La perra del tren 2
El reencuentro
Mi vida sigue como si nada y en el tren no veo a la perrita que usé el otro día. Me extrañó porque casi cada día me la encontraba. Pero como conseguí su teléfono usé de él para poder contactar con mi futura perrita.
La llamo y me contesta al momento:
Lucía: ¿Si?
Yo: ¿Lucía?
Lucía: Si, soy yo, ¿quién es?
Yo: El cabrón del tren que te usó.
Lucía: Oh… Hola Señor… Me preguntaba si no le pareció bien mi actuación en el parquin y dudé en que me llamaría o no… Me alegra que me haya llamada
Yo: Jajaja, lo hiciste muy bien perrita y te llamaba porque quiero saber dónde estás para verte.
Lucía: Oh, me sonroja… estoy en mi casa, pero sola, mis padres llegan mañana de las vacaciones.
Yo: Pásame tu dirección por whatsapp que iré a verte. Deja una llave debajo del felpudo, ponte de rodillas con solo un tanga puesto y espérame así.
Y colgué. Efectivamente al momento me pasó su dirección y desde mi casa la tenía a 15 minutos en coche así que cogí el coche y me puse en marcha.
Como ya era verano me puse unos tejanos cortos negros con una camisa marrón de manga corta. Fui a mi coche y me puse en marcha. La verdad es que estaba un poco nervioso y no sé qué pasará cuando llegue, pero siento que con ella me transformo en otra persona mucho más frío y dominante.
Finalmente llegué y vi una casa de estas modernas que tan de moda están últimamente. Realmente tiene un diseño muy cuadrático y me gusta, de blanco y negro consiguiendo unos altos contrastes. Aparqué el coche, me acerqué a la puerta y vi el felpudo. Lo levanté y vi la llave, efectivamente debía de estar justo detrás de esa puerta.
Abro la puerta y me encuentro a la perrita que vi el otro día de rodillas con el pelo recogido con solo un tanga negro, las manos detrás y su mirada hacia al suelo.
Estos recibimientos pocas veces se tienen en esta vida… Entro y cierro la puerta. Sin decir nada, observo todo su cuerpo. Si es verdad que tiene unos quilos de más, pero eso le hace tener unas tetas enormes y bien redondas que me volvía loco. Le empiezo a acariciar el pelo haciendo de que me gusta mucho su actitud, le acaricio su cara y sus labios, hasta la barbilla haciendo levantar su cara para mirarla fijamente a la cara.
Yo: Tu clave de seguridad es “STOP”. ¿Sabes lo que es y lo que implica?
Lucía: Si Sr, lo tengo muy claro, pero dudo de que me haga usar esa palabra Sr.
Cuando terminó de pronunciar sus palabras le escupí directamente a toda su boca y ante mi sorpresa, ella empezó a relamerse los labios. Claramente podría hacer lo que quisiera con ella.
- Yo: Menuda viciosa eres perra, bájame los pantalones ahora y no uses las manos perra.
Para ello le até las manos con mi cinturón detrás de la espalda y acto seguido empezó a bajarme los pantalones con la boca, anteriormente me desabroché el botón para que lo tenga más fácil. Con su boca consiguió bajarme los pantalones y después intento bajarme los calzoncillos negros que tenía puestos.
Finalmente libero a mi polla que ya estaba duro como el hierro y al liberarse, le azoto directamente a su cara. Empezó a olerla y me dijo:
Lucía: Me gusta mucho como huele Sr…
Yo: Y creo que te va a gustar tragártela, porque quiero esa boca disponible siempre que quiera perra.
Lucía: Por supuesto Sr., tendrá esta boca siempre a su disposición.
Cogí mi polla y se la restregué por toda su cara y finalmente a su boca, sin decirle nada abrió la boca y se la metí hasta el fondo. Cogí su cabeza con las manos para que aguante y noté que se empezaba a atragantar, pero aguantó. Seguidamente se la saqué y vi que empezó a salivar mucho haciendo de que le caía por las tetas. Era una imagen espectacular. Me empezó a comer la polla como mejor sabía recorriendo todo el tronco primero con la lengua y luego metiéndosela entera en la boca. Notaba como succionaba la polla y dándome un placer inmenso.
Yo: Como te gusta comer polla eh perra, veo que lo estas disfrutando. – Se sacó la polla de la boca.
Lucía: Me encanta el placer que puedo dar a través de la felación y más cuando le gusta Sr.
Finalmente la llevé al comedor tirando de su pelo, le desaté de las manos y le dije que anduviera a 4 patas. Empezó a andar a 4 patas como una perra y vi su culo moverse de una forma muy sensual y de perra, por el camino le empezaba a promocionarle algunos azotes en el culo.
- Yo: Te vas a enterar lo que es tener un culo bien roto perra. Quiero que te tumbes en el suelo y dejes el culo en pompa, y ese tanga te lo quitare, quiero ver tu coño y tu ano para mi perrita.
Se lo quitó y se puso como le indiqué.
Yo: ¿Alguna vez te han roto el culo?
Lucía: No Sr., me da un poco de miedo por el dolor y nunca le he dejado a nadie que me folle por el culo. Pero sí que me han metido algún juguete.
Yo: Para mí no hay juguetes perra.
Seguidamente le di un azote en el culo que resonó por todo el comedor y gimió de dolor.
- Lucía: Auuugggh, gracias Sr.
Le empecé a azotarle el culo en cada nalgada. Primero un poco flojo juntándolo con acaricias y luego cada vez más intenso, le estaba empezando a dejar el culo rojo y no paraba de gemir de dolor y de placer. Le cogí de la cintura y le empecé a pasar la polla por la raja del culo y por encima del coño, eso la estaba poniendo muy cachonda. Toque su coño con las manos y estaba totalmente húmedo.
Yo: Veo que te está gustando mucho lo que te hago perra, estas hecha una guarra, ¡estas completamente mojada!
Lucía: Deseaba que alguien viniese como ha venido usted Sr…
Yo: Pues espero que te acostumbres a cómo te trato perra.
Le empecé a meter la polla por el culo y no pudo contestar, empezó a retorcerse de dolor, pero no dijo nada más así que continué avanzando poco a poco. Notaba el culo bien apretado, la verdad es que me creí que no se lo hayan roto aun de lo apretado y gustoso estaba… Ufff. Le empecé a abrazar por detrás y coger sus tetas con las manos apretándolas fuerte, menudas tetas tenía la muy perra. Mientras le enculaba la polla, le empecé a estrujar los pezones y no paraba de gemir de dolor y placer. Seguidamente me saqué la polla del culo y se la metí de golpe al coño y de tan húmedo que lo tenía, entro hasta el fondo sin ningún tipo de esfuerzo. Seguí con las tetas y después le agarré del pelo para tirar de ella, levantando así su cabeza y ver su lado del rostro completamente dolorido y de placer, le estaba gustando a la muy perra. Empezaba a embestirle fuerte en el coño y ya veía que me acercaba a mi límite.
Yo: Ni se te ocurra correrte perra, hoy no te vas a correr, el único que va a disfrutar aquí soy yo.
Lucía: No me haga esto Sr., me tiene muy caliente…
Yo: ¿Que te he dicho? Ni se te ocurra correrte y más te vale no desobedecerme pedazo de perra, a partir de ahora eres mi juguete y te voy a usar como quiera, y ni se te ocurra desobedecerme zorra. ¿No sabes cómo son las perras? ¡Las perras son fieles y obedientes, haz honor a lo que eres perra!
Lucia: Si Sr, haré todo lo que me diga, seré su perrita y su juguete cuando quiera Sr…
Yo: Así me gusta perra, sigue así y ya tendrás tus premios por obediencia.
Vi que sonreía y puso todo su énfasis en obedecerme. Después de follarme su coño y ya que estaba cerca de mi corrida, le hice ponerse boca arriba en el sofá teniendo la cara en el límite de éste, para así humillarle la cara. Me puse justo delante de ella con la polla encima de su cara, se la pasé por toda la cara, dejándola llena de mis fluidos, le azotaba con la polla en las mejillas y en la boca. Ella no paraba de salivar y queriendo tener su regalito. Le azoté la cara con la mano en la mejilla y le escupí en su boca. Vi cómo se relamía los labios después de escupirle, le encanta. Finalmente le cogí de la cabeza con las manos y le metí la polla en la boca, me follé su boca hasta el fondo de su garganta, vi cómo se atragantaba, pero aguantaba como una buena perrita.
- Yo: ¡Uf perrita, me tienes loco, te voy a dejar llena de mi leche perra!
Mi placer era máximo y ya estaba en mis últimas así que finalmente me corrí, y fue una corrida bestial, me la saqué de su boca y me corrí por toda la cara dejándola completamente de leche. La vista que tenía su cara era espectacular. Con sus manos se iba llevando toda la corrida a su boca para tragárselo entera.
Lucía: Ummmm, esta rica su leche mi Sr, gracias por su corrida en mi cara Sr.
Yo: De nada perrita, te la vas a tragar cada vez que te lo diga.
Lucía: Umm Claro Sr, esperare sus órdenes…
Yo: Y recuerda, te tengo prohibido correrte hoy, mañana tendrás más noticias de mi perra. Me voy a mi casa.
Lucía: Oh… ¿no se quiere quedar a dormir?
Yo: Nunca termino durmiendo con nadie, así que ya mañana tendrás nuevas órdenes.
Seguidamente me vestí los pantalones, caminé hasta la puerta y oí lo siguiente:
- Lucía: Le echaré de menos Sr… - Me giré y la vi sus ojos, unos ojos que transmitían pasión y me tocó. Pero me giré de nuevo y me fui a mi coche para irme a mi casa.