La Pesadilla

Un relato donde las pesadillas pueden hacerse realidad...

Esta es una historia ficticia, cualquier parecido o similitud a la vida real de alguno es pura coincidencia. Espero sepan disfrutarla…y los comentarios siempre hacen bien, acepto halagos, los halagos hacen bien al autor… y las críticas, pues, me servirán para los próximos relatos… les deseo una buena lectura

  • La Pesadilla -

La luz no está en este cuarto, me siento pesado, lento, inmóvil, tengo los brazos aprisionados a ciertas cadenas pues siento el sonido del metal chocar contra los barrotes de mi cama de acero. Intento darme vuelta pero siento los pies amarrados a la cama y no puedo siquiera moverme un poco. La luz está realmente oscura y mis ojos comienzan a adaptarse, la habitación parece estar vacía, las cortinas cubren la ventana.

Quiero pedir ayuda pero siento la lengua entumecida, aún siento el mareo como si estuviese sedado. Para mi peor estaba amordazado, y por más que intenté gritar, solo parecían oírse gemidos. Para mi tormento pensé que había sido secuestrado, ¿en mi propia casa? La cama era mía, la habitación tenía las imperfecciones irregulares angulares de mi propia habitación…entonces, ¿ladrones?…y la puerta se abrió dando un gran crujido y pude notar la silueta de una figura femenina, la luz se encendió de repente.

A mis ojos ya acostumbrados en la oscuridad, aquella luz hice cegar mis ojos por un momento, momento clave donde sentí los golpes de un par de tacones pisando fuertemente el piso hacia mi dirección y antes que pudiera empezar a notar las sombras en toda aquella luz un vendaje recubrió mis ojos. La figura tiró de mis pelos y acercó sus labios hacia mi oído izquierdo y me dijo entredientes:

¡Hola maldita perra!. No te asustes, que no te haré nada

Aquella vos no pareció tranquilizarme. Sin embargo pude notar algo entre cada palabra…quizás una sonrisa oculta que no pude ver, nunca lo sabré. Empecé a temer mi futuro, no sabía lo que sucedía, quise llamarla, que me quitara la mordaza pero nada sucedió, pero, de pronto empiezo a escuchar voces, dos voces femeninas, riendo y observándome, almenos eso notaba porque sentía los tacones yendo de un lado a otro de la cama donde me encontraba, recorriendo el cuarto entre pisadas fuertes hasta que, siento como alguien se sube a la cama y se sienta en mi pecho, comienza a manosearme la entrepierna, imagino que está sentada dándome la espalda y lo reafirmo cuando siento sus pies tocándome la barbilla y el cuello. Suponiendo que sea esa figura femenina ésta me manosea mi pene, al parecer me encontraba desnudo, poco a poco voy sintiendo mi piel, siendo mis nalgas rozar con la sábana. Comienzo a ser levemente masturbado y me empiezo a excitar…empecé a gemir, en realidad gritaba ¡¿quiénes son?! Pero solo escuché risas. Y empiezo a ser succionado, siento mi pene rozar por las paredes de dos pequeños labios, siento el roce pasar por sus dientes, su fricción me hacía estremecer, ligeramente sentía un dolor pero me excitó muchísimo y ahora gemía y por dentro gemía de verdad. Siento como otro cuerpo se sienta sobre mí, lo que quedaba de mi pecho al descubierto, soportar ese peso me hizo empezar a notar la asfixia y respiraba con dificultad. Ese par de manos ocultas retiró mi mordaza, me quitó alguna tela que tenía en mi boca, abrí mi boca lo más que pude para tomar mucho aire y al momento de exalar siento algo en mi cara, siento el calor de ambas piernas cerca de mis oídos y ese par de manos tironeaba de mi pelo capilar haciendo que mi cara quedaba bajo lo que seguramente era su concha, y comenzó a frotarse en mi como si fuera una toalla. Mientras esto sucedía escuché:

No te asustes maldita perra que esto es el comienzo…ja ja ja

Luego de soportar esa concha en mi cara, repartiendo sus jugos sobre mis labios, luego de, excitado, soportar ese par de labios de la otra mujer succionar todo lo que había de semen en mi, estallé. Quise gemir pero esa concha no dejaba de estar delante de mí, apenas si podía respirar cuando sentí un fuerte apretón en los huevos que me hice gritar, y ahora sin la mordaza y aún con una concha delante de mis labios lo hice, haciendo que esta mujer se levantara bruscamente, dejé de sentir el peso en mi pecho, la cama dejó de hundirse, al parecer, estas dos personas se habían levantado de la cama y por un momento me creí estar solo, me sentía destrozado, empecé a respirar poco a poco mejor pero al momento de mi recuperación otro apretón en los huevos que me hice volver a gritar y al momento que abro mi boca para emitir mi grito un chorro caliente me pasa por entre los dientes y quema mi garganta, sabía a meada, ¡me estaban orinando!. Intenté cerrar la boca pero el dolor en los huevos nunca cesó y cada ves era más insoportable que intentaba gritar y me ahogaba en el intento, sacudí mi cabeza para los lados pero solo logré sentir ese chorro caliente en mis cachetes, dentro de mi nariz y la venda de mis ojos se empapó lo que por un rato me hizo arder los ojos. Luego el chorro disminuyó y escuché un par de risas y carcajadas…esa risa se me hacía conocida

Ahora perra, vas a dejar de ser una mascota y vas a ser una persona, y tendrás todos los derechos

Pensé que eso era algo bueno, y antes de que dijera algo, la mujer prosiguió

Ahora vas a ser una mujer, con linda nena, una nena con todos los derechos que sos una puta como vos pueda tener y esa es ser cogida eternamente y gozarlo siempre

Yo me empecé a asustar a lo que dije:

¿Que? ¿Quiénes son? ¿Qué quieren de mí?

Sentí un par de manos acariciar mi frente, retocar mi pelo y lentamente me retiraron la venda…empecé a ver un poco de luz, vi de a poco mi encadenamiento, la sábana gris de mi cama, el techo celeste de mí habitación, y las dos figuras que poco a poco se hacían menos borrosos, puesto que los ojos aún me ardían dada la meada sufrida recientemente y…no, no podía ser, esto no podía estar sucediendo, ellas eran…ella

¿Nos recuerdas puta mía?

–y con otro apretón de huevos dijo –

¡¿nos recuerdas eh?!

Esa persona que con una mano entre mis huevos era mi mujer, Melina, me había separado de ella hace un mes, era de ella la casa y ella manejaba el dinero, puesto que al irme no me quedó otra que rentar el departamento donde últimamente dormía y donde ahora estaba atado pero…¿cómo entro a mi casa?. La otra persona era…era mi hijastra, Evelyn, de 16 años, ella me quería como un padre, a ella le di una llave de mi apartamento para cuando ella quería verme y yo no me encontraba…pero ¿por qué estaba ella aquí?

***Eve…que haces aquí, ¿por qué me haces esto?

Para hacer feliz a mamá y porque yo se lo hago a mis novios y me gusta***

Siento otro apretón en los huevos lo que me hace gritar y pedir clemencia

***Por favor, detente Melina, por favor, me duele mucho

Ése es el punto, que te duela

¿Por qué me haces esto?

¿Por qué me abandonaste?

Porque me eras infiel, vivías con otros, nunca me tomaste consideración

Es verdad, pero no me disculparé por eso, pídeme perdón

¿Pero por qué?

Porque yo lo exijo, ahora pídeme perdón y dime que eres mi puta.***

Melina notó mi confusión y mi negación y levantó una pierna e incrustó su pie de lleno sobre mis bolas y mi pene lo cual me piso gritar y decir en voz alta:

***Sí sí, soy tu puta, te pido perdón, perdón por todo lo que te hice, soy tu puta, ¡perdoooonn!

¿Hiciste? ¡Pero si no hiciste nada! Me deberías perdón por no haber hecho nada, ése fue tu error, ahora ruégame y exagera conmigo sino sufrirás, sufrirás mucho

¡Te lo ruego, déjame, por favor, soy tu puta, haré lo que quieras, por favor, soy tu puta barata, haz conmigo lo que quieras, pero por favor suéltame!***

Melina sonrió, Evelyn sonrió junto a su madre, y ambas salieron de la habitación, mientras me recomponía del dolor, empecé a sentir pánico, mi esposa y mi hija me tenía prisionero, y no podía hacer nada, tampoco quería que me viera nadie, estaba desnudo y atado sobre mi propia cama, si alguien me viese así sería el fin de mi carrera, si bien ya había perdido a mi mujer y ahora a mi hija, perdería mi trabajo y con un poco de suerte yo mismo pediría mi exilio…me sentía humillado…me sentía cansado y me dormí.

Desperté…no estaba atado, no estaba desnudo, no sentía dolor, mi habitación estaba vacía, me levanté de un brinco. La luz del sol irradiaba la habitación y todo su brillo pegaba en el techo celeste lo que hacía al cuarto muy luminoso. Estaba un poco raro, ¿todo había sido una pesadilla? ¿Un mal sueño?…miré a mi cama y mis sábanas eran rosadas, no grises… Me dirigí al baño, me miré al espejo y me dije:

Así que fue una pesadilla

– sonriente y tranquilo.

Me dirigí a la cocina a tomar algo y allí estaba mi hijastra. Me dio un gran susto verla pero ella, que miraba la televisión se dio vuelta y me saludo con palabras que denotaban un día feliz por parte de ella….yo le devolví el saludo luego de unos segundos.

Volví a mi habitación, me cambié, me vestí bien para ir al trabajo, y justo antes de salir, Eve se levanta de su sillón y me da el beso en ambas mejillas como siempre lo hace y, antes de salir como todos los días, me aprieta una nalga y me dice:

No vuelvas tarde putita.

Yo me quedé estupefacto, atónito…me di la vuelta y me volví a ella y me dije:

***¿Qué has dicho?

Que no vuelvas tarde puta mía, mamá y yo te vamos a coger esta misma tarde cuando vuelvas de trabajar

¿Pero de que?…vos, Melina…anoche

¿No te acuerdas de anoche? Bueno, no importa, de lo de hoy no te olvidarás jamás.

Pero.. ¿Cómo te atreves a…?

Papi, se te va a hacer tarde para ir a trabajar, ¿mirá si faltas al trabajo?…mami se va a enojar y va a mostrarle el video que grabamos anoche a tus amigos del trabajo y a tus familiares… ja ja ja ja ja Chau putita – dijo en voz alta – volveré por mí ¿si?

Sí*** – dije rendido, con la cabeza baja, totalmente humillado –

volveré por ti, mi dueña