La perdición de papa 1

Es la historia ficticia de una hija que descubre el secreto mejor guardado de su padre, lo que dará un giro inesperado en su relación familiar.

“Vamos hija, no entiendo porque tardas tanto, tu padre llegara en cualquier momento” me dijo mama mientras terminaba de arreglarme, cuando sonó el timbre de la puerta.

Aquel viernes tenía que irme con el a pasar el fin de semana, y estábamos las dos de mal humor, como cada vez que tocaba. Caras largas y casi en silencio durante la comida.

Se habían divorciado hará unos 8 años, ahora tengo 18. Casi no me entere de lo que paso, éramos una familia feliz. Papa era muy cariñoso conmigo y teníamos una vida normal. La verdad es que era muy niña, y de lo poco que recuerdo, no había nada que hiciese pensar lo que sucedió después.

Un día papa desapareció de casa, y dejo de existir para mama. Ella nunca más volvió a hablar de él, salvo cuando me decía que tenía que irme a su casa. Tampoco la familia. Solo un par de ocasiones, la oí discutir por teléfono mientras hablaban, pensando que no la escuchaba. La relación era muy tensa, pero guardaban las formas delante mía.

Ella rehízo su vida al poco tiempo de aquello, me presento a un chico al año o así de separase y desde hace poco vivimos en su casa los tres.

Como decía, tengo 18 años, soy una chica bastante normal, delgada y con alguna curva que hace intuir la mujer que poco a poco va aflorando en mí. De estatura media, pechos redondeados y un trasero erguido, ya que practico algo de deporte. Soy muy responsable, buena estudiante y algo coqueta, como mama.

No he tenido novio aun, los chicos de mi edad no me llaman la atención en absoluto, son unos críos. Hace poco tiempo que siento una fuerte atracción sexual por los hombres, veo como me miran y babean a mi alrededor, y reconozco que me encanta ser el centro de atención. Últimamente ando muy excitada, he descubierto algún juguetito y veo las estrellas, además fantaseo mucho.

Mientras bajaba las escaleras de casa, vi como papa y mama me esperaban en la puerta sin mirarse ni decir nada.

“Pórtate bien cariño”, “Si mama” respondí mientras le daba un beso.

Con prisa nos subimos al coche, nos fuimos, y como siempre durante el trayecto, sin decir nada, salvo lo imprescindible.

Papa tiene 47 años, es abogado y tiene mucho éxito, trabaja muchísimo. Es alto y delgado, fino de físico y siempre va muy bien vestido, es muy elegante. Tiene una bonita casa a las afueras de la ciudad. Desde el divorcio no me ha presentado a ninguna chica y el tiempo que estamos juntos no sale, pese a que ya tengo edad para quedarme sola.

Desde que se separaron estuve sin verle mucho tiempo, incluso llegué a pensar que se había muerto porque nadie decía nada, después oí una conversación de unas vecinas que hablaban en la escalera del divorcio de mis padres. Entonces sentí un enorme sentimiento de culpa.

Hará un año y medio volví a tener contacto con él, y ya no era la misma persona. Antes, recuerdo que nos íbamos de vacaciones por ahí todos juntos. Ahora al pueblo a ver a la abuela y poco más.

Era muy dulce y cariñoso, y ahora es gris y reservado, tampoco habla nunca de mama. Me siento muy incómoda con él, estoy en una edad de cambio y no me comprende nada. Aunque no chocamos, porque casi no habla y pasamos poco tiempo juntos. Es muy gracioso porque intenta darme algo de conversación y se atranca un poco.

El tiempo que pasaba en su casa pasaba muy despacio, el se metía en su despacho a trabajar en la planta baja, y yo en mi dormitorio, en la planta de arriba, lo que me daba cierta intimidad. Poco más podía hacer viviendo en las afueras, aunque era una casa grande y bonita. Por decir, que lo mas interesante solía ser ir al supermercado de un centro comercial cercano.

Ese Fin de semana seria como el resto, no prometía nada. Tenia que hacer unos trabajos y estudiar para los exámenes. Por lo que al llegar me metí en el cuarto y saqué el portátil para ponerme a ello. Papa también desaparecía y se metía en su despacho bajo una montaña de papeles. No volveríamos a vernos hasta la hora de la cena.

Casi a media noche, estuve terminado un trabajo que tenía que entregar el lunes. Papa tenia en su despacho una impresora, y cuando la necesitaba, le llevaba en un pen drive lo que necesitase y el me lo hacía.

Siempre estaba hasta muy tarde allí, así que, antes de acostarme, baje las escleras para llevárselo y, de paso, darle las buenas noches. Entonces, a medio camino, oí ladrar al perro y vi como salía a la calle rápidamente.

La puerta de su despacho estaba entre abierta y decidí entrar, cunado fui a dejar sobre su teclado la memoria vi que tenía abierta una página de contactos. Me quede atónita en ese momento, papa, que parecía que no tenía sangre en las venas, en chats con chicas.

No me lo podía creer, además entraría en cualquier momento y me pillaría allí mirando. Así que, en un instante, decidí sacar mi teléfono móvil y le saqué una foto a la pantalla, recogí el pen drive y salí apresuradamente del despacho a la cocina como si nada. Tome un vaso de agua para calmar mis nervios, cuando volvió a entrar en casa.

“He oído ladrar al perro y la puerta, ¿pasa algo papa?”

“No cariño, no te preocupes, habrá sido un gato, vuelve a tu habitación, no pasa nada”

Le di la memoria y las buenas noches, y rápidamente me fui al cuarto, estaba deseando revisar la foto. Papa se metió en el despacho y cerró la puerta, como si nada.

No me lo podía creer, papa, o mejor dicho “sugardaddy47”, chateando con una mujer de nombre Lilly. Estaba entusiasmada con aquello, no me lo podía imaginar y menos de él. Siempre pensé que se masturbaba a menudo o que incluso vería porno, lo normal de un hombre de mediana edad y solo, pero jamás pensé que haría esas cosas.

Era el inicio de una conversación en inglés, de lo poco que pude coger en la foto, ella hablaba de que era muy cariñosa y que buscaba un hombre muy dulce, y esas cosas. Papa se deshacía en elogios como si se conocieran o se hubieran visto antes. La verdad es que no entendí mucho de aquello.

Mi curiosidad y algo de excitación, había empezado a mojar mis braguitas, no me dejaban dormir. Así que me puse a investigar, volví a encender el portátil y decidí entrar en esa pagina web. Había que hacerse un perfil y eso me echo para atrás. Pero me llamo la atención que era una página de sugardaddy´s y sugarbaby´s, de ahí su nombre.

Empecé a investigar en internet y sorpresa… Papa era una especie de pagafantas, un admirador secreto, un calienta bragas de chicas o, simplemente, un salido. Con forme seguía viendo información al respecto más me excitaba, después de un rato, tuve que desconectar y, por primera vez en aquella casa, me toque hasta tener varios orgasmos seguidos.

No pegue ojo en toda la noche, a la mañana siguiente, papa me llamo para desayunar, estaba entre cansada, torpe y nerviosa. Le di los buenos días, y me senté en la cocina mientras el, de espaldas, preparaba las tostadas como de costumbre, yo le miraba de arriba abajo muy excitada. Cuando me vio se sorprendió, “tienes mala cara hija”, “cosas de chicas papa, ya sabes, no he dormido muy bien, mañana se me habrá pasado”.

Salía a correr por las mañanas, así que me ofrecí a recoger el desayuno. Estaba deseando quedarme sola para seguir investigando y ese era el único momento que tendría durante el fin de semana. Cuando se fue, entre rápidamente al despacho. Encendí el ordenador y me pidió una contraseña, por lo que lo apagué rápidamente.

Vi que había una pequeña papelera cerca con un pañuelo aun húmedo. No pude resistirme a cogerlo y olerlo. Me senté en su sillón pensando lo que habría hecho la noche anterior… y deslicé mi mano por debajo del camisón, estaba realmente empapada.

Como allí no podía investigar nada, fui a su dormitorio, también en la planta baja. Abrí sus cajones de ropa interior y vi los slips que usaba. Entonces vi un cestillo en el baño de su cuarto, y allí estaban sus calzoncillos, aun calientes, con restos de abundante precum, ya reseco, de la noche anterior. Su olor era embriagador. Volví a deslizar mi mano y allí mismo me corrí como nunca antes lo había hecho.

Estaba realmente cansada y aturdida, aquel día y con la excusa de la regla, me quedé en la habitación, a la mañana siguiente volví a su despacho y dormitorio cuando volvió a salir a correr, pero nada.

Después de comer me llevo a casa de mi madre.

La semana siguiente, mi cabeza iba a explotar dándole vueltas al asunto. Eso y mi excitación eran casi insoportables, incluso, me llegue a tocar en los baños del instituto varias veces. Necesitaba saber más.

No paraba de entrar en la web, hasta que decidí hacerme un perfil para husmear en el de papa. También estuve mirando que era lo que buscaban esos hombres para escribir en el texto algo atractivo. El viernes por la noche, mi madre y su pareja salieron de cena y me quede sola en casa, era el momento.

Antes de nada, aproveche para hacerme algunas fotos sin cara con la ropa interior de mama, ya que esa no la conocía mi padre, ni tampoco la casa, de la que jamás había cruzado la puerta de entrada. Esa mañana le pedí una camiseta ajustada a una amiga, con la excusa de que iría con mama a cenar y al cine el sábado, y no tenía que ponerme.

Por supuesto, indique que era una novata, muy dulce y cariñosa, y que buscaba un sugardaddy que quisiera complacerme, entre otras cosas. Lo puse en ingles y español. Hice todos los pasos, subí 5 fotos, 2 en abierto vestida, y 3 en privado en ropa interior, todas sin cara. Y mi foto de verificación.

Al cabo de un rato recibí un mail:

“Princesa18” su perfil ha sido verificado, ya puede acceder a su perfil y disfrutar de la web.

Ufffff, nivel de excitación máxima. Vi un buscador de perfiles, y fue lo primero que hice, “sugardaddy47” y allí salió, y si, era el, sí.

Una foto en abierto de cuerpo sin cara, muy elegante con traje, tenía otras fotos privadas, pero no tenía acceso. Había una pequeña banderita que indicaba que era español, su edad, estatura, peso, etc. Todo en ingles claro.

Describía muy brevemente lo que buscaba: “Sugardaddy busca una chica joven, dulce y cariñosa, a la que darle todo mi amor y, … algo más”.

La verdad es que me decepcione un poco, poco más podía ver, aun así, entraba y salía del perfil excitadísima a mas no poder. Hasta que, de repente, se encendió un punto verde de conectado. Del acelerón, salí rápidamente, ¿y si me escribía, o se daba cuenta?.

Decidí esperar un rato antes de volver a entrar, aunque no paso mucho rato y recibí 2 mails de la web.

“Suggardaddy47 le ha escrito un mensaje, puede acceder a la web y verlo”.

“Suggardaddy47 le ha enviado un regalo, puede acceder a la web y verlo”

¿Qué?, papa me había escrito un mensaje y me había hecho un regalo, no me lo podía creer.

Era todo un manojo de nervios, así que decidí no entrar, aquello había llegado muy lejos.

Continuara…