La piscina

Paseo a tierra caliente con mi mujer, contado por ella.

Hola soy Mauricio, el ser más feliz del mundo desde que me convertí legalmente en Holanda en la mujer de Carlos y eso fue lo que nos paso en uno de nuestros encuentros: Este viernes 20 de de junio pasado me encontraba muy nervioso, la fecha coincidia con mi cumpleaños numero 21 y 6 meses de feliz matrimonio con mi esposo Carlos, somos una pareja muy feliz en todos los aspectos, no tenemos problemas economicos, mi marido posee un buen puesto y yo me dedico a los quehaceres del hogar, a mimar y consentir a mi hombre como el se lo merece, sus mas pequeños deseos son ordenes para mi, disfrutamos de la vida a pesar de que esta sociedad machista no ve con muy buenos ojos la unión de dos hombres, pero nosotros gozamos y especialmente en el plano sexual, mi marido es un garañon que a toda hora desea poseerme, lo hacemos en cualquier parte y a cualquier hora, tan pronto llega del trabajo y hasta altas horas de la noche disfrutábamos de nuestros cuerpos, nos amamos con loca y desenfrenada pasión, disfrutamos de nuestras caricias y besos, yo de su hermoso y fenomenal mástil y el de mi siempre dispuesto ano.

Ese día me llamo desde su oficina para decirme que alistara maletas pues nos hiriamos de fin de semana a tierra caliente, empaque mis cosas y las de el, me recogio en el auto y emprendimos camino, hicimos varias paradas en el trayecto para morrearnos un poco, durante el trayecto me pase a la silla trasera pues no soportaba mi Jean dado el intenso calor, decidí colocarme un short corto y ajustado, Carlos detuvo el coche en un recodo del camino para poderme cambiar, situación que aproveche para masturbarme, a el le encanta verme cuando me ensalivo y jalo la polla, mientras me doy dedo en mi ano, me encanta verle a los ojos mientras lo hago, como estaba muy excitada bastaron unas cuantas sacudidas para manchar el sillón con mi esperma, nos demostrábamos nuestro amor, me sentia radiante y feliz, muy exitada.

El viaje terminó a las 12 y treinta de la tarde. El sitio estaba totalmente vació, tan pronto llegamos nos acomodaron en un hermoso cuarto con una enorme tina, bajamos al bar a tomarnos unas copas, había ayudado a mi esposo a colocar su traje de baño que le habia regalado hacia poco, un diminuto bikini rojo que a duras penas cubria su portentoso y grueso falo, yo no habia querido ponerme mi traje, nos acomodamos cerca de la piscina con nuestras copas, me senté en sus musculosas y velludas piernas y como dos chiquillos enamorados nos empezamos a besar, nuestras lenguas se enroscaban mientras su manota sobaba mis nalgas, el se metió al agua indicándome que lo acompañara, asi que fui a mi cuarto y me coloque mi vestidito de licra negro, super ajustado y que realzaba muy bien mis paradas y ricas nalgas.

Tan pronto me meti a la piscina, mi marido me tomo en sus musculosos brazos y me beso apasionadamente, baje mi mano y palpe su gloriosa tranca por sobre el vestido, empezamos a jugar y a lanzarnos agua, me sentia la mujer más feliz del mundo, me decía palabras obscenas al oído calentándome mucho, en un momento Carlos se quito su traje dentro de la piscina y lo lanzo hacia el borde, a petición de el hice lo mismo y los dos quedamos desnudos en el agua, me tomo de la mano y nos dirigimos hacia la parte mas profunda, como casi no se nadar me cabalgue sobre el, su espalda aprisionaba mi tranca mientras yo lo besaba en el cuello, mi marido me arrincono contra la pared de la piscina restregando su adormilada y gruesa polla en mis nalgas mientras masajeaba la mia y nos comiamos las lenguas, empinaba mi nalga un poco y mi hombre recostaba su portentosa herramienta dentro de la raja de mis glúteos, pase mi mano por atrás comprobando su excitación, masajee suavemente su rica y gruesa verga mientras abría mis piernas y colocaba su enorme cabeza en mi ano, la sensación era maravillosa, nuestras lenguas enroscadas y su verga en mi entrada, restregaba su glande por mi orto una y otra vez, deseaba que me cogiera alli mismo, pero no teniamos preservativos, le dije que deseaba que me poseyera, que lo necesitaba dentro de mi, nos colocamos los trajes de baño y nos fuimos al cuarto, en el pequeño trayecto admiraba su ancha espalda y su bien cuidado tórax cubierto de algun vello, todo un monumento. Acto seguido, nos bajamos los trajes de baño, al bajar mi traje saltó la cabeza de mi verga, mi esposo me comentó que tenía yo una cabezota fenomenal y acto seguido, llevó su mano a mi verga, la tocó con un tacto suave y cariñoso y lentamente retrajo el prepucio dejando brillar mi glande que palpitaba de calentura.

Nos comenzamos a tocar y llegamos a un beso intenso y muy profundo, mientras nuestras manos recorrían nuestros cuerpos que temblaban de deseo, Carlos me propuso que fueramos a darnos un reconfortante baño.

Lo ayude a desnudar y fue cuando apareció la razon de mi vida, la cosa mas hermosa y linda que hubiese visto, la dueña de mi vida, mi razón de ser, mi marido se cargaba un colosal pene cabezón y grueso, muy largo y tentador que pendía de dos bolas enormes y cubiertas de vellos.... despedía un olor a macho limpio y caliente, que a mi me volvia loca.

No fue si fue impresión mia, pero ese dia la veia mas grande que nunca... la cabeza de aquella verga en estado de reposo alcanzaba casi sus rodillas, una verga de todo un semental, .... grande, colorada y brillante, sin circuncidar, como me gustan las vergas, se retrajo el prepucio y pude apreciar en todo su esplendor aquel enorme caramelo que me acabó de excitar a tal grado que casi me corro de desearlo dentro de mi boca o de mi culo.

Mi boca que para ese momento estaba hecha agua, y qué decir de mi culito que en ese preciso instante deseaba ser llenado por aquella maza de carne palpitante. Mis manos estaban inquietas por acariciarlo y masturbarlo, mi esposo me dijo que era una perrita muy linda, que mi pecho y piernas le excitaban tremendamente y entonces me acarició con exquisita suavidad, subiendo y bajando mi prepucio y una vez bajo la ducha lo alojó en su ardiente boca.... lo engulló totalmente con una capacidad increíble y yo mientras tanto, sintiendo como sus labios tocaban mi pubis y sus manos presionaban mis nalgas mientras uno de sus dedos trataba de penetrar mi culo impaciente.

Me dio una mamada tan rica mientras me penetraba con su dedo que casi me hace llegar al clímax, pero al tiempo yo buscaba con la vista su deliciosa verga que estaba sumamente caliente. Cuando le pedí que parara la rica mamada que me hacía porque estaba a punto de explotar mi lechesita sacó mi verga de su boca, me la besó y me apretó muy fuertemente las nalgas invitándome a la ducha que disfrutamos juntos por minutos tan largos que parecían interminables pero que yo no deseaba que concluyeran.... nos dimos una rica enjabonada, momento que aproveché para jugar a mis anchas con aquel inmenso y hermoso pene, que a pesar de las caricias que le prodigaba no se levantaba en plenitud, estaba más bien adormilado, semi erecto, pero muy pesado.... y delicioso.

Él abandonó primero el sitio de la ducha y mientras yo secaba mi cuerpo, él se fue a la cama y me llamo, me apoye en los codos y baje mi cabeza, entonces le mostré mi culito depilado, terso y rosado que a el tanto le gusta, no lo dudo ni un instante.... llevo su ansiosa lengua a aquel riquísimo agujero que se le prodigaba entero pues era de el, solamente de mi marido, de mi macho.... su lengua jugó mil malabares en mi hambriento hoyo.... lamía mis bolas y pasaba su lengua por mi orto mientras sus manos separaban mis glúteos, deseaba aquella tranca urgentemente, le pedí que ya, que por favor me penetrara, que sentía una total necesidad de tener su colosal verga dentro de mi, que me hiciera suya, lo deseaba como nunca, el parecía no escucharme, continuaba metiendome la lengua de una manera sensacional, succionaba mis bolas y frotaba mi miembro.

Fue justo en ese momento que decidí tocar y acariciar MI verga, la de mi hombre, pues era mia, estiré mi brazo lo más posible y ¡Oh sorpresa!, topé con una enorme verga, dura como un hierro...... poderoso instrumento coronado con una gran cabeza..... fue lo más rico que me podía suceder hasta ese momento.

Fue fabuloso verle volver su cuerpo, quedar de espaldas y poder observar su pene que semejaba el enorme mástil de un barco, era bellísimo, totalmente descubierta la enorme cabeza, brillante, manando líquido preeyaculatorio, lo que lo hacía lucir impresionante, hermoso y lo mejor era que era totalmente mio, por lo que me lancé a lamérselo y chupárselo con verdadera gula, introducía en mi boca todo lo que podía de su grueso tallo, le chupé también los enormes testículos bronceados y velludos, los apretaba y metía a la boca como el mas rico caramelo, le lamía golosamente ese rico y enorme falo, se lo lamía a todo lo largo, y alrededor de su cabezota y lo masturbaba sin soltarlo de mi boca, su olor me embriagaba, jamás había deseado una pija con tanto amor como la de Carlos, quería que todo el día se me fuera chupando su enorme y grueso tolete, hasta que ya casi no resistía mas y me dijo que deseaba penetrarme de inmediato, que ya no se aguantaba mas.

Mi ansioso ano palpitaba del placer que estaba a punto de recibir, pero también sentía algo de temor por las tremendas dimensiones de aquella verga tan descomunal, me la había comido infinidad de veces pero ahora la veía más grande que nunca, además lo deseaba y me puse en cuatro patas en el borde de la cama, se lo lubrique abundantemente con mi saliva, mientras él me lubricaba y penetraba el ano con sus dedos para prepararme un poco más, y de repente sentí como me golpeaba las nalgas con su reata y luego su glande presionaba contra mi ano, y me sobrevino un temblor y un sudor frío en el cuerpo.

Aquello era increíble, una mezcla de temor y placer, que comenzó a disiparse cuando sentí que su glande comenzó a horadar y a desgarrar mi esfínter y le pedí que me lo fuera metiendo muy lentamente, ya que me dolía y ardía demasiado, pero lo deseaba tener todo adentro, estaba muy excitado, el me masturbaba y me iba penetrando milímetro a milímetro, lo hacia con mucha suavidad y tacto, era todo un veterano en ese arte de hacerle el amor a un macho con su colosal tranca; me lo iba metiendo ricamente hasta sentir como sus testículos golpeaban contra la base de mi propia verga, y no podía creer que tenia todo aquel enorme mazo dentro de mi culo.

Me sentía repleto, lleno de él, en el límite máximo del placer, sollozaba, gemía, hasta las lagrimas se me salían del placer-dolor combinados y la felicidad que sentía de ser penetrado por un hombre virilmente delicioso que me llegaba hasta el alma y me hacia sentir y disfrutar algo que en mi corto matrimonio jamás había sentido y disfrutado.

Después de unos minutos quieto dentro de mí, comenzó a moverse muy suavemente y yo trate de seguirlo, hasta que logramos acompasarnos y a los pocos minutos su pene entraba y salía de mi ano con gran suavidad.

En cada embestida sentía como me llegaba hasta el alma, sentí mi ano dilatado al máximo, su barra ardiente perforándome una y otra vez sin compasión, estaba totalmente enculado por la mejor verga del mundo.

Sus movimientos se fueron haciendo cada vez más violentos y me masturbaba tan ricamente que cuando comenzó a gemir diciendo que estaba a punto de acabar, a mí me sobrevino también un orgasmo y acabamos juntos, le llene su cama de semen, ya que eyacule abundantemente y él me lleno los intestinos ya que cuando me vine sentí su vergota explotar dentro de mi culo, era como un grueso y caliente cañón disparado internamente uno tras otro chorros de calientes y deliciosos semen, apreté mis dientes y peque fuertemente mi ano contra su polla, caímos sobre la cama mientras mi marido bombeaba salvajemente mi anegado ano, llevándome al cielo como nunca.

Escribanos sus comentarios a: Ogeidas@yahoo.com.mx