La Playa y algo más (parte 1)

Últimamente la desidia y el aburrimiento me están matando......

Hoy es otro día más en el trabajo, no es que me queje, me siento afortunada de trabajar en lo que me gusta, pero últimamente la desidia y el aburrimiento me están matando. Soy arquitecta de un pequeño estudio que comparto con cuatro de mis compañeros de promoción, Laura, Arminda, Jose y Álvaro, no somos la élite pero nos va bien. Ahh por cierto yo me llamo Marisa, aunque todos me conocen por Mar. Cerca ya de los cuarenta tacos aún no tengo pareja formal, no soy ninguna estrecha y me gusta el sexo, no soy un bellezón pero no tengo problemas para ligar, ya mantener la relación es otro cantar y me estoy acercando a una edad en la que eso me preocupa.

Laura está casada con Jose, no nos pilló por sorpresa, ya tonteaban desde la universidad. Tienen dos niños guapísimos, normal, Laura es preciosa, rubia, alta, ojos azules y con unas piernas infinitas. Jose tampoco es que esté mal, pelo castaño, siempre bien afeitado, impoluto, se le da un cierto aire a Superman, demasiado relamido para mi gusto, pero claro a quien le tiene que gustar es a Laura. Poco antes de que se casaran los pillé echando un polvo en el estudio, creían que ya todos nos habíamos ido y era así, lo que yo despistada me dejé el bolso atrás y regresé para buscarlo. Al entrar, ellos no se percataron de mi presencia, Laura estaba a cuatro patas con las bragas en los tobillos sobre un pequeño sofá vintage de cuero marrón y Jose la estaba penetrando por detrás empujándola cada vez más hacia el respaldo, -ohh Jose no pares, sisisisisi, más fuerte- no paraba de gritar Laura, los sudores de Jose caían por su frente y espalda en cantidades escandalosas. Yo me quedé escondida y petrificada sin poder parar de mirarlos. No se como llegó hasta ahí pero mi mano como si tuviera vida propia ya estaba dentro de mis bragas. Estaba muy mojada, mientras los miraba follar en el sofá yo me frotaba el clítoris casi instintivamente, estaba a punto de correrme cuando se me escapó un gemido, y de  repente la mirada de Jose se cruzó con la mía pero ninguno de los dos nos movimos, él continuó follando a Laura pero esta vez me miraba a mi fijamente, sin apartar su mirada clavó los dedos en su nalga izquierda al mismo tiempo que le daba un sonoro azote en la derecha, Laura gritó estremeciendo todo mi cuerpo, se que se acababa de correr y yo también, la mano la tenía empapada. Jose continuó embistiéndola pero no la estaba follando a ella me estaba follando a mi, solo apartó su mirada de la mía en el momento de su orgasmo y yo aproveché ese segundo para salir corriendo. Al llegar a casa aún seguía muy excitada por el momento vivido, esa noche no pegué ojo reviviéndolo una y otra vez. Al día siguiente entré en el estudio muy nerviosa, Laura acababa de llegar y me saludó con su fascinante sonrisa como todos los días acercándome una taza de café recién hecho, creo que ella en ningún momento se percató de nada. A los pocos segundos llega Jose después de aparcar el coche, nuestras miradas se encuentran y solo eso bastó para quedarme tranquila, nunca se habló del tema, ambos actuamos como si jamás hubiera pasado nada, pero tengo que reconocer que ese recuerdo lo uso muy a menudo por las noches en la soledad de mi habitación.

Arminda es la amiga que todo el mundo desea tener, atenta, cariñosa, encantadora, creo que por eso todos en el despacho nos aprovechamos un poco y hace las veces de secretaria, nunca a dado señales de molestarle esa situación, es más creo que la desempeña como forma de compensar que es la que menos clientes tiene, y los que tiene son los  más sencillos, no se siente muy segura con su trabajo así que tanto ella como el resto aceptamos la situación con mucha naturalidad además de ahorrarnos el dinero en la contratación de un ayudante. Arminda todo lo que tiene de dulce lo tiene de guapa, tiene el pelo castaño, ondulado y siempre recogido en dos simpáticos moñitos a lo Street Fighter que le dan un aire aniñado natural y fresco. Yo creo que es preciosa pero su inseguridad la refleja en todos los aspectos de su vida, en casi veinte años de amistad solo le he conocido dos novios de dos y tres años de duración y a ninguno de los dos los llegué a conocer bien, solo coincidí con ellos en un par de ocasiones y en mi opinión eran muy normalitos  tirando a sosones, creo que Arminda vale muchísimo más pero naturalmente es a ella a quien le tienen que gustar. Sólo un día la he visto desmelenarse y fue en la despedida de soltera de Laura.

Laura quería una despedida de lo más normal pero yo me negué en rotundo, así que adivinen quien la organizó. Durante el día me comporté y cumplí todas sus expectativas, desayuno continental con vistas al mar, almuerzo en su restaurante japonés favorito (no lo he comentado, pero Laura es bastante pija, tirando a repipi) pero al llegar la noche me la llevé a mi casa, le tapé los ojos y la obligué a vestirse con lo que le di sin rechistar, cuando se miró al espejo casi me fulmina con la mirada aunque yo estaba muy orgullosa del resultado, le había puesto un vestido de cuero negro con cremallera en la parte delantera que no dejaba margen a la imaginación, su maravilloso pelo rubio lo recogí en una coleta alta y todo eso acompañado por unos escandalosos zapatos de plataforma y tacón de aguja rojos,  parecía una auténtica devora hombres, cualquiera que la viese se postraría a sus pies gustoso de ser pisoteado. Casi tengo que amarrarla para que no se cambiara de ropa pero conseguí que saliera así a la calle. Naturalmente Arminda y yo fuimos a juego con unos vestidos rojos espectaculares que parecían una segunda piel, con la espalda descubierta hasta casi vislumbrar fugazmente  el comienzo de la raja del culo, dicho vestido teníamos que llevarlo sin ropa interior porque marcaba todo, parecíamos dos putillas baratas, Arminda estaba avergonzada pero yo estaba en mi salsa, cuando me pongo en modo fiesta no hay vergüenza que se me resista y eso que Arminda era capaz de lucir el vestido de forma recatada, cosa que yo pensaba que era imposible cuando los compré, pero claro ella es menuda y con poco pecho, pero yo parecía que en cualquier momento todo empezaría a rebosar de ese minúsculo vestido, no es que esté rellenita pero al lado de Laura y Arminda cualquiera siente que le sobran unos kilos, además tengo bastante pecho y un buen culo a juego, a parte de eso, como ya dije, soy más bien del montón, morena, pelo lacio y corto, ojos castaños..... tan solo cuando me visto sexy le quito el protagonismo a mis guapísimas amigas con mis exuberantes curvas, pero naturalmente ese día todo el protagonismo fue para Laura, estaba total y absolutamente espectacular. Ya listas nos recogió una limusina en la puerta de mi casa, Laura cuando la vio se olvidó casi al instante de las pintas que llevaba y el medio enfado desapareció de su cara. Dentro de la limusina nos esperaban tres amigas más de promoción, dos primas de Laura y su hermana, todas vestidas de riguroso rojo putón, yo diría que hasta pude ver dos lagrimitas de emoción en los impresionantes ojos azules de mi amiga. Llegamos al local casi borrachas de todo el alcohol que pusieron a nuestra disposición en la limusina, cosa que me vino genial para anestesiar el sentido común de Laura, al entrar en el bar de strip-tease ya estaba desatada. Todo estaba preparado para sentarnos en primera fila delante del escenario, a Laura le tenían preparado un sofá orejero tapizado en piel de leopardo en el mismo centro. Todas estábamos alborotadas, en el escenario aparecieron cinco boys cada cual más buenorro con esos cuerpos esculpidos de entrenar horas y horas en el gimnasio, aunque siendo sincera, de cara siempre he creído que dejan mucho que desear pero en ese momento y alcoholizada en lo menos que te fijas es en la cara. Parecíamos un montón de gallinas en celo, saltando, chillando, bebiendo… creo que se me salían las tetas del vestido con cada salto, pero me daba igual. Los chicos actuaron con cuatro coreografías cada cual más picante, en su momento alguien me había dicho que en ese tipo de espectáculos nunca se veían los genitales, pero esa noche yo solo veía un incesante vaivén de pollas por todas partes, fue de lo más divertido, hasta Laura me confesó que se lo había pasado de maravilla. En la última coreografía la sentaron en el centro del escenario y empezaron a bailar a su alrededor  simulando un aquelarre masculino, Laura se hartó se apretar culitos y prácticamente todas las pollas fueron rozando su cara al ritmo de la música. Regresamos a la limusina casi a rastras y con todo el dolor de mi alma llegué a casa sin compañía, un toque de alcohol desinhibe, pero el peo que llevaba encima he de decir por experiencia que no es compatible con una noche de sexo satisfactoria. Dos días quedaban para la boda de mi amiga y pensaba pasarlos literalmente en la cama. Después de casi catorce horas seguidas durmiendo me despertó el sonido de mis propias tripas, me levanté con la única intención de comer algo y volver a la cama pero de repente me acordé de Arminda, no regresó con nosotras en la limusina, el último recuerdo que tengo de ella es una imagen surrealista para cualquiera que la conoce, estaba intentando bajar el tanga de uno de los boys con la única ayuda de sus dientes, a partir de ahí no recuerdo haberla visto en lo que quedaba de noche. Me asusté e inmediatamente cogí el móvil y la llamé, -hola Mar- adivino que dijo eso una voz casi  en un susurro y lloricosa, -me estás preocupando Armin, ¿que ha pasado?- a partir de ahí ya no entendí nada, Arminda se había puesto a llorar como una Magdalena. Me vestí tan rápido como pude y fui corriendo hasta su casa. Abrió la puerta roja como un tomate, llorando y balbuceando algo que no lograba entender, -Armin para, respira hondo, siéntate y cuéntame intentando vocalizar lo que ha pasado que me estás asustando-, Arminda se sienta en el sofá y consigue decir casi sin respirar -es que, es que, es que- hace una pausa - coño Arminda arranca-, -es que, es que, me acosté con el boys-, no pude evitar soltar una carcajada, imaginarme a mi amiga con el boys era lo último que se me hubiera pasado por la cabeza. Armin me mira con cara de pocos amigos - no te rías Mar, para mi es muy serio-, y me hace un mohín, tuve que hacer un gran esfuerzo para dejar de reírme. - Vamos a ver tontita, cuenta- le dije con dulzura. - Ay Mar, no se ni por dónde empezar, tú sabes que yo no hago este tipo de cosas, pero anoche iba muy pedo y creo que le arranqué el tanga con los dientes durante el espectáculo-,

-si lo hiciste

-que vergüenza, ¿sabes si me vio alguien más?

-todo el mundo Armin, pero todas estábamos en la misma situación así que no pasa nada, tranquila, ¿que pasó luego?

-lo invité a casa y me dijo que si, y.....................

Después de tres cafés, cuatro tostadas y mucha paciencia conseguí que me contara con todo lujo de detalles lo que había sucedido, y vaya con la mosquita muerta.  Muy avergonzada me contó como esperaba encontrarse con una polla pequeña por aquello del tópico pero que cuando agarró el miembro con su mano quedó alucinada por su gran tamaño, me dijo que jamás había rechupeteado una polla con tanto entusiasmo hasta que el boys se corrió en su boca, luego follaron como salvajes en la cocina, el dormitorio, el baño...... nunca había visto a mi amiga tan descolocada, más tarde, ya ella más tranquila me confesó que su preocupación era lo mucho que le gustó ese chico y lo mucho que le encantaría volver a verle. Años más tardes, tras superar los obstáculos e inseguridades producidas por su trabajo de boys, siguen juntos y asquerosamente acaramelados.

Álvaro es el raro y borde del grupo, le tengo cariño pero va más a su bola, nunca le he conocido novia, si multitud de chicas a las que no me ha dado tiempo ni de conocer, no entiendo que ven en él. No es que sea feo, es bastante guapo, desaliñado, con una barba que le queda muy bien, el típico descuidado cuidado rockero molón, (ains!) vale si lo confieso, es justo mi tipo, me gusta mucho Álvaro, pero no me conviene, además, las chicas con las que sale son todo lo opuesto a mi, parecen modelitos de revista con la talla treinta y cuatro, tontitas y guapas, muy guapas, no tengo nada que hacer.

Por fin es viernes, está siendo un mes agotador y no por excesivo trabajo sino todo lo contrario, es frustrante y se nota el ambiente, todos estamos un pelín suspicaces. Laura comenta que el domingo va con Jose y los peques a la playa, no hay nada mejor que un día de playa con niños para desestresarse, Arminda y Víctor, el boys, se apuntan también, “que bueno, yo en medio de parejitas felices, ya sabemos a quien van a usar de prima para cuidar de los niños”. Como es normal, Álvaro no se apunta, este tipo de planes le parecen un rollazo y no se lo reprocho.

El domingo me despierto tarde, no tengo muchas ganas de hacer vida social, me hago un poco la remolona en la cama y desayuno con mucha paciencia. Me animo a ponerme el biquini, me visto sin mucho esmero y salgo para la playa. Cuando llego ya todos están ahí, Laura y Jose jugando a la familia feliz con los niños y una colchoneta en el agua. Arminda y Víctor dándose piquitos y masajitos acostados en la arena… por favor, tanta felicidad y remilgadas me ponen de muy mala leche cuando tengo un mal día. Todos me ven, me saludan y siguen a lo suyo, creo que no me han echado mucho de menos así que decido escabullirme  a una zona más tranquila. En un extremo de la playa hay un sitio muy discreto y algo escondido por un saliente de piedras, la gente suele usar esta zona para hacer nudismo, pero hoy, a salvedad de una pareja de gays algo más alejados, estoy sola, y lo agradezco. A lo lejos veo a mis amigos disfrutar de la playa y a una pareja acercarse a ellos, no lo puedo creer, es Álvaro con una rubia despampanante, no puedo evitar sentirme desconcertada, nunca había traído a uno de sus ligues a una quedada, no lo esperaba. Me quedé observándolos como una tonta. La nueva pareja se sienta en la arena y ella empieza a hacerle cosquillas y arrumacos pero él no se los devuelve, cuando dije que era borde creo que me quedé corta. Álvaro mira hacia mi dirección, creo que me ha visto pero no me saluda, ¡como me exaspera este hombre!. De repente veo como aparta las manos de la chica, se levanta algo acelerado y se va, ella lo persigue casi corriendo. Bueno, otra modelo fugaz de la que no recordará ni el nombre.

El sol empieza a calentarme un poco así que me voy a dar un buen baño, el agua está muy fría, apenas a comenzado el verano y se nota, así que no me quedo mucho, regreso a la toalla y me acuesto boca abajo. Creo que durante un momento me he quedado dormida, una gota de sudor escurre entre mis pechos y noto como la baba cae por la comisura de los labios hacia el lado apoyado en la toalla. De repente, un peso sobre mi me sobresalta y sin darme tiempo a reaccionar alguien me susurra al oído -no te asustes, soy yo, hace mucho que deseaba hacer esto- su voz me relaja y me excita a partes iguales, me he corrido con solo su susurro en mi oído. Esto es surrealista, ¿de verdad está pasando o lo estoy soñando?. Noto el cuerpo desnudo y caliente de Álvaro rozando toda mi piel, noto como su polla va creciendo entre mis nalgas y siento que el corazón me va a estallar. Con su pierna busca el hueco entre las mías y me las abre. Me rueda la braga del biquini e introduce uno de sus dedos, empieza a moverlo lentamente, yo abro más las piernas para facilitarle la labor, introduce dos siguiendo con el movimiento y luego tres -oh Dios- digo en un gemido intenso, con la otra mano me tapa la boca mientras continúa masturbándome cada ve más rápido, me tiene total y absolutamente sometida, me fascina la manera que me está haciendo sentir,  como si me leyera la mente saca sus dedos de mi y con mucha habilidad hace me que de la vuelta, yo me había desabrochado el biquini para coger sol así que mis pechos se rozan deliciosamente con su cuerpo. Nuestras miradas cargadas de deseo se fijan durante algunos segundos, acerca más aún su cara a la mía y me besa, uffffff, que beso, he perdido la noción del tiempo, mordisquea mi labio inferior y tira de él reclamando mi lengua mientras aprieta mi cuello con algo de brusquedad que me produce una ligera sensación de falta de aire pero que al mismo tiempo aumenta de forma exagerada mi placer. Suelta mi cuello y desde mi boca arrastra la suya hacia él lamiendo y mordiendo cada centímetro por donde pasa, continúa hacia mis pechos, con dos dedos pellizca un pezón y con los dientes el otro,

-¡hayyyy!-

-¿te ha dolido?

-      si, pero también me ha encantado, no pares por favor.

Álvaro me mira con la sonrisa a medio lado y una cara de pícaro que me deja embobada. Vuelve a concentrar su atención en mis pechos esta vez usando mas la lengua, estoy que pierdo el sentido, los chupetea y rechupetea una y otra vez, -siempre he estado obsesionado con tus tetas Mar, Dios que delicia-, su voz grave y casi en un susurro me desarma, es exageradamente sexy. Su boca y su lengua han hecho lo que han querido con mis pechos, empieza a bajar por mi barriga chupando hasta llegar a mi coño, no puedo evitar la curvatura de mi cuerpo acompañada de un gemido invitándolo a continuar. Hace con mi clítoris lo que previamente ya había hecho con mi pezón, le da círculos con la lengua para estimularlo y luego lo atrapa entre sus dientes y le da un ligero mordisco, -ohhhh si si si si, no pares-, un orgasmo brutal eriza todo mi cuerpo, me tapo la cara con la dos manos  al mismo tiempo que arqueo mi espalda en un intento vano de sofocarlo. Sin esperármelo aún y sin haber recobrado el aliento , Álvaro me penetra, joder no puedo mas, esto está siendo muy abrumador, pero no quiero que termine. Él está tan cachondo como yo, se le nota en la desesperación de sus embestidas, siento que me derrito bajo su cuerpo, cada embestida es un orgasmo para mi. Sin parar de moverse Álvaro sujeta mi cabeza con las dos manos y me mira a los ojos, puedo ver en ellos que está a punto de correrse, echa la cabeza para atrás, cierra los ojos y con unas últimas sacudidas espasmódicas pero no menos placenteras, se corre y deja caer todo su cuerpo sobre mi. Ay madre, ha sido tan extrañamente maravilloso. Álvaro se incorpora y por unos segundos me mira a los ojos, si no fuera porque lo conozco creería apreciar que está ruborizado, coge la ropa que había dejado sobre una piedra y sin decir palabra se va. Yo me quedo petrificada observando como se aleja, deseo correr tras él pero la rabia y el orgullo no me lo permiten, sin poder evitarlo me echo a llorar, acababa de tener el mejor sexo de mi vida y tonta de mí pensaba que para él también había significado algo especial. Total y absolutamente desconsolada me quedé un buen rato allí sentada, desnuda mirando al mar, llorando, no se como voy a poder ir mañana a trabajar. (Continuará)