La perdición de papa 2

Es la historia ficticia de una hija que descubre el secreto mejor guardado de su padre, lo que dará un giro inesperado en su relación familiar.

No pegue ojo en toda la noche, estaba realmente preocupada. Algo dentro de mi decía que debía dejarlo en ese momento, pero luego sentía una enorme curiosidad, empezaba a ver a papa de otra manera.

Pensé que, por la mañana, saldría a correr y no se conectaría, ese sería el momento. No espere a mama y su pareja, que aun dormían, para desayunar y me volví a mi cuarto.

“Hola princesa, parece que te ha gustado mi perfil, te hare premium para que veas que tu papi es muy serio y te va a cuidar de verdad si quieres, mi amor”

Entre en el perfil y tenía acceso a ver quién me visitaba y a sus fotos privadas, y si, papa había entrado 4 veces, lo que me puso muy cachonda porque seguro se había masturbado viendo mis fotos en ropa interior. Aunque claro, habría visto todas las veces que habría entrado yo. Al principio no entendí bien, pero me había regalado una suscripción Premium y era eso.

Uffff, aquello era muy fuerte para mí, era como si fuera otra persona. No me encajaba nada. La verdad es que seguí muy cachonda, tuve hasta que ponerme una compresa de lo húmeda que estaba, porque aún tenía que ver las fotos privadas de papa.

¡¡¡Y sorpresa!!! Papa había colgado 5 fotos más totalmente desnudo en el sillón del despacho con todo al aire. Casi no podía respirar del sobresalto, es verdad que no tenía cara, pero era su despacho. No paraba de mirar su sexo, no estaba muy dotado la verdad, unos 12 cm, no muy gruesa y con una mata de pelo considerable que casi no le dejaba ver sus testículos.

Mi excitación era total, decidí hacer pantallazos de su perfil, así no estaría entrando y saliendo, y quedar como una pardilla desesperada. Después me fui al baño y allí me empecé a tocar como una posesa. La verdad, no podía parar de hacerlo, y no tarde mucho en correrme. Fue la primera vez en mi vida que sentí ese calor ahí abajo, ya sabéis.

No paraba de mirar sus fotos, una y otra vez, y empecé a fantasear con él. Sería su niñita mimada algún día, me daría caprichos y atenciones, se enamoraría de mí y lo haría mío y solo mío. Uffff cuantas cosas.

Tuve mucho éxito con mi perfil, la verdad, tenía muchas visitas y mensajes, pero ninguno de papa. Empecé a recibir notificaciones en mi correo, hasta que a media tarde vi uno suyo.

Aquella noche, me fui al dormitorio rápido, mama se percató de algo, “estas bien cariño” y oí como su pareja le decía entre risas “seguro que se ha echado un novio”, “Si mama, y no, no tengo novio”.

Cerré la puerta y me conecté, sin pensarlo. “Espero que te hayan gustado mis fotos de perfil princesa, te voy a complacer en todo lo que quieras, si tú lo deseas, todo”. Aquello iba creciendo en intensidad, yo seguía exhausta, y de repente, “conectado”.

“hola princesa”, no sabía qué hacer, el pánico se adueñó de mi en un instante que fue eterno.

“hola”

“eres muy jovencita, me gusta, tienes papi o lo estás buscando?”

¡Dios mío!, papa me estaba escribiendo sin saber nada. En ese momento decidí seguir el hilo y mostrarme algo desconfiada. Por supuesto que le dije lo que buscaba, y él me respondió con un “ya no tienes que buscar más cariño, yo voy a cuidar de ti preciosa”.

Yo estaba intentando ver la manera de salir airosa de aquello y el no hacía más que ponerme más cachonda y subir el tono.

En ese momento decidí pasar a l ataque, me sincere y le conté mi situación familiar, muy genérica para que no sospechase nada. “… y mi papa no me hace caso, y hecho mucho de menos su cariño, como lo hacía antes”.

“Lo siento mucho princesa, se lo que sientes, yo tengo una situación parecida, tengo una hija de tu edad con la que perdí el contacto por culpa de su madre, no me atrevo a sincerarme con ella por miedo a perderla de nuevo”.

¡Por culpa de mama! esto se empezaba a poner interesante. Todo lo que me habían ocultado tenía que saberlo, ahora sí que sí. Siempre pensé que fue papa el que la cago. Esto no me cuadraba. Tenía que preguntarle por su separación, de una forma sutil claro.

“Su madre no te quería”

“Su madre nunca me quiso, ya me engañaba cuando éramos novios, y se quedó embarazada de mi para atarme, no tuve más remedio que hacerme cargo”

¡Mama era una zorra!, ¿Cómo? Igual estaba intentando darme lastima para que callera en su juego.

“Eso de que ya te engañaba”

“Si, tuvo varios amantes, yo lo sabía, hasta que me dejo por un municipal con el que sigue y viven juntos”

La pareja de mama es ¡MUNICIPAL!, me estaba contando la verdad. Aquello trastoco todo mi mundo. Mama y su pareja habían hecho la vida imposible a papa, incluso impidieron que me viera durante mucho tiempo.

Yo no hacía más que ponerle caras largas y ser realmente fría con él. Me siento fatal por todo aquello. Que tonta he sido. Papa había aguantado aquella situación por mí durante esos años, hasta que no pudo más.

Decidí cambiar de tema, no quería remover más, así que me lancé a su vida sexual.

“Has tenido pareja desde entonces”

“No, varias mujeres de mi edad me han tentado por interés, aquí nos conocemos todos, pero quiero una princesa como tú a la que darle mi cariño y todo mi amor”

“Y princesas”

“Solo online, y ya me gustaría sí, pero tengo que guardar mucho la discreción”

Vaya, vaya, vaya, el pobre estaba a palo seco y realmente desesperado.

Después empezó a preguntarme por mi vida sexual, le dije la verdad claro, total.

“cuatro besos con un chico el verano pasado”

“Y no te tocas”

Ufff aquello se subía de tono, aunque intente hacerme la recatada y responder con evasivas.

“lo estás haciendo tu ahora”

Cuando de repente me mando una foto de su sexo empalmado.

“para mi princesa”

Papa se estaba haciendo una paja pensando en mí, yo empecé a tocarme y mucho, estaba extasiada.

“claro que me toco papi, a veces soy una chica mala”

Entonces empezó a ponerme más cachonda si cabe.

“quieres que tu papi te regale un bolso o unos zapatos, princesa, solo tienes que pedirlo”

Me corrí hasta mas no poder, el sueño de mi vida, un hombre que me llenara a regalos y tenerlo a mi disposición. Sabia donde atacarme perfectamente.

“Claro papi, esas cosas me gustan mucho, una princesa como yo se merece estar preciosa siempre”

Estuvimos hablando de regalos y caprichos, y era todo un hombre complaciente. Para que no supiera que era yo y guardar la intimidad me propuso hacer una lista de regalos en una conocida plataforma online, yo solo tendría que poner todo lo que quería y él se encargaba de decidir el que y pagarlo.

Cuando me pregunto que donde vivía casi me da un sincope, no quería mentirle, no lo había hecho en ningún momento. Así que pensé decirle la verdad, y con todo lo que habíamos hablado de la discreción y eso, se echaría para atrás y cortaría aquello de facto.

No es una ciudad muy grande, pero se puede mantener cierto anonimato. Aunque papa era una persona algo conocida por su trabajo de abogado y su posición.

“No jodas, yo también princesa”

Tenía que hacerme la sorprendida y mostrar cierto distanciamiento.

“Si quieres, tu papi te los puede dar en persona, no tenemos que hacer nada que tú no quieras princesa, soy todo tuyo mi amor”

¡Madre mía!, papa intentado tener una cita conmigo… era el momento de cortar e irme a dormir. Así que de una manera algo cortante me despedí de él y me desconecté.

Me sentía agobiada por todo aquello, el siguiente fin de semana tenía que ir a su casa de nuevo y creo que no podría ni mirarle a la cara. Aunque pensaba en todo lo que me había dicho, los regalos y las atenciones y me sentía muy excitada, era la clase de hombre que necesitaba en mi vida, un pelele pagafantas que se muriera de amor por mí.

Vi cómo me llegaban mails de la plataforma con mensajes de papa, pero decidí no volver a conectarme. Intenté dormir todo lo que pude aquella noche.

Por la mañana, me avisaron para desayunar, y bajé a la cocina, no sabía que cara poner, estaba realmente incomoda y decidí no decir nada. Al cabo de un rato, la pareja de mama salió por un tema de trabajo, un evento del ayuntamiento aquella mañana de domingo.

Nos quedamos solas y fue cuando mama me pregunto que me pasaba, me había notado rara. Siempre habíamos tenido mucha confianza y la verdad es que la note realmente preocupada.

“Mama, he estado dándole muchas vueltas y nunca me has hablado de papa, de lo que paso, de vosotros…”

Ella se quedó de piedra “porque hija…, que te ha contado tu padre…, que quieres saber… la vida hija, dejamos de querernos” Su voz nerviosa y entrecortada la delataba, es verdad que aquello era algo nuevo para ambas, pero tenía que saber su versión.

“Fue papa o fuiste tu”

“Hija… decidimos que era lo mejor para ti, porque te queremos. Yo, más que nada en el mundo”

Seguimos la conversación, surrealista, y mama no entraba en detalles. Yo iba al grano y ella estaba más interesada en saber los motivos o lo que sabía. Ante mi insistencia, se enfadó con un tajante “eres muy joven para entender esas cosas”.

Entre lágrimas me levante y le dije que siempre había pensado que papa era una mala persona, incluso llegue a sentirme culpable, pero veía que aquello no era verdad. “Mama no me trates como a una cría, creo que no estas siendo sincera conmigo”.

Fui a mi cuarto y cerré la puerta, ella no me siguió, y es que, el que calla otorga. Sabía que a partir de ese momento nuestra relación no sería la misma.

Cogí el portátil y decidí conectarme, estaba realmente enfadada y dispuesta a todo. Hasta que vi los mensajes de papa, toda esa ira se transformó en excitación y ternura.

“Disculpa princesa, no quiero que te sientas presionada, no es mi intención, será todo lo que tú quieras como si no nos vemos nunca, yo también quiero discreción”

“Te quiero, princesa, nunca había hablado de esos temas con nadie, tú me entiendes cariño, te quiero”

“Por favor princesa, te lo suplico, te daré lo que quieras, por favor contesta”

… Y así unos cuantos mensajes más.

Decidí ser tajante con ese tema y le envíe un mensaje “nada de temas personales, por favor, soy una señorita decente con una reputación, igual esto ha ido demasiado lejos, nunca he estado con un hombre, ni he hecho estas cosas, y no sé si estoy preparada para eso”.

Y así pasaba el domingo, yo encerrada en mi dormitorio, mama enfada también, y el ambiente cargado de una fuerte tensión. Y papa sin escribir, pensando que quizás, ya no quería saber más de él.

Continuara…