La perra de mi cuñado

Mi cuñado me hace viciosa y me gusta

La perra de mi cuñado.

Me mira con hambre. Su deseo me excita.

Llevamos varias semanas sin estar juntos. Le he llamado.

He vuelto. ¿ Quieres verme?

Sí. En media hora estoy en la clínica. Habitación 18.

Yo en cuarenta minutos.

Un liguero, las medias negras de red, el corpiño y la tanga blancos , que contrasten con el moreno de mi piel de vuelta del Caribe. Blusa roja, botones abiertos que dejen ver el canalillo. Pollera negra, ceñida, un palmo por encima de la rodilla. Botines de taco alto. Hice un poco de tiempo pintándome los labios y dándome rímel a las pestañas, unas gotas de Chanel en el cuello y tras las orejas y lista para ir a coger con mi cuñado: mi amante salvaje.

Hacía frío , me puse un ponche negro. Un taxi y a su clínica, un lugar perfecto para nuestros encuentros clandestinos. No hacía falta hacer ningún tramite para entrar e ir a la habitación. Me conocen , soy la cuñada de uno de los dueños.

Abro la puerta, me está esperando. Moreno, pelado, con la bata verde de médico, los ojos negros de fuego.

¿Me has echado de menos? - le pregunto con voz lasciva.

Nena, sabes que me vuelves loco. Tú...lo habrás pasado bien con tu maridito de viaje de novios. ¿ Te ha hecho correrte como la puta viciosa que sos?

Me quito el poncho, sé que quiere ver como me desnudo para él. A mí me calienta, sobre todo cuando su polla excitada levanta el pantalón. Giro para que me contemple vestida, y me suelto la pollera, moviendo la caderas hago que caiga, eso hace que mis tetas oscilen tentadoras . Me voy desabrochando la camisa, la tiro también al suelo. Soy un caramelo con mi ropa interior , sexy, incitante, ansiosa. Paso la lengua por los labios , y me acerco hasta él.

Me agarra por la muñeca y me pega a su cuerpo. Noto la polla dura contra mi vientre. Nuestras bocas se devoran. Sus manos recorren mi espalda, me soba vicioso las nalgas desnudas. Me restriega contra su hombría. Dejamos de besarnos para tomar aliento.

¡ Guarra!.

¡Cógeme!

Me ha soltado el corpiño, mis tetas se pegan a la camisa . Busco el botón de su bragueta. Lo abro y su verga sale erguida, dispuesta a romperme. No aguanto más. Estoy empapada. Me agarro a su cuello y me cuelgo . Me alza, con una mano separa el fino hilo de la tanga y pone su cipote en la puerta de mi sexo. Me voy dejando caer hasta que su pija me llena por completo.

¡ Así! ...¡ Así!

Puta...puta...-

Me gusta que me lo diga, porque es como me siento. Un puta que folla con su cuñado, una viciosa que por fin ha encontrado un macho que la posea con lujuria descontrolada. Me tiene agarrada por las caderas, me sube y me baja, noto su deslizar en mi vagina lubricada. Yo, los brazos rodeando su cuello, le beso, le como la boca. Cada vez más ardiente, más loca, más mojada. Que sea tan fuerte que me tenga en alto cogiéndome me parece lo más.

¡ YAAAAAAAAA!.- chillo cuando comienzo a venirme.

Benito me aprieta teniéndome bien clavada y culea soltando su leche. Ha sido una explosión fuerte , corta. Necesitábamos dejar libre nuestro deseo.

Quiero verle desnudo. Le comienzo a soltar los botones de la camisa, la abro, mientras le saco las mangas, le beso, le chupo el pecho, le muerdo los pezones. Me vuelve loca, su cuerpo depilado, musculado, de atleta.

Me agarra del pelo, me separa y me besa. Yo mientras le deshago el nudo del pantalón , cae al suelo. Estoy pegada a él. La polla todavía sigue dura.

Me vuelves loca.

Y vos a mi,¡puta!. Deja que te sobe las tetas ¡ guarra!

Las agarra sin miramientos, las estruja, hasta casi hacerme daño, pero me gusta.

Desde que me conoció hace más de veinte años, casada con el hermano de su novia siempre me ha deseado. Durante mucho tiempo me daba asco su babeante lujuria, su lasciva mirada, ese darme cuenta que ansiaba cogerme, poseerme. Viuda, saliendo con el que ahora es mi marido, que me liberó de prejuicios, me dejé llevar por un impulso y follé con él. Se ha convertido en una droga dura, la necesidad de que me haga suya, el ser una diosa del vicio sexual de un hombre, de un macho brutal que se vuelve loco por mi cuerpo, me encanta como me envilece su hambre de mí.

Empuño su pija, aprieto, su pubis sin vello me parece obsceno, me hace sentirme sucia, viciosa, guarra y eso me calienta aun mas. Le vuelvo a morder los pezones. El me da un azote en las nalgas. Me separa. Nos miramos lujuriosos. El está totalmente desnudo y depilado. Me parece una verga enorme.

Yo sigo con la tanga, el liguero, las medias y los botines.

Ven acá- me ordena de pie junto a la cama.

Me acerco moviéndome como una bailarina de striptease. Del cajón de la mesilla saca un bisturí.

Me paro ante él. No tengo miedo, no me corta, pero me excita hasta el paroxismo cuando recorre mi piel con el pequeño cuchillo.

Soy tuya- le digo en un susurro.- Soy tu amante, tu perra, tu puta.

Lo sé. Te doy lo que necesitas, saber que me pones caliente, como un burro cuando estoy a tu lado. Y eso te envicia.

Con una mano tira del fino hilo de la tanga , con la otra lo corta con el bisturí. Y estoy desnuda.

Tiene la polla dura de nuevo. Me toca el coño. Lo siente empapado. Le muerdo en el pecho, fuerte para que sienta mis dientes.

Cógeme como una perra. Tu perra.

Me agarra por el cuello, me obliga a arrodillarme. Me pongo en cuatro, apoyo las manos. Está tras mío. Noto como la punta de su verga recorre el valle de mis nalgas. Le conozco, sé que no me a encular. A Benito lo que le gusta es follarme, hacer lo que acaba de hacer. Meterme la polla bien dentro en mi concha. Y lo hace. Me llena de verga.

Nos quedamos quietos, disfrutando del momento, yo poseída por mi macho, él dueño de la hembra que siempre ha deseado.

Soy tu perra... vos mi lobo salvaje.

Sos mi puta... mi nena... mi yegua.

Mi toro... mi dueño.

Y me da la primera nalgada al tiempo que me agarra del pelo . Es el comienzo de una carrera. Su polla es un pistón en mi vagina lubricada. Los dos nos movemos como posesos salvajes, al ritmo de sus azotes.

Yo comienzo a gemir de placer, Benito gruñe como un jabalí en celo. Me vuelve loca la cogida. Me vengo, estallo y chillo.

¡ Uuaaaauuuuu!¡ Au! ...¡ Aaaah!....¡ Que rico!

Y Benito para, sujetándome por las caderas hasta que acaba mi orgasmo y luego sigue follándome.

Me matas...cabrón...

Nena, así sabes lo que es un hombre.

Y me doy cuenta que lo es, todo un hombre , porque sus embestidas son lentas, profundas, dominantes, y yo, que acabo de correrme, empalmo con otro camino hacia el supremo placer. Noto como se mueven mis tetas al ritmo de sus acometidas y me veo como una vaca que el toro coge salvaje y sin control. Por que lo hemos ido perdiendo. Somos dos bestias que sucumben a la llamada del celo.

Mi cuñado se queda parado, respira hondo, me tiene empalada. Son unos segundos. Me sujeta , me deja quieta. Y empieza a moverse adentro y afuera a toda máquina, sé que me va a soltar su leche y yo me dejo llevar al segundo orgasmo mientras se viene en mí, diciéndome en un gruñido: ¡ PUUUUTA!

Cuando la saca me dejo caer al suelo, se tumba a mi lado. Me gusta su cuerpo musculado, sin vello, recuesto mi cara en su pecho poderoso. No puedo evitarlo le lamo los pezones, oscuros pequeños, duros.

Nena, este domingo festejamos el cumpleaños de tu sobrina. Ven vestida para que te pueda coger un par de veces en la noche, sin que se enteren nadie. No es ni por mi mujer ni tu marido, que me importa un huevo, es por mi hija que no quiero escandalizarla.

Lo haré. Sabes que me vuelve loca ser tu perra viciosa

Este relato pertenece a la serie Marisa y Santiago de esta autora.

Los encuentros entre Marisa y su cuñado Benito pueden leerse en : Una nueva vida sexual, Me pones caliente y El placer del intercambio.

La autora está abierta a desarrollar historias sobre los distintos personajes de esta serie a petición de los amables lectores