La perdida de la inocencia

Las vacaciones en que mi prima yo aprendimos a follar descubrimos que mi madre me quiere enseñar ella a follar para que ninguna lagarta me traumatice, en cuanto a mi padre que se folla a mi tía con consentimiento de mi madre, le hace ilusión follarse a mi prima. Una madre y una hija le pone cachondo

Este relato ha salido invitablemente largo, pero está dividido en tres capítulos, lee si quieres el primero y si te gusta puedes seguir con el resto.

Para contar esta historia me tengo que remontar a diecisiete años atrás. Lo que ha pasado durante muchos años no hubiera sido posible sin lo que pasó entonces.

Por deseo de mi padre pasábamos las vacaciones en un cortijo andaluz propiedad de un viejo amigo suyo. Un latifundio de más de 2.000 hectáreas dedicado a las labores del campo y  sobre todo a la caza. Tanto a mi padre como a mi madre y a  mi nos gusta la caza, sobre todo de perdices y conejos y en la finca había muchos.

Casi cuatro semanas de campo, mi padre, mi madre y yo. Soy hijo único, me llamo Pablo.

Para mi, las mejores vacaciones del mundo. La libertad absoluta. El cortijo tenía una casa que solo usaban los dueños y que era la que ocupábamos nosotros y otra en la que vivían los guardeses.

Aquel año, no se por qué, mi madre invitó a mi prima Julia a que viniera con nosotros al cortijo y ahí empezó todo. La noticia no me hizo ninguna gracia, la hija de la única hermana de mi madre a la que apenas conocía y con la que tendría que cargar en mis expediciones cinegéticas por el campo.

Mi prima era y es casi de mi misma edad. Ella acababa de cumplir dieciocho años y a mi me faltaban seis meses.

El encanto de aquellas vacaciones era vivir en absoluta libertad, a monte total, gastando el tiempo en recorrer la enorme finca, yéndome a bañar en los tres o cuatro sitios en que se podía, pescando en el rio, saliendo a cazar perdices o conejos, la mayor parte de las veces solo.

La casa, y lo cuento porque tuvo influencia en la historia, era  una especie de pabellón de caza con varias habitaciones pero carente de intimidad. Los cuartos en lugar de puertas tenían cortinas de esas tan frecuentes en el sur que consisten en cadenas colgando para evitar que entren las moscas.

Mis padres Paco y Lola son personas estrictas, de una moralidad a prueba de bombas, católicos practicantes y críticos con cualquier cosa que se salga de la moral y las buenas costumbres. Gente conservadora de esa que toda la vida se han llamado de buena familia. Ellos establecían la rutina que había que cumplir a rajatabla.

Nos levantábamos temprano a pesar de estar de vacaciones, desayunábamos todos al tiempo y a partir de ese momento yo y en ese verano mi prima, éramos libres de hacer lo que quisiéramos hasta la hora de comer, mejor dicho hasta la hora de darnos un baño antes de comer.

A unos doscientos metros de la casa principal, se había construido un gran alberca para regar las huertas y ahí era donde nos bañábamos. Mis padres se bañaban primero, ellos solos, y cuando habían acabado nos bañábamos Julia y yo.

Un día, a los pocos días de llegar, mi prima y yo decidimos ir a dar un paseo en burro y acercarnos hasta el chozo en el que vivía un pastor que cuidaba un rebaño de cabras. En verano las cabras suelen tener crías y nos gustaba ver a los chivos recién nacidos correteando por el campo.

Doroteo, el guardés del cortijo nos aparejó al borriquillo y en el nos montamos, Julia delante y yo detrás. Yo me sujetaba a mi prima como si fuéramos a ir a cien por hora cuando el andar del borrico era cansino y teníamos prohibido azuzarle para que corriera. Mi prima dirigía la operación por orden de mi padre, que se fiaba más de ella que de mi, aunque yo la tuviera que indicar el camino.

Julia era ya una mujer. La señal evidente era que sus vestidos no podían ocultar el par de tetas que se gastaba.  A mi me gustaba aplastarme contra ella con mis manos justo por debajo de sus pechos, me hubiera gustado echar mano a sus tetas pero prefiero el fracaso que el ridículo y suponía que su reacción sería reírse de mí.

El camino de vuelta lo hicimos por una vereda distinta, en realidad fue la que eligió el burro. El sol caía a plomo.

Ya llegando a la casa, desde un pequeño cerro vimos a mi padres jugueteando mientras se revolcaban sobre una toalla. Nos pareció que estaban desnudos.

Fue Julia la que decidió que íbamos a ir a ver que hacían sin que ellos no vieran a nosotros. La alberca estaba rodeada de una densa valla hecha con haces de jara para evitar que cualquier animal fuera a beber y se ahogara si se caía dentro.

Dejamos al burro atado y nos acercamos en silencio.

Cuando llegamos a la altura de la valla, tendidos en el suelo pero con una perfecta visión de lo que hacían y hasta de lo que decían mis padres, comprobamos que efectivamente los dos estaban desnudos, tan pronto veíamos la espalda de mi padre como el culo de mi madre, porque no paraban de pasar uno por encima del otro.

Oímos como mi madre preguntó:

¿Me vas a comer el coño? Paco, sabes que me gusta mucho y estoy muy caliente. Llevo toda la mañana mojada.

Por toda contestación mi padre colocó su cabeza entre los muslos de mi madre y empezó a hacer lo que se le había pedido.

Que cachonda estoy y como me gusta que me comas. Odio esa casa en la que no podemos echar un polvo sin miedo a que no oigan.

Sigue cariño, sigue que me estás dando mucho gusto, me excitas mucho, dame con la lengua a lo largo de todo mi coño, que eso me vuelve loca. Joder que gusto. Que cachonda me tienes.

( Yo oía a mi madre y me parecía que quien hablaba era otra persona, una mujer completamente distinta a la que yo conocía. La estricta, la conservadora, la mojigata católica había sido sustituida por una hembra descarada hablando y hambrienta de sexo  )

Mi padre siguió a su tarea a lo que mi madre contestaba con gemidos de placer.

Me tienes muy arriba y me están dando ya ganas de correrme. Me voy a correr como una perrita mi amor, me voy a correr, tu putita se está viniendo, me estoy viniendo, me estás haciendo correrme muy duro. Me encanta que te comas mi coño. Para, para por dios, que me vas a matar.

Mi padre se tumbó del lado nuestro y tanto mi prima como yo vimos que tenía la polla apuntando al cielo. Una buena tranca, pensé.

Mi madre tardó muy poco en recuperarse y tan pronto lo hizo, dijo:

No te creas que ahora te vas a montar encima de mi y me vas a follar, antes te quiero corresponder. Antes te voy a hacer una mamada.

Entonces fue cuando mi madre imitó a su marido, se colocó entre sus muslos, con las tetas colgando (me llamó la atención el tamaño de sus tetas) y  cogió la polla que tenía delante y se la metió en la boca.

Julia y yo estábamos a apenas tres metros de la escena con lo que no nos perdíamos ni el más mínimo detalle. Miré a mi prima, tenía cara de asombro y yo seguro que también la tenía.

Mi madre empezó metiéndose en la boca apenas el prepucio, por un momento se tragó la polla al completo, para inmediatamente volver a dedicarse al prepucio de su marido.

Como me gusta que me comas la polla y verte con las tetas colgando mientras te la comes.

Mi madre ocupada como estaba no dijo nada.

Lola, me están dando ganas de venirme, sigue, sigue. Sigue mamando.

Tan pronto le oyó mi madre cambió de táctica. Se puso de pie encima de él y poco a poco fue bajando hasta poder dirigir la verga de mi padre a su entrada natural.

Que gorda se te pone cuando te la mamo. Me encanta. Ahora si, ahora puedes soltar toda la leche que quieras. Ahora te voy a follar yo a ti. Sentada en tu polla la siento bien adentro. Me  tienes atravesada. Tócame el clítoris que me da mucho gusto que me toques mientras follamos.

Lo siguiente fue un repertorio de gemidos de mi madre y una serie de empujones de mi padre que hacían que pareciera que mi madre montaba un caballo salvaje.

Dada la lejanía de la casa mi madre cada vez gritaba más fuerte.

Que gorda la tienes y que gusto me das. Aaagh. Me estas destrozando el coño eres una bestia, pero me matas de gusto. Dame ya tu leche que no puedo esperar más. Córrete cabrón, córrete. Cómo necesitaba que me echaras un polvo.

Los empellones de mi padre fueron en aumento y por primera vez mi padre también bufó.

Te la doy, te la doy toda.

Te siento, siento como me estás dando tu leche. Desocúpate, dámela toda que quiero que me llenes el chocho.

Me vas a hacer correrme, siento como me estas dando toda tu leche. Sigue dándome polla que yo también me voy a venir. Sigue dándome duro que ya me estoy corriendo. Me corro toda, tu puta se corre. Me corro como una perra salida.

Mi madre se movía frenéticamente y mi padre se apoyaba en sus pies para embestirla, a lo que mi madre respondía con gemidos cada vez más altos. En medio de aquella vorágine, mi madre dio un grito largo y se desplomó sobre su pareja.

Que buen polvo me has echado Paco. Me vuelve loca que me folles. Y sabes que yo necesito tu polla un par de veces al día. Hoy me corrido muy duro. Desde esta mañana estaba muy caliente, muy necesitada de tu verga. He sentido el flujo corriendo por mis muslos.

Tendida de nuestro lado tuve una perspectiva perfecta de mi madre. Echada boca arriba las tetas se le desbordaban por los costados, unas tetas que me parecieron inmejorables. El vientre apenas marcado, tan solo un pequeño escudo de carne, su sexo cubierto con una hermosa mata de pelo y unos muslos definidos. Me pareció un cuerpo precioso.

Aprovechamos ese momento para alejarnos sin hacer ruido. Por el camino vi que Julia tenía las mejillas arreboladas.

Está tan caliente como yo, pensé.

Llegamos junto al burro y ayudé a Julia a subir, caliente como iba aproveché para cogerla del culo para ayudarla a subir. Me recreé en la maniobra y aproveché para darle un buen repaso. Como mi prima llevaba una faldita pude deslizar mi mano por debajo de la tela y coger sus nalgas desnudas para ayudarla a acomodarse. Comprobé que Julia era dueña de un culo duro como una piedra y al mismo tiempo que su carne era suave. Dimos un largo rodeo para perder tiempo y para aparecer por donde siempre.

Una vez arriba, detrás de mi prima, siguiendo un impulso irresistible para mi, en vez de cogerla por la cintura la cogí directamente de las tetas, una en cada mano. Lo hice muerto de miedo, esperando que mi prima me diera una bofetada o se riera de mi.

Julia no solo aceptó mi gesto sin pronunciar una palabra, sino que pude notar como echaba sus nalgas ligeramente hacia atrás para sentir más el contacto con el hierro que yo tenía entre mis piernas. Lo que acabábamos de ver nos tenía a los dos salidos como dos mandriles.

Y así, con mi polla arrimada a su culo y mis manos en sus tetas, Julia dio un rodeo en mi opinión más largo de lo necesario, ella era quien dirigía al borriquillo, pero como yo estaba gozando como un niño, hubiera dado la vuelta al mundo agarrado a sus tetas y sintiendo su culo contra mi polla.

A pesar de que entre mis manos y su pechos había un vestido y un sujetador si pude comprobar que sus tetas estaban duras, que se le marcaban los pezones y que le abarcaba un pecho con mi mano. Las primeras tetas que yo tocaba en mi vida. Con solo tocarlas supe que las tetas de mi prima eran más pequeñas que las de mi madre pero para mi ese detalle carecía de importancia. Eran unas tetas.

Cuando llegamos a la casa, mi madre nos metió prisa.

Venga iros a bañar, que en un rato estará la comida.

Julia  entró en la casa a coger su bañador a mi no me hizo falta porque mi atuendo era siempre el bañador y una camiseta.

Nos fuimos a la alberca y mi prima me pidió que me diera la vuelta porque se iba a poner el bañador. Un bañador negro que le tapaba todo lo que un bañador puede tapar.

Le hice caso pero por el rabillo del ojo pude ver como se quitaba el vestido y se quedaba en bragas y sujetador. Ella también me daba la espalda.

Vi como se quitaba la ropa interior y por un momento pude disfrutar de ver su cuerpo desnudo, sobre todo de su culo. Un culo grande y lleno, el que yo acababa de acariciar.

Aquí tengo que hacer una pequeña pausa, yo a mis años no había visto una mujer desnuda, bueno a mi madre medio de refilón,  y el cuerpo de mi prima me pareció precioso. Julia era una muchacha rotunda, unos muslos potentes y un culo grande, redondo y firme, en mi opinión de aquel momento, el más bonito del mundo.

Ya metidos los dos en el agua mi prima lo primero que hizo fue, con una voz grave pedirme un favor:

No se te ocurra decirle a tus padres que ha sido idea mía lo de ir a espiarles.

No confesaría ni aunque me torturaran, pero a cambio yo también te quiero pedir un favor.

Dime que quieres y no abuses.

Quiero que me enseñes las tetas, solo verlas un momento. Nunca he visto las tetas de una mujer.

Acabas de ver las de tu madre.

Esas no cuentan y tampoco las he visto con detalle.

Ahora pienso que Julia, estaba tan caliente como yo y quería enseñarme sus tetas porque bastó con proponérselo para que mi prima se bajara el traje de baño hasta la cintura y dejara sus tetas gloriosamente al aire.

Una tetas firmes, paradas, como ya he dicho no tan grandes como las de mi madre, pero por contraste y luego he sabido que es algo frecuente, el tamaño de sus tetas lo compensaba con el de sus pezones. Una areola pequeña que apenas rodeaba cada pezón y unos pezones descomunales como dos corchos de una botella de vino, que en esos momentos estaban duros y contraídos.

Las comparé un momento con las de mi madre y no pude decidir cuales me gustaban más. Bueno si, me gustaban más las que tenía a mi alcance.

Hice intención de acercarme y Julia y me leyó el pensamiento.

Me has dicho ver, nada de tocar.

Solo una caricia, te lo prometo.

No me las ha tocado nadie y no vas a ser tu el primero. Te voy a hacer un regalo porque estoy muy excitada, pero eso va a ser todo, te dejo que me des un besito en cada uno de mis pezones, sin manos.

Y a continuación dijo una frase que rebotó en mi cerebro:

Si me haces trampa no te volveré a enseñar las tetas nunca más.

Al primer pezón le di un beso rápido, demasiado fugaz a mi juicio, para el segundo ya había tomado nota y más que un beso fue un chupetón que no terminé hasta que Julia me dijo:

Te he dicho un beso, aprovechado. Y no te creas que no me he dado cuenta que subido en el burro me has cogido las tetas. No pierdes ocasión de abusar.

¿Y te ha gustado? Insistí: ¿Te ha gustado que te acariciara las tetas?

Iba tan nerviosa que no te puedo decir. Todavía estoy muy nerviosa. Bueno, si, me ha gustado.

A mi me ha encantado, tienes unas tetas preciosas. Por favor no te subas los tirantes, hoy nos bañamos los dos con el pecho al aire.

Eres un pedigüeño insaciable ( Pero no se los subió )

Estando los dos de pie en la zona que no cubría mi prima me hizo una pregunta que era toda una invitación.

¿Tu has besado a una chica alguna vez?

Yo no, y tu, te ha besado algún chico.

Ni me ha besado nadie ni a ninguno le he enseñado las tetas. Eres el primero que me las ve y que me las besa.

Podemos probar a besarnos y si no nos gusta lo dejamos.

Nos juntamos, las tetas y sobre todo los pezones de Julia apretadas contra mi pecho y poquito a poco, como con miedo, acercamos nuestros labios, más que un beso fue un piquito.

No he sentido mucho, me dijo.

Yo tampoco. Vamos a probar otra vez.

Juntamos nuestros labios, al principio los dos los mantuvimos cerrados pero casi al tiempo abrimos los dos la boca y sentí como la lengua de mi prima se lanzaba al fondo de mi boca. Algo parecido debió sentir ella porque yo hice todo lo que pude por enredar mi lengua con la suya mientras le daba mordisquitos.

Poco a poco fuimos mejorando nuestra coordinación y al cabo de un rato nos estábamos besando como si fuera algo que habíamos hecho toda la vida. Y como nos gustaba a los dos seguimos, seguimos como dos enfermos que no se daban tregua, yo abracé a Julia por su espalda desnuda y me atreví a bajar una mano hasta meterla por debajo de su bañador hasta alcanzar su nalga, ella me echó los brazos al cuello.

Con las tetas de Julia apretadas contra mi pecho, nuestras lenguas entrelazadas y mi mano acariciando su culo me sentí en el paraíso.

En medio de aquel fragor mi prima hizo algo que para mi no pasó desapercibido. Abrazados como estábamos sin que yo hiciera presión, ella adelantó su pubis hasta hacerlo chocar contra mi verga. Una vez establecido el contacto ahí se quedó.

Ya sin resuello los dos, nos salimos de la alberca y nos echamos en las toallas. No se nos había quitado la fiebre y seguimos besándonos, ella boca arriba y yo echado a su lado. Como la postura la permitía y los dos estábamos ardiendo de deseo, eché mano a sus tetas que ahora estaban desnudas. Estaba preparado para recibir una bronca. La reacción de mi prima fue hundir mas aún su lengua en mi garganta, mientras respiraba agitadamente por la nariz.

Para mi tomar posesión de las tetas de Julia fue el mejor acontecimiento de mi vida. Dos pequeños cerros de carne dura y a la vez suave, coronados por unos pezones desproporcionados que parecían de acero y todo eso a mi disposición. Era más de lo que yo podía soñar.

Estoy muy a gusto con lo que me haces pero tenemos que irnos, Pablo.

Déjame que antes de que nos vayamos haga una cosa.

Y lo que hice fue comerme las tetas de mi prima. Mordisqueé los pezones mientras le acariciaba el vientre, cada caricia más abajo que la  anterior.

Para, por dios, para. Eres un abusón insaciable, pero me das mucho gusto. Me vuelve loca que te comas mis pezones. No se que droga me has dado pero me tienes presa. Estoy muy caliente, pero no se te ocurra bajar más tu mano.

Yo creo que nos ha trastornado lo que hemos visto.

Yo no se a ti primo pero a mi me ha puesto hirviendo. No había visto nunca a una pareja follando. Me ha excitado mucho. Todavía estoy muy caliente. Estoy indefensa. Nunca había sentido esto.

¿Cómo cuando te tocas?

Que descarado eres.

Pero dime: cómo cuando te tocas.

No ha sido igual, pero si parecido. Ve yéndote tu que me tengo que cambiar

Prefiero quedarme. Me gustaría verte desnuda.

Pues yo prefiero que te vayas, largo.

Después de cenar Julia y yo nos dimos un paseo por  el jardín que rodeaba la casa. No tuvimos que cruzar palabra para empezar a besarnos. En esa ocasión me comporté como un lord inglés, lo único que hice fue besarla y no se me escapó ninguna mano a tocar donde no debía, aunque sus tetas me tentaban una barbaridad.

Cuando ya me parecía que íbamos a volver a la casa fue mi prima la que tomó la iniciativa.

¿No tienes ganas de acariciarme? O es que ya te has aburrido de mí.

Abrí los botones de su camisa y se la quité, acto seguido le di la vuelta y tras pelear un momento con el sujetador conseguí desabrocharlo y le volví a poner la camisa pero sin abotonarla. En el frio de la coche los pezones de mi prima estaban tan duros como por la mañana en la alberca, lo supe tan pronto como los tuve metidos en mi boca. Su respuesta fue coger mi cabeza para hundirla contra sus tetas.

Estoy muy caliente, primo, y me da mucho gusto que te comas mis tetas, me matas de gusto. Sigue por dios, sigue. Aún no se me ha quitado la calentura.

Estuvimos un buen rato antes de volver a los besos y fue ella quien decidió acabar la fiesta:

Me pasaría toda la noche con mis pezones en tu boca, pero ya está bien por hoy, no quiero perder el control y estoy a punto de hacerlo. Vámonos a dormir.

Volvimos a la casa como dos gorrioncillos que acabaran de descubrir el placer.

A la mañana siguiente preparé un plan, le sugerí a Julia que fuéramos a bañarnos a la Poza Larga.

Alejada de la casa, la Poza Larga era un lugar perfecto, el riachuelo que cruzaba la finca formaba una poza en una zona rocosa. Poco profunda, el agua cristalina y sobre todo alejada de toda mirada humana.

A buen paso del burro se tardaba casi quince minutos en llegar.

Aprovechamos el camino para hablar.

Julia, ¿tienes novio?

Estás loco, que voy a tener novio, y tu tienes novia.

Yo tampoco.

Que sepas que soy una chica decente y que lo que hicimos ayer no lo había hecho nunca, me cogiste desprevenida, con las defensa bajas. Ver follar a tus padres me puso muy cachonda.

Esta vez no me dijo ni caliente ni indefensa, me dijo cachonda.

Yo tampoco lo había hecho nunca, me gustó mucho.  Eres una mujer preciosa. Lo tienes todo bonito. Y me gustó mucho besarte y comerme tus tetas.

Qué descarado eres. A mi también me gustó pero debemos ser juiciosos y no dejarnos llevar por los instintos.

Pues en cuanto nos bajemos te voy a besar.

Eso no tiene importancia, me estoy refiriendo a otras cosas.

Yo llevaba todo el trayecto en modo respetuoso, no quería que por algo que hiciera Julia se enfadara de manera que salvo ir arrimado a sus nalgas no hice nada. Ante lo que mi prima me acababa de decir decidí darle unos besitos en el cuello y morderle la oreja. Ella los aprobó ronroneando como un gatito y apretándose contra mi. Seguí insistiendo hasta que Julia me preguntó:

¿Falta mucho?

Vamos a medio camino.

Entonces acaríciame un poquito.

No me dijo donde, ni falta que hacía.

Ese día mi prima se había puesto un pantaloncito corto y una camiseta.

Metí mis manos por debajo de la camiseta pensando en el engorro de encontrarme con su sujetador.

Subí lentamente mis manos hasta encontrarme con sus tetas desnudas, y sus pezones erectos.

Huy, que sorpresa, se te ha olvidado el sujetador.

No, no se me ha olvidado, me lo he quitado cuando he ido a coger el bañador, me pareció que te gustaría y yo estaba loca porque me volvieras a acariciar mis tetas sin obstáculos. Me das mucho gusto. ¿Te gustan mis tetas? ¿ Y mis pezones?

Me encantan. Es lo que más me gusta del mundo acariciarte las tetas y comérmelas. Además tienes unos pezones divinos.

Sigue acariciándome y pellízcamelos, pero suavecito. Se me han puesto duros como dos piedras. Cuando lleguemos a la poza quiero que te los comas otra vez.

Mi prima pidiéndome y yo deseándolo estuve un buen rato disfrutando de sus los pechos.

Lo que quedaba de camino se nos hizo más corto. Nada más llegar Julia tendió su toalla y le dedicamos un buen rato a nuestro juego preferido, besarnos y acto seguido a comerme sus tetas.

Primo me tienes caliente todo el día. Me vuelves loca y no se decirte no a nada. Me da mucho gusto que te comas mis tetas. Bueno déjame un momento que me tengo que poner el bañador.

No me parece justo que yo lleve el pecho al aire y tu vayas tapada. Quiero que te bañes con las tetas al aire. En vez de ponerte el traje de baño, báñate con las braguitas.

Eres muy pedigüeño insaciable. Siempre quieres más. Luego me vas a pedir que me quite las bragas, pero no me las voy a quitar. Aunque te parezca lo contrario soy una chica decente. Lo que me pasa es que tengo las defensas bajas y tu tienes la culpa porque me tienes muy caliente.

Y Julia se sacó la camiseta y se bajó los pantaloncillos.

Debajo me dejó ver las típicas bragas que las madres compran para sus hijas pensando que siguen siendo unas niñas. Bragas mata pasiones de algodón blanco que casi le llegaban a la cintura.

Tienes el cuerpo más bonito del mundo. Me encantan tus tetas, pero también tu vientre, tus caderas, tus muslos. Eres una diosa.

Que sabrás tu si solo me has visto a mi. Venga, al agua.

Nos lanzamos a la poza, el agua estaba helada.

Ardiendo como estábamos los dos nos volvimos a besar con el agua hasta la cintura.

Yo fui el primero en salirme. Aguanto poco el frio.

Cuando salió mi prima me la quedé mirando y solté una carcajada.

Me contestó muy enfadada:

Por qué te ríes de mi.

No me rio de ti, me han hecho gracia tus remilgos y ahora te estoy viendo desnuda. Mírate. Te veo una mata de pelo preciosa.

Julia bajó la vista y comprobó que sus braguitas de algodón al mojarse se volvían casi transparentes. Su vello púbico era perfectamente visible.

Tu sabías que esto iba a pasar.

Yo no tenía ni idea. Te propongo una solución, yo ya te he visto desnuda, para que ninguno tenga ventaja yo me quito el bañador y tu te quitas esas bragas que no te tapan nada. Por cierto, lo que he visto me ha encantado.

Eres un cochino, pero es verdad que se me ve todo, pero como tu ya me has visto desnuda, yo también te quiero ver a ti, primero te quito yo el bañador y después me quitas tu las bragas.

Esta bien acepto pero te quiero hacer una pregunta:

¿Tienes ganas de ver mi polla?

No te voy a mentir, si, tengo muchas ganas de ver tu polla. He pensado mucho en ella y la he sentido bien gorda cuando íbamos en el burro.

Y tu, ¿ tienes ganas de ver mi coño?

Pues sinceridad por sinceridad, yo estoy loco por verlo.

Julia se arrodillo delante de mi y recreándose en la maniobra me fue bajando el bañador con toda lentitud hasta que, de repente, liberada, mi verga saltó como si tuviera un muelle. Julia se la quedó mirando apenas a un cuarta de distancia y me dijo:

Tienes una polla preciosa, grande y gorda. Es la primera que veo. La tienes muy hinchada, se te ven las venas. Me encanta. Ahora te toca a ti.

La imité, me arrodille frente a ella y yo también con lentitud le fui bajando la bragas, cuando empecé a ver pelo fui aún más lento hasta dejar su sexo completamente al aire.

Vista de cerca su mata de pelo parecía más que densa, maciza. La mayoría de los pelillos cortos, todos oscuros y algunos rizados. Formaban una pequeña felpudo sobre su monte de Venus que apenas se extendía por los costados. Si hubieras sido hoy hubiera pensado que se lo había perfilado con cera.

Saltándome el protocolo le di un beso fugaz a aquel jardín que me volvía  loco. Julia no dijo nada por lo que del beso pasé a darle una lametada.

Tendimos las toallas y nos tumbamos en ellas, nuestros cuerpos casi juntos. La postura de mi prima me permitió ver algo impensable hoy, mi prima tenía una matita de pelo en cada una de sus axilas. Puede parecer ridículo que después de haberla visto desnuda eso me excitara, pero lo cierto es que me excitó.

Pablo me da pena pensar que dentro de unos días esto se acabará y ya ni nos daremos besos, ni nos tocaremos y con lo feliz que me haces no se como voy a llevarlo. Ya te estoy echando de menos.

Quedan mucho tiempo y los vamos a aprovechar, vamos a venir aquí todos los días, a estar juntos, desnudos y a gozar el uno del otro. Esto no se nos va a olvidar en la vida.

Ahora que estamos tranquilos necesito que me jures una cosa.

Dime.

Me vuelve loca todo lo que me haces, nunca había sentido tanto placer, pero necesito que me jures una cosa, cuando yo te diga que pares, tu te vas a parar. Soy virgen y me da mucho miedo que me la quieras meter. He visto que la tienes bien gorda y me da pánico.

Mi amiga Luisa es la única que se ha acostado con su novio y según me dijo fue una experiencia horrible, le hizo mucho daño y fue muy bruto. Tanto que lo han dejado. Si te digo para, tu te paras.

Julia, no me cuesta nada jurártelo, solo vamos a hacer lo que queramos los dos, también te digo que me gustaría que me dejaras hacer lo que los dos estamos locos por probar. Quiero follarte y que me folles tu a mi, como mi madre se folla a mi padre.

Si al final eres el hombre con el que me voy a casar, me lo agradecerás. La noche de bodas te lo voy a dar todo, lo primero mi virgo para que lo destroces. Solo de pensarlo se me encharca mi chochito. Pero sin ser mi marido no me voy entregar a ti.

Vale pues te pido en matrimonio ahora mismo.

No, tonto, te estoy hablando en serio. Ojalá fuera tan sencillo y yo pudiera dártelo todo ahora mismo. Me tienes muy mojada pensando que me pudieras desflorar, pero debemos ser juiciosos.

(Nada en ese momento nos podía hacer prever la sesión de sexo que nos esperaba en los próximos días)

Julia te quiero hacer una pregunta: esta noche te has tocado.

Si. Nada más entrar en mi cama. Cuando me acaricias las tetas me sacas de mis casillas. Me dejaste muy excitada. Y tu.

Yo también me he tocado, me he hecho una paja muy rica pensando en ti.

Somos dos enfermos. Y dos pecadores, sabes que lo que estamos haciendo es pecado mortal. Si nos morimos hoy iremos de cabeza al infierno.

Pablo, me tienes que dar crema, tengo la piel muy sensible y si no me la das me voy a quemar.

Era verdad que le sol caía a plomo pero los dos sabíamos que lo que necesitaba era una coartada para poner su cuerpo a mi disposición.

Se tendió boca abajo y yo me recree acariciando su espalda, pero mi objetivo era otro: su culo. Llegué a sus nalgas , les di más crema y las amasé durante un buen rato, metiendo mi mano entre sus cachetes y recreándome en la tarea.

Julia que al principio tenía los muslos cerrados como la puerta de un penal, poco a poco se fue relajando y eso me dio la oportunidad de darle crema en donde no la precisaba, en lo más profundo de donde se juntaban sus nalgas. En algún momento sentí que estaba tocando pelo.

Aclaradas ya muchas cosas mi  prima no se cortó lo más mínimo en irme contando lo que iba sintiendo.

Que gusto, primo, que gusto me da que me acaricies toda. Me excitas mucho, estoy toda mojada, sigue por favor, sigue. No me reconozco, lo que me está pasando contigo, no me había pasado nunca. Yo siempre he sido una estrecha. Eres el primero que me toca, no sabía yo lo rico que es esto.

Y yo seguí, de sus nalgas pasé a sus muslos, unos muslos fuertes, duros, potentes, dos columnas de carne suaves como la seda.

Julia colaboró separándolos aún más.

Acaríciame los muslos pero no sigas más arriba que me vas a matar.

Gocé acariciándolos y la postura me permitió ver el chocho de mi prima entre sus nalgas.

Que sepas que te estoy viendo el chochito y que me parece precioso.

Yo me lo noto hinchado y caliente. Además estoy muy mojada.

Acabada la cara B mi prima se dio la vuelta y mi ofreció la cara A.

Empecé por su cara, le acaricié levemente los labios y tan pronto como Julia tuvo mis dedos a su alcance empezó a chuparlos como si fueran otra cosa.  Decía que era mocita pero pienso que me estaba engañando.

De la cara pasé directamente a sus tetas, les di crema y me esmeré en embadurnarle los pezones.

La respuesta de Julia fueron unos casi inaudibles gemidos mientras se pasaba la lengua por los labios.

Como te gusta sobarme las tetas, eres un vicioso.

Llevas razón, estoy obsesionado con tus tetas. ¿Y a ti te gusta que te las toque?

Me vuelves loca, por eso te dejo. El día que se te acaben las ganas de comerte mis tetas, te mataré.

Mientras hozaba en sus tetas mi mano fue recorriendo su vientre. Lentamente, atento a su reacción, esperando por si mi decía que me parara.

Sin recibir ninguna negativa acaricié su vientre, cada vez más abajo, de vez en cuando subiendo como si renunciara a mi objetivo.

Julia respondía mis esfuerzos respirando profundamente y soltando pequeños gemidos.

Sabiendo que la batalle estaba ganada, que Julia se había rendido incondicionalmente  puse mi mano directamente sobre su mata de pelo y mis dedos fueron a caer sobre su sexo. Lo sentí empapado lo que me animó a recorrerlo de arriba abajo, separándolo levemente. Para no violentarla y que se me acabara la fiesta me dediqué a acariciar su clítoris casi sin tocarlo, solo toques fugaces. No fue tarea difícil porque lo tenía hinchado y palpitante.

Eres un asesino, me quieres matar. Ha puesto tu dedo donde yo deseaba que lo pusieras. Me estás dando mucho gusto. Dame suavecito ahí. Ni más arriba ni más abajo. Si sigues me vas a hacer que me corra, me vas a hacer que me corra.

Eso es lo que quiero, que te corras, que te corras como nunca te has corrido. De ahora en adelante cuando tengas ganas de tocarte me llamas.

¿Quieres que yo haga que te corras?

Si quiero que me toques hasta hacerme correrme. Me tienes que dar gusto hasta que me corra, yo ya no puedo parar. Y sí, cuando tenga ganas de tocarme te voy a llamar.

En la seguridad de que estábamos en el medio de la nada Julia cuando empezó a sentir que le llegaba el orgasmo chilló como una fiera, gimió y entre medias me pidió que siguiera.

Sigue por dios sigue que estoy muy cachonda y quiero correrme para ti, no pares, apriétame un poquito más mi clítoris, no pares que me voy a venir. Ya me está viniendo mi vida, me está viniendo muy duro. Me corro.

Cuando se corrió soltó un alarido como si la hubiera traspasado con una lanza.

Ahora te toca a ti, ponte boca arriba. Te voy a devolver lo que me has hecho.

Empieza por la espalda.

No quería yo que viera que tenía la polla acharolada aunque estaba seguro de que ella lo sabía.

Me imitó casi en todo, en su caso dándome crema en la parte interior de los muslos y no pudo o no quiso evitar en más de una ocasión el rozarme los huevos. Más aún se dio crema en la mano y dedicó un rato a protegérmelos.

Yo también te estoy viendo a ti. Esta es una zona muy delicada y no voy a consentir que se te queme.

Me lo dijo mientras me acariciaba con toda lentitud los testículos.

Cuando me tuve que dar la vuelta estaba más excitado que cuando empezó a tocarme. Y eso era algo que no podía ocultar. Mi polla estaba gorda, hinchada y apuntaba a mi ombligo.

Primito, tu también te has puesto cachondo, tienes la polla que parece que te va a estallar. ¿Ha sido por mi culpa?

Completamente, eres la culpable y ahora no puedes parar hasta que yo te autorice.

Todo lo anterior fue un trámite para llegar donde ella quería. Y llegó. Sin enmascarar sus intenciones se dio crema y recorrió  mi verga desde la raíz hasta la punta. Con las dos manos agarrando mi polla y con sus tetas colgando, me recordó lo que habíamos visto de mi madre.

Mi verga al sentir el contacto no se pudo hinchar más porque ya estaba en su inflamación máxima.

Voy a dejar de darte crema porque como siga acariciando te va a explotar. Tienes una polla preciosa. Pero antes de acabar me voy a dar un capricho.

Y mi prima imitando lo que había visto hacer a mi madre se inclinó sobre mi y me dio un beso en el capullo. Se ve que le gusto porque, como yo con sus pezones, lo que empezó como un beso acabó en una lametada.

Julia también estaba tanteando lo que podía o debía hacer. Después del besito decidió que me iba a corresponder y de rodillas a mi lado me empezó a menear la polla.

Yo que ya venía caliente de antes, supe desde el primer momento que mi resistencia iba a ser poca.

Sácame la leche, Julia, haz que me corra como te has corrido tu. Sigue que me estás dando mucho gusto. Que rico me la meneas.

Quiero ver como te brota la leche, quiero verlo, quiero que me la des.

Ya me está viniendo, prima, me está viniendo y me voy a correr.

No fue una corrida, fue una explosión. Tuve la sensación de que me vaciaba al completo y que mi semen iba a llegar a la estratosfera. Solté cuatro descargas antes de sentir que me moría de gusto.

Cuanta leche me has dado, creí que no acababas de correrte nunca. Me ha encantado.

Se tumbó junto a mi  y estuvimos un rato descansando. La calentura que nos dominaba hizo su efecto y de nuevo empezamos a tocarnos. Mientras nos besábamos aproveché para acariciar sus nalgas, y de ahí pasé directamente a meter mi mano de nuevo entre sus muslos.

Ten cuidado y no me metas los dedos, acaríciame el clítoris que eso me vuelve loca. Suavecito mi amor que estoy muy excitada. Hazme como antes.

Mientras hablaba había echado mano a mi polla y había empezado a masturbarme de nuevo.

A pesar de que me acababa de correr o quizás por eso, esta vez la paja que mi prima me hizo duró más tiempo, y la que yo le hice a ella también.

Julia quiero que me digas cuando te vas a correr porque ese va a ser mi mayor placer, saber que estoy haciendo que te corras.

Cuando sienta que ya me voy a correr te lo diré. Ahora sigue, sigue, dame un poquito más arriba. Y yo ¿te las estoy meneando bien?, te gusta.

Me estás volviendo loco.

Con la mano que tenía libre Julia tiró de su chocho hacia arriba para dejar más al aire su clítoris.

Me has envenenado primo, quien me iba a decir a mi que íbamos a estar tu y yo tendidos en una toalla, los dos desnudos y haciéndonos una paja. Has destruidos todas mis defensas y me tienes presa. Ya no voy a poder prescindir de este placer, dame por dios, dame que me estas subiendo y ya tengo ganas de correrme como una puta.

Seguí acariciándola, deslice mi dedo a lo largo de su sexo, disfrutando de lo encharcado que lo tenía, bajando por el hasta alcanzar el culo a lo que Julia me respondió pegando un brinquito acompañado de un gemido.

Estás muy mojada.

Tu también tienes mojada la punta. Los dos estamos muy cachondos. Me gusta que nos hagamos pajas, me encanta. Quiero sacarte la leche.

Julia quizá como consecuencia de su propia excitación me la empezó a menear con más ahínco.

Me vas a hacer que me corra, Julia, me vas a hacer que me corra.

¿Sabes lo que me gustaría hacer ahora? Hacer como tu madre, subirme encima de ti, clavar esta polla divina en mi coño y follarte. Me estoy viniendo, me está haciendo correrme, eres un demonio, me viene un orgasmo muy duro.

Su excitación provocó la mía.

Yo también me voy a correr y quiero echarte toda mi leche en tu barriguita. Me estas haciendo una paja muy rica.

Échamela, me estoy corriendo Pablo y siento como me das tu leche, la siento caliente, me corro, me corro. No me sigas haciendo que me vas a matar. Que orgasmo tan duro, mi amor.

Deslavazados uno junto al otro mi prima confesó:

Nunca en mi vida me había corrido tan duro, sentir tu leche caliente en mi tripa me ha hecho correrme, he sentido que se me iba la vida, he sentido un corrientazo que me ha recorrido todo el cuerpo. Y tu, mi amor, ¿Te has corrido rico? ¿Te ha gustado la paja que te he hecho? ¿ te gusta que tu prima sea bien puta y te haga pajas?

Me la meneas muy bien, nada que ver con cuando yo me toco. Me das mil veces más placer. Todavía siento que el corazón se me sale del pecho, nunca me había corrido así.

Pues ya sabes, repitió, cuando estés cachondo me lo dices y yo te la meneo. Ya no te tienes que tocar tu nunca más.

¿Y tu te vas a volver a tocar?

No, cuando tenga ganas te llamaré para que seas tu quien me toque.

¿Me lo prometes?

No te lo prometo, te lo juro por mi vida. Siento mucho más gusto cuando me tocas tú.

Me has dejado la tripa encharcada con tu semen. Lo voy a probar.

Julia recogió parte de mi regalo con sus dedos y se los llevó a la boca.

Quiero como sabe, está un poco saladito pero me excita mucho estar probándola. Está caliente.

Gastamos un buen rato en recuperarnos. Seguíamos abrazados y poco a poco nos fuimos destrabando.

Se nos ha hecho tarde, primo, tenemos que volver. Si fuera por mi me quedaría aquí toda la vida. Me has hecho correrme dos veces muy rico.

Julia, respecto a lo que me has pedido antes que te jurara, voy a respetar mi juramento pero quiero que sepas que yo voy a ser el primero que te va a follar. Tu coño es mío, tu eres mía y yo soy tuyo. Nadie en el mundo me va a quitar ese tesoro. Me voy a casar contigo y vas a ser mía toda tu vida. Lo que he sentido hoy quiero seguir sintiéndolo y que no lo sienta nadie más.

Has pensado lo mismo que yo, anoche en la cama pensé lo precioso que sería que tu y yo termináramos casados, follando todos los días. Me excité tanto al pensar en tenerte dentro de mi que me tuve que volver a tocar.

Al día siguiente, mientras desayunábamos , recibimos una noticia que cambió totalmente nuestras expectativas y nuestros planes.

Mi amigo Antonio ( el dueño de la finca) nos ha invitado a Lola y a mi para que pasemos unos días en una casa que tienen en Fuengirola, a nosotros nos gustaría seguir aquí pero no podemos decirles que no.

Y cuando os vais.

Tan pronto preparemos las cosas, tenemos un par de horas de viaje hasta allí.

Su repentino viaje significaba que Julia y yo íbamos a tener la casa a nuestra disposición.

Entre unas cosas y otras, como pasa siempre, salieron a media tarde.

Ese día no fuimos a bañarnos. Se no había hecho tarde. Además los dos teníamos en mente que íbamos a acostarnos juntos y de alguna manera nos reservamos para el gran combate.

Cenamos con los guardeses como todas la noches y nos volvimos a la casa. Por el camino le dije a mi prima:

Esta noche vamos a dormir juntos, en tu cama, en la mía o en la de matrimonio.

Yo no preciso una cama grande, cuanto más chica sea mejor. Y quiero que durmamos desnudos los dos.

Eso era algo que me volvía loco de Julia, ella decía en alto exactamente lo que yo estaba pensando.

Nos metimos los dos en mi cuarto y  en completo silencio nos quitamos la ropa.

Cuando Julia  se iba a meter en la cama le pedí que se quedara de pie y que se diera una vuelta para yo poder gozar de ver su cuerpo desnudo, cuando de nuevo estuvo de frente me acerque y metí mi mano entre sus muslos.

Primita estas muy mojada.

Estoy mojada y estoy muy nerviosa. Tengo miedo de lo que pueda pasar y al mismo tiempo estoy deseando que me des placer. Estoy muy cachonda.

Si el miedo es que acabemos follando, te he hecho un juramento y lo voy a cumplir aunque me cueste un ataque al corazón, pero salvo eso entiendo que esta noche tenemos permiso para gozar el uno del otro como queramos.

Menos eso, puedes hacer conmigo lo que quieras, trátame bien, trátame con cariño porque además de sexo eso es lo que yo necesito: sentirme querida, sentirme valorada. Creo que me estoy enamorando de ti.

Nos tendimos en la cama y empezamos a besarnos. Estábamos  por el primer beso cuando mi mano fue en busca de su chocho y la suya me cogió la polla como quien se agarra a un clavo ardiendo.

Nos hicimos una paja deliciosa. Cuando Julia empezó a anunciarme que se iba a correr, acordándome de lo que había hecho mi padre, me coloqué entre sus muslos y lancé mi lengua a lo más profundo de su sexo.

Mi prima recibió mi ataque con un grito.

Aaaaay, que rico lo que me haces, méteme la lengua bien adentro que me estás volviendo loca de gusto. Esto no me lo habían hecho nunca. Pásame la lengua a lo largo de mi chocho.

Seguí sus instrucciones pero mi inexperiencia me hizo bajar más de lo necesario y me recreé en la zona.

Eres un cochino, me estas dando con tu lengua en mi culo. Pero sigue dándome que me estás dando mucho gusto. Que rico , mi vida, y que cachonda me pone saber que tienes tu lengua clavada en mi culo. Somos unos guarros.

Pasé de su culo a su coño y  vuelta a su culo y mis esfuerzos parecieron volver loca a mi prima.

Sabiendo que nadie podía oírnos gimió primero y luego grito con todas sus fuerzas, mientras se movía como una lagartija.

En mitad de aquel desenfreno, mientras la cama se bamboleaba, me dijo:

Dame más lengua, canalla, dame más lengua en el coño y en el culo. Me vas a dar lengua siempre que yo te lo pida. Sigue, sigue, dame más duro que siento que me voy a correr como una perra salida, sigue que ya me estoy viniendo toda, me corro ,  mi vida, me corro muy duro, se me va la vida, que orgasmo tan fuerte, me estoy mareando de placer.

Y en medio de su orgasmo cambió de opinión.

Te lo suplico Pablo, fóllame, quiero que me folles, olvídate de todo lo que te he dicho, quiero que me metas toda tu polla,  quiero que me desvirgues y me des toda tu leche. Viólame por dios, que ya no puedo esperar más. Necesito tenerte dentro o me volveré loca.

No me fue difícil ascender a lo largo del cuerpo de mi prima hasta alcanzar la posición para penetrarla.

Julia, metete la punta de mi verga y dime cuando quieres que empuje. Voy a entrar muy despacito y si sientes algo que no te gusta me lo dices y paro.

Con más habilidad de la que yo esperaba mi prima maniobró para que mi glande enfilara a su vagina. Esperaba yo encontrar cierta resistencia pero no fue así. Tan pronto como mi prima me pidió que avanzara, con una presión mínima mi polla se deslizó dentro de su vagina sin el menor esfuerzo.

Cuando sentí que mis huevos chocaban contra sus nalgas, se lo dije:

Tienes toda mi polla dentro y tu vagina me la está estrangulando. Tienes un chocho hecho a mi medida.

¿Te hago daño?

No mi vida lo que me das es mucho gusto.

Yo también me siento llena.

Poco a poco de una forma instintiva empecé el mete y saca, al principio muy lentamente. Salía hasta casi estar fuera de su chocho y desde ahí me lanzaba a sus profundidades.

Como me gusta lo que me haces, primo, y no me ha dolido nada. Solo me has dado placer. Siento que con tu polla me das en el fondo de mi chocho. Dame un poquito más fuerte que quiero sentir que me dominas, que mi coño es tuyo. Quiero ser tu puta y de nadie más. En eso me has convertido, en una guarra y en una puta viciosa.

Estábamos en la postura del misionero, yo tenía agarrada a Julia por sus nalgas y ella estaba espatarrada.

Poco a poco fui aumentando la cadencia, mis empujones cada vez eran más rápidos y más violentos. Ese primer día aprendí que mi prima desde que sentía mi polla dentro de ella hasta que empezaba a correrse apenas dejaba pasar unos instantes. Y algo que entonces no pude valorar, pensé que era algo común a todas las mujeres y luego supe que es algo común en las mujeres de mi familia: Julia se corre, y se corre y se vuelve a correr.

Ante mis primeras embestidas me dijo:

Dame todo lo duro que puedas, rómpeme el coño con tu polla que ya me estoy viniendo. Ya me vas a hacer correrme. No te puedo esperar. Me estoy corriendo y me estas matando de gusto. Me corro mi amor, me corro pero sigue dándome polla que quiero que tu te corras conmigo y me das toda tu leche.

Y claro que seguí, seguí follando como si en ello me fuera la vida, sentía el sudor corriendo a lo largo de mi espalda y una especie de fiebre que me obligaba a entrar y salir de Julia cada vez con mayor empuje.

Me  has vuelto a subir, Pablo, me vas a hacer correrme otra vez. Quiero que me des tu leche. Quiero que te vacíes en mi. Quiero sentirla.

Ya no pude contenerme más. Creí que se me iba la vida cuando lancé toda mi simiente dentro de mi prima.

Te estoy sintiendo, siento que me estas dando tu leche, siento los borbotones, me estás matando de gusto. Ahora comprendo a tus padres. Que rico es follar. Quiero que me folles todos los días. No puedo soportar más placer, me corro otra vez, me corro otra vez. Me matas.

Julia tuvo unas convulsiones que llegaron a alarmarme. Sin piedad ninguna clavó sus uñas en mi espalda. Los ojos medio en blanco y su cuerpo temblando como si estuviera recibiendo corrientes eléctricas. Los espasmos le duraron un rato y después se relajó.

Me has convertido en la guarra más guarra y más puta del mundo y me encanta. He sentido un gusto que no había sentido nunca al correrme.

Cuando se tendió junto a mi me hizo una confesión.

Me había propuesto que por nada del mundo iba a dejarte que me la metieras pero no he podido soportar las ganas de tenerte dentro. Y después del gusto que me has dado quiero que no dejes de follarme. No me arrepiento de nada, me has dado tanto gusto que debería habértelo pedido antes. Creo que soy como tu madre que necesita follar a diario.

Tu también me has corrompido a mi. Quiero que seas mía para siempre. Y que sepas que vamos a follar a diario aunque muera en el intento. Dime que tu chocho es mío.

Si, mi vida, mi chocho es tuyo y lo puedes disfrutar cuando tu quieras. Y vamos a follar todos los días.

Mis padres estuvieron fuera cinco noches, las mismas que nosotros aprovechamos para tener sexo en sesión continua.

Quizás inconscientemente copiamos  lo que oímos decir a mi madre y follamos dos veces al día y algún día, tres.

Fuimos a la poza todos a diario y era tanta nuestra urgencia que por el camino nos bastaba con ver un claro con hierba para interrumpir la marcha, tender las toallas y echar un polvo.

La sensación que teníamos los dos era la de estar en una isla desierta en la que podíamos disfrutar del sexo sin ninguna traba. Éramos Adán y Eva en el paraíso. El sexo nos parecía la cosa más natural del mundo. Cuando sentíamos ganas nos poníamos a follar y casi siempre sentíamos ganas.

Con mis padres ya de vuelta, Julia saco su lado morboso

Quiero que volvamos a ir a la alberca a ver como tus padres follan, verlos me pone muy cachonda  y mientras los vemos quiero ponerme a cuatro patas y que tu me folles desde detrás.

Para que nuestro punto de observación fuera perfecto fuimos a la alberca y colocamos los haces de jara de manera que pudiéramos ver todo desde cerca, sin que nos pudieran ver.

Mi prima era una mezcla de naturalidad, inocencia casi infantil y necesidad enfermiza de sexo. Creo que solo la tuve satisfecha los momentos en los que se estaba recuperando de sus orgasmos. Pasado un rato ya estaba necesitando más placer.

La sorpresa

Como he dicho al principio todo lo que está pasando hoy tuvo su origen aquel verano.

Julia y yo fingimos irnos a pájaros a las huertas. Desde allí podíamos ver todo lo que pasaba en la casa.

Vimos salir a mis padres camino de la alberca y nos pusimos en marcha dando un rodeo hasta alcanzar el sitio elegido.

Mientras dábamos la vuelta mis padres tuvieron tiempo de quedarse en pelota.

Lola, me tengo que recuperar, que días tan intensos hemos pasado.

Yo he tenido lo que necesitaba, un polvo por la mañana y otro por la noche. Bueno un día follamos tres veces.

Lola yo creo que con los años te has vuelto más folladora. Disfrutas más y me follas mejor.

Paco, no me jodas, yo he sido muy folladora de siempre. O se te ha olvidado cuando éramos novios. Cada vez que salíamos yo iba sin bragas y sin sujetador para ponértelo fácil. No has conocido en tu vida una mujer más folladora que yo. Ni más señora en la calle y más puta en la cama.

Es igual, yo creo que follamos ahora mucho mejor que de jóvenes.

Me estás llamando vieja. Tengo cuarenta años. Pero llevas razón, ahora follamos mejor porque nos hemos vuelto más guarros. Hablando de guarros tu amigo Antonio no me ha quitado la vista de las tetas desde que llegamos a su casa.

Le entiendo su mujer tiene unas tetas que no valen nada y tu tienes un par de tetas cojonudas. Y sin cirugía.

Esta noche he tenido un sueño tan rico que me he corrido como una colegiala. He soñado que estaba en la cama, tu entrabas en el cuarto y sin mediar palabra me empezabas a comer el coño. Ya sabes como me pongo cuando me comes el coño. Te he pedido que me follaras y me has montado como un animal. Te he sentido más excitado que nunca. Me ha parecido que tenías un bate entre las piernas y con él me has dado unos empujones bestiales. Cuando te he podido ver la cara no eras tu quien me estaba follando. Era Pablo.

¿Qué Pablo?

Qué Pablo iba a ser, nuestro hijo.

Esta mañana lo he pensado con calma. Pablo es ya un hombre y cualquier día de estos le coge una lagarta y se lo folla. Una tonta inexperta con la que va a echar un polvo de mierda. Le puede hasta dejar un trauma. Sin embargo yo, que le quiero con locura, le echaría un polvo que no iba a olvidar en su vida. Quien mejor que yo para iniciarle, con delicadeza, con cariño y con pasión. Solo de pensarlo me pongo cachonda. Una vez yo le haya enseñado estará preparado para andar por la vida.

Lola eres insaciable.

Bueno, dime como lo ves.

Ya sabes nuestras normas. Nos podemos follar a quien queramos cumpliendo tres  condiciones, avisando antes de hacerlo, sin continuidad y sin enamoramientos.

Lo de la continuidad no está muy claro, porque tu te llevas follando a mi hermana desde hace 14 años.

No, hace 15, me lo recordó ella la última vez que la vi.

Quieres decir la última vez que estuvisteis follando, hace menos de un mes. Y cuando volviste a casa estabas seco.

Llevas razón, pero ten en cuenta que a veces nos pasamos dos o tres meses sin vernos.

¿ Qué te excita tanto de mi hermana?

Me excita todo. Es como follar contigo y con otra mujer al mismo tiempo. La vida sexual de tu hermana es una mierda. Su marido en vez de polla tiene una colita, pequeña y blanda. Follan una vez al mes como mucho y Blanca no ha tenido un orgasmo con su marido nunca, o por lo menos eso es lo que me cuenta. Tengo dudas de que Julia sea hija de su marido.

Cuando tiene mi polla a su alcance se vuelve loca, y en cuanto la tiene dentro todo son elogios:

Que polla, por dios que pedazo de polla, me tienes lleno el coño, me vas a reventar, que gorda, dame duro, rómpeme el chocho.

Y siempre acaba pidiéndome que se la meta en el culo.

Méteme ese pollón en el culo y destrózamelo.

Por lo visto, a pesar de que se lo ha ofrecido mil veces, a tu cuñado lo del culo le parece repugnante y contra natura. Dice que le da asco y que es algo propio de maricones. Conmigo se corre como una perra. Es muy guarra en la cama y es adicta a tomar por el culo.

Yo también soy muy guarra y también te doy mi culo ¿Te folla mejor que yo?

Nadie en el mundo me ha follado mejor que tu.

Mira Lola, por lo que me has dicho está claro que te vas a follar a Pablo, tienes mi bendición, pero debes ser muy cuidadosa. Nada de follártelo tu, eso sería un error, tienes que ponerle cachondo como solo tu sabes hacerlo y que sea el quien te lo suplique. Tu te haces un poco de rogar y luego le das todo lo que te pida.

Si te vale de algo, si en vez de un hijo hubiéramos tenido una hija yo haría lo que fuera necesario por ser yo quien la iniciara en su vida sexual. Ningún botarate inexperto iba yo a consentir que desflorara a nuestra niña y la dejara traumatizada. Pero haría lo que te he dicho, que fuera ella quien me lo pidiera.

Y hablando de hijas, te has fijado en Julia, esa niña tiene un cuerpo de escándalo. Tiene unas tetitas y un culo que me ponen cardiaco. Me pone cachondo pensar que me podría follar a la madre y a la hija. como seponga atiro me la follo.

Llevas toda la razón, voy a hacer lo necesario para que no piense en otra cosa que en meterse en mi cama. Le voy a volver loco hasta que me lo pida. Pensar en que Pablo me folla me pone muy cachonda. Mira, pásame la mano, solo de pensarlo tengo el coño encharcado.

Julia y yo no dábamos crédito a lo que estábamos oyendo. Aunque nuestro plan era follar mientras los veíamos a ellos lo cierto es que Julia echó mano a mi polla y yo a su chocho y escuchando lo que estábamos escuchando nos hicimos una paja deliciosa.

Paco se te ha puesto la polla enorme, hoy no quiero juegos, hoy quiero que me montes y me folles como un animal. Estoy muy caliente.

Mi padre espatarró a mi madre, se puso entre sus muslos y le lanzó una estocada a la que mi madre contestó con un grito.

Follaron como dos salvajes durante un buen rato, tanto como para que mi madre olvidara la discreción y gritara como si la estuvieran matando.

En medio de aquel desenfreno mi madre dijo:

Como yo me corro antes que tu, quiero que tan pronto me corra me pongas en cuatro patas y me la metas por el culo. No quiero que mi hermana te de más culo que yo.

Después de una serie de embestidas que a mi me parecieron bestiales la reacción de mi madre fue la prevista.

Me voy a correr, sigue que me voy a correr muy duro, estoy muy cachonda. Me corro, mi amor, me estoy corriendo, ya me he corrido toda. Dame en mi culo.

Mi madre se puso en cuatro patas y mi padre dedicó un momento a pasar la mano por su coño, pensé yo que para lubricar la entrada. Acto seguido afinó la puntería y se la clavó.

Dios que gorda la siento. Me tienes el culo lleno de carne y me estas dando mucho placer. Dame duro, rómpeme el culo que quiero sentir que te vuelve loco encular a tu mujercita.

Desde nuestra posición podíamos ver de medio lado la cara de mi madre, tenía la boca abierta y los ojos en blanco y gemía como un niño. Sus tetas se balanceaban cada vez que mi padre la embestía.

Me vas a matar, siento que tu polla me atraviesa el cuerpo.

Tócate mientras me follo tu culo.

Ya lo estoy haciendo, tengo el clítoris ardiendo. Creo que no me voy a poder contener y me voy a mear. Ya me estoy meando de placer, échame toda tu leche que yo la sienta. Desocúpate en mi culo, dámelo todo, mientras me meo como una perra.

Era verdad y nosotros lo vimos, mientras recibía la embestidas mi madre se meó. Un chorro potente que le duró un buen rato

Ya te lo doy, te lo doy todo mi amor. Te estoy dando toda mi leche. Te la doy, me vengo en ti, toma, tómala toda.

Estás llenando mi culo, canalla, me estás llenando. Desocúpate en mi, dame toda tu leche.

Y como ya habíamos visto cuando le llegó el orgasmo gritó como si mi padre la estuviera matando. Acto seguido se desplomó con mi padre todavía metido en ella.

Me has echado un polvo delicioso, en mi chocho y en mi culo. Ya has visto que no me podido contener y me he hecho pis. Me has hecho correrme por mis dos huecos.

¿Cuándo te estaba follando en quien pensabas?

En ti, cariño.

¿Y cuando te estaba dando por el culo?

También en ti.

¿ Solo en mi ?

Bueno también he pensado un poquito en Pablo.

Supongo que para quitarse la calentura los dos se metieron en la alberca momento que aprovechamos Julia y yo para abandonar nuestra posición para irnos a la huerta.

A pesar de que ya nos habíamos estado tocando al llegar la huerta, debajo de una higuera, sin necesidad de cruzar palabra Julia tendió la toalla, se tumbó en ella, se levantó las faldas y abrió sus muslos para ofrecerme su chocho desnudo.

Fóllame Pablo, fóllame que estoy ardiendo y necesito sentirte dentro de mi. Que cachonda me pone ver follar a tus padres. Quiero ser como tu madre, igual de folladora. Cómo disfruta follando.

Copiando a mi padre en esta ocasión me salté todos los juegos previos.

Ponte en cuatro como mi madre que te quiero coger por detrás.

Quieres que me ponga como tu madre. Me la vas a meter por el culo.

No, te voy a follar.

Me había dado miedo. Con esa verga tan gorda me podrías destrozar mi culito. Me da miedo pero si lo quieres yo te lo doy.

Lo que quiero ahora es echarte un polvo. Tu culo ya me lo darás.

De un envite le clavé mi polla hasta el fondo. Julia me contestó con un grito de placer.

Pablo, así me gusta mucho, la siento muy adentro, cógeme las tetas, cógemelas y dame verga como si quisieras destrozarme. Me estás atravesando, sácame la polla por la boca.

No solo le cogí una teta, mi otra mano bajó hasta su coño pero me encontré con que mi prima ya se estaba tocando.

Eres una cochina, te estas tocando mientras te follo.

Si mi vida. Me estoy tocando el clítoris como hace tu madre, estoy muy salida y lo tengo muy gordo. Sigue, por dios, sigue.

Llevé mi mano a su cadera para que mi empujones fueran aún más violentos y Julia me lo agradeció gimiendo a todo pulmón.

Échame ya tu leche, échamela toda que me tienes muy cachonda y necesito correrme. Lléname el coño con tu leche. Llénamelo.

Le di todo lo que tenía

Así, así, siento tus borbotones de leche en mi chocho, me estoy corriendo muy duro, me corro, me corro.

Cuando ya habíamos acabado Julia me confesó:

Pablo, lo que hemos visto estos días me ha cambiado la vida. Lo primero ver a tus padres follando. Yo que ya te he dicho que era una estrecha y una mojigata, he visto como disfrutaban y me he puesto cachonda como una perra, por eso he echado mis prejuicios a un lado y te  he pedido que me la metieras.

Pero lo que de verdad me ha roto la cabeza ha sido saber que tu padre lleva follándose a mi madre a mi madre desde hace quince años, y no solo eso, el que yo puedo no ser hija de mi padre.

Cuando tuve la regla mi madre me aleccionó: de ahora en adelante debes tener cuidado con los chicos, son todos unos cerdos que solo piensan en una cosa, en follarte. Quiero que hagas como yo, ser casta para llegar virgen al matrimonio. No te acuestes con un hombre hasta el día de tu boda. La castidad es el mejor tesoro de una mujer, guárdalo como una joya y no se lo entregues a cualquiera.

Y ahora descubro que lleva quince años follando con tu padre.

Me hubiera dejado matar defendiendo que mi madre era la mujer más casta y más honesta del mundo y que nunca había engañado a su marido y oigo a tus padres decir lo que han dicho. Que puta y que falsa.

Y encima tu padre después de follarse a la madre piensa en follarme a mi, a la madre y a la hija. Que familia.

El que mi tía de cara a su marido defendiera su virginidad hasta su noche de boda explicaba el que esa noche descubriera que su marido no estaba dotado para darle placer. El bobo del marido ni sospechó que su mujer ya había sido estrenada.

Los doce días que no quedaban de vacaciones para Julia y yo fueron de un desenfreno continuo.

Habíamos descubierto que Julia para sentirse a gusto tenía que chillar cuando me tenía dentro, por lo que como mis padres, desechamos el hacer algo en la casa.

La Poza larga se convirtió en nuestra residencia y allí dimos rienda suelta a nuestros deseos.

No satisfechos con eso después de cenar nos acostumbramos a dar un paseo en el que descubrimos un juego nuevo. Yo me sentaba en uno de los bancos del jardín, el más alejado de la casa y Julia se subía encima de mi y enfilaba mi polla hasta sentir que la tenía dentro.

Follábamos furtivamente con el morbo de que mis padres pudieran salir y sorprendernos. Mi prima sentada  en mi polla aprendió a sacar partido a la postura y a reprimir sus gritos.

Los días fueron pasando y nosotros seguimos con nuestra rutina que incluía el acercarnos a la alberca para ver a mis padres follar. Era un espectáculo que nos encendía y en el que aprendíamos cosas que inmediatamente repetíamos. Julia llegó a copiar hasta el lenguaje de mi madre. La Julia de los últimos días nada tenía que ver con la Julia de los primeros. Lo que habíamos visto había derrumbado todos sus prejuicios y había hecho brotar su auténtica naturaleza. Solo quería una cosa: follar.

El día que teníamos que volver pudimos hacer nuestra ultima visita a la Poza y en ella mientras echábamos el último polvo Julia se puso a llorar desconsoladamente.

Se acabó primo, se acabó todo. Volveremos a nuestra vida normal el uno sin el otro y yo no se tu, pero yo no se como voy a superarlo. Además vivimos cada uno en una ciudad por lo que igual no nos veremos hasta el año que viene. Y además me da coraje pensar que te va a follar tu madre.

Voy a convencer a mis padres para irme a estudiar a Madrid y así podremos seguir acostándonos a diario.

Lola

Me llamo Lola, estoy casada con Paco y soy la madre de Pablo.

Tengo 40 años, y puedo decir sin temor a equivocarme que soy una hembra de bandera. De cara soy bonita, labios gruesos, piel morena, melena negra y ojos verde claro, un contraste poco frecuente que vuelve locos a los hombres.

Desde los 15 años tuve, y sigo teniendo, unas tetas firmes y grandes con unos pezones que son como un radar,  a la menor excitación se ponen duros como dos piedras y amenazan con perforar mis vestidos.

Tengo la cintura estrecha y unas caderas y un culo de escándalo, grande, redondo, parado, culo de caribeña. Yo creo que mi culo es lo que más atrae a los hombres.

Pero todo eso no valdría nada si a mi cuerpo no le acompañara mi manera de pensar

Desde muy joven supe que lo que más me importaba en la vida era mi propio placer y donde más lo he conseguido ha sido en el sexo. Por esa razón necesito follar a diario. Yo creo que mi búsqueda es más espiritual que física, lo que yo busco y todavía no lo he encontrado, a pesar de los hombres que he conocido, es el placer en estado puro, el trance, el éxtasis que te hace levitar  como a los místicos y te trasporta a otra dimensión.

No necesito enamorarme, ni ilusionarme ni tener la menor involucración emocional, todo lo contrario, cuanto menos sentimientos mejor. Si me gusta un hombre me lo follo y punto. Si me vuelve loca follándome puedo repetir con él, y al más mínimo detalle que no me satisfaga, no le vuelvo a ver. Si me empieza a hablar de compromiso, de exclusividad, de amor, le doy Puerta, Camino y El Viti.

Cualquiera que lea esto pensará que soy muy puta, no es verdad, lo que yo soy es hedonista, y no pongo freno a ninguno de mis deseos, además tengo la felicidad de que mis orgasmos duren mucho y se repitan, cuando un hombre consigue dar con la tecla puedo pasar diez minutos corriéndome y eso me da el placer en estado máximo.

Esas avalanchas de placer solo la consigo follando, las caricias o el sexo oral me encantan pero no me llevan al paroxismo del gozo. En mi repertorio también entran las mujeres pero solo como suplentes, el placer que me proporcionan no lo puedo comparar con el que recibo de una buena verga.

Cuando me corro me desbarato toda, no es infrecuente que se me aflojen los esfínteres y me haga pis, o que acabe perdiendo el conocimiento durante algunos segundos.

En cuanto a mi matrimonio, por sugerencia mía, Paco y yo tenemos un acuerdo que nos permite a los dos follar con quien queramos y los dos nos aprovechamos del trato.

Ninguno de los dos somos capaces de ser fieles. Somos promiscuos irrefrenables, y los dos tenemos tiempo libre para serlo. En cuanto a mí sigo en la búsqueda de ese placer excelso y aunque quiero mucho a Paco se que el no me lo puede dar. Tantos años juntos llevan a la monotonía, me encanta  follar con él y me da mucho placer hacerlo , pero se que lo que busco está fuera de su alcance.

Teóricamente tenemos la obligación de avisar, pero ninguno de los dos cumplimos a rajatabla esa parte del acuerdo. En realidad los dos tenemos barra libre.

Cuando mi marido está de viaje puedo follar dos veces al día, con dos amantes distintos. Me encanta estar con un hombre por la mañana y con otro distinto por la tarde. Cuando él está en casa además de atenderle, suelo visitar a uno de mis sementales y Paco lo sabe y lo acepta. Tengo ligadas las trompas por lo que puedo follar a destajo sin miedo a sorpresas.

Mantengo dos o tres amantes en la recamara y siempre estoy receptiva para incorporar a alguno nuevo, de los que Paco no tiene noticia y yo se de al menos dos mujeres, sin contar a mi hermana, con las que Paco folla regularmente. Una de ellas le suele  acompañar en los viajes.

A pesar de lo que le dije a Paco no soñé con mi hijo, fue algo más sencillo, una mañana fui a despertarle y me lo encontré dormido, en pelota, boca arriba, con la polla acharolada. La erección matutina de los jóvenes.

Me quedé de pie junto a la cama contemplando la pieza que calzaba mi hijo.

Una polla gorda con un capullo del tamaño de una ciruela. Nada de los 25 o 30 centímetros de los que tantos hombres presumen. Yo, que no he parado de follar desde que cumplí 15 años no me he encontrado nunca con una de esas vergas monstruosas. Miento, una vez estuve con un negro cubano que calzaba una pieza descomunal, pero las vergas de ese tamaño tienen un problema, nunca se ponen realmente duras y no funcionan como deberían. Aquel polvo resultó ser una mierda y al negro no le volví a ver, pero esa experiencia me vacunó : no quiero vergas gigantescas.

Viendo con detenimiento la polla de Pablo, sentí que me mojaba de deseo, su tamaño era el perfecto, el grosor un poco excesivo y el capullo grande. Estuve tentada de lanzarme sobre el y hacerle una mamada como prologo de echarle un polvo, pero me contuve. Me contuve a pesar de que estaba ardiendo de deseo.  En ese momento decidí que aquella herramienta la iba a estrenar mi chocho.

Para afianzar más mi decisión una noche pude ver a Pablo y a mi sobrina paseando por el jardín y vi como se empezaban besando y de ahí pasaron a que mi hijo se comiera las tetas de su prima mientras le acariciaba por debajo de la falda. Tuve la seguridad de que mi hijo era un cerdo, que es como me gustan a mi los hombres.

Me dio la impresión de que no habían pasado de los tocamientos. Me fiaba de mi experiencia, cuando yo le doy mis tetas a un hombre es como paso previo a que me lo folle. Mis tetas son solo un prólogo de lo que inevitablemente necesito después.

Anuncié mis intenciones a Paco porque pensaba follarme a mi hijo en casa incluso cuando mi marido no estuviera de viaje.

De vuelta ya en Madrid, mi marido salió de viaje un martes de madrugada. Iba a llevar unos caballos a Moscú, el transporte de caballos por Europa es su negocio. Y le saca un buen dinero. Tenía cinco días para conseguir mi objetivo.

Mi plan era sencillo, poner a Pablo al rojo vivo hasta que me dijera que quería follarme, hacerme de rogar un rato y después comérmelo vivo. Si empezaba mi ataque por la mañana estaba segura de que esa misma noche lo tendría en mi cama. Nunca en mi vida un hombre se me ha resistido tanto tiempo.

La mañana en la que Paco salió de viaje repasé mi plan y me di cuenta que estaba loca por llevarlo a cabo. Sin saber por qué el morbo que me provocaba la idea de follarme a Pablo me llevaba  a pensar que con Pablo iba a ser la mejor experiencia de mi vida, el padre de todos los polvos, lo que llevaba toda la vida buscando. Tendida en la cama antes de levantarme me puse tan cachonda que me tuve que tocar para tranquilizarme. No recordaba el haber estado tan ansiosa desde hacía mucho tiempo.

Para encender a mi hijo me puse un baby doll de tejido transparente, de color carne, que dejaba ver mis tetas y a través de la braguita la negrura de mi selva.

Cuando entré en la cocina Pablo se quedo embelesado revisando mis carnes sin el menor pudor, con descaro, sin cortarse un pelo. Yo ya iba caliente pero la mirada de mi hijo me puso al rojo vivo.

Esto va a ser más fácil de lo que creía, pensé.

De pie a medio metro de él , dejé que se extasiara mirándome antes de preguntarle.

Que pasa Pablo te has quedado mudo mirándome. Este es el camisón que uso cuando tu padre sale de viaje, le gusta mucho a él. Si te pone nervioso me cambio.

No, no te cambies, estás preciosa con él.

Dime la verdad hijo, ¿nunca has tenido a tu lado a una mujer desnuda? ¿nunca has visto unas tetas de cerca?

Nunca, mamá.

¿Nunca le has comido las tetas a alguna de tus amiguitas?

Tampoco, es más nunca he besado a una mujer en la boca.

Habiendo visto lo que había visto, para mi estaban claras las intenciones de Pablo, yo iba a por él pero tuve la seguridad de que él iba a por mi. Y eso era lo que yo estaba deseando.

Hijo, has llegado a una edad en la que tienes que conocer ciertas cosas, no puedo consentir que hagas el ridículo el día que estés con una mujer. Es muy importante saber por donde debes empezar, y por donde seguir y el orden en que lo hagas. Del orden puede depender el éxito. Yo te voy a enseñar. Te voy a enseñar como hacer que una mujer se te entregue sin reserva.

Nadie en el mundo podría hacerlo mejor que tu. Eres la mujer más guapa del mundo. Y tienes unas tetas preciosas.

Lo primero que tienes que hacer es darte una ducha larga. El sexo precisa de higiene. Cuando hayas acabado ve a mi cuarto que ahí van a empezar mis lecciones.

Pablo me dijo que se había dado la ducha más intensa de su vida, que se había cepillado los dientes, se había dado desodorante y se había cambiado de pijama.

Con el corazón latiéndole a mil por hora se vino a mi dormitorio.

Yo le esperaba tendida en la cama y cubierta por un albornoz.

Mi primer consejo fue:

Cuando estés con una mujer te la vas a encontrar vestida, tu primera tarea tiene que ser conseguir que te dé su cuerpo. Que te deje acariciarla a tu antojo. Eso se consigue con besos y con palabras. La palabra derriba murallas. Dime cosas bonitas, dulces, que me hagan sentirme deseada, y que no piense en otra cosa mas que en entregarme a ti . Ah, y no me llames mamá, en la cama somos Pablo y Lola.

Pablo se echó a mi lado y acercó su boca a mi oído.

Lola, eres la mujer más bonita del mundo, no se que buena acción he hecho en otra vida para tener la dicha de estar contigo en la cama. Me tienes preso.Quiero hacerte la mujer más feliz del mundo.

Mientras me hablaba Pablo me dio algunos besos en el oído lo que me puso medio cuerpo en carne de gallina.

Lo estás haciendo bien, sigue dándome besos.

Y Pablo siguió. Yo ya estaba encendida y con ganas de ofrecerle mis tetas pero me contuve.

Dame besos, mi amor, ahora cómete mi boca. Méteme tu lengua que yo me la pueda comer y yo te daré la mía.

Pablo fingió que no sabía besar pero la ficción le duró poco. Un instante después nuestras lenguas estaban jugando. Sentí el ansia y el deseo de mi hijo y contribuí a su calentura hundiendo mi lengua hasta su garganta y mordiendo la suya.

Mientras nos besábamos Pablo metió su mano por dentro de mi albornoz y me empezó a acariciar mi cadera.

Paré un momento para decirle.

Lo estás haciendo muy bien, me estás poniendo caliente. Ahora sin necesidad de pedirme permiso lo que debes hacer a continuación es acariciarme las tetas. Cuando hayas besado a una mujer, si consigues acariciarle las tetas puedes estar seguro de que ya es tuya. Acaríciame suavecito, mi amor, y sígueme besando. Hazlo despacio para darle a tu pareja la posibilidad de mandarte parar. La prisa es muy mala, hazlo todo despacio.

Y Pablo siguió besándome y no solo eso, abrió mi albornoz y me dejó las tetas al aire.

Tienes las tetas más bonitas del mundo.

Esos pezones aunque tu ya no te acuerdes te los has comido muchas veces.

El canalla de mi hijo me acarició las tetas un buen rato. En algún momento deslizó su mano por mi vientre hasta llegar a tocar pelo. Le iba a recomendar que no fuera tan directo pero solo fue parte del juego, un simulacro. Volvió inmediatamente a mis tetas.

Ya me has acariciado las tetas, ves que tengo los pezones hinchados y duros, eso es señal de que me tienes muy caliente, debes tener claro que no me puedes dejar así. En este momento una mujer necesita que le coman las tetas, y yo soy una mujer.

Cómetelas Pablo.  Necesito más, necesito que te las comas. Dame bocaditos, dame lengua y chúpame los pezones. Dame placer y hazme creer que estás loco por mi. Se delicado porque tengo los pezones muy sensibles.

Cuando Pablo empezó a comérselas fui yo quien abrió por completo el albornoz para ofrecerle mi cuerpo desnudo. Empecé a dudar de mi idea de que con su prima no habían pasado de tocarse, Pablo manejaba la situación con demasiada habilidad.

Mi hijo, al verme desnuda paró un momento y me pidió:

Quiero verte desnuda, ponte de pie que yo disfrute de ver tu cuerpo. Necesito verte. Quiero que me regales el ver tu cuerpo desnudo. Ofrécemelo. Dime que eres mía.

Pablo más tarde me confesó que ya había usado ese argumento con Julia y como funcionó bien decidió repetir.

Pablo, soy tuya, me estás calentando mucho. Y es muy bonito lo que me dices, noto el deseo en tus palabras. Enseñándote a calentar a una mujer no he podido evitar ponerme cachonda, lo estás haciendo muy bien.

Me puse de pie junto a la cama y dejé caer el albornoz al suelo. Pablo tuvo, a dos cuartas de su nariz, el cuerpo desnudo de su madre para su disfrute.

Date la vuelta, quiero ver tu culo y tus muslos. Hace mucho que sueño con tener ese culo para mí.

( Esa frase le delató, confirmándome que a mi hijo no le era ajena su madre, que llevaba mucho tiempo soñando con tener mi cuerpo para su disfrute. Igual que yo estaba loca por follar con mi hijo, mi hijo estaba enfermo por follar con su madre )

Eres un sátiro y me parece que tengo poco que enseñarte. Me gusta mucho que disfrutes viéndome desnuda.

Lola eres una diosa y verte desnuda me vuelve loco.

Caliente por la situación me giré delante suya y no solo eso cuando estaba de espaldas me incliné hacia delante para ofrecerle una visión completa de mi culo y de mi chocho.

Sin precisar de ninguna orientación Pablo que seguía tendido en la cama, se incorporó un poco y lanzó su lengua entre mis muslos, sentí como me recorría el coño y el culo con ella. Yo le facilité la tarea separando mis nalgas con las manos, y bajando hasta casi sentarme en su cara.

Que rico lo que me estás haciendo, pero te has saltado un paso, antes de comerle el coño a  una mujer se lo tienes que acariciar, tienes que sentir que lo tiene chorreando. Si vas tan directo la puedes asustar.

Cambié de postura y me tendí de nuevo a su lado. Antes de que él hiciera el más mínimo movimiento yo ya le había cogido la polla.

Vamos a tocarnos los dos, tócame suavecito hasta que yo te pida que hagas otra cosa. Yo te la voy a menear, quiero sacarte tu leche, quiero que me la des. Quiero ver que te corres. Y quiero que tu me toques a mi.

Le empecé a hacer una paja. Sentí que la polla de Pablo estaba ardiendo. El a su vez echó mano a mi coño y me empezó a acariciar el clítoris. Sentí que se ablandaban las piernas al tiempo empecé a sentir un placer divino.

Que rico mi amor, sígueme tocando que me estás dando mucho placer, estoy muy cachonda y no voy a tardar en correrme, pero aunque yo me corra tu sigue acariciándome que me quiero correr muchas veces.

Lola yo también estoy muy caliente y no se lo que voy a tardar en venirme.

No trates de retrasar tu orgasmo, disfruta de él como yo voy a disfrutar de el mío.

Pablo siguió acariciándome y yo sentí la primera oleada de placer. Empezó en mi coño y subió a lo largo de mi cuerpo como una descarga eléctrica que explotó en mi cerebro. Me vino un orgasmo bestial que me dejó con ganas de recibir otro y otro.

Solté un grito de placer y le agarré la polla con más fuerza.

Me estoy corriendo Pablo, estoy sintiendo un orgasmo tremendo, me siento morir de gusto, sigue mi vida, sigue dándome placer.

Contraviniendo mis ordenes Pablo me dijo:

Mamá, yo no puedo esperar más, me voy a correr, te voy a dar toda mi leche. Toma, te la doy toda. Te la doy.

Córrete, quiero ver como me das tu leche.

Y delante de mi ojos Pablo lanzó tres o cuatro andanadas de semen que casi llegaron al techo de la habitación.

Cometiendo la misma falta no le llamé Pablo, le dije:

Hijo mío que rico me has tocado y como me ha gustado ver que te corrías, sigue acariciándome que viendo salir tu leche me has subido y me sigo corriendo. Sigue, hijo, sigue y dale placer a tu madre, haz que me corra como un perra.

Ya me estoy corriendo otra vez, me corro mi vida, me estoy corriendo muy rico. Me matas, hijo, me mata el pensar que el que me está acariciando el chocho, el que me está dando tanto placer, es mi hijo.

En la paz de espíritu que solo produce un buen orgasmo nos tendimos uno junto al otro, yo recosté mi cabeza en su pecho. Su corazón latía a mil por hora.

Pablo, lo has hecho todo muy bien. Se ve que eres hijo mío. A mi no me enseñó nadie y desde el primer día supe lo que tenía que hacer. Cuando he decidido darte unas lecciones pensaba que iba a controlarme pero tan pronto has empezado a tocarme me has puesto tan caliente que ya no sabía ni lo que hacía, solo quería que me dieras placer. Me has hecho correrme dos veces como si fuera una primeriza. ¿Tu te has corrido rico, mi amor?

He sentido que se me iba la vida cuando he empezado a darte mi leche. Nunca había sentido tanto placer.

Descansa mi vida, descansa que todavía te queda mucho que aprender. Por cierto te tengo que decir que tienes una polla divina que te va a dar muchas satisfacciones y con la que vas a hacer felices a muchas mujeres.

Lola yo voy a prestar atención a todo lo que quieras enseñarme, aprender a besar o a comerme tus tetas ha sido muy fácil. Yo lo que quiero que me enseñes es a follar.

Cariño, yo te voy a enseñar todo lo que necesitas saber para seducir a una mujer, para conquistarla, para conseguir que ella haga lo que tu desees. Vas a lograr no tenerla que pedir nada, va a ser ella quien te lo ofrezca, te va a entregar su cuerpo para que tu hagas con él lo que desees.

La norma fundamental y en la que muchos hombres fracasan es que no te tienes que enamorar, cero involucración emocional, si te enamoras estarás perdido, será ella quien te domine y te acabará haciendo daño.

Te lo voy a enseñar todo lo necesario para que se te entregue una mujer, para que haga lo que tu la pidas, y no es justo que emplees esas armas contra mi.  Pero tu y yo no vamos a follar, eso lo tendrás que aprender solo.

( Estoy segura de que eran mayores mis ganas de tener a mi hijo dentro de mi, que las suyas de follarme, pero quería llevarle al extremo, a pasar a ser una obsesión en su mente )

Ahora te tengo que dejar porque tengo cosas que hacer. Si quieres quedamos a comer en el restaurante de abajo y de vuelta a casa seguimos con la lección. Tienes que aprender el sexo oral. Te voy a enseñar como convertir a una mujer en tu esclava usando tu lengua. Además para esta tarde te voy a preparar una sorpresa que se que te va a encantar.

Déjame que te coma un rato las tetas antes de levantarte.

Una vez has llegado donde has llegado no pidas nunca permiso, toma lo que te de placer y disfrútalo a tu antojo. El terreno que hayas conquistado es tuyo.

Pablo dedicó un buen rato a comerme las tetas, ya lo había visto con su prima. Mi hijo sin duda es un fetichista de los pechos femeninos y con los míos tenía donde entretenerse.

Según me empezó a comer las tetas pensé en echar por tierra lo dicho y de nuevo pensé en espatarrarme para él, me tenía ardiendo de deseo, pero pensando en lo que me quedaba por disfrutar con mi hijo me contuve, lo mismo que el niño que tiene el pastel frente a él y antes de darle la primera dentellada se detiene un momento disfrutando de lo que sabe que con toda seguridad se va a comer a continuación porque es suyo.

Le dejé en la cama y me fui de la casa. En algún momento sentí que estaba perdiendo el control, que mi deseo irrefrenable de conseguir placer me podía jugar una mala pasada, y que lo mejor que podía hacer era huir de la habitación.

En contra de lo que había dicho no tenía nada que hacer. Gasté la mañana haciendo algo que me gusta mucho, me fui al gimnasio, no para hacer ejercicio sino para tomar una sauna. Me encanta la sauna de mi gimnasio, es grande, está a más de cien grados y la usamos hombres y mujeres.

Un territorio de caza perfecto, la inmensa mayoría estamos en pelota con la excepción de algunos o algunas estrechas que se tapan con una toalla.

Yo me quedo desnuda, me tiendo en uno de los bancos y separo bien mis muslos, cualquier hombre que entre me puede ver al completo. Yo también veo lo que hay y de esa sauna he sacado más de un amante.

Ese día estaba casi vacía lo que me permitió poner la temperatura al máximo y tenderme a sudar. Estar empapada en sudor me da nota, creo que lo asocio con el sexo, yo sudo mucho cuando estoy follando. El vapor me gusta y le viene bien a mi piel, cuando acabo me veo muy guapa, con una piel preciosa.

Pasé todo el tiempo pensando en como iba a ser mi encuentro con Pablo.

Mi hijo había pasado de ser un deseo a ser una obsesión, una obsesión enfermiza. Me le figuraba espatarrándome,  metiéndomela, sujetándome por las nalgas, dándome empellones como un animal y presentía que me iba a llevar al éxtasis máximo, que nuestro encuentro iba a ser histórico. El morbo de follarme a mi hijo era una nueva experiencia para mi.

La otra tarea que cumplí tenía que ver con la sorpresa que le había prometido a mi hijo. Me fui donde las chinas a que me depilaran. Suelo llevar mi vello púbico al natural pero de vez en cuando me gusta hacer alguna travesura.

Les pedí que me hicieran la cera hasta solo dejarme un mínimo triangulo un poco más grande que un sello de correos, que empezaba a partir del comienzo de mi coño, en mi monte de Venus. Quedé satisfecha de su trabajo.

Aproveché para que me pintaran las uñas de la manos y de los pies.

Antes de ir al restaurante pasé por casa y me puse uno de mis vestidos preferidos, una autentica bomba de destrucción masiva. De una tela fina estampada con florecitas, por arriba con un escote poco exagerado pero con tirantes y los brazos al aire, entallado hasta la cintura y a partir de ahí una falda corta y con vuelo.

Vista de espaldas me marcaba el culo y dejaba ver mis muslos y vista de frente lo normal es que se me marcaran los pezones. He descoyuntado muchos cuellos masculinos llevándolo puesto. Lo he completado con unos taconazos y no me he puesto nada más. Como soy una señora he llegado casi media hora tarde a la cita. Quería que me viera llegar todo el personal y que Pablo empezara a dudar de si iba a ir.

Cuando entré por la puerta llevaba las luces largas puestas. Yo creo que notaron mis pezones hasta los que estaban al fondo del comedor, Pablo incluido.

Pablo me recibió con cara de asombro.

Lola estás guapísima.

Me he puesto así para ti, para gustarte.

Mientras yo le hablaba mi hijo no le quitó ojo a mis pezones lo que contribuyó a que crecieran aún más.

Veo que tienes los pezones duros, parece que van a traspasar el vestido.

Cuando puedas ver los pezones de una mujer a través de su vestido ten la seguridad de que está cachonda. Debes aprovecharlo.

O sea que vienes cachonda.

Como una perra y es por tu culpa.

Nuestra mesa estaba en un lugar discreto y tapada con un biombo. Los dos de espaldas a la pared.

Qué has estado haciendo, le pregunté.

Nada, me he quedado en la cama un buen rato y luego he salido a dar una vuelta.

No me mientas, ¿te has estado tocando?

La culpa es tuya, me has dejado caliente. Yo hubiera seguido comiéndome tus tetas.

Mi niño vicioso se ha hecho una paja pensando en su madre. Eres un pervertido, pero me encanta que lo seas y que te excites pensando en mi.

Yo también he estado toda la mañana caliente pensando en ti, pero no he tenido la oportunidad de tocarme. Tu te has aliviado un poco pero yo sigo caliente.

Yo  sigo caliente, no pienso en otra cosa.

Qué es esa otra cosa.

Que vamos a follar. Solo tengo una idea en la cabeza, quiero que la primera mujer con la que me acueste, la que me de todo, seas tu. En el futuro, cada vez que me lleve a una mujer a la cama recordaré que con la primera mujer que follé,  la que me enseñó, fue mi madre.

Es muy bonito lo que me dices, pero ya te he dicho que eso no va a pasar. A cambio te prometo que te voy a dar mucho placer. Te voy a matar. Te he traído el regalo, mete con discreción tu mano por debajo de mi falda.

Mientras se lo decía separé mis muslos.

Pablo metió su mano entre ellos y bajo hasta comprobar que mi coño estaba completamente depilado. Dejó correr sus dedos a lo largo de mi sexo y cuando lo sacó, mirándome a los ojos se los chupó.

Eres un mentiroso, eso de que no tienes experiencia, que nunca has estado con una mujer es mentira. No se si todo lo que sabes lo has aprendido con Julia pero a mi no me engañas. No te estoy estrenando.

En vez de decirle lo que estaba pensando, le dije:

¿Te gusta como sabe el chocho de tu madre?

Es el sabor más rico del mundo. Te has dejado un mechoncito de pelo.

Ahí es donde tienes que apoyar la nariz cuando me estés comiendo el coño. ¿te gusta comprobar que me tienes toda mojada?

Me encanta, pero tu también me tienes a mi cardiaco.

Y mientras me lo decía cogió mi mano y la puso encima de su polla.

Hijo mío la tienes enorme. Eso te lo voy a curar yo haciendote una mamada.

Mamá, tu siempre eres igual de caliente o es solo conmigo.

Hijo, yo siempre he sido una mujer muy caliente pero tu lo que me pones es burra perdida, pierdo el control contigo. Estoy dejando la silla empapada.

Y si conmigo te pones tan cachonda por qué no quieres que follemos.

Ya te he dicho que te voy a enseñar todo, pero a follar vas a aprender solo.

Dime que tengo una posibilidad entre cien.

Quise evitar que dejara de pedírmelo:

No tienes una entre cien, tienes más. Tienes dos entre cien.

Otra pregunta, si no me quieres dar tu coño, me vas a dar tu culo.

Eres un hijo descarado, nunca le he dado mi culo a un hombre si antes no me ha echado un muy buen polvo. El culo es un premio a los servicios distinguidos. Es una condecoración que muy pocos se ganan.

Yo me la voy a ganar con matricula de honor. No voy a parar hasta haber tomado posesión de todos tus huecos.

Nos volvimos a casa. Ya en el ascensor mi hijo no pudo resistir la tentación, se puso a mi espalda y me levantó la falda para dejarme el culo al aire. Antes de arrimarme su verga se quedó un momento contemplándolo.

Nunca me cansaré de ver tu culo. Tienes el culo más bonito del mundo y puedes estar segura de que, tarde o temprano, me lo voy a coger.

Sentí el fierro que mi hijo llevaba entre las piernas apretado contra mis nalgas y sentí que las piernas se me aflojaban. Pablo no contento con arrimarse a mi, metió su mano por delante para volver, como en el restaurante, a acariciar mi chocho.

Sigues muy mojada.

Eres un sátiro, me tienes todo el día salida. Tengo empapados los muslos. No me das un momento de respiro, eres insaciable.

¿Quieres que deje de acosarte?

De ninguna manera, sigue igual, que me pongas cachonda me encanta.

Nos fuimos directamente a la cama.

Yo me saqué el vestido y Pablo se quitó la ropa. Hacía calor y los dos estábamos ardiendo.

Vamos a seguir la lección en el punto en el que lo dejamos, ya nos hemos besado, ya te has comido mis tetas y ya nos hemos hecho una pajita. Como te he dicho, cuando estés con una mujer el territorio ya conquistado es tuyo, en la segunda cita no hace falta que repitas el mismo guión.

Pero es que te quiero comer las tetas. ¿Puedo?

Pablo es mejor pedir disculpas después que pedir permiso antes. Ya has comprobado que te lo doy todo, solo tienes que disponer de ello. Además sabes que el que te comas mis tetas me encanta.

Me tendí boca arriba y mi hijo se tendió a mi lado. Su boca fue a buscar mis pezones y con ellos estuvo disfrutando un buen rato.

Mientras me los comía su mano se deslizó a lo largo de mi vientre y no paró hasta colocarla donde debía colocarla.

Empezó acariciando mi matita de pelo para, acto seguido, meter sus dedos en mi llaga. La recorrió de arriba abajo, tan abajo como para llegar a mi culo.

El sabía lo que estaba tocando y yo estaba en la gloria con que me lo tocara.

Mis propios jugos habían alcanzado mi ano de modo que a mi hijo no le fue difícil apuntar con su dedo y superada una pequeña presión metérmelo dentro.

Eres un cochino, pero pareces adivinar mi pensamiento. Estaba deseando que me metieras un dedo en el culo. Sigue así, dame suavecito que me estás dando mucho gusto.

¿Me vas a dar un día tu culo?

Cariño, ahora estamos en la fase de enseñanza, me he propuesto que cuando estés con una mujer sepas lo que tienes que hacer. Cuando yo vea que ya sabes lo que tienes que saber podremos pasar  a la siguiente etapa. No tengas prisa. Tu mamá va a hacer todo necesario para que seas un amante perfecto. Y cuando yo sepa que lo eres es muy posible que quiera comprobar que te he enseñado bien. Ya habrá tiempo de hablar de mi culito.  Ahora, mi vida, lo que necesito es que me comas el coño. Pon la lengua ancha y dame lengüetazos desde mi culo hasta el clítoris, despacio y apretando.

Dios que gusto me estás dando y como lo necesitaba. Me das mucho placer, hijo. Dame lengua, sigue ahí.

Pablo siguió dándome lengua un buen rato. Con la nariz apoyada en la almohada de pelo que le había preparado.

Ahora cómete mi clítoris, chúpalo como si fuera un polo. Absorbe como si me lo quisieras arrancar. Sigue chupando, sigue que me estas subiendo al cielo. Tengo el coño ardiendo y lo siento gordo. Dame lengua por dios.

Un momento después sentí la primera sacudida, el preludio de que me venía el orgasmo. Lo sentí como un calambrazo brutal, pensé que iba a tener un orgasmo de los que me dejan inconsciente.

Aunque pierda el conocimiento sigue dándome lengua, canalla, que no respetas ni el chocho de tu madre, sigue, sigue dándome.

Y el orgasmo llegó, un orgasmo brutal. Sentí que se mi iba la cabeza mientras le decía a mi hijo que me estaba corriendo como una perra. Sufrí una convulsiones y lo siguiente que recuerdo es a Pablo dándome palmaditas en la cara.

Me has asustado. He creído que no ibas a volver en si. Me he fijado en tu cara y estas preciosa cuando te estas corriendo, se te pone cara de felicidad.

He tenido un orgasmo bestial, hacía mucho que no sentía correrme tan duro. Déjame un ratito que me recupere.

Ahora que tienes ocasión y que me he depilado, mientras descanso puedes hacer una cosa, revisa con detenimiento mi chocho. Los coños como las pollas son todos distintos, pero debes mirar cada detalle para familiarizarte. Dime que ves.

Estoy viendo tu chocho desnudo, no te han dejado ni un solo pelillo, veo que tienes los labios mayores abultados, carnosos, con solo verlos me entran ganas de comérmelos a dentelladas, y dentro veo otros labios de color rosado que aparecen un poco entre los otros, están mojados.

Sepáramelos un poco para ver dentro.

Ahora veo con detalle tus labios más pequeños y en el centro un pequeño hueco.

Eso es la entrada de mi vagina. Ves que es pequeña, pero por ahí saliste tu.

También es rosada, en fotos yo había visto coños con labios arrugados y oscuros, los tuyos son rosa y sin arrugas.

En la parte más alta tengo un pequeño capuchón, súbelo un poco para dejar al aire mi clítoris. Te gusta.

Es precioso, parece un garbanzo y late como si fuera un corazón en miniatura.

Fíjate bien en él. Ese es el punto en el que las mujeres recibimos el placer máximo. Si aprendes a acariciar exactamente ese botoncito vas a volver locas a las mujeres. Puedes acariciarlo o comértelo como has hecho antes. Lo has hecho muy bien, por eso me has subido tanto y me has hecho correrme tan rico. Cógelo con dos dedos , despacito para que veas que ahora como me tienes muy excitada está duro.

Es verdad es suave la tacto pero está duro. Me ha encantado ver tu chocho con tanto detalle, ahora lo que me tiene loco es que me dejes meterte en el. Me está estallando la polla.

Pablo no me molesta que me lo sigas pidiendo pero debes disfrutar de lo que hacemos. Yo estoy muy a gusto, me estas dando mucho placer.

En cuanto me recupere me voy a comer tu polla, te voy a hacer una mamada. ¿Te han comido la polla alguna vez?

Al mismo tiempo que le hacía la pregunta sabía lo estúpida que era.

No mamá, nunca. Te voy a hacer caso y voy a disfrutar de lo que me hagas.

Ahora relájate y no hagas nada, disfruta de que te voy a comer la polla. Quiero que me des toda tu leche y quiero disfrutar cuando sienta que me llenas la boca con ella.

Julia seguro que se la ha comido, pensé, pero esa niña no puede saber lo que yo se hacer cuando tengo una buena polla metida en mi boca.

La gente tiene una idea equivocada sobre lo que es una buena mamada. Las pelis porno han hecho mucho daño. El meterse una polla hasta el fondo de la garganta solo vale para que el hombre lo vea y se excite mientras se pregunta como puede una mujer tragarse una verga al completo, pero a parte de eso no produce placer.

El placer de un hombre se consigue dando lengua, chupando y sobre todo absorbiendo el glande. Ahí está su centro del placer como en una mujer está en su clítoris. Si mientras tanto se le acaricia el tallo de la verga y los huevos, mejor que mejor.

De remate a todos los hombres le excita ver que cuando se corre la mujer recibe su regalo en la boca y que después de saborearlo se lo traga.

Me tendí a los pies de la cama entre los muslos de mi hijo y lo primero que hice fue darle una lengüetada larga en su capullo que estaba terso y morado.

Al tiempo le cogí son una mano el tallo de su verga y con la otra los huevos. Seguí un buen rato con mi lametadas  mientras seguía acariciándole.

El capullo de mi hijo  me tenía la boca casi llena, y el sabor de su liquido pre seminal me encantó. Pablo estaba ardiendo y respiraba agitadamente.

Pasé una y otra vez mi lengua por su frenillo y a continuación me dediqué a meter la punta de mi lengua por el huequito por el que mi hijo me iba a dar su leche.

Mamá, me estás matando, que rico como me la mamas. No sabía yo que esto diera tanto placer. Sigue haciéndome, sigue, sigue.

Paré un momento para decirle:

Mira como me la trago entera, me la vas a meter hasta el estomago. Ahora me la voy a tragar entera con mi boca y un día me la tragaré entera con mi coño.

Y a pesar del tamaño y el grosor me la tragué hasta que mi nariz fue a chocar contra su vientre. Me mantuve un rato con ella clavada en mi garganta y miré a mi hijo que estaba hipnotizado viendo como su madre se comía su polla.

Despacio, con la lentitud de un tragasables cuando se saca una espada, me la saqué. Cogí su prepucio con mis labios y le absorbí hasta que mis mejillas se hundieron como resultado del vacío que estaba creando.

Pablo soltó un grito sordo señal inequívoca de que le estaba matando de gusto.

Si follarte va a ser más rico que esto, no se si voy a ser capaz de resistirlo. Que bien me la estás mamando. Me enferma que seas tan guarra conmigo.

Volví a los lametazos pero incorporé una novedad, mi dedo índice se dirigió a su ano y se introdujo en él. Los hombres es ahí donde tiene el punto G y es por eso que los homosexuales disfrutan tanto con su culo. Acaricié con delicadeza ese punto. Pablo me recompensó mis esfuerzos:

Ese dedo en mi culo me está volviendo loco, no había sentido nunca tanto placer.

Y mientras me hablaba cogió mi cabeza como para marcarme el ritmo que deseaba.

Volví a absorber su verga y mi hijo me avisó de que no podía resistir más.

Paré un momento para decirle que quería que me echara en la boca toda su leche y volví a mi tarea aún con más ahínco porque de verdad estaba loca por recibirla.

La mano que tenía libre la aproveché para acariciar mi clítoris. Quería correrme cuando sintiera que mi hijo se venía en mi boca. No recordaba cuando había sentido tanto placer haciendo una mamada.

Y Pablo se corrió, lanzó al fondo de mi boca toda su reserva de semen y al sentir la andanada me vino un orgasmo tan fuerte que sentí que mientras me venía se habían aflojado mis esfínteres y me estaba haciendo pis. No hice nada por evitarlo, al contrario, disfruté sintiendo como me  mojaba mis muslos y empapaba la cama.

Me quedé mirando a mi hijo y le enseñe mi boca abierta para que viera que me la tenía llena de su leche. A continuación me la tragué y le enseñe mi boca vacía.

Cuando me has dado tu leche he sentido un orgasmo tan fuerte que me he hecho pis. Eso solo me pasa cuando me corro como una perra. ¿Por qué me pones tan cachonda?

Yo también me he corrido muy rico, me ha encantado darte mi leche en tu boca. Me tienes esclavo del placer que me das. No quiero que me lo dejes de dar nunca, quiero gozar de tu cuerpo todos los días de mi vida y a cambio mi polla es de tu propiedad, puedes disponer de ella como quieras y cuando quieras, pero no me dejes sin disfrutar de ti.

Mamá, si cuando follemos me vas a dar más placer del que me has dado hoy no se si mi corazón va a soportarlo. Hoy creo que he llegado a mi umbral, no creo que pueda soportar más.

Cuando tu pienses que ya has recibido todo el placer que puedes soportar ten la seguridad de que a la siguiente vez yo voy a conseguir llevarte a un estado de placer aún mayor. Tienes la suerte de tener una madre muy viciosa, muy guarra y que se sabe todos los trucos para hacer feliz a un hombre. Además de eso, como habrás comprobado soy insaciable. Me acabo de correr y ya estoy pensando en que quiero que me des otro orgasmo. No recuerdo si alguna vez he estado tan cachonda y tan salida como tu me tienes ahora mismo.

Y en cuanto a ti, eres mi hijo,  hijo de tigre sale pintado, por lo que he visto eres tan guarro, tan follador y tan insaciable como la zorra de tu madre.

Llevas razón. Somos dos enfermos porque a mi me pasa lo mismo, no se me quita de la cabeza ni tu coño ni tu culo, sueño que te estoy follando, que eres mía en cuerpo y alma, que te corres como una bestia cuando te embisto y que cuando acabamos me pides que te vuelva a montar.

Cariño, yo ya no tengo veinte años y cuando me corro tan duro como me acabo de correr me quedo agotada. No me movería ni para ir a recibir una herencia. Vamos a dormir un rato, quiero disfrutar de echarme una siesta desnuda con mi hijo al lado. Tu también debe descansar porque esta noche te voy a matar de gusto. Si crees que ya lo has probado todo estás muy equivocado.

Nos pusimos en cucharita, con su verga apoyada en mi culo y sus  manos agarrando mis tetas.  Antes de quedarme dormida me dio tiempo a pensar en lo absurdo de mi planteamiento. El personaje que había creado se había apoderado de mi.

El proteger a Pablo de una mala experiencia con una mujer era solo una coartada, lo que de verdad movía mi actuación eran unos deseos morbosos, enfermizos de follarme a mi hijo, de ver si era él quien me iba a dar ese nivel de placer que llevo toda la vida buscando. Ya había conseguido que me lo pidiera y yo en vez de complacerle a él y sobre todo de sofocar la fragua que sentía entre mis muslos me inventaba escusas. Antes de quedarme dormida decidí acabar con la farsa.

Y llegó la noche. Quedé con Pablo en que le iba a esperar en mi cama. Para esta ocasión especial hice lo que se que más calienta a los hombres. Esperarle tirada en la cama, desnuda y con mis muslos bien separados para que viera que me tenía a su disposición.

Pablo, aunque ya me había visto se quedó hipnotizado mirando mi coño.

Hijo, esta situación me tiene muy cachonda, pero quiero que me pongas más, quiero que me lleves a mi limite y para eso quiero que le des un repaso a todo lo que te he enseñado.

Pablo, ahora debes saber que estás con una mujer que está completamente entregada. Debes llevarla su nivel de excitación máximo y cuando la subas a ese nivel podrás hacer con ella lo que desees. No tengas prisa.

Tan pronto empezó tuve la seguridad de que mi hijo había estado antes con mujeres y lo supe por la calma con que se comportó. La inexperiencia siempre lleva aparejada la urgencia, los buenos amantes se toman las cosas con tiempo. Saben que las prisas son para los ladrones y para los toreros malos.

No voy a negar que yo estaba al rojo vivo pero Pablo supo llevarme a mis limites.

Se tendió junto a mi con su verga apoyada en mis cadera y empezó con una sesión de besos mientras me acariciaba las tetas. Besos profundos acompañados de caricias suaves.

Su siguiente etapa, siguiendo mis enseñanzas fue comerme las tetas mientras su mano bajaba a acariciar mi sexo.

Yo sentía que le coño me iba a explotar, lo tenía empapado, caliente y deseoso de ser empalado.

Pablo se bajó a la mina y empezó a comerme el chocho. Sentí que las piernas se me volvían de trapo y los síntomas de que me iba a correr.

Vas a hacer que me corra, hijo, me estás dando mucho gusto y ahora no podría negarme a nada de lo que quieras hacer conmigo.

Pablo tomó nota.

Cuando yo le repetí que si seguía comiéndome el coño me iba a correr mi hijo se deslizó a lo largo de mi cuerpo hasta alcanzar la postura del misionero.

En ese momento supe lo que iba a suceder y cambié de idea, lo hago mucho, en vez de permitir a mi hijo tomara la decisión de penetrarme, decidí que quería pedírselo, rogárselo, suplicarle que tomara posesión de mi cuerpo.

Pablo, fóllame, mete dentro de mi esa verga que me tiene trastornada. No puedo esperar más, te necesito dentro de mi o me volveré loca. Métemela hijo y dale placer a tu madre. Mátame mi amor.

Pablo enfiló su verga adonde debía hacerlo y sin esfuerzo alguno me penetró. Sentí su barra de carne invadiendo mi vagina, ocupándola, llenándola. Yo que había echado miles de polvos no había sentido nunca la excitación que sentí cuando tuve dentro de mi la polla de mi hijo.

No pude evitar, tampoco quise hacerlo, lanzar un largo gemido mientras Pablo me perforaba.

Quédate quieto un momento, sabes que te he dicho muchas veces que no, pero de repente he sentido la necesidad de dártelo todo. Me has puesto tan cachonda que todo lo que quería era tenerte dentro de mi. Me tienes el coño lleno con tu polla y estoy muy excitada.

Si te has arrepentido me salgo.

Si te sales te mato. Quiero que me  folles como si fuera una desconocida, que hagas conmigo lo que quieras pero haz que me corra como una perra. Fóllame, hijo. ¿Estás a gusto?

No he estado más a gusto en mi vida. Pero no se si voy a aguantar mucho tiempo este placer sin correrme.

Enhebrada por mi hijo pensé que su polla estaba hecha milimétricamente a la medida de mi coño. Me lo tenía lleno y su punta percutía contra mi útero.

Pablo empezó con embestidas lentas y profundas, como tomando medida de lo que podía hacer. Poco a poco fue aumentando la presión y la velocidad y en un momento ya me estaba penetrando como un animal en celo.

Yo mientras tanto estaba en el cielo, ardiendo y deseando que no acabara nunca.

Pablo, me estas follando muy bien, estoy llena, me das mucho placer, sigue como estás  haciendo. Dame todo lo duro que puedas, aunque me mates.

Mi hijo redobló sus esfuerzos y mi cabeza empezó a chocar contra el cabecero de la cama. Me dio igual, no hubiera parado ni por todo el oro del mundo. La avalancha de placer que estaba sintiendo me era desconocida.

En contra de su pronostico, Pablo siguió follándome el suficiente tiempo como para que yo sintiera la llegada de mi primer orgasmo. Una oleada de placer bestial que recorrió mi cuerpo y que me hizo desear más.

Me estás haciendo correrme, me estoy viniendo Pablo, me estoy viniendo muy duro, me vengo, mi vida, estás haciendo que tu mamá se corra. Eres un degenerado que se está follando a su madre, y yo una viciosa que está loca con la polla de su hijo dentro.

Al segundo orgasmo sentí que me empezaba a hacer pis. Sentí como si un volcán explotara dentro de mi cerebro, y disfruté lanzando mi chorro contra Pablo. Mi hijo lo notó:

Te estas haciendo pis, cochina.

Si hijo, me estoy corriendo y me estoy meando, me pasa muy de tarde en tarde, solo cuando tengo un orgasmo bestial. Siente como me vierto en ti. Y sigue hasta que me des toda tu leche.

Azuzado por mis palabras Pablo redobló sus embestidas, sentí en algún momento que me iba a atravesar mientras mi orgasmo no se me iba.

Mi hijo lanzó un grito cuando me dedicó su ultima estocada, sentí su prepucio chocar contra mi útero y a continuación me entregó su simiente. Cinco borbotones que sentí que me llenaban. Aunque no había acabado con mi orgasmo sentí una nueva oleada de placer, duró apenas unos segundos y me hizo sentir algo que no había sentido nunca. Un orgasmo descomunal dentro de otro orgasmo.

Mi cuerpo tuve la sensación que se convertía en arena y se deshacía bajo el peso de Pablo y mi mente salió de mí, y me pude ver desde lo alto del dormitorio. Mi cara era de una felicidad absoluta.

Viéndome follar  y sintiendo el placer que estaba sintiendo pensé en lo acertado de los franceses en llamar al orgasmo la petite mort, yo sentí que me moría, que el placer se llevaba mi vida pero no me importó ni me dio miedo.

Acto seguido, atropellada por aquel placer desconocido se me apagaron las luces y ya no recuerdo más.

Pablo me contó que estuve un par de minutos inconsciente.

Cuando volví en mi ya no era la Lola de antes, era una nueva, una hembra que solo quería vivir para que la follara su hijo.

Lo primero que Pablo me dijo cuando recuperé el sentido fue:

Mamá has estado mucho rato desmayada pero no me he asustado al ver tu cara de felicidad. ¿Te has corrido rico?

Hijo me has dado el orgasmo más rico de toda mi vida. Además de mi hijo eres el hombre perfecto para follarme.

Yo he sentido un placer bestial al que no pienso renunciar. Quiero seguir follándote todos los días de mi vida y con papá aquí eso va a ser difícil.

Pablo, no te preocupes, te voy a contar un secreto que compartimos tu padre y yo. Desde antes de casarnos los dos follábamos con otras personas, los dos lo sabemos, los dos estamos de acuerdo y los dos lo disfrutamos. Te pondré un ejemplo: tu padre lleva muchos años follando con mi hermana, a él le gusta y yo lo sé. De cara a la galería somos un matrimonio convencional. Somos hipócritas y discretos y nunca hemos dado que hablar.

Le diré a tu padre que hemos follado, que me has dado mucho placer y que quiero seguir follando contigo, y el lo entenderá. Y en el caso de que no lo entendiera va a ser peor para él, porque yo tampoco voy a renunciar a ti, cueste lo que cueste. ( en ese momento estaba pensando que si tenía que prescindir de uno el perjudicado iba a ser mi marido)

Cuando vuelva tu padre se va a ir a dormir a la habitación de invitados y seré yo quien decida quien quiero que me acompañe cada noche en esta cama.

Cuando él esté de viaje dormirás todos los días conmigo. De una manera u otra creo que voy a follar con los dos a diario.

Cuando tu padre esté en casa no vas a tener que ocultar nada. Cuando te apetezca acariciarme el culo, o comerme las tetas, incluso cuando nos apetezca follar en el salón vamos a hacerlo tranquilamente aunque tu padre nos vea.

Es más me pone cachonda pensar en estar follando contigo y que tu padre mire.

Es todo lo que quería saber, que puedo gozar de ti aunque papá no esté fuera Me ha gustado tanto follarte que no pienso renunciar seguir haciéndolo.

Miré el reloj, entre unas cosas y otras habíamos tardado media hora. Los que dicen que se tiran media hora follando mienten. El porno, de nuevo, ha hecho mucho daño. Follando, lo que se dice follando se puede tardar hasta quince minutos. Si uno de mis amantes me hubiera estado dando tralla durante media hora me habría dejado escocida e insatisfecha. Nunca me ha pasado.

Todo lo que yo había pensado que iba a ser follar con mi hijo se había quedado a años luz de distancia. No se si ya había sentido el polvo supremo que llevaba toda mi vida buscando, pero si sabía que la experiencia había sido única y que lo que había sentido era el anuncio de lo que me esperaba.

Me quedé dormida pensando que había profanado mi norma suprema, la de no tener involucración emocional con mis amantes. Sentí que mi hijo era mi dueño, que no concebía la vida sin él en mi cama. Me tenía enganchada a él, me había convertido, sin el saberlo, en su esclava y eso en el futuro me podía causar dolor.

Como las cosas nunca salen como uno prevé, a la mañana siguiente Pablo recibió la noticia de que su prima Julia se venía a estudiar a Madrid y nos pedía permiso para estar en nuestra casa mientras encontraba una residencia de estudiantes.