La Perra de mi Jefa (Diez años después)
Aunque un poco tarde aquí os dejo el desenlace de La perra de mi jefa. Para todos aquellos que me dejaron un comentario pidiéndome una aclaración sobre Anna y su situación y sobre todo, por la cantidad de correos que me habéis mandado pidiéndome una terminación de la historia de David y Anna, vuestro deseo se ha cumplido, espero que disfrutéis.
Para poder entender este relato primero seria aconsejable que te leyeses La perra de mi jefa https://www.todorelatos.com/relato/133780/
Diez años, ya habían pasado diez años desde que me vine a vivir a Liechtenstein huyendo de una persona por no querer verla y ni siquiera cruzarme con ella. Dejé un trabajo fantástico y a dos personas muy importantes para mí. Mi relación con Yolanda mi ex duró poco más que lo que dura un helado en el desierto, nos dimos cuenta, más bien yo me di cuenta, que disfrutaba más de ella con encuentros esporádicos que intentando hacer una vida en común. Además al cabo de los meses, ella volvió a España y aunque me dijo que le gustaría que volviese con ella, los recuerdos todavía eran muy fuertes y no deseaba volver. A todo esto se unía el trabajo que tenía y que me hacía ganar bastante dinero. Ricardo y yo éramos dos balas perdidas, nos costó un poco conectar al principio, pero salvados los primeros escollos fuimos unos amigos inseparables que según llegaban los fines de semana nos íbamos a golfear hasta el lunes.
Mi relación con Nuria y Cris se enfrió bastante pero no perdimos el contacto. Nuria se terminó divorciando de su marido y Cris y su novio gay se terminaron casando por intereses creados. Aunque todo el mundo sabía que ese matrimonio era por interés y duraría nada y menos, ellos dos llegaron al acuerdo de tener una relación muy abierta. De hecho, el matrimonio ni se consumó según me contó Cris más adelante, era de todo punto imposible; esa noche especial para un matrimonio, su ya marido se fue a follar con su "novio" y Cris me "convenció" y llevándome a la suite nupcial follamos toda la noche.
Mi vida sentimental era un auténtico desastre, lo reconozco. Con cerca de 41 años no conseguía encontrar a la persona que me llenase completamente. No niego que tuve mis rollos con becarias bajo mi tutela y que eran auténticas lobas disfrazadas de inocentes colegialas que me ponían en serios aprietos ante mis superiores por ataques de celos infundados por ellas mismas. Tuve que poner un límite por que todo se estaba saliendo de madre. Ya no era un joven de 25 años tenía una vida y sinceramente quería algo increíble que no conseguía encontrar, mi tiempo pasaba inexorablemente y mi juventud se había ido, dejando paso a la madurez.
Además, aunque me molestaba reconocerlo, ya hacia un par de años que no podía dejar de pensar en Anna, era casi una obsesión. Quizás fuese por el tiempo que había pasado o quizás porque la edad te da otra perspectiva, analicé una y otra vez esa relación y llegué a una conclusión y esa no fue otra que Anna tuvo miedo, mucho miedo a enamorarse de mí, aunque ya lo estaba y bueno, creo que al final no me porte bien con ella y la eché de mi lado por estúpido y orgulloso. Medité mucho mi decisión y la verdad me apetecía mucho volver a España, tenía mucho dinero, era millonario y salvo que todo fuese como el culo, ¿Qué podría salir mal?
Me puse en contacto con la agencia que llevaba el alquiler de mi piso en Madrid y les comenté que en dos meses necesitaría mi piso para entrar a vivir de nuevo en el debido a mi vuelta. Eso no fue problema como tampoco fue el hablar con Ricardo y comentarle que dejaba mi trabajo y que volvería a España para quedarme definitivamente.
—Serás cabrón, decía entre risas Ricardo, ¿y ahora a quien engaño para golfear el finde? ¿No será por Nuria?
—No Ricardo, no es por Nuria.
—¿Quizás por Cris? Preguntó con maldad Ricardo.
—Ricardo, es porque necesito volver, necesito…necesito…
—Ya, dijo mi amigo, necesitas a Anna. Pues querido amigo, te deseo fuerza en tu empresa por recuperarla y sabes que te quiero bien, pero va a ser muy difícil debido al carácter de Anna y lo que me has contado de ella.
Ni Nuria ni Cris sabían que volvía a nuestra ciudad, es algo que deseé y así se lo hice saber a Ricardo. A los dos meses entraba de nuevo en mi piso, poco había cambiado todo en estos diez años, algún cambio en los muebles y un deje a olor de piso recién pintado, pero todo seguía igual, afuera nuevas construcciones y nuevas tiendas y centros comerciales tendría que acostumbrarme pero no sería complicado. Al día siguiente me fui a hacer una compra para tener en casa algo para comer y beber y en los siguientes días puse en funcionamiento mi casa, quería que todo fuese igual que antes.
Igual que antes…frase complicada ya que nada podría ser igual. Toda la semana estuve pasándome por la gran Torre Meroni, pero sin atreverme a entrar, subir a las oficinas de Activity Group y abrazar hasta cansarme a Nuria y Cris. Miraba con algo de temor que Anna apareciese en cualquier momento y me mirase con esa cara de odio que solo ella sabe poner y que te hace sentir muy incómodo, recordaba la última vez que estuve con ella y fui muy desagradable. Ahora venían a mi cabeza sus lágrimas de impotencia, sus ruegos y sus suplicas para no apartarla de mi lado…joder, que estúpido fui.
—¿David? ¿Eres tú?
Una voz masculina sonó a mis espaldas y me volví a ver quién era. Uno de mis compañeros de cuando estuve en mantenimiento me miraba como no creyéndose quien estaba delante de él.
—David Navarro, joder no me lo puedo creer, después de tanto tiempo apareces por aquí. Tío te ves genial, parece que los años no pasan por ti.
Me dio un gran abrazo y sin decirme si me apetecía o no, me llevo casi arrastrando hasta un garito donde parábamos cuando trabaja allí. Estuvimos hablando un buen rato de como había cambiado todo en estos años que estuve fuera, me interesé por sus condiciones laborales y fue inevitable preguntarle por Anna, aunque se de sobra que ellos no llegaron a enterarse de mi relación con ella.
—Bufff… David, la Srta. Meroni ya no es ni la sombra de lo que era, de acuerdo que sigue teniendo muy mala leche, pero casi te diría que hasta me cae bien, hace muchos años dejó de ser tan hija de…
—Dilo claramente, tan hija de puta, apostille yo.
—No lo quería decir así por si te molestaba dijo mi compañero, siempre pensé que la Srta. Meroni y tu teníais algo, se os veía muchas veces juntos y alguien os vio en actitud cariñosa una vez.
—Bueno, la experiencia de quedarse encerrado con ella en el ascensor nos unió mucho, pero nada que no se pueda contar y desde luego que no nos enrollamos, mentí descaradamente, eso era impensable.
—De todas formas, como te he dicho ya no es la que era, ahora se pasa semanas sin venir por la Torre y cuando lo hace su cara seria refleja tristeza. De hecho, ya hace más de tres días que no aparece por aquí.
No sé si esto último me lo dijo a modo de información por si deseaba verla o simplemente fue un comentario. Aun así me entristeció saber que no iba tan a menudo por sus dominios porque eso limitaba mi maniobra de hacerme el encontradizo con ella. También podría ser menos cobarde e irme a su casa directamente y esperar su reacción cuando abriese la puerta, pero sinceramente me aterraba esa idea.
Al día siguiente llamé a Nuria, para ver si podíamos comer juntos, la esperaba en un restaurante cerca de la Torre Meroni.
—¡¡¡DAVID!!! Que alegría oírte de nuevo mi amor, hacía mucho tiempo que no hablábamos, decía Nuria con alegría. ¿Ya que debo el honor de tu llamada?
—Pues mira Nuria, estoy de vuelta en Madrid, comenté alegre, he venido a quedarme y tengo unas ganas enormes de verte, bueno de veros a ti y a Cris, de hecho os estoy esperando en el Asador del Norte para invitaros a comer.
—Que mal mi amor, dijo Nuria con pena, yo estoy en Bruselas en viaje de negocios y no llego hasta el viernes, pero llama a Cris, estoy segura que se va a poner como loca al saber que estas allí. De todas formas sabiendo que estas en Madrid cuando llegué te llamo sin falta, estoy deseando verte y que me cuentes.
Nos despedimos con cariño e inmediatamente llamé a Cris que no tardó nada en aparecer por el restaurante en el que esperaba. Cuando entró por la puerta no pude dejar de admirar de nuevo su belleza, había engordado ligeramente, pero eso lejos de afearla la hizo más deseable. Según me vio vino corriendo hacia mí se colgó de mi cuello y me abrazó con una fuerza inusual.
—David mi amor, no me puedo creer que estés aquí y te esté abrazando, me decía casi llorando, ¿Cuándo has llegado? ¿Cuántos días te quedas? ¿Has venido con alguien?
Cris me acribilló a preguntas mientras me miraba como si fuese su único amor y acariciaba mi cara. Se volvió loca de alegría cuando le conté que me quedaría definitivamente en Madrid y fue cuando me besó con cariño, juntando nuestras lenguas y dejándome sin aire.
—No te lo vas a creer, me decía Cris susurrando en mi oído, llevo días pensando en ti, no te podía sacar de mi cabeza acordándome de "nuestra noche de bodas" dijo entre risas, y mira ahora, te tengo para mí solita abrazándote, besándote.
—Pero bueno Cris, con lo que eres tú y lo que te gusta follar, ¿no te dan la caña suficiente?
—¡Ay! David, las cosas cambian mucho ya he pasado la treintena y aunque mis ganas de follar no han disminuido los tíos son cada vez más imbéciles, prefieren a las niñitas jóvenes bailando shuffling con poca ropa y zapatillitas de leds, que a una mujer hecha y derecha que les puede volver locos en la cama.
—¡¡Venga ya!! Dije asombrado, Pero si tú eres un pivonazo.
—Gracias por el piropo cariño, pero es la verdad, además ya no soy tan cabeza loca como cuando nos conocimos que me tiraba a cuatro o cinco tíos por semana, creo que me vuelto muy selectiva y ahora solo es uno al mes y eso si me gusta mucho si no, nada de nada.
—Pues vamos a tener que poner remedio a eso, la dije besándola mientras agarraba su culo.
Cris respondió a mi beso y se frotó disimuladamente contra mí, cuando nos separamos me miró con deseo.
—Cuando terminemos de comer, quiero irme contigo y follar como antaño hasta el día siguiente. Me dijo Cris excitada. Si metieses tu mano en mi coñito ahora sabrías lo mojada que estoy por ti, me has puesto muy cachonda mi amor.
—¿Y tu marido?
—No hay problema, su novio lleva una semana viviendo con nosotros, el hace su vida y yo la mía, no hay malas caras, luego le llamaré y le diré que no me espere a dormir, aunque no lo creas se preocupa mucho por mí, sin embargo no nos tocamos ni un pelo.
Durante toda la comida, las muestras de cariño de Cris fueron continuas, lo mismo que sus caricias, que estaban haciendo que mi polla no estuviese quieta dentro de mis pantalones. Ya en los postres Cris se excusó y se fue al servicio y cuando vino de nuevo a sentarse venía con una sonrisita malvada la muy perra. Me miró con esos ojitos de vicio que me volvían loco y me dio por debajo de la mesa algo que estaba muy húmedo. Cuando lo vi, era su tanguita, pequeña, preciosa, empapada de sus juguitos, no lo pude evitar y lo llevé a mi nariz aspirando su olor que mi pituitaria reconoció inmediatamente provocando una erección en mi muy dolorosa.
—Jajajajaja, rió Cris, ¿estás loco? La gente va a adivinar que no llevo braguitas, dijo poniendo su manita sobre mi bragueta. Ufffff, cariño mío como estamos ya los dos, ¿Nos vamos?
Cuando llegamos al garaje Cris ya había empezado una impresionante mamada que me tenía al borde del orgasmo. Según nos bajamos del coche tuvimos que recomponer nuestras ropas, pero subiendo en el ascensor mis manos levantaron su falda apoderándose de ese par de nalgas duras, redonditas esperando mis caricias. Fue inevitable que mis dedos se metieran en su rajita acariciando su anito y su coñito, Cris gimió en mi oído mientras su boca me besaba con lujuria metiendo su lengua en mi campanilla.
—Como te deseo mi amor, decía muy excitada, necesito sentirte dentro de mí…¡¡YA!!
Según entramos en mi casa, fuimos dejando un reguero de ropa hasta la habitación. Cuando vi desnuda a Cris no dejé de babear, estaba increíblemente hermosa, con una curvas rotundas y una perfección en su cuerpo increíble. Me tumbó en la cama y empezó otra vez la mamada, mi mano busco su coñito y me apoderé de su clítoris, casi de inmediato empezó a mover sus caderas buscando más placer en mis dedos, estábamos los dos al borde del orgasmo, mis gemidos y los de ella así lo indicaban.
—No aguanto más mi amor, dijo Cris con una voz gutural al borde del colapso.
Se puso encima de mí y apuntó mi polla a su coñito, se dejó caer con determinación, notando como mi polla la abría sin problemas debido a su lubricación.
—¡¡AHHHHH!! diooooos siiiiiiiiiii, que ganas tenia de sentirte amor, exclamo Cris.
Se tumbó sobre mi pecho y nos besamos hasta fundirnos en un solo ente mientras las caderas de esa increíble mujer se movían presa de la lujuria a una velocidad endiablada.
—Cielo, córrete conmigo, dijo Cris acelerada, jodeeeer como te sientooooo, vamos mi amor lléname de leche…vamoooos…correteeee…joder, joder…me corroooooo.
Note la primera contracción de la vagina de Cris sobre mi polla y eso desencadeno mi propio orgasmo.
—¡¡Criiiis…me corrooooooo!! Exclamé presa de la lujuria.
Mi polla empezó a llenar el útero de Cris que con su corrida ordeñaba mi polla hasta sacar la última gotita de leche de mis huevos. Fue un orgasmo muy largo que nos dejó muy satisfechos a los dos, mirándonos con cariño.
—Necesitaba esto, te necesitaba a ti, dijo Cris con cariño
Mi polla se mantuvo en el interior del coñito de Cris en todo momento dura, llenándola, con espasmos al notar el calor abrasador de su vagina. Cris se irguió y me miro con coquetería, he de reconocer que era una mujer divina y me molestaba la vida que llevaba, aunque era su decisión y parecía que no se sentía molesta. Me beso con cariño mientras sacaba mi polla de su interior con un gesto de placer.
—Siempre me ha encantado tu pollón David, para mi creo que tiene el tamaño ideal. Volvió a besarme con cariño. Ahora si me lo permites tengo que ir al baño, necesito prepararme para ti amor. Mientras podrías preparar un café.
Aunque Cris era muy promiscua, era una obsesa de la higiene, sé que cuando me ha dicho que necesita prepararse para mi iba a limpiarse bien su culo para que se lo follase a placer y eso llevaba su tiempo. Yo también aproveché y me fui a dar una ducha a otro baño y lavarme bien para ella. Además, también aproveché para repasar mi depilación genital, sabia la rabia que le daba a Cris notar "pelitos" en su boca y me volvía loco que me pajease mientras se metía mis huevos en su boquita con su lengua haciendo diabluras sobre mi escroto.
Para cuando llego Cris a la cocina donde estaba preparando los cafés ya tenía mi polla nuevamente lista para follarla, se acercó por mi espalda y se abrazó con fuerza a mi mientras se apoderaba de mi polla y la pajeaba con mimo.
—Me encanta lo rápido que te recuperas, ¿Listo para otro asalto? Me susurro Cris melosa.
—Estoy deseando follarte otra vez y romperte ese culito que tienes.
Ni nos tomamos el café, se sentó en la encimera de la cocina y se abrió de piernas para mí, he de reconocer que Cris era poseedora de uno de los coñitos más bonitos que había visto a lo largo de mi vida, pequeño cerradito y sin un solo pelito. Eso la confería un aspecto de adolescente que me volvía loco, eso unido a su carita de vicio y a ese cuerpo que pedía ser mimado, amado, follado y poseído, hacia que mi polla buscase su coñito como desesperada para dejar mi simiente bien dentro.
—Cariño, me dijo Cris excitada, cómeme el coñito y haz que mi corrida moje mi culito para que me lo puedas follar bien follado.
Joder, como me ponía oírla hablar así. Empecé lamiendo el interior de sus muslos, suaves, sedosos, mi lengua jugaba con su piel dibujando filigranas mientras me acercaba a su coñito y su olor me llenaba totalmente. Mi polla dolía a rabiar de lo dura que la tenia y esa mujer no hacía sino acrecentar mi deseo. Llego el momento en el que me agarró del pelo y me obligó a posar mis labios en su sexo, que a estas alturas estaba ya chorreando de excitación.
—Que cabrón eres, decía Cris con la voz quebrada por el placer, joder que boquita tienes…ufffff, me encanta como…diooos siiiiiii, joder, como me comes el coño.
Mis labios se apoderaron de su clítoris y empecé a puntear con mi lengua en su botoncito mientras mis dedos la follaban, Cris no tardo en empezar a mover sus caderas de forma descontrolada, anunciando su próximo orgasmo.
—Cabrón me voy a correr, que ricoooo, no pares, dame maaaas…maaaaaas…no pareeees.
Cuando prácticamente se iba a correr, apunte mi polla a su culo y entró como un cuchillo caliente en mantequilla mientas mi dedo pulgar acariciaba su clítoris. Cris estalló un en poderoso orgasmo que la rompió por dentro mientras gritaba y se aferraba a mi con brazos y piernas para que no me saliese de su interior. Su excitación, sus besos y sus gemidos de placer hicieron que mi orgasmo estallase inundando sus intestinos de semen denso e hirviente que amplificó aun mas el orgasmo que estaba teniendo en esos momentos. Tardamos un buen rato en recuperarnos, en acompasar nuestras respiraciones mientras nos besábamos y nos dábamos cariño. Notaba en la mirada de Cris algo especial, algo que en nuestros años de folleteo nunca había visto, veía mucho cariño y amor.
—Te quiero David, no te haces una idea de lo que te puedo querer. Decía Cris fatigada.
—¿Te estas enamorando de mí? Pregunté divertido.
Cris me miró muy seria y eso os aseguro que me acojonó.
—¿Y que, si así fuese? Me pregunto con sus ojos clavados en los míos.
Me dejo sin palabras, no sabia lo que decirle, mi polla seguía férrea dentro de su culito, mientras ella movía sus caderas lentamente, me acariciaba la espalda y besaba mis labios con cariño.
—Cris…ufffff, vamos a ver, joder estas casada y ufffff…y yo…yo…
—Jajajajajajajaja, rompió a reír Cris, solo por ver la cara que has puesto ha merecido la pena verte…Jajajajajajajaja. Cariño mío te quiero con toda mi alma, pero no como para compartir mi vida contigo.
—Serás cabrona. Rei divertido.
—Aunque si he pensado mucho que tú eres mi hombre ideal para que me dejes preñada. Quiero ser madre y quiero que tú seas el padre.
Y esto si que me lo dijo en serio dejándome con la boca abierta aunque no me dejó decir nada. Me besó con lujuria mientras mi polla volvía a bombearla el culo, ella se aferró a mí y me pidió ir a la cama y con mi polla bien metida en su anito me tumbe para que ella me cabalgara a su antojo hasta que los dos volvimos a corrernos. Como dijo se quedo a dormir conmigo y follamos hasta que nos quedamos bien dormidos. Al día siguiente me despertó su despertador, ella se tenia que ir a trabajar, aunque ya estaba duchada y vestida.
—Buenos días mi amor, siento si te he despertado.
—En absoluto cielo, espera que me ducho en un momento, te acerco al trabajo y de paso te invito a desayunar.
Antes de entrar a la ducha me morreo con cariño y al poco estábamos desayunando en un bar cerca de la Torre Meroni. Antes de irse y sin vergüenza alguna me volvió a besar delante de todo el mundo que pasaba.
—Nuria me ha mandado un wasap y me ha dicho que este viernes no hagas planes, que cenamos en tu casa y creo que pasaremos el fin de semana contigo. Te tiene tantas ganas como yo y muchas veces hablando nos acordábamos de Zanzíbar…ufffff, me voy que empiezo a mojar mis braguitas.
Me volvió a besar y la vi desparecer por la puerta de esa inmensa torre. Estuve tentado de pasar y bajar a mantenimiento para ver a los compañeros que quedaban todavía, pero mirando la hora y previendo lo que me enrollaría era mas que probable que me encontrase con Anna y todavía no estaba preparado.
«Gilipollas» me dije a mi mismo, «Nunca, nunca estarás preparado» Y era cierto, estaba aterrado ante una negativa de Anna y es que ahora después de los años me jodía reconocerlo, pero deseaba estar con ella, deseaba llegar hasta el final y adivinar por que pasó todo lo que pasó y ver si realmente podríamos haber llegado a algo.
No me quise "comer" mas la cabeza con estos pensamientos, pero algo tendría que hacer al respecto. No se por que pensé en Nuria y Cris y en Zanzíbar y una erección empezó a manifestarse en mi entrepierna y es que desde aquellas vacaciones nunca habíamos estado de nuevo los tres juntos. Con Nuria estuve una vez mas desde aquella despedida que me hizo. Ella vino a visitarme a Vaduz y pasamos tres días increíbles follando como desesperados, de eso hacía ya siete años y con Cris, con ella estuve tres veces más, dos que vino ella de fin de semana a verme y la que fue "nuestra noche de bodas" como lo llama ella, pero de esto hacía ya cuatro años.
Me pasé toda la semana retomando la vida social que tenia en Madrid. Se que Anna se enteró de que estaba aquí de nuevo ya que teníamos amigos comunes, amigos que se que no tardaron ni un segundo en llamarla y ponerla al corriente de las ultimas noticias. Bueno, eso entraba dentro de mis planes, necesitaba que supiese que me encontraba de nuevo en Madrid. Cris estuvo hablando conmigo toda la semana y fui a recogerla al trabajo una vez mas por que no aguantaba hasta el viernes y quería follar conmigo. Ese polvo fue muy corto pero intenso ya que esa noche tenia invitados en su casa y no podía quedarse a dormir, pero se fue bien llenita de leche.
El viernes por la mañana Nuria me llamó por teléfono, mentiría si dijese que me moría por verla, esa mujer fue un antes y un después en mi existencia y la quería mas que a mi vida y lo que me pidiese se lo daría sin rechistar.
—¡¡Hola mi amor!!, exclamó Nuria alegre.
—Nuria, que alegría oír tu voz otra vez, ¿Ya estás en Madrid?
—Si cariño, he llegado esta mañana y me he venido directa a la oficina. Imagino que Cris te lo habrá dicho, este fin de semana lo pasamos en tu casa ¿Te apetece?
—Llevo toda la semana deseándolo, ya tengo todo preparado.
—¿Todo? Cariño, lo único que tiene que estar preparado eres tú, dijo traviesa, te vamos a dejar para el arrastre, rio divertida.
Solo pensar el que tendría esa dos mujeres increíbles desnudas para mi y deseando hacer de todo conmigo ya me la puso como el cerrojo de un penal, dura y surcada de venas. Además, oír la dulce voz de Nuria diciendo eso acrecentaba mi deseo.
—Cuando salgamos de la oficina iremos a por algo de ropa a casa y nos vamos a la tuya, me comentó Nuria, esta noche nos vemos, estoy deseando abrazarte.
Nos despedimos y casi estuve tentado en hacerme una soberana paja pensando en esas dos hermosas mujeres que de seguro me harían ver las estrellas y parte del firmamento. En vez de eso me bajé a la farmacia y me compre Cialis, aunque se que no tengo problemas de erección, esas dos lobas iban a exprimirme hasta sacar la ultima gotita de mis huevos y tenía claro que quería dejarlas satisfechas y llenas de leche.
Esa noche, sobre las nueve sonó el timbre de mi puerta y cuando abrí vi a dos espectaculares mujeres, antes de que Nuria se lanzase a mi cuello y a besarme loca de alegría me pude fijar en su cuerpo perfecto. Aunque ya había cumplido los cincuenta años, se mantenía con un tipazo increíble y una cara preciosa que siempre me volvía loco.
—David mi amor, decía riendo, que ganas tenia de verte abrazarte, besarte y…y…
—¿Follarme? Dije terminando su frase.
—Esa palabra no define lo que quiero hacer contigo, me dijo basándome con pasión.
Cris, nos pasó hacia dentro de la casa ya que estábamos en la puerta y dando un espectáculo. Mis manos se habían aferrado al culo de Nuria que lo amasaba sin vergüenza, mientras ella me comía la boca con gula. Note que Cris le dio un azote cariñoso a su jefa en el culo:
—Déjamelo un poquito a mí, decía mimosa, quiero que me de mis besitos, los necesito.
—Estas guapísimo, me dijo Nuria deshaciendo el abrazo.
Cuando Nuria me dejo medio tambaleándome del recibimiento, Cris saltó a mi cuello y se aferró con sus piernas a mi cintura mientras me llenaba de besos. Mis manos instintivamente se fueron a su culo para sujetarla y me di cuenta de que no llevaba braguitas.
—Ummmm, mi amor, la susurré, ¿ya sin braguitas?
—¿Para que perder el tiempo con ropa? Me dijo Cris, haciendo que mirase hacia donde se encontraba Nuria.
Me quede con la boca abierta, Nuria ya se había desnudado, dejándome ver un cuerpo perfecto, sin un gramo de grasa y con unas curvas perfectas. Era como una modelo, Nuria me miro traviesa y me lo dijo sin tapujos:
—Para que perder el tiempo con la ropa puesta si sabemos que vamos a follar.
Vino hacia nosotros con movimientos felinos, Cris dejó de abrazarme y se puso delante de mí quitándome la camisa, mientras Nuria desde atrás echaba mano de mi cinturón y con habilidad me quitaba los pantalones y bajaba mis bóxer dejándome con la polla palpitando de deseo y golpeando mi vientre.
—Te ha crecido desde la ultima vez, dijo Nuria pajeándome con cariño y joder, esta durísima…ummmmm, lo bien que lo vamos a pasar.
A todo esto, Cris ya estaba también desnuda y los tres nos fuimos a mi dormitorio a disfrutar de nuestros cuerpos. Creo que sobran las palabras para describir lo que pasó en esa cama y entre esas cuatro paredes, pero fue algo difícil de olvidar. Por primera vez vi a Nuria y Cris amándose de una forma que creo ningún hombre es capaz de alcanzar con una mujer. Yo fui testigo mudo y no pude evitar excitarme de una manera increíble viéndolas, únicamente me acerqué a ellas cuando me lo pidieron y fue excitante comprobar la conexión que había entre las dos, como una comiéndome los huevos y otra haciéndome una mamada increíble lograron que me corriera llenándolas sus caritas de mi corrida.
Ese fin de semana disfrutamos los tres muchísimo y me sorprendió ver lo viciosa que se había vuelto Nuria, siempre mas comedida en sus manifestaciones sexuales. Se comportó como Cris, como una verdadera puta sedienta de polla que me incitaba para que follase todos sus orificios sin necesidad de decirla por donde la iba a percutir.
Como prometieron me dejaron para el arrastre, pero feliz, ¿qué hombre se puede resistir ante dos mujeres así? Algo que saqué en claro es que nuestra amistad y nuestra confianza, aumentaron y nos confesamos lo que sentíamos los unos por los otros. Hay fue cuando nos dimos cuenta de que seriamos inseparables de por vida…o por lo menos lo intentaríamos, por que nos gustaba estar juntos y disfrutábamos mucho. Poco antes de terminar nuestro fin de semana loco, Nuria quiso hablar conmigo.
—David, ¿Te sigues dedicando al mundo de la informática?
—Claro, respondí, nunca he llegado a dejarlo, ¿Por? ¿Hay algún problema?
—Para serte sincera muchos problemas. Desde que te fuiste han pasado muchos responsables de informática, pero cada uno era peor que el anterior. El programa que nos dejaste lo quitaron según lo vieron aduciendo que era una porquería, aunque para mi funcionaba de fábula. Y desde ese día nada ha ido bien. Cuelgues continuos, fallos en transacciones, ocasionalmente desaparece mi agenda, ficheros importantes, la lista es interminable y estoy desesperada.
—Tranquila Nuria, si quieres mañana cuando todo el mundo se haya ido me paso y le hecho un vistazo, pero me da que te han colado programas para que los propios informáticos sean imprescindibles y dependas de ellos, en todo momento.
Nuria me abrazó con fuerza. mientras me besaba con cariño:
—Sabía que podía confiar en ti, eres un cielo.
El lunes a las nueve de la noche entre por primera vez en la gran Torre Meroni después de algo mas de diez años sin pasar por ese edificio. Miles, millones de recuerdos, vinieron a mi mente, buenos y malos, pero los recordaba con cariño, con nostalgia. Me fui al ascensor donde empezó todo y cuando entré en su interior una gran tristeza me invadió. Pulsé el botón de la planta 50 y a los pocos segundos el ascensor se paraba en las oficinas de Activity Group y cuando se abrieron las puertas del ascensor Nuria ya me esperaba sonriente.
—Sabes, me comentó Nuria, nunca pensé que te vería de nuevo en estas oficinas y creo que me encanta la sensación de tenerte de nuevo aquí, me hace rejuvenecer diez años, rió divertida.
Nos besamos con cariño y enseguida me puse manos a la obra. Cuando calibré el alcance del daño me di cuenta de que con un par de días no sería suficiente, eso requería más de un par de semanas de trabajo para dejar todo funcionando de una manera eficaz, de la única manera que le gustaba a Nuria que funcionase. Creo que en esos momentos no pensé en Anna o si podía encontrármela, solo esquematicé lo que quería hacer y pensé que Nuria necesitaba resultados inmediatamente.
—Bueno Nuria, dije serio, esto es peor de lo que pensaba, durante unos días esto no va a funcionar como debiera, pero creo que como esta configurado ahora mismo, tampoco funciona. Vete a casa y di al guarda de seguridad que me quedo aquí, esto va para largo.
—Ni loca pienso dejarte solo aquí, me sentiría muy mal yéndome a mi casa sabiendo que te quedas aquí arreglando este desaguisado.
—Nuria, sabes que aquí no haces nada, solo me vas a ver ir y venir y no me digas que te diga lo que hacer por que entonces voy a ir mas lento. Si realmente quieres ayudarme vete a casa.
Ella sabia que yo tenia razón, pero le fastidiaba dejarme ahí solo trabajando sin ella estar delante para decidir cuándo nos íbamos a dormir. Medio enfadada y maldiciendo entre dientes, me dio un abrazo y me dijo que no hiciese el burro, por último, me dio un morreo que me saco hasta los colores.
—Te quiero David, eres un cielo.
—Yo también te quiero amor, anda, ve a descansar.
Cuando me quede solo me puse manos a la obra, sabia que esa noche no dormiría, al día siguiente tendría que funcionar el servidor y por lo menos tres terminales, mas el ordenador de Nuria, había mucho trabajo por delante.
Todo iba sobre ruedas, como a las tres de la mañana me dio por pensar en Anna, recordando buenos y malos momentos y de pronto mi cabeza pensó mas lentamente y una pregunta saltó en mi cabeza como una bomba ¿Y si Anna no esta sola? ¿Y si alguien había llenado su vida? Empecé a agobiarme como hacia tiempo que no lo hacía:
—Joder, joder, joder, dios soy gilipollas, me dije en voz alta, ¿acaso crees que habrá estado esperándote diez años?¡¡¡JODEEER!!! Exclamé cabreado.
Nadie sabia la verdadera razón por la cual había vuelto a mi ciudad natal, pero necesitaba información y no sabia realmente como conseguirla. Anna era muy hermética con su vida y conseguir saber si estaba con alguien, prometida o casada seria un imposible. Estuve toda la noche maldiciéndome mientras seguía trabajando y casi sin darme cuenta la primera empleada entró a su puesto de trabajo, no me acordaba de ella, pero ella de mi si y esbozó una gran sonrisa.
—No me lo puedo creer, David Navarro, que alegría volver a verte.
Me costó recordarla, pero al final si la recordaba, fue una de las ultimas personas en entrar a trabajar cuando todavía estaba en plantilla. Estuvimos charlando un rato, ella se interesó por mi y por donde había estado y me preguntó qué es lo que hacia allí.
—Pues mira intentando arreglar este desaguisado, Nuria me contó que la informática os funcionaba mal y he hecho algunos arreglos, así que me vienes muy bien, quiero que te sientes en uno de estos tres terminales y trabajes con ellos.
Al poco rato su cara de satisfacción lo decía todo, funcionaba como debía de funcionar, ahora solo era cuestión de adecuar el resto de los terminales para que todo funcionase como debía.
—¡¡¡ LA MADRE QUE TE PARIÓ!!! ¿HAS ESTADO TODA LA NOCHE AQUÍ?
La voz de Nuria sonaba enfadada detrás de mí, yo solo me di la vuelta y la miré con ojos cansados, pero con una sonrisa de satisfacción por haber conseguido que por lo menos algo funcionase como debía.
—No te enfades Nuria, sabias tan bien como yo que esto llevaba su tiempo y solo he comenzado todavía queda mucho trabajo.
—Lo sabía, es que lo sabía, por eso quería quedarme contigo, anda, vámonos que te invito a desayunar y te acerco a casa, no estas en condiciones de conducir.
Nuria me invitó a desayunar como me dijo y eso me permitió de manera sutil preguntarle por Anna y su situación sentimental en la actualidad. A ver, Nuria no era tonta y enseguida intuyó por donde iban los tiros.
—Después de lo que hiciste pasar a esa mujer, te va a costar un milagro poder, aunque solo sea acercarte a ella y ya no digamos el lograr mantener una conversación. Pero te diré que desde que te fuiste no se le ha conocido pareja, ni se la ha visto acompañada en ningún acontecimiento social.
Eso de alguna manera me animó; al poco rato estaba en mi casa, me di una relajante ducha y me fui a dormir, me desperté cerca de las seis de la tarde, comí algo y me fui de nuevo a las oficinas de Activity Group a seguir con mi trabajo. En toda la semana que estuve en ese edificio no me cruce ni una sola vez con Anna, pero tanto tentar a la suerte al final hizo que fuese inevitable el encontrarse de nuevo.
Parece que el destino hizo que todo se aliase para calcar la misma situación de cuando nos quedamos encerrados en ese mismo ascensor. Era sábado cerca de las once de la noche y ya estaba prácticamente todo terminado en esas oficinas salvo ligeros retoques, me fui hacia el ascensor, pulsé el botón y al poco el tintineo anunciaba su llegada. Cuando se abrieron las puertas allí estaba Anna, parecía que el tiempo se había parado en ella, seguía igual de bella y hermosa con un cuerpo escultural. Cuando me vio abrió mucho sus ojos y su boca en una exclamación muda mientras su mano derecha iba a su pecho por la sorpresa de verme. Yo no fui menos, aunque si es cierto que controle mas mi sorpresa y mi acojone.
—Da… ¿David? Musito Anna con un hilo de voz.
—Hola Anna, buenas noches.
Me acerqué a ella con una sonrisa en mis labios, cogí una mano suya con suavidad y la besé. Ella me miraba alucinada creo que todavía no había reaccionado.
—Que… ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo has venido? Preguntaba confundida.
Mi mano aún no había soltado la de Anna, ella lejos de soltarse afianzo aún más esa unión mientras la apretaba con fuerza.
—Estoy aquí ayudando a Nuria con un problema de informática, he venido hace un par de semanas y por si lo deseas saber he regresado para quedarme, necesitaba volver.
Nos quedamos mirando a los ojos intentando adivinar nuestros pensamientos, el tintineo anunciando que el ascensor acababa de llegar a la planta de destino nos sacó de nuestras reflexiones, fui a salir, pero Anna me retuvo con su mano.
—¿Tienes prisa?
—Sinceramente, ninguna, tengo todo el tiempo del mundo.
Anna dejó que se cerrasen la puertas del ascensor de nuevo y pulsó la ultima planta. El ascensor se puso en marcha y Anna me agarró la otra mano, mientras se acercaba más a mí. Esperaba un hachazo, una frase cortante o un bofetón por lo que le hice en su momento, pero me miró con cariño:
—He soñado este momento durante años, comenzó hablando Anna. Deseaba odiarte, humillarte, hacerte sufrir como sufrí yo en su momento cuando me separaste de tu lado y me ignoraste. Pensé una a una las palabras que te diría para que cada frase, cada expresión fuese mas hiriente que la anterior y así hacerte sentir mi ira, mi odio, mi malestar hacia ti cuando te tuviese enfrente. En cambio, aquí me tienes, ahora me he quedado en blanco y solo pienso en lo caprichoso que es el destino al habernos juntado de nuevo en el ascensor donde empezó todo.
El viaje había durado mas bien poco, yo no sabia lo que decirla salvo perdón, pero ni eso salía de mis labios, solo admiraba lo guapa que estaba, aunque ese deje de tristeza se adivinaba en su cara. Miraba sus ojos brillantes, la expresión de su cara, sus labios moviéndose al hablar, esa expresión entre el enfado y la alegría. De esa animadversión que me separo de ella ya no quedaba sino un vago recuerdo, pensé en lo injusto que fui con ella por no ver la situación desde su punto de vista, pero tenia que pensar en positivo, ahora era tiempo de intentar retomar esa relación con todas sus consecuencias. Solté mis manos de las suyas y agarré su carita con cariño, mirándola a los ojos.
—Perdóname por todo lo que te hecho sufrir. Le dije con sinceridad.
No lo pude evitar, mis labios se fueron acercando a los suyos, hasta que nos fundimos en un beso tierno, lleno de deseo. Nuestras lenguas se fundieron para no querer separarse y nos abrazamos como si en ello fuese nuestra vida, en ese momento las puertas del ascensor se cerraron y se puso en marcha, aun así, no nos separamos hasta que el tintineo de la llegada a la planta baja nos sacó de nuestra ensoñación. Nos miramos con cariño, y joder, la mirada de Anna me enamoró, seguía muy abrazada a mi mirándome con amor.
—¿Y tu tienes prisa? Le pregunté.
—Ninguna mi amor, para ti tengo todo el tiempo del mundo. Me dijo Anna con una sonrisa de felicidad.
—Vámonos a cenar cielo, la dije con cariño.
Ella solo me sonrió asintiendo con su cabecita, salimos del ascensor y nos dirigimos al aparcamiento exterior donde tenía mi coche estacionado. Debido a la hora me dirigí hacia la zona antigua de Madrid, llena de mesones donde sabía que había sitios abiertos hasta muy tarde. Creo que esa cena nunca la olvidaré, Anna se mostró comunicativa y respondió a todas y cada una de mis preguntas lo mismo que yo a las suyas. Hablamos de esa aciaga noche en Zanzíbar y lo que pasó.
—Se que te hice mucho daño, pero estaba asustada, empezó a contarme Anna. En mi familia son muy clasistas, ¿Cómo me iba a presentar con un empleado de mantenimiento delante de mis padres?
Ana me miró como disculpándose y agarró una mano mía y la besó con cariño.
—Estaba muy enamorada de ti David y eso me aterraba. Monté todo ese numerito para que me odiases, para que me mandases a la mierda, para no ser yo quien afrontase la cruda realidad, pero no calculé las consecuencias.
Anna fijó su vista en el mantel de nuestra mesa recordando todo lo pasado. Aunque habían pasado mas de diez años todo estaba grabado a fuego en nuestra mente.
—Fui una estúpida cuando en aquel amanecer te quise apartar de mí y fui más estúpida cuando me fui con ese mulato para dejarte claro que no me importabas, cuando me moría porque te levantases y me abrazases para que me quedase contigo. Me sentí perdida cuando me encontré en la habitación de ese hombre y metió su mano bajo mi falda. Le grité que me dejase en paz y salí corriendo de allí.
En esos momentos recordé como me sentí yo al verlos desaparecer por la puerta muy acaramelados y me costó creer que no hiciesen nada. Creo que Anna adivinó mis pensamientos, se arrimó más a mí y me besó.
—Se que te cuesta creerlo, pero de verdad que no ocurrió nada, fui corriendo a nuestro bungalow para pedirte perdón, para decirte todo lo que sentía, para que hiciésemos el amor toda la noche y oírte decir en mi oído una y otra vez lo que me amabas, lo que me querías y para que me oyeses susurrar lo que te amaba y que sin ti mi vida carecía de sentido…pero no apareciste. Cuando al día siguiente te vi con esas dos mujeres se me vino el mundo encima y supe que te había perdido. El resto carece de sentido estaba hundida.
—¿Por qué no hablaste conmigo? ¿Por qué no nos sentamos a hablar?
—Por orgullo mi amor, por un orgullo estúpido. Cuando me enteré de que habías pedido la cuenta en la Torre mi vida se acabó. Pero fui orgullosa y no quise reconocer lo evidente, te amaba, se que fui la causante de todo, pero te echaba la culpa a ti.
Anna termino por sentarse con su silla muy pegado a mí, rodee sus hombros con mi brazo y buscó mi boca con sus labios hasta fundirnos de nuevo en un beso lleno de deseo. Anna apoyó su cabeza en mi hombro y prosiguió hablando.
—Cuando te vi de nuevo entrando en aquella sala de reuniones…ufffff, no te puedo decir lo que sentí, pero fue algo increíble que se esfumó como el humo en el aire cuando me recibiste tan fríamente.
—Cariño seguía muy enfadado contigo, lo siento, de veras.
—David no te reprocho nada, creo que yo habría sido aún más fría y cortante.
Nos quedamos callados unos minutos, acariciándonos, dándonos cariño. Joder en esos momentos desee meterme en su cabeza y saber que estaba pensando. No me creía que todo fuese tan sencillo, tenia a Anna entre mis brazos y estaba seguro de que esa noche terminaríamos follando. ¿Quizás el tiempo si hubiese obrado su magia y habría dejado aquello como una mala experiencia? ¿Estaría pensando que esta vez seria la definitiva y terminaríamos juntos? Empezó a hablar de nuevo y eso hizo que me sacase de mis pensamientos.
—Cuando nos dimos nuestra "segunda oportunidad" sabia de sobra que me preguntarías, que esta conversación que tenemos ahora deberíamos de haberla tenido entonces. Me lo prometí a mi misma, pero llegado el momento, estaba aterrorizada y me comporte como una niña caprichosa y consentida…y bueno del resto no quiero hablar por que sinceramente fueron los peores años de mi vida.
—Te amo Anna, nunca he dejado de hacerlo aunque te aparté de mí, ya no soportaba estar separado de ti, te necesitaba y no quiero alejarme de tu lado.
Anna me miro con cariño, pero ese deje de tristeza en su mirada no desparecia. Tendría que hacerla ver que deseaba compartir mi vida con ella y que ya nada sería como antes.
—Vámonos a tu casa mi amor, me dijo excitada, necesito sentirte muy dentro de mí.
Sobra decir, que me faltó tiempo para pagar e irnos a mi casa. Ya en el coche nos empezamos a meter mano como preludio a la noche que pasaríamos. Subiendo en el ascensor nos besamos lascivamente y no dejamos de hacerlo hasta que la puerta se cerró detrás de nosotros, entonces nuestras ropas volaron y nos quedamos totalmente desnudos. De nuevo pude apreciar el cuerpo desnudo de Anna y los años la habían tratado muy bien, ya tenia mi polla dura como el acero, pero verla así desató mi pasión y abrazándola, la llevé hacia mi habitación.
—Cariño, para, decía Anna excitada, vamos a la ducha primero.
Nos metimos en la ducha y nos enjabonamos mutuamente, acariciando nuestros cuerpos, nuestros sexos. El coñito de Anna era ya un manantial, lo noté cerrado como el sexo de una adolescente y eso me encendió aún más. Ella enjabonaba mi polla mientras me masturbaba y acariciaba mis huevos. Pudimos alargarlo en la ducha, follármela ahí mismo, pero quería comodidad, queríamos disfrutarnos y como si nuestros ojos hablasen por nosotros, salimos de la ducha nos metimos en una gran toalla y nos secamos entre besos y caricias.
Cuando llegamos al dormitorio, Anna me tumbo en la cama y empezó una mamada que me llevó muy cerca del orgasmo. Metí mi mano entre sus piernas y empecé a acariciar su clítoris y su sexo, agarré sus caderas y metí mi cara entre sus piernas devorándonos mutuamente. Ninguno de los dos dijo nada, solo nuestros gemidos de placer nos anunciaron nuestros orgasmos, Anna estallo en uno que literalmente desbordó su interior regándome la cara y yo explote en su boquita oyendo como chupaba mi polla y se tragaba mi corrida.
—Mi amor como te he echado de menos, dijo Anna con la respiración acelerada. Si me llegan a decir esta mañana que estaría así contigo…ufffff, me hubiese echado a llorar por lo imposible de la situación.
Mi polla no había menguado nada, estaba dura, pétrea, el cuerpo de Anna era como un afrodisiaco que me impedía perder la excitación. Se puso de rodillas y me miro traviesa, acaricio mi polla y mis huevos y se tumbó encima de mí; devoramos nuestras bocas mientras mis manos agarraban su perfecto culo y lo amasaba con gula, mis dedos acariciaron su anito y ella gimió de placer:
—Necesito que me folles, quiero sentirte dentro de mí, que me llenes, notar como te corres como tu esencia me colma.
Diciendo esto elevó sus caderas y apuntando mi polla a su coñito se dejo caer poco a poco. Notaba como mi polla iba rozando su vagina y la iba abriendo poco a poco.
—Asiiiiii mi amor, ábreme, déjame bien abierta para ti, no pares, maaaas…maaaaaas, quiero tu polla siempre dentro de mí.
Notaba su coñito muy cerrado, como si hubiese estado mucho tiempo sin actividad, parecía el coñito de una púber dispuesta a perder su virginidad. Cuando ya no había mas polla por meter, Anna me miro con amor y empezó a moverse lentamente encima de mí, su cara era de infinito placer, agarré sus tetas y excité sus pezones que se pusieron duros como el diamante. Retrepé un poco hasta apoyar mi espalda en el cabecero de la cama. En esta posición agarre el culo de Anna mientras me comía sus tetas con gula, note los músculos de su vagina totalmente distendidos para meterse mi polla lo mas adentro de su ser, instintivamente acaricié su anito y ella emitió un largo gemido.
—AHHHHHHHHHH…siiiiiiiiiiiii mi amor, follame el culito con tus dedos.
Anna me sorprendía con su manera de comportarse en la cama, cierto es que hacia mas de diez años que no follábamos y esa pasión, esa fogosidad de antaño habían dejado paso a una madurez calmada intentando saborear cada momento como si fuese el ultimo. Me fascinaba ver su cara de goce mirándome a los ojos, mientras sus caderas se movían cadenciosamente de adelante a atrás y abrazaba mi cabeza contra su pecho. Su anito ya se había tragado dos dedos míos que entraban y salían sin dificultad, mientras la oía gemir herida de placer.
—Ummmm mi amor que ricoooo… ¿me vas a follar también el culito? Me decía melosa.
—Siiii cariño…voy a llenar de leche todos tus orificios. La decía excitado.
—Diooooos mi amor, cómoooo te sientooooo…correteeee…correteeeeee.
Anna empezó a botar sobre mi polla con una pasión inusitada mientas me comía la boca y su lengua se enroscaba con la mía. Notaba las contracciones de los músculos de su vagina sobre mi polla, aferrándose a ella, su esfínter estrangulando mis dedos presa del orgasmo que se estaba fraguando en su interior, hasta que estalló gritando el placer que recorría su cuerpo.
—Mi amor me corroooooo…no pareees…maaaas…maaaaaas.
—Anna dios…Annaaaaa.
Su orgasmo atravesó su cuerpo y el mío, nos corrimos como amantes desesperados por sentirnos, inunde su útero mientras ella temblaba sintiendo mis trallazos de leche y su propio orgasmo, nos costo recuperarnos ya que nos dejo agotados y muy satisfechos. Anna se quedó ensartada sobre mi polla mientras notaba los coletazos de su orgasmo en su cuerpo.
—¿Por qué? Me preguntó Anna mirándome a los ojos mientras veía como se inundaban sus ojos. ¿Por qué fuimos tan orgullosos? ¿Por qué dejamos que todo esto pasase y no pusimos remedio?
Se echo a llorar sin consuelo, me abracé a ella cubriéndola de besos, secando cada una de sus lágrimas y diciéndola lo que la amaba, lo que la quería y que ya nunca nos separaríamos.
—Vamos a dormir mi amor, dijo Anna acariciando mi cara. Estoy agotada.
Apague la luz y nos abrazamos quedándonos dormidos casi al instante. Me desperté muchas veces en la noche para asegurarme que Anna seguía a mi lado y no era un sueño, pero si, era ella dormida plácidamente acurrucada en mi regazo. Por la mañana cuando me desperté Anna ya no estaba a mi lado y me alarmé, me senté en la cama intentando oír algo hasta que oí vaciarse la cisterna, inmediatamente salió Anna con una gran sonrisa en su cara.
—Hola mi vida, buenos días, ayer me prometiste correrte en todos mis orificios y quiero que cumplas lo prometido, dijo mostrándome un bote de lubricante.
Anna entro a gatas en la cama, con movimientos felinos, mostrándome su retaguardia con descaro. Retrocedió hasta que su culito quedo a nada de mi cara.
—Chúpamelo amor, está bien limpito para ti.
Al poco rato mi polla follaba el culito de Anna sin problema. Mi chica berreaba de placer mientras mi mano acariciaba su clítoris y ella empezaba a correrse estallando los dos en un poderoso orgasmo.
Ese día nos quedamos encamados hasta el día siguiente. Follamos hasta caer rendidos y recuperamos el toque mágico que teníamos los dos antes de que ocurriese todo. Fueron incontables los orgasmos que tuvimos los dos y veía a Anna feliz de estar conmigo. Pensé que el lunes se iría pero me dijo algo que me dejó perplejo y me gustó.
—Cariño, me dijo Anna, déjame tu coche necesito ir a por ropa y a solucionar un par de asuntos, esta semana me quedo aquí contigo…hay que recuperar el tiempo perdido, me dijo riéndose.
—Te acompaño mi amor, no me importa hacerlo.
—No, quédate aquí descansando, te necesito recuperado cuando vuelva, dijo con picardía, así aprovecho y traigo algo de comer, no perdamos tiempo en la cocina, preparando comidas.
Me quedé en la cama descansando, realmente me hacia falta, sobre las doce me desperté, me duche y cambié las sabanas llenas de lamparones de nuestros fluidos. Cerca de las tres Anna entraba por la puerta con muchas bolsas y una gran maleta.
—Cariño, dije acercándome a ayudarla, ¿Te mudas a mi casa?
Anna me besó con una pasión desmedida, dejándome sentir todo su cariño.
—No me quiero separar de tu lado mi amor, quiero pasar todo el tiempo que pueda contigo y esta semana no tengo compromisos.
Fue una semana increíble, como en aquella semana después de salir de nuestro encierro en el ascensor, no nos separamos ni un segundo, follamos, nos amamos y sobre todo nos pusimos al día en muchos aspectos.
El domingo por la tarde la lleve a su casa y nos despedimos en el coche, me entristeció dejarla marchar ya que esa semana significó mucho para los dos.
—Cariño, me dijo Anna con tristeza, mañana lunes debo de viajar a Italia a casa de mis padres para solucionar unos asuntos. Si no hay problema el viernes por la tarde estoy aquí de nuevo.
—Te iré a recoger al aeropuerto.
—Ummmm, me encantará que me estés esperando.
Nos dimos un último beso y bajándose del coche la vi desaparecer camino del portal de su casa. Ese lugar me trajo muchos recuerdos, pero había uno que prevalecía y era esa fatídica noche cuando dejé a Anna muy enfadado con ella por no querer hablar conmigo y luego el accidente…tenia que ser mas positivo, esto era una nueva etapa, todo aquello era el pasado.
Fue difícil entrar en mi casa y no encontrarme con Anna, su perfume aun flotaba en el ambiente, no hacia ni una hora que la había dejado y ya la echaba de menos a rabiar. En esos momentos mi móvil sonó y fui corriendo pensando que seria Anna, pero la cara de Nuria aparecía en pantalla.
—Hola cielo, conteste con algo de tristeza.
—Hola mi amor, contesto Nuria alegre…Uyyyy, te noto muy triste, ¿Qué ha sucedido?
Conté a Nuria todo lo que había ocurrido, mi encuentro con Anna, y la semana que habíamos pasado juntos.
—Pero bueno, dijo Nuria, eso es fantástico además solo va a estar una semana fuera. Vamos no seas tan negativo. Además te llamaba porque me extrañó que no vinieses a terminar lo que habías empezado.
—Cierto, tienes razón, mañana me voy a primera hora y lo termino, ya queda poco y no se va a notar que estoy allí.
—Te espero a desayunar y te invito, además Cris tiene unas ganas locas de verte, se va a llevar un disgusto cuando se entere que estas de nuevo con Anna.
Al día siguiente a primera hora entraba otra vez en las oficinas de Activity Group, todavía no había llegado nadie, así que me puse manos a la obra para dejar terminado mi trabajo. Nuria me comentó que todos los empleados estaban encantados por lo bien que funcionaba todo, ya no había cuelgues del sistema, no desaparecían archivos y los ordenadores tardaban muy poco tiempo en arrancar. Al poco unas manos tapaban mis ojos mientras unos labios muy conocidos por mí, besaban mi cuello.
—Si adivinas quien soy te dejo que me folles, oí la voz de Cris divertida.
Esa mujer tenía un poder incontestable sobre mí, solo oír su voz y lo que me dijo ya me la puso dura.
—Ummmm… ¿Begoña? No, no, espera… ¿Laura?...ehhhh… ¿Sara? Preguntaba divertido.
Un azote en mi culo y un quejido lastimero por parte de Cris me hizo soltar una carcajada.
—¡¡BOBO!! Dijo mimosa, soy Cris.
—Ya lo se mi amor, solo te tomaba el pelo.
Me puse frente a ella y agarre su carita dándola un profundo beso al que ella me correspondió echándome los brazos al cuello y abrazándose a mí con fuerza. Ese día Cris venia vestida con una blusa y unos vaqueros ajustadísimos que marcaban sus curvas y ese culito que me volvía loco. Agarré su culo y ella enroscó sus piernas a mi cintura mientras el beso se hacía más profundo y pasional.
—¿Pero ya estáis así de buena mañana? Dijo Nuria entrando en la oficina. Menos mal que he sido yo quien ha venido, ¿Y si llega a ser otra persona? Dijo Nuria algo enfadada.
Cris deshizo rápidamente el abrazo y el beso y se disculpó con Nuria, me besó fugazmente en los labios y me lo dijo en voz baja.
—Comemos juntos, necesito hablar contigo.
Yo solo asentí con la cabeza y me fui con Nuria a desayunar. Estuvimos hablando de mi nueva situación con Anna y de todo lo que habíamos hablado sin entrar en detalles demasiado personales. Nuria se mostró tan sorprendida como yo por la reacción tan positiva de Anna, pero al igual que yo, llegó a la conclusión de que el tiempo si lo cura todo y te da una nueva perspectiva.
—Entiéndeme, me decía Nuria, conociendo ese carácter que tiene, se hacía difícil pensar que te lo pusiese fácil. Pero mira, me encanta como te ha salido todo.
—Luego comeré con Cris, te vienes también ¿verdad?
—Lo siento mi amor, pero hoy tengo comida de negocios con dos inversores y me es imposible, pero queda en pie.
Sabia que esa tarde terminaría follando con Cris si o si, aunque en mi cabeza estaba Anna, la carne es débil y si encima es la de Cris mas a mi favor, aunque ni me imaginaba lo que me esperaba en esa comida.
A las tres de la tarde Cris y yo nos sentábamos en una mesa del Asador del Norte. Fue inevitable que le comentase mi nueva situación con Anna y aunque se que no le gustó porque me decía que esa mujer no era para mí, no le quedó más remedio que aceptarlo. Veía a Cris algo nerviosa y mas cariñosa de lo habitual, vaya, que si no supiese como es juraría que esa mujer estaba muy enamorada de mí.
—Te veo intranquila, ¿Tienes algún problema? ¿Hay algo que te vaya mal? La pregunté preocupado.
—No cielo, pero si hay algo que necesito de ti aunque creo que no lo recuerdas.
Juro que en ese momento ni recordaba lo que hice hace dos días, como para acordarme lo que me dijo hace dos semanas.
—Sabes que lo que necesites de mi lo tendrás sin problema. Dije seguro.
—Lo se mi amor, por eso como te comenté quiero que seas el padre de mi hijo o hija, quiero que me dejes embarazada. Ya he ido al ginecólogo y me ha retirado el DIU, a partir de este momento y hasta que me quede embarazada solo follaré contigo.
Ni acordarme, pero cuando me lo dijo de nuevo lo recordé.
—Ufffff Cris, ¿Te das cuenta de lo que me estas pidiendo? ¿Te das cuenta de la responsabilidad que eso representa? ¿Y tu marido? ¿Has contado con su opinión?
—David se lo que te pido y a quien se lo pido. Sabes que soy muy puta, he tenido miles de amantes, pero ninguno me ha dado lo que me has dado tú. Eres mi hombre ideal y a mi marido ya se lo he comentado y esta totalmente de acuerdo. No quiero una inseminación artificial, quiero quedarme embarazada a la antigua usanza, follando.
—Joder Cris, saber que te dejo embarazada y no poder ser un padre como dios manda, me perderé muchas cosas suyas…
—Pero que dices mi amor, tú serás siempre su padre y podrás ver a nuestro hijo las veces que quieras, yo solo te pido que tú me dejes embarazada, no te voy a pedir responsabilidades ni nada parecido, lo único es que no llevara tu apellido.
—¿Cris estas segura de hacer lo correcto? Mira que un hijo es una gran responsabilidad, ya no podrás hacer lo que te gusta, una personita va a mandar en tu vida, se acabaron los fines de semana locos, follar cuando desees, noches en vela.
—David que se a lo que me enfrento y aunque siempre pensé que yo no quería hijos, mi cuerpo, mi reloj biológico me lo pide a gritos, no es un capricho, como te dije ya no soy la Cris inconsciente que conociste hace diez años.
Hay algo que estaba claro, clarísimo, Cris estaba decidida a quedarse embarazada y no había quien le quitase de la cabeza lo que quería hacer y que además yo fuese el padre. A cada duda que le planteaba ella me respondía segura y no cabía lugar a temores. A las dos horas estábamos en mi casa los dos desnudos y con mi polla bien clavada en su coñito, bombeando como un desesperado. Mi relación con Cris había cambiado, creo que ahora no estábamos follando, hacíamos el amor. Ella susurraba en mi oído lo que me quería, lo feliz que la estaba haciendo, me decía excitada, que su vida sin mí no tenía sentido y que no la dejase sola nunca más. En todos mis años con ella nunca se había comportado así y eso me asustaba y me hacía sentir un cariño enorme hacia ella. Fue inevitable, su cariño, su excitación hicieron que nuestro orgasmo casi fuera simultaneo. Me corrí de forma abundante en su interior, mientras ella me besaba con pasión ordeñándome la polla con su coñito para sacarme hasta la última gota.
—Ummmm mi amor me encanta como me follas, creo que me conoces mejor que yo misma y me das lo que necesito en su momento. Me decía fatigada y muy abrazada a mí.
—Cris… ¿Tú me amas?
Me miro a los ojos con cariño mientras acariciaba mi cara, mi polla seguía en su interior dura, pétrea, creo que fue un minuto largo, pero me besó de nuevo con cariño.
—Te amo, claro que te amo y te quiero más que a mi vida, por eso quiero que seas el hombre que me deje embarazada, pero nunca compartiré mi vida contigo aunque lo deseo. Como te dije no se ser fiel a un hombre y tarde o temprano sé que no resistiría la tentación de follar con otros. Te amo a mi manera y eres muy importante en mi vida.
Cris volvió a besarme con cariño, mientras mi polla volvía a bombear su coñito nuevamente. Durante toda la semana estuvo viniendo a mi casa a follar como conejos. Era difícil no decirla que no, sabia como tenerme excitado, como ponerme muy cachondo para que regase su útero y conseguir el fin más preciado para ella, quedarse embarazada. El jueves por la noche Cris se fue a su casa llenita de leche, en esa semana no me dejo correrme en su boca o follarla el culo todas mis corridas fueron en su coñito por expreso deseo de ella.
Con toda esta historia la semana se me pasó volando, a media mañana recibí un wasap de Anna dándome el número de vuelo en el que venía y la hora de llegada. Estaba deseando verla de nuevo y seguir mi historia con ella, estaba seguro que de esta llegaríamos muy lejos y ya no habría secretos ni malos entendidos. Sobre las ocho de la tarde me encontraba en el hall de llegadas internacionales esperando la salida de Anna. Cuando se abrieron las puertas y la vi aparecer, supe que no deseaba separarme de ella, era preciosa, venia vestida con unos pantalones negros ajustadísimos y unos zapatos de tacón que realzaba su culito, una camisa entallada blanca y una cazadora también negra, vino corriendo hacia mí y se abrazó a mi cuello besándome con amor. Sé que muchos hombres y algunas mujeres sintieron envidia de que semejante "bellezón" se abrazase a mi mientras nos besábamos y la levantaba en vilo.
—Como te he extrañado mi amor, dijo Anna con cariño. Todavía no me hago a la idea de que esto esté pasando.
—Pues hazte a la idea mi vida, no quiero que esto se detenga.
—Vámonos a tu casa, quiero meterme en la cama contigo y que me hagas el amor hasta que no pueda más.
—¿No quieres pasar antes por tu casa a por ropa?
—No cariño, en la maleta llevo todo lo necesario para quedarme toda la semana contigo.
Con eso me dijo todo, sabía que por delante tenía diez días de ensueño con ella. Joder como la amaba, esa semana fue el acicate, el súmmum de esa relación, nos comportamos como un matrimonio, así como suena y nos dimos cuenta que todo funcionaba de manera intuitiva, nos compenetrábamos como una única persona y casi diría que sabíamos lo que pensábamos ella o yo incluso antes de pensarlo, me sentía muy a gusto con ella y sus muestras de cariño y su manera de actuar me decían que ella sentía lo mismo… ¿Qué podía ir mal esta vez? Nada, nada podía ir mal…que gilipollas que fui. Todo en esta vida es factible de cambio en décimas de segundo y yo ni siquiera lo vi venir.
El domingo por la noche la lleve de nuevo a su casa y me despedí de nuevo de ella con pena. No me hacía a la idea de estar sin su presencia nuevamente. Me dijo que necesitaba ir a su casa para preparar unos asuntos pendientes que tenía en la Torre y que no podían esperar más.
—Quizás la semana que viene no nos podamos ver todo lo que deseamos, me dijo con tristeza, estaré muy liada y quizás no pueda responder a tus llamadas, pero mi amor te quiero tanto que cuando tenga un rato libre te llamaré.
Cerca de las doce de la noche la vi desaparecer por el camino que llevaba a su portal. No sé, un sentimiento de intranquilidad me invadió, pero lo achaqué al cariño, al amor que sentía por Anna.
No quise molestarla aunque me moría por oír su voz, por verla y acariciar su cuerpo y besar sus labios. El lunes le mande un par de wasap pero no ocurrió nada, el martes tampoco y eso me extrañó, le mandé un wasap pero vi que no lo recibió lo mismo que los del día anterior, el miércoles la llamé directamente pero su teléfono no estaba operativo y no respondió a mi llamada. El jueves, llamé cada hora y como respuesta solo escuchaba ese mensaje de que el teléfono está apagado o fuera de cobertura y aquí fue cuando me asusté, esto no era normal.
El viernes a las nueve de la mañana me presenté en su casa, era muy extraño y me temía lo peor, que Anna estuviese jugando a dos bandas. Cuando fui a entrar en el portal el conserje me frenó en seco.
—Buenos días señor ¿A que pisó va?
—Al piso de Anna Meroni. Dije muy seguro.
—¿Anna Meroni? Señor, Anna Meroni ya no vive aquí, hace muchos años que vendió su piso.
Creo que me quede sin aire cuando oí esa respuesta. No quise oír más, me dirigí al ascensor ante los impedimentos del conserje, que por todos los medios, no quería dejarme subir. Al final el ascensor se paró en la planta del piso de Anna y llamé insistentemente al timbre hasta que se abrió la puerta. Frente a mí una mujer bajita, entrada en carnes y con fuerte acento centroamericano me preguntaba:
—¿Qué desea señor?
—Busco a Anna Meroni.
—Aquí no vive ninguna persona con ese nombre. Me respondió asustada.
En esos momentos un hombre de unos 50 años perfectamente vestido apareció mirándome con extrañeza y me hizo la misma pregunta con idéntica respuesta.
—Anna Meroni, fue la propietaria que nos vendió este piso hace más de cinco años, ya no vive aquí.
Me quede pálido, con la mente en blanco, un sudor frio hizo que toda mi piel se erizase, me costaba respirar y mis ojos se humedecieron. ¿Qué estaba pasando? ¿A que jugaba Anna?
—¿Señor se encuentra bien? Me preguntó ese hombre.
—¿Hay…hay alguna manera de que me dé su dirección actual? Solicité asustado.
—Lo siento pero no dispongo de esa información. Dijo amablemente.
Con una sonrisa de compromiso cerró la puerta, dejándome con un montón de preguntas sin respuesta. Cuando bajé de nuevo el conserje me amenazó diciendo que había llamado a la policía y que me fuese de allí si no quería tener problemas.
—¿Sabe…sabe la dirección actual de la Srta. Meroni? Pregunte al conserje abatido.
—Y aunque la supiese tío zumbado, no se la diría, dijo el conserje furioso
Eso colmó mi paciencia, agarre de la pechera al desgraciado ese y lo empuje contra la pared, dejando mi cara a escasos centímetros de la suya.
—Mira gilipollas, hoy no estoy en mi mejor día, dije amenazante, así que si sabes la dirección será mejor que me la des si no quieres tener un disgusto.
El hombre me miraba asustado, estaba sudando y su cuerpo temblaba.
—Señor, le juro que no se su dirección actual, hace muchos años que se marchó y desapareció de la noche al día. Dijo el conserje con miedo.
Oí una sirena de un coche de policía y quite las manos de encima del conserje, algo iba mal, muy mal y no tenía respuestas. Salí rápidamente de ese edificio y volví a llamar a Anna sin contestación por su parte, su teléfono estaba muerto. Me fui directamente a la Torre Meroni a ver si allí tenía respuestas, pero no obtuve ninguna pista de donde se encontraba Anna, había un hermetismo total solo me dijeron que hacía más de dos semanas no había hecho acto de presencia allí. Fue inútil el hablar con algunos de los responsables que trabajaban con ella muy directamente, o no podían atenderme o sufrían un episodio de amnesia, todo se ponía contra mí.
Me quede en la puerta de la Torre, no sabía por dónde empezar, Anna no respondía a mis llamadas y parecía como si se la hubiese tragado la tierra. Estaba absorto con mis pensamientos, intentando saber cómo podía averiguar algo cuando una voz familiar me saco de mis pensamientos.
—¿David? ¿Qué haces aquí tan temprano?
La voz era la de Nuria que me miraba intrigada con una sonrisa en su cara. Cuando me miro más fijamente vio que algo me pasaba y sin decirla nada me abrazó.
—Mi amor, ¿A qué viene esa cara? ¿Qué ha pasado?
Le explique todo, Creo que Nuria era una de las personas en la que confiaría mi vida sin dudarlo. Ella me escucho sin interrumpirme, imagino que buscando alguna explicación, como yo.
—Como te dije David, Anna es una mujer de carácter fuerte. Me sorprendió que cuando os encontrasteis fuese todo tan sencillo, eso me dio mala espina. Creo que Anna ha dejado que te ilusiones con ella y cuando ha notado que estabas muy enamorado ha desparecido para que sintieses el vacío que sintió ella en su momento. Esto es una venganza.
—Noooo, Nuria, no. Tú no nos has visto juntos, no la has visto a ella, te aseguro que eso era amor sin condiciones, sin reproches, era puro, lo que sentíamos era único.
—Entonces no entiendo por qué te ha mentido en algo tan nimio como es su domicilio, el lugar donde vive y mucho menos entiendo que su teléfono móvil no esté operativo en toda la semana, joder David, es que no lo ves, ha desaparecido para no tener que darte explicaciones…ha jugado contigo.
Me eché a llorar como un niño, toda la tensión acumulada durante la semana había estallado en mí en forma de llanto al sentirme incapaz de obtener respuestas. Nuria se limitó a abrazarme y darme cariño y ánimos mientras besaba mi frente.
—De acuerdo David, tranquilízate y déjame hacer mis averiguaciones.
¿Sabéis lo que irse a tu casa derrotado, sin ilusión, ansiando que todo fuese una broma y deseando que según abriese la puerta me encontrase con Anna? Pues ese era mi sentimiento y como os imagináis cuando abrí la puerta todo estaba en silencio aunque un leve aroma de su perfume me absorbió completamente y empecé a llorar de nuevo. No pude aguantar y me fui de esa casa. Pasé media mañana hablando con amigos comunes intentando averiguar algo pero todo fue infructuoso, nadie sabía nada y por supuesto ninguno de los amigos con los que hablé consiguió comunicar con ella.
Por la noche Nuria me llamó y quedamos para cenar, aunque no me apetecía tampoco quería estar solo, pensé que le haría un feo increíble si no cenaba con ella. En la cena estuvimos hablando y me dio noticias poco esperanzadoras.
—He hablado con responsables de la Torre y les he comunicado que deseaba hablar con Anna, ninguno ha sabido darme una explicación valida de donde se encontraba o como localizarla. Lo único que me ha dicho una secretaria de dirección es que Anna comentó que se iba de viaje y estaría un mes fuera.
—¿Un…un mes? Anna no me dijo nada. Nuria sé que no me crees, pero aquí ocurre algo más, todo esto no tiene ni pies ni cabeza.
—Pues creo que tendrás que esperar un mes para que ella te lo aclare todo. Ahora mismo estamos en un callejón sin salida.
Un mes, no sé si aguantaría un mes, llevaba ya cinco días sin ella y me estaba volviendo loco, todo esto parecía una broma macabra y por mucho que pensase, que reviviese esas dos semanas conmigo, no encontré indicios de que algo fuese mal y menos algún comentario que me hiciese pensar que se marcharía. Vi que Nuria hacia una llamada de teléfono, aunque estaba en mi mundo y no me enteré con quien hablaba.
—Cariño, yo me tengo que marchar, pero he hablado con Cris y me ha dicho que vayas a recogerla a su casa, este fin de semana se queda contigo. Es mejor que no te quedes solo en estos momentos.
Ese fin de semana para mí fue un infierno aun teniendo a mi lado a Cris que por todos los medios intentaba mantenerme entretenido y que no pensase en Anna. Sería necio por mi parte el no reconocer que follamos, no todo lo que ella quiso, pero si hubo sus momentos de pasión. Era difícil no excitarse viéndola pasar con camisetas mínimas y muy ajustadas sin sujetador y con pantaloncitos que marcaban sus labios perfectamente y dejaban media nalga al aire, por no decir cuando se metía en la cama a "dormir" completamente desnuda y se arrimaba a mí con su mano acariciándome la polla y los huevos con amor, creo que ningún mortal puede contra eso.
Algo que me gustó de Cris fue su capacidad para escucharme y lo comedida que fue en sus comentarios, siempre animándome y dándome mucho cariño. Me podía haber dicho eso que tantas personas les gusta decir cuando tienen razón "Con te lo dije creo que me quedo corta. Sabía que esto iba a pasar" Ella optó por ser positiva y hacerme olvidar en lo posible el mal trago que estaba pasando.
El lunes se tuvo que ir al trabajo, pero me pidió que por favor fuese a buscarla para comer con ella y si Nuria estaba libre de compromisos, comería con nosotros. Cris fue un amor durante el tiempo que se quedó en mi casa y el resto de la semana, cuidó de mí como si fuese su pareja y eso de alguna manera me hizo sentir mejor. El jueves por la mañana creo que fue el punto de inflexión en toda esta historia; a las nueve de la mañana llamaban a mi casa, era de una empresa de mensajería que me informaba que tenían un sobre a mi nombre, recogí el sobre y me dispuse a abrirlo. Dentro otro sobre en blanco y cuando lo abrí se me heló la sangre, era una carta de Anna.
«Hola mi amor.
Creo que ahora mismo tendrás miles de preguntas sin respuesta y te estarás preguntando que donde me he metido sin contestar a tus mensajes y llamadas. Se lo desesperado que tienes que estar y miles de pésimas ideas se pasaran por tu cabeza y te ruego que me perdones.
Cuando hace poco menos de un mes se abrieron esas puertas del ascensor y te vi, quise hacerte pagar lo que me hiciste hace diez años. Pero fue rozar mis labios con los tuyos, sentir tu cariño y me desarmaste por completo, era incapaz de no pensar en otra cosa que amarte, de ser parte de ti y te aseguro mi amor que durante dos semanas me has hecho la mujer más feliz de la tierra.
Quiero que tengas algo presente. Siempre, siempre te he amado, te amo y te amaré de por vida, creo que has sido lo mejor que ha pasado en mi existencia y te aseguro que daría lo que fuera por irme contigo al último rincón del mundo y empezar una vida increíble contigo.
Pero no todo en esta vida sale como deseamos. Mi padre en una arriesgada operación inmobiliaria se ha arruinado y me pidió ayuda y aquí es donde hay algo que no te va a gustar y sé que me odiaras de nuevo. Llevo algo más de tres meses comprometida con un hombre al que no quiero, pero con el que debo compartir mi vida y esto me está matando por dentro. Si recuerdas tuve que hacer un viaje a Italia a casa de mis padres para un asunto importante. Y ese asunto no era otro que renunciar a ese hombre por ti, quería ligar mi vida a la tuya y de una vez por todas que fuésemos felices, pero no hubo manera de convencer a mi padre.
Solamente un banco le prestará ayuda, pero hay una condición sine qua non y esa es que me he de casar con el director general, un siciliano mujeriego de 63 años que siempre ha querido llevarme a la cama y ahora ha visto su oportunidad de hacer realidad su sueño de poseerme. Es triste pero de vez en cuando hay que sacrificarse por la familia y renunciar a lo que deseas. Con esta unión dos poderosas familias crearan un imperio y mi familia tendrá lo que necesita, solvencia y recuperara su prestigio.
He sido una cobarde, siempre lo he sido. Sabia el daño que te iba a hacer, también sabía que debería de haberte dicho esto a la cara…mirándote a los ojos, pero también sabía que me lo ibas a impedir y no tenía fuerzas para negarte nada, si me hubieses pedido huir contigo lo habría hecho con los ojos cerrados y eso no puede ser, mi familia me necesita.
Este sábado me caso en Italia, no he dejado de pensar en ti y cuando esté en el altar, estaré pensando que estas a mi lado y es a ti a quien le doy el "sí quiero" es lo que más deseo. Mi amor, me llevo lo mejor de ti, te amo con locura y nunca voy a poder olvidarte. Te quiero.
Con amor. Anna»
Para cuando terminé de leer la carta mis ojos ya estaban inundados. Esa carta termino con todas mis ilusiones, con todos los proyectos que había soñado con Anna. Mire mi móvil y busque el número de Nuria a los pocos segundos su voz dulce sonaba al otro lado.
—David cielo ¿Qué tal estas?
—He recibido una carta de Anna, dije llorando, este sábado se casa.
—¡¡¿Qué se casa?!! Joder que fuerte, ¿Dónde se casa David? Dijo Nuria con tranquilidad.
—En Italia, pero no sé dónde, no lo ponía en la carta.
—Claro que no lo pone, yo tampoco lo pondría por si te da por presentarte y arruinar la ceremonia. Haz una cosa, vente a mi despacho ahora mismo, mientras voy haciendo unas llamadas.
Para cuando llegue al despacho de Nuria, Cris y ella estaban sonrientes mirando algo en el ordenador, según me vieron entrar me abrazaron con cariño dándome ánimos.
—A ver llorón, me decía Nuria con cariño, ¿Qué estás dispuesto a hacer por tu amada?
—Lo que haga falta.
—¿Incluso parar la ceremonia?
—Incluso eso, afirmé intrigado.
—Pues cariño, saca tres billetes para Nápoles porque se casa en Amalfi a 75 Km de esa ciudad en la Cattedrale di S. Andrea Apostolo.
—¿Cómo…como te has enterado tan rápido?
—Cuando me has llamado y me has dicho que se casaba en Italia he llamado a Cris a mi despacho y nos hemos puesto a buscar en los ecos de sociedad de Italia. La familia Meroni es muy importante y si se casaba su hija de seguro que alguna revista o periódico lo habría publicado y en efecto una revista del corazón anuncia el compromiso de Anna Meroni y Enzo di Varanno.
De alguna manera eso me animo bastante. Por lo menos ya sabíamos a donde dirigirnos, y lo tenía claro como el agua, si estaba en mi mano esa boda no se celebraría, esta vez iba a luchar por Anna.
—Sabiendo esto, prosiguió Nuria, he llamado a un cliente que tengo en Italia y con el que hemos hecho muchos negocios y nos une una gran amistad. Él nos ha puesto al corriente ya que es un gran inversor en el banco de la familia di Varanno y está invitado a la boda junto a su mujer y su hija y adivina quién nos cede su lugar.
—¿El cliente al que has llamado?
—Exacto, me ha comentado que sin invitación no se puede pasar ni de la primera línea de seguridad, así que tú y yo vamos como matrimonio, dijo Nuria, y Cris es nuestra niña.
Esto último lo dijo echándose a reír y por primera vez en muchos días esbocé una sonrisa. Había mucho que hacer, lo primero hice las reservas de vuelo hacia Nápoles. Salíamos el viernes a las 16.30 y llegábamos a Nápoles a las 19.05. También hice las reservas de hotel y me aseguré de que fuese el propio hotel el que nos consiguiese una limusina para llevarnos a la ceremonia. Decir que estaba nervioso no describía mi estado de ánimo, pasaba de la depresión total a la euforia en cuestión de segundos, tenía que controlarme, tomar las riendas de la situación y actuar con contundencia, sin dudar ni en una sola de mis palabras.
El sábado a las 13.00 horas entrabamos en la catedral de Amalfi, Nuria y Cris iban guapísimas y yo como marcaba el protocolo de esa boda con chaqué. Decidimos ponernos en la parte trasera y alejada del pasillo central por si en una de estas Anna nos reconocía. Al poco la música del órgano anunciaba la entrada de la novia y fue cuando vi a mi amor a Anna con un vestido blanco que le hacía parecer un ángel, su cara muy triste y juraría que el rímel lo tenía corrido de haber llorado. Llegó al altar del brazo del que imagino sería su padre y empezó la ceremonia.
—¿Qué piensas hacer? Me preguntó en un susurro Nuria.
—Acercarme al altar y parar esta farsa.
Salí hacia el pasillo central y ande los pocos metros que me separaban de donde estaban los novios. Cuando estuve lo suficientemente cerca el cura me vio y se calló, aproveché ese silencio.
—ANNA, ¿EN SERIO CREIAS QUE NO IBA A HACER NADA PARA PARAR ESTO? Dije elevando mi voz.
Toda la catedral estallo en un gran murmullo, pero eso no fue suficiente para acallar mi voz, Anna se levantó y dándose la vuelta me miró sin creerse que estuviera allí, pero vi su cara de felicidad al verme.
—¿LLEGASTE A PENSAR QUE ME QUEDARIA DE BRAZOS CRUZADOS? ANNA TE HE PERDIDO DOS VECES, ME NIEGO A PERDERTE UNA TERCERA VEZ.
—David no deberías de estar aquí, tu no lo entiendes.
Me acerqué más al altar y pude ver bien al tipo que se supone se iba a casar con Anna, un hombre mayor, de estatura baja y extremadamente delgado, pero debido a su apellido y su posición forrado de millones para él mismo era un ser irresistible y eso le hacía ruin y despreciable. Nos miramos a los ojos y pude ver el odio reflejado en ellos, si Anna se casaba con ese ser iba a ser una desgraciada.
—No Anna creo que quien no lo entiende eres tú. Estas vendiendo tu felicidad por una mierda de código impuesto por tu padre. De acuerdo que hay que sacrificarse por la familia, pero la falta de escrúpulos de tu padre queda patente al obligarte a casarte con…con esto, dije mirando al novio con desprecio. Si tu padre se ha equivocado, que sea el quien se sacrifique y no te eche a ti a los perros.
Anna se echó a llorar mientras su padre se dirigía a Enzo di Varanno, humillado, intentando calmarle, oí como empezaban a discutir y quise echar gasolina al fuego que se había creado.
—Que os quede claro, dije al novio y a su padre, Anna y yo hemos estado juntos dos semanas y hemos tenido sexo sin límites. Quizás se case contigo, pero piensa que cuando estés con ella estará pensando siempre en mí.
Esto último fue la gota que colmó el vaso, Enzo di Varanno no mostró ningún sentimiento, era inexpresivo, si hubiese sido yo el novio, habría saltado sobre el que intentaba joderme la boda y le habría sacudido de lo lindo, lo mismo que a la zorra de la novia, pero el solo mostró soberbia y con un gesto de cabeza vi que dos moles salían de entre el público y se dirigían hacia donde me hallaba. Estaba jodido.
—¿Eres tan patético que ni eres capaz de luchar por ella? ¿Tienes que mandar a otros? Dije irónico dirigiéndome al novio.
—Figlio di puttana, sei morto. Sentenció Enzo.
El primer golpe lo esquive sin problema y agachándome hundí mi puño en la entrepierna de uno de ellos que cayó al suelo entre gritos de dolor. La catedral era ya una jaula de grillos, de gritos y gente alterada. La segunda mole lanzo su puño y también lo esquivé, pero no vi a un tercer tipo que de un golpe me dejo casi sin sentido, lo siguiente que sentí es un fuerte golpe en la cabeza y todo pasó a ser negro…ya no recuerdo más.
Me desperté en la cama de un hospital, me dolía todo el cuerpo, hasta parpadear me resultaba doloroso, a mi lado estaban Nuria y Cris que según vieron como abría mis ojos, no ocultaron su alegría y sus muestras de cariño.
—Mi amor, dijo Cris alegre, gracias a dios que has despertado, nos tenías preocupadas.
—Joder, estoy hecho polvo, dije dolorido. ¿Y Anna? Pregunté preocupado.
Nuria y Cris se miraron serias y luego me miraron a mí, en su cara de adivinaba preocupación.
—David, Anna te salvó la vida, habló Nuria, cuando vio como esos energúmenos te daban una paliza se tiró encima de ti para parar los golpes. Creo que su vestido de novia amortiguó muchas patadas y muchos golpes, pero ella recibió también lo suyo.
—Joder, dije preocupado, decidme que está bien que no se ha casado y no ha pasado nada.
—Bueno, se armó un buen lio, dijo Cris, vinieron los carabinieri y unas cuantas ambulancias pero Anna no se casó con el viejales ese, la trajeron al hospital y bueno, los…los tres están bien.
—¿Los tres? Pregunté extrañado.
—David, Anna está embarazada de gemelos. Lo descubrieron en el reconocimiento que la hicieron, ni ella misma lo sabía, esta de muy pocas semanas. Dijo Nuria. Una enfermera trajo esto para ti, creo que es de Anna.
Nuria me entregó un sobre dentro una nota escrita por Anna:
«Muchas gracias por salvarme mi amor. Ahora tengo que solucionar este desaguisado. Pronto tendrás noticias mías y te lo aclararé todo, ten paciencia. Te quiero. Anna.»
De alguna manera eso me tranquilizó, estaba seguro de que el embarazo se lo había provocado yo. Me acordé del final de su carta "me llevo lo mejor de ti" Anna quiso quedarse embarazada para tener algo nuestro en ese matrimonio pactado pero hasta que no la viese y hablase con ella no estaría tranquilo. Mas o menos a la semana me dieron el alta médica y pude viajar a mi ciudad. Nuria se marchó unos días antes por necesidades de su empresa, pero Cris se quedó conmigo y volvimos juntos en el avión. Os confieso que Cris me cuidó de una manera tan cariñosa que me costaba no decirla a cada momento lo que la quería y lo agradecido que estaba por que estuviese conmigo, creo que en esos momentos me demostró lo que yo le importaba y que siempre podría confiar en ella.
Cuando llegamos a Madrid, pensé que Anna se pondría en contacto conmigo inmediatamente, pero no fue así. Mi desesperación iba en aumento y solo me tranquilizaba leer la nota que me dejo en el hospital. A las tres semanas me mando un wasap «Te quiero. Ten paciencia». Creo que inunde de mensajes y de llamadas perdidas su teléfono, pero su móvil seguía apagado y eso me desanimaba terriblemente.
Al mes y medio más o menos ya estaba recuperado de mis heridas y de aquella paliza. Cris venia con frecuencia a verme, pero extrañamente no le apetecía follar, me decía que se encontraba con mal cuerpo. Una noche que se quedó a dormir cuando despertó salió corriendo al baño y la oí vomitar. Me levanté y entré encontrándola de rodillas y con la cabeza casi metida en el inodoro, me arrodillé a su lado, sujeté su pelo y acaricié su espalda.
—Cariño, ¿cuantos días llevas con este malestar y estos vómitos?
—Ya llevo unos cuantos días, dijo Cris tosiendo, hay días que no me levantaría de la cama.
—¿Te has hecho la prueba del embarazo?
—Todavía no.
—Anda metete en la cama que voy a bajar a la farmacia a por un test de embarazo.
Al poco rato después de haberse metido al baño con el test, Cris salió y llorando se abrazó a mí.
—Ha dado positivo mi amor, decía entre sollozos, estoy embarazada, vas a ser papá
La sorpresa vino días después, la primera ecografía reveló que Cris también estaba embarazada de gemelos y porque no decirlo, dos mujeres dos embarazos de gemelos, eso creo que no se da muchas veces en la vida, me sentía como un semental. Para la familia del marido de Cris, los hijos se habían gestado por fecundación artificial con su semen, empezando desde ese momento a ejercer como padre de las criaturas que Cris llevaba en su interior. En fin curioso matrimonio este y curiosa vida la que tenían, pero eran felices a su manera.
Anna seguía sin dar señales de vida y eso me desesperaba. Una mañana al despertarme e ir hacia la cocina, vi que habían metido un sobre bajo la puerta de la calle. Supe enseguida que era de Anna un gran beso marcado en ese sobre con el color de lápiz de labios de ella me lo decía. Dentro del sobre una reserva para un vuelo que salía a las ocho de la mañana del día siguiente rumbo a Zanzíbar, sobra decir que mi corazón se aceleró al máximo, me tome un café, me duché e hice la maleta esperando con ansia que llegase la hora de embarcar. Esperaba encontrar a Anna en el avión, sentada junto a mí, pero no la vi, eso me decepciono un poco. Iba un poco a la aventura, entonces pensé que Anna me estaría esperando en el aeropuerto de Zanzíbar, pero cuando salí con la maleta solo encontré a un hombre con un gran cartel y mi nombre escrito en el.
—Hola, yo soy David Navarro. Dije buscando a Anna.
—Buenas tardes señor, permítame su maleta, le llevaré a su hotel.
El sitio escogido por Anna fue el mismo en el que estuvimos en esa nefasta primera vez y el bungalow el mismo en el que nos alojamos cuando todo terminó. No sé en que estaría pensando Anna cuando organizo esta "sorpresa" pero un montón de recuerdos acudieron a mi mente. Miré todo y prácticamente estaba igual y busqué a Anna hasta debajo de la cama, sabía que era ella quien había organizado todo esto, pero ¿A dónde quería llegar? Deshice mi maleta y la sorpresa me la llevé cuando al abrir el armario me encontré ropa de Anna que ya conocía.
—¡¡¿PERO SE PUEDE SABER DONDE ESTAS?!! Grité ya impaciente.
Me lo tome con tranquilidad, estaba seguro que esa noche Anna y yo dormiríamos juntos, pero eran tantas las ganas de verla, de abrazarla, que la impaciencia me hacía perder los nervios. Me fui a duchar, me cambié de ropa y me fui hacia el bar del hotel, me apetecía una cerveza bien fría y picar algo, tenía hambre. Cerca de media noche ya me fui vencido hacia mi bungalow, cuando llegue un empleado estaba en la puerta y eso me extraño, vaya todo me parecía muy extraño.
—Sr. Navarro ¿sería tan amable de acompañarme?
—¿Acompañarle? ¿A dónde?
—Por aquí señor.
Ese hombre empezó a andar y yo le seguí extrañado. A los diez minutos más o menos llegamos a un playa preciosa, totalmente solitaria, el entorno era único. Luna llena, arena blanca, mar tranquilo y el murmullo de las olas, el sitio era extremadamente relajante.
—Le ruego que permanezca aquí, dijo este empleado, para rápidamente desparecer.
Miré al cielo con paciencia, este juego empezaba a ser algo cargante para mí, miré hacia todos los lados y estaba totalmente solo, me quede mirando hacia el mar cuando unos brazos abrazaron mi cintura y la carita de Anna se apoyaba en mi hombro derecho.
—Hola mi amor, siento si te he puesto nervioso y sobre todo siento el no haber aparecido antes. Dijo Anna en un susurro.
Quise darme la vuelta, abrazarla, besarla, pero ella me lo impidió.
—Tranquilo mi vida, disfruta del momento. ¿Recuerdas este sitio?
Mire detenidamente a mi alrededor y fue como un flash, en ese sitio fue cuando todo se empezó a ir al garete, fue cuando después de follar como animales le dije que la quería y ella se mostró fría y distante.
—Anna ¿Por qué quieres hacer esto? Dije angustiado.
Anna se puso frente a mí y me abrazo con más fuerza. Su cara, su expresión era de relajación, de felicidad, me besó con cariño, intentando que me tranquilizase.
—Te aseguro cielo, que daría lo que fuera por enmendar los errores del pasado, pero eso no es posible, lo que ocurrió aquí en su momento fue una equivocación y nos tocará vivir con eso toda la vida. Pero de los errores se aprende y contigo he aprendido mucho. ¿Qué mejor que este sitio donde todo empezó a terminar, para que vuelva a renacer con más fuerza?
Anna me hizo ayudarla y extendimos en la arena una gran toalla blanca. Ella estaba de pie, se mostraba hermosa, radiante, el embarazo la había hecho ser más bella aun de lo que era, me hizo desnudarla y eso hizo que me excitase hasta que mi polla dolía dentro de mis pantalones, me arrodille delante de ella y besé su vientre con amor mirándola a los ojos.
—¿Todo va bien? Pregunté acariciando su tripita.
—Todo va estupendamente, dijo Anna feliz, va como tiene que ir…papa. Rio divertida.
Esa noche hicimos el amor en esa playa nuevamente y cuando nuestro orgasmo hizo que llenase de leche su útero me lo pidió excitada.
—Dímelo mi amor, dímelo, necesito oírlo.
—Te quiero Anna…te amoooo. Gemí con los jadeos del orgasmo.
Anna se abrazó con fuerza a mí, mientras nuestro orgasmo se diluía como el recuerdo de esa noche aciaga de hacía más de diez años. Ni nos vestimos, nos envolvimos con esa gran toalla y fuimos abrazados hasta nuestro bungalow donde nos duchamos, nos amamos y nos dormimos abrazados. Estuve toda la noche intranquilo, despertándome a cada momento temeroso de ver de nuevo a Anna sentada en la terraza viendo amanecer, pero la tenía a mi lado, dormida plácidamente con su cabeza apoyada en mí. Amaneciendo se despertó y me vio mirándola con cariño, me besó y se acurrucó contra mí para que la hiciese mimos. La llené de besos y nos volvimos a quedar dormidos hasta que nos despertamos los dos cerca de las diez de la mañana. Anna se estiró en la cama mientras yo la miraba serio.
—¿Y esa cara tan seria, a que viene amor? Pregunto Anna con cariño.
—¿Ya no hay más sorpresas, verdad? ¿No vas a volver a desaparecer? Pregunté con miedo.
—Salvo el embarazo, no hay más sorpresas aunque si ha habido cambios.
—Tu embarazo, ¿Qué es lo que pasó?
—Cariño, estaba en un dilema enorme, por una parte estaba comprometida con mi familia y con ese mafioso de Enzo. Como te dije en mi carta, en esa bendita carta, fui a ver a mis padres para romper mi compromiso con ese hombre, pero todas las explicaciones que le di tanto a mi padre como a Enzo no bastaron. Incluso ese hombre amenazo a mi padre si no me hacía entrar en razón y eso me asustó. Por eso decidí, que en la siguiente semana follaria contigo todos los días con el objetivo de que me embarazases y llegar a esa boda no deseada con lo más maravilloso de ti. No sabía si lo había conseguido o no, pero esa ilusión, esa "venganza" no me la iba a quitar nadie.
—¿Pero tú quieres este embarazo? ¿No?
—Más que nada en este mundo, cuando en el hospital me dijeron que estaba embazada y además de ¡¡GEMELOS!! Enfatizo Anna, me eche a llorar de felicidad aunque estaba muy magullada y me dolía hasta respirar.
Me quede callado unos segundos en los que acaricie su rostro y la besé con amor.
—Por cierto mi vida, gracias por salvarme la vida, me dijeron lo que hiciste por mí.
—Y lo haría nuevamente con los ojos cerrados. No soporté verte allí tirado, inerte, mientras esos animales se cebaban contigo. Habías venido a parar esa boda, habías venido a por mí, no me odiabas y si había que morir, que mejor que hacerlo contigo, con el amor de mi vida.
Las manos de Anna no se estaban quietas y las mías tampoco, una mano suya acariciaba mi polla y mis huevos, mientras una mano mía se había metido entre sus piernas y mi pulgar jugueteaba con su clítoris mientras mis dedos la follaban.
—Ummmm cariño, gimió mi chica, no me voy a saciar de ti en la vida.
Quitó las sabanas descubriendo nuestros cuerpos desnudos, Anna agarró mi polla y me estuvo haciendo una mamada increíble mientras mis dedos seguían dándola placer, estaba empapada y se oía el chapoteo de su coño esperando algo más que mis dedos. Mirándome como una gata salida se puso a horcajadas sobre mí y agarrando mi polla se sentó encima de ella mientras gemía cerrando sus ojos, note como milímetro a milímetro su coñito se iba abriendo ante mi ariete hasta que mis huevos quedaron aplastador por su culo.
—AHHHHHHH…mi amor…que ricoooo…¡¡FOLLAMEEEE!!
La sentía como nuca, puso los empeines de sus pies sobre mis muslos con lo que se abrió aún mas de piernas y mi polla literalmente se perdía en su interior hasta la empuñadura. Mis manos se aferraban a su culo amasándolo, sobándolo, mis dedos jugaban con su anito, mientras Anna berreaba de placer. Las tetas de Anna habían aumentado de tamaño debido al embarazo, sus pezones se endurecían haciéndolas muy deseables, mi boca se apropió de una de ellas alternándola con la otra, mientras ella abrazaba mi cabeza contra su pecho anunciando su inminente orgasmo.
—Mi amor…ufffffff, David me corrooo, dios como me gustaaaaa…si…si…siiiiiiiiiii…ahhhhhhhh.
Note como su coñito exprimía mi polla, esa sensación era excitante y me daban ganas de llenar su coñito de leche, su corrida empapo mi polla y mis huevos pero su culito estaba esperándome, lo notaba relajado y distendido y deseaba llenárselo. Espere a que se recuperase de su orgasmo y me miró extrañada.
—Ufffff, mi amor ha sido fantástico…pero ¿tú no te has corrido?
Sin dejar de mirarla, saque mi polla dura, férrea de su interior y la apunte a su anito estaba tan empapada de su corrida que hice algo de presión y entró la cabeza, pero fue ella dejándose caer la que se empaló solita.
—Cabrón vicioso…me dijo risueña, mordiendo su labio inferior, mi cuerpo es tuyo mi amor, córrete donde quieras.
La follé con deseo viendo cómo se retorcía entre el placer y el dolor, aunque ese dolor tardó poco en desaparecer. Aguanté como pude ya que su entrega y sus gemidos me estaban llevando a un orgasmo muy intenso, Anna logro dos orgasmos más antes de que explotase en su interior y llenase su culito de leche calentita que acogió entre espasmos de placer.
—Quiero este despertar todos los días, dijo Anna fatigada dejándose caer sobre mi pecho, prométemelo mi amor.
—Te lo prometo, yo también quiero esto todos los días.
Nos quedamos abrazados recuperándonos de nuestro placer, hasta que nos fuimos a duchar y a desayunar, estábamos muertos de hambre. Ya en el desayuno seguimos nuestra conversación interrumpida por ese magnífico polvo mañanero.
—Cariño, dijo Anna preocupada, ¿Tú también quieres este embarazo? ¿Verdad?
—Dios, por supuesto que sí, es un regalo que me has hecho.
Estaba encantado con que Anna estuviese embarazada, aunque algo asustado, ya había pasado de los cuarenta años y como decían los médicos estaba en edad de riesgo, tendría que estar muy controlada para que llegase bien al parto.
—Antes me comentaste que ya no habría más sorpresas pero si había habido cambios, ¿Qué cambios?
—Bueno, tu llegada a esa boda horrible que se iba a celebrar fue un detonante. Esa carta te la envié por dos razones, la primera por que no soportaba desaparecer sin darte una explicación y la otra porque ocultamente te estaba pidiendo ayuda para parar eso.
—Pero ¿por qué no hablaste conmigo sin más? ¿Por qué no me dijiste lo que estaba ocurriendo?
—En esos momentos mi familia pesaba mucho y no me daba cuenta de que mi padre me estaba "vendiendo" para salvar su culo y como te comenté si te lo digo a la cara y me pides que huyésemos lo habría hecho con los ojos cerrados, te amo demasiado. Pero tenías razón, era una mierda de código impuesto por mi padre.
Anna agarró mi mano y la besó, mientras perdía su mirada y se quedaba callada.
—Cariño ¿hay algo más? Pregunté.
—Cuando se supo todo, que había tenido sexo contigo antes de la boda y que además estaba embarazada de ti tanto mi padre como Enzo se volvieron locos. Gracias a dios que llegó la policía a la catedral y pararon todo aquello porque si no te aseguro que ahora estaríamos muertos. Aun así ese desgraciado de Enzo reclamaba "vendetta" por la afrenta recibida, le habían insultado y humillado y eso en su mundo era imperdonable.
—No me asustes, dije con temor, ¿no me iras a decir que ese desgraciado nos quiere muertos?
—No cariño, y aquí viene una pregunta que todavía no me has hecho. ¿Por qué he tardado cerca de dos meses en volver a verte?
—Me tenías desesperado, ya no sabía lo que hacer.
—Lo siento de veras cariño, pero todo tiene una explicación. Quería dejar todo bien atado y si hablaba contigo me hubiese faltado tiempo para volar a tu lado y mi madre me necesitaba. Ella fue la llave que cerró todo esto, se sacrificó por mí, por nosotros.
—Esta… ¿Está muerta? Pregunté aterrado.
—No tonto, dijo Anna echándose a reír, pero Enzo no iba a salir con las manos vacías de todo esto, así que si mi padre quería esa inyección de capital tendría que ofrecer algo a cambio y ese algo era mi madre. Enzo obligo a mi padre a ofrecer a su mujer por una noche y además el debería de estar delante para ver como se la follaban Enzo y seis hombres más.
—Joder Anna me estas poniendo mal cuerpo.
—No mi amor, déjame terminar, veras como no todo es tan malo. Lo siguiente me lo contó mi madre. Mi padre obligó a mi madre a hacer lo que le decía Enzo aunque ella se negó en redondo. Mi padre estaba dispuesto a vender su alma al diablo si era necesario por esa inyección de capital, así que esa misma noche mi padre y mi madre se presentaron en la mansión de Enzo di Varanno. Mi madre sabía a lo que iba, así que decidió sacar su vena más zorra y divertirse mientras su marido veía como hombre tras hombre la follaban sin descanso.
He de reconocer que me imaginaba la escena y mi polla empezó a dar señales de vida, era morboso además sabiendo que la madre de Anna era una mujer madura pero tan hermosa como su hija, me ponía cardiaco imaginarla siendo follada por tanto hombre.
—Si piensas que mi madre sufrió, te equivocas, prosiguió Anna, me confesó que disfruto de cada uno de los hombres que la follaron y la regalaron incontables orgasmos. Pero realmente lo que la hizo disfrutar más fue la humillación a la que se vio sometido mi padre. Enzo fue la guinda del pastel y con mi padre mirando vio como ese ser follaba el virginal culo de mamá, cuando los dos se corrieron y para más humillación, Enzo hizo que mi padre le chupase el culo a mi madre para que se tragase su corrida.
Mi polla estaba a punto de reventar el pantalón, la historia era de lo más morboso y encima contado por Anna era más excitante aun. Notaba el brillo en su mirada, ella también estaba excitada, creo que nos leímos el pensamiento porque una mano suya bajo hasta mi polla y la acarició por encima del pantalón.
—Ummmmm, mi amor como estas ya, si te sirve de algo yo también estoy empapada imaginado otra vez esa situación.
Anna y yo nos fundimos en un beso que dejo ver el deseo que sentíamos los dos, nos necesitábamos y nuestros cuerpos respondían a cada estimulo.
—Cuando salieron de esa mansión al día siguiente mi madre tenía claro lo que quería hacer, se iba a divorciar de mi padre. Mi madre ya no sentía ningún respeto por el, además de haberme puesto a mí en peligro y de haberle aguantado durante muchos, muchos años estando relegada a un segundo plano como una buena mujer italiana según él. Así que cuando el traspaso de dinero se hizo efectivo y mi padre estaba más tranquilo mi madre le pidió el divorcio. Eso fue un golpe brutal para mi padre, estaban en gananciales con lo que mi madre se ha llevado la mitad de su fortuna y de sus propiedades, por eso tardé tanto, me quedé con ella para apoyarla y que no se sintiese sola.
—Joder con mamá, dije divertido.
—Así que, y ahora viene lo mejor, prosiguió Anna, mi madre es millonaria y está viviendo en mi casa. Ella y yo vamos a llevar todo lo referente a la Torre y además gestionar todas sus posesiones y como yo de momento estoy sin casa, me dijo mimosa, ¿Me dejarías vivir contigo en la tuya?
Necesitaba follarla de nuevo, por fin se habían acabado las historias y sentíamos que nos pertenecíamos sin preguntas. Nos fuimos de nuevo a nuestro bungalow y nos pasamos follando todo el día hasta que por la noche fuimos a cenar. El mulato seguía allí tirando la caña a quien se le ponía por delante. Anna me miro sonriente y nos acercamos a la barra a pedir algo de beber. No sé si ese mulato nos reconoció, pero Anna zorreo conmigo delante de el para que supiese que yo era su único hombre. Creo que esas vacaciones fueron las mejores de mi vida y borraron todo lo malo que recordaba, por fin habíamos derribado todos los muros que nos separaron hace años, ahora era el momento de disfrutar de nosotros.
Cuando volvimos a nuestra rutina, Anna y yo empezamos a vivir juntos, nuestra vida está siendo increíble, vendimos mi piso para irnos a un chalet a las afueras de Madrid donde nuestras niñas tendrían una vida fantástica junto a nosotros.
Anna dio a luz a dos preciosas gemelas y a los pocos días mi querida Cris dio a luz a dos preciosos gemelos. Por supuesto mi paternidad con Cris permaneció en un estricto secreto para todos incluida Nuria. Como me dijo Cris, nadie tenía porque saberlo, ella tenía lo que anhelaba y no quería comprometerme y menos ahora que todos habíamos conseguido lo que deseábamos.
Mi vida ahora mismo está en su mejor momento. Tengo una mujer maravillosa que me ama por encima de todo. Una suegra increíble que nos quiere con locura y que disfruta de sus nietas muchísimo. Y luego están Nuria y Cris, aunque nuestros encuentros se han distanciado mucho, de vez en cuando encontramos un huequecito para poder darnos una alegría. Nuestra amistad se ha reforzado y aunque no estoy en nómina, ayudo a Nuria en su empresa para que la informática no falle, eso nos mantiene muy unidos aunque sé que a Anna no le hace mucha gracia, pero lo respeta por lo que significaron en mi vida. El tiempo nos ha puesto a cada uno en nuestro sitio. Ahora es el momento de disfrutar de todo lo que tenemos, de disfrutar de nosotros y nuestra vida juntos.
FIN
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