La Piscina Cachonda (1)

Dormi, un amigo de Ricardo, invita a este y a su novia Maribel a pasar un día en su chalet.

La Piscina Cachonda (I) - Autor: Picantex

Aquella mañana, Ricardo se levantó muy temprano, sobre las 9, y es que acostumbraba a hacerlo pasadas las 12, así que esto era un esfuerzo bestial para él. Tenía una hora para desayunar algo, coger la mochila y prepararla con lo necesario para un día de piscina. Con la jarra de café en la mano, andaba de un sitio para otro buscando la toalla, el walkman, el libro que tenia en la mesita de noche, etc... Sobre las 9:30 salió de la casa en busca de su coche. Todavía tenía media hora para recoger a Maribel, su novia, después, irían juntos a pasar un estupendo día en la piscina de un amigo de Ricardo, al que todos le llamaban cariñosamente Dormi, por su afición a la cama ya las siestas. Dormi tenía una casa de campo en las afueras, y sus padres se habían ido de vacaciones, así que disponían de la casa durante todo el día.

Maribel estaba en la puerta de su casa esperando, cuando Ricardo llegó con el coche. Metieron las cosas en el asiento trasero y salieron con destino a la casa de Dormi, a la que tardarían en llegar tres cuarto de hora aproximadamente. Durante el camino hablaron sobre la suerte que tenían de disponer de la casa de Dormi, piscina incluida, ya que ninguno de los dos iba a tener vacaciones ese año por motivos laborales. Escuchando una cinta de música funky, llegaron a la casa.

Dormi los esperaba sentado en el porche, tomándose un café con leche. Se saludaron, y mientras Ricardo y el conversaron durante un rato, Maribel se dirigió a la piscina y preparó las toallas, la crema, etc... Al rato, se reunieron todos en el césped que rodeaba la piscina. Hacía un día estupendo, perfecto para tomar el sol. Maribel había elegido un conjunto comprado tan solo un par de días antes, y lo cierto es que era bastante provocativo, ya que estaba compuesto por un minúsculo tanga y un sujetador tapaba sus pezones y una pequeña zona alrededor de los mismos, dejando el resto de sus tetas fuera. El conjunto era de color naranja fosforito. No pasó desapercibida para Dormi, que no le quitaba ojo de encima, comiéndosela con los ojos detrás de las gafas de sol. El que alucinó fue Ricardo, que ni siquiera sabía que se lo había comprado y flipó en colores cuando la vio.

Pasaron el día chapoteando y tomando el sol hasta la hora de comer, momento en el que se fueron a la cocina a preparar la comida. Se hicieron unos filetes, patatas fritas, tomaron cerveza, y un café. Justo al terminar, cuando iban de nuevo hacia la piscina, Dormi les dijo que él se iba a echar una siesta, y cuando se levantara, volvería a la piscina.

Maribel y Ricardo se tumbaron en las toallas. El lugar era muy silencioso y tranquilo, y el sol se encontraba en su punto álgido. Maribel, pidió a su novio que la untara de crema. Ricardo buscó el bote en una de las bolsas, y cuando se giró, encontró a Maribel completamente desnuda y boca abajo.

-Pero tía, ¿que haces? ¿No ves que puede estar alguien viéndonos? –dijo con cierto recelo

-¿Quién nos va a ver, Ricardo? ¿No ves que todo esto está rodeado de cipreses y no se oye ni el piar de un pájaro? –Respondió, a la vez que le sobaba el paquete con una mano.

Ricardo se puso a cien viendo el cuerpo de su novia tendido sobre la toalla, con aquel color de piel extremadamente blanco, y las curvas insinuantes de su culo alzarse por encima del resto de su espalda y piernas. Comenzó a untar todas las partes del cuerpo con la crema, y optó por subirse encima, apoyándose por debajo de la línea de los cachetes del culo, para poder extender mejor la crema. La sensación de tener las manos llenas de aquel culo, apretándolo con fuerza, lo pusieron más cachondo todavía.

Cuando terminó, le dijo que se girara, pero ella se levantó y corrió hacia la piscina. Se metió muy lentamente y lo llamó. Ricardo se acercó, se sumergió junto a ella y no había pasado ni un instante, cuando le bajó el bañador. Lo cierto es que no estaba muy tranquilo, pero antes de darse cuenta, su compañera se había hundido y había introducido en la boca su falo. La sensación fue alucinante, al notar el cambio de temperatura entre el agua y el interior de la boca. Un momento después, la chica emergió, dejando bajo el agua un pene endurecido. Fue él quien se sumergió. Lo veía todo de color azulado. Inmediatamente vio una fina y tupida mata de vello color castaño y bajo este, el inicio de aquella magnífica y bien afeitada raja. Tuvo que salir a respirar, momento que aprovechó la chica para apoyar su espalda en la pared de la piscina. Tras tomar aire, Ricardo volvió a bajar y se dedicó a rozar con un dedo la inevitablemente húmeda vagina que tenia frente a él. Volvió a subir. Hizo que Maribel apoyara sus brazos en el filo de la piscina y, cogiéndola por los cachetes del culo, levantó la parte inferior de su cuerpo, la cual flotó casi al nivel de la superficie. Entre borbotones de agua, inició una serie de rápidos lengüetazos sobre el coño de la chica, ahora totalmente excitado y abierto para el. La sensación de debió de ser bestial, ya que Maribel profería unos gemidos de placer que el nunca había oído.

Después de un rato, intercambiaron los puestos y fue ella la que chupó su enorme polla bajo el agua. Durante el tiempo que le estuvo comiendo el rabo, Ricardo creyó escuchar varios ruidos provenientes de la caseta de la depuradora, pero hizo caso omiso pensando que se podía tratar de cualquier bicho campestre.

Maribel emergió, y volvió a apoyarse en el filo, pero esta vez de espaldas y con los pies apoyados en el suelo. Ricardo se colocó justo detrás y le separó las piernas. Muy lentamente, fue penetrando el coño de su novia, al principio muy despacio. Cuando empezó a acelerar, descubrió la pasada de follar bajo el agua, era una sensación increíblemente placentera, debido al flujo de agua que entraba y salía en la vagina, movido por los embistes que su polla ejercía. Pasado un momento, creyó correrse y paró. La chica se dio la vuelta y ambos se fundieron en un abrazo como si de serpientes se tratara. Hasta el roce de los cuerpos desnudos en el elemento líquido era un goce. En esa misma posición, Maribel levantó las piernas hasta situarlas entrelazadas bajo el culo de Ricardo. Noto como la verga se introducía en ella, muy suavemente. Esa posición era increíble, ya que con muy poco esfuerzo, Ricardo podía manejar el cuerpo de la chica a su antojo. Paralelamente a este movimiento, se iban desplazando por la piscina.

Pasados unos instantes, Maribel llegó al clímax, y se corrió salvajemente, apretándose muy fuerte contra el cuerpo de su novio, con movimientos muy bruscos. Dejó apoyada su cabeza en el hombro izquierdo. Cuando se recuperó, se deslizó y volvió a meterse bajo agua. Agarró fuertemente la polla dura y prieta y la masturbó salvajemente hasta que vio lo que consideró un espectáculo acojonante: la leche comenzó a brotar mezclándose con el agua, creando extrañas formas, como nubes blancas, que se desplazaban llevadas por las pequeñas corrientes de la piscina. Continuó hasta haber extraído todo el contenido de los huevos de Ricardo. Casi asfixiada, emergió para llenar sus pulmones de aire y ambos se fundieron en un beso.

Salieron de la piscina y se pusieron el bañador y el bikini respectivamente. Se tumbaron en las toallas y, con las manos cogidas, quedaron sumidos en un tranquilo sueño.

De repente, Maribel se despertó. Necesitaba ir al servicio. Cruzó el camino que llevaba hasta la casa y se encontró la puerta abierta, así que entró sin hacer ruido para no despertar a Dormi. No sabía donde estaba el baño, así que se disponía a buscarlo cuando escuchó unos gemidos procedentes de alguna habitación del pasillo que tenía frente a ella. Se acerco hasta el lugar de donde pensó que provenían. La puerta estaba entornada y en el interior había alguien. Asomó un ojo y vio justo enfrente una mesa, en la que estaban dispuestos dos monitores de vídeo. De espaldas a ella estaba sentado Dormi, que parecía estar muy pendiente de uno de los monitores.

Dormi desplazó su silla para acercarse al otro monitor, momento en el que Maribel pudo ver lo que se mostraba en la primera pantalla. Desde la distancia a la que se encontraba le fue difícil, pero al final, pudo ver claramente las imágenes que se sucedían en el monitor. No se lo podía creer!!! Estaba viendo como follaban ella y Ricardo un rato antes!!! Aquel cabronazo se había dedicado a grabarlos en vídeo!!! En ese momento le invadió un sentimiento mezcla de ira, odio y asco hacia aquel individuo, y decidió entrar para ver que coño pasaba, pero se quedó quieta, entornó de nuevo la puerta, y se dirigió a la piscina.