La perra vida 04

Primer día en la granja, comienza el verdadero adiestramiento de la perra. Se agradecen mucho vuestros comentarios. Tiene un poco de todo, filial, zoo, sado...

La perra vida

Capítulo cuatro

El valle era un lugar precioso, pero para Lara se convirtió en un infierno, que ella disfrutaría. Una nada despreciable extensión de terreno con un río que la cruzaba en su extremo norte cercano a la casa de una sola planta rodeada por un porche, que parecía ser un poco pequeña pero acogedora y dos o tres construcciones mas para diversos usos, un corral, una galpón, un urinario, ya que curiosamente la casita carecía de él, una enorme caseta para el perro y un vallado al lado de un extraño pozo, todo ello en el lado noreste de la propiedad, lo que producía una grata sensación de amplitud al dejar el resto del terreno hasta las montañas libre para cosechar o lo que prefirieran los ocupantes de la granja.

Su suegro se había encargado de todo, la granja estaba totalmente equipada para su ocupación inmediata, se habían comprobado los electrodomésticos, había sábanas y toallas, la nevera tenía comida para mas de una semana, un arcón congelador con comida para mas de un mes y una despensa a reventar de cosas. Había gallinas en el corral y hasta un burro para accionar la noria de la bomba del pozo, Don Rafael, sin duda había pensado en todo.

Lo primero que hizo al llegar a su nuevo hogar y tras aparcar su camioneta en el galpón ordenó a la perra que metiera en la casa todo el equipaje, por lo que tuvo que hacer varios viajes entre una construcción y otra ya que limitada su movilidad por la botella que aún permanecía en su interior y sus altos tacones se convertía en una ardua tarea. Transportadas las tres grandes bolsas y un enorme paquete de pienso para animales, esperó de pie en el porche de la casa la próxima orden de su amo. Mientras tanto Pedro había colocado sobre un trípode su nueva cámara, que se había convertido en un artículo esencial e imprescindible, frente al pequeño porche de su casita y una vez que comprobó que la imagen abarcaba toda la entrada. Que bonito aspecto presentaba con sus pechos saltarines asomando por encima del vestido al igual que lo hacía el cuello de la botella por debajo, comenzó una nueva grabación.

  • Ponte de rodillas las manos detrás de tu cabeza, abre al máximo tus codos y rodillas, di tu nombre, tu condición actual y envía un cariñoso saludo a tu hermana que estará padeciendo al echarte terriblemente de menos – exigió divertido a la sorprendida perra por sus palabras sobre su hermana

  • Soy Lara Heredia, recientemente desposada con Don Pedro Pastor al que debo total y absoluta obediencia – recitó agradando a su amo con sus palabras, pero ahora venía la parte mas arriesgada, no sabía que tendría que decir a su hermana y para nada quería ganarse otro castigo por emplear mal sus palabras - Te saludo hermana mayor y lamento producirte padecimiento alguno, te gustará saber que soy feliz con mi nueva vida.

  • Que bonito eso que has dicho, ni que a tu hermana pudiera importarle otra felicidad que la propia, ja, ja, ja - se reía de pronto al darse cuenta de lo que implicaban esas palabras, desposada con Pedro Pastor, convirtiéndose con ello no en la señora de Pastor si no en la perra Pastor, buena raza y bonito juego de palabras - De acuerdo, perra, pongámonos serios y recuérdame cuantos castigos tenías pendientes al llegar a casa – le preguntó su amo alejándose de su odiosa cámara y acercándose a ella con una pequeña bolsa de deportes en la mano en la que no había reparado hasta el momento

  • Creo recordar que eran dos amo, uno por haber olvidado agradecerle el baño que pude tomar en el río y otro por olvidar agradecer la educación que me dispensa – contestaba satisfecha por haber podido retener eso en su cerebro y pensando que sería suficiente para aplacar en cierta medida la intensidad de los mismos – Si, dos - sentenció

  • Pero que perra estúpida eres, ni siquiera eres capaz de llevar una cuenta tan simple y sencilla como la de castigos que mereces – y con un objeto que sacó de su bolsa se acercó a la perra y agarrando grandes mechones de su pelo le endilgó - eran tres inútil, tres – bramó mientras con unas grandes tijeras cortaba su vestido retirándolo de su cuerpo y con ruidosos tijeretazos cortó los primeros mechones de su hasta ahora larga y lustrosa melena, que caían por sus pechos hacía el suelo produciéndole mas humillación y un dolor diferente al que había padecido hasta el momento – este será el primero por no haber demostrado tu agradecimiento a tiempo – le decía mientras apartando sus manos de su nuca destrozaba a trasquilones su melena dejando su cabeza llena de ridículo mechones irregulares – cada vez que veas tu imagen reflejada recordarás lo agradecida que debes estarme, además a tu hermana le encantará que ya no presentes un aspecto tan igual al de ella, ¿verdad Susanita? – preguntaba con una repugnante sonrisa girándose a la cámara que había registrado todo el proceso – ¿No tienes nada que decirme perra?

  • Gracias amo, por modificar mi aspecto – lloraba Lara pensando en que, por lo que indicaban las palabras de su amo, de alguna manera su hermana sería testigo de su nueva humillación, sin poder apartar su mirada de la cámara y volviendo a colocar sus manos tras la nuca.

  • Continuemos, el segundo castigo será algo mas simple y durará hasta que consiga que no vuelvas a olvidar cosas como hiciste en el arroyo con tus joyas y tu bolsa – informó a su cautiva girándose de nuevo hacía su bolsa y extrayendo lo que parecían ser dos anchas gomas negras que procedió a colocar en la base de sus tetas, no sin esfuerzo ya que realmente no eran muy elásticas y de diámetro considerablemente menor que esas tetas, le costó un rato colocarlas a su entera satisfacción – Mira que bonitas tetas de seta se te han puesto tan apretujadas en su base y abriéndose para culminar en esos adorables y erizados pezones – aclaraba hacía la cámara mientras colocado tras la perra pellizcaba esos sensibles pezones tirando de ellos hacía arriba y soltándolos de golpe para verlos rebotar y probando con ello la resistencia de las gomas que los deformaban – quizá con esto también consigamos que se diferencien de los de tu hermana.

  • Gracias amo por mis nuevos adornos – se apresuró a reconocer a su amo a pesar de que resultaban muy molestos ya que con lo apretadas que estaban esas gomas en la base de sus pechos no permitían una buena circulación y se iban coloreando e hinchando aunque levemente.

  • Bien perrita el tercero y último por hoy, el que te ganaste por no agradecerme tu educación y el tiempo que te dedico, será un poco mas complejo pero espero que no demasiado difícil de asimilar a tu obtuso cerebro y durará hasta que considere que dicha educación va por buen camino – comentaba rebuscando de nuevo en su bolsa y sacando, esta vez, una correa de cuero con una parte elástica rematada por un resistente mosquetón que procedió a sujetar en la anilla trasera de su collar y pasándola entre sus piernas, momento en que pudo comprobar que la muy guarra de su perra estaba excitada de nuevo, la subió entre sus tetas-seta que presentaban un delicioso color suavemente colorado – Abre la boca, sujeta la correa y bajo ningún concepto encorves tu espalda – al sujetarla con sus dientes y como la correa era bastante corta tenía que hacer una tremenda fuerza con su cuello para poder estirar su espalda, lo que hacía que se le clavara en su, otra vez, empapado coño empujando el botellín que la llenaba – Desde este preciso instante y como indica tu condición de perra no volverás a hablar, caminar o incorporarte, no podrás utilizar el retrete… en fin, no volverás a observar el mas mínimo comportamiento humano hasta nueva orden. ¿Podrás hacerlo sucia perra?

  • Si amo, gracias – pareció que contestaba la perra, que emitía sonidos prácticamente inteligibles ya que con su boca sujetando su correa no le permitía hablar, pero que un repetido gesto de asentimiento de su cabeza dejó claro.

  • Quieta aquí perra – ordenó su amo que llamando a su perro Brutus que había pasado el tiempo recorriendo la propiedad, entró en la casa.

Pedro pensaba hacerse una rápida cena y acostarse temprano, que los acontecimientos del día habían agotado su energía, por lo que llenando una botella con agua disolvió en ella un par de somníferos y salió al porche para hacérselos beber a su perra, no quería que le molestara mientras disfrutaba de una noche de sueño reparador y tras asegurarse de que había apurado el contenido de la botella, volvió a colocarle la correa en la boca deseándole buenas noches.

Una vez terminada su cena y antes de comenzar a disfrutar de su tan merecido descanso, a causa de la poderosa erección que presentaba, comenzó a pensar que, de siempre, había sido contenido con sus eyaculaciones, no le gustaba andar corriéndose todo el día, tampoco es que practicase sexo tántrico ni paparruchas de esas, solo sucedía que, hasta la fecha, no había sido muy generoso con su simiente, experimentaba mayor placer estando excitado que aliviándose, así era él, mejor todo el día empalmado que vaciando sus huevos sin cesar. Desde que tenía a la perra andaba todo el día excitado como un burro, sensación que le resultaba tremendamente agradable ya que cuando le daba la puta gana de correrse, sus orgasmos eran celestiales. En eso pensaba cuando salió a comprobar como estaba la perra antes de acostarse.

Estaba plácidamente dormida, efecto de los somníferos y los continuos orgasmos que tendrían que tenerla agotada, acurrucada sobre el suelo del porche, los altísimos tacones todavía puestos, sus tetas seta un poco mas coloradas que antes, pero con su correa bien sujeta entre sus dientes, buena perra, se congratuló Pedro antes de entrar en su nueva casa para acostarse también él. Mañana seria un gran día.

Lo primero que hizo Pedro a la mañana siguiente fue controlar a su perra. Cámara en mano salió al porche donde la encontró todavía dormida, no había soltado su correa y sus tetas presentaban ahora una similitud mayor con las setas ya que estaban mas coloradas que la víspera. Tuvo que patearla un par de veces para despertarla.

  • Espabila perra – le gritó apuntándola con su cámara y empujándola con la punta de su bota – aprovecha ahora para hacer tus necesidades si no quieres tener que aguantarte hasta el medio día – Descálzate y sígueme – y adormilada su perra, tras descalzarse y sin soltar su correa gateó detrás de su amo que se dirigía al urinario – Quieta aquí hasta que salga.

Pedro entró al urinario para hacer lo propio y al salir, indicó a su perra el sitio exacto donde tendría que hacerlo ella mientras activaba de nuevo su cámara. Estaba pletórico, tras una noche de descanso absoluto podía dedicarse a la educación de su mascota con renovadas energías. Pero su buen humor se evaporó en el mismo instante en que su perra colocándose en cuclillas se disponía a aliviarse

  • ¿Cuando has visto mear así a una perra? – le espeto empujándola al suelo con un pie – las auténticas perras lo hacen a cuatro patas levantando una de ellas, perra torpe, quítate primero esa botella a la que pareces haber tomado tanto cariño – y tras esperar los segundos que tardó en sacar el botellín de ese sucio coño empapado, tirando de ella por su trasquilada cabellera la colocó donde la quería – ahora si, inútil, méate para que pueda grabarlo – y por fin su perra pudo mear a gusto, que carita de placer ponía, si viera lo ridícula que estaba con esas tetas deformadas y coloradas y sus desparejos mechones disparados, pensaba mientras una larga meada salía de ella - Apura un poco que no tenemos todo el día – protestaba su amo

Y tras terminar su larga meada con un par de sacudidas de su pierna como le había ordenado su amo le quitó la correa y la hizo correr hasta el río donde la mandó bañarse. La carrera fue una dura prueba ya que todo se le clavaba en las rodillas y manos y el sordo dolor que comenzaba a sentir en sus pechos aumentaba con cada zarandeo. Apestaba a sucia perra y eso no podía permitirlo. Por supuesto, el baño tampoco resultó agradable ya que la soleada mañana estaba fresca y el agua procedente de las montañas debía de estar helada. Le ordenó salir y volver a sacudirse para eliminar el agua. Enganchando de nuevo su correa la llevó al lateral de la casa donde la dejó un rato al sol para que se secara mientras él desayunaría tranquilo para luego comenzar con las tareas del día. Tras dirigir unas palabras a la cámara, la apago y entró en la casa.

Pedro se preparó un buen desayuno y decidió cumplir con su cuñada y enviarle los primeros videos que había grabado. No es que fuera un experto informático, pero si sabía donde y como descargar las grabaciones. Quería que la zorra de su cuñada viera lo que hacía con su réplica. Una vez finalizada la operación le escribió un escueto correo para indicarle que, cumpliendo con su palabra, comenzaban las actividades de la perra.

Preparó un cuenco de pienso para Brutus y para su perra otro con los restos del arroz de su cena, un plátano y todo bien triturado y empapado en leche. Dejó la comida de Brutus en el suelo de la cocina y salió al porche con el de la perra.

  • Aquí perra – la llamó a gritos colocando su cuenco en un extremo del porche, le había dado tiempo a secarse y era hora de alimentarla – tienes que comer para comenzar tus tareas – le decía grabándola al aparecer por el lateral de la casa gateando muy despacio ya que sus coloradas tetas debían dolerle con cada sacudida

Pedro disfrutó de un cigarrillo mientras la perra se alimentaba, que bien quedaba en las imágenes, se veía preciosa empujando la comida con su lengüita y embadurnándose la cara para poder comerla. Seguramente estaba hambrienta ya que el día anterior solo había ingerido un par de corridas y por eso no se inmutó cuando Brutus, terminado su pienso decidió ayudarla. Pedro tuvo que separarlo ya que a pesar de que a la perra no parecía importarle que el perro la chupara a ella tanto como a la comida, no era cuestión de que desfalleciera por falta de alimento. Tenía mucho trabajo que hacer en su primer día de granja.

  • Presta atención perra – le dijo tomándola por la correa y llevándola al exterior – lo que haremos a continuación serán tus primeras tareas diarias, hay que dar de beber a los animales, llenando los abrevaderos y luego ponerles la comida – le decía mientras tiraba de ella hacía el extraño pozo – Concéntrate, ya que no te conviene el que tenga que repetírtelo en adelante.

Y dicho esto, la colocó al lado de uno de los travesaños de la noria que formaba parte del pozo atándole a la espalda, con una larga cuerda, sus muñecas y codos, lo que hacía que sus deformadas y coloradas tetas seta destacasen mas, la amarró al travesaño de manera que en esta ocasión en consideración al estado lamentable que comenzaban a mostrar su tetas la mayor parte del trabajo recaería sobre sus piernas y hombros. Le explicó el procedimiento, tendría que caminar en círculos para activar la bomba y comenzar con la extracción del agua, el le indicaría el ritmo a seguir y le ordenaría parar cuando tuvieran suficiente.

Así realizó la perra su primera tarea de la mañana, su amo la azotaba en ocasiones con una larga vara que dejaba unas preciosas marcas en su trasero, haciéndole disminuir o aumentar el ritmo a su antojo. Brutus que no quería quedarse al margen del espectáculo comenzó a caminar detrás de ella introduciendo su hocico entre sus nalgas en el afán de lamer ese coño empapado que tanto gustaba a su lengua. Dando por finalizada la tarea, Pedro atizó un último azote en las tetas doloridas de la perra, que con un alarido terrible cayó de rodillas sollozando, pero con la inercia que llevaba la noria fue arrastrada un tramo, atada al travesaño como estaba casi se le dislocan los hombros, en la incómoda posición en que había quedado aprovechó Brutus para seguir lamiendo ahora con mejor acceso.

  • Atrás Brutus – llamó al perro para poder soltar de sus ataduras a la perra que jadeaba como una posesa con las atenciones de su compañero, y ayudándola a levantarse, ya que estaba medio desecha entre los dolores y el esfuerzo realizado, la llevó al corral para comenzar con su segunda tarea – Hora de alimentar a las gallinas perra – le espetó arrojándola al suelo – túmbate de espaldas, pega bien tus talones al culo y sujétalos ahí con tus manos, abre al máximo las piernas y quédate muy muy quieta – le ordenó mientras comenzaba a embadurnarle las hinchadas tetas y el coño con una pasta de maíz y pan – No quiero oírte perra – la amenazó

Las gallinas se dieron un festín martirizando las doloridas tetas de la perra con sus picotazos, en algún momento recibió algún azote y que se le cerraban las piernas, porque a pesar de tener las tetas muy doloridas y llenas de marcas de las picaduras, el tormento de su coño era lo peor ya que con las atenciones que le había prestado Brutus en la noria del pozo se la había inflamado el clítoris y parecía ser el objetivo preferido de esos picos insidiosos, quizá lo confundían con una grano de maíz, o quizá por ser tan putas las gallinas, lo picoteaban y tironeaban de él, como si quisieran arrancarlo, hasta que había alcanzado cuatro veces su tamaño. Pedro tuvo mucho cuidado que no le temblara el pulso con lo excitado que estaba para poder registrar esas imágenes con su cámara, utilizando el zoom había conseguido unos planos de sus pezones y clítoris que eran una auténtica obra de arte, no sabía que un clítoris podía alcanzar ese tamaño.

Una vez terminadas las primeras tareas la sacó prácticamente a rastras del corral y la dejó tirada al pie del porche, bajo el intenso sol que comenzaba a ser molesto. Prefería ignorarla un rato ya que de tan excitado que estaba tendría que correrse y no era eso lo que quería, no quería tener que enfadarse con ella con lo bien que había realizado sus tareas. Se correría porque a él le daba la puta gana, no porque esa perra asquerosa lo excitase al límite.

Un larga hora después decidió que era el momento de que el burro entrara en acción, no había protagonizado ninguna de sus imágenes y sería divertido ver si el culo de la perra podía con esa herramienta. Para ello cogió una botella de aceite para lubricarla, no era cuestión de destrozarla y además, él no era amigo de la sangre y con la tranca que tenía el burro si no se andaba con cuidado podía desgarrarla.

  • Arriba perra – la llamó, ya que desde que la había dejado tirada delante del porche no se había movido – ve a buscar tu botella y tráela puesta, rápido – ordenó ante el desconcierto de la perra que tardó un momento en recordar el botellín de cerveza que había quedado olvidado al lado del urinario

Al poco rato aparecía la perra balanceando esas coloradas tetas con cara de satisfacción, se lo había pasado en grande colocándose la botella, bien, ya se encargaría él de borrarle esa expresión de la cara.

  • Venga perra que tiene que catarte el burro – se reía al ver la expresión de horror que ahora mostraba su cara y que le resultaba mucho mas agradable – quiero que folle tu sucio culo, por eso te ordené poner la botella, o que creías, ¿que era para premiarte perra estúpida?

La llevó a patadas hasta el vallado donde el burro pastaba apacible totalmente ajeno a lo que le esperaba. Al llegar y mientras la perra miraba la polla de su próximo amante, que en reposo ya tenía una longitud considerable, comenzó a dilatarle el culo masturbándola con el aceite. Lentamente fue jugando con sus dedos hasta conseguir meterle los cuatro y lanzándole un par de chorros de aceite mas, paró de masturbarla, una cosa era no dañarla y otra muy diferente que le resultase demasiado fácil.

  • Te colocarás debajo de él y primero le lamerás la verga para que crezca lo suficiente para poder follarte, porque quiero que luego te taladre el culo hasta las entrañas, no me importa como lo hagas ni como te coloques pero has de procurar que sean unas buenas imágenes. Adelante – le palmeó el trasero para que comenzara el espectáculo

Con su cámara grabó ese abierto culo que se balanceaba para él, mientras el cuello de la botella de cerveza asomaba por su coño. Al burro se le suponía acostumbrado a la gente pero como si intuyera sus intenciones la miraba receloso y cuando se colocó debajo de él la dejó lamer y acariciar su tremenda verga, que si bien sabía larga, no había apreciado en toda su anchura. Cuando había alcanzado un tamaño que igualaba al brazo de la perra del codo a la mano, ésta se acomodo debajo de el y no sin esfuerzo comenzó a introducirla por su culo.

El burro estaba acostumbrado a follar perras o era un actor porno de lujo, ya que solo se movía para embestirla y clavarse en el fondo de ese delicioso culo que se le ofrecía, nada de dar pasitos o hacer movimientos extraños, solo las bruscas embestidas que hacían las delicias de la perra y de su amo. Delante y detrás, caliente, duro y potente.

Entretenido en grabar desde todos los ángulos, su follado culo, su coño con la botella, sus coloradas tetas balanceándose y su cara de perra disfrutando, estaba contento. Su erección crecía y crecía mientras los animales que grababa apareándose emitían ruidosos jadeos y gemidos. Comenzó a palpar su tremenda polla por encima de su ropa cuando pudo ver a través de su cámara como la perra salía despedida por la última potente embestida que seguida de un tremendo torrente de esperma la dejó desmadejada en el suelo padeciendo unos tremendos espasmos. Ah, era su mejor película hasta el momento, sin duda.

  • Arriba perra, quiero que me la chupes, fóllame con tu garganta ahora para correrme en tu puta cara – le ladró cuando a pesar de los espasmos que recorrían su cuerpo y con gran esfuerzo gateó hasta su amo para obedecer la nueva orden y mamarlo en condiciones – No apartes la vista de la cámara puta perra, eso es, voy a correrme ya – y eso hizo tocó el cielo sin dejar de gruñir ida y vuelta a pesar de los temblores de sus piernas mientras su leche salía disparada hacía la cara de la perra llenándola toda de leche, tetas seta incluíias – Bien perrita, has sido muy buena – la felicitó

Finalizó la grabación con su agotada cara embadurnada, sus tetas coloradas y llenas de picotazos con pegotes de leche que goteaban al suelo y al rodearla pudo apreciar el boquete que era ahora su culo, ¡joder! menudo agujero negro babeante de leche de burro, leche que empapaba su coño del que de un seco tirón quitó la botella y pudo apreciar como el picoteado clítoris aún tenia un tamaño descomunal, no se pudo resistir a pellizcarlo y arrancarle un último grito de dolor y placer a la perra.

Mas que satisfecho, sujetándola por la correa, despacio la llevó a la casa y la dejó amarrada al porche donde juraría que cayó inconsciente.

La señal de que había recibido un nuevo mensaje de correo electrónico pilló a Susana a punto de salir hacía la ciudad para realizar unas compras. Como ese sucio basurero se había llevado a su hermana y con su padre otra vez de viaje para mantener su imperio farmacéutico, su vida estaba tan vacía y triste que pensaba consolarse dándole un buen repaso a sus tarjetas de crédito. Casi lo ignora, pero un extraño escalofrío que recorrió su espalda le sugirió averiguar de que se trataba. A punto estuvo de desencajársele la mandíbula de la sorpresa, acababa de recibir noticias de su cuñado. ¡Joder! hacía solo dos días que se había llevado a la perra y sorpresivamente estaba cumpliendo con su palabra. Solo de pensarlo ya había mojado sus bragas.

Querida Susanita, te adjunto un enlace que espero sea de tu interés. Se que ha pasado poco tiempo, pero para que veas que soy fiel a mi palabra te adjunto el primer castigo, la llegada a casa y el despertar de la perra. Primera compensación por la pasta que me has pagado. Me encantará recibir tus comentarios.

Atentamente tu cuñado

Pedro Pastor

No le gustó nada el saludo, odiaba que la llamaran Susanita y ese gusano seguro que lo sabía, no le dio mayor importancia cuando terminó de leer el mail y pulsó el primero de los enlaces que adjuntaba, su mano con vida propia iba camino de su vagina, que aclamaba atención.

Ahí estaba su gemela, era raro verla vestida a la orilla de un arroyo después de haber salido desnuda de su casa y con uno de sus vestidos favoritos, por cierto, además encaramada en sus mas altos zapatos de tacón, cuando utilizando el zoom de la cámara pudo ver como la perra se levantaba el vestido y al parecer llorando introducía algo dentro de sus agujeros. Por lo que narraba el sucio basurero se trataba de ortigas, tendría que introducirlas en su coño, culo, tetas y boca. Al escuchar esas palabras y sin apartar la mirada de la pantalla Susana se corrió súbitamente recordando el efecto que esa planta en particular había producido en su piel cuando Marta y ella las probaron con la perra en aquel maravilloso verano pasado en el internado. Paró la película y decidió relajarse un poco, no llevaba ni cuatro minutos y ya se había corrido y conociendo a su cuñado le esperaba un buen rato de disfrute, no la decepcionaría.

Durante el cuarto de hora siguiente vio a su estúpida gemela introducirse las hojas como le habían ordenado y difícilmente acercarse a la camioneta donde la cámara captaba su padecimiento, cuando su cuñado habló para insultarla, imponerle un nuevo castigo y ordenarle recoger mas plantas. Pero que carita de pena toda llorosa mostraba la inútil de la perra, Susana estaba disfrutando de lo lindo con esas imágenes que finalizaron poco después cuando trayendo sus cosas se subió a la camioneta.

El siguiente video comenzaba con su hermana de pie en el porche, sus irritados pechos asomando fuera del vestido y un objeto sobresalía de su inflamado coño, coloración e irritación seguramente causados por el efecto de las ortigas, pensaba. Necesitaba volver a masturbarse, pero en un alarde de contención absoluta decidió ver el video completo antes.

Su cuñado se había acordado de ella y el saludo que le envió la perra quedaría grabado en su memoria al igual que toda la escena que se desarrollaba ante sus ojos. Que bien la había calado ese hombre horrible y que cosas mas maravillosas le hizo a la perra al llegar a casa, la aplicación de los tres castigos fue excepcional, no podría decidir cual resultó mas de su agrado, claro que la idea de modificar su imagen para que no fueran tan iguales le resultó insuperable, con su nuevo y ridículo corte de pelo y sus tetas setas casi sentía lástima por ella, casi. Que ocurrencias tenía este hombre, era el rey de la depravación y el vicio. Un video sublime sin lugar a dudas.

El tercer y último video era a la mañana siguiente y sin ser tan excitante para ella como los dos anteriores las últimas palabras dedicadas por su cuñado la llevaron al paroxismo de su placer. La invitaba a enviarle sus comentarios y sugerirle nuevas torturas para aplicar a su hermana. Seguro que tenía un montón de cosas pensadas que hacerle a la perra después de toda una vida dedicada a ello. Olvidada su intención de ir de compras Susana volvió a ver el segundo video y mientras su gemela recibía sus primeros castigos se dio un homenaje a su costa, con otro par de buenos orgasmos.