La playa nudista [Parte III]

Tercera parte de este primer relato

Capítulo III

Enfilamos a la escalera, salimos de la playa y a la vuelta pasamos por una hamburguesería a comer algo porque estábamos muertos de hambre. Revisé el celular y tenía un par de mensajes de nuestros padres que preguntaban en dónde estábamos, ya que no nos vieron en la playa. Estarían preocupados.

Le pregunté a Magui qué contestarles.

  • “La verdad, mocoso, que fuimos a una playa nudista, que me viste las tetas, que se te paró el amigo... por qué les vas a mentir?”

Esas palabras en boca de mi hermana, a pesar de calentarme sobremanera, me dieron un terrible pudor y me puse rojo como un tomate. Creo que se dio cuenta porque empezó a estallarse de risa.

  • “Jajajajaja, cómo les vas a decir eso? No ves que sos tarado... Deciles que había mucha gente, fuimos a la playa de al lado y que ahora estamos comiendo, tranqui”

Eso fue lo que informé a mis progenitores y espero que sea lo que creen hasta el día de hoy. Digo, no hicieron preguntas...

Después de comer volvimos a casa, en donde nuestros padres nos estaban esperando. Preguntaron cómo lo pasamos, estaban algo preocupados creo, lo pude sentir pero afortunadamente se tranquilizaron un poco al vernos.

Tanto Magui como yo estábamos llenos de arena, así que consideramos que ir a bañarse era lo mejor. Mientras ella utilizaba el baño (las damas primero) yo me tiré en la cama a pensar todo lo que había pasado ese día. Realmente mi hermana se había desnudado delante mío y permanecido así durante gran parte del día? Realmente había permitido que un extraño (por más gay que fuese) la viese así? O sea, no soy ingenuo, sé que ha salido o estado con chicos, a nuestra edad es normal pero como que la situación se me hizo muy... Nueva (quizá sea esa la palabra). Era una faceta que desconocía como antes dije. Sin contar que ella me había visto desnudo a mí y había hecho chistes sobre mi pene. Había notado un par de veces que los ojos se le fueron para mi amigo. Quizá lo que más me perturbaba era no poder sacar su cuerpo desnudo de mis pensamientos, esas tetas, esa cola y ese pubis con el cabello prolijamente recortado... Esa escena al final de nuestra salida con ella agachándose...

No pude evitar que mi pene se volviese piedra tras pocos segundos de pensar en todo lo que habíamos vivido. Para hacer más difícil el momento, se estaba tomando su tiempo en la ducha. Decidí que era una situación aislada y tomé el celular para jugar un poco. Iba por mi tercera partida de Clash of Clans cuando ella entró a la habitación, ya vestida con una musculosa y short pero evidentemente sin corpiño y secándose el cabello con una toalla.

  • Todo tuyo mocoso...

Mientras se seguía secando el pelo se puso a mensajear de nuevo con su celular. Qué le habría visto al tipo ese para seguir enganchada con él? A Mati me refiero... En fin, que me fui a bañar y en la ducha no pude evitar tocarme. Si bien intenté pensar en cualquier otra cosa, siempre mis pensamientos volvían a lo mismo: Magui.

Finalmente no pude contenerme y terminé acabando pensando descaradamente en mi hermana. Por mucho que lo intentase, la imagen de sus tetas no se borraba de mi cabeza.

Sequé el baño, me vestí y volví a la habitación; obviamente no mencioné nada de lo que había hecho (quién lo haria!?). Me tiré a descansar un rato y de a poco me ganó el sueño. Cuando desperté, la casa estaba en penumbras. Maga no estaba en la cama de al lado. Fui a la cocina a ver si había alguien y encontré una nota:

“Lucas: Fuimos a comprar pizza, como estabas durmiendo te dejamos, volvemos en un ratito! Poné la mesa!” (Firmaba) Mamá.

Así que eso hice, puse la mesa y encendí la tele. Un rato después llegaron con una pizza grande y una docena de empanadas. Siempre tan exagerados, seguramente sobraría comida.

“Bueno bueno, vamos a comer que la comida está calienteee!” dijo mi madre y tras ordenar un poco las cajas empezamos. No somos de hablar demasiado en la mesa pero esa vez la charla fue interesante:

  • Y a dónde fueron chicos? Creímos que iban a la playa de acá cerquita, la de ayer (comentó mi padre)
  • Ah, es que estaba muy llena y salimos a caminar (comentó mi hermana) y terminamos en una que está más para allá (señaló a una dirección en la que ni siquiera se si había una playa)
  • Ni idea... Bueno, pero lo pasaron bien?
  • Súper (Mi hermana me tiró una mirada que no sé si fue cómplice, socarrona o... provocativa), o no Luqui?
  • Si, re bien!
  • Veo que se quemaron eh? - Comentó mi madre

Ahí me di cuenta que mi hermana, que habitualmente tiene una piel blanco vampiro, estaba bastante más... rojo tomate.

Magui: Uh, es verdad!

Mi padre: Te duele?

Magui: Ahora que lo decís... Un poquito

Madre: Esperá, esperá... Tienen que llevar bloqueador chicos, lo llevaron?

Mientras decía esto, mi madre empezó a buscar algo en su valija.

Madre: “Acá esta!” (sacando un pote de crema aloe vera) “Querés que te pase en la espalda?”

Magui: “No, tranqui, yo me paso después”

Padre: “Seguro? Mirá que si te molesta es mejor pasarse lo antes posible...”

Magui: “Ay, tranqui, no me quemé tanto... Ah, no les conté, Lucas se hizo un nuevo amigo, no Luqui?!”

Yo: Eh.... (estaba hablando de mi pene!? Era esto un código?)

Magui: “Dale, contales de Juli!”

Julián... Me había re olvidado del pibe.

En fin, durante la cena mi hermana se la pasó bromeando con que el chico me miraba mucho en la playa y que yo había hecho buenas migas con el... Demasiadas buenas migas. Mis padres se rieron bastante. Ella también, todo a mi costa, aunque no podía evitar verle la gracia a la cosa...

Finalmente terminamos de comer, nos repartimos las tareas de la casa para que quede todo ordenado, miramos algo de tele y cerca de las 23.00 todos nos fuimos a nuestros cuartos. Magui y yo compartíamos la habitación, en donde teníamos nuestras camas separadas por una mesita de luz.

Magui empezó a pasarse crema por los brazos.

  • Mocoso, te voy a necesitar para la espalda.

  • Y por qué no aceptaste la ayuda de mamá?

  • Mmmm.. no se... a vos que te parece? (me tiró una mirada que esta vez sí estuve seguro que era seductora)
  • Eh.. yo...
  • Qué tarado que sos... No te das cuenta que me quemé toda mal?
  • Y? (yo no entendía nada a esta altura)
  • Que no me quedó la marca de la bikini idiota, si mamá me pasa la aloe vera se va a dar cuenta y me va a preguntar si hice topless, ergo chau playa, ergo vos también caes en la volteada por no cuidarme. Salamín

No encontré fallas en su lógica.

  • Dale, después si querés te paso yo a vos que también estás bastante quemado.

Dicho esto, mi hermana se sacó la musculosa y quedó vestida sólo con el corpiño y el short. Llevó sus manos atrás y creo que percibió algo en mi cara porque dijo:

  • No te molesta, no? Si total ya me las viste...
  • No.. No, sinó cómo te paso...
  • Genial.

Acto seguido, se desabrochó el corpiño, se lo sacó y dejó frente a mi esas hermosas tetas de pezones rosados que ahora si me moría por ganas de acariciar. Mi pene saltó como un resorte al verlas y me quedé embobado. Al parecer Magui no se dio cuenta porque siguió pasándose crema por los brazos mientras yo miraba atónito el espectáculo. Habrá sido un minuto pero fue hermoso. Finalmente, mi hermana me pasó la crema y se tiró boca abajo en su cama. Así como estaba se sacó el short también, quedando vestida sólo con un culotte rosa. Hermosa vista.

Con cierto temor me acerqué y empecé a pasarle crema despacio por la espalda.

  • Sentate mocoso, qué me vas a pasar, así de parado?
  • Ah, no... es que...
  • Dale, sentate en la cama...

Le hice caso, me senté en su cama al lado de ella y continué pasándole crema por la espalda. Magui había cerrado los ojos y parecía estar disfrutándolo

  • Ay, si... Si me quedo dormida no me despiertessss
  • ¿Te duele?
  • Un poco pero la crema alivia... Che, tenemos que ver qué les compramos para el aniversario...

Me había olvidado. Parte del motivo por el que estábamos en la costa en esa fecha era que mis padres estaban festejando su aniversario., Digo, mis notas y las de Magui ayudaron y todo pero creo que mis padres tenían planeada algún tipo de escapada de todos modos. O sea, era raro que les diesen las vacaciones juntos, seguro las habían pedido así....

  • Uh, cierto! Ehmmmm... podríamos salir mañana un rato y ver no?
  • Si, dale... compartimos regalo no?
  • Obvio, así gastamos miti y miti.
  • Buenísimo... Ah, por favor seguí con esa crema un toque más si?

Yo ya había cubierto casi la totalidad de su espalda, pero había una parte que me estaba tentando demasiado y que no podía sacar de mi cabeza. Así que seguí pasándole crema y de a poco fui llegando a los laterales. Mi hermana no dijo nada cuando pasé por su cintura. Me acercaba peligrosamente a sus tetas. Tampoco dijo nada. Seguí pasándole por la espalda un poco más pero mis caricias se acercaban cada vez más a su busto y ya no podía evitarlo. Era ahora o nunca. Habiéndolo pensado 15 millones de veces, decidí desconectar mi cerebro y en la siguiente pasada fui un poco más allá y bajé mis manos hasta sus tetas. La oí dar un respingo, pero ya estaba determinado, seguí bajando y metí mis dedos y palma entre sus pechos y la sábana y comencé a acariciarlos. Sus pezones estaban duros. Sólo de sentir esas tetas en mis manos, de apretarlas y acariciarlas sentí que podría acabar ahí mismo. Mi pene iba a atravesar mi pantalón en cualquier momento si seguía haciendo fuerza.

  • Ey!
  • Perdón!
  • Te zarpaste enano eh!

Dicho esto se levantó quedando con las tetas frente a mí. No hizo ningún intento por cubrírselas.

  • Te re desubicaste.... Cómo me vas a tocar así las tetas?! Sos mi hermano! Encima sin pedir permiso!

(what?! Qué me quiso decir con eso?)

  • Es que... Es qué....
  • Es que nada... muy desubicado lo tuyo.

Quizá fue ahí que me salió el bromista de adentro, para descontracturar la situación. Me pasa cada vez que me mando una cagada, trato de descomprimir de nervios...

  • Si te hubiese pedido permiso me hubieses dejado?
  • No se. Deberías haber tratado al menos...
  • Me das permiso?
  • Permiso de qué?
  • De... Dale, ya sabés...

A esta altura yo ya tenía más sangre en la pija que en el cerebro.

  • No, no se. Decilo.
  • De tocarte las tetas. Un poco.
  • Pedilo por favor.

Era en serio? Me iba a dejar? No podía creerlo. Así que hice lo que mi hermana me decía:

  • Por favor Magui, me dejás tocarte las tetas?
  • Ni en pedo mocoso pajero! Vos estás enfermo!

Creí que en ese momento todo se iría al carajo. Había arruinado las vacaciones. Mi hermana le contaría a mis padres lo que había pasado y me quedaría castigado el resto del año. O del milenio, daba igual.

  • Mirá, te entiendo y se que a esta edad estarás caliente como una pava pero tenés que entender que no podés hacer este tipo de cosas. O sea... Soy tu hermana nene. Si, ya sé estoy buenísima... pero onda, controlate, hay mil minas por la calle.

Bueno, la charla era mala pero no era tan mala...

  • Es que... Perdón, no sé que me pasó...
  • Ya se, ya se, la playa nudista y todo eso... Mirá hagamos algo. Vamos a hacer de cuenta que no pasó nada, ok? Pero de ahora en más te me controlás.
  • Ok...
  • Dale, tirate en la cama que te paso yo a vos que debés estar re quemado también.

Al parecer mi hermana no estaba enojada. Era increíble que comprendiese la situación y hasta se ofrecía a pasarme crema a mí. Cómo debía interpretar eso? Me pasó unos pañuelitos de papel de su mesa de luz para limpiarme las manos y yo por lo pronto me saqué la remera y el pantalón, y me tiré boca abajo en mi cama. Sentí a mi hermana sentarse al borde a mi derecha y sus dedos empezaron a untar mi espalda con la crema de aloe vera. A todo esto, ella seguía en tetas por lo que me costó que mi amigo no se entierre en el colchón

  • Magui, te puedo preguntar algo?
  • A ver...
  • Por qué me hiciste pedirte por favor si me ibas a decir que no?
  • Jajajaa, porque quería molestarte
  • No es gracioso.
  • Tampoco es gracioso que me toques las tetas sin avisar
  • Si te avisaba no me ibas a dejar.
  • No tenías por qué tocar...

Ella tenía un buen punto. Empecé a relajarme. Esos masajes realmente aliviaban bastante el estrés de mi espalda. Aunque un par de veces tuve que acomodarme el amigo, mi hermana siguió pasándome crema como si nada. Me estaba adormilando, cuando sentí su mano bajar por mi costado. Yo también di un respingo y la sentí meterse dentro de mi boxer, por abajo.

  • Shhh

Continué con los ojos cerrados. Mi hermana agarró mi pene con su mano llena de aloe vera y empezó a acariciar su cabeza. Era una sensación completamente surrealista. De a poco sus dedos fueron corriendo mi prepucio y comenzaron a estimular directamente el glande. Me lo apretaba y soltaba, refregaba sus dedos por la punta de mi pene. Yo no podía creerlo. Habrá sido un minuto y yo estaba a punto de acabar, cuando de repente sacó su mano. Levanté mi cabeza y la miré, seguía en tetas pero se estaba muriendo de risa

  • Para que aprendas lo que se siente!

Ah, no les dije. Mi hermana siempre había sido una torturadora nata. Al día de hoy no sé si ella era consciente de que me había dejado a punto de tener un orgasmo, pero en lo profundo de mi ser estoy convencido de que de algún modo ella sabía exactamente dónde detenerse.

  • Hasta mañana mocoso!
  • Esperá... Qué...
  • No se, yo me voy a dormir, ni se te ocurra acercarte a mi cama. Fijate cómo descargás eso y apuntá para otro lado. Que descanses.

No estaba señalando mi erección descomunal pero era más que evidente a qué se refería. Mi hermana se tiró en su cama como estaba, de espaldas a mi pero aún en tetas. Iba a dormir así?.

Yo no sabía qué hacer, tenía la erección más extraña de la historia. A mi hermana que me acababa de hacer media paja semidesnuda en la cama de al lado y obviamente a esta altura nada de sueño.

Decidí que lo mejor sería intentar dormirme. Como pudiese. Así que me tiré, apagué la luz y traté de conciliar el sueño. Pero no podía. No lograba que mi pija bajase, seguía en estado máximo de erección. Sólo había un modo de arreglar eso, pero obviamente no iba a ir al baño arriesgándome a cruzarme con mis padres y tampoco quería manchar las sábanas. Así que me armé de valor y dije:

  • Magui
  • Mmm..
  • Magui....
  • Qué querés? (parecía somnolienta, se ve que estaba entrando en el primer sueño)
  • Ehmmm te puedo pedir algo? Se que me vas a mirar mal y...
  • Si, dale qué querés?
  • No me podrías prestar unos pañuelitos de papel?

Acá su voz cambió completamente

  • Para?
  • Tengo mocos...

Mi tono dubitativo evidenciaba mi mentira y mi hermana lo habrá percibido, porque se dio vuelta dejando de nuevo sus pechos frente a mi.

  • Vos te vas a pajear.
  • No!
  • Si, vos te vas a pajear, por qué no lo admitís?
  • Está mal?
  • No, pero al menos se honesto...
  • Bueno, si...
  • Ves? Cómo yendo de frente todo se arregla...

Tomó unos pañuelitos de su caja y me los pasó.

  • Sos un desubicado pero me imagino que no podés salir al baño con eso... Así que dale, pero nada de hacer ruido ni gemir, ok?
  • Ok.
  • Que descanses.
  • Esperá... Magui...
  • Uf, ahora qué?
  • Hace un rato me dijiste que si te pedía permiso...
  • Vos estás loco, te querés pajear tocándome las tetas!?
  • No no no no no no no!
  • Entonces?
  • Bueno... Te molestaría quedarte de frente a mi? O sea...
  • Ah, pero seguís igual de desubicado... Te querés tocar mirándomelas?
  • Es que...
  • Mirá, estoy MUY cansada, vamos a hacer algo. Yo me quedo así, date el gusto pero no hagas ruido, ok?
  • Gracias! Es en serio?
  • Seh.....

Acto seguido cerró los ojos, quedando en tetas acostada en su cama de frente a mi. Decidí no desperdiciar un segundo más y empecé a pajearme como nunca lo había hecho en la vida. No iba a durar mucho. En un momento vi que mi hermana abría los ojos. Miró directo a mi pene.

  • Apa...
  • es que... es que...

No pude contenerme más, empecé a acabar mientras miraba fijo a mi hermana. Mis ojos iban de sus tetas a su cara y de nuevo a sus tetas mientras mi pene escupía lo que parecían ser litros de semen dentro del pañuelo de papel. Sentía que no era suficiente con el pañuelo ya que empezaba a chorrear por mi pene pero traté de recoger todo lo que pude. Creo que lo hice bastante bien. Me percaté entonces que la mano de mi hermana estaba debajo de la sábana que le cubría la otra mitad del cuerpo, levantando un extraño relieve sobre el área de su pubis.

  • Listo mocoso? Lo disfrutaste?
  • Si. Mucho... Gracias
  • Me alegro, ahora a dormir!.

Dicho esto se dio vuelta, se tapó y ya no pude seguir viendo el resto de sus movimientos. De todos modos creo que ya casi no me preocupaban. Esa noche dormí como un bebé.