La perra meona (VII)

Relato sobre el primer día de convivencia de las dos perras de Ñ. Fueron meses intensos de caídas y vueltas a empezar, de vencer barreras, de sentir profundo, de descubrirnos... una etapa que sin duda nunca olvidaré. Pase el tiempo que pase, una parte de mí siempre será suya. Zorionak Ñ.

Era de madrugada y m, por orden de nuestro Amo, me había dejado fuera de la habitación. Las instrucciones eran claras y la perfecta sumisa estaba dispuesta a seguirlas al pie de la letra.

Fui al baño a buscar unas toallas y, tirándolas al suelo de la cocina, me acurruqué sobre ellas. Mi adorado Ñ se había propuesto enseñarme cuál era mi lugar y no se detendría.

Dentro de mí luchaban la devoción que sentía por él y mi orgullo. Pasaban por mi mente miles de recuerdos y experiencias que me habían llevado a dormir sobre aquellas frías baldosas. No estaba dispuesta a dejarme ganar, a perder mi lugar y cedérselo a m que, como siempre, iba dos pasos por delante.

Desperté con el olor a café y un insoportable ruido del exprimidor de naranjas. Estaba destemplada y me dolía todo el cuerpo, desde mi posición podía ver los pies descalzos de m bailoteando por toda la cocina, su noche había sido sin duda mucho más agradable que la mía.

Me levanté y me dispuse a recoger las toallas.

m: ¡No, perra!

Recibí una mirada despectiva que me recordó que no tenía permitido caminar como una persona. Estando de nuevo en el suelo, me acarició la cabeza en señal de aprobación y haciéndome sentir una ridícula mascota. Empecé a escuchar la melodía de skype, m estaba llamando a nuestro Amo para recibir sus primeras indicaciones.

No tardó mucho en aparecer en la pantalla de la tablet de m.

Ñ: Buenos días perritas. Veo que os estáis portando bien. Hoy va a ser un día largo para las dos. Espero que ninguna haya pasado por el baño, queda terminantemente prohibido. m meará usará a a de WC y a, tú mearás en el orinal a cuatro patas, siempre con mi permiso. Vamos, primer pis de la mañana.

m se acercó a mí abriéndose de piernas, nunca me había estado en una situación igual, aunque sí la había visto en vídeos propuestos por Ñ para mi adiestramiento. Las dos permanecimos en silencio, nada se cuestionó.

Poco a poco fui notando el pis caliente de mi compañera de cuadra llenando mi boca y bajando por mi garganta. Al terminar, lamí su coño para limpiarla y con la intención de dejarla más excitada de lo que ya estaba.

Ñ: Buena perra, ahora túmbate que m te lo va a agradecer.

Me tumbé sobre las toallas y separé las piernas. m, diligente, metió la cabeza y empezó su tarea. No le costó mucho sacar de mí profundos gemidos que nuestro Amo celebraba.

Ñ: Parad, ya está bien por ahora. a, ayuda a m a ponerse el bikini de cuerda y tú colócate el vibrador. Después cada una a sus tareas, tendréis noticias mías.

La mañana fue tranquila, m estudiando en su ordenador y yo trabajando en el mío, solo me interrumpian las imprevistas activaciones del vibrador que Ñ controlaba desde su móvil. A la una en punto nuestros teléfonos empezaron a sonar, llegaban mensajes de nuestro Amo.

Ñ: Percibo que mis perras han estado muy concentradas en sus tareas esta mañana y apenas se han acordado de mí. m, enséñame lo bien que te queda el bikini.

Activó la cam y poniendo el teléfono a la altura de sus nalgas, dio una breve vuelta para que Ñ la viera, terminando con un primer plano de su coño que en ese momento ya brillaba. Mientras lo hacía, el vibrador alojado en mi vagina se ponía en marcha aumentando en pocos segundos su intensidad.

Ñ: Mis perritas... cómo me gusta veros así, juntas y a mi entera disposición. Ahora a irá a preparar la comida y m se quedará conmigo haciendo algo de ejercicio.

Salí a cuatro patas dejando que viera cómo iba contoneando mis caderas como una puta perra.

Desde la puerta de la cocina podía ver, con cierta envidia, como m era usada y se esforzaba en seguir los ejercicios que mi Amo le iba indicando. Cada uno de sus movimientos potenciaba el roce y la tensión de la cuerda que desaparecía entre sus labios empapados de flujo. Pasado un rato pude escuchar a mi compañera suplicar para poder culminar su excitación, petición que fue denegada.

Preparé una comida sencilla, no tenía mucho tiempo antes de volver a trabajar.

Ñ: m, coloca a mi perra la correa y sácala al descansillo a que haga sus necesidades.

Se me hizo un nudo en el estómago, me quedé paralizada, el cuerpo no me reaccionaba. Sin embargo, m me colocó la correa y tiró de ella hasta obligarme a avanzar, sacó el orinal a la escalera y me condujo hasta él. Nunca había llegado tan lejos ni me había sentido tan expuesta, por unos instantes perdí la noción de la realidad. Atada, observada y avergonzada porque alguien me viera, me concentré en soltar su pis haciendo el menor ruido posible.

Ñ: te estás convirtiendo en una verdadera cerda. ¿m, no te gustaría adoptarla como mascota?

La niñata perfecta se rio de mí haciéndome sentir todavía más insignificante.

m: Sí, mi Señor. ¿Qué quiere que haga con ella?

Ñ: Llévala a su lugar y déjala conmigo.

Me quedé en la cocina sentada sobre las toallas, el placer que sentía por haber cumplido mi deber y, sobre todo, por tener durante un rato a mi Dios solo para mí era una pasada, se reflejaba en toda mi anatomía dejando los pezones erectos y el coño húmedo y caliente.

Ñ: Ya estamos solos, ¿hay algo que me quieras decir, perrita?

a: No, mi Amo, todo está bien. Gracias por quedarse conmigo.

Ñ: Desnúdate y colócate en posición Nadu, rodillas bien separadas. Eres mía sumisa, solo mía. Eres mi puta, mi cerda, mi perra meona, me perteneces.

Según le escuchaba, mi coño empezaba a palpitar y a mojarse cada vez más, los latidos de mi corazón subían y mi respiración se entrecortaba.

Ñ: mmm, me encanta ver como mi perra disfruta con su Dueño. Quieres tocarte, ¿verdad?

Medité unos segundos mi respuesta, él ya lo sabía ¿para qué preguntaba?

a: Sí, mi Señor, por favor, estoy muy caliente.

Ñ: Empieza a rozar mi coño con la mano abierta, perrita. Así, muy bien. Uff sí que estás mojada, mira tu mano. Abre bien los labios con las dos manos y muéstramelo, quiero ver bien lo que es mío, no lo sueltes.

Era una situación humillante, pero al mismo tiempo me reconfortaba estar con mi Dueño. Me dolía y me daba la impresión de que si seguía tirando me desgarraría, quería demostrarle lo bien que me exponía para él.

Ñ: Suelta, mete la mano y ve directa al clítoris. Así, mi perra, rózalo fuerte. Para

Tensa, encharcada de mis flujos y jadeando, paré frustrada.

Ñ: Llama a m y que venga con los tapones de oídos.

m vino rápido con los tapones en la mano.

Ñ: Hola perra, mira cómo está a, no quiero que me oigas, pero quiero que te pongas debajo de a y le comas el coño mientras hablo con ella. a, pobre de ti como te corras.

Me quedé en cuclillas sobre la cara de m mirando a mi Amo en la pantalla, no era capaz de pensar en nada, solo sentía la lengua de m haciendo su trabajo y llevándome al borde del orgasmo.

Ñ: Aguanta mi puta, lo estás haciendo muy bien. Sujétate de las ubres de m si no aguantas las piernas. Muy bien perra, te vas a correr en 10, 9, 8...

m ajena a lo que estaba pasando seguía lamiendo cada vez a un ritmo diferente, pero, de cualquier modo, extremadamente placentero. Justo cuando mi Dios llegó al 0 exploté dejando salir todo el placer y la tensión acumulada sobre la cara de mi compañera.

Ñ: Levántate y besa a m en agradecimiento, límpiale la cara.

Nos pusimos cerca de la cámara para que nuestro Dueño no perdiera detalle. Fue un beso apasionado en el que intercambiamos babas y los jugos de mi corrida, luego fui limpiando los restos que le habían quedado en la cara.

Ñ: Lavaos un poco, vestíos y seguid con vuestras tareas. Volveréis a tener noticias mías.

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Espero que os haya gustado. Todos los comentarios y valoraciones son bienvenidos y me ayudan a mejorar. ¡Gracias por leerme!