La piara. Cuarentena

Las medidas puestas en marcha por el gobierno para confina a la población ante el avance de un virus hacen que recoja a toda la piara en mi casa y para que todas sepan donde están, no me queda otro remedio que castigar severamente a fresa Incesto, sumisión, lluvia durada y faciales

Sonó el teléfono mientras estaba en la ducha y puesto que estaba con nerea de rodillas ante mí, frotándome con una esponja jabonosa, decidí que cualquier cosa podía esperar hasta que terminara con el aseo. Ella entendió la negación con la cabeza y siguió con la labor en mis piernas. Previamente lo había hecho con el resto de mi espalda, brazos, pecho y únicamente en la zona genital cambiaba el instrumento por sus delicadas manos. Y cuando lo hacía, siempre obtenía el mismo resultado: una tremenda erección de mi miembro que rara vez era desaprovechada, así que cuando la obtuvo, me miro desde su posición y leyó en mis ojos el próximo movimiento. Dejo la esponja y abriendo la ducha, espero a que el agua templada nos aclarara a los dos. Luego, sin cerrar el agua, se giro e inclino su delicioso cuerpo hacia adelante, poniéndose de puntillas y elevando su entrenado ojete para que la penetrara mientras se separaba las nalgas.

Por más que viera aquella imagen casi a diario, me seguía encantando. Sus deliciosas y bien formadas nalgas eran separadas por sus cuidadas manos para dejar ver un ojete de piel ligeramente oscurecida. El adiestramiento al que se le había sometido desde hacía más de dos décadas permitía a su dueña relajarlo hasta casi poderlo abrir para facilitar la entrada de mi polla sin apenas esfuerzo pero si con mucho roce.

Coloque mi capullo en la entrada y note inmediatamente como lo succionaba hacia su interior. Tanto ella como vaca habían adquirido esa destreza y eran capaces de chuparte la polla con cualquiera de sus tres agujeros. Poco a poco la fui penetrando hasta notar el calor de su coño en mis huevos. Cualquier otro podría pensar que era la temperatura del agua lo que notaban mis testículos, pero yo sabía que era ella. La viscosidad y el tacto de su flujo, así me lo rebelaban. Cuando tuve todo el miembro encajado en su recto, la agarre por las tetas y a jugué con sus pezones mientras la empezaba a follar lentamente. No tenía prisa. Durante aquella semana disponía de todo el tiempo del mundo para usar a mi esclava como me viniera en gana, sin la férrea disciplina horaria que me imponía mi labor profesional.

Al notar la presión es sus ubres, nerea movió el culo y empezó a gemir. Aquella intima caricia hacia que se pusiera a tope y con ganas de portarse como la hembra bien educada que era. Minutos después, la estaba agarrando por las caderas y lo que se inicio como un suave juego se convirtió en una potente follada. La hidratación del agua caliente hacia que mi polla no tuviera apenas resistencia en entrar y salir de aquel entrenado agujero y el placer para ambos era un regalo de los dioses.

Tras terminar, realice una llamada a mi compadre, autor de las dos llamadas perdidas.

  • ¿Carlos, has visto lo que acaba de anunciar el gobierno? – Me pregunto mi amigo, casi a bocajarro.

  • No. Estaba en la ducha con Nerea – le conteste mientras terminaba de secarme y con gestos ordenaba que se pusiera de rodillas. Me concentre y un chorro amarillo salió disparado hacia la boca de mi esclava, que lo recibió como si fuera un verdadero manjar. Tras vaciar la vejiga, le ordene que se ducharan bien y se quitaran todo los restos de aquel delicioso momento- ¿Qué han hecho ahora?

-Han suspendido el curso escolar y han ordenado el confinamiento de todas las familias en sus casas – dijo con una voz mezcla  de preocupación y alboroto – eso significa que vamos a estar encerrados en casa. Ya podemos ver como lo hacemos para no aburrirnos…

Mi mente trabajo rápido. Sabía que con la situación precedente, aquello no iba a durar precisamente cuatro días. Si las cosas iban como se nos había explicado en el trabajo, el encierro duraría varias semanas. Gracias a ese aviso, nerea había aprovisionado la despensa de la casa con suficientes víveres como para resistir durante casi todo el mes sin tener que salir. Pese a ello, si el confinamiento se hacía efectivo, a parte de los víveres, se tenía que prever otras muchas variables.

-  Marcos… ¿Qué te parece si os venís para mi casa y pasamos todos ese periodo de tiempo juntos? – le propuse a mi compadre. No era raro de que vinieran a pasar periodos de tiempo más o menos largos a casa y debido a eso, la teníamos perfectamente preparada.

  • ¿Nosotros solos? – Pregunto con la misma mente retorcida que ambos compartíamos, notándosele la sonrisa incluso al otro lado de la línea telefónica - ¿Qué te parece si intento que el resto de la piara venga a encerarse con nosotros?

  • perfecto – acepte sin dudarlo – yo me encargo del resto de cerdas – y tras despedirnos, colgué el teléfono.

Sabía que los padres de agujero y dulce estaban separados. Ambos tenían a sus crías por dos niñas modélicas y sabía por experiencia que ambos progenitores eran altamente influenciables por Marcos y sobre todo por vaca, a la que se notaba que tenían ganas de follar y por ello les tenía comiendo en la palma de la mano. Para ellos, en una situación así, sus hijas no eran más que un estorbo a su pobre vida de separado en el caso de agujero y de casado en segundas nupcias en el caso de dulce.

Desde el divorcio del padre de agujero, el hombre había visto la luz al final del túnel e iba de flor en flor, picoteando todo lo que Tinder le permitía. Era un hombre de nuestra edad, bien conservado y deportista pero el separarse de la madre de sus hijos le había dado alas y pretendía recuperar todo el tiempo perdido. Una cuarentena, con una adolescente en casa (Su hijo, más pequeño que agujero, residía casi de forma permanente con la madre) sería motivo para no poder salir a echar canas al aire.

En cuanto a dulce, la madrastra y ella no eran especialmente amigas. Las dos habían establecido una especie de competición para ver quién conseguía más atención del hombre de la casa, pero en aquella competición la cría no tenía nada que hacer, ya que la nueva pareja de su padre tenía la ventaja de que se lo llevaba a la cama y lo podía apañar en cinco minutos. “Si yo pudiera, le demostraría a papa que lo que le hace esa golfa es de mojigatas. Le vaciaría las pelotas sin tener ni que bajarme la falda” había dicho más de una vez al salir en tema estando con el resto de la piara. Por fortuna, tanto Marcos como yo le habíamos prohibido a la niñata mostrar nada de sus conocimientos como esclava y mucho menos con ellos, teniendo en cuenta la mente cerrada de su progenitor.

En la confianza de que si no era Marcos, seria vaca quien convencería a los padres de las dos esclavas de que lo mejor para todos seria que pasaran el confinamiento con ellos (no les iban a decir que se iban a casa de un tercero ya que hubiera parecido muy sospechoso) espere que por simpatía, cerda también pudiera venir, si bien eso era un añadido.

Mientras veía como nerea se secaba y se volvía a poner el collar, su única pieza de vestir junto a la cola fijada mediante un plug anal, llame a nodriza. En menos de un minuto le ordene que preparara las cosas y le di la orden de venir a mi casa para pasar los días que durara el encierro como parte del servicio junto a su mujer y sus tres hijas.

Tras exponerle el plan a mi mujer e hija, les dije que íbamos a tener invitados, así que se prepararon para recibirlos. Un par de horas después, llegaba la pareja de esclavas con sus tres hijas y casi al instante, ya estaban preparando sus habitaciones para los invitados.

Como era natural, nada más llegar, se desnudaron y se pusieron los collares e introdujeron los plug con cola en sus anos antes de empezar con sus quehaceres.

A las ocho de la tarde me llamo Marcos mientras las cuatro niñas jugaban. Las adultas estaban preparando las habitaciones. En ese momento, coordinando con mi mujer la ropa de cama a colocar en cada una de ellas. En la estancia principal, situada al fondo de un largo pasillo y que contaba con una cama especial para orgias, de tres metros de ancho y cuarto de largo, íbamos a dormir los Amos con sus favoritas. En la habitación de al lado, las integrantes de la piara. Disponía de cuatro camas y ante la posibilidad de que finalmente cerda también se sumara al grupo para pasar algunos días, decidí que las prepararan todas. En frente, una habitación con dos literas, donde se alojarían las mas pequeñas y al lado de esta, la habitación de matrimonio donde dormirían sus madres para poder atender las necesidades de cualquiera de las tres habitaciones restantes como su bajo estatus exigia.

  • Compañero!!! – Me dijo en un tono jovial Marcos – Que venimos todos!!! He conseguido que toda la piara pase las dos semanas de confinamiento con nosotros!!!

  • ¿Incluso cerda? – Pregunte con una sonrisa en la boca. Si bien no era una de las que mejor estaban ni de mis preferidas, siempre daba muchísimo juego y era una guarra destacada.

  • Claro! Vaca ha hablado con sus padres y les ha dicho que lo mejor que pueden hacer con ella es dejarla con nosotros, que acogeremos a dos compañeras más de clase y puesto que ella tiene nociones de magisterio, la iba a poner más firme que si lo hacían ellos sin un ambiente tan férreo.

  • Bueno… ahí tiene razón. Las vamos a poner finas jajajaja – Le dije riendo a mi camarada

  • Ya te digo – me contesto entre risas – bueno, que sepas que están haciendo todas las maletas y en un rato las pasara a buscar vaca para “llevarlas a mi casa”. Calculo que sobre las diez o así estaremos en la tuya.

  • Fantástico! Aquí os esperamos – Y tras colgar el teléfono ordenare a nodriza que prepare la cena para todos.

Cuando llegaron los invitados a casa apenas hacia un momento que las pequeñas se habían acostado tras la cena. Todas habían tomado su ración de leche materna de los diferentes pechos que disponían de ella tras cenar, por lo que de los pezones de nodriza todavía brotaban unas gotas. Vaca se percato al instante de ello y tras desnudarse a toda prisa y ponerse su collar y cola, se acerco a la antigua cocinera y se amorro a sus ubres, chupando el alimento que sus hijas habían dejado en el interior de aquellas dos bonitas tetas. La succión, acompañada de los hábiles dedos de la enfermera hicieron que la madre se corriera por tercera en lo que iba de noche notando únicamente la succión en sus pezones.

  • Creo que nos lo vamos a pasar muy bien en este encierro – dijo vaca sacándose la ubre de nodriza de la boca y tras agarrarla por la coleta le pego un tirón para que se pusiera de rodillas y le comiera el coño – Como me gusta la leche recién ordeñada… uffffffffff que caliente me pone este puto surtidor…  A mí me han dicho en el hospital que… uffffff… como está la cosa, se van a anular todo el tema de operaciones, así que me han dado fiesta… ufffffff… Quitame la cola, guante y métetela en la boca… DIOS… Y tú, puta, dos dedos por el culo, hija de puta. Eso es… ahora fóllamelo… – les ordeno al matrimonio mientras seguía hablando con nosotros, como la cosa más natural del mundo. Guante saco el plug de vaca al instante y se lo introdujo en la boca, dando una imagen cómica al tener una cola en su recto y otra en la parte opuesta del sistema digestivo – así que… uffffffff… voy a… a… joder… a tener días libr… libres… uffffffff… me corro!!! Traga, zorra… traga!!! – Dijo mientras apretaba la cabeza de nodriza contra su coño. Mientras la morena no dejo de follarle con fuerza el culo  y en poco menos de dos minutos, le había arrancado el primer orgasmo del encierro a su superior.

  • La verdad es que me parece que va a ser un confinamiento muy interesante – dijo Marcos mientras hacía que agujero le quitara los pantalones – dulce, de rodillas.

La gafitas, que apenas acababa de ajustarse el collar, adopto la postura ordenada, a los pies de Marcos, que sin ninguna ceremonia, introdujo su miembro en la boca de la sumisa y empezó a mear con la naturalidad que da la práctica. Sin tener que ordenárselo, la jovencita empezó a tragar la orina de su Amo mientras con la mano derecha empezaba a masturbarse, tocándose el clítoris de forma frenetica. Lo que empezó, hacia unos meses, como un castigo, se había convertido en una costumbre y todos usábamos la boca de dulce para aliviar nuestras vejigas.

Después de terminar Marcos, hizo que su favorita, agujero, le pusiera el pareo y se fue a por una cerveza a la nevera. Mientras la joven esclava seguía en posición, tocándose el coño y terminando de tragar la meada, su hija se acerco a su compañera de clase y le puso el coño en la boca, repitiendo la operación que había hecho su padre, tragando la gafitas toda la lluvia dorada de fresa, que al terminar le proporciono una sonora torta que le dejo los cinco dedos marcados y a punto hizo que le saltaran las gafas. Pese a todo, dulce no había parado de masturbarse y por la expresión de su cara, parecía que se iba a correr de un momento a otro.

  • He pensado que ya que la usamos de WC, al menos que mientras se traga todos nuestros meados, que tenga un poco de placer – dijo mi compadre abriendo la cerveza y sentándose en el sofá, haciendo que agujero se arrodillara ante él y empezara a lamerle los cojones como una perrita – si no te parece mal, vamos…

  • No, por mi, sin problema – ratifique la idea de mi amigo – fresa, ponte en el suelo, bajo el coño de dulce. Ayúdala a correrse y luego trágate todo lo que expulse de su coño de urolagia.

Pese a que aquella orden no era nada extraordinario fresa se estiro en el suelo, de mala gana y bufando como una tetera. Ella disfrutaba dejándoles claro a sus amigas que estaba por encima de todas. Eso era la realidad, pero soy de los que piensa que de tanto en tanto, a todas se les tiene que recordar cuál es su puesto. Y el de mi ahijada no era otro que el de una esclava de nivel medio, por debajo de mi mujer y su madre. Y que por mucho morbo que me diera usarla, no tenia que perder de vista que era un agujero mas, como sus amigas, así que me acerque a ella y agarrándola del tobillo, la saque de debajo de dulce de un tirón. Mi acción la pillo desprevenida y la descoloco, pero más la descoloco las dos tortas que le di, que hicieron que su pelo se moviera de un lado a otro.

  • fresa, eres un simple agujero para mí, para tu padre y para las esclavas que están por encima de ti – le dije y le pegue una tercera torta con la misma intensidad que las otras dos. Todas tenían prohibido taparse o intentar zafarse cuando eran reprendidas y por lo tanto, impacte de lleno en su mejilla izquierda, dejándole los dedos marcados en la cara – cuando se te ordene algo, lo harás. Y lo harás rápido y con una sonrisa en la boca, porque si vuelves a hacerlo con desgana como lo has hecho ahora, pillaras de verdad.

A mi ahijada estaba a punto de saltarle las lágrimas. No estaba acostumbrada a que la regañara y menos de una forma tan dura. Era consciente de que aquella reprimenda ante todas las esclavas había sido necesaria ya que íbamos a estar mucho tiempo juntos y las actitudes displicentes no serian toleradas bajo ningún concepto. Tras golpearla una vez más le ordene que se pusiera a 4 patas, con la frente tocando el suelo, sus incipientes tetas aplastadas contra las rodillas y sus nalgas separadas la maximo por sus propias manos. En aquella postura el plug casi no encontraba sujeción y estaba a punto de caer

  • Muy bien, cerdas. Atender – llame al orden a la piara – fresa ha puesto mala cara cuando se le ha dado una orden y eso es algo que no voy a permitir, por mucho que os desagrade lo que se os manda. Vamos a pasar unos cuantos días juntos y quiero recordaros que estáis aquí por voluntad propia. Si alguna no quiere seguir bajo nuestra protección, que lo diga y se marche. Aquí ni Marcos ni yo obligamos a nadie a estar en contra de su voluntad. Lo único que esperamos es que obedezcáis con inmediatez, con ganas y con alegría. Si no queréis, cortaremos vuestro collar y adiós ¿ha quedado claro? – Todas asintieron, incluidas las adultas – bien… no es nada nuevo que se os de un correctivo, así que quiero que todas os pongáis vuestros arneses dobles y sodomicéis a fresa hasta que os corráis dos veces. Cuando terminéis con el segundo orgasmo, os retirareis y dejareis el agujero a la siguiente ¿Ha quedado claro? – volví a preguntar. Otra vez asintieron todas, si bien vi en los rostros de nerea y vaca una sonrisa perversa y una mirada de complicidad - ¿Alguna pregunta?

Tal como esperaba, nerea levanto la mano y pregunto si había algún problema en que fueran vaca y ella las ultimas en usar a su ahijada. Evidentemente, la respuesta fue que no había ningún problema. Eran las dos esclavas de más alto rango y podían decidir en qué momento les apetecía usar a la cría, siempre que los Amos no les dijéramos lo contrario.

Una tras otra, se fueron poniendo los arneses dobles. Un artilugio que tenía una especie de braga que sujetaba una polla la látex de buen tamaño en la parte frontal, pero una de un tamaño no menos considerable hacia adentro, de tal manera que cuando las esclavas se lo ponían, se follaban a sí mismas y a su compañera mientras bombeaban.

Como las esclavas de mayor rango habían solicitado ser las últimas y la que venía después era precisamente la castigada, el primer turno correspondió a agujero, que tras colocarse el artilugio se arrodillo tras su compañera y alargo la mano para agarrar un gel de lubricante que había cerca. Ese complemento es algo que no faltaba en ninguna de las habitaciones de la casa para facilitar el juego con todas las hembras

  • No! Sin lubricante – ordeno Marcos a su juguete sexual – escúpele en el culo… si quieres.

Agujero miro a su Amo y evaluó la situación. Meterle la polla que tenía calzada por el culo de fresa no era un reto demasiado difícil, porque en más de una ocasión lo había realizado, pero hacerlo sin lubricante significaba que la fricción ejercita entre la polla de látex y el ano de su amiga seria más de la recomendada. Agujero sabia que fresa era una rencorosa y que si no se lo lubricaba, tarde o temprano le devolvería “el favor” y le provocaría dolor… ¿Dolor? Hmmmmmmmm. Para una masoquista eso era un regalo, así que agarro el consolador por la base, retiro el plug de ano de su superior y tras apuntar al agujero marrón de fresa, se lo metió casi entero de un solo golpe.

Fresa: Aaahhhhhh!!!! Hija de puta!!! - Chillo fresa cuando noto su ano dilatarse de golpe con el pollazo de aquel invasor artificial – Animal!!! Ya te pillare!!! Te voy a destrozar!!!

Para cualquier persona “normal”, inferior en rango a la castigada, aquella amenaza hubiera bastado como para sacar inmediatamente el artilugio del recto de fresa y lubricarlo con saliva hasta que le hubiera podido entrar el puño, pero agujero era masoquista. Adoraba el dolor y la promesa de fresa de que se lo iba a causar no hacía otra cosa que excitarla más y desear enfadarla lo máximo posible, así que empezó a bombear desde el primer minuto como si le fuera la vida en ello.

Los gemidos, juramentos y amenazas de fresa, que recibía polla con el culo totalmente seco, excitaron a agujero de tal forma que en menos de cinco minutos consiguió su primer orgasmo, agarrando a su superior por las caderas y clavándosela hasta literalmente la empuñadura y empezando a convulsionar, como si recibiera descargas erétricas en su coño, a través del arnés que tenia introducido en su interior.

El segundo orgasmo se hizo esperar un poco más y se retraso hasta los quince minutos, durante los cuales agujero volvió a follar con dureza a fresa, pero no por el hecho de humillarla, si no por que cuando más duro le daba con el arnés exterior, el interior mas placer le proporcionaba y así, un buen rato después, mientras se tiraba a si misma de los pezones hasta casi arrancárselos, agujero se corrió por segunda vez, deseando que todas las amenazas que había proferido mi ahijada se materializaran en un futuro inminente.

Cuando la masoquista retiro el consolador del agujero de mi ahijada, este se encontraba realmente rojo y dilatado. Habían sido veinte minutos de follada seca, sin una sola gota de lubricante y aquello pasaba factura a la piel perianal de la esclava de mayor rango del Escala Dei. Si no hubiera sido por su entreno y su pundonor, ahora mismo estaría llorando por la humillación y el dolor.

La siguiente fue cerda. Cuando se coloco detrás de su amiga y vio como le había quedado el culo a fresa se inclino y sin que nadie se lo dijera, empezó a lamérselo. Cualquiera hubiera podido pensar que era algo misericordioso y que lo hacía para mitigar el dolor de su compañera, pero nada más lejos de la realidad. Cerda estaba lamiendo el ojete de fresa con autentica lujuria y vicio. Aquel agujero abierto le recordaba el de la sobrina de un amigo a la que había estrenado, en compañía de un noviete hacia dos veranos y que tenia la mitad de edad de la que ahora estaba lamiendo. Aquella visión la puso muchísimo y siempre que veía un culo tremendamente dilatado, no podía resistir lamerlo rememorando el gusto del semen de su antigua pareja en el precoz agujero.

  • Buena chica – le dijo Marcos a su juguete – ahora, que fresa te limpie el arnés y ven aquí.

Agujero se sentó en el suelo, en frente de su compañera de clase y le acerco el arnés a la boca. Estaba casi limpio, pese a ello, la joven fresa abrió la boca y chupo la polla de látex con verdaderas ganas. Mi ahijada lo había pillado, así que puso verdadero énfasis en limpiar el arnés de su amiga mientras cerda empezaba a encajarle el suyo por el ano.

Fresa: gracias por ayudar a esta esclava desobediente a ponerse en su lugar, agujero – dijo fresa a la vez que la agarraba por la nuca y le daba un tremendo beso con lengua

La castigadora tardó poco en deshacerse de su sorpresa y en contestar con un tórrido beso a su amiga mientras la agarraba de un pezón y se lo apretaba. Tanto a vaca como a ella le encantaba que jugaran con sus pezones y agujero lo sabía, así que lo apretó hasta conseguir un gemido, que se trago con verdadero placer, acompañado de la baba de fresa y con el gusto de ese culo recién follado. Al terminar, ocupo su lugar entre las piernas de Marcos y volvió a adoptar su rol de simple juguete sexual.

Una tras otra pasaron por el culo de fresa, follandola mas o menos duro, según su propio placer. Tanto cerda como dulce lo hicieron de una forma más bien brusca, posiblemente a causa de una mezcla de intercambio de poderes y de cómo les gustaba masturbarse con el consolador interno del arnés. Para cuando llego el turno de la pareja de esclavas, ya les había dado tiempo a servir la cena en el comedor principal

  • Amos, ¿puedo ir al baño? – pregunto nerea desde la pose de espera en la que había contemplado el castigo desde el primer momento, esperando su turno.

  • Si. Puedes ir – le dije mientras acariciaba la cabeza a vaca, que estaba comiéndome la polla con suavidad, acompañada de dulce, que me trabajaba los huevos con la boca y sobaba las ubres de la morena.

  • ¿Me dejaría que me llevara a dulce? – Me pregunto con una sonrisa traviesa.

Las peticiones de mi favorita solían ser muy morbosas, así que renuncie al placer de su lengua a favor del morbo que estaba seguro me iba a dar mi mujer. Y cuando vi el rato durante el que se ausento, me imagine para que se la había llevado.

Al regresar junto a nosotros, más de diez minutos después de salir de la habitación, nerea se coloco en su sitio otra vez, pero con una sonrisa traviesa en la boca. Por su parte dulce se acerco hasta posición de guante, que ya estaba dando por el culo a fresa tras las dos corridas de nodriza que provocaron que volviera a manar leche de sus mamas y le proporciono un tremendo morreo con lengua.

El primer instinto de la criada fue devolverle el beso, pero casi inmediatamente, se detuvo y puso cara de sorpresa. Algo estaba pasando y los presentes solo podíamos intuirlo. Un par de minutos después, mientras ambas esclavas seguían marreándose, nerea le pregunto a la madre si tenía buen aliento su superior.

  • Con todo el respeto – dijo guante sin dejar de ejecutar el castigo a fresa – sabe a mierda.

Nerea soltó una carcajada y explico que puesto que íbamos a ser muchos y que uno de los consumibles más demandados en estas situaciones era el papel higiénico, creía oportuno, si los Amos no decíamos lo contrario, que ya que dulce era nuestro orinal, podría ser perfectamente nuestro papel de wáter.

  • Me parece perfecto – dijo Marcos sacando la boca del coño de agujero a quien se lo estaba comiendo mientras le metía cuatro dedos por el culo hacia un buen rato, arrancando orgasmo tras orgasmo de la rubita – y cuando sea dulce la cagona, la guarra de mi hija será su limpiadora. Así recordara diariamente cual es su posición. Eso sí, al terminar, que se limpien la boca. No pienso soportar que me coma la polla ninguna de las dos con semejante pestazo a estiércol.

Pese al gusto a mierda en la boca, guante no perdió la concentración y alcanzo el segundo orgasmo en un tiempo relativamente corto. Durante toda la enculada no había bajado la vista una sola vez, puesto que el estado en el que se encontraba el agujero trasero de la hija de Marcos le daba angustia hasta a ella.

Cuando termino y se retiro del ano de fresa, este se encontraba brutalmente dilatado y rojo. Los diferentes lubricantes que habían empleado sus folladoras brillaban en el fondo del agujero y de sus ojos caían verdaderas lagrimas de dolor. Pese a todo, no se había quejado y había mantenido la posición en la que se le había ordenado permanecer.

  • Te toca – le dije a vaca mientras le daba unos ligeros toques en la cabeza – la madre de la castigada llevaba un buen rato comiéndome la polla, pero al recibir la orden, gateo hasta su hija y le introdujo la polla que se había calzado en la boca.

  • Chupa polla, maleducada – le digo agarrándola del cabello y usándolo como si fuera un asidero se la clavo hasta que la braga de cuero toco con la nariz de su hija. Fresa, consciente de su posición, relajo la garganta y se dejo humillar por su madre todo lo que esta quiso. Pese a todo, para los que teníamos una buena prospectiva de su trasero y su coño, este parecía empapado y no precisamente por todo el lubricante vertido en el interior de su agujero marrón - ¿Me permite cambiarla de posición, Amo?

Yo asentí y vaca la agarro por el pelo y la echo de bruces sobre la mesita del comedor, aplastando sus tetas en formación contra la superficie de la misma. Su cintura quedaba a la altura justa y con un par de guantazos la madre separo las patas a su hija y le clavo la polla engarzada en el arnés de un solo golpe.

  • Toma polla, hija de puta – le dijo a su vástago mientras empezaba a azotarle las nalgas. Eso era algo que ninguna de las anteriores había hecho. Marcos y yo nos miramos y una sonrisa se nos escapo por debajo de la nariz – si me vuelves a avergonzar delante de los Amos, te parto por la mitad

Un buen rato después, nerea se puso detrás de vaca y agarrándola por las ubres, mientras le tiraba de los pezones casi de forma cariñosa le susurro algo en la oreja. La morena paro su enculada y se inclino sobre su hija, dejando que sus enormes tetas reposaran en su espalda. Nerea se estiro detrás de la tetuda y separándole las nalgas con los pulgares paso la lengua unas cuantas veces por su veterano recto, lubricándolo eficientemente antes de volverse a incorporar y clavarle su propio dildo en el culo de vaca. La veteranía y los miles de horas de uso de aquel agujero hacían que no fuera necesario otro tratamiento para prepararlo.

  • Vamos a enseñarle a esta pequeña zorra que todavía le queda mucho para estar a nuestro nivel – y dicho esto, nerea empezó a bombear en el culo de vaca, que casi de forma instintiva se coordino con esta para que los pollazos en el agujero trasero de su hija fueran la suma de las dos hembras – amásale las tetitas, esclava. Ayúdale a que le crezcan para que tenga dos buenas ubres como su mamaíta – dijo la Alpha del grupo, humillando a su inferior a quien le acababa de meter un consolador por el ojete. La tetuda sabía que a su subordinada no le gustaba que le recordaran que aquella pequeña hembra a la que sometía y humillaba era su propia hija.

Por muy dura que resultara en ocasiones nerea, en otras era una madre protectora. Mi mujer había seguido con mucha atención el castigo al que estaba siendo sometida su ahijada y pese a que jamás diría que disciplinarla le dolía, era un hecho. Nerea siempre había apreciado en sobremanera la entrega voluntaria y morbosa de todas sus inferiores y pese a tener su punto sádico, el castigo no era algo que le motivara especialmente. Así pues, quedándose en el último lugar del castigo podría modular un poco la intensidad de este. Sabiendo esto y que vaca era capaz de retener su orgasmo de forma casi infinita si se lo proponía en caso de ser ella la que controlara la follada, se puso al mando y enculo a su homónima de la forma que sabía que le gustaba más. Desde atrás y sin dejar de darle duro por el culo a la morena le empezó a acariciar las ubres y a tirar de sus pezones de forma alternativa, lo que transformo una severa enculada en una profunda follada. El gusto de vaca por el sexo anal hizo que también rajara la intensidad pese a que no ceso en el azote de las nalgas de su hija, pero el saber hacer de la Alpha consiguió que cinco minutos las tres hembras se corrieran con un verdadero mar de flujos.

  • Bien, esclavas. Todas a la mesa – dijo Marcos cuando vio que finalizaban los espasmos de las tres – Se que faltan un par de corridas, pero tengo hambre. Esclava, limpia a nerea y luego a tu madre. Cuando termines, hazlo con el suelo, no quiero que resbale nadie. Luego, podrás comer.

Y diciendo esto, se puso en pie, sacándole la polla de la boca a agujero, que por un momento quedo descolocada y con la misma abierta, como si fuera un besugo recién pescado. Cuando reacciono, se levanto del suelo y tras colocar bien la cola que todas llevaban insertada en su culo cuando este no era usado, se sentó en el asiento, a la derecha de su Amo.

La cena que había preparado el matrimonio de conveniencia transcurrió sin nada especialmente llamativo. Las dos veteranas iban por debajo de la mesa, alternando las mamadas a Marcos y a mí con las lamidas de los coños de las hembras de mayor nivel que tenían sentadas a la mesa. Fresa, tras ser acicalada por dulce y haberle limpiado el culo a conciencia, comió en un bol en el suelo, de cara a la pared para que nos mostrara durante todo el servicio su tremendamente dilatado ojete y que sirviera como ejemplo que no se permitiría ninguna tontería o falta durante el tiempo que estuviéramos confinados.

Al finalizar la cena y puesto que ya era tarde, decidimos retirarnos a las habitaciones, así que mande a las chicas a la suya, pero ordenando a mi ahijada que no se moviera.

  • Me las llevo a la cama – dijo Marcos refiriéndose a su mujer y a la mía. Se había colocado detrás de ambas y había introducido los dedos índice  y medio en sus empapados coños – todavía han de correrse una segunda vez y pienso ayudarlas a ello.

Cuando todo el mundo ya se había marchado del comedor, me senté en el sofá al lado de mi ahijada. Ella seguía con la cara pegada a la esquina de la pared y el culo se le empezaba a contraer después del tremendo castigo al que había sido sometido. Pese a todo, a simple vista se le veía tremendamente dilatado y rojo, tanto la zona del ano como las nalgas, que habían recibido un severo castigo por parte de vaca mientras la enculaba.

  • Ven aquí, esclava – le dije a fresa. Ella, sin levantar la vista, vino hacia mí gateando. Con cada movimiento, sus cada vez más desarrolladas tetas se balanceaban. Sus pezones estaban totalmente erectos y no precisamente por el frio. Se situó entre mis piernas y adopto la posición de espera que tantas horas había practicado – Lame – le ordene. Aquella simple orden iniciaba un protocolo que la pequeña conocía perfectamente y por el que me lamería, succionaría y ensalivaría, por ese concreto orden, los huevos y posteriormente, el miembro.

La pequeña puso sus manos a la espalda y empezó a dar suaves pasadas con la lengua a mis cojones. Era tan suave como una gatita que limpia a sus cachorros. Había sido instruida para aquel menester durante muchísimas horas y no solo por mí, sino por su madre y su madrina, así que sabía perfectamente lo que hacía y como proceder para darme el máximo gusto con ello. Su subconsciente le decía que me había ofendido y decepcionado y su única voluntad ahora mismo era redimirse, así que aquella pequeña se estaba esforzando de verdad.

  • ¿Has aprendido la lección, pequeña? -  le pregunte a fresa mientras empezaba a tirarle de los pezones. Estaban muy duros, señal de su excitación. Tanto a ella como a su madre les ponía sobremanera que se los apretaran. Ella gimió y asintió con la cabeza, sin dejar de lamer mis pelotas - ¿Has aprendido a que fuera de mi vista puedes tratar a tus amigas como te dé la gana pero que ante mí, no eres más que un agujero caliente al que usar como me dé la gana?

Fresa volvió a asentir mientras me miraba a los ojos y me seguía lamiendo los cojones. Aquella niñata tenía un poder sexual espectacular y cuando le di la orden de que se montara en mi polla le falto tiempo para casi saltar sobre ella. Su coño estaba tan empapado que mi polla, buena conocedora de aquella cavidad, entro como un chuchillo caliente cortando mantequilla. Ella, cuando se sintió llena echo la cabeza para atrás y se dejo ir. Era la primera sensación placentera que recibía por su coño desde que tuvo la mala idea de bufar hacia unas horas. Que mi polla entrara y que su flujo saliera fue todo uno. Tal como mi capullo toco su útero se corrió de forma explosiva, empapándome los huevos y parte del suelo.

  • ¿Lo necesitabas, eh, pequeña puta? – le pregunte mientras le tiraba de sus pezoncitos, retorciéndolos hasta que se pusieron blancos, como sabia que le gustaba.

Fresa asentía. Asentía y se corría. Una vez tras otra. Su mente había entrado en bucle y después de tantas horas de castigo necesitaba liberarse. Uno tras otro sus orgasmos caían y con cada uno de ellos un torrente de flujo salía de su coño y tras bañar mis cojones resbalaba hasta el suelo.

Aquella pequeña esclava había aprendido la lección y grabado a fuego que para sus superiores, no era más que las otras, así que le deje hacer para que se corriera tantas veces como necesitara mientras le tiraba de los pezones, la abofeteaba o incluso le metía, no sin que pusiera cara de dolor, cuatro dedos por su dilatado ojete.

Un buen rato después hice que se arrodillara en medio del salón. Fresa disfrutaba tanto como cualquiera de las hembras de la piara de una buena descargar de semen en el interior de cualquiera de sus agujeros, en especial aquellas eyaculaciones que le dejaban goteando el coño, pero sus acciones no merecían tal regalo, así que le ordene que la chupara y justo antes de correrme le ordene que me masturbara frente a su cara. Ella conocía el motivo y el mecanismo del castigo, así que en lugar de abrir la boca para recoger el máximo de semen posible como era mi gusto, la mantuvo cerrada y separo al máximo sus parpados, así cuando mis abundantes chorros de semen impactaron en su cara, no los cerro, permitiendo que el irritante elemento entrara en ellos y los tintara, casi al instante, de rojo. Tras eso, mi lefa resbalo por su cara y cayo sobre sus pequeñas tetas.

  • Limpia todo esto antes de irte a la cama – le dije a fresa cuanto termine de vaciar el contenido de mis cojones en su cara – pero no quiero que te limpies tu. Mañana quiero que desayunes con los restos que te queden en la cara, para vergüenza y humillación frente a todas.

  • Si, Amo – le escuche decir mientras veía como se inclinaba y empezaba a lamer los restos de mi semen esparcidos por el suelo y seguía con el flujo que ella misma había dispersado. Cuando lo hizo, un pegote de flujo cayo de su entrepierna. Aquella pequeña se seguía corriendo pese a no tener ya nada en su coño que le diera placer.

Cualquier esclava sabe que el semen de su Amo es un regalo valioso y que no puede ser limpiado de otra forma que mediante el uso de la lengua y puesto que sus orgasmos se habían obtenido mediante el uso de mi polla, todo su flujo tenía que recibir el mismo tratamiento, así que mientras me dirigía hacia la habitación pensé que aquella putita tenía una buena carga liquida que lamer.