La pintora japonesa

Un relato erótico sobre la nueva amistad de un fotógrafo y dos jóvenes asiáticas. este relato profundiza en la mente de una pintora japonesa enseñando sus miedos y sus bloqueos artísticos.

La Pintora japonesa

Ya nos despedíamos de un fin de semana de sexo y unas sesiones de fotos sensuales con la siempre sensual y voluminosa de origen dominicana Queen, cuando ella me sugirió que podría estar capacitado para realizar una sesión de fotos a Jun, una pintora japonesa que reside desde hace 10 años en Catalunya junto a su hermana menor Hiroko.

La frase estar capacitado me sorprendió, y cuando me explicó la para nosotros extraña convivencia y comportamiento de las hermanas asiáticas, por que son hermanas según dice Queen, encerradas en un mundo de arte, creatividad, silencio y casi nulo contacto con la realidad de la calle, me interesó el tema, por fin a los cuarenta años iba a conocer asiáticas, me daba igual lo raras y extrañas que fueran, incluso mejor.

Queen va a limpiar dos veces por semana la casa de estas dos mujeres asiáticas cerca de Granollers. En realidad no sabe si va a limpiar o va a ayudar psicológicamente a Hiroko. Hiroko mantiene una casa impoluta que no necesita más limpieza, pero que sí necesita algo de conversación y humanidad para que Jun, la pintora, no se vuelva loca y arrastre a la fiel incluso tonta Hiroko a una depresión.

“Retócame cuatro o cinco fotos y el miércoles cuando vaya a limpiar a casa de las hermanas asiáticas, se las enseño a Hiroko” me dice Queen antes de que se cierre la puerta de mi casa.

Según dice Google Jun es una artista japonesa de una larga trayectoria. Tras la separación de su primer y único marido se trasladó a Granollers a vivir. Se muestran dos etapas muy marcadas en su trayectoria como pintora. La primera etapa en japón, cuando recién salida de la universidad de arte, conoció a Kaoto, un joven empresario interesado en el arte. Desde que conoció a futuro marido, su vida personal y profesional evolucionaron de forma meteórica gracias a los contactos en la alta sociedad que mantenía la familia de Kaoto. Jun pasó de salir de la Universidad de arte con muchos conocimiento pero con pocos contactos a hacer dos exposiciones anuales. Las adulaciones de los amigos de su futuro marido la hacían feliz, tenía una vida fácil, pintar sin mucha introspección y exponer sin mucho esfuerzo.

De la segunda etapa de Jun en Catalunya no hay demasiado información. Ni exposiciones en la provincia de Barcelona ni webs en castellano dónde venda sus cuadros. Lo único que explica Google es que tras un gravísimo problema conyugal no muy aclarado, Jun se trasladó a Granollers donde compró una casa la que destinó como estudio de pintura. Si hay una referencia a una exposición presentada en 2016 en Japón, con no muy buenas críticas por cierto. Consigo ver dos o tres cuadros de la exposición de 2016 y he de decir que trasmiten oscuridad, largos trazos negros, siluetas de personas poco definidas y un poco de surrealismo difícil de entender sin conocer la etapa en la que está la artista.

El lunes después de dormir 10h y tomarme 2 cafés, comencé a buscar y retocar las fotos más adecuadas de Queen para mostrar a las hermanas asiáticas. Descarto retocar las fotos donde se vea un contenido sexual muy fuerte, empiezo por la sesión de la piscina y separo las fotos sensuales de sus grandes y negros pechos llenos de gotitas de agua, y descarto las fotos de tangas y posiciones con el culo en pompa. Más tarde me centro en la sesión realizada el sábado por la tarde donde Queen llevaba un vestido largo, negro y mostraba todo su personalidad, vestida como para ir a una fiesta de entrega de premios o fiesta de fin de año.

Antes de dormir le paso 7 fotos a Queen por el móvil con un “Creo que estas son las más espectaculares para enseñar, aunque he visto las otras de pasada y eres una mujer muy hermosa ;-)”, dejo el móvil y caigo rendido en la cama, Ya no estoy para estos trotes.

Desperté a las 10:30h del martes algo más descansado, con ganas de café y con idea de hoy sí retocar las fotos más eróticas de Queen en la piscina, no creo que ella las pueda utilizar en sus redes sociales y yo no tengo ninguna exposición de desnudos a la vista, pero esas sexuales fotos se quedarán guardadas para disfrutarlas con Queen otras noches en el futuro, eso espero. La idea de pegarme todo el día borrando pelitos de las inglés de Queen y difuminando alguna arruga o señal de sus grandes pechos me pone cachondo de buena mañana.

“Wow me veo guapísima, eres el mejor fotógrafo, me estoy pensando lo de compartirte ;-)” me responde Queen cuando le paso algunas fotos light más sobre las ocho de la noche. “

”Pues ya tengo algunas fotos retocadas con alto contenido sexual, pero esas te las quiero enseñar en persona” le contesto.

El miércoles sobre las cuatro de la tarde me escribe Queen diciendo “Al principio Hiroko ha flipado con la idea de una sesión de fotos a Jun, pero no se porqué creo que se van a pensar la idea, allí pasa algo raro”. “Como van mis fotos guarras?”

El jueves a mediodía ya tenía casi todas las fotos de Queen catalogadas y retocadas, son unas 40 fotos. 10 fotos de estilo redes sociales, para demostrar que eres falsamente feliz, 20 fotos más sensuales para utilizar de forma más especial, sobretodo para cuando te deja algún novio de verano por otra guarra más joven o tonta, y otras 10 fotos de desnudo parcial sobretodo pechos donde las sombras ocultan algunas zonas para que la imaginación tenga que trabajar.

Y otras 40 o 50 valiosas fotos de desnudo total o acciones muy indecentes, seleccionadas pero no retocadas.

Sobre las cinco de la tarde me llegó un “Estamos invitados el viernes por la tarde/noche a cenar en casa de Jun”, “Yo trabajo hasta las 16h, te paso a buscar a las 17h por tu casa, llévate la cámara y tus cosas que estas tías son imprevisibles”

Queen llega a las 17:15 , nos dirigimos a un pueblecito a 9 km de Granollers. Es pequeñito aunque con tienda de alimentación, farmacia y Estanco-Lotería pero lo suficiente pequeño para tener 5 calles que se convierten en caminos de tierra al alejarse de la Plaza Mayor.

Al llegar por el camino de tierra y antes de bajar del coche aparece una delgadísima mujer asiática con el pelo corto tintado con un rubio apagado cortado en redondo a la altura de las orejas y nos indica que giremos que nos va a abrir la puerta del garaje. Metemos el coche dentro y ahora sí bajamos del coche. El saludo de Queen y Hiroko es muy cariñosa incluso exagerada, al despegarse Hiroko se acerca hacia mí y con una semi reverencia me da la bienvenida a su casa y la de Jun.

Nos indica unas escaleras que llevan a la casa, Hiroko sube la primera, le miro el diminuto culo, es una mujer muy delgada, en el plano se me cuela el grande y esponjoso culo de Queen, ese ya no me lo tengo que imaginar, ya lo he catado. Cuando empiezo a subir noto a mi izquierda un olor fuerte a disolvente que sale de una puerta metálica de color negro. Subimos todas las escaleras hasta la planta de la casa, es un espacio grande, casi sin paredes que aún le da una grandeza mayor. Dejamos las bolsas personales y las 8 cervezas artesanas que he comprado encima de la mesa de la cocina cuando aparece Jun.

El artista y su incomunicación

Jun nos saluda desde lejos levantando la mano derecha mientras sostiene un té o café en una taza con la mano derecha. No puedo parar de mirarla, es alta para ser japonesa, tiene pinta de haber sido muy delgada de joven, ahora a los cuarenta y pico que supongo que tendrá, se mantiene delgada pero su cuerpo ha generado unas curvas que la hacen una mujer bellísima. Pasa por delante mío dirigiéndose a la cocina americana y me fijo en su largo pelo negro lleno de canas blancas pero con vigorosidad. Eso me hace imaginar imágenes de Jun desnuda con su largo pelo blanco cayéndole y tapándole un seno.

Hiroko coge la caja de cervezas y la introduce en la nevera, a cambio pregunta “Abrimos un vino tinto?” a lo que Queen contesta con un “venga”.

Hiroko saca la botella de vino de la nevera mientras yo observo su fina espalda, sus hombros se marcan mucho y sus brazos son tan finos que parece que se vayan a romper al soportar el peso de la botella de vino. Deja el Rioja encima del mármol y abre el primer cajón para buscar el abridor que nos ofrece en un gesto de yo no puedo abrirla. Queen da un paso adelante y coge el abridor y comienza a pelearse con la botella. Miro la escena centrándome en Hiroko, ver tanto contraste de piel y de quilos entre Queen y Hiroko me parece un placer, siempre me han gustado los contrastes fuertes.

“Así que tú eres la sorpresita que han preparado estas dos zorras?”. Esa frase de Jun me desconcierta bastante, no se a que he venido pero es la primera vez que tengo contacto con mujeres asiáticas y me pienso aferrar a esta oportunidad. La táctica es sonreír levemente, escuchar, hablar poco e intentar estar tranquilo, disimulando el deseo que siempre he sentido por las mujeres orientales.

Queen ya ha servido las cuatro copas de vino y las reparte. Jun deja la taza de té encima de la encimera y coge la copa de vino. Queen levanta su copa con la intención de decir algo para brindar pero Jun la para con un gesto con la mano y dice “Que hable Hiroko, que es la que ha preparado esto”.

Hiroko agacha por un momento los ojos, se le nota presionada, respira hondo, levanta los ojos, se muerde el labio levemente mientras piensa lo que decir “Por un poco de aire fresco”, lo que deja a Jun embobada y sonriendo.

Chocamos las copas y bebemos un sorbito de vino, menos Jun que se bebe la media copa de un trago y alarga la mano hacia Hiroko para que le sirva otro con un “Mi cabeza lleva años llena de aire”.

Recoge su copa y vuelve a darle un trago largo, Hiroko y Queen no se atreven responder nada, creo que ni moverse. Sólo se me ocurre un “Pues habrá que estimularla”,

Jun me dirige su profunda mirada, me paralizo pero la edad me hace decir un “Si sumamos todos nuestras penas quizás hacemos una obra de arte”, es lo único que se me ocurre decir con la única información que tengo de Jun, es pintora.

Jun me mira fijamente cuando Queen me toca el hombro y me dice “Enseñales mis fotos que quiero ver las caras de mis jefas”.

Cojo la bolsa donde está el portátil y me acerco a la televisión, enciendo el lentísimo Windows y miro por detrás de la tele para ver donde conectar el HDMI. A mis espaldas escucho un sirveme más vino de Jun y un ruido de zapatillas que se acercan hacia mí. Al llegar a mi lado miro las zapatillas de estar por casa color rosa y adivino que es Jun. Voy subiendo la mirada por su cuerpo sin ser demasiado obsceno y al llegar a su cara ella me dice “Mis zapatillas son penosas, cual es tu pena?”.

Alargo mi mano hasta golpear unos de sus hombros, “Ojalá el tipo de zapatillas fuera la peor decisión que hemos tomado en la vida” le digo sonriendo. Jun me sonríe y me devuelve el golpe en el hombro con un “Parece que la vida te ha castigado?”, “Y a quién no?” le contesto alargándole mi copa vacía de vino. Antes de cogerla me alarga la mano en forma de saludo “Soy Jun pintora japonesa exiliada en Catalunya”, le choco la mano y me presento “Soy Sergio fotógrafo a la vejez”. Jun suelta la mano con delicadeza alargando la despedida, coge mi copa y se gira mirándome de reojo mientras va hacia la cocina.

Pongo el play en las fotos de Queen, he elegido las fotos consideradas sensuales, aún queda otra carpeta más de fotos más explícitas. Cojo el mando de la tele, pongo el AV y me dirijo a la cocina.

Queen emite un gritito y coge de la mano a Hiroko y la arrastra de la cocina al salón. En la pantalla han empezado a aparecer fotos en blanco y negro de Queen. Queen es una mujer de piel negra de treinta y pico años con un cuerpo voluminoso. Pero su altura y sus quilos crean una mujer fuerte, llena de curvas exuberantes. Aparecen fotos en primer plano de sus grande y redondos pechos recogidos en un sujetador de puntilla negro, su cara es de éxtasis.

Jun con la nevera abierta gira su cabeza hacia la televisión y emite un “Menudas tetas!”. Se gira con cuatro cervezas, “Ya no queda vino”. Coge el abridor del mármol y abre las botellas sin quitar la mirada a las fotos de Queen, ahora en la pantalla está Queen sentada en una silla con los brazos en el respaldo y su prominente escote redondo en primer plano enfocado como su bellísima y angelical cara.

“Puede ser que seas aire fresco” me dice Jun mientras deja las cervezas abiertas en la mesa.

Me acerco a Queen por detrás, agarro su gran cintura con las dos manos y choco mi cara contra su espalda. Ella levanta su mano hasta que sus uñas rojas tocan mi cara “Me encantan las fotos, he rejuvenecido 15 años”. Sonrío y mis manos pasan de la circular cintura de Queen a los duros y montañosos hombros de Hiroko. Le toco los hombros de forma rápida y nada sexual, sólo quiero forzar un primer contacto, soy de esas personas que tocan demasiado.

Jun se acerca a nosotros con tres cervezas en a la mano, me alarga una que cojo, y acerca otra a la espalda de Hiroko, que con un respingo se gira y le coge la cerveza.

Se acerca a Queen, da un sorbo a la cerveza que le queda en la mano y le dice “Son unas fotos maravillosas y luces hermosa y radiante”. Y sentencia “Queen aceptamos la propuesta que nos traes” mirándome a mí.

“Pero nos gustaría disfrutarlo en privado”.

La reacción de Hiroko fue rápida, cogió de la mano a Queen y comenzó a abrazarla mientras le decía frases al oído.

Temo la reacción de Queen, pero me mira ojiplática mientras escucha lo que le dice Hiroko al oído. Me sonríe, me alarga la mano y se acerca a despedirse de mí con achuchones y caricias. Busca su bolso y las llaves del coche, se despide de Hiroko con un abrazo y levanta la mano para despedirse de Jun.

No sé que le habrá dicho pero yo me he sentido incómodo con la frase de Jun, pero ellas sabrán que se conocen más, ésta es una frase que últimamente me da tranquilidad cuando pasa algo que no entiendo en un grupos de amigos.

Despedimos a Queen

Hiroko y yo acompañamos a Queen al garaje de la casa. Queen no parece enfadada, seguía de bromas y risas con Hiroko.

“Hiroko disfruta mucho de la noche, me voy con la condición que tú también tengas fotos, por eso y por que mañana trabajo y al ser festivo me pagan bastante más” dijo guiñando un ojo.

Hiroko se abrazó a ella, mientras Queen alargaba su mano hacia mí para que me acercara. Ahora nos apretaba las dos cabezas entre su voluminoso pecho y grandes hombros. “Disfrutar de la noche vosotros también” nos dice.

Se montó en el coche, salió marcha atrás y se despidió sacando la mano por la ventana mientras gritaba “ Que vaya bien intentando domar a la fiera”.

Hiroko apretó el botón de cierre, y mientras la puerta se cerraba y nos íbamos quedando sin luz, Hiroko coge mis dos muñecas, se acerca un poco a mí y ya totalmente a oscuras me dice “Quiero que sepas que Jun es una persona especial, está en una de sus peores épocas creativas y no sé como puede reaccionar esta noche, es muy cambiante de ideas” -

“Google no dice mucho de su vida aquí en Catalunya” destapo que he buscado a Jun en internet pero no me meto en ningún tema.

“Pues llevamos casi 10 años. Cuando llegamos la pena consumía a Jun y alargó mucho su tiempo de adaptación al nuevo país. Un primer año sin pintar nada, un segundo año de parece que este país es bonito y otros siete de pintar sola en el sótano para luego vender sus devaluadas pinturas en un mercado japones que ya no la recordaba”,

Hiroko ha resumido 10 años en un par de frases pero al menos ha dado algo de luz a esos 10 años de falta de información de Google. No se me ocurre nada que decir, estoy procesando las frases buscando la información que no hay, un año de pena es normal, pero 7 años encerrada en un sótano envejeciendo junto a sus malas pinturas me preocupa más.

“Si tu me ayudas podemos pasar una buena noche” me dice Hiroko al oído.

Mientras empezamos a subir las escaleras ayudados por la luz de emergencia, Jun me dice “Pero que haya aceptado y echado a Queen es una sorprendente pero positiva señal”. “Pues ya se nos ocurrirá alguna sesión de fotos durante la noche para vaciar su cabeza de aire” le contesto mientras le rozo su mano derecha.

Al subir las escaleras nos encontramos una Jun recién salida de la ducha, con su largo pelo blanco mojando su espalda y un vestido ibicenco de gasa blanca que muestra toda su silueta, delgada pero con curvas, esas aumentadas caderas por la edad que me gusta tanto y unos pequeños pechos escondidos detrás de un pezón gigantesco negro.

“Que tienes pensado para mí” dice Jun- “Para nosotras” le corrige Hiroko en un tono no muy fuerte -”Para nosotras, para nosotras” confirma Jun con un gesto agrandando los ojos.

Me siento nervioso y algo inseguro, Jun es directa e inestable pero pienso hacer que esto salga bien.

“Pues, sólo hace un rato que nos conocemos pero por lo que veo sois personas creativas en una pequeña crisis de ideas” digo mientras Jun baja sus cejas. “La pintura es vuestra vida pero también vuestra pena, deberíamos bajar al taller de pintura y enfocar la sesión creativa como la de un lienzo hacia el futuro” espero haber sido convincente. Jun asiente con la cabeza y mientras ser ríe me dice “Vamos allá lienzo del futuro”, esa reacción me tranquiliza, o Jun no es tan rara o la he cogido de buenas.

“Hiroko por favor ayuda a maquillar a Ju. Nada llamativo, pero sí una buena base de maquillaje, sobretodo arreglar las ojeras” le digo mirándolas.

“Qué hacemos con el pelo?” pregunta Hiroko. “Secarlo y alisarlo un poco, pero yo haría el típico moño con un pincel de pintura, da una sensación de naturalidad”.

Hiroko da unos pasos, coge de la mano a Jun y las dos se dirigen al lavabo. “Puedo entrar al estudio?” pregunto en voz alta, no quiero que nadie se ofenda. Antes de que Jun pueda contestar, Hiroko emite un contundente “Sí, sí puedes” y se alejan de mí reguñendo en su idioma.

Yo comienzo a trasladar los dos focos de pie que había traído, a la sala de creación artística. Al abrir la puerta encontré una estancia bastante grande con forma rectangular. En un fondo de la sala hay un mueble con una televisión encima, una mesita baja de cristal y un sofá de piel negra bastante bien cuidado.

En el otro lado hay dos caballetes de pintura sin lienzo encima, los lienzos parecen estar en el suelo de las paredes laterales de la habitación. No hay demasiados, están apoyados de 2 en 2, pueden haber unos 8 o 9 lienzos. Prefiero no ojearlos, que ellas me enseñen el trozo del pasado que prefieran.

Coloco los focos enfocando a los caballetes de pintura, retiro uno a un lado. Saco la lona negra y comienzo a mirar como puedo colgarla para tapar la pared del fondo. Creo que es mejor la tela negra que la blanca, simboliza el pozo del que quieren salir. Coloco el trípode y comienzo a configurar la cámara.

“Te parece suficiente maquillada?” - Me asomo por la puerta y al final del pasillo veo a Jun con una luz especial en la cara y asiento. “Menos mal porque es malísima para dejarse maquillar, se mueve mucho y resopla cada minuto” dice Hiroko.

Me acerco hacia ellas, mientras Jun da una vuelta sobre si misma, levantando suavemente el mismo vestido de gasa blanco de antes y casi enseñándome su culo. No se a cambiado de ropa, eso es bueno para las fotos, por que este vestido es tan fino que cuando le dé la fuerte luz de los focos se convertirá en transparente, y saber eso hace despertar tras el pantalón tejano a mi encogido y chafado pene.

Después de babear un poco, miro a los ojos a Jun “Estás deslumbrante, te apetece crear?” - “Me apetece” responde ella.

Jun le ordena a Hiroko “Ves a coger dos cervezas más!”, Hiroko frunce su ceño diciéndonos que no le cuadran las cuentas, somos tres. “Sí sólo dos por que tú vas a ducharte y maquillarte, no?”.

Hiroko ya está casi abriendo la puerta cuando Jun le dice “Ahh pero no te vistas, ven desnuda al estudio, quiero dibujarte desnuda, como hacíamos antes”. La cara de Hiroko pasó por varios estados, de la sonrisa de pensar que Jun está feliz, a la ilusión de maquillarse, finalizando en un gesto de aprobación con los hombros sobre el tema de ir desnuda.

“Sin locuras no hay creación” se me ocurre decir. “Me gusta tu filosofía, vamos a crear locuras que hoy me siento eufórica” dice Jun.

Hiroko regresa completamente desnuda con las dos cervezas en una mano y el abridor en la otra, empuja la puerta, se acerca hacia nosotros aunque sin mirarme a la cara, y nos alarga los brazos con las cervezas. Le cojo la cerveza a lo que aprovecho para mirarle los pechos, si los pechos de Jun me parecían pequeños estos son unos pequeños conos acabados en un rosado pezón punzante.

Jun se acerca a cogerle la cerveza a Hiroko lentamente, cantoneando su cuerpo en un signo de broma, le dice una frase en japonés que hace ruborizar a Hiroko. Hiroko se da la vuelta lentamente y se aleja lentamente hacia la planta de arriba.

Jun tiene la mirada clavada en el fino cuerpo que se aleja. Yo me doy cuenta y miro a Jun intentando adivinar lo que pasa por su cerebro. Jun me pilla mirándola y se dirige hacia el sofá negro, apoya una rodilla en unos de los brazos del sofá que estiliza mucho su figura y me alarga la mano libre “Cual es la idea blanquito samurai?”

“Pues no he tenido mucho tiempo para pensar, pero ya qué lo único que sé de vosotras es que estáis en una época, rara, en la época oscura del artista” le digo a Jun que está situada un poco por debajo mío y me enseña parte de sus pechos. Me sigue mirando a los ojos, “La relación creativa con uno mismo a veces te hace amar tu don y otros odiarlo” digo esperando haberla convencido de que se tiene que mostrar tal cómo se encuentra. “wow que reflexivo eres” dice ella sin esconder que se está riendo de mí.

Continúo con “Y debido a que no puedo parar de mirar ese vestido semitransparente de gasa, pues propongo atarte las manos y que mantengas una pelea con el caballete, sin lienzo, el caballete desnudo contra tu cuerpo de seda, cómo una idea que no sabe cómo salir de tu cabeza”

Jun me mira fijamente, su rostro no me da pistas de lo que está pasando por su cabeza, agacha la cabeza, da un sorbo largo a su cerveza y me quita la mía de las manos - “No sé si serás buen fotógrafo pero sabes como desafiarme”.

1er MDMA y 5 cervezas consumidas

Jun se dirige al armario blanco que hay encima de la tele, saca una botellita, y lo abre mientras se dirige a su bebida y deja caer una gota, se dispone a hacer lo mismo en la mía pero pongo la mano. “Es MDMA” me dice- “Lo supongo, estoy un poco mayor para según qué” le contesto. “Yo también, pero hoy vamos a luchar contra la oscuridad para llegar a la nueva vida” me explica Jun, la verdad que es una buena frase para convencer a un vicioso de las drogas como yo. Pienso cómo contestar “Vale luego tomaré pero dame ventaja para poder enfocar, un poquito, la sesión de fotos”. “Umm, quizás tienes razón, te doy de ventaja hasta que baje Hiroko”.

Ella acaba su cerveza de un trago largo, la deja en la mesa y me alarga sus dos brazos con las muñecas juntas. “Átame”.

Líneas rectas y curvas

Menos mal que hubo una etapa que me dio por el sado y el arte de atar y me fui un par de veces al CINCOROSAS de Barcelona. Las perversiones acaban sirviendo para algo.

Le ato las dos muñecas con la cuerda en forma circular dando más vueltas de las que toca para que la cámara pueda captar el concepto. Aprieto el nudo pero intentando que las cuerdas no le dejen marcas en las manos por si hay más fotos luego, y estiro de Jun para llevarla hacia la zona de los caballetes.

Como en toda sesión empezaremos de menos a más, y el más suele ser imprevisible.

De los dos caballetes que hay en la zona de pintura donde puse la lona negra de fondo y retiré todos los cuadros semiterminados de esta época sin rumbo, elijo el caballete más grande y alto, además coincide que es el más viejo y castigado, lo enfoco hacia la cámara y coloco a Jun de espaldas a la cámara. Le levanto las manos hasta llegar al mástil y dejarla enganchada al saliente del caballete, dejando su espalda totalmente estirada lo que hace que se pronuncien más sus pechos.

Le miro a los ojos, ella me sostiene la mirada sin decir nada pero con una pequeña sonrisa de niñez, le doy un beso en la frente y empezamos.

Enciendo los focos y comienzo a calibrar la cámara y hacer fotos de prueba, blanco y negro elijo. La composición es buena, lineas rectas y duras del caballete, las ondas de sus caderas, su espalda estrecha y arqueada, y la sensualidad de la gasa que se ha vuelto transparente como pensaba. Una bella mujer de espaldas con el cuerpo retorcido.” es una buena escena.

“Empezamos” digo cuando creo que todo está listo. Jun y yo llegamos a un buen ritmo de mini cambio de pose y disparo de foto, ella se retuerce y yo disparo, ella levanta el cuello y yo disparo, nos lo empezamos a pasar bien. Pronto se nota que ella está a gusto y me dice “Levántame un poco la falda del vestido, que se me vean las piernas”.

Rebusco unos segundos en una de mis mochilas y me acercó hasta ella y le subo con una mano la falda por el lado izquierdo, ella cierra los ojos cuando nota el roce de mis dedos en su pierna. Con la otra mano le subo por encima de la rodilla el trozo de falda dejando que mi mano roce más con su pierna. “Ahora subiré un poco de atrás” le digo aguantando con los dedos gordos la tela delantera y alargando mis manos hasta tocar su culo con los dedos y subiendo la falda. Me pongo de rodillas a la altura de su coño, lleno de pelos rizados, y sostengo con una mano la falda mientras con la otra pongo una pinza del pelo que coge todo vestido sobrante.

Me levanto lentamente muy cerca de su cuerpo, dejando que mi nariz y mi aliento recorran todo su cuerpo. Me incorporo del todo hasta estar a la altura de su mirada, nos miramos durante unos segundos sin hacer ningún gesto hasta que ella me lanza un mordisco. Por puro reflejo me aparto a la vez que sus dientes muerden mi labio. Menudo mordisco me ha dado, me llevo la mano al labio inferior mientras ella sonríe con unos ojos un poco idos.

Ahora la foto gana más aún, enseñamos más carne y su culo curvo gana más presencia, ahora las líneas rectas del caballete pierden fuerza ya que las nalgas del culo chocan contra ellas.

Sigo disparando la cámara, la sesión va de lujo, parece que Jun y yo nos entendemos, o que el MDMA ya le ha subido. Jun se retuerce poniendo el culo en pompa haciendo que su culo se incruste en la barra del caballete y que el trozo de vestido que aún le tapa algo de su culo quede marcado dando más erotismo a las fotografías.

“Ahora quiero...” empieza a decir Jun cuando se escuchan dos golpecitos en la puerta y Hiroko la abre de espaldas empujando con su culo desnuda y con las últimas tres cervezas en la mano .

“Mira quién viene por aquí” digo yo. Hiroko me sonríe y dice en voz alta “Se puede participar?”. Antes de que yo dijera nada, Jun esbozó “Claro que sí mi fiel escudera, ahora empieza lo mejor”.

Hiroko sea cerca a la mesa que hay delante del sofá en la otra zona de la habitación, deja dos de ellas. Dándole un trago a la suya, una cerveza IPA por cierto, se acerca a la escena de las fotos y da unos pasos atrás hasta apoyarse en el respaldo del sofá, “seguid, seguid” dice bebiendo otro trago.

En el paseilo que ha dado Hiroko desnuda por la habitación he podido verle el culo que tiene, pero sobretodo esa cintura de avispa exageradamente estrecha. Y al volver agacho la mirada y le veo un coño pálido y estrecho, sin ninguna carne saliente, y sorprendentemente rasurado.

Inmediatamente Jun toma el control – “Cambiemos la perspectiva, déjame atada pero dame la vuelta”.

Me acerco a Jun y le estiro las manos para sacarla del mástil del caballete. Mientras le doy la vuelta al caballete, ella se acerca a Hiroko y le quita la cerveza de la mano, y con sus manos aún atadas le da un trago mientras se dirige a la mesita de al lado del sofá negro, y la deja junto a las otras dos.

En ese momento ya casi he girado el caballete cuando noto que se acerca la desnuda y frágil Hiroko para ayudarme. Entre los dos acabamos de darle ala vuelta al caballelte. Hiroko me susurra al oído “Ya va colocada, verdad?” a lo que yo asiento sin saber cómo le va a asentar la situación.

“Pues entonces si que va a ser una larga y explosiva noche” me dice Hiroko.

No detecto mucho enfado en su rostro, a lo que ella me lo aclara acariciándome suavemente la cara con su mano y dejando su dedo gordo en mis labios antes de retirarla. Hiroko se gira y comienza a caminar hacia la mesa donde está Jun, yo me quedo unos segundos parados pero despierto sabiendo que tengo que cambiar un poco la iluminación antes de drogarme, porqué estoy seguro que ahora ya no me puedo escapar.

Hiroko y Jun se acercan hasta donde yo estoy para ofrecerme mi cerveza, y cuando la cojo Jun levanta la suya diciendo a modo de brindis “Ahora empieza la fiesta, creativa pero fiesta”.

Doy un sorbo a la cerveza y abrazo por la espalda a Hiroko, llegando a coger su hombro con mis manos. Es todo hueso, mi brazo forma un triángulo sobrante detrás de su espalda. Ella me mira con ternura unos segundos y me da tiempo de ver todo lo que cabe en una cara tan pequeña, un flequillo rubio ceniza que cae sobre en su frente casi tapando unas tupidas cejas negras, que acompañan unos ojos negros, rasgados con alguna arruga bien disimulada por el maquillaje, y una gran nariz si la comparamos con su pequeña boca en forma puntiaguda. Culminamos con una barbilla puntiaguda muy marcada que da paso a un estrecho cuello, bueno a un estrecho cuerpo.

Jun se acerca a la tele y la enciende, accede a un USB lleno de música japonesa y empieza a sonar una lista. Acaba su cerveza de un trago mientras vuelve hacia nosotros, le da el casquillo vacío a Hiroko y emite un “Qué empiece la locura”.

Le doy mi cerveza a Hiroko que la aguanta entre las otras dos y me acerco junto a Jun al caballete. Ella estira sus mano atadas para que yo la vuelva a empalar en le mástil que tanto le hace sufrir. La escena es altamente sexual, piernas y cintura estiradas, pechos disimulados por la gasa transparente y manos estiradas. Quito la pinza de su parte delantera y comienzo a recoger el vestido en dirección a su culo para que no se vea en la cámara. “Quítamelo “ me dice Jun. Pienso durante unos instante y decido decirle “No, es mejor con algo de ropa. Si quieres lo dejo más corto” a lo que ella asiente retorciendo su cuerpo.

Decido poner la cámara en plano largo y en disparo cada 10 segundos, la espontaneidad es más importante de lo que parece, da vida, da naturalidad, y te permite ir guiando la situación. Las fotos son tremendas.

Me apoyo en el sofá al lado de Hiroko, retomo mi cerveza y brindamos, parece divertirse.

Cuando Jun se da cuenta de la función automática y que tiene dos espectadores que no le quitan ojo, se adapta a los tempos, cambiando su piernas y haciéndonos reír entre foto y foto.

Hiroko se descojona, se lo pasa bomba con la escenificación de las posturas de Jun, por primera vez las siento felices a las dos a la vez.

Miro a Hiroko con más calma, la verdad que está guapísima con el maquillaje que lleva. Me da la sensación de que se siente el patito feo del cuento. La verdad es que a mí no me gustan este tipo de mujeres tan delgadas y huesudas. Pero saber que lleva años ayudando y soportando a Jun me excita mucho, con lo difícil que es convivir con un artista inestable que piensa y se comporta de una forma diferente cada día.

Hiroko nota que la observo y gira su cara hacia mí, nos miramos unos segundos y nos damos un beso, sin lengua pero carnoso. Jun se da cuenta del beso y con su habitual contundencia Jun emite un “Cómeme el coño”.

Hiroko y yo entramos en fase de carcajadas, pero cuando vamos bajando la intensidad Hiroko me hace un giro de cuello indicando que lo haga.

Bebo de un trago la cerveza, le doy el casquillo a Hiroko, me acerco a la cámara para cambiar de un plano largo a un plano medio para no aparecer en la escena, me gusta la sensualidad pero no la vulgaridad, y la vuelvo a poner en automático.

Me acerco poco a poco y con cara seria hacia Jun, cuando estoy cara a cara le doy un morreo en la boca que acabo con mi lengua en su barbilla, y sin esconder la lengua empiezo bajar por su cuello hasta llegar a sus pechos. Mi lengua lucha contra la fina gasa del vestido y penetra hasta encontrar el puntiagudo pezón, lo lamo un par de veces. Continúo el descenso acariciándole la cintura, bajando mis manos para encontrar el final del vestido. Ya lo tengo, lo levanto un poco para que mi cabeza pueda entrar.

Confirmo la teoría de los rizos, blancos, eróticos pero no agobiantes, mi lengua busca la línea recta para encontrar el triangulito que da acceso al montículo para llegar a la cúspide de la montaña redonda. Continúo en descenso y me encuentro unos labios interiores mojados y deslizantes. Su coño era como el broche de oro al clasicismo asiático . Un triángulo de pelos rizados, mayoritariamente blancos, no demasiado denso, perfecto para la cámara y para poder meter la cabeza sin luchar contra el amazonas.

Comienzo con lametazos largos desde el inicio del agujero hasta superar el clítoris por uno de los lados, con ritmo pero sin prisa, marcando todo el recorrido de ida y vuelta. Ella comienza a retorcer su cuerpo, lo que puede de él porqué sigue atada con los brazos estirados. Su zona interior se lubrica aún más y aumento algo el ritmo de los lametazos. Ella se retuerce, necesito poner mis manos en sus nalgas interiores para que su coño no se me salga de mi boca y nos fastidie el ritmo.

No veo su cara pero no paro de pensar en las fotos que se están realizando en automático, captarán su cara de placer y retorcimiento, su morder labios y miles de microgestos que no sabemos ni que hacemos cuando estamos en éxtasis.

Aumento el ritmo de los lametones pero los concentro el lado izquierdo del clítoris, el placer de Jun aumenta considerablemente, ahora gime cada vez que asciendo, decido acercar mi dedo índice a su agujero, sin meterlo dentro, sólo dando vueltas y asomando pero sin entrar, que complemente pero que no despiste. Voy cogiendo un ritmo constante cuando los gemidos de Jun aumentan cada vez más hasta un grito fuerte y contundente.

Me levanto con la boca y la barbilla llena de líquidos vaginales, miro a Jun a los ojos, ella intenta aguantar la mirada pero está en éxtasis, alargo los brazos y le estiro los suyos para soltarla de esa tensión de la tortura del arte. Inmediatamente me giro, me dirijo hacia Hiroko y le doy un morrero largo y diverso con la intención de llenarle la cara de la vagina de Jun.

Free party

Me apetece respirar, tomarme una cerveza y fumarme un cigarro, así que ponemos la tensión sexual en pausa y nos apoyamos en sofá. Pido permiso para encenderme el cigarrillo y Hiroko me asiente con la cabeza.

Jun emite una contundente frase corta en japonés. Y cómo si no pudiera estarse quieta dice “Ya voy yo a por más birras” dice Jun, suficiente para saber que se ofrece porque va a hacer de las suyas.

“Esas cervezas van a venir cargadas de MDMA, para que lo sepas” me dice Hiroko. “Ya lo supongo” le contesto, “Tú estas bien?” le pregunto a Hiroko. “Yo estoy de puta madre, como decías aquí” me dice Hiroko y su respuesta nos provoca una carcajada.

Me acerco a ella y la beso apasionadamente con mis labios ya secos pero olorosos de sexo. Ella introduce su pequeña lengua en mi boca y yo le cojo la cintura con mis manos, mis dedos gordos casi se tocan entre sí de lo pequeña que es esta mujer.

Jun vuelve con las tres cervezas en la mano, empuja la puerta con el culo y al girarse nos ve besándonos, “Así fóllatela que necesita un buen repaso” dice con tono alto, me da la sensación que Jun va colocada hasta las cejas. “Será que tú no lo necesitabas” le contesta Hiroko en tono alto, me da un último beso en los labios y se gira hacia Jun que ya está en la mesa buscando su potecito de las gotitas.

2a vez de drogas para Jun, 1a vez para Hiroko y Sergio.

Hiroko se acerca por detrás a Jun y le coge los pechos mientras le dice algo en su idioma al oído. Jun acaba sus chanchulleos y se gira con una cerveza en la mano que ofrece a Hiroko. Ésta la coge mirándola a los ojos y Jun le besa lentamente los labios. Hiroko no se ruboriza. Este es el primer gesto de cariño, de todos los tipos que hay, que veo en Jun. Parece que estamos conquistando su corazón, bueno nosotros o las drogas.

Me acerco a ellas con la targeta SD y el portátil en mi mano. Mientras enciendo y conecto el cable a la tele, noto como un cuerpo me rodea por la espalda y me aprieta contra ella. No puedo diferenciar quién es si no giro la cabeza, espera es Hiroko, noto que no lleva ropa puesta.

Copio las fotos al Pc para tener dos copias y empiezan a salir las fotografías en la tele. Mientras me levanto escucho ruidos y comentarios cortos en japonés. Cuando me giro veo a una Jun estática mirando fíjamente la tele y a una Hiroko dando saltitos con su cerveza en la mano. El movimiento hace que la cerveza haga espuma y caiga líquido en sus pies.

Hiroko para de saltar mientras yo me acerco a Jun, no sé que decirle . Mi cabeza ya no resume tan bien como antes. Le cojo la mano y se la levanto mientras entrelazamos nuestros dedos. Levanto mi botella con la otra mano y brindo con un “eres maravillosa”. Jun parece ruborizarse,

Me acerco a Hiroko la beso rápidamente y hago que coja mi cerveza. Me agacho delante de Jun que vuelve estar anonadada con la televisión, y cojo su vestido y comienzo a levantárselo al mismo tiempo que mi lengua va recorriendo su cuerpo. Al llegar a la altura de los ojos ella levanta los brazos, saco la cabeza y una de las manos dándole tiempo para que se cambie la cerveza de mano y pueda quitarle todo el vestido. Apoyo el vestido en el respaldo del sofá y vuelvo a repasar con la mirada todo el cuerpo de Jun, desde los pies, pasando por su felpudo blanco, por una barriga casi inexistente y parándome en sus pechos, grandes para una japonesa y no muy caídos para su edad, alargo mis manos y le agarro los pechos con suavidad mientras continúo el recorrido de la mirada hasta llegar a su cara. Ella me mira y dice “Me gusta tu rollo” señalando la pantalla. Recupero mi cerveza de las manos de Hiroko, y le ofrezco un brindis, me entra la risa antes de hacerlo, y acabo diciendo un “Ahora te toca a ti gatita” seguidamente simulo que le araño la cara mientras le doy un beso en el cuello. Jun empieza a hablar japonés pero prontos se da cuenta y cambia al castellano. “Has pensado como vas a torturar a mi musa de la paciencia?”.

Pistoletazo de salida, decido pensar y preparar rápido la segunda sesión antes del que ya no me deje pensar con claridad. Le acabo de comer el coño a la jefa atada mientras la amiga fiel lo gozaba, por resumir mucho, resume Sergio resume, una es pintora, la otra sumisa….Al final decido que Jun va a pintar con brocha el cuerpo atado, delgado , blanco y desnudo de su amiga mientras yo me recreo en sus zonas bajas. Me como los dos coños, que me apetece, y así no hay envidias entre ellas.

Decido girar la escena hacia una pared blanca que hay a la derecha, Hiroko se tendrá que arquear su cuerpo para apoyarse en algún sitio mientras la pintan y yo me balanceo en su coño asiático.

Me giro hacia la mesa para comunicar la idea y me encuentro a las dos totalmente desnudas y entabladas en una divertida conversación. La escena es entrañable y tierna, supongo que hace mucho que no ocurren esas risas en esta casa,

“Hiroko atada contra esa pared mientras tú con una brocha gorda le pintas zonas del cuerpo…. Y yo le devoro el alma” emito de forma contundente, ellas me miran pero no responden, quizás mi idea es un poco infantil.

De repente Jun cruza la habitación hacia la parte de atrás de la lona negra y comienza a mover trastos, “Una brocha redonda nueva y una pintura no muy tóxica si puede ser” le digo a gritos.

Mientras tanto ato a Hiroko de una forma diferente que hice con Jun. Empiezo atando las manos en círculo para luego bajar y rodear su cintura, paso la cuerda por detrás, y me voy agachando hasta tener su depilado y diminuto coño en mi visión. Ato los dos tobillos y vuelvo a subir la cuerda por la espalda hasta llegar a su cuello. Le miro con ternura a lo ojos, no sé porqué pero tengo un deseo de besarla todo el rato, Hiroko es diferente, son dos personas que sienten totalmente diferentes. Le doy dos holgadas vueltas a la cuerda en su cuello, Antes de que abra la boca ella me dice “me lo estoy pasando de puta madre y quiero que me hagas feliz, desde que llegué a España no he follado con nadie”. Esa información me da un por lado seguridad y por otro me pone mojado y muy cachondo, así es el sexo, si sabes que alguien hace mucho que no folla te pone más desafiante y cachondo”.

Coloco la cámara en frente suyo, decido hacer un plano horizontal y largo, tiene que entrar la figura de Jun con la acción de pintar, y es mejor que no se vea como yo le como el coño. Jun aparece con un bote de pintura negra que levanta un poco para enseñármelo. Nos acercamos a Hiroko y mientras Jun se pelea para abrir el pote de pintura yo hablo con ella “Es lo mismo que has visto antes, estiras el cuerpo hacia arriba, te retuerces contra la pared y.. y.. disfrutas como una perra”.

Me giro hacia Jun y las únicas indicaciones que se me ocurren darle a Jun son “aunque vamos como una moto tienes que hacer pinceladas muy cortas para que podamos captar las fotos sin crear un caos de pintura en el cuerpo de Hiroko”.

Programo la cámara para disparar cada 20 segundos y le doy la señal de salida a Jun con un gesto. Comienza la segunda crazy sesion.

Jun comienza con un brochazo generoso a la altura del cuello, de la sorpresa los tres pasamos a las risas. Le recuerdo que debe ir poco a poco por la cámara y poner poca pintura en la brocha. Miro a Hiroko y comienzo a bajar hasta ponerme de rodillas a la altura de su depilado y estrecho coño de Hiroko. Al acercarme y acariciarla con mis dedos en sus blancos muslos, ella se retuerce del cosquilleo arqueando el cuerpo hacia arriba, las fotos deben estar quedando de lujo, ésta es la última vez que en toda la noche que el MDMA me deja pensar en la fotografía.

Levanto la cabeza y veo cómo Jun impacta con una gran sonrisa su tercer brochazo en Hiroko. Otro brochazo más que le tapa el pecho derecho a Hiroko y, que acaba salpicándome la espalda mientras mis dedos acarician con suavidad las finas piernas de Hiroko. Coge suevemente los muslos traseros de Hiroko con las dos mano, ejerzo algo de presión mientras mi nariz va rozando su pubis. Aprieto más las mano y acerco el cuerpo de Hiroko hacia mí.

Mi lengua impacta contra su clítoris pero aún no poseo espacio para poder moverla en redondo. Mientras lo voy golpeando en busca de espacio miro hacia arriba y veo cómo Jun impacta contra la barriga de Hiroko con mucha fuerza y mucha pintura, cierro los ojos para que no me caiga y al volver a abrilos veo un apasionado morreo entre ellas dos, Jun coge fuerte el pelo de Hiroko con la mano derecha, y después de dos segundos mirándola fijamente vuelve con otro morreo aún más fuerte.

Toda esta situación hace que Hiroko relaje un poco las piernas y me deje contactar con unos labios internos más mojados de lo que pensaba, comienzo a rodear su clítoris de forma lenta, mientras le agarro firmemente el culo con las dos manos. Mi lengua ya se mueve arriba y abajo en toda su anchura y libertad cuando noto una mano intrusa que comienza a masajear la parte externa del coño de Hiroko. Mi tarea se dificulta cuando Hiroko comienza por placer a desplazar las piernas de derecha a izquierda. Decido cogerle con una sola mano el culo a Hiroko y con la otra aprieto de su muslo derecho hacia la pared para ganar espacio. Los dedos de Jun se deslizan hasta los laterales del clítoris de Hiroko, y yo aprovecho para dar unos largos lametazos a su expuesto clítoris.

Jun intensifica sus movimientos a derecha e izquierda del clítoris de Hiroko, lo que me impide el acceso a su clítoris. Decido bajar unos centímetros para llegar al minúsculo y falsamente virginal agujero de Hiroko. Lo rodeo con la lengua un par de veces e introduzco la mitad de mi lengua en su coño. La flexibilidad de los órganos implicados hace que ella emita un largo gemido de sorpresa. En la siguiente embestida mi lengua se introduce entera en el agujero, mientras Jun sigue zarandeado enérgicamente el clítoris de Hiroko. Empiezo con un movimiento de meter y sacar la lengua, y lo mantengo hasta que los gritos de Hiroko y el no movimiento de de las manos de Jun me hacen entender que nos hemos corrido.

Inmediatamente y con un fuerte giro de muñecas, pongo a Hiroko de cara a la pared y acerco mi erecto pene a su acuática bulba, en dos giros mi pene ya sabe la posición corporal que hay que mantener para empezar a penetrar a Hiroko. Mi capullo acaricia su agujero, comienzo a penetrarlo lentamente sintiéndome como aquel soldado que hace la misión de reconocimiento para decidir cómo de potente puede ser el ataque. Y el ataque fue potente.

Ella preparada y yo descontrolado hicieron que los zarandeos fueran fuerte y seguidos, el cuerpo me pedía cada vez más ritmo y descontrol, me centro dos segundos y percibo como Hiroko está encorvada, haciendo presión con sus manos contra la pared y emitiendo esos gemidos tan graciosos de las japonesas. Puede ser que consiga hacerle dos orgasmos seguidos.

Jun comienza a dar pinceladas negras en la espalda virgen de Hiroko, y de rebote está llenándome el pelo de pintura. No sé si me estoy pasando de burro con la pobre Hiroko. “Estás bien?” le pregunto a lo que ella emite un “sigue” entre gemidos graciosos. Mantengo el ritmo en el coño de Hiroko pero sin profundizar tanto, ella comienza a gemir entrecortado mientras otro brochazo nos salpica a todos. Jun me mira a los ojos y empezamos a reírnos.

Recoloco mis manos en el diminuto culo de Hiroko y abro sus nalgas, mantengo el ritmo de penetración hasta que emite un largo y casi felino gemido y su coño me muestra su total calidez. Su cuerpo deja de oponer resistencia contra la pared, lo que me indica que se ha corrido. Mantengo mi pene en su caliente coño un rato más como acto de dominación. Retiro poco a poco mi rabo de su vagina. No me he corrido, es lo que me suele pasar con todas las drogas, te concentras en lo que está pasando y duro más en el sexo.

Mi viscoso pene vuelve al mundo exterior, Jun ha dejado de pegar brochazos. Tiene una cara feliz pero desencajada por las drogas. Se queda quieta, procesando la información, las drogas la ralentizan pero creo que le han llevado a ese destructivo grado de placer y locura personal, intenso y agotador, pero que días después hacen que vuelvas a conectar con la una nueva y regenerada esencia de tu alma.

Se acerca al oído de Hiroko y le dice algo que no puedo entender. Deja caer la brocha contra el suelo y se gira hacia mí. Me coge el encurvado pene con una mano, me mira fijamente mientras desciende hasta que su boca toca la punta de mi glande. Le da un besito con los labios, mi pene reacciona ganando un grado más de altura, me besa el glande todo entero, me estira la piel hacia atrás y comienza a darse golpe con mi pene en su cara. Se restriega todo el aroma de Hiroko por la cara, vuelve a meterse mi pene en su boca, otros graditos más de altura.

Levanto la cabeza para ver como Hiroko se ha dado la vuelta y contempla la escena. Jun comienza a masturbarme mientras se come mi polla, mantiene el ritmo y mi pene empieza generar fluidos, ella mantiene la masturbación pero se pasea mi pene por fuera de sus labios, dándole un par de vueltas para acabar en una mamada profunda.

Esto me excita mucho, la vena se me hincha indicándome que comienza a subir el semen hacia la zona del glande. En ese momento ella vuelve a golpearse la cara con mi glande, unas ganas incontrolables de correrme en su cara aparecen en mi mente. Jun continúa masturbándome mientras sostiene mi pene en su cara, no aguanto más, y la pintora japonesa desquiciada se lleva el impacto de un caliente y abundante semen en sus ojos, frente y bello pelo.

Punto de no retorno

EL TIEMPO, indefinido después del esfuerzo, me hace recordar.. .

EL FRÍO, del suelo al penetrar a la espatarrada Jun, me hace recordar...

UN GOLPE, en el estómago de la atada Hiroko ayudándome con el sushi, me hace recordar ...

UN DOLOR, de dos arañazos de Jun en los brazos, me hace recordar...

El CONTRASTE, del frío sofá y los tres cuerpos ardientes, me hace recordar...

EL MORDISCO, de la pequeña boca de Hiroko, me hace recordar...

DOS SABORES, de sus pequeñas y profundas gargantas, me hace recordar….

EL LATIR, de mi corazón mientras castigo el cuerpo de Jun, me hace recordar...

EL MICROSUEÑO, que te hace dudar entre realidad o ficción, me hace recordar…

UNAS CARICIAS, sin identificar que rozan mi frágil y cansado cuerpo, me hacen recordar…

NINGÚN SONIDO, cuando las zonas del cerebro deciden desconectar , me hacen recordar...

LA PAZ, llega a tu cuerpo en forma de sueño, recordaré...