LA PERRA DE PEDRO capítulo 1
Me emborraché y no pude evitar que mi nuevo amigo me violara. Confíe en él y lo subí a mi casa donde me folló y me grabó. Ahora dice que soy su perra sexual y que debo hacer lo que me ordene si no quiero que difunda los videos sexuales. Estoy atrapada.
Conocí a Pedro en internet por un tema de trabajo. Estuvimos chateando varios días intercambiando experiencias profesionales hasta que nos cansamos de escribir y nos pasamos al móvil. Cuando escuché su voz he de reconocer que me pareció muy sexy y tenía una conversación agradable e inteligente así que cuando me propuso quedar algún día no le puse ninguna pega. No vivíamos en la misma ciudad, pero estábamos cerca. Nada tenía de malo quedar a tomar unas cervezas e ir un rato a bailar porque él me aseguró que se le daba muy bien la salsa.
Recuerdo que era un viernes de principio de septiembre, aquel día a las 8 de la tarde quedé con Pedro. Lo cité en un lugar cercano a mi casa, quería sentirme segura. Cuando lo vi pensé que no era nada de mi tipo y sin embargo al mismo tiempo eso mismo me excitaba.
Yo, una chica con cierto estatus en mi ciudad, bien posicionada, con un puesto de responsabilidad en mi trabajo y con suficientes pretendientes para poder tener la autoestima bastante alta qué pintaba con aquel tipo de voz seductora y con pinta de cantante de grupillo de rock amateur. Pero allí estaba, sentada en una terraza y tomándome una cerveza con él.
Yo no lo sabía, pero Pedro quería follarme desde el primer momento. Según me confesó días después nada más verme la polla se le puso dura y no dejaba de imaginarse en el baño del bar desabrochándome los botones de mi vestido camisero y empotrándome con su rabo gordo y jugoso.
Así que después de recorrer varios pubs y encontrárnoslos cerrados por vacaciones la propuesta que le hice de ir a mi casa a beber una copa de vino y escuchar algo de música le abrió a Pedro todo un mundo de posibilidades aunque yo no lo sabía.
_ Si te apetece podemos ir a mi casa. No tengo mucho que ofrecerte pero podemos abrir una botella de vino y quizá me puedas enseñar a bailar salsa…
Y añadí
_ Que vayamos a mi casa no significa nada. No quiero que creas que te estoy invitando a que pase algo. Nada de eso. ¿Te queda claro?
Pedro asintió mientras se hacía el ofendido por lo último que le había dicho.
_ Bueno chica tu los has dicho todo. ¿qué te crees que todos te queremos follar? . Claro que solo vamos a bailar…
La invitación fue mía así que todo lo que ocurrió aquella noche fue mi responsabilidad. Y no solo invité a un casi desconocido a mi casa también bebí y bebí una tras otra copa de vino hasta no poder controlarme y mucho menos poder controlarlo a él.
Lo pasábamos bien bailando, practicando pasos de salsa entre risas y sonrisas. Él era el profesor y yo la alumna y como alumna obediente intentaba marcar todos los pasos que el me indicaba. Me giró y apretó sus caderas contra mi culo mientras me decía que contorneara mis caderas. Me pareció excesivo, pero con unas cuantas copas de más solo pensé… bueno, esto es salsa!!
Y de repente con una de sus manos me agarró el coño y con la otra me sobaba las tetas. Yo pegué un respingo y le paré los pies, pero él se justificaba diciendo que la calentona era yo que no paraba de restregarle el culo contra su polla, que me estaba ofreciendo como una perra cachonda y que mi coño apestaba a guarra.
Se abalanzó sobre mí y empezó a besarme. Sacaba su lengua súper cachondo y me la metía sin pudor en la boca. De buenas formas intentaba apartarlo, dándole una de cal y otra de arena y explicándole que aquello no era buena idea porque yo estaba muy mareada y no sabía muy bien lo que hacía.
_ ¿Qué está la perrita borracha? Ahora no te hagas la santa.
Pedro no se daba por vencido…
_Ven siéntate en la silla y relájate que estás muy tensa.
Mientras hacía como si me ayudara me iba desabrochando el vestido que iba abotonado por delante. Yo no tenía fuerzas para evitarlo y solo hacía que apelar a que había bebido en exceso que mejor lo dejábamos para otro día.
Pedro seguía a lo suyo, quitándole importancia a mi estado de embriaguez mientras me devoraba con sus ojos de pervertido.
_ Ummmmmm me gusta tu ropa interior con ese encaje tan transparente que deja ver todo tu conejito. Míralo que rico… si no tiene pelitos. ¡Qué zorra! haciéndote la estrecha y mira que bien preparadito llevas tu coño.
Y sin saber ni como Pedro había conseguido escurrir su mano entre mis bragas y me estaba tocando mi chochito. Me retorcí y la sacó llevándosela directamente a su boca relamiéndosela.
_ Qué mojada estás perra, se me hace la boca agua. Vamos nena déjame y veras que bien…
Cada vez estaba más agobiada al ver que por mucho que le dijera a Pedro, él no iba a parar. Estaba asustada al comprender en aquel momento que en realidad no conocía de nada a aquel tipo y que conforme se desarrollaban los acontecimientos iba a terminar follada quisiera o no.
Todo me daba vueltas y me puse mucho peor. Por un lado me alegré pensando que si me veía realmente perjudicada quizá desistiría y salí corriendo al baño a vomitar.
A cuatro patas frente al retrete estuve un buen rato y ni vomitando conseguí deshacerme de Pedro. Allí estaba haciendo como si le preocupara pero solo que hacía que sobarme aprovechando que yo estaba en lo que estaba. Me apartaba las bragas y me miraba fijamente el coño y al ver que yo ni me inmutaba me las bajó dejando mi culo totalmente al aire. Entonces me agarró los cachetes y me los separó dejando mi ano totalmente expuesto y a la vista.
_ Uf… menudo ojete tienes cariño!!
Y dejó caer sus babas sobre él.
Yo seguía vomitando, pero ya estaba algo mejor. Casi llorando le dije que me encontraba muy mal y que me iba a acostar que por favor se marchara. Me levanté del suelo y me fui hacia mi dormitorio. Pedro me seguía pero parecía que había entendido que hasta ahí había llegado la fiesta.
_ Pobrecita, si que estás mal. Te ayudo a ponerte cómoda, te acuesto y ahora en 15 minutos me marcho. Yo también estoy algo bebido, déjame que se me pase un poco y me voy.
Me quedé en la habitación sola, con la luz apagada. Más tranquila al ver que Pedro había desistido cerré los ojos confiada, pensando que de verdad en un ratito se iría por fin de mi casa. Todo seguía dándome vueltas pero no tardé en dormirme.
Me desperté no se muy bien por qué y no sabía si había pasado una, dos horas o 10 minutos. Estaba totalmente desubicada pero en seguida me di cuenta de que había alguien observándome. Era Pedro que no se había marchado, iba completamente desnudo y no sabía cuanto tiempo llevaba en la habitación. Me di cuenta que no llevaba las bragas… Apenas pude reaccionar porque el me giró mientras murmuraba guarradas y decía que lo hacía por mi bien, que estaba muy malita y que su rabo me iba a curar.
_ Por favor para, para… no quiero hacerlo… sigo borracha…
De nada servían mis palabras porque fácilmente consiguió ponerme boca abajo embistiéndome con fuerza y metiéndome su pollón de un solo empujón. Al mismo tiempo y sin ninguna delicadeza introdujo su dedo gordo en mi ano removiéndolo bruscamente
CONTINUARÁ