La perdición de papa 6

Es la historia ficticia de una hija que descubre el secreto mejor guardado de su padre, lo que dará un giro inesperado en su relación familiar.

Poco a poco se fue desnudando mientras no me quitaba ojo, yo seguía tocándome y gimiendo esperándole en la cama. La machita de su pantalón era ya realmente llamativa, cuando se lo bajo, su slip húmedo palpitaba con los impulsos de su erección.

Se quedó inmóvil algo ruborizado, esperando mi próximo movimiento. Papa es muy alto y delgado, todo un hombretón intimidado por su baby. No hacia mas que aumentar mi excitación.

Cuantas veces me había enviado fotos de aquello que tenía en frente. Es verdad que no estaba especialmente dotado, pero me daba igual, era solo mío.

Cuando termino de desnudarse me acerque a cuatro patas como una gatita.

“Nunca he tocado ninguna, ¿me dejaras jugar con ella, papi?” le dije mientras le ponía carita de niña inocente.

“Cla… claro princesa, es toda tuya, to.. todo lo que quieras yo te lo daré mi amor”

Empecé a deslizar mis dedos por sus piernas musculosas de abajo arriba, veía como los espasmos de su pene aumentaban de intensidad, cada vez que decía o hacia algún movimiento. Hasta que llegue a la altura de su entrepierna.

No pude evitar tocarlo con delicadeza y sentir la dureza de su sexo, me acerqué y le di besitos, mientras allí, arrodillada, me seguía tocando sin parar. Papa suspiraba de placer.

Baje su slip, su pene dio un brinco al sentirse liberado y un pequeño destello dio paso a una gotita que callo al suelo.

En aquel momento me puse muy nerviosa, nunca había llegado tan lejos. Había sentido las erecciones de papa, incluso la de un chico con el que me había enrollado, mi única experiencia hasta ese momento.

Pero me moría de ganas por tocarla, saborearla, de darle a papa el premio por ser mi sugardaddy.

Muy inocentemente, la cogí con la mano húmeda con la que me estaba masturbando, estaba realmente dura, al estrujarla volvió a salir otra gotita. La otra mano la pose sobre sus testículos, escondidos debajo de una maraña de pelos.

“Me gusta mucho papa”

Su respiración aumentaba por momentos, y el bombeo de sangre en su pene, que no hacía más que endurecerse.

Limpie con mi legua la pequeña gotita, quería sentir el sabor de su placer. Después empecé a pasar mi legua muy despacio por todo su sexo, mientras volvía a tocarme.

Llevaba tanto tiempo deseando tener relaciones con un hombre, y desde que había descubierto el secreto de papa, aun mas, que no podía parar, sentía un fuego intenso en mi interior.

Abrí la boca y la introduje por completo, mientras la masajeaba con mi lengua, cuando de repente

Miré hacia arriba y vi como papa abría los ojos exaltado. Su pene se endureció enormemente y un chorro de semen inundo mi boca en ese instante, fueron tres o cuatro bocanadas que nunca olvidare.

Agarro mi cabeza con fuerza, mientras se recuperaba del intenso momento. Yo seguí tocándome con más ímpetu si cabe.

“Lo… lo siento princesa… no he podido evitarlo, ni te imaginas como me tienes”

Saco su pene con suavidad y se agacho para darme un beso mientras con su dedo levantaba mi barbilla. Entonces nos miramos y me trague todo su placer, me sonrió y me beso con fuerza.

Y yo, que estaba super excitada, no me iba a quedar con las ganas. Me recosté boca arriba en el borde de la cama, dejando mis piernas abiertas, mis manos invitaron a papa a arrodillarse y lo dirigieron hasta mi sexo.

Era un animal en potencia, con una enorme ansiedad, lamia mi clítoris, mientras pellizcaba suavemente mis pezones. Yo me retorcía de placer mientras estampaba su cabeza para que no bajara la intensidad.

“Me haces disfrutar mucho, me lo darás siempre que quiera ¿verdad? Soy tu nena mimada, tu princesa…”

Hasta que un grito de pasión, un escalofrío y el temblor de piernas, dieron paso a una explosión de mis fluidos, que salpicaron directamente en la cara de papa, el cual, no hizo más que relamerse con gusto.

Allí postrada me quede exhausta hasta que recupere el aliento, ni decir tiene que seguía realmente excitada. Se tumbo a mi lado, y empezó a darme besitos y a acariciarme con mucha delicadeza, me miraba con enorme admiración, orgulloso de haberme dejado satisfecha.

“Papa estoy tan contenta, nunca pensé que esto fuese así, he disfrutado muchísimo y me alegro que seas tu”

“Veras hija, esto no es conveniente, no debes decirle a nadie nada de esto, no sé qué me pasa, pero por un lado no quiero hacerlo y por otro no puedo pararlo, siento que te pertenezco, como si estuviera poseído…”

Papa se estaba sincerando conmigo, para él era muy difícil conseguir lo que siempre había deseado, era una persona muy reprimida, atormentada e introvertida, además después de la separación su vida se había vuelto monótona y gris.

Era plenamente consciente de que era una relación incestuosa y lo que suponía, pero sabia que yo le seria fiel, al fin y al cabo, era su hija y había descubierto su secreto, y que sería mucho más llevadero y discreto al tener el vínculo paternal, nadie sospecharía nada.

“Me estas haciendo perder la cabeza princesa…”

Una ducha rápida, me dio jabón por mis partes mientras me rodeaba, me envolvió en la toalla al salir del baño para secarme, entre caricias y besos.

Nos acomodamos en la cama y nos quedamos dormidos, desnudos, y aunque seguía muy excitada, estaba realmente agotada, había sido un día de muchos altibajos y sorpresas, caí rendida entre sus brazos rápidamente.

Papa me daría la protección y la comodidad que necesitaba, el deseaba con todas sus fuerzas ocuparse de mí, de todo, de mis necesidades, de mis gustos, de mis caprichos, de darme cariño y afecto, y sexo, mucho sexo.

“Papa, me traes un poco de agua, tengo sed”

Y el se levanto sin decir nada, en mitad de la noche, cuando volvió encendió la luz de la habitación, traía un vaso, se sentó a mi lado y me dio a beber mientras acariciaba mi pelo.

Cuando terminé, lo dejó sobre la mesita, y pude ver como se había excitado al volver a su sitio.

“Papa, … tú cosita, otra vez…” Me sonrió y se acostó a mi lado.

“Cariño llevo dos semanas así, me duelen hasta los testículos, no he parado de tocarme, día y noche sin apenas dormir, no te imaginas el enorme placer que me produces”

Yo también llevaba ese tiempo sin parar, y estaba totalmente aturdida por todo aquello.

Me acurruque entre sus brazos y lo agarre de su pene, me sentía realmente a gusto y relajada.

“Sabes, lo que te conté de los chicos, pues era verdad, nunca he estado con ninguno, solo cuatro besos con uno y ya”

“siento que ha llegado el momento de dar ese paso, tengo fuego en mi interior, me arde ahí abajo, creo que estoy preparada, estoy segura”

No me costó sincerarme con él, en la web le había dicho que mi flor era un regalo que no le daría a cualquiera, que seria para alguien realmente importante y que debería ser un recuerdo muy especial.

El sexo de papa iba a explotar en ese momento, abrí mis piernas y le invité a dar el último paso para convertirme en mujer.

“¿Estas segura cariño? Hare que este día sea realmente inolvidable, te tratare con todo el cariño del mundo, mi amor te quiero, gracias”

Le mande a por la caja de preservativos que estaba en mi cuarto, no hace falta que os diga que casi voló. Me puse algo nerviosa, pero él sabía cómo hacer que me relajara. Se puso uno delante mía y se acercó.

Empezó a calentarme con sus dedos, que rápidamente empecé a lubricar con mi excitación, mientras pasaba su lengua por mi cuello, después mis pezones, que apuntaban al techo duros como una piedra, hasta llegar a mi vulva.

Allí estuvo un rato, haciéndome ver las estrellas, aumentando mi excitación y haciéndome olvidar mis temores. Sentía como introducía suavemente su lengua húmeda. Estaba realmente cachonda.

Se puso muy despacio sobre mí, empezó a mirarme con orgullo, una medio sonrisas, un tímido beso y un pequeño desgarro estremeció mi cuerpo, el ardor me hacia suspirar y rechinar los dientes.

Lo sentía en mi interior, desde ese momento nada volvería a ser lo mismo, por fin le daba a papa su premio, lo más valioso que tenía.

“¿Estas bien princesa, voy demasiado rápido?”

El dolor paso a ser placentero, un escozor que me gustaba y me mantenía muy húmeda.

Papa iba muy despacio y me trataba con mucho cuidado, hasta que comenzó a subir la intensidad, empezó a ponerse realmente rígido y tuvo un gran orgasmo. Callo desplomado sobre mi dando grandes suspiros.

“Te quiero mi amor, te quiero, es el mejor regalo del mundo, que afortunado soy, te recompensare…”

La saco muy delicadamente, el preservativo estaba ligeramente manchado, ya sabéis, dejando entrever una gran corrida acumulada.

Estuve un rato tumbada, sentía algo extraño ahí abajo, papa no se separo de mi ni un momento, hasta que me levanté y decidí ir sola al baño a asearme. Poco después hizo lo mismo.

Nos volvimos a la cama, y esta vez, me costó dormirme pensando en todo aquello. Había sido el día mas feliz de mi vida, en serio.

Por la mañana abrí los ojos, era algo tarde ya, y ni me había dado cuenta que estaba sola en casa, imagine que habría salido a correr como de costumbre. Fui a la cocina a preparar el desayuno, cuando oí la puerta.

Papa entraba con un enorme ramo de flores blancas y una pequeña bolsa de una conocida joyería.

“Quiero que recuerdes nuestro día para siempre mi amor” Había un colgante con una medalla y un brillante, y la fecha de ayer gravada por detrás.

Nos dimos un gran beso.

Desde entonces nuestra relación ha ido a más, papa es mi sugardaddy y me tiene muy consentida, no escatima en gastos y atenciones, se ha soltado un poco más al sobrellevar nuestra discreta relación.

Yo no me corto en absoluto, ahora está reformando una habitación de su casa para que sea mi vestidor, me falta espacio para guardarlo todo. Además, lo tengo siempre muy caliente y tenemos sexo con mucha frecuencia, soy muy fogosa.

Mi relación con mama, no es que haya mejorado precisamente, ahora creo que, además, esta celosa. El otro día le dije que me iría a vivir a su casa en octubre cuando empezase la universidad, y no se lo ha tomado muy bien.

Decidimos borrar nuestros perfiles de la web, antes de eso papa me escribió un último mensaje.

“Ya no tienes que buscar más princesa…” a lo que yo le conteste “… la perdición de papa”

Muchas gracias a tod@s los que habéis seguido esta historia, y por vuestros mensajes y mails, espero que os haya gustado, y solo desearos que hagáis vuestras fantasías realidad, o por lo menos intentadlo. Un saludo grande.