La pequeña Vera y Don Braulio

Una joven muy sensual cae en las garras de un viejo pervertido

La chica,recien duchada,salio del baño envuelta en la gran toalla blanca del hotel.

Justo en ese momento el viejo que había compartido habitación con ella se levantaba,greñudo y sin afeitar y desprendiendo un intenso olor a sudor.

-Quítate eso!-Le ordenó tajante al tiempo que le arrancaba la toalla.

El precioso cuerpo de Vera se muestra en todo su esplendor.Es pequeña y estilizada,de piernas esbeltas,deliciosamente torneadas.Sus tetas,turgentes y firmes,hacen juego con sus nalgas redondas y prietas.La piel de su cuepo es nacarada ,tierna, brillante.Su linda cara de ojos negros,almendrados,de mirada conmovedora enmarca una delicada nariz y una boquita de jugosos labios en forma de corazón.Su pelo,de doncel,corto y rubio.Parece una ninfa efébica recien salida de las aguas a la que bañan los rayos del sol.Su minúscula y delicada figura contrasta con el viejo desnudo:grueso,ventrudo,con la tripa prominente dura como el cuero,vello canoso en el pecho y vientre,muslos anchos y musculosos y manazas de orangután,grandes como sus pies.Su cara es amplia y redonda,con barba de dos días,pelo blanco escaso,el cráneo brillante,gran bigote gris ornando una boca de sátiro lujurioso;las cejas superpobladas e hirsutas realzan la mirada de fuego...

Sin miramientos,sujeta a la chica del pelo,le trinca una tierna teta con su manaza y le come la boca posesivamente.Su polla,gorda y a media asta,se endurece más y más y se empina rebotando en la delicada carne femenina.

La mujer se encuentra ahora a la completa merced del cerdo vicioso.Percibe el intenso olor a sudor del viejo ,,y se  entrega,indefensa, al morreo del hombre,sintiendo el sabor agridulzón de su aliento nocturno ,de las babas densas y pegajosas que bañan la nariz y la  boca femeninas.

-!Guarra¡,te estás poniendo cachonda con mi boca-le dice el viejo engreido con voz ronca ,a la vez que le magrea las tetas y le estruja los pezoncitos erizados y duros.

-Tiene razón,señor-musita la minúscula Vera-Su boca me gusta mucho.

-!Ah,furcia¡-Le espeta el viejo agarrándola del pelo y apartándola de su boca-Pues a partir de ahora te tendrás que ganar mis besos.!Ahora acompáñame a mear!-Y tirándola del pelo la arrastra al baño.

Tras satisfacer su urgencia fisiológica, Don Braulio ,que así se llama el perverso viejo,obliga a la mujercita sometida a arrodillarse ante él allí mismo,en el vater,ordenándole que le mire a los ojos desde su posición humillante.Se sacude en la cara de Vera los últimos goterones de orina y ,después de escupirse en las manos y frotárselas como un labriego que va  a usar la azada,se agarra de forma obscena la polla(que ahora está gruesa y dura como la tranca de un caballo,con las venas hinchadas como rios caudalosos y el glande desbordado,rosado y brillante) y la blande amenazadora ante la cara fascinada de la ninfa.Atrae con su manaza la cabeza de la joven de modo que la cara de Vera queda aplastada por el sexo del viejo pervertido.Su delicada nariz y su jugosa boca tapadas por las pelotas peludas del hombre que inicia un pajote grosero sobre la mujer vencida.

Vera lame y besa con pasión la carne húmeda,boscosa,de su verdugo y acaricia sus muslos y su culo.Así sometida,siente que su sexo es un volcán de lava ardiente a punto de entrar en erupción.

-!Deja de sobarme,putón!-Le increpa el ogro,arreándole un fuerte plastazo en la cabeza que le hace ver las estrellas-!Y abre esa boquita de cerda sin dejar de mirarme a los ojos!.Y de un tirón le endilga la polla hasta la campanilla.

-Ahora,al menos,estarás calladita mientra yo hablo-Dice el viejo con sarcasmo.-Dijiste que buscabas un amo,¿no es verdad?

-!Mmmmmmmmmm...!Asiente la chica,que no puede hacer otra cosa

-!Pues ya lo tienes!.Nos vamos a compenetrar muy bien pues yo quiero una esclava.Pero deberás acatar unas cuantas reglas,si no te mandaré por donde has venido con una buena patada en ese precioso culo de putita que tienes.

-En primer lugar debes saber que toda tú estás para darme placer. Toda tú: Tu cuerpo y tu mente.Tus manos, para empezar,están para acariciarme y servirme en todo lo que me apetezca.Así ahora,te ordeno que acaricies mi culo y mis piernas con delicadeza pensando en lo afortunada que eres al poder disfrutar de mi carne.(Obediente,la mujer acaricia la piel mojada de sudor del viejo mandón).

-Yo,sin embargo-continuó el viejo-puedo usar mis manos para hacer contigo lo que me plazca en cada momento:Pellizcar tu cuerpo,abofetearte cuando te lo merezcas(que será siempre que me lo parezca),estrujar tu delicado cuello de furcia,atarte ,azotarte...

(Continuará)