La piscina

Nuestros amigos nos regalaron una prolongación del viaje de novios y eso cambió la manera de ver el sexo para los dos

LA PISCINA

He de reconocer que tanto Juan como yo nunca fuimos especialmente liberados, llegamos al matrimonio de la manare antigua, sin haber convivido juntos, claro que ya habíamos tenido relaciones sexuales, hacía cinco años que nos habíamos conocido en el centro parroquial ya que nuestras convicciones religiosas son muy profundas, nos presentó un cura de la parroquia, Paco, un chico joven que dinamizaba a la juventud por caminos sanos del deporte, excursionismo y fiestas alejándonos de la droga.

Recuerdo perfectamente lo arrepentidos que estuvimos al caer por primera vez en las tentaciones del sexo un año después de ser novios, me fui a confesar a Paco esperando una reprimenda y una penitencia enorme y para mi incredulidad obtuve un discurso en el que me dijo que si había amor el sexo no era pecado, me advirtió de los riesgos tanto de enfermedades como de embarazo. Con la bendición de Paco iniciamos relaciones sexuales plenas, nos costó mucho aprender por nuestra falta de experiencia pero poco a poco fuimos consiguiendo que las cosas marchasen.

Pero no os confundáis, no somos gente que solo se relaciona con personas religiosas, tanto Juan como yo tenemos amigos de todo tipo, con algunos discrepamos profundamente pero los queremos mucho y nos gusta su compañía, no nos importa ir a la playa con ellos y ellas, algunas hacen topless o usan ropa muy sexy, nosotros lo respetamos igual que les pedimos a ellos que nos dejen vivir a nuestra manera.

Lo que quiero contaros se inició a nuestras espaldas en la despedida de solteros, la hicimos conjuntamente, no nos libramos del chico y una la chica que se desnudaba para nosotros, ni ninguna de los típicos regalos picantes de estos actos, reunimos todos nuestros amigos, tanto los que tienen convicciones como las nuestras como las que no, y curiosamente las que no la tienen enseguida congeniaron y acabaron haciendo lo que motiva este relato y que conoceréis más adelante.

Al fin llegó la fecha de la boda, con los correspondientes nervios, prisas…, al día siguiente salíamos de viaje dos semanas al Caribe, lo habíamos planeado en una agencia de Marta, una amiga mía (de las que no está en la parroquia), no podíamos acceder a hoteles de muchas estrellas pero no nos importaba, solo queríamos estar juntos.

La boda fue muy bonita, nos casó, como no podía ser de otra forme, Paco, la iglesia la arreglaron con flores por todos lados, después nos fuimos a comer y la sorpresa vino cuando cuatro amigos, dos chicos y dos chicas nos trajeron una sobre, se trataba del regalo, cinco noches en un hotel de lujo en el Caribe, Marta se había encargado de retrasar el vuelo de vuelta a nuestras espaldas para que pudiéramos aprovecharlo, realmente nos hizo mucha ilusión pero no se acaba aquí, también me dieron un paquete, lo abrí delante de todos, cuando cogí aquello me moría de vergüenza, unas braguitas tanga de bañador con una nota que decía: "es la única prenda que podrás llevar en el hotel", evidentemente todo el mundo se rió, hasta Paco aplaudió la "original idea".

Muy contentos empezamos el viaje tal como estaba previsto, todo salía maravillosamente bien, y por fin llegó el día de ir al hotel de lujo que nos habían regalado, cuando lo vimos quedamos asombrados, nuestros amigos se habían gastado una pasta con aquello, el taxi nos dejó en la puerta y un botones se encargó de las maletas, en el mostrador se deshacían en atenciones, que diferencia con los hoteles que habíamos estado, nos acompañaron por largos pasillos muy lujosos hacia nuestra habitación, era una sofisticación inimaginable, tenía una salita, una habitación con una cama enorme, en el aseo un jacuzzi y al abrir el balcón vimos algo mucho más sorprendente, una piscina que según nos dijo el chico era solo para las dos "suites reales".

Un poco desencajados por estar en un ambiente tan distinto a lo acostumbrado nos duchemos, cuando acabé Juan ya me esperaba en la cama ansioso de tener sexo, como que estrenar aquella cama me pareció genial no me hice rogar nada.

Por la noche usamos solo una parte de la cama ya que dormimos muy juntitos abrazados, cuando me desperté por la mañana oí que había alguien en la piscina, aparté la cortina y era una pareja, ella solo llevaba las braguitas, estaban nadando y jugando en el agua, pero los juegos no eran precisamente inocentes, se metían mano descaradamente, supongo pensando que estaban solos, la imagen no me dejó indiferente, cuando vi los labios del chico como chupaban los pezones de la chica mientras esta introducía la mano dentro del bañador que por cierto estaba muy abultado no pude evitar ponerme caliente, sin darme cuenta mi mano se bajó por mi vientre hacia el coño entrando por dentro de la braguita, estaba todo muy mojado, me volví a la cama donde mi ya marido seguía durmiendo, le arranqué las sábanas cogiéndole la polla, Juan estaba encantado por le manara de despertarle pero necesitaba follar y no me entretuve con muchos precalentamientos.

Al acabar le conté a Juan lo que había visto, entendió mi estado, se levantó para mirar, la pareja seguía allí pero estaban tumbados sin hacer nada.

Pedimos el desayuno mientras me duchaba vino el camarero que le sugirió a Juan tomarlo en el jardín así que lo preparó todo, cuando salí de la ducha mi marido ya se había saludado con la pareja y podía oír como hablaban en un perfecto castellano sin acento sudamericano por lo que deduje que eran españoles, me puse el bañador (no el tanga que me habían regalado) y salí, Juan me presentó a nuestros vecinos, María y José, ella me dio dos besos sin taparse las tetas, es más, al hacerlo chocaron con las mías, pensé en que Juan seguramente también le habían rozado. Tal como pensaban eran españoles, estaban de viaje de novios como nosotros, cruzamos algunas palabras y creo que los cuatro nos caímos bien inmediatamente, acabaron pidiendo el desayuno y lo tomamos los cuatro juntos, María seguía sin taparse las tetas, no me importaba que de vez en cuando Juan las mirara, eran muy bonitas.

Ellos ya llevaban un par de días y nos recomendaron algunos sitios para visitar así que nos vestimos y fuimos a conocerlos, no sin antes haber quedado para cenar los cuatro.

Aquel día los dos estábamos bastante calientes, la escena que había visto por la mañana, el desayunar con una mujer con las tetas al aire ayudaba bastante, después de comer sentíamos tanto deseo que hicimos algo que nunca habíamos hecho, nos encerramos a follar en el lavabo del restaurante.

Para los dos aquello era completamente nuevo, nunca habíamos sentido nato deseo sexual ni habíamos hecho locuras de este tipo, nuestro sexo siempre había sido muy tradicional limitado a la cama, ninguno de los dos nos atrevíamos a hablarlo pero era evidente.

Cuando llegamos al hotel María y José estaban aprovechando los últimos rayos de sol en la piscina, evidentemente ella con las tetas al aire, después de saludarnos les dije que me iba a cambiar, Maria me dijo:

  • Quiero ver qué quieres ponerte, no sea que estés más sexy que yo

Juan y yo sabíamos que eso no pasaría, no tengo ropa sexy pero María se levantó y me acompañó mientras que Juan y José se quedaron en la piscina, entramos en la habitación, abrí la maleta y saqué el vestido que pensaba ponerme aquella noche, es muy elegante pero por su cara enseguida adiviné que no era lo que María esperaba, me dijo:

  • Tendrás que buscar algo más sexy, con eso darás la nota, aquí las mujeres se visten de otra forma
  • Es lo más sexy que he traído, le dije sin confesar que también era lo más sexy que tenía
  • No te preocupes, puedo dejarte algo mío, tenemos una talla similar.

Me cogió de la mano y me llevó a su habitación, los chicos nos vieron pasar y nos sonrieron, abrió su armario y sacó un vestido blanco, lo cogí, realmente era precioso pero el escote debía llegar al ombligo y la falda no sé si llagaba a tapar el culo, en aquel momento tuve deseo de ponérmelo, sería algo nuevo pero temí la reacción de Juan que no le gustara que vistiera de aquella manera, acabé confesándoselo a María y me dijo:

  • Tú te lo pones, ya verás cómo reacciona y si no le gusta te vuelves a cambiar

Me pareció bien, con el vestido en la mano me fui a la habitación, antes quería ducharme, María me dijo que le llamara para ayudarme ya que aquel vestido tenía truco, cuando me desnudé para entrar en la ducha fui consciente de lo caliente que estaba de nuevo, ansiaba que Juan lo supiera y viniera a follarme, nunca habíamos follado más de una vez al día y ya llevaba dos y con deseos de un tercero, cuando el chorro de la ducha apuntó al clítoris sentí deseos de dejarlo allí pero mi estrecha moral me impidió acabar aquello con una masturbada que hubiese sido la primera de mi vida.

Me sequé y cogí la braguita más pequeña que tenía, me la puse y llamé a Maria sin salir, inmediatamente entró, se me quedó mirando muy seria, pensé que no le gustaba mi cuerpo o mis tetas pero por suerte me lo aclaró inmediatamente:

  • Eres muy guapa pero este vestido tienes que llevarlo con un tanga.
  • No tengo, le dije medio avergonzada.
  • Puedo dejarte uno si quieres

Quedé dudando un momento pero pensé que si Juan quería que me pusiera aquel vestido no objetaría nada de que llevara tanga, Maria se fue a por esta pequeña prenda, me había vistió casi desnuda y el bronceado de mi piel le dejó claro que nunca hacía topless y además que usaba bañador completo pero no dijo nada.

Unos segundos después me trajo un tanga blanco, inmediatamente vi el problema, con lo escaso que era por la parte delantera me saldrían todos los pelos del coño pero no dije nada, ante la atenta mirada de María me bajé la braguita que llevaba, al salir los pelos lanzó un UY! muy revelador, me lo puse y evidentemente salían los pelos pero me dijo que no me preocupara y que si quería otro día me ayudaría a solucionar aquello.

Me puse el vestido, ya tenía claro que no podría llevar sujetador, era realmente mi talla y mis tetas quedaban impresionantes tras aquella tela, mis pezones, que estaban considerablemente salidos rozaban con la ropa provocando que me excitara todavía más, el escote dejaba a la vista todo el entretetas, gran parte del vientre y toda la espalda y piernas, tapaba justo hasta debajo del culo y si se levantaba se me vería todo ya que el fino hilo del tanga estaba dentro de mis labios vaginales.

María me peinó y me ayudó a maquillar, estaba preciosa, lo sé, pero seguía con la duda de lo que opinaría mi marido, casi arrastrada por mi amiga salimos, José al verme me silbó de admiración pero lo que me preocupaba era mi marido, enseguida me di cuenta que para nada le disgustaba, me miraba con cara medio de satisfacción medio de extrañeza, me di la vuelta para que me viera por todos los ángulos, no decía nada pero estaba claro que le gustaba mucho y me tranquilicé, entonces María dijo:

  • Y eso no es todo, José, date la vuelta

Y su marido se giró sin decir nada, María cogió la falda y la subió para que mi marido viera el tanga, sus ojos casi se salían de las órbitas, en aquel momento quería lo mismo que yo, follar.

Cuando dejó caer la falda le dijo a José que podía mirar, se quejó en broma de haberse perdido el espectáculo.

María y José se fueron a duchar y vestirse, Juan y yo entramos en la habitación, él debía ducharse pero no pasamos de la cama, casi me tiró encima y me arrancó el tanga, en unos segundos estábamos desnudos follando, me corrí dos veces seguidas, siempre había oído hablar de las mujeres multiorgásmicas y resultaba que yo lo era.

Mientras mi marido se duchaba intenté volverme a vestir pero tal como me había advertido mi amiga no era fácil, con mucha vergüenza tuve que llamarla para que me ayudara, vino a la habitación solo con un tanga, la pillé vistiéndose, al verme, consciente de que acabábamos de follar, me dijo riendo:

  • Veo que todo esto os ha gustado.

Después de ayudarme se fue, mi marido se había perdido ver a María con un mini tanga amarillo más escaso que el mío, lo que estaba claro es que tenía el coño completamente depilado.

Cuando estuvimos todos arreglados nos fuimos hacia el comedor, María estaba muy guapa con una falda muy corta amarilla y una blusa del mismo color que dejaba descubierto el vientre y que se veía claramente que tampoco llevaba sujetador.

La cena estuvo muy bien, bebimos bastante, creo que sirvió para que acabáramos siendo amigos. Después de la cena pusieron música de baile, Salí con Juan y María con su marido, Juan me dijo a la oreja infinidad de veces lo guapa que estaba y que solo esperaba llegar a la habitación PARA FOLLARME POR CUARTA VEZ ¡!!!!!, pero mi deseo era el mismo ¡!!!

Pasado un rato María y José se acercaron a nosotros pidiéndonos cambiar de pareja, me puse un poco nerviosa, sabía que la única manera de cogerme era tocándome directamente en la piel pero como a Juan no le importaba accedí, la verdad es que lo hizo con mucha delicadeza, era consciente que estaba nerviosa y ni tan solo hizo que nos juntáramos, Juan y Maria estaba igual, José me decía cosas intrascendentes al oído y de repente me suelta:

  • Estas muy guapa, ya lo he visto esta mañana pero con este vestido estas impresionante

Muy nerviosa solo pude decirle "gracias"

Cuando cesó la música regresamos a la habitación, mi coño estaba encharcado y solo esperaba que se cerrara la puerta para follar pero María nos propuso salir al jardín para tomar algo, Juan quería lo mismo que yo así que les dijimos que estábamos cansados y nos dedicamos a apaciguar nuestros instintos sexuales durante dos largas horas.

Cuando acabamos Juan se quedó completamente dormido pero yo estaba más despierta y contenta que nunca, aparté la cortina y vi que nuestros vecinos estaban en la piscina nadando, como que nada hacía pensar que pudiera molestarles, me puse un batín y abrí el balcón, salí, al verme María me alzó la mano saludándome, me quedé al borde, salió del agua y pude ver algo que no me esperaba, iba completamente desnuda y me temía que José también, no tardé en saberlo ya que salió detrás suyo, a pesar de que intenté no mirar, no se me escapó una fugaz imagen de su polla erecta saliendo del agua, muy nerviosa me despedí de ellos entrando en la habitación, cerré la puerta, no podía sacarme de la cabeza aquella polla, volvía a estar caliente después de haber follado cuatro veces, Juan estaba dormido así que opté por primera vez en mi vida por la masturbación, como que el chorro de la ducha había empezado a darme placer por la tarde decidí meterme allí y dejar que pasara lo que quisiera, me saqué el batín y ajustando al temperatura del agua apunté el chorro al clítoris, el efecto fue casi inmediato, una sensación nueva y distinta invadió mi cuerpo, pocos minutos más tarde tuve un fuerte orgasmo, me costaría describirlo porqué fue completamente distinto a los que tenía con José, ni más ni menos placentero pero si diferente, duró bastante rato, hasta que las piernas no fueron capaces de sostenerme, aparté el chorro, cerré el grifo y al abrir los ojos vi a Juan que con su polla a tope me miraba con una sonrisa, había visto mi primera masturbación y le había gustado, salí avergonzada de la ducha, me cogió por el brazo y me llevó a la cama, se estiró esperando mis caricias pero al acercar la mano a su polla me dijo:

  • Con la mano no, con la boca.

Nunca le había hecho una felación ni tenía mucha idea de hacerlo pero no lo dudé, con más ganas que arte la puse en la boca, algo que hasta aquel día veía como sexo sucio lo estaba haciendo y me gustaba. No sé si por la novedad o por qué no lo hacía tan mal, Juan empezó a gemir y cuando estaba a punto de correrse me avisó, supuse que era para que sacara la boca pero si había llegado a aquel punto no lo haría a medias, le dije sacando un momento la boca:

  • Quiero saborear tu leche

Y volví a ponerla todo dentro, noté fuertes chorros de algo caliente que entraban en mi garganta, tenía un sabor salado, no era tan desagradable como esperaba, Juan no paraba de sacar leche, al final no pude seguir tragando y dejé que se me saliera, cuando acabó saque la boca y con los labios llenos de leche le hice una sonrisa, mi marido estaba satisfecho pero yo quería algo más así que me estiré a su lado con las piernas abiertas y señalando el coño le dije:

  • Cómetelo

No se lo pensó, inmediatamente puso la boca en el coño y empezó a comerlo, poco podía comparar pero me gustaba mucho, yanto que en poco rato me corrí violentamente teniendo la sensación que me estaba meando, cuando acabé sacó la cara y estaba empapada, me sentía mal por no haber podido reprimirle, me dijo:

  • Ya sé que es la eyaculación femenina

Aquello me tranquilizó, era otra cosa que había leído, creía que se trataba de una leyenda urbana pero al parecer yo podía.

Ya no nos separamos, dormimos abrazados toda la noche.

Cuando me desperté por la mañana hice balance de lo que había cambiado todo en solo un día, miré como mi marido dormía feliz, me sentía en el cielo, podía oír que nuestros amigos ya estaban en la piscina, me puse el bañador y salí, habían pedido desayuno para los cuatro, que detalle, pensé. Esperando que Juan se despertara estuvimos bañándonos y tomando el sol, yo con un bañador pudoroso y mi amiga con las tetas al aire, media hora más tarde salió y desayunamos, no teníamos un plan definido así que nos quedamos descansando en la piscina toda la mañana, un momento que nos quedamos solas ya que nuestros maridos estaban en el agua María me dijo:

  • Con lo guapa que eres, por qué te tapas tanto?
  • No sé, dije con ciertas dudas, nunca me he puesto otro tipo de bañador
  • Ya me di cuenta ayer, tienes las tetas y el vientre blancos, estando entre amigos, no te atreves a bajártelo?

Pensé que de no estar entre amigos seguro que con lo que había pasado en 24 horas nos estaríamos bañando desnudos pero le dije:

  • Me da mucha vergüenza, además, no sé si a Juan le gustaría
  • Eso es fácil de saber, se lo preguntamos
  • No seas loca, le dije riendo

Y se acabó aquí la conversación pero lo que no sabía eran sus planes, cuando Juan y José regresaron se tumbaron a nuestro lado, estaba boca arriba, María se incorporó y le dijo a mi marido:

  • No crees que tu mujer es demasiado guapa para tenerla tan tapada?

Y sin decir nada más puso sus dedos en la tira del bañador que rodeaba el cuello y tiró del lazo, la verdad es que no hice nada para evitarlo, miré a Juan que parecía desearlo, María fue bajando lentamente las tiras arrastrando el bañador, mis tetas fueron quedando descubiertas poco a poco, me sentía orgullosa de enseñarlas, no me atrevía a mirra la reacción de José pero sí que me di cuenta la de Juan entre las piernas, mi amiga acabó de bajarlo hasta que quedó convertido en unas simples braguitas, por primera vez otro hombre las veía y no solo no me importaba, me gustaba.

Mi amiga me dijo que me pusiera crema, el sol quemaba mucho y era una zona no acostumbrada, añadió:

  • Y si no lo haces Juan no te las podrá tocar en muchos días

Nos reímos del comentario, al pasar la crema fui consciente que estaba excitando a los dos hombres con mis caricias en las tetas, no hice nada para que así fuera pero tampoco lo evité, me gustaba!

Tardé poco en sentirme cómodo, el que no lo estaba tanto era mi marido, su empalme no cesó, claro que yo también estaba muy caliente.

Nos bañamos sin que me subiera el bañador, andar con las tetas libres me estaba gustando, y cuando José llamó al servicio de bar, no me importó que el camarero me pillara con ellas a la vista.

Se acercaba la hora de comer, decidimos hacerlo en la piscina, María nos dijo:

  • Nosotros nos encargamos, creo que vosotros necesitáis un rato de intimidad

Estaba claro que lo había notado todo y no hacía falta excusas, entramos en la habitación donde mutuamente nos arrancamos la poca ropa y el resto podéis imaginarlo.

Antes de salir fui a ponerme el bañador, Juan me dijo:

  • Por qué no te pones el tanga que te regalaron?

Me parecía atrevido, si bien por delante tapaba bastante, por atrás dejaba todo el culo a la vista pero decidí hacerlo, busqué en la bolsa, lo había dejado donde no molestara pensando que nunca lo usaría, me lo puse, me quedaba muy bien, hice que todos los pelos quedaran en el interior. Cogidos de la mano salimos, al verme con aquella pieza de ropa no se creían mi cambio de actitud, si por la mañana llevaba un bañador de monja, al medio día un simple tanga mucho más atrevido que las braguitas normales de María.

La mesa estaba preparada y nos sentamos, pero antes de empezar María nos dijo que nos esperáramos, entró en su habitación y poco después salió con un tanga diciendo:

  • Es para estar a tu altura.

Nos reímos, lo cierto es que era más pequeño que el mío, además, el suyo no era un bañador si no ropa interior, se notaba claramente por la delgadez de la ropa, seguro que si se mojaba se le trasparentaría todo el coño, y si se le movía se le entraría en los labios y le daría a mi marido una buena vista del coño.

Nos lo pasábamos muy bien, después de comer decidimos "hacer la siesta", eufemismo de follar, y es que oímos perfectamente como gemían en el mismo momento que nosotros follábamos como locos, estaba claro que aquel día sería por lo menos tan intenso como el anterior. Ya más tarde salimos a pasear por los alrededores del hotel, me puse un vestido ancho y cómodo, ella optó por algo parecido pero con una diferencia, pude ver a contraluz que transparentaba bastante y que no llevaba ni bragas ni sujetador.

Cuando regresamos al hotel era para cambiarnos, inmediatamente María se ofreció a dejarme su ropa "y tangas", dijo, así que aprovechando que los hombres se duchaban me fui a su habitación, escogimos la ropa, sabiendo que José estaba en el baño me desnudé completamente y cuando estaba en pelotas se abrió la puerta, me pilló de espaldas, me puse rápidamente el tanga y el vestido, era negro que se agarraba al cuerpo como una segunda piel, el escote parecido al del día anterior pero mucho más ajustado, María le pidió a José su opinión, al girarme vi que estaba desnudo, pude ver su culo, por suerte cogió la toalla antes de girarse, aprobó la elección con grande elogios de mi cuerpo que me ruborizaron, antes de irme María me dijo:

  • Este vestido siempre me lo pongo sin tanga por que se marca mucho, si te atreves te lo sacas

Regresé a la habitación, Juan le gustó mucho el vestido, le conté lo que me había dicho María y su respuesta fue:

  • Seguro que tiene razón, ya ves que haciéndole caso no ha ido muy bien

Nos reímos, me subí el vestido y me saqué el tanga, no pasó ni 10 segundos que llamaron a la puerta, ya estaban preparados, les hice pasar, Juan estaba en calzoncillos y no le importó acabarse de vestir con ellos allí, María se dio cuenta que me había sacado el tanga y me guiñó el ojo

La cena y el posterior baile fueron muy divertidos, ya no me sentía tan cortada y bailé con José más cerca que la noche anterior, de regreso a la habitación fui yo quien les propuse salir a la piscina a tomar algo, aceptaron enseguida, llamamos al servicio de habitaciones y en pocos segundos lo trajeron, cuando más animada estaba la charla, María dijo:

  • Hace una noche perfecta para bañarse denudo

Y sin decir nada más se levantó y se sacó por la cabeza el vestido, a pesar de la poca luz mi marido pudo disfrutar de una perfecta visión de nuestra amiga completamente desnuda, se echó al agua y me dijo que me animara, la verdad es que lo deseaba pero dije:

  • Lo haré si ellos lo hacen

José se desnudó en un abrir y cerrar de ojos, no ocultó que tenía la polla apuntando a las estrellas cuando se bajó los calzoncillos, mi marido empezó a desnudarse pero más despacio, estaba muy cortado pero cuando al fin cayeron los calzoncillos su polla apuntaba al mismo sitio que la de José, María, que no se cortaba, lanzó un grito de admiración.

Me tocaba a mí, así que cogiendo el vestido por abajo me lo fui subiendo entre gritos y silbidos de los tres, cuando acabé lo tiré a lado y me puse desafiante delante de José diciendo:

  • Admira este cuerpo, antes que tu el único hombre que lo había visto era Juan

Todos se rieron de mi decisión, nos lanzamos al agua, con José nos rozamos algunas veces pero siempre de manara involuntaria, de repente ellos dos se pusieron en una esquina y se besaban apasionadamente, María hizo unos movimientos muy claros, acababa de entra la polla de su marido en el coño, empezó a subir y bajar, estaba claro que la follada le gustaba y mucho, Juan tiró de mí hacia otra esquina, no lo dudé, dentro del agua me penetró y empecé a subir y bajar como hacía mi amiga, de vez en cuando nos mirábamos y nos sonreíamos, la primera en correrse fue ella paro tardé poco en seguirla y con gritos por lo menos igual de fuertes que ella.

Me salí de mi marido y cogiéndole de la mano lo llevé a la habitación, quise continuar aquello en privado, y ya lo creo que lo hicimos, otra vez practiqué la comida de polla, Juan la de coño, follamos con el ruido de fondo de nuestros amigos haciendo lo mismo, y además conseguí correrme tres veces!

Y cuando acabamos mi marido se quedó dormido como un tronco y yo sin sueño, decidí salir a la piscina, ya no me molesté en taparme, poco después salió María, José también se había quedado dormido, estuvimos hablando y acabé explicándole todo lo que nos había sucedido aquellos dos días y como habíamos cambiado en pocas horas, quedó muy sorprendida y se alegró mucho de haber sido nuestro motor del cambio.