La Perversión de mis Vecinos

Neus acepta el primer reto que le propone su instructor como parte de su adiestramiento. Este consiste en seducir y pervertir al hijo menor de sus vecinos.

Pasaron unos cuantos días antes de volver a tener noticias del desconocido. Pero no perdí el tiempo. Durante el día mi coñito permanecía mojado deseando complacerle, de noche el collar lo mantenía caliente recordándome en sueños la obligación de satisfacer siempre a aquellos que me deseasen. Morbosas fantasías llenaban constantemente mi cabeza llegando a ser lo único que circulaba por mi mente. Desde entonces me pongo cachondilla en cualquier momento del día, y lejos de incomodarme, busco situaciones más y más morbosas para satisfacer mi necesidad.

Una tarde, mientras la fría puntita del consolador se divertía moviéndose lentamente en la entrada de mi chochito recibí el siguiente mail:

Me parece un buen sitio para guardar el collar, además de esta forma estarás mojadita toda la noche. Como a mi me gusta que estén mis perritas. Dispuestas todo el día.

Para seguir con el juego, voy a proponerte un reto. Consiste en seducir y follarte al hijo menor de tus vecinos. Debe tener unos 14 o 16 años, pero estoy seguro que ya se ha fijado en lo zorrita que es su vecina. Para hacerlo más divertido te enviaré fotos y videos donde aparece su padre follándote a cuatro patas y corriéndose en tu cara. Quiero que se los enseñes mientras te lo follas, que tome ejemplo de su padre, porque en un futuro lo utilizaremos para un nuevo juego que creo que te gustara. No obstante, lo primero es pervertir al chico. Estoy seguro que lo conseguirás.

Mientras leía la propuesta que me hacía, mi coñito no paró de derramar jugos por encima del vibrador el cual se clavaba completamente en mi interior. La idea de follarme al hijo menor de mi vecino me excitaba. Era un chico normal, un poco tímido e inocente, pero eso sólo aumentaba las ganas de pasármelo por la piedra. Le conozco bastante bien porque tiempo atrás le había hecho de niñera cuando su madre no podía ocuparse de él. Fue durante esa época que empecé a tirarme a su padre. Aún me empapo recordando la primera vez que mi vecino me folló en el sillón de su casa. Al pobre se la puse bien dura cuando me abrí inocentemente de piernas para que pudiese verme bien mis braguitas. Como muchos hombres no pudo resistirse a la tentación de penetrar a una dispuesta jovencita.

Durante mucho tiempo había fantaseado con su polla, me la imaginaba larga y gruesa. Deseaba que llegase el día en que su punta caliente y palpitante acariciase la rajita de mi coñito lubricándose para metérmela hasta el fondo de mi alma. No tuve que insistir mucho con mis descaradas insinuaciones, se abalanzo sobre mí y me hizo el amor salvajemente. Era como un animal en celo con una única idea en la mente, follar. Derramar su leche en el interior de la hembra que se abría de piernas ante sus ojos. Al tiempo que me clavaba su tieso rabo entre las piernas éste se ponía aún más duro. Estaba a punto de soltar su espesa carga cuando le lamí obscenamente la oreja y le susurré.

“Fóllame más fuerte, no pares, no pares, córrete dentro de mi…”.

En ese instante noté como un abundante y caliente líquido se esparcía dentro de mi chochito mientras él seguía bombeando intentando penetrarme más adentro. Sentí en el interior de mi húmedo coñito el gusto de mi vecino de follar a una tierna lolita. A partir de ese día para llevarlo al orgasmo cada vez que follamos me suelo vestir con el uniforme del colegio. Me va un poco estrecho, pero eso sólo hace que resaltar mis curvas. Me excita mirarle a los ojos mientras se corre, en ellos veo su placer, el placer de correrse dentro de su vecinita aquella que de más jovencita había llevado a la escuela. Pensando en esos momentos recibí un segundo correo:

Estas fotos son las que quiero que vea nuestro joven amigo. Como puedes ver son bastante recientes. Te las hice la última vez que pasaste por la piedra a su querido padre. Nunca he visto a tu vecino tan excitado como esa vez. Aún se me pone dura cuando recuerdo el momento en que tomé las últimas fotos. Me excitó ver como se derrama su leche de tus labios mientras mantenías su polla clavada dentro de tu boca. La comes como una autentica putita, no dejaste que se saliera de tu boca y le forzaste a correrse en tu garganta. Estoy seguro que su mujercita no se la ha chupado nunca con tanto estilo, sólo hay que ver la cantidad que leche que soltó el tío. No dejaba salir de tu boca para caer encima de tus pequeños pechos.

Sólo queda empezar a seducir al chico. En esto te dejo total libertad. Estoy seguro que mi mejor zorrita sabrá como meter a ese tierno jovencito en su cama.

Me ponía realmente cachonda pensar que la primera experiencia del chaval sería con una calientapollas como yo. Me imaginé en el mismo sofá en el que tiempo atrás su padre me había desvirgado. En él, vestida con el uniforme del colegio me abría de piernas delante de sus narices. La misma estrategia que me permitió saborear el rabo de su padre me debía permitir levantar el del hijo. Mis piernas se abrían obscenamente delante de su atenta mirada. El espectáculo que le ofrecía seguro que le gustaba, el bulto que se apreciaba en su paquete era una prueba evidente. Mis braguitas empezaban a empaparse así que con una mano las aparté para que pudiese observar la ternura de mi conejito. Uno de mis dedos recorrió lentamente de abajo a arriba la rajita de mi conejito. Una vez mojado, con ese mismo dedo, le indique que se acercase. Tímidamente se levanto de la butaca desde donde me observaba y se acerco a mí. El bulto de su paquete era más que evidente. Le miré a los ojos y sin decir nada le indique con el dedo la entrada de mi húmedo coñito. No tuve que hacer nada más. Complacientemente el chico se arrodillo entre mis piernas las cuales se abrieron aún más deseosas de ser acariciadas por sus suaves manos. Eran tan suaves que al cerrar los ojos parecían las de una mujer. Mi cochito se derritió de placer al contacto de su lengua con el interior del muslo. No tardó mucho en recorrer el estrecho camino que hay hasta llegar a la entrada de mi rajita. Pausadamente, la lengua se hizo paso entre los pliegues hasta que su punta acarició el clítoris. El placer que sentí me despertó. Necesitaba algo más que una simple fantasía pero aún faltaba un tiempo para que se convirtiera en realidad.

Pasaron los días hasta que por fin llegó el momento oportuno de seducir al chico. Me enteré que sus padres lo dejaban solo así que decidí poner nuestro plan marcha. Me vestí con una camiseta blanca ajustada a mis pequeños pechos y unos pantaloncitos cortos azul pastel que resaltaban mi tierno culito. Cada curva de mi cuerpo quedaba al descubierto con esa ropa. Mis pezones se transparentaban a través de la tela, de igual forma que en el pantalón se empezaba a notar lo mojada que estaba. Estoy segura de que se la hubiese levantado a cualquiera que me hubiese visto en esos momentos. Una vez vestida para atraer a nuestro joven amigo, preparé el ordenador para que pareciese estropeado no sin antes abrir el directorio donde guardaba las fotos y los vídeos que me había enviado el desconocido, dejando una de las imágenes visible en la pantalla. A continuación aflojé el conector del inalámbrico del ratón y del teclado para simular la avería en el ordenador. Una vez estuvo todo listo dejé que el protector de pantalla apagase el monitor, me puse una bata y llamé a la puerta del piso de mi vecinos.

“Hola Alex. ¿Está tu padre?“ - le dije una vez abrió la puerta.

Alex vestía un pantalón de deporte y una camiseta ancha. Por el bulto que se apreciaba en su entrepierna seguro que el chico se había pasado la tarde pajeándose delante del ordenador. La ropa ajustada a mi cuerpo seguro le recordaría a aquella que visten las putitas a las que había dedicado sus recientes pajas. Quien sabe si alguna vez me había dedicado alguna de ellas mientras escuchaba a través de la pared como alguno de mis amantes me follaba. Cada vez estaba más excitada. Por mi cabeza empezaban a pasar imágenes de Alex entre mis piernas lamiéndome torpemente el coñito con lo que mis pezones se endurecieron aún más.

“No, ha salido. ¿Quieres que le diga algo?” - me contesto fijando sus ojos en mis tetas mientras el bulto de su pantalón se hacia más evidente aún.

“No gracias. Se me ha estropeado el ordenador y quería preguntarle si sabía un sitio por aquí para llevarlo”.

“¿Que le pasa?” - me preguntó mirándome por primera vez a los ojos.

“Estaba trabajando con él, he ido un momento a la cocina y cuando he vuelto no he podido volver a encender la pantalla”.

“Si quieres puedo mirar a ver si se que es lo que le pasa”.

“Pues te lo agradecería, me harías un gran favor”.

Entramos en casa y le hice pasar a mi habitación. Mientras se miraba con atención el ordenador me quité la bata para que pudiese recorrer mi cuerpo con sus ojos con mayor facilidad. Hablamos un momento de cual podía ser el motivo de que éste no funcionara. Su atención ya no estaba en el aparato sino entre mis piernas. Me excitó aún más su mirada y se lo recompensé acariciándome inocentemente por encima del pantalón. Cuando vi que estaba a punto de “repararlo” me fui a la cocina diciéndole que iba a tender la ropa. Desde el tendedero se puede ver mi habitación sin ningún impedimento. Así, al poco puede ver como se encendía la pantalla y la cara de sorpresa del chico al ver la foto que había dejado abierta. Viéndose solo fue abriendo las otras fotos en las que se ve como me folla su padre. De pronto se levanto para al poco rato volver a la silla. Me asome al pasillo y vi que había cerrado la puerta de mi habitación. Al volver a mi observatorio, ya había empezado a mirar los vídeos que había en la carpeta. El primero que abrió se me ve medio desnuda, de rodillas, chupándosela a su padre, en el siguiente, ya completamente desnuda, me mete su rabo a cuatro patas. Llegados a ese punto, veo que con una de sus manos se frota la entrepierna. Había llegado el momento de pasar a la acción y me dirijo a la habitación. Cuando entré en ella, su mano ya estaba dentro del pantalón. No se percató que había entrado, estaba como ausente, concentrado sólo en darse placer. Por el movimiento de su cuerpo estaba a punto de correrse. En el monitor su padre explotaba en mi boca. Antes de que malgastara su leche llenando el suelo de mi habitación le toqué la espalda con la mano.

“Veo que lo has reparado” – Le dije acercándome a su oreja. Rápidamente saco la mano de su aparato pero no pudo disimular el gran bulto que se dibujaba en su pantalón.

“Sí, sí… mmmm… era el conector… estaba… flojo” – me dijo poniéndose completamente rojo.

“No le digas a nadie lo de las fotos y los videos. Y menos a tus padres, por favor…” – haciéndome la pillada.

“Si quieres puedes acabar de verlos, pero ni una palabra a nadie”.

“Sí, sí gracias”.

Vimos juntos dos más y le hice una propuesta:

“¿Y si nos entretenemos mientras vemos los vídeos?”.

“¿Entretenernos? ¿Como?”

“Tú déjame a mi.

A la vez que se lo decía me arrodillé y empecé a bajarle el pantalón. El chico me miraba alucinado.

“Tú vete poniendo los vídeos que yo me ocupo de tu conector… por lo que veo no esta nada flojo” – le dije con una perversa sonrisa en los labios.

Cuando se la saqué pude ver que para su edad no estaba mal, unos 15 cm. y no demasiado gruesa. Estaba a punto de reventar así que sin entretenerme me la metí en la boca. Apenas la cerré empezó a correrse. Su semen tenía un sabor dulzón y era muy abundante, tanto que algo se derramó por mis labios. Cuando terminó me subí la camiseta para limpiarme la boca dejando mis tetas al aire y a él con los ojos como platos.

“¿Te gustan?”.

“S텔 – me contestó tímidamente.

“Son tuyas, haz con ellas lo que quieras”.

Sin dudarlo las agarro y las empezó a estrujar. Al poco empezó a chuparlas y morderme los pezones. Poco después una de sus manos quedó libre y se la dirigí a mi entrepierna donde empezó a acariciarme mi conejito por encima de la tela. Sus movimientos consiguieron arrancarme los primeros gemidos.

“Quítamelos” – le ordene.

Inmediatamente me bajo los pantalones a mis rodillas y sus dedos entraron en mi empapado conejito. Sus dedos jugaban en la entrada lubricados por mis propios jugos. Su inexperta mano me acercaba inexorablemente al orgasmo así que me decidí por un cambio de posición. Su polla volvía a ponerse morcillona. Le hice levantar e inclinándome sobre la mesa puse su polla en la entrada de mi coñito. La expectativa de metérmela acabo de empalmársela. Moví obscenamente mi culo ante la mirada de mi joven amante. La punta de su polla se empapaba con los jugos que salían de mi conejito. Su respiración se aceleró, deseaba metérmela y yo quería sentirla dentro.

“Fóllame mientras ves como lo hace el cabrón de tu padre, aprende de él…” – le grité.

De un solo golpe me la clavó entera dejándome sin aire. Empezó a moverse de una forma muy acelerada y le hice bajar el ritmo. No hubiese durado mucho. Con el movimiento de mi culo y de mis caderas le llevé a un ritmo más pausado. Debía evitar que su ímpetu le llevase a correrse antes de ver el último vídeo de su padre enculándome. Cuando empezó a mostrarse en la pantalla le dije:

“Mira como me encula tu papá, seguro que tu madre no le deja hacerlo….”

De repente salió de mí y empezó a clavármela en el culo con fuerza.

“ahhhhhhhhhhhhhhhh cabrón me partes, sííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííí!!!”

“Sólo eres una puta y te voy a partir en dos!!” – me gritó. Por fin el chico empezaba a tomar la iniciativa.

Cuando la tuvo toda dentro empezó a bombear de forma frenética de la misma manera que yo frotaba mi clítoris. De pronto se puso rígido y descargó en mi interior. Cuando acabó se recostó sobre mi espalda si sacarla y me agarró las tetas justo en el momento que llegue al orgasmo. Mis piernas empezaron a temblar y dejaron de de sostenerme cayendo los dos al suelo haciéndome un pequeño corte en la cabeza.

Cuando nos recuperamos se fue a su casa no sin antes comprometerse a no decir nada de lo que había sucedido.  Aún así, mis travesuras con los vecinos no hacían más que comenzar