La perra en brama

Mi experiencia con una jefa muy peculiar.

"LA PERRA EN BRAMA"

Como ya les he contado, a lo largo e mis experiencias he probado diversos tipos y tendencias sexuales. A mi recuerdo llega aquella bella mujer sadomasoquista, que luego sería "mi perra en brama".

En el 98, cuando terminaba el servicio social en una Dependencia Gubernamental, hubo cambio de mandos. A la cabeza del Departamento Administrativo en el que me desempeñaba llegó una nueva jefa.

Antes de conocerla físicamente, ya todos sabíamos que era una mujer de familia acomodada y con larga trayectoria política (cosa que explicaba el puesto que le asignaron, como suele pasar en México); Divorciada y sin hijos.

Al otro día, se ordenó una junta general del Departamento, para presentar a la nueva jefa, y que esta a su vez, como es costumbre, diera el tradicional discurso personal en el que definiría sus posturas y líneas Acción.

Estando ya en la sala de juntas las mas de 20 personas que integrábamos ese Departamento, llegaron....acompañada del Secretario General, venia una mujer de elegante porte, vestida con un traje sastre color hueso, y como las verdaderas mujeres con clase y roce social, ligeramente alhajada y con un perfume deliciosamente tenue. Aquel traje, aunque de falda debajo de la rodilla, entallado, dejaba ver un cuerpo soberbio, apetitoso y que recibía el trato de una reina.

Después de las introducciones, ella habló, se le notó enérgica y despótica, acostumbrada a mandar y a recibir lo que pedía.

Yo, como la mayoría de los hombres, no podía dejar de ver (disimuladamente) esa cara, perfilada, de boca pequeña y labios delineados perfectos. Sus ojos almendra, su cabello castaño recogido; Y su cuerpo; que era una cuerva perfecta. Sus pechos se notaban duros y redondos, mas no grandes. Su cintura era pequeña , sus caderas hermosas y su piel blanca apiñonada, (talvez lo mejor de ella) era una combinación irresistible para cualquiera. Media 1.68 (aprox.) y tenia un don de mando que era de reconocer.

Pasaron algunos días en los cuales apenas e intercambiamos palabras, dado que no era burócrata de esa Dependencia; solamente era un Estudiante realizando un servicio social que terminaría en un mes.

Por tanto, el ritmo casi tiránico al que sometió a toda la oficina no me alcanzaba de forma directa. Al par de semanas, ya había "catalogado" a cada uno de los trabajadores y profesionistas bajo su mando, tachándoles de "flojos y vulgares oficinistas".

15 días antes de terminar mi servicio, me dirigí a su oficina privada, pues como es tramite, el jefe debería firmar las hojas de constancia de mi servicio.

Pasa –dijo-

Buenos días Contadora, vengo a entregarle estos papeles, que necesito, firme

Ahhh...bien, es de tu servicio social, verdad?...ummm...tu eres familia de mi amiga Laura, cierto?

Si, es mi tía –contesté- le ha mandado saludos (cosa que era cierta)

Y porqué no habías venido a platicar a mi oficina, ummm...creo que me has evitado todos estos días –reprochó con una leve sonrisa-

No, no es eso...simplemente esta muy ocupada organizando las cosas y no pensé prudente hacerle perder el tiempo.

Bueno, pues no me digas "contadora" soy Marisela, para los amigos –dijo al tiempo que me extendía la mano-

Gracias –contesté- entonces, te dejo los documentos, todavía tengo 15 días para entregarlos, así que puedes revisarlos y firmarlos en cuanto tus ocupaciones te lo permitan.

Desde ese día, me empezó a encargar diligencias, a las cuales me ponía al mando, y yo daba mi mejor esfuerzo, no por darle resultados satisfactorios, si no para demostrarle que no era la única con don de mando y con capacidad para realizar las tareas asignadas.

Gracias a eso, teníamos platicas diarias, cada vez mas informales. Hasta que faltando una semana para terminar mi servicio me dijo que había hablado con mi tía y que teníamos una cita para desayunar la mañana siguiente. Tomé aquello como un halagó, pues muchas veces habían desayunado las dos, y ahora ella me incluía.

A la mañana siguiente, mi jefa me habló para decirme que teníamos mesa reservada un lugar muy elitista de la ciudad.

Llegué vestido informal, pero sobrio, de pantalón negro y camisa color vino de lino. Ya estaban las dos, tomando el café que antecede al desayuno.

Hola mi vida, ya estas aquí –dijo mi tía, al tiempo que me besaba en la mejilla)

Sí que nos has hecho esperar, -dijo Marisela- pero al menos aproveché para decirle a tu tía lo capaz que eres como profesionista, que seguramente serás un excelente abogado. Y que es una lastima que ya en una semana te vayas de mi oficina, pues personas como tú son las que se necesitan.

Gracias por los halagos –contesté-

Así, entre platicas sin importancia, transcurrió el desayuno.

Porque no me acompañas a la oficina? Tengo tus papeles firmados –me dijo-

Bien, -contesté- me despedí de mi tía y nos dirigimos al estacionamiento del lugar, al llegar a su automóvil europeo ultimo modelo, me dijo : maneja

Es una orden –interrogué con una sonrisa-

No, te he observado y sé que no van contigo las ordenes, mas bien el mandar y tener el control, por eso te pido que manejes.

Noté el primer avance de su parte, y estando en el carro, mis sospechas se confirmaron, cuando ella empezó un jugueteo sexual, acariciándome la entrepierna y aproximando sus labios a los míos.

Sabes que los papeles son un pretexto verdad –me dijo al oído-

Si, lo imaginaba –contesté-

Crees que no me fijaba cuando me mirabas las tetas y el culo? Crees que no sé que se te antoja poseerme? –preguntó al tiempo que arreciaba el frotamiento de su mano en mi pantalón, (que ya dejaba ver claramente una erección) y me mordía suavemente la oreja derecha.

Sin decir palabra, la tomé por ese delicado cuello, y en un alto, nos dimos un apasionado beso, (que duró hasta que los carros de atrás comenzaron a pitar).

Empezó a bajarme el cierre del pantalón....

Se me antoja darte una mamada mientras manejas –lo dijo con tal seguridad que me molestó-

Aunque estaba al 100 de caliente, me contuve...si, -le dije- pero falta que se me antojé a mi también.

No seas pesado, que la tienes a reventar...es que te harás del rogar? –dijo- mira que esos juegos no van conmigo –advirtió-

Pues búscate otro juguete, no estamos en la oficina ni estoy a tus ordenes- le dije molesto- y así, llegamos a la oficina.

Abrió y me dijo: entonces que?.....entonces nada- contesté- al tiempo que la tomé por los cabellos y la atraje a mi, dándole un beso, mas que apasionado, casi brutal. No me di cuenta de donde ni cuando sacó un pequeño fuete que vi en su mano izquierda, solo sentí un ligero golpe en las nalgas.

De forma instantánea le respondí con una bofetada tan violenta que la tiro al suelo.

Siiiiiiiiiiii....así!!!! yo sabia que te gustaba, toma...castígame, ...me decía hincada ofreciéndome el fuete con su mano.

Tomé el fuete y la paré violentamente por los cabellos hasta dejarla contra su escritorio.

A mi me gusta que me....plassssss (le di un fuetazo en los pechos que no dejó que terminará la frase)

Tiré el fuete y la levanté con una sola mano por el cuello, casi asfixiándola.

No me importa lo que a ti te guste perra!!!...lo importante es lo que a mi me guste...

Pensé que le había hecho daño, porque comenzó a temblar y los ojos parecían írsele hacia a tras....siiiiiiii soy una perra!!!! Soy tu perra en brama!!!! –gritaba como loca- pero solo soy de quien sabe mandar, como tú.

Empecé a quitarme el cinturón, y ella al ver esto, como desesperada me despojó del pantalón y la camisa...Plafffffft....le di nuevamente una cachetada.

Contrólate perra!!!!.....ordené

Siiiii.....si mi señor...sacó de su escritorio un collar ahogador para perros. Ponme mi cadena, pónmela y hazme andar en cuatro patas como la perra que soy.

Así lo hice, al tiempo que desgarraba sus finas ropas...no volví a tocarla con mis manos, la manejaba con la cadena....cuando quería subirla jalaba la cadena hacia arriba, al tiempo que ella se sofocaba y me acariciaba los pechos.

Eres una perra y me servirás como tal, -grité-

Siiiii, soy tu perra mi amo. Estoy a tus ordenes señor. pero castígame, castígame, te lo ruego.

La traté despiadadamente, perdí la cuenta de las bofetadas que le di, y también cuando estaba en cuatro patas, mamando, gemía de excitación al sentir las bofetadas que le daba con mi pene que parecía explotar.

No tuve delicadeza alguna con ella, la penetré sin contemplaciones al tiempo que la estrangulaba con una mano.

Ella estaba en un estado de total trance, gimiendo y mordiéndome.

La tomé por los cabellos y la penetré por ese Rosado ano, que abrió paso de una sola envestida. Al terminar, hice que me limpiara los restos de mierda y semen con su boca.

La dejé amarrada como a una perra a la pata del escritorio (así me suplico que lo hiciera) y me fui un poco confundido a casa.

Ahora sé porque la "contadora" jefa de esa oficina practica el rapel y se dice escaladora profesional. Eso disimula muy bien los golpes y raspones. No volví a estar con ella, firmó mis papeles y salí del servicio de esa Dependencia. Después me enteré, según decían, que muy a menudo se escuchaban chillidos y gemidos salvajes cuando ella estaba en "junta privada" con el Secretario General.

Así, supe que no estaba dentro de mis preferencias el sexo duro, ni el sado...y que las correcciones y castigos que impongo a mis esclavas tienen otro fin y naturaleza.

Leviatán