del pene. Claudia pensó que su cuerpo se había abierto al medio y un alarido de dolor invadió el recinto.

-¡¡¡Aaaaahhhhhyyyyyy!!!-

-Mama... no grites... van a venir mas...-

Las lagrimas en el rostro de Claudia y sus ojos enrojecidos daban cuenta de que había hecho lo posible por evitarlo. Sus piernas temblaban y las paredes de su sexo se estiraban al máximo. sobre su sexo podía sentir el vello púbico del hombre enredándose con el de ella.

-Por favor... mas despacio... me duele.- pedía Claudia

-Esta puta esta hablando demasiado. Fierro, tapale la boca.-

-No, por favor.- respondió ella

-Nadie te pidió tu opinión puta. Abrí la boca.-

Sin poder resistirse Claudia abrió la boca y el hombre metió su pene en ella. Ya era el segundo y faltaban muchos mas hombres. El preso debajo de ella la había tomado de la cintura y se aseguraba de empalarla hasta lo mas hondo que pudiera. El otro la tenia tomada de sus cabellos y usaba su boca como una vagina para su miembro. Pocos minutos fueron suficientes para que el hombre en su boca explotara en orgasmo. Tal como a su hija la eyaculación la tomo de sorpresa, llenando su boca, atragantándola, desbordando sus narices y sus labios. La segunda y tercera fueron menos rápidas pero mas voluminosas. Desacostumbrada a tragar el semen y sorprendida por la cantidad, pronto su boca no pudo contener mas el liquido que se derramaba por su cuello sobre sus pechos y su abdomen. Mientras tanto sentía el pene en su vagina llegar hasta el fondo de su sexo. Empapada en semen Claudia vio como se retiraba el hombre de su boca y lo reemplazaba otro.

En la puerta del estadio aparecieron cinco hombres mas atraídos por los gritos. Laura ya estaba en un estado lamentable. Su pelo y su cuerpo brillaban en el pegajoso perlado de la piel cubierta de semen. Varios chorros blancos se dibujaban sobre su cara y sus pechos. Ya habían acabado cinco hombres en diferentes partes de su cuerpo. Sus muslos tenían varias chorreaduras frescas del semen que expulsaba su vagina por exceso.

-Esta es un desastre. Tiene la concha llena-

-No importa. Ahora lo solucionamos.-

Cuando ambos hombres hubieran eyaculado dentro de Claudia, ella sintió su sexo inundado y su caliente invasión la humilló aun mas.

-Ahora a limpiarse entre ambas.-

Tomándola de brazos y piernas Claudia fue elevada y puesta en un perfecto 69 con su hija. Claudia y Laura sentían el pegajoso liquido ente sus pieles que las adhería mas y mas y desparramaba el semen por ambos cuerpos.

-Limpiala a tu hija.- le ordenaron

Claudia no entendía el propósito de esa posición, y se ganó una buena nalgada que dejó los cinco dedos marcados en su glúteo.

-¿Vas a chupar y sacarle todo de adentro? ¿o te tenemos que explicar?.- preguntó un preso

Claudia miró la entrepierna de su hija. Una espesa mancha blanca enredaba sus vellos y tapaba sus labios vaginales. Un penetrante olor hacia la tarea repulsiva, pero una segunda nalgada mas fuerte que el anterior la obligó a vencer su asco. Suavemente Claudia pasaba su lengua y recogía gruesas capas de semen tragándoselas. Poco a poco fueron apareciendo los labios del sexo de su hija. Enrojecidos por la tarea los pétalos del sexo eran suaves y calientes.

-Vos también, limpiala a tu madre.-

Pronto no quedaba mas nada en sobre los labios de Laura y Claudia se concentraba tratando de reprimir esa fuerte sensación de placer que sentía cuando su hija le lamía su sexo, especialmente cuando lo hacia sobre su clítoris.

-Adentro también puta.- le indicaron a Claudia

Claudia resignada tomó con sus dedos los labios de Laura y los abrió introduciendo la lengua dentro de la vagina de su hija. El hondo suspiro de Laura les dio una nefasta idea a los violadores.

-¡Muy bien chicas! Hora del concurso.- dijo Morsa

-Tienen 5 minutos. La primera que tenga un orgasmo se va a llevar de premio una rotura anal de Bulón. Pero si ninguna llega el premio es para las dos.- agregó riendo

Claudia miró al hombre en cuestión. Su tremenda verga era mas gruesa que su muñeca. No podía pensar en la tortura de ser penetrada por semejante pene analmente. Inmediatamente comenzó a poner mas vigor en su lengua y con sus dedos acariciaba el clítoris de Laura

-No mama. No me hagas esto... uhhh... uhhh.-

Laura, decidida a no dejarse vencer comenzó también a introducir la lengua dentro del sexo de su madre y dándole pequeños mordiscos a su clítoris arrancó los primeros gemidos de placer.

-No Laura... ahh... ahhh.. Yo no puedo...uhhh.... Me va a romper al medio el orto.-

Habían pasado 3 minutos y ambas gemían desesperadas como animales en celo. Ya no solo se lamían sino que ambas tenían insertados varios dedos dentro del sexo de la otra. Tratando de controlarse ambas llegaron a los cuatro minutos y los estados eran insostenibles

-No doy... mas... mama.. por favor... pará.-

-Vos también Laura...-

Laura comenzó a dar pequeños mordiscos al clítoris de Claudia mientras insertaba otro dedo mas dentro de ella. Faltaban treinta segundos y Claudia estaba al borde del orgasmo pero rápidamente reaccionó y también comenzó a morderla a Laura e insertó también su tercer dedo dentro de su vagina. Un coro de gemidos retumbaban en la habitación con sus caras y pechos brillantes en semen y secreciones vaginales. Ambas habían llegado al orgasmo al mismo tiempo.

-¡Muy bien...! ¡Son tan putas las dos... tanto una como la otra!.-

Dos hombres se acostaron en el suelo, uno al lado del otro en sentido invertido, de forma tal que la cara de uno quedaba a la altura de la pelvis del otro. Inmediatamente las mujeres fueron levantadas y ensartadas en los miembros de los hombres boca abajo. Los hombres le giraron las cabezas de costado para que pudieran verse una a otra. En ese preciso momento dos hombres mas se acercaban a sus nalgas abriéndolas y aproximándose con sus duros penes a sus rectos.

-¡¡No... por favor por ahí no.!!- pedía Claudia

Mientras dos hombres mas abrían obscenamente sus piernas ambos orificios quedaban a la vista de la otra pareja. Claudia pudo ver entonces hundirse un tremendo pedazo de carne en el rosado ano de su hija mientras sentía hundirse dentro de ella otro similar. Obligadas a mirar parecía que el presenciar la penetración la una de la otra aumentara la sensación de dolor. Laura solo intentaba controlar el dolor respirando entrecortadamente mientras sentía sus nalgas abrirse mas y mas mientras el hombre se metía mas y mas dentro de ella. Diez minutos después los hombres estaban a punto de estallar. Casi coordinados quitaron los penes de los orificios anales embutiéndolos en las bocas entreabiertas de dolor de las mujeres. El asco del nauseabundo sabor de sus propios culos revolvieron los estómagos de las mujeres, pero no les dieron tiempo suficiente. Diez segundos después ambos eyaculaban dentro de las bocas de las mujeres. Mientras que ellas trataban de sobreponerse a esa asquerosa sensación sintieron que dentro de sus vaginas sendos volcanes estallaban inundándolas de esperma caliente como nunca habían sentido.

Cuatro horas después, y luego de que medio pabellón y algunos guardias pasaran por sus cuerpos, los cuerpos de Claudia y Laura eran una viscosa y pegajosa masa brillante. Cansadas y casi sin poder levantarse las dejaron en el estadio.

-Tenemos que irnos..- decía murmurando Laura

-No me puedo ni mover.- respondió Claudia

-Pero si seguimos acá nos van a dar mas todavía.-

Con sus piernas temblando las dos mujeres se incorporaron. Les costó mucho trabajo ponerse la ropa. Sus pelvis doloridas hacían una tortura el movimiento de sus piernas. Su ropa se pegaba a sus cuerpos bañados en semen y pronto se humedecieron también. Sus pelos pegoteados en mechones drenaban el blanco fluido de los cientos de desconocidos. Sigilosamente, casi arrastrándose salieron del lugar. Efectivamente y tal como lo habían prometido una van esperaba con sus puertas abiertas a las sufridas mujeres. Dentro de la van Manguera y tres hombres mas las esperaban. Cuando subieron cerraron las puertas y el vehículo comenzó a moverse. Los vidrios no dejaban ver afuera por lo que nunca supieron donde se dirigían.

-¡Bien! Veo que pagaron la deuda.-

-¡¡¡La puta que te parió!!!- respondió Laura

Un certero puñetazo a su pecho derecho la hizo cambiar de parecer. El dolor la doblaba en dos.

-Me gustan las chicas con carácter. Esas que cada vez que las coges las violas. Pero vos todavía tenés que aprender quien manda acá.-

Desde su agonía Laura comprendía que si quería dejar de recibir golpes debía cuidar su carácter en el futuro, y obedecer, sobre todo obedecer.

-Hicimos una apuesta ¿saben?. Apostamos cuantas veces se las iban a coger esta vez, ¿cuantos fueron?-

Ambas se quedaron atontadas con la pregunta. No podían creer que fueran tan perversos como para apostar sobre eso.

-¡Dije que quiero saber cuantos fueron!.- gritó Manguera

-Cuarenta y siete- respondió con vergüenza Claudia

-Cincuenta y seis... creo.- agregó Laura

-Así me gusta mas. Como debe ser, dos putas y sumisas esclavas siguiendo la voz del amo.-

-¿Que pasó que fueron tantos?. Yo no hubiera creído que Manguera iba a ganar la apuesta con un numero tan alto.- preguntó otro

-Algunos de los otros presos aparecieron atraídos por los gritos.- respondió Laura

-Y yo descontaba eso... ¿no es cierto Claudia?- agregó Manguera

Agotadas y ya sin fuerzas para nada, las dos mujeres se durmieron el resto del largo viaje de regreso.